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Los ciclos biológicos memorizados

“Todo lo que no remonta a la consciencia, vuelve en forma de destino” “Aquello


que el yo no consigue incorporar se vuelve patógeno” Carl Gustav Jung

Entendemos la vida como un sistema de ciclos, dado que todo lo que se desarrolla en ella es cíclico: la
naturaleza con sus estaciones; el ciclo menstrual; las noches y los días; los solsticios y equinoccios; la luna
y las mareas; los ciclos de guerra y paz; las fases de la enfermedad; la regeneración celular; el vuelo de los
electrones; los ciclos circadianos, etc.
En este sentido, podemos decir que un ciclo es algo que se repite una y otra vez en el tiempo; y que forma
parte del universo y del Ser Humano.
A medida que penetramos en el camino de la conciencia, reconocemos que el organismo del ser humano
conserva la memoria de los acontecimientos vividos tanto en su vida como en la de sus ancestros. Esta
memoria surge según periodos, es decir, cuando tienen lugar determinados ciclos tales como la memoria
de un duelo, la de un accidente, etc. Este ciclo es espacio-temporal. Podemos afirmar que un recuerdo se
activa anualmente en determinadas circunstancias como puede ser el día del aniversario de alguien o
cada vez que llega la primavera.
Este proceso nos permite vivir con una mirada más amplia y de mayor integración.
El cerebro se acuerda de hacer una relectura inconsciente del acontecimiento traumatizante del pasado
para que, en esta ocasión, le demos otra salida y, a ser posible, que sea satisfactoria. Si lo es, entonces
dejará de repetirse.
Cabe señalar que una solución satisfactoria es aquella en la que hay consciencia, aprendizaje y
comprensión; y en donde todas las partes del conflicto salen beneficiadas. Es decir, aquella que se
resuelve con una mirada amplia y que lo abarca todo.
Por tanto, podemos decir que el sentido biológico de esta relectura es proporcionar una nueva
oportunidad para aportar una solución diferente y coherente, donde antes no se pudo. Cabe señalar que
el sentido biológico es siempre sobrevivir y para ello el ser vivo debe, ante todo, adaptarse. Por lo tanto,
hemos de cambiar continuamente, aportando nuevas soluciones a lo vivido por nosotros y por nuestro
clan; este es el camino de permanecer.

Ciclos Horizontales Memorizados


Cuando nos encontramos ante un hecho que no ha sido resuelto, que no se vive con aceptación total, se
origina un ciclo. Podemos decir, que este acontecimiento será revivido en el doble de la edad del primer
estrés, es decir, un conflicto no resuelto que tiene lugar a los 5 años de edad, se reproducirá a los 10
años, a los 20, a los 40, a los 80, si sigue sin resolverse. Es como un reloj biológico interno que recuerda
todo lo que hemos vivido. De ahí que, sin necesidad de que pensemos en ello conscientemente,
nos traiga de nuevo lo vivido, ese tipo de conflicto, para que podamos arreglarlo.
Estos son unos tipos de ciclos, aunque hay muchos otros. Los ciclos horizontales son fáciles de calcular.
Únicamente hay que poner la edad en la que aparece el síntoma y dividir entre dos todas las veces que
sea necesario hasta encontrar el conflicto programante.
“Dios geometriza” “La naturaleza está hecha de números”. Pitágoras

A continuación, vamos a ver algunos ejemplos de cómo encontrar el conflicto programante:


-Una persona que se separa traumáticamente a los 56 años. Si miramos lo qué le ocurrió a los 28; a los 14;
a los 7; a los 3 y medio; llegaremos al primer conflicto o primeros conflictos. Lo más probable es que
encontraremos una separación traumática bajo otro escenario: la muerte de un papá, mamá, hermano,
amigo... Podríamos decir que tiene la misma “tonalidad emocional” que esta separación de los 56.
-Y a la inversa, un conflicto no resuelto a los 16, tenderá a reproducirse a los 32 y a los 64 años.
Por lo tanto, es muy útil en nuestra indagación y autoconocimiento analizar estos ciclos. Por ejemplo,
vemos a alguien con una grave patología ante un hecho menor y de poco peso (un conflicto
desencadenante pequeño), podremos deducir que hay una reactivación de un antiguo conflicto
importante, no resuelto y escondido.
Todo lo que ocurre en el presente tiene relación con el pasado, con lo ya vivido. Indagar los ciclos nos
permite comprender mejor el inconsciente. Nuestra observación permite encontrar eventos objetivos,
comprobables, que ocurrieron en fechas concretas.
Estableceremos un orden cronológico y a partir de ahí una relación lógica que nos hablará de aquello que
está programado de manera inconsciente, que está grabado en la memoria del cuerpo y en la
programación de las células.
Las circunstancias en las que nos encontramos son el resultado de lo que previamente
hemos pensado. Buda

Poner luz en los hechos traumáticos, tomar conciencia de su hilo conductor y poder ordenarlos en ciclos,
nos va a permitir alcanzar una comprensión mayor de lo que estamos viviendo en el presente:
enfermedades, resistencias, miedos, parejas tóxicas...
Nos permite vislumbrar que la respuesta que se dio en una situación concreta del pasado o que ofreció un
ancestro de forma automática, posiblemente en estos momentos se haya quedado obsoleta. Por ejemplo,
desde la antigüedad mucha gente cuando veía una rata se subía a la mesa y temía la muerte, porque las
ratas transmitían peste y enfermedad. Hoy en día, ante una mascota hámster sacada de una jaula, la
solución “subirse a la mesa y gritar como loco” ya no es útil porque el animal está vacunado, pero el
inconsciente biológico seguirá repitiendo esa solución biológica en muchas personas. Hasta que
aceptemos una nueva solución acorde a las circunstancias actuales.
Si somos conscientes y nos estudiamos con atención podemos darnos cuenta de nuestros patrones. Por
ello, ante situaciones repetitivas con trabajos, jefes, estilos de pareja, cambios de humor, etc. podremos
llegar a entender la finalidad de esa repetición y desprogramarnos. Es un proceso transformador:
siempre que re-aprendamos la información que hay, comprendamos la emoción y tomemos una solución
creativa distinta.

Síndrome del Aniversario


Anne Ancelin-Schützenberger, psicóloga experta en psicogenealogía y cáncer, introdujo este concepto,
relata así su descubrimiento:
“En los años setenta, iba a analizar a domicilio a una joven sueca de treinta y cinco años que estaba
desahuciada por el cáncer, acababan de amputarle una parte del pie. Pedí a esta mujer que dejara libre su
mente y me contara todo lo que pasaba por su cabeza. Como ya sabe, este ejercicio habría podido
desarrollarse durante diez años. Había el retrato de una mujer joven en la pared del salón. Mi paciente
me dijo que se trataba de su madre, muerta de cáncer a la edad de treinta y cinco años. Y bueno, no sé
porqué, ese día, esta doble coincidencia de edad y enfermedad me dejó estupefacta. De pronto, tuve la
impresión de que esta mujer se había programado para caer enferma a la misma edad en que su madre
había muerto de cáncer”.
Anne indagó miles de casos:
“Pedía a la gente que me relatara acontecimientos relevantes: tuberculosis del abuelo, matrimonio de la
madre, accidente de coche del padre, etc. Que me dijeran la edad y la fecha en las que se habían
producido tales sucesos. Los árboles genealógicos me revelaron repeticiones asombrosas:
una familia en la que las mujeres leucémicas morían durante tres generaciones en el mes de mayo; una
sucesión de cinco generaciones en la que las mujeres se volvían bulímicas a la edad de trece años; una
genealogía en la que los hombres eran víctimas de un accidente de coche el día de la primera vuelta a
clase de su primer hijo...”.
Este trabajo reveló que repetir los mismos hechos, fechas o edades que han conformado los sucesos
familiares de nuestros ancestros es para el ser humano una manera de honrarlos y de serles leales. Esta
misma lealtad, por ejemplo, empuja a un estudiante a suspender un examen, con el deseo inconsciente
de no estar por encima de su padre socialmente o a seguir siendo fabricante de instrumentos de música
como su padre.
Aunque parezca inverosímil, en ocasiones esta lealtad sobrepasa los límites de lo factible: ¿Conoces la
historia de la muerte del actor Brandon Lee? Le mataron durante un rodaje porque alguien había dejado
olvidada una bala en un revólver que debía estar cargado con balas de fogueo. Ahora bien, justo veinte
años antes de ese accidente, su padre (el famoso Bruce Lee) había muerto en pleno rodaje de una
hemorragia cerebral, durante una escena en la que debía interpretar el papel de un personaje muerto
accidentalmente por un revólver que debería haber estado cargado con balas de fogueo.

Rangos de Hermandad
Podemos observar que las relaciones con nuestros hermanos varían, descubramos algunos patrones
inconscientes. Con unos quizá tengamos mayor afinidad que con otros. Marc Fréchet, quien también
investigó el proyecto sentido, también se interesó por la numerología de la biología, indagó sobre este
campo de resonancias familiares.
Hizo experimentos con un grupo de cerdos de una granja a las afueras de París. Pidió al granjero que
marcara con un distintivo al quinto cerdito de cama camada.
Los cerdos seguían reproduciéndose y aquellos que estaban marcados, es decir que habían sido los
quintos de sus camadas, tenían a su vez hijos y, curiosamente, los quintos tenían privilegios: mamaban
primero, eran más fuertes y estaban más protegidos. Repitió el experimento decenas de veces y siempre
obtuvo el mismo resultado. La biología “recuerda” la posición del nacimiento y los números, ¿qué otras
cosas estarán memorizadas en nuestras células?
Descubrió que los miembros de una familia que comparten rangos de hermandad están en resonancia. El
cuadro de los Rangos de Hermandad que trazó fue el siguiente:

123
456
789
10 11 12
Con el fin de saber con qué miembros de la familia coincidimos en rangos de hermandad, nuestra mirada
se dirigirá en la posición en la que hemos nacido. No olvidemos tener en cuenta abortos, es decir que
cuentan todos los hijos vivos y muertos.
Los de la primera columna 1, 4, 7,10 tendrán mayor afinidad y así ocurre con los de la segunda y la tercera
columna.
Esta mirada es amplia e integradora, y abarca tanto las relaciones horizontales (hermanos, primos) como
las relaciones verticales (padres, abuelos, bisabuelos...).

Preguntas de Reflexión:
1.- Te invitamos a que compartas tu sentir sobre los ciclos ¿Consideras que son leyes o tendencias?
2.- Traza tus ciclos horizontales y averigua tus conflictos programantes de alguna enfermedad.
3.- Te sugerimos a modo de práctica, que realices los ciclos horizontales de algún amigo o familiar, con
una enfermedad y también con un acontecimiento positivo.
4.- ¿Has percibido el síndrome del aniversario en tu vida o en la vida de alguna persona?
5.- ¿Con qué personas de tu familia compartes el mismo rango de hermandad?

Las nueve etapas del duelo


El duelo es un proceso de elaboración normal, que debe suceder, frente una perdida y que tiende a la
adaptación y armonización de la situación interna y externa de las personas, frente a la nueva realidad.
La palabra duelo significa dolor y por tanto, el proceso de duelo por separación, en este caso, será un
proceso de pasar por el dolor ante la separación de la pareja, también puede ser por pérdida o
simplemente por situaciones muy dolorosas que te ocurren y tienes que asimilar, ordenar, y
experimentar. Los sentimientos, que aunque quieras evitar, son los que te van a conducir a aceptar el
hecho que ha pasado.
No sé si te has dado cuenta, vives en una sociedad que te transmite que debes estar siempre bien, alegre
y feliz. Que el dolor y el sufrimiento son malos, lo cierto es que tus emociones negativas no son malas
como a priori te puedan parecer, están ahí para ayudarte a algo, y si luchas contra ellas y las niegas, al
final el resultado es que no terminan de desaparecer.
Es cierto que hay sufrimientos inútiles. Vives continuamente interpretando lo que te pasa y según esas
interpretaciones así te sientes. Si interpretas hechos neutros como ataques, sentirás la misma ira que si
realmente te estuvieran atacando, si interpretas fallos o errores sin mucha importancia como pruebas de
tu poca valía, realmente sentirás un malestar acorde con estas ideas.
Este tipo de sufrimiento es inútil, porque de alguna forma lo provocas tú con tu forma de interpretar las
cosas. Sin que realmente la situación sea tan negativa o siendo objetivamente negativa a veces sufres más
de lo que te corresponde porque lo magnificas.
Así que en este caso permítete sentir el dolor, la ira y la tristeza para así poder pasar tu proceso de duelo
por separación.
Como dice fonegra 2001, el duelo es un proceso de ajuste emocional después de una perdida, durante el
cual diversas emociones luchan entre sí. Según el DSM- IV- TR el duelo es una reacción a la muerte de una
persona querida.
Señala síntomas característicos de un episodio depresión mayor como la tristeza, insomnio , pérdida del
apetito y estado de ánimo depresivo . Esta definición evidencia la perspectiva de la muerte ya que
normalmente el duelo patológico está asociado a la pérdida de un ser querido pero es aplicable también
a otro tipo de perdidas como la que estamos viendo aquí por separación o por divorcio.
Los síntomas asociados pueden ser replicables a la vivencia del duelo por separación o divorcio, pero en
este caso estaríamos hablando de un duelo complicado que habría que tratar a través de terapia.
Vivencia individual del duelo
Cada pareja es un mundo, con circunstancias diferentes e individuales, con cargas afectivas y materiales
también diferentes, además de tener hijos o no.
Todo esto hace que en la ruptura de pareja el proceso sea personal y diferenciado.
Hay que tener en cuenta:
Quién finaliza la relación (no es igual dejar que se dejado o dejada)
El motivo de ruptura no es lo mismo que sea porque no te llevas bien o porque hay otra persona y
descubres una infidelidad.
También influye la forma en que se acaba la relación, si se habla o no hay oportunidad de explicación, si
es por una pelea o es consensuado.
Qué impacto tiene en tus circunstancias vitales: tener hijos o no, cómo te quedas económicamente, si tu
red de apoyo y amistades eran individuales o compartidas o de la otra parte …
Características de la propia relación mantenida: años de convivencia, tipo de convivencia, que te aportaba
esa relación…
Características personales: no es lo mismo la ruptura a los 20 años que a los 50 años, si tienes una vida
laboral y de ocio o no, si es la primera ruptura que la cuarta…
Y también afecta qué te va a pasar a partir de la ruptura, cómo se comporta la ex-pareja, no es lo mismo
que no pare de llamar a que se mude a otra ciudad, que si te da problemas con los hijos y no hay buena
comunicación , que te controla y te vigila y te hace la vida imposible…
Qué impacto familiar y social tiene: no es igual verte apoyado/ apoyada por familia y amigos a que si te
critican y reprochan continuamente. Incluso en el caso de los hijos.
Proceso o Trabajo de duelo: 9 FASES
Los autores siguen sin ponerse de acuerdo en el número de fases, también las pueden llamar etapas e
incluso tareas, como he dicho depende de quien las defina.
Incredulidad o negación
Es la primera fase a la que te enfrentas.
Cuando eres tú la parte que rompe la relación esta fase parece inexistente, y digo parece, porque puede
que haya aparecido esta negación durante alguna etapa de la relación donde empiezas a barajar la
posibilidad de separarte.
Está claro que se observa de forma evidente si eres abandonado o abandonada sea por el motivo que sea.
Es una fase que se corresponde con el shock inicial de la noticia y con el mecanismo de defensa de no
querer enfrentarte a esa realidad. No hay duración establecida para esta fase, lo habitual es pasarla los
primeros días o semanas desde que recibes la noticia.
Si tu ex-pareja tarda en abandonar el hogar o si las circunstancias de la ruptura han sido confusas; como
por ejemplo: una pelea muy fuerte donde no crees que se vaya a cumplir la amenaza, una ruptura muy
brusca sin una etapa previa de conflicto o malestar o si las explicaciones no son muy claras.
Insensibilidad
Cuando dejas de negarte a el hecho en sí de la ruptura o empiezas a creértelo, entras en una fase muy
curiosa dónde dices no sentir nada. Si esta es la etapa por la que estás pasando ahora. Hablas del tema
igual que si te comentan una noticia de la televisión, sin ningún tipo de emoción, como una mera
descripción de hechos pasados, presente y puede que hasta futuros.
Quizás eres consciente de lo raro de la situación.
Puedes relacionarlo con el hecho de creer que en realidad no estabas tan enamorada o enamorado como
pensabas en un principio. Que has aceptado muy rápido la ruptura y has pasado página.
Puedes notar que eres incapaz de conectar con tus emociones y no solo con las negativas sino también
con las positivas es como si viviera bloqueada o bloqueado emocionalmente.
Te extraña que no llores ni te enfades demasiado pero también que no te alegres ni seas capaz de
emocionarte como lo hacías antes.
Aquí existe un bloqueo y necesitas sentir que puedes avanzar en tu duelo.
Tristeza
A esta fase es fácil llegar, cuando te crees lo que está pasando y superas el bloqueo inicial, empieza la
tristeza y el dolor. Si hay una emoción que corresponda más que otra cualquiera al duelo, esta es sin
duda, la tristeza.
Es la emoción que corresponde a cualquier tipo de pérdida, es sana y necesitas pasarla. Si hay una
emoción que corresponda más que otra al duelo, esta es sin duda, la tristeza. Es la emoción que
corresponde a cualquier tipo de pérdida, es sana y necesitas pasarla. Aparece de forma natural siempre
que pierdes algo, desde el niño que pierde su juguete al que quiere mucho hasta la persona que pierde
su empleo, o cuando un buen amigo o amiga se distancia por algún motivo.
Actualmente es muy difícil tener la capacidad para emitir esta respuesta y ser considerada como buena y
necesaria , normalmente se promueve la felicidad y la alegría.
También lo puedes ver como un signo de debilidad y quieres estar fuerte por ti y por tus hijos, ya que
intentas normalizar la situación para no afectarlos.
Al final no te permites ni les permites tener pequeños momento para estar triste y llorar.
Puede pasar que en momentos puntuales exploten descontrolados e inoportunos.
Otras veces la tristeza la puedes esconder, porque tu ex pareja no se lo merece.
En otras ocasiones puedes asociarlo a la depresión y cada vez que te notas la más leve tristeza pones en
marcha una serie de mecanismos de distracción y auto-mensajes positivos o auto-regaños para cortarla
lo más rápido posible.
Aquí tienes que aprender a manejar esta emoción para poder seguir con tu vida y tus actividades.
Miedo angustia y culpa
En muchas ocasiones después de varias semanas de tristeza pueden aparecer en ti nuevas emociones que
se van intercalando con esa tristeza.
Las fases, como he dicho antes, no necesariamente tienen que seguir un orden ni pasar por todas ellas.
Puede que estas emociones aparezcan antes que la tristeza o no aparezca, sino que directamente pase de
estar triste hasta comida con rabia o con rencor directamente.
El miedo
Aparece con bastante frecuencia, suele ser miedo a lo desconocido.
Puedes tener miedo a lo que te depara el futuro. A enfrentarte a nuevas tareas , que llevaba antes la otra
persona y que al tener que hacerlas en tu nueva situación, no vas a saber si eres capaz de llevarlas a
cabo. Miedo a llevar sola tus hijos y a ser capaces de enfrentarte a todo lo que requiere esa
responsabilidad y educación. Quizás miedo a todo y a nada en concreto, sólo al futuro que puedes sentir
peor que lo ya conocido.
La angustia
Se mueve a veces como en forma de ansiedad y suele aparecer normalmente en los trámites de la
separación.
-Ante el juicio.
-Ante los trámites y las decisiones de las pertenencias que se queda cada uno o una.
-Las decisiones de custodia y pagos por los hijos .
Todo esto te puede crear gran ansiedad, sobre todo si no has quedado en buenos términos y la capacidad
de resolución de problemas está mermada.
También puede pasar que tras la ruptura tengas información de tu ex pareja y te pueda crear
desasosiego.
La información que te va llegando sea o no relevante; por ejemplo: el saber que está saliendo con otra
persona o que le han visto en algún sitio con alguien o simplemente que sigue su rutina y aficiones y tú
estás en casa con la sensación de parálisis y pérdida vital.
Me temo que de todas estas informaciones la que más impacto emocional puede tener en ti es conocer
una infidelidad pasada una que ocurrió durante la relación. Que el motivo de la ruptura fuera otra
persona con o sin infidelidad.
La culpa
Aunque parezca lógica en el caso de que tú hayas dejado la relación por el motivo que sea y sobre todo si
no ha sido de mutuo acuerdo.
Lo cierto, es que también puede aparecer si eres abandonado o abandonada. Puedes identificarte en ese
sentido. Aquí es donde te pueden aparecer los temidos y autodestructivos ” y si hubiera…” , “y si en vez
de…”que además de negativo son poco prácticos y lo peor de todo es que pueden llegar a ser
interminables. Tienes clarísimo que tu ex es el malo o la mala de la historia y te ves como una auténtica
víctima de todo lo ocurrido sin apreciar realmente la responsabilidad que has tenido en la relación y en la
ruptura.
La ira
Puedes identificarla en forma de enfado o rencor.
Estás sumergida/o en la fase del porqué continuo, de las conclusiones, incluso es una fase donde pueden
aparecer la necesidad de venganza o castigo. Aquí es donde tomas conciencia de lo que te ha pasado, de
la pérdida y vives la ruptura como un ataque personal o una injusticia.
En esta etapa es donde verbalizas todo el esfuerzo y sacrificio que has hecho por tu ex -pareja. y ahora
ves inútiles y con la sensación de haber perdido un tiempo valioso.
Así te puedes sentir sobre todo si eres el abandonado o abandonada.
Como en todas las fases no es negativa, después de haber estado triste y angustiado o angustiada durante
un tiempo, esta emoción parece que proporciona una fuerza y ánimos que llevabas dormidos y que en su
justa medida te conducirán a la siguiente fase y por tanto a que continúe el proceso y finalice.
Aunque es una fase muy funcional también es una de las más peligrosas porque es muy fácil quedarse
atrapado/ atrapada en ella.
Seguro que has visto a personas que mucho tiempo después de su ruptura o separación, incluso años
hablan de sus parejas con el mismo odio y rencor que se hubiera pasado una semana.
El descontrol
Este tapa suele venir frecuentemente después de la ira o a la vez que está. Puede surgir una energía
renovada, con ganas de enfrentarte al mundo, salir, arreglarte de nuevo, cuidarte más físicamente e
incluso es frecuente que tengas que tengas ganas de cambiarte el look: como el pelo, ropa maquillaje.
Reflejan al fin al cabo necesidad de cambio. Está tapa es bonita cuando llega aunque siguen
intercalándose la emociones positivas con las negativas. En esta etapa puede sentir que vives una
segunda juventud porque hay muchas ganas de hacer actividades, tener planes, salir de copas…
Teniendo hijos también, puede parecer que no, lo que pasa que es más complicado sobre todo para la
persona en la que ha recaído la custodia de los hijos.
También es difícil el poder llevarlo a cabo cuando recibes críticas o reproches de tu entorno familiar que
no entiende ese cambio y suele pensar que va a ser permanente y no temporal.
Ten en cuenta que normalmente es temporal ya sea un corto largo periodo de tiempo, dependerá de tus
características personales, tus circunstancias y lo que quieras conseguir de esta fase.
En la mayoría de los casos tu autoestima se ha visto dañada tras la separación, especialmente si has sido
la abandonada o el abandonado o ha habido terceras personas implicadas en la ruptura.
Sientes la necesidad de volver a verte bien y de volver a quererte como lo has hecho en un tiempo atrás.
A esta etapa la puedes llamar baño de autoestima.
Pueden aparecer relaciones pero de manera transitoria porque tienes que tener en cuenta que esto sigue
siendo una etapa más de tu proceso de duelo por separación.
Nostalgia
Esta fase la puedes vivir como una vuelta a la tristeza, aunque no suele darte con tanta intensidad.
La emoción que predomina en la nostalgia, no necesariamente echando de menos a tu anterior pareja
sino las vivencias que compartiste con ella, el tener alguien al lado, él no encontrarte solo o sola, el ver
que tú paseas con tu hijo con tu hija por el parque y no tienes nadie al lado.
Tienes que llevar a tu hijo al médico y antes casi siempre ibas en compañía de tu pareja y ahora lo tienes
que hacer solo o sola, en definitiva echas de menos los buenos tiempos ,la ayuda y la compañía de vivir
con otra persona. Sientes que tu compañera actual es la soledad. Un trago amargo, lo sé.
Esta es una buena tapa para hacer una revisión de lo ocurrido en tu vida. Ver tu separación desde otra
perspectiva.
Aquí no sueles tener en cuenta tan solo lo negativo o lo positivo, sino que eres capaz de hacer un balance
y verlo con la calma del paso del tiempo y la madurez del aprendizaje.
Puedes notar que tienes más necesidad de estar en soledad menos ganas de quedar con amigos que
antes y probablemente busques más excusas para quedarte en casa incluso los fines de semana.
Hay que tener en cuenta que la nostalgia es una es una emoción de la familia de la tristeza que reclama
aislamiento e introspección.
En esta etapa te perdonas y perdonas y es aquí también donde te pueden empezar las dudas y miedos
sobre el futuro, especialmente sobre futuras relaciones.
Es una buena etapa para hacer una revisión del papel que has tenido en otras relaciones y que necesitas
cambiar para tu futuro aprendiendo de los errores del pasado.
En definitiva esta fase se vive de manera más relajada.
Serenidad
En la tapa de serenidad concluye el duelo. Aquí y ahora necesitas estar bien.
Es en este momento donde tú sientes que estás cansada o cansado de pasarlo mal y quiere pasar página,
seguir con tu vida. Es donde comienzas a retomar los contactos sociales y todas tus rutinas.
Eres capaz de exponerte a situaciones y lugares que has estado evitando.
Sales o quedas si de verdad te apetece y te viene bien pero si no, puedes quedarte en casa
tranquilamente. No te extrañe que aparezcan pequeños momentos de tristeza o nostalgia pero sin duda
sabrás desecharlos con auto- mensajes de ánimo.
Aceptación
No es una etapa en sí, es cuando sabes conscientemente que el proceso ha concluido.
Eres capaz de pensar en tu pareja sin dolor. Puede que incluso ya tengas información de tu ex sin angustia
ni ansiedad y sin tener ninguna emoción negativa.
En general vas a tener un estado de ánimo positivo y estable, te ves fuerte y capaz de seguir tu camino.
Ya no te aferras a ninguna idea de volver, ya recuerdas a esa persona te sientes liberada o liberado y
capaz de rehacer tu vida llegado el momento.
El camino ya lo has hecho y si lo has desarrollado bien, seguramente has aprendido y crecido gracias a él.

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