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  República Bolivariana De Venezuela

Universidad Bicentenaria De Aragua


San Joaquín de Turmero Edo. Aragua

LA ADICCION Y SISTEMA DE CLASIFICACION DE LOS TRANSTORNOS POR


SUSTANCIAS.

Prof: Alumna:

Elda Alfonzo . Aurynnella Ojeda

C.I: 20.774.057

Sección: 4

Marzo, 2020
Introducción

La historia de las adicciones va unida a la historia del hombre. Fumar cigarrillos,


beber alcohol, mascar hojas de coca, esnifar preparados psicoactivos, beber
pócimas, fumar marihuana, utilizar el opio para el dolor, etc., son ejemplos bien
conocidos de algunas de las sustancias que el hombre ha utilizado o sigue
utilizando a lo largo de la historia. Más actualmente, junto a las anteriores, y sus
derivados industriales o químicos, destacan las nuevas adicciones, unas derivadas
de sustancias, como es el caso de la heroína, cocaína, las drogas de diseño, el
LSD, entre las más importantes, y otras adicciones comportamentales, sin
sustancia, como resultado de nuestra sociedad tecnológica, como la adicción a
Internet, al juego de azar, al teléfono móvil, a los teléfonos eróticos, al sexo, a las
compras y a un amplio etcétera de conductas que pueden llegar a ser adictivas).
Por ello, en los últimos años se incluyen distintas conductas bajo la denominación
genérica de adicciones o conductas adictivas. Basadas inicialmente en el
concepto de dependencia (física y psíquica), y evolucionando a partir del mismo,
se aplicaban inicialmente a sustancias psicoactivas que ingeridas por un individuo
tenían la potencialidad de producir dependencia. Con el transcurrir de los años se
observó que también existían conductas, que sin haber sustancia de por medio,
tenían la capacidad de producir dependencia y el resto de las características que
tenían las dependencias a las sustancias psi coactivas.

Una característica central a las conductas adictivas es la pérdida de control. La


persona con una conducta adictiva no tiene control sobre esa conducta, aparte de
que la misma le produce dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y una
incidencia negativa muy importante en su vida, que va a ser en muchos casos la
causa de que acuda en busca de tratamiento o la obliguen a buscarlo.

Gossop (1989) definió como elementos característicos de una adicción: (a) un


fuerte deseo o un sentimiento de compulsión para llevar a cabo la conducta
particular (especialmente cuando la oportunidad de llevar a cabo tal conducta no
está disponible); (b) la capacidad deteriorada para controlar la conducta
(especialmente, en términos de controlar su comienzo, mantenimiento o nivel en el
que ocurre); (e) malestar y estado de ánimo alterado cuando la conducta es
impedida o la deja de hacer; y (d) persistir en la conducta a pesar de la clara
evidencia de que le está produciendo graves consecuencias al individuo. En la
misma línea, Echeburúa (1999) considera como características principales de las
conductas adictivas la pérdida de control, la fuerte dependencia psicológica, la
pérdida de interés por otras actividades gratificantes y la interferencia grave en la
vida cotidiana. Si tuviésemos que hablar de diferencias entre las adicciones del
pasado y las actuales, nosotros consideramos que hay tres diferencias
fundamentales entre unas y otras. Estas son: (a) la disponibilidad y
comercialización (sea de tipo legal o ilegal) a lo largo de todo el planeta de
sustancias o productos que producen adicciones en los individuos, (b) la pérdida
del sentido simbólico y del valor cultural que tenían en el pasado muchas de las
adicciones actuales, que en aquel contexto se consumían controladamente de un
modo normativizado y ritualizado, y (e) el cambio social que facilita el
individualismo, la búsqueda del placer inmediato y la satisfacción de todas las
necesidades que piensa el individuo que le son imprescindibles, facilitando con
ello caer más fácilmente en las adicciones.
LA ADICCION Y SISTEMA DE CLASIFICACION DE LOS TRANSTORNOS POR
SUSTANCIAS.

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Diferentes concepciones de la adicción desde las cuatros escuelas psicológicas:

Psicoanálisis

Partiremos de que la propuesta psicoanalítica en general es que las adicciones no


constituyen una enfermedad, sino un asunto que atañe éticamente al sujeto
tomado en su especificidad. Luego, transitaremos por el aporte de Sigmund Freud
a esta problemática ya que, para él, no se trata en la adicción de la búsqueda de
la felicidad, sino de la evitación del displacer. La función de la droga se entiende
como un “quita penas”. En la obra de Lacan, partiendo de los argumentos de
Freud, encontraremos también la droga como un laberinto sin salida para los
avatares del deseo humano. En contraste, desde otras orientaciones
psicoanalíticas, se intenta captar la esencia común de los múltiples fenómenos de
la toxicomanía a partir de explicaciones de carácter universal. Reconocemos allí
un gesto inductivo, que tiende al modo científico de aproximación de los
fenómenos, y que se distingue netamente de la orientación por lo real.

La propuesta psicoanalítica es que las adicciones no constituyen una enfermedad,


sino un asunto que atañe éticamente al sujeto tomado en su especificidad. Sin
embargo, para su tratamiento es más común que se recurra a terapias cognitivo-
conductuales, terapias biológicas, organizaciones como Alcohólicos Anónimos
(A.A.) o Narcóticos Anónimos (N.A.) o a terapias humanistas centradas en el
cliente. Esto se debe a que el psicoanálisis se distingue del tratamiento médico de
esta problemática, que constituye un intento de “fundamentar el estatus de
enfermedad de la adicción”, El psicoanálisis, desde sus inicios, ha planteado que
hay que centrarse en los conflictos intra-psíquicos que sostienen la adicción más
que en la sustancia misma. Según Ferenczi (1911), “la acción unilateral agitadora
de los partidarios del antialcoholismo intenta ocultar el hecho de que, en la gran
mayoría de los casos, el alcoholismo es una consecuencia de la neurosis, pero no
su causa”.

Desde entonces el fenómeno de la adicción fue un tema de gran interés para


varios autores psicoanalíticos, al introducir el término de “metaerotismo”, propone
que en la adicción hay un ataque a la organización sexual biológica en donde “se
deja de lado a todo aparato sexual periférico y se permite que los estímulos
excitantes operen directamente sobre el órgano central” , produciéndose una
independencia de los modos habituales de gratificación y del funcionamiento
psíquico en general.

El consumo adictivo “queda referido a una estructura psíquica pre-mórbida en


donde el lugar privilegiado que ocupa la sustancia en la economía psíquica se
hace equivalente al del objeto fetiche” .Quizá la idea más crucial en su teoría
sobre la toxicomanía, y la razón por la cual la detención del consumo es
reemplazada por el método psicoanalítico tradicional, es que sería imposible curar
una adicción a menos que se estudien sus causas subyacentes: “la dependencia a
una sustancia es en gran parte psicológica; el psicoanalista exige la suspensión de
todo juicio moral sobre la adicción a la droga” De los planteamientos de Glover se
deriva el que el tratamiento psicoanalítico se centre en los mecanismos
inconscientes de la adicción y no en la sustancia como tal.

Análisis

La diferencia entre entender la adicción desde la conducta o desde la instauración


del llamado a consumir tiene importantes implicaciones en un acercamiento entre
la posición médica y psicoanalítica. Al analizar la adicción desde la conducta, se
realizan observaciones que confirman que la conducta adictiva está determinada
por causas psicológicas; un sujeto responde que sí o que no al llamado,
dependiendo de las circunstancias en las que se encuentra, pero siempre
mantiene su capacidad de decisión; sin embargo, enfatizar este llamado a
consumir también representa dificultades en la observación clínica pues este
llamado no se muestra fácilmente.

La adicción es vista como un proceso intrapsíquico pero principalmente relacional


donde la persona limita sus  modos de relación o procesos de frontera, creando
así pautas repetitivas y estereotipadas que imposibilitan un contacto satisfactorio.
Esto produce un estado de frontera inflexible que lleva a la persona a permanecer 
en estados de confluencia o aislamiento, enajenando  a la persona de sus
necesidades hasta el punto donde la única relación que mantiene la persona con
adicción es con la droga y los compañeros de consumo.

Conductismo

Se analiza el papel del condicionamiento clásico en el campo de las


drogodependencias, fundamentalmente en el caso de la adicción a la morfina y
derivados. En la actualidad, está claro que estos mecanismos de
condicionamiento explican en gran medida el fenómeno de la tolerancia
condicionada que consiste en modular los efectos de una droga por medio de las
señales ambientales que están presentes en el momento de su administración. La
respuesta condicionada que se produce es de signo opuesto a los efectos de la
droga y se denomina respuesta condicionada compensatoria o tolerancia
condicionada. El otro tipo de respuestas condicionadas son similares a los efectos
de la droga, siendo el caso más típico el fenómeno de la «fantasía de la aguja».
También se ha llegado a demostrar que los signos y síntomas del síndrome de
abstinencia se condicionan clásicamente, lo mismo que el deseo. Estos resultados
se analizan en relación con los programas de tratamiento.

Análisis
El objetivo en el campo de las adicciones consistiría en alterar la secuencia
conductual problemática mediante una intervención a un nivel, digamos,
estructural, topográfico o formal. En concreto, mediante el bloqueo de algunos de
los componentes o elementos de la contingencia o mediante el cambio de su
contenido. Ejemplo de lo primero sería el control estimular, en el que el esfuerzo
va dirigido a que el sujeto no entre en contacto con el estímulo discriminativo de la
conducta problemática (que no vaya al bar con sus amigos, que no tenga dinero
encima). Un ejemplo de lo segundo, de alteración del contenido de la conducta,
supondría que piense de otra manera (caso de la reestructuración cognitiva).
Desde el conductismo radical, de acuerdo a su concepción contextual funcional, el
objetivo es alterar las relaciones funcionales de los elementos o componentes
presentes en la contingencia. Los esfuerzos terapéuticos se centran en alterar
funciones psicológicas, en este caso alterar la función discriminativa de los
eventos privados con respecto a operantes con función de evitación. Por tanto, en
lugar de intentar que el sujeto no entre en contacto con el evento privado.

Por ejemplo, que no tenga ganas de consumir, que no se encuentre mal), o tratar
de que el evento privado sea distinto, desde el conductismo radical la intervención
va destinada a alterar la función del evento privado (la función discriminativa del
estímulo y la evitativa de la respuesta, que obviamente están interrelacionadas).
Dicho esquemáticamente, desde el conductismo metodológico el objetivo es
alterar el contenido del evento privado, mientras que desde el conductismo radical
el objetivo es alterar la función del evento privado. En el caso expuesto, el sujeto
se mantiene abstinente en presencia de malestar o de ganas de consumir. Se
entiende que este modelo o paradigma psicológico puede ser útil de cara a lograr
la abstinencia y mejorar la calidad de vida de los clientes con un problema de
adicción.

Cognoscitivismo
El cognoscitivismo es una teoría del conocimiento orientada a la comprensión de
las cosas basándose en la percepción de los objetos y de las relaciones e
interacciones entre ellos. El cognoscitivismo establece que la apreciación de la
realidad es adecuada cuando se pueden establecer relaciones entre las entidades.
El cognoscitivismo es la forma tradicional de enseñanza de las matemáticas y
la lógica. El cognoscitivismo ha demostrado ser insuficiente para la enseñanza de
las humanidades y la historia.

Estrategia terapéutica encaminada a mejorar o restaurar las habilidades


personales en áreas que requieren atención, recuerdo, organización,
razonamiento y comprensión, resolución de problemas, toma de decisiones y
habilidades cognitivas de alto nivel’. En esta medida, el entrenamiento cognitivo
supondría un aspecto estratégico de la rehabilitación cognitiva, que sería el
concepto más global que abarcaría el conjunto de intervenciones: el
entrenamiento tendría como diana las funciones alteradas y la rehabilitación
cognitiva sería el conjunto de acciones encaminadas a favorecer un adecuado
funcionamiento en actividades de la vida diaria.

Análisis

El origen de todos estos términos y estrategias es la clínica neurológica del daño


cerebral traumático. Sin embargo, la rehabilitación cognitiva ha ido mostrando su
utilidad en otros ámbitos clínicos y frente a patologías diferentes, incluyendo
psicopatología, trastornos del aprendizaje, trastornos de conducta o deterioro
cognitivo de etiologías diversas. En la medida en que se han ido elucidando los
sustratos neuropsicológicos de diversos trastornos mentales y de conducta, la
rehabilitación cognitiva se ha mostrado como una técnica de gran interés en
patologías como trastornos esquizofrénicos ,del estado de ánimo ,adictivos y el
deterioro cognitivo leve ,entre otros .No obstante, en los últimos años, la
popularización de estos términos y otros de contenido similar (por ejemplo,
entrenamiento cognitivo, estimulación cognitiva, entrenamiento cerebral) ha
llevado a un cierto caos conceptual y a aceradas críticas hacia la vulgarización del
concepto y la proliferación de actividades sin soporte teórico ni evidencia
empírica .Ello ha llevado a diversos autores a reformular científicamente los
términos en los cuales debe comprenderse la rehabilitación cognitiva desde un
marco científico. En el momento actual, la terapia de rehabilitación cognitiva (TRC)
se define como un programa sistemático y teóricamente sustentado de
entrenamiento en actividades didácticas, experienciales, procedimentales y
psicosociales, desarrolladas para restaurar la adaptación cognitivamente afectada,
incluyendo déficits en participación, autoconciencia y autodeterminación.

Como estrategia terapéutica, la TRC se enmarca en lo que se ha denominado


nueva generación de terapias neurocomportamentales, que tienen como elemento
común la consideración de los sustratos biológicos que subyacen a las diferentes
manifestaciones psicopatológicas. Desde esta perspectiva, el objetivo no es
necesariamente la remisión de los síntomas, sino la modificación de los
mecanismos neuropsicológicos que los producen Dado el carácter multifacético de
los diversos trastornos psicopatológicos, no es probable que la atención a uno o
varios de los mecanismos subyacentes sea suficiente para resolver todos los
problemas, pero sí es probable que la mejoría en el funcionamiento de los
mecanismos biológicos subyacentes potencie los efectos de otras terapias de
eficacia ya probada, como la terapia cognitivo conductual.

Humanismo.

Como toda corriente psicológica, el humanismo no solo tiene una concepción


teórica sobre lo que le rodea, sino que, partiendo de ese marco explicativo, crea
métodos terapéuticos orientados a aliviar a sus clientes. Porque sí, para el
humanismo la persona que acude a un terapeuta no es un paciente, sino un
cliente con el que se relacionará casi de igual a igual. Varias son las terapias
surgidas de la Psicología Humanista, como la terapia centrada en la persona de
Carl Rogers y otras no directamente humanistas, pero sí inspiradas en este
paradigma, como la terapia gestáltica y las que surgen desde la psicología
positiva. En la actualidad, el famoso coaching bebe directamente del humanismo.
Entre los principios esenciales de la terapia humanista clásica están:

Mantener una actitud de comprensión empática hacia el cliente y su experiencia


subjetiva.

Respeto por los valores culturales del cliente y por su libertad de expresión.

Explorar los problemas del cliente de forma auténtica y colaborativa, de manera


que se le ayude a ganar en conciencia sobre sí mismo y en responsabilidad.

Explorar las expectativas y metas del cliente, incluyendo lo que espera obtener del
proceso terapéutico.

Estimular la motivación del cliente

Clarificar el rol de ayuda del terapeuta, sin interferir en la autodeterminación del


cliente.

Negociar un contrato que clarifique hacia dónde quieren ir en la terapia.

El problema de los efectos de las sustancias psicoactivas abusables debe ser


abordado desde diferentes perspectivas, pero considerando sus efectos desde
múltiples ángulos, pues cada droga, cada consumidor y cada contexto social es
distinto. Existen drogas que en las debidas proporciones y en los contextos
adecuados poseen un carácter religioso (como las bebidas alucinógenas de varios
grupos indígenas americanos o la porción de alcohol que los católicos comparten
durante la misa), mismas cuyo descontrol ocasionan desastres y muerte entre los
consumidores y su círculo social. Lo anterior resulta importante desde un punto de
vista cultural. Sin embargo, las moléculas psicoactivas presentes en la naturaleza,
en proporciones y contextos correctos, pueden ser beneficiosas para la salud y
para la sociedad, como lo demuestra la presencia de varias sustancias en rituales
religiosos ancestrales. La actitud más justa y coherente consiste en reducir la
mayor cantidad posible de daño que ocasionan estas drogas en múltiples niveles
humanos; por lo que ciertas políticas públicas buscan disminuir los daños que
ocasionan las drogas adictivas. En Costa Rica, por ejemplo, se implementó la
prohibición del fumado de tabaco en áreas públicas, y se elevó al grado de delito a
la conducción bajo los efectos del alcohol. Estas acciones legales, en conjunto con
las medidas de educación y prevención, pretenden controlar y reducir el daño que
causan dichas sustancias.

La prohibición a nivel global tiene efectos nefastos en múltiples niveles de la


economía y la sociedad.3 Si bien el fin de esta política es reducir el consumo de
drogas, ciertamente esta política puede ocasionar el efecto contrario con
sustancias más económicas y peligrosas, al tiempo que desata nuevos y costosos
problemas como corrupción, violación de derechos humanos a los consumidores,
y gastos de guerra y violencia en países de producción y tránsito .El problema de
la violencia se torna particularmente grave, pues los países centro y sur
americanos son los encargados de la producción y tránsito de las sustancias, por
lo que cargan la mayor tasa de violencia asociada a las drogas.

Análisis

Entre los casos más frecuentes de violaciones de derechos humanos se encuentra


la situación de millones de consumidores que han cometido crímenes vinculados a
su condición. Estos sufren de hacinamiento carcelario, falta de atención sanitaria y
educación, vulnerabilidad ante contagios de enfermedades de transmisión sexual,
entre otros. En fin, se trata de una situación que no solo afecta a los delincuentes
y consumidores, sino también a muchos inocentes puestos bajo sospecha por las
autoridades.
En general, desde una perspectiva humanitaria parece ser que la estrategia de la
prohibición, actualmente aplicada en docenas de países, no funciona como una
estrategia de reducción segura del consumo, y mucho menos como una
alternativa viable económica y socialmente, debido a la violencia, la corrupción y a
otros efectos colaterales que presenta.

Describir la Clasificación según el CIE -10 el DSM IV de los trastornos


asociados al consumo de sustancias

Criterios para el diagnostico de adicción:

Manual de Enfermedades y Estadísticas: DSM-IV


Uno de los estandares más importantes actualmente como referencia para el
diagnóstico de la adicción es el Manual de Enfermedades y Estadísticas de la
Asociación Americana de Psiquiatría. Conocido por sus siglas en inglés DSM-IV
en su cuarta versión, incluye criterios para el diagnóstico tanto de la adicción
química como para otros desórdenes relacionados con el uso de psicotrópicos
tales como: el abuso de sustancias, la intoxicación y el síndrome de abstinencia,
así como de las psicosis inducidas por el uso de drogas.

En la actual edición del DSM-IV se establecen siete (7) criterios para el


diagnóstico de la dependencia química, de esta manera.

Dependencia de sustancias
Un patrón maladaptativo de uso de sustancias que conlleva un deterioro o
malestar clínicamente significativo, expresado por tres (3) ó más de los items
siguientes; en algún momento de un período continúo de doce (12) meses.
(1) Tolerancia, definida por (a) una necesidad de cantidades marcadamente
crecientes de la sustancia para conseguir la intoxicación, o el efecto deseado o,
(b) el efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye claramente con su
consumo continuado.
(2) Abstinencia, definida como cualquiera de los siguientes items (a) el síndrome
de abstinencia característico para la sustancia o (b) se toma la misma sustancia (o
un muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.
(3) la sustancia se consume en cantidades mayores o durante un período más
prolongado de lo que originalmente se pretendía.
(4) existe un deseo persistente o se realizan esfuerzos infructuosos por controlar o
interrumpir el consumo de la sustancia.
(5) se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la
sustancia (p.ej., visitar a varios médicos o desplazarse largas distancias), en el
consumo de la sustancia (p.ej., fumar un cigarrillo tras otro) o en la recuperación
de sus efectos.
(6) reducción o abandono de importantes actividades sociales, laborales o
recreativas debido al consumo de la sustancia.
(7) se continúa consumiendo la sustancia a pesar de tener conciencia de
problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes que parecen
causados o exacerbados por el uso de la sustancia (p.ej., consumo de cocaína a
pesar de saber que provoca depresión rebote)

El DSM-IV propone aplicar estos criterios a cada una de las sustancias


sospechosas, de modo que cada dependencia específica se codifica con un
número distinto;

Dependencia de alcohol (F10.2x)

Dependencia de alucinógenos (F16.2x)

Dependencia de anfetamina (F15.2x)

Dependencia de cannabis (F12.2x)

Dependencia de cocaína (F14.2x)

Dependencia de fenciclidina (F19.2x)

Dependencia de inhalantes (F18.2x)


Dependencia de nicotina (F17.2x)

Dependencia de opiáceos (F11.2x)

Dependencia de sedantes, hipnóticos o ansióliticos (F13.2x)

Dependencia de otras sustancias o desconocidas (F19.2x)

Abuso de Sustancias
Un patrón mala adaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o
malestar clínicamente significativo, expresado por uno (ó más) de los items
siguientes durante un período de 12 meses:
(1) consumo recurrente de sustancias, que da lugar a incumplimiento de
obligaciones en el trabajo, escuela o casa.
(2) consumo recurrente de la sustancia en situaciones en las que el hacerlo es
físicamente peligroso.
(3) problemas legales repetidos relacionados con la sustancia.
(4) consumo continuado de la sustancia a pesar de tener problemas sociales
continuos o recurrentes, o problemas interpersonales causados o exacerbados por
los efectos de la sustancia.
(5) los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la dependencia de
sustancias de esta clase de sustancias.

Al igual que con la dependencia se propone usar los criterios para evaluar cada
sustancia que produce abuso. De este modo puede resultar en varios diagnósticos
de abuso de sustancias.

Abuso de alcohol (F10.1)

Abuso de alucinógenos (F16.1)

Abuso de anfetamina (F15.1)

Abuso de cannabis (F12.1)

Abuso de cocaína (F14.1)


Abuso de fenciclidina (F19.1)

Abuso de inhalantes (F18.1)

Abuso de opiáceos (F11.1)

Abuso de sedantes, hipnóticos o ansióliticos (F13.1)

Abuso de otras sustancias o desconocidas (F19.1)

Intoxicación por Sustancias


A. Presencia de un síndrome reversible específico de una sustancia debido a su
ingesta reciente o a su exposición.
B. Cambios psicológicos o de comportamiento maladaptativos clínicamente
significativos debidos al efecto de la sustancia sobre el sistema nervioso central.
Se propone utilizar estos criterios para evaluar cada sustancia involucrada en la
intoxicación, de modo que cada sustancia que produce intoxicación tiene su propio
código.

Intoxicación por alcohol (F10.00)

Intoxicación por alucinógenos (F16.00)

Intoxicación por anfetamina o extasis (F15.00)

Intoxicación por cafeína (F15.00)

Intoxicación por cannabis (F12.00)

Intoxicación por cocaína (F14.00)

Intoxicación por fenciclidina (F19.00)

Intoxicación por inhalantes (F18.00)

Intoxicación por opiáceos (F11.00)

Intoxicación por sedantes, hipnóticos o ansióliticos (F13.00)

Intoxicación por otras sustancias o desconocidas (F19.00)


Síndrome de Abstinencia de Sustancias
A. Presencia de un síndrome específico de una sustancia debido al cese o la
reducción de su consumo que previamente había sido prolongado o en grandes
cantidades.
B. El síndrome específico de la sustancia causa un malestar clínicamente
significativo o un deterioro de la actividad laboral y social o en otras áreas
importantes de la actividad del individuo.

Síndrome de abstinencia del alcohol (F10.3)

Síndrome de abstinencia de anfetamina o extasis (F15.3)

Síndrome de abstinencia de cocaína (F14.3)

Síndrome de abstinencia de nicotina (F17.3)

Síndrome de abstinencia de opiáceos (F11.3)

Síndrome de abstinencia de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos (F13.3)

Síndrome de abstinencia de otras sustancias o desconocidas (F19.3)

Psicosis Inducida por el Uso de Sustancias


A. Presencia de un síndrome específico de una sustancia debido al cese o la
reducción de su consumo que previamente había sido prolongado o en grandes
cantidades.
B. El síndrome específico de la sustancia causa un malestar clínicamente
significativo o un deterioro de la actividad laboral y social o en otras áreas
importantes de la actividad del individuo.
El tipo de psicosis inducidas por sustancias van desde la paraonia toxica de la
cocaína, la demencia producida por inhalantes, el trasntorno amnésico causado
por el alcohol. Es importante reconocer estas situaciones como secundarias al uso
para no hacer un diagnóstico primario que es falso.

Limitaciones del Sistema de Clasificación Actual


A pesar de establecer un sistema de referencia para el diagnóstico que trae
muchos beneficios tanto en la objetivización del diagnóstico, así como el
intercambio de información de manera sistematizada; aún este sistema de
codificación no entiende la adicción en su real expresión, como un desorden que
abarca, no solo el uso de sustancias, sino además una gama de conductas
compulsivas tales como la adicción al sexo y a la comida, etc.
De todos modos el DSM-IV reconoce la adicción al juego de azar, catalogándolo
como juego patológico, que en nuestra opinión es otra forma de llamarle a esta
adicción.
Nosotros utilizamos una versión modificada y adaptada de los criterios del DSM-IV
que abarca todo el espectro de conductas adictivas y hemos encontrado una
utilidad clínica extraordinaria en este paradigma.
Conclusión

La sociedad actual produce subjetividades de consumo excesivo y de búsqueda


de placer inmediato. La droga puede cumplir la función de aplacar las vivencias de
vacío, desamparo, angustia y soledad y en ocasiones revivir el placer vivido en la
primera etapa de la vida. Esta “sedación” es momentánea, ya que se reinicia
nuevamente el malestar psíquico, secuencia que incide a que el sujeto desarrolle
una adicción. El sujeto adicto, puede presentar dificultad para manejar los
aspectos frustrantes, por lo que no siempre el principio de realidad se logra
imponer. Es decir, no logra manejar el displacer ni las frustraciones, es así, que
por medio de la adicción le permite rápidamente acceder al placer, iniciando un
circuito necesidad-placer-malestar.

Desde el psicoanálisis se considera fundamental los vínculos primarios y el


ambiente donde creció el niño/a, aspectos que condicionan a que se estructure un
psiquismo equilibrado o patológico. En esta primera etapa de vida, el bebé
depende de un “otro” auxiliador, que generalmente es la madre, para poder
satisfacer sus necesidades que en un principio son biológicas. La función materna
es fundamental para el infante estructure su psiquismo, como también los
espacios que se desarrollan entre el mundo interno y el mundo externo. Se
destacan las fallas en los vínculos primarios, los cuales son producidos por
excesos, carencias, encuentros y desencuentro, en la diada madre-hijo.

Las fallas por excesos, se producen cuando la madre y/o cuidador le brinda al
infante excesivos cuidados, superior al que necesita. En este sentido, se puede
pensar en una fijación en esta etapa, intentando por medio de la droga revivir las
situaciones de placer que recibía en ese momento. Las fallas por carencias,
ocurren cuando la persona que cumple la función materna desatiende al bebé,
gestando en él vivencias de vacío e inseguridad, en este punto la droga podría
actuar como calmante al dolor psíquico.

En este punto, se debe destacar la posibilidad de que el bebé desarrolle una


relación patológica con el objeto de la primera infancia, estableciendo un vínculo
prolongado y exclusivo con el objeto. Esta falla provoca, que el niño/a no pueda
elaborar la ausencia de la madre y/o cuidador sino negarla, afectando la
capacidad de simbolizar. En este sentido, la persona tenderá a buscar objetos
concretos, que le permitan aliviar el malestar psíquico, generando en ocasiones un
vínculo de dependencia con la sustancia. A partir de lo desarrollado, se puede
entender que la función de la droga es cubrir las dolencias psíquicas del sujeto
provocadas por las fallas en el proceso de desarrollo psíquico del niño/a.

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