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Cáncer

Cómo afrontar
los tres días esenciales

Tania Estapé Madinabeitia

Prólogo de Jordi Estapé Rodríguez


Diseño de la colección: Editorial UOC
Diseño de la cubierta: Natàlia Serrano

Primera edición en lengua castellana: enero 2018


Primera edición digital: febrero 2018

© Tania Estapé Madinabeitia, del texto

© Editorial UOC (Oberta UOC Publishing, SL), de esta edición, 2018


Rambla del Poblenou, 156
08018 Barcelona
http://www.editorialuoc.com

Realización editorial: El Taller del Llibre, SL

ISBN: 978-84-9180-048-4

Ninguna parte de esta publicación, incluyendo el diseño general y de la cubierta, puede ser copia-
da, reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio, ya sea eléctrico,
químico, mecánico, óptico, de grabación, de fotocopia o por otros métodos, sin la autorización
previa por escrito de los titulares del copyright.
Autora

Tania Estapé Madinabeitia


Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona
y especialista en Psicología Clínica y doctora en Psicología por la
Universidad de Barcelona. Es coordinadora de Psicooncología de la
Fundación FEFOC. Docente en la Universitat Oberta de Catalunya en
los estudios de Psicología, y en la Universidad de Vic-Universidad Central
de Cataluña en los estudios de Ciencias de la Salud. Es codirectora del
máster en psicooncología de la Universidad de Barcelona. Ha participado
en diversos trabajos de investigación sobre aspectos psicosociales en
el enfermo oncológico y su familia, y actitudes de la población ante el
cáncer en grupos especiales como los de edad avanzada, personas de baja
condición socioeconómica y otros. Coordina el Grupo de Trabajo de
e-health en la International Psycho Oncology Society y es socia fundadora
y vicepresidenta de la Sociedad Española de Psicooncología.
A mi marido, que siempre me apoya.

A mis hijos, que siempre me motivan.

A mi padre, que siempre me guía.

Y a mi madre, que siempre me acompaña.


© Editorial UOC Índice

Índice

Prólogo.................................................................................. 11

Introducción........................................................................ 15

Capítulo I. Diagnóstico.................................................... 17
1. ¿Qué es el cáncer?........................................................ 17
2. Historia de la oncología.............................................. 18
3. La espera de resultados, ¿qué puedo hacer para
calmarme? ..................................................................... 20
4. Relajación....................................................................... 21
5. ¿Qué significa el cáncer a nivel psicosocial? ........... 23
6. ¿Por qué me ha tocado a mí?..................................... 27
7. Reacciones psicológicas más frecuentes: ansiedad y
depresión, ¿es normal tenerlas?, ¿en qué momentos?,
¿qué es el distrés?......................................................... 28
7.1. ¿Qué es el distrés?................................................. 30
8. ¿Es igual para todos los enfermos
con cáncer? ................................................................... 30
9. Las emociones que genera el diagnóstico
de cáncer. ¿Cuáles son? ¿Es normal tenerlas?......... 32
9.1. Aceptación de las emociones negativas............ 34
10. Desde que me diagnosticaron tengo insomnio,
¿qué puedo hacer?...................................................... 35
11. Y a mi familia, ¿cómo le afecta? ............................. 38
12. Relaciones sociales: ¿debo explicarlo
a los demás?................................................................ 46

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© Editorial UOC Índice

12.1. Asertividad, ¿qué es y cómo conseguir aplicarla? 51


Bibliografía.................................................................... 54

Capítulo II. Tratamiento.................................................. 55


1. Tratamiento en cáncer................................................. 55
2. Reacciones esperables ante los tratamientos............ 55
3. Percepción del paso del tiempo ................................ 59
4. Fatiga .............................................................................. 60
5. Solapamiento de síntomas.......................................... 61
6. Múltiples profesionales y toma de decisiones......... 62
6.1. Toma de decisiones.............................................. 63
7. No consigo sentirme positivo, ¿puede esto repercutir
en mi curación? ........................................................... 74
8. ¿Debo explicarlo a los niños?..................................... 79
8.1. Economía de fichas.............................................. 83
Bibliografía.................................................................... 87

Capítulo III. Final del tratamiento............................... 89


1. Ya he acabado el tratamiento, y ¿ahora qué? .......... 89
2. Problemas físicos ........................................................ 90
3. Sexualidad...................................................................... 93
3.1. ¿Qué puedo hacer?............................................... 96
4. Reanudar mi vida de pareja ....................................... 101
5. Mi identidad: ¿Quién soy, un paciente con cáncer,
un ex paciente, una persona curada?......................... 103
6. Incertidumbre............................................................... 104
7. Volver al trabajo............................................................ 107
8. Mis relaciones familiares, ¿seguirán igual? ............... 109
9. Hacer planes ................................................................. 110
10. Miedo a la recaída...................................................... 111
11. Problemas existenciales............................................. 117
Bibliografía.................................................................... 120
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© Editorial UOC Prólogo

Prólogo

Los pacientes con cáncer os observan, a vosotros, los


que detentáis su soporte. Ellos se sienten agredidos por
un rayo inesperado que quebró sus vidas, sus planes, su
futuro, su familia. El tratamiento ha sido duro, muy duro.
El cabello, los vómitos, los análisis repetidos, las salas de
espera, repletas de familiares y pacientes y de falsos líderes.
El miedo está presente. Ya no somos inmortales, puedo,
podemos morir. El tabú del cáncer rellena los espacios
vacíos. Miles de años de historias fracasadas, de sufrimien-
tos atroces, de frustraciones innumerables se hallan aquí,
con nosotros.
¿Que tenéis que decirnos, vosotros que os habéis empeñado
en ser los depositarios del soporte? ¿Y la autoayuda?
¿Existe? Parece ser que sí, por ejemplo en la euforia de
positivismo teñido de rosa que desparrama el cáncer de
mama. Aparentemente, las mujeres con esta enfermedad han
creado el paraíso de la autoayuda. Se reúnen en múltiples aso-
ciaciones, por todo el mundo. Aparecen como felices. Incluso
alguna dice que ha sido una bendición tener cáncer de mama.
¿Será cierto?
En el otro extremo vemos como los hombres con cáncer
de próstata corren a esconderse, para que nadie sepa que
son impotentes y que a todas horas están investigando si
hay algún lavabo cerca. ¿Se trata de dos modelos distintos de

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

autoayuda, uno extrovertido y positivo, el otro introvertido y


negativo?
Y, en lugares intermedios, vemos múltiples situaciones,
muy dependientes del pronóstico de la enfermedad y de las
consecuencias de los tratamientos.
Pero deseo aportar lo siguiente: hace treinta y tres años
tuve ocasión de leer un libro impresionante, We de victors:
Inspiring stories of people who conquered cancer and how they did
(publicado en 1984), del periodista Curtis Pepper, fallecido
en 2014, a los noventa y seis años. Él mismo había tenido
cáncer y decidió entrevistar a cien pacientes durante cuatro
años para que respondieran a una pregunta fundamental:
¿Cómo ha sobrevivido? ¿Cuáles han sido los factores críticos
para su supervivencia? ¿Cómo alteró el cáncer su vida? De
hecho, se obtuvieron, como estaba previsto, pocas panaceas
terapéuticas, pero sí que obtuvo un conmovedor testimonio
y un puente a la esperanza.
Pepper clasificó sus hallazgos en cinco grandes factores,
que, según los pacientes, habían sido decisivos para su super-
vivencia. Fueron los siguientes:

1) Amor: desde su diagnóstico, se sintieron amados, muy


amados por los suyos, a los que, a su vez, amaron. Y, fun-
damental, se lo expresaron recíprocamente, sin tapujos,
cara a cara, sentimiento a sentimiento. Un día tras otro.
2) Necesidad: sintieron que su vida era importante para
alguien o para muchos o para la comunidad o para ellos
mismos. Era necesario que vivieran. Su vida tenía objeti-
vos importantes que dependían de su existencia.
3) Voluntad: querían rotundamente curarse y aceptaron
todos los inconvenientes (tratamientos, frustraciones,

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© Editorial UOC Prólogo

etc.) para conseguirlo. Firme voluntad de superar los


obstáculos.
4) ¡Suerte!: reconocieron que habían tenido mucha suerte ya
que muchos otros murieron, quizás detentando los mis-
mos factores de supervivencia que ellos o ellas.
5) El mejor tratamiento: buscaron, preguntaron, pero siem-
pre exigieron que se les aplicase el mejor tratamiento
posible. No fueron pacientes pasivos, sino muy activos. Se
situaron en el centro del proceso, no a un lado.

A lo largo de mi desempeño profesional como oncólogo


he ofrecido las ideas y los factores de Pepper a mis pacientes,
con gran provecho. Yo se los entregaba por escrito y muchos
me dijeron que lo tenían en un lugar destacado en su mesita
de noche. La mayoría me comunicaron que les había sido de
gran utilidad.
Pero me permití añadir un sexto factor para la sobreviven-
cia, fruto de mis propias observaciones. En efecto, observé
que, dicho de un modo sintético, había dos tipos de enfermos
con cáncer: los que hacían planes de futuro y los que no.
Debo decir que a la mayoría ni se les ocurría, aplastados como
estaban por el drama de la enfermedad que vivían.
Pero algunos sí que los hacían. Hacer planes de futuro es
apostar por la vida, por un más allá de la enfermedad, por el
día después. Y observé que cuando añadía a los cinco factores
de Pepper este, el sexto, lo acogían con gran entusiasmo y les
era muy beneficioso.
Cabe decir que no ignoro el rol decisivo del psicooncó-
logo en el apoyo al paciente y que la autoayuda ocupa un
lugar más limitado. Ya en 1980, en mi libro titulado Oncología
médica, dediqué un importante capítulo a los aspectos psí-

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

quicos del cáncer y siempre he luchado en favor de la psi-


cooncología.
Creo que si somos capaces de aunar la autoayuda del
paciente incrementando el rol del psicooncólogo habremos
dado un decisivo paso adelante en la normalización de nues-
tros pacientes.
Sencilla palabra: normalización. Excluye el tabú, la medi-
cina alternativa, la prepotencia de muchos médicos, su falta
de tiempo para atender a los pacientes, la incomprensión de
tantos familiares y amigos... Remedando a Rudyard Kipling
(«If...», entonces), los y las pacientes serán hombres y mujeres
ante los que se prostrarán reyes, potencias y el mundo entero.

Profesor Jordi Estapé


Catedrático emérito de Oncología,
director científico de la Fundación FEFOC

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© Editorial UOC Introducción

Introducción

Este libro se divide en tres momentos importantes relacio-


nados con el cáncer:

1) El diagnóstico.
2) El tratamiento.
3) Una vez establecido lo que es el cáncer empezamos
por ver qué pasa desde el punto de vista psicológico ante la
sospecha de diagnóstico.

Por supuesto, ninguno de ellos solo dura un día, sino que


se trata de un proceso, aunque en el título lo hemos presen-
tado como días para una mejor concreción.
El cáncer es una enfermedad muy compleja que implica
situaciones demasiado diversas para poder recogerlas todas en
un libro. Por ello hemos escogido plantear estos tres momen-
tos cruciales, entendiendo que pueden ser de ayuda para pro-
fesionales de la salud, personas o familias que se encuentren
en el proceso. No olvidamos que hay muchas otras situaciones
derivadas del proceso oncológico como la recaída (a la que
iremos haciendo referencia) y las fases de final de vida, o la
larga supervivencia, que creemos que son tema para un manual
aparte debido a su complejidad existencial y espiritual, aparte
de aspectos prácticos. No obstante, puesto que el cáncer es
una enfermedad que se relaciona con la muerte, algunas cosas
podrán ser útiles en cualquier momento de la enfermedad.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Asimismo, el cáncer es una enfermedad que puede apare-


cer en distintos órganos y de distintas maneras. Esto hace que
el tratamiento que se requiere y las repercusiones en la calidad
de vida sean diferentes y difíciles de englobar en unas pautas
iguales para todos. Haremos referencia, pues, a las genera-
lidades e hincapié en ejemplos de localizaciones concretas,
escogiendo las más frecuentes a modo de guía para algunos
ejercicios.
Nos hacemos cargo de que este manual no recogerá la
totalidad de la problemática que implica el cáncer a nivel psi-
cosocial, pero intentaremos que sea un granito de arena para
promover una adaptación lo más adecuada posible, siempre
respetando a la persona en su individualidad, así como en
su forma de entender la vida, la familia, las relaciones y el
trabajo.
Conscientes del reto que supone un libro como este, esta-
remos encantados de recibir sugerencias de mejora y amplia-
ción al correo testape@fefoc.org.

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

Capítulo I
Diagnóstico

1. ¿Qué es el cáncer?

El cáncer se caracteriza por tratarse de una enfermedad


básicamente producida por la proliferación de células, que se
multiplican cuando no es necesario que lo hagan. Por ejem-
plo, ante una fractura, ambas mitades de hueso proliferan
hasta producir el callo de fractura. Es evidente que este es
un proceso útil para el organismo. Y, además, cuando se ha
concluido el callo, las células dejan de multiplicarse. Ya han
hecho su labor.
Aquí vemos una segunda característica del cáncer, ya que
en contra del proceso de formación del callo de fractura (que
se pone en marcha y se detiene cuando ha conseguido su
objetivo), las células cancerosas se multiplican sin cesar, no
saben detenerse. Al contrario, invaden la vecindad y crean la
primera etapa del proceso, el tumor maligno.
Una tercera característica del cáncer es que sus células tie-
nen la capacidad de movilizarse, de invadir vasos sanguíneos
y linfáticos y, si no detenemos el proceso, viajan por la sangre,
llegan a otras zonas del organismo y allí crean las temidas
metástasis.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

2. Historia de la oncología

El cáncer es una enfermedad tan antigua como la vida


misma. En efecto, hay múltiples referencias históricas, entre
las que destaca la descripción en el documento sanitario más
antiguo, el papiro de Ebers (alrededor de 3.000 años antes de
Jesucristo), de un cáncer de mama.
Hipócrates, reconocido como padre de la medicina, le dio
el nombre de carcinos, del que derivó carcinoma y cáncer. A
los pacientes con cáncer se les consideraba portadores o víc-
timas de algún pecado por el que los dioses les señalaban. De
hecho, no es hasta 1791 que, de la mano del doctor Howard,
se crea en la ciudad inglesa de Middlesex el primer servicio
de oncología en un hospital, servicio al que se permitía el
ingreso de pacientes con cáncer para que «permanecieran en
el hospital hasta su curación o muerte».
El descubrimiento de la anestesia (a mediados del siglo
xix) posibilitó la cirugía oncológica moderna, y destaca
al respecto el doctor Halstead, que intentó la curación del
cáncer de mama mediante la extirpación de la mama y de los
ganglios regionales.
La cirugía es el primer tratamiento importante del cáncer.
El cirujano intenta la extirpación radical del tumor. Así se
inició el progreso en varios tumores.
A principios del siglo xx la doctora Curie, dos veces pre-
mio Nobel, da luz a un segundo tratamiento, la radioterapia,
que mediante radiaciones conseguirá también la destrucción
de muchos tumores.
La Segunda Guerra Mundial trajo enormes destrucciones,
pero también mucho progreso médico, como el uso de los
antibióticos y las transfusiones sanguíneas. Y, además, trata-

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

mientos mediante medicamentos contra el cáncer. En efecto,


el doctor Huggins demostró que muchos tumores crecían por
efecto de las propias hormonas del organismo. Era el caso
del cáncer de próstata, estimulado por la testosterona o, más
adelante, el de mama, estimulado por los estrógenos. Nació
así una nueva arma terapéutica, la hormonoterapia.
Paralelamente, el doctor Gilman y colaboradores des-
cubrieron el efecto antitumoral de unos derivados de la
mostaza nitrogenada, lo que dio lugar a la quimioterapia.
Durante muchos años, se investigaron febrilmente nuevos
medicamentos contra el cáncer.
Una aportación extraordinaria la debemos al gran cirujano
francés Pierre Denoix, que diseñó y halló consenso para la
llamada clasificación TNM. Es fundamental en oncología el
diagnóstico microscópico del tumor para saber con toda cer-
teza que se trata de un tumor y de qué tipo. Pero a su lado, y
de semejante importancia, es la extensión del tumor. Aplicado
el TNM a cada paciente mediante sufijos en cada categoría
(T = tumor; N del inglés node = ganglio y M = metástasis), se
obtiene una clasificación que orienta perfectamente hacia el
pronóstico y hacia el tratamiento.
En el tratamiento del tumor de Wilms infantil se dio
otro gran avance. En efecto, la extirpación exclusiva del
riñón donde radicaba el tumor no evitaba la aparición, en
espacios más o menos prolongados de tiempo, de metástasis
en ambos pulmones del paciente. La aplicación de quimio-
terapia en el mismo acto quirúrgico, es decir, quimioterapia
preventiva, dio lugar a la curación creciente de estos pacien-
tes. Se había descubierto el concepto de metástasis invisible.
Las células del tumor de Wilms se escapaban del tumor,
circulaban por la sangre e invadían los pulmones. Pero en

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

tan pequeñas cantidades que no daban síntomas. Su trata-


miento previo resultó ser uno de los mayores avances de la
oncología.
El pronóstico del cáncer fue mejorando progresivamente,
y se llegó a la curación global de más del 50% de los pacien-
tes. Aunque sea retrocediendo en el tiempo, es imprescindible
citar aquí al médico griego Georges Papanicolaou, padre del
diagnóstico precoz. La oncología progresó gracias a los trata-
mientos, pero especialmente gracias a gigantes como Denoix
y Papanicolaou, junto con la concienciación hacia el cáncer
de la sociedad entera.

3. La espera de resultados, ¿qué puedo hacer


para calmarme?

No es infrecuente que las personas consulten por una


ansiedad muy elevada ante la espera de resultados de pruebas.
Es lógico que se encuentren muy nerviosas, con sudoración,
temblor, palpitaciones y problemas digestivos. Todo esto
repercute a nivel cognitivo (de pensamientos). La mente
puede irse muy lejos ensayando las consecuencias del peor
resultado y/o alternarlo con ideas positivas como «no será
nada», «por qué iba a pasarme a mí», etc. Realmente esta
ansiedad tan aguda y tan focalizada en un lapso de tiempo es
difícil de afrontar, porque no hay espacio suficiente para un
trabajo psicoterapéutico pausado. Además, es una ansiedad
coherente con una situación real. La ansiedad a veces puede
aparecer ante situaciones imaginadas, pero en este caso no es
así. Hay un motivo real por el que temer.

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

Puede ser importante conseguir relajarse, aunque es difícil


en esta situación. Puesto que la relajación es una técnica fre-
cuente en momentos de ansiedad, comentamos algunas cosas
al respecto en el siguiente apartado.

4. Relajación

Aunque cuando hablamos de relajación pensamos en algo


beneficioso y positivo, hay que saber que esta técnica no
siempre ayuda a todo el mundo. Es importante que un pro-
fesional valore e instruya sobre qué relajación es la adecuada
en cada caso. Incluso puede haber personas a quienes su uso
les sea contraproducente.
Hay que tener en cuenta las precauciones siguientes: ante
muy altos niveles de ansiedad, aunque parezca un contra-
sentido, algunas personas pueden verse perjudicadas por
intentar conseguir estados de relajación. Como dijimos antes,
la ansiedad difiere en intensidad de persona a persona y de
fase a fase. Un nivel muy alto de ansiedad hace que la perso-
na esté demasiado consciente de sí misma (hipervigilante) y
por ello le cueste mucho desconectar para pasar al estado de
relajación. No deja de ser un estado de consciencia y la relaja-
ción implica cambiar a otro, lo que significa una técnica y un
esfuerzo, pero no siempre es posible.
Las personas emocional y psicológicamente vulnerables
podrían experimentar efectos no deseables en el estado de
relajación, como perder el contacto con la realidad, o, al revés,
verse demasiado invadidas por ella. Nos referimos a que el
estado de relajación puede hacernos conscientes de pensa-

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

mientos o sentimientos negativos o que generen desazón, y


alterarnos. En los pacientes con cáncer a veces se dan casos
en los que la relajación hace pensar en aspectos más existen-
ciales y tener más presente temas relacionados con el miedo
a morir o a ver muy perjudicada su vida.
No queremos indicar que la relajación no es útil pero sí
que hay que ir con cuidado. Si alguien, al empezar a sentirse
relajado se ve invadido por pensamientos o situaciones des-
agradables o tiene más nerviosismo, es posible que necesite
otras estrategias para calmarse.
Hoy en día las llamadas terapias psicológicas de tercera
generación incluyen técnicas de relajación que proponen un
esfuerzo por centrarse en el momento presente. La filosofía
de las mismas habla del «mono loco» del budismo. Esto quie-
re decir que la mente se va del pasado al futuro cuando está
angustiada: repasa situaciones pasadas poco agradables, de
las que uno se arrepiente, incluyendo culpabilidades con los
seres queridos, o con decisiones que ahora se asumen como
incorrectas, y de ahí deriva a la anticipación de miedos y posi-
bilidades de cosas horribles.
El paciente que está esperando resultados lógicamente se
enmarca en este patrón por prever qué pasaría ante la con-
firmación de resultados compatibles con una enfermedad
cancerosa. El objetivo de estas terapias ayuda a esforzar la
mente a pararse en las sensaciones corporales y a fijarse en
cosas cotidianas y valorarlas en todas sus características más
básicas. Puede ser también de gran ayuda para personas que
estén sometidas a picos de ansiedad. No obstante, este tipo
de relajación, como casi todas, no puede improvisarse. Hay
que ejercitarla y puede ser positivo aprenderla para el curso
clínico del cáncer, pues puede ser útil en muchos momentos.

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

Le recomendamos encarecidamente acudir a profesionales


especializados con el fin de determinar si será adecuado para
usted (recordemos que no a todas las personas les funciona la
relajación, o incluso puede perjudicar) y para que sea alguien
experimentado quien le enseñe a practicar la técnica. No obs-
tante, al final del capítulo le proporcionamos información de
interés relacionada.

5. ¿Qué significa el cáncer a nivel psicosocial?

El cáncer es una enfermedad tabú rodeada de falsas


creencias y actitudes que la hacen especial. No es solo una
enfermedad física, sino que a su alrededor tiene unas conno-
taciones negativas debidas a siglos de muerte y sufrimiento.
Es muy importante que usted tenga en cuenta aspectos que
tienen que ver con la cultura y sociedad que le rodea, pues en
ellos puede entender sus propias reacciones pero también las
de su familia y entorno más cercano.
El cáncer es una enfermedad que se empezó a curar hace
muy poco tiempo si miramos la historia. La imposibilidad de
erradicar los tumores antiguamente hizo que quienes pade-
cían la enfermedad sufrieran dolores tremendos y deformida-
des físicas. Por ello, ante el desconocimiento general se atri-
buyó a esta dolencia aspectos mágicos de castigo al afectado.
Uno de los aspectos más importantes en todo esto es el
desconocimiento (aún hoy en día) de la causa del cáncer. Del
cáncer sabemos a nivel de población los factores de riesgo,
que son estilos de vida que pueden relacionarse con menos
o más cáncer, pero no son algo seguro, sino una tendencia.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Esto desconcierta a la población, sobre todo a los afectados.


Los pacientes sienten una falta de control en su vida por algo
que no han podido evitar.
La atribución de causa funciona a veces como un elemen-
to psicológico en la estructura más profunda de la persona en
la que se pregunta por qué aparece la enfermedad. Y ahí radi-
ca una de las connotaciones peculiares del cáncer: su causa
aún no la sabemos y por ello genera reacciones psicológicas
importantes, sumado al miedo a sufrir y morir. El hecho de
que no haya una causa clara hace que a veces el ser humano,
que necesita controlar los avatares de la vida, «invente» algu-
nas causas que son falsas pero que siguen en el sentir popular.
Repasemos algunas de ellas.

–– Creencia de contagio: aunque es una creencia cada


vez menos extendida, aún persiste en determinados
sectores de la población la idea de que el cáncer es
contagioso. Más que contagiarse, lo que se observa es
que algunas personas rehúyen el contacto físico con el
afectado. Ello implica sentimientos encontrados en el
enfermo, que se siente un apestado, sin serlo.
–– Creencia de castigo: esta creencia es frecuente, aunque
no siempre se dice en voz alta. A menudo se habla
en clave de castigo aunque no se nombre esta palabra
claramente. Podemos ver como los pacientes dicen
o sienten cosas como «no lo merezco», «a mí no me
tocaba», «ahora que estaba tan bien me pasa esto»...
Es muy importante desechar este tipo de creencias lo
antes posible, pues inducen a una sensación de derrota
o de culpabilidad poco recomendables para afrontar la
enfermedad y el tratamiento.

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

–– El pensamiento positivo: más adelante volveremos


sobre este tema denominado también «tiranía del pen-
samiento positivo». Se refiere a una creencia bastante
arraigada sobre aspectos personales y de actitud respec-
to a la causa y curación del cáncer. Esta creencia está
muy extendida y responde a lo que comentamos sobre
la causa de la enfermedad. No saberla implica espe-
culaciones como el hecho de pensar que uno contrae
cáncer por ser de una manera determinada y asimismo
que se cura con más probabilidad porque sostiene una
actitud positiva. Nada de todo esto está probado a día
de hoy y es importante tenerlo claro, porque demasia-
do a menudo se culpabiliza a los pacientes para que se
sientan animados y positivos bajo la idea de que, de lo
contrario, no se curarán.
–– Curanderismo: no es este un libro sobre terapias pero
sí debemos aprovechar esta ocasión para remarcar la
necesidad de acudir a los tratamientos oficiales para
combatir la enfermedad. El cáncer es una enferme-
dad de gran riesgo en el terreno pseudocientífico. La
desesperación y el sufrimiento de pacientes y fami-
liares hacen que, a veces, se busquen alternativas no
probadas. Este es un hecho importante que añadir a
esta aproximación psicosocial, porque muestra la incer-
tidumbre e inseguridad que genera esta enfermedad en
la población. Nos referimos al hecho de que aún es una
enfermedad incurable en muchos casos y esto induce a
búsquedas alternativas poco recomendables por parte
de la familia y del propio paciente. A veces las noticias
no son buenas respecto al pronóstico y probabilidades
de curación y es difícil aceptarlo. Debemos decir que,

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

más que nunca, en la actualidad se publicitan trata-


mientos no probados o engañosos y debemos apoyar
aquellos que se sostienen en evidencia científica. Lo
llamativo es que a veces personas con un muy buen
pronóstico buscan alternativas al conocer que deben
recibir tratamientos que saben que van a tener efectos
secundarios aversivos. Es importante contrastar todas
las ofertas de alternativas a las terapias convencionales.
–– La palabra cáncer aún se usa como adjetivo. Demasiado
a menudo en el sentir popular se utilizan palabras
relacionadas con enfermedades y condiciones de salud
para calificar negativamente a otras personas o situa-
ciones. El cáncer no escapa a esa tendencia. No es
infrecuente escuchar a políticos, periodistas y perso-
najes públicos usar la palabra cáncer para referir-se
a personas, entidades o acciones. Hemos visto en la
prensa frases como «este señor es un cáncer», «el parti-
do X está corrompido por un cáncer llamado corrup-
ción», «la abstención es el cáncer de la democracia»...
La importancia social de este tema es indudable. No
obstante, a nivel individual también la tiene. Las per-
sonas llevamos en nuestro interior estas creencias que
anidan en nuestro entorno y nos influyen a la hora de
afrontar los problemas relacionados. Por supuesto, una
enfermedad que popularmente se usa como adjetivo
no es de extrañar que tenga connotaciones negativas y
actitudes de rechazo.

En este apartado hemos querido que el lector sea cons-


ciente de que muchas reacciones ante la enfermedad tienen
más que ver con herencias culturales que con tendencias

26
© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

individuales elaboradas a propósito. Puede ser importante


aprender a detectarlas en las personas de su entorno. No le
rechazan, sino que actúan bajo el tabú que significa y ha sig-
nificado el cáncer durante siglos.

6. ¿Por qué me ha tocado a mí?

Esta pregunta se la hace mucha gente ante aconteci-


mientos negativos de la vida. Es lógico y normal que el ser
humano se pregunte por qué le ha «tocado a él» de todos los
millones de personas que hay en la tierra. Este porqué es muy
comprensible pero no es adaptativo. Con ello queremos decir
que ahora mismo no hay una respuesta clara a esa pregunta
y, por eso, quedarse enquistado en esta cuestión impedirá la
adaptación o al menos el intento de ajustarse a la situación
presente.
No hay una respuesta, al menos con los recursos que
tenemos hoy en día. La investigación avanza y arroja luz
sobre aspectos médicos y biológicos de la enfermedad, pero
para aquellos que son diagnosticados hoy en día la pregunta
sigue vigente. No es este un manual de medicina, aunque en
el apartado anterior ya hemos explicado de forma sucinta
qué es el cáncer. Por ello, como decimos, esta pregunta que
aparece y aparecerá más de una vez, por qué a mí, es humana
y legítima. Sin embargo, cuanto antes se salga del círculo del
porqué antes se llegará a un estado anímico de más tranquili-
dad. El preguntarse constantemente «por qué a mí» da lugar
a lo siguiente:

27
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

–– El enfermo se siente injustamente tratado por la vida,


por el destino y, si es creyente, por Dios. No es infre-
cuente que los pacientes añadan a esta pregunta que
ellos nunca hicieron nada malo, que no lo merecen.
¿Qué podemos decir ante esto? Nadie merece pasar
por una situación vital como el cáncer, ni es un castigo.
Es algo que ha pasado y hay que salir cuanto antes de
ese porqué, pues lleva a un círculo vicioso poco reco-
mendable psicológicamente. No es necesario presio-
narse para ello porque es una actitud lógica de rebeldía
personal y dura un tiempo. Pero este tiempo debe ser
breve y pasajero para poder subir otro peldaño en la
adaptación a la situación, sobre todo por lo que dijimos
antes. No hay respuesta.
–– Hostilidad hacia el mundo y hacia la vida: el enfado
por haber contraído un cáncer no tiene un enemigo
contra el que enfadarse y rebelarse. Es normal, pero a
veces genera un malestar, una sensación de amargura
y negativa que no ayuda mucho ni al paciente ni a sus
seres más próximos.

7. Reacciones psicológicas más frecuentes:


ansiedad y depresión, ¿es normal tenerlas?,
¿en qué momentos?, ¿qué es el distrés?
Las reacciones psicológicas más frecuentes ante el cáncer
son ansiedad y depresión. Ambas son reacciones habituales
que, en principio, no deberían implicar alerta a menos que
persistan en el tiempo o aumenten hasta convertirse en tras-

28
© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

tornos graves que interfieran de forma notable en la vida de


la persona.
La ansiedad es más frecuente en el momento del diagnós-
tico y al principio de tratamientos y pruebas diagnósticas o
de control. La depresión suele ser algo que aparece de forma
más tardía, cuando el paciente está en pleno tratamiento o a
lo largo del curso clínico. Por ello explicaremos en este capí-
tulo la ansiedad y, en el siguiente capítulo, relacionado con el
tratamiento, la depresión.
Debemos insistir en que ambas pueden aparecer en varios
momentos de la enfermedad y el tratamiento, pero expli-
camos lo más común. De forma general, por una cuestión
de adaptación a los estímulos aversivos que la provocan, la
ansiedad tiende a disminuir, mientras que por un problema
de cansancio y de apatía, la depresión tiende a aparecer más
adelante.
La ansiedad es una respuesta similar al miedo pero mucho
más elaborado en el ser humano. Tiene que ver con la antici-
pación de hechos negativos que el sujeto percibe como una
amenaza. La ansiedad se da cuando el sujeto no sabe cómo
controlar una situación o cree que va a ser difícil o amena-
zante. En este sentido la ansiedad se refleja a nivel cognitivo
(pensamientos repetitivos, de miedo o preocupación), fisioló-
gico (palpitaciones, sudoración, tensión...) y conductual (pue­
de llevar al sujeto a evitar situaciones indeseadas, por ejemplo).

29
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

7.1. ¿Qué es el distrés?

Puede ser que haya oído hablar de distrés. Este se refiere


al malestar subjetivo de la persona a raíz del cáncer y su tra-
tamiento. Es un término acuñado para determinar las reper-
cusiones psicológicas de la enfermedad y el tratamiento que
responde a una necesidad de huir de los términos ansiedad y
depresión por las connotaciones de problemas de salud mental
que tienen. No obstante, ni la ansiedad ni la depresión de la
que hablamos, al menos en general, son psicopatológicas. Se
pensó en el término distrés para no confundirlo con estrés,
que quizás se relaciona más con el ámbito laboral.

8. ¿Es igual para todos los enfermos


con cáncer?

El acontecimiento estresante que supone el cáncer tiene


unas repercusiones generales que se han señalado por parte
de psicooncólogos. No obstante, siempre hay que tener en
cuenta los aspectos individuales de cada sujeto. Vamos a repa-
sar cuáles son estas variables y desarrollaremos cómo influyen
en su reacción ante la enfermedad.
Edad: a más edad más habilidades para afrontar las adver-
sidades de la vida. Si se trata de una enfermedad que incluye
amenaza de muerte, también se entiende por qué las personas
de edades avanzadas tienen unas reacciones menos extremas
ante el diagnóstico de cáncer. En el otro extremo, una enfer-
medad oncológica en un niño o un joven se vive con mucha

30
© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

ansiedad e ira porque por ciclo vital ni el afectado ni su fami-


lia están preparados para ello.
Sexo: se dice que las mujeres aceptan mejor los hechos nega-
tivos y tienen más capacidad de afrontar y adaptarse a la enfer-
medad. Los datos objetivos muestran, sin embargo, que son ellas
las que muestran unos niveles más altos de depresión y ansiedad
ante el cáncer. Hay que tomar estos resultados con cautela, pues
también es cierto que las mujeres en general son más proclives a
este tipo de trastornos, independientemente de si tienen cáncer.
Por otra parte, las mujeres son más hábiles al aceptar y mostrar
estas emociones negativas, mientras los hombres son más rea-
cios. Por ello quizás, cuando se evalúan tanto ansiedad como
depresión, observamos niveles más bajos en los hombres.
Nivel socioeconómico: este tema es controvertido, pues
un nivel social y económico elevado parece que implica una
mejor adaptación y capacidad de sobrellevar la enfermedad.
No obstante, hay mediadores a tener en cuenta. Uno de ellos
es el hecho de que a veces lleva aparejado un mayor nivel
académico, y por ello, más facilidades para entender y pre-
guntar al médico. Algunos estudios apuntan, al contrario, a
que las personas más bien acomodadas en su vida llevan peor
el impacto del cáncer por estar menos acostumbradas a vivir
calamidades o acontecimientos estresantes. Tienen menos
estrategias para soportar la adversidad.
Soporte familiar: a lo largo de este manual hablamos
muchas veces de la familia. Se ha demostrado que un buen
apoyo familiar ayuda en la adaptación a la enfermedad.
Soporte social: de igual manera, el apoyo de amigos y seres
cercanos hace que el enfermo se adapte mejor y sienta que
está acompañado. Buscar redes de apoyo ante el cáncer puede
ser una buena forma de afrontarlo.

31
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Antecedentes de psicopatología: las personas que han


sufrido en el pasado problemas de tipo psicológico son
más vulnerables a cualquier impacto negativo en su vida.
Por ello son de especial riesgo ante el cáncer y sus conno-
taciones.

9. Las emociones que genera el diagnóstico


de cáncer. ¿Cuáles son? ¿Es normal tenerlas?

Las emociones primarias son adaptativas y de superviven-


cia. Ello quiere decir que las tenemos con nosotros desde
épocas primitivas y eran de ayuda para podernos preparar
para situaciones de peligro, básicamente. Son respuestas fisio-
lógicas de nuestro organismo. Influyen mucho, pues, no solo
en nuestra conducta, sino también en la toma de decisiones,
las motivaciones, la capacidad de adaptación y de aprender, la
memoria, etc. A grandes rasgos esto significa que la presencia
e intensidad de las emociones ante situaciones determinadas
marcará nuestras actividades de manera importante.
Las emociones repercuten en nosotros de forma visible
pero también a nivel corporal interno. Lo visible serían cam-
bios faciales, movimientos y conductas determinados, etc., y
lo no observable son aspectos más de tipo hormonal o cam-
bios en el ritmo cardíaco.

Estas emociones son las siguientes:

–– Tristeza.
–– Ira.

32
© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

–– Miedo.
–– Asco.
–– Alegría.

A grandes rasgos, el cerebro más emocional es el sistema


límbico, que está ubicado en lo más profundo de nuestro
cerebro y que tienen todos los mamíferos. Si alguna situación
en la vida puede generar una variedad de emociones inten-
sas, esta es sin duda recibir un diagnóstico de cáncer, más
la vivencia posterior que implica someterse a tratamientos,
pruebas de control, esperas... Pero puesto que las emociones
son intrínsecas al ser humano, no hay que buscar evitarlas. No
obstante, en algunos momentos pueden ser muy intensas y,
aunque sean coherentes con la situación, obstaculizan el fun-
cionamiento general de la persona. Incluso es probable que
bloqueen la conducta o impidan ser demasiado consciente de
lo que se está viviendo.
Así pues, es fundamental no solo aprender a aceptar
las emociones que puede generar el diagnóstico de cán-
cer, la anticipación de un tratamiento complicado, sino
también aprender a posponer decisiones importantes. Al
estar una persona comprometida emocionalmente podría
tomar decisiones de las que luego se arrepentiría. Este es el
caso, sobre todo, de opciones terapéuticas agresivas. Como
hemos comentado, las emociones ayudan a la supervivencia.
Cuando a alguien se le revela el diagnóstico de cáncer, esto
se siente como una amenaza de muerte y a la integridad
física y personal.

33
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

9.1. Aceptación de las emociones negativas

Uno de los problemas con los que tiene que lidiar el


paciente con cáncer es con lo que hemos denominado la
tiranía del pensamiento positivo. Del pesimismo de antaño
hemos pasado al extremo contrario, con una tendencia al
positivismo que hace casi obligatorio que las personas que
contraen cáncer deban estar alegres e ilusionadas para asegu-
rarse la curación.
Como en todo hecho traumático, en el caso del cáncer
tenemos que asumir que se presentan tiempos complicados.
Los tratamientos, las pruebas médicas, los cambios en la vida
cotidiana, etc., son hechos que ponen a prueba a las personas
con la enfermedad y a sus familiares. Seguir las instrucciones
médicas y someterse a los tratamientos indicados por supues-
to implica una actitud positiva o más bien proactiva. Pero ello
no quiere decir ni que esta actitud positiva cure la enferme-
dad, ni que deba forzarse y exhibirse en todo momento, aun
cuando el afectado no lo sienta así.
Ya hace tiempo que la psicología ha puesto sobre la mesa
la necesidad de aceptar las emociones negativas, sobre todo
cuando son coherentes con la situación que el sujeto está
viviendo. Creemos que no es necesario argumentar demasia-
do que el diagnóstico de cáncer es un hecho ante el que las
reacciones emocionales negativas son coherentes.

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

10. Desde que me diagnosticaron tengo


insomnio, ¿qué puedo hacer?

Vamos a ver un ejemplo. Durante el tiempo de espera de los


resultados, Mario no ha dormido nada bien. Se despertaba du­­
rante la noche angustiado y sudando con una sensación de páni-
co espantosa. El insomnio es algo habitual en personas some-
tidas a tensión o nerviosismo. Muy fácilmente las repercusiones
personales del diagnóstico de cáncer dan como resultado pro-
blemas a la hora de conciliar el sueño. El insomnio puede ser de
tres tipos, según el momento en el que se da mayoritariamente:

a) Insomnio de conciliación o de primera fase: se trata del


insomnio que sucede cuando la persona no puede dormir-
se, o le cuesta más tiempo del habitual.
b) Insomnio de segunda fase o despertares recurrentes: es
cuando uno se ha dormido bien, sin problemas, pero
luego se va despertando a lo largo de la noche.
c) Insomnio de tercera fase o despertar precoz: se da cuando
el paciente se despierta bastante antes de lo previsto y ya
no se vuelve a dormir.

Los tres tipos de insomnio pueden coexistir o darse dos


de ellos. En los pacientes con cáncer es habitual en todo el
proceso, aunque al inicio, cuando se ha conocido el diag-
nóstico, puede ser más habitual por el impacto, el miedo y
la anticipación sobre lo que puede ocurrir a continuación
(miedo al tratamiento, a la muerte, a no saber afrontarlo, a las
repercusiones en la vida personal y familiar...).
Muchas veces se recetan medicamentos suaves para
facilitar el sueño. Sin embargo, hay pacientes reacios a con-

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

sumirlos por miedo a que les creen dependencia o a estar


tomando demasiados fármacos. Hay que tener en cuenta que
el insomnio es una de las consecuencias de trastornos como
la ansiedad o la depresión. Así pues, el enfermo con cáncer
tiene doble riesgo de padecer insomnio.
Los fármacos pueden ser de ayuda, pero es necesario
establecer rutinas del sueño que pueden ayudar a que esta
situación sea menos aversiva. Muchos enfermos entran en
una dinámica de ansiedad creciente cuando no pueden dor-
mir y ello conduce a más tensión, lo que precisamente acaba
en menos posibilidades de conciliar el sueño. En la fase de
vigilia, cuanto más relajados y calmados estemos, más fácil
nos será conciliar el sueño. Contra la creencia popular, can-
sarse, excitarse, moverse y recibir gran cantidad de estímulos
no lleva más fácilmente al sueño, sino al contrario. Es habitual
que los maestros que se llevan a un grupo de niños a dormir
fuera de casa planifiquen juegos a últimas horas del día con
grandes emociones y carrerillas para «cansarles». El efecto es
el contrario al deseado: los niños se hiperestimulan y a veces
pasan la noche bromeando o riendo. Este ejemplo nos debe
servir para seguir unas pautas que ayuden en la conciliación
del sueño.
Por otra parte, es normal que los enfermos tengan insom-
nio y piensen mucho en su situación. Por ello la primera
pauta es tranquilizarse, no pasa nada por no dormir un rato.
A veces angustiarse por querer dormir crea un efecto para-
dójico (como se denomina en psicología) y el paciente aún
se desvela más. Lo primero que debemos tener claro es que
no se debe entrar en la dinámica de «quiero dormir», «a ver
si me duermo», sino en lo contrario: usted está en la cama
para descansar, no tiene que dormirse, no quiera dormir, solo

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

céntrese en sus pensamientos e intente sentirse tranquilo y


relajado, deje que la mente fluya.
En segundo lugar, en la hora u hora y media antes de irse
a dormir, baje la intensidad de la luz de su casa, baje el volu-
men de la música si la tenía puesta (o ponga alguna suave y
de ritmo lento), apague la tele (es una gran fuente de hiperes-
timulación visual y auditiva), reduzca movimientos y empiece
a respirar lentamente por la nariz, espirando por la boca.
Ha llegado el momento de irse a la cama: como consejo
general, al menos mientras sufra de insomnio, es mejor no
tener la televisión encendida en el dormitorio. Ni siquiera se
recomienda leer en la cama mientras dure el problema. Por
ello si usted está leyendo una novela, léala en el salón, en
el ambiente antes explicado, relajado y suave, pero una vez
decida irse a dormir, cierre el libro y no se lo lleve a la cama.
Intentamos conseguir que la cama sea el espacio para dormir,
nada más, al menos mientras persista el insomnio.
Una vez en la cama, con la luz apagada, es cuando quizás
empiecen los pensamientos negativos, la ansiedad y el empe-
zar a dar vueltas. Tanto si esto sucede al intentar conciliar el
sueño como si sucede durante la noche es aconsejable salir de
la cama e irse a otra habitación (salón, comedor, estudio...).
De nada sirve mantenerse en una situación que le genera
ansiedad y nervios. Es probable que si usted está pensando
en su cáncer lo que ocurra es que acabe con miedo, más
ansiedad, sudoración... Busque entonces una actividad no
muy elaborada pero que requiera su atención. Como ejemplos
que nos han explicado pacientes tenemos: ordenar fotos, cla-
sificarlas, o hacer alguna labor de punto, y si vuelve el sueño,
se recomienda volver a la cama. Si no, seguir con la actividad
centrándose en ella.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Todas estas pautas pueden coexistir con algún tratamiento


farmacológico o con alguna infusión relajante. Recuerde que
no es obligatorio dormir, que no pasa nada por no hacerlo
durante un rato.

11. Y a mi familia, ¿cómo le afecta?

Sin duda, el cáncer es un «asunto familiar». Los datos


demuestran que los familiares del paciente con cáncer tienen
las mismas repercusiones psicológicas que este. Es decir que
hallamos también ansiedad, depresión y distrés. No obstante,
hay que añadir otros aspectos que hacen que a veces el fami-
liar incluso tenga más estrés que el propio enfermo.
La familia del paciente con cáncer se ha considerado desde
siempre un núcleo en el que las consecuencias psicosociales
recaen de manera importante. El familiar del paciente se ha
venido en llamar el «paciente de segundo orden», puesto que,
aunque obviamente no tiene la enfermedad física y por lo
tanto no sufre la repercusión y el malestar que proporciona el
tratamiento, sí sufre a nivel psicosocial. En Estados Unidos
hay un lema que reza «Mi familia también tiene cáncer». Esto
quiere decir que la aparición de una enfermedad como es el
cáncer en el seno familiar es algo que no puede dejar inmunes
a los miembros que conforman el grupo.
Cada familia tiene una forma de entender la vida, la enfer-
medad, el sufrimiento y, en último extremo, la muerte. Cada
familia tiene su propia filosofía de lo que es cuidar, qué debe
hacerse ante situaciones complicadas, cómo se reacciona o
hay que comportarse en momentos así. Pero independiente-

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

mente de esta parte más filosófica de la vida, hay demandas


que se hacen al familiar que dan una idea de lo que se le exige,
muchas veces a costa de su propio bienestar emocional y sin
recibir ayuda alguna:

1) Cuidados prácticos: la familia debe realizar todo tipo de


tareas prácticas que implican el ámbito sanitario, admi-
nistrativo y de intendencia. Aun a veces sin tener nin-
guna experiencia, los familiares tienen que llevar a cabo
tareas tales como curar heridas o ayudar en todo tipo de
situaciones de debilidad física del enfermo. En el ingreso
hospitalario o en el tratamiento aunque sea ambulatorio, a
menudo los familiares tienen que hacer de intermediarios
con las enfermeras y avisar cuando algo no funciona, el
suero se acaba u otros problemas. Suelen tener que apren-
der a curar algunas heridas o a vigilar un posoperatorio
en casa. De la misma manera incluimos aquí todas las
gestiones que suele hacer el familiar del paciente, desde
gestionar la baja laboral, si el enfermo estuviera en activo
en el momento del diagnóstico, hasta diversos trámites de
tipo administrativo. También se convierte en quien organi-
za todo el tema médico-farmacéutico, desde conseguir las
recetas, horas de visita con diversos especialistas, comprar
los medicamentos...
2) Búsqueda de información: relacionado con el punto ante-
rior, los familiares muchas veces hacen de intermediarios
entre el enfermo y el equipo sanitario. No nos referimos
ahora a un rol práctico, sino a nivel de comunicación. El
familiar es quien detecta carencias, quien ve la situación
desde otro punto de vista y puede ser quien «corra tras el
médico» en los pasillos para poder hablar con él. A veces

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

los enfermos están tan ansiosos que retienen menos del 50


% de la información que el médico les ha proporcionado.
Es el familiar quien entonces tiene el papel de recabar la
información que falta. En algunas ocasiones los pacientes
sienten miedo u hostilidad y no tienen herramientas para
comunicarse con el médico y este está demasiado atareado
para poder darse cuenta de lo que falta en este sentido.
Es entonces cuando el familiar busca la información. A
veces esta información simplemente quiere obtenerla en
ausencia del enfermo porque cree que podrá ser dañina,
que podrá perjudicarle o prefiere ser quien primero la
reciba para digerirla y presentarla a su familiar enfermo en
la forma en que crea que le será menos dolorosa.
3) Soporte emocional: siguiendo con el hilo anterior, el
familiar muchas veces tiene que ser quien dé apoyo emo-
cional al paciente. Le conoce mejor que nadie y se supone
que sabe qué es lo que necesita, pero a veces la situación
desborda a todos y no se sabe muy bien qué es mejor. El
enfermo puede reaccionar de muchas diversas maneras
y no siempre de forma coherente a como lo hizo ante
adversidades pasadas. A veces el afrontamiento al cáncer,
que de fondo quiere decir a la posibilidad de la muerte, es
algo que puede suponer diversas reacciones emocionales
agudas y esto es complicado de asumir por parte de los
familiares. Hay que consolar al enfermo, animarle y acom-
pañarle, pero esto es bajo una exigencia muy grande: no
se permite al familiar que a su vez pueda mostrar tristeza
o llanto. El ambiente en el hogar a veces cambia y se enra-
rece. Es muy difícil, sobre todo por parte de la pareja, si
lleva años junto al enfermo, poder disimular o contenerse
emocionalmente. No obstante, en este sentido la presión

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

sobre el familiar es casi más grande que sobre el propio


paciente. Se entiende que el enfermo llore y se desespere,
pero mucho menos que sea su cuidador quien lo haga.
Esta es quizás la tarea más dura de asumir. Además, según
nuestros datos, el 72 % de los familiares no recibe apoyo
psicológico especializado. El sistema sanitario está colap-
sado y ya es mucho si puede ofrecer los servicios de un
psicólogo al enfermo. Muchas veces el familiar no está
en agenda en el Servicio de Oncología y, si precisa ayuda
profesional, debe recurrir al circuito habitual de consulta
mediante el médico de familia, que le derivará al psiquiatra
o al psicólogo, que muchas veces tiene el despacho colap-
sado de pacientes con enfermedades mentales mayores. El
familiar del paciente oncológico necesita con cierta urgen-
cia un apoyo especializado.
4) Rol en el hogar: la enfermedad cancerosa implica unos
cambios en la organización familiar. A veces el enfermo se
ve impedido, por su debilidad física a raíz del tratamiento
o por la progresión de la enfermedad, a llevar a cabo las
tareas que tradicionalmente desarrollaba. En este sentido
podemos incluir desde llevar los niños al colegio, bañar
a los más pequeños, hasta hacer la comida, etc., que de
repente son tareas que recaen en otros miembros de la
familia. Dependiendo de las características de cada fami-
lia, todas estas tareas recaen en uno o algunos miembros
sanos. Estos se ven a veces sobrecargados por asumir lo
que siempre hacían, más el cuidado del enfermo, más las
tareas que este no puede desempeñar.
5) Cambios en la casa: aparte de los roles, a veces la enferme-
dad supone cambios físicos en la organización de la casa,
desde dormitorios hasta el comedor o la cocina pueden

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

necesitar diferente distribución, según la movilidad del


enfermo. Algunos familiares viven esta situación muy mal
y además, a veces sin saber por qué, estos cambios quedan
establecidos para siempre.
6) Comunicación: citamos esta problemática al final pues nos
parece quizás la más importante. Muchas veces los fami-
liares más cercanos se ven con dificultades a la hora de
comunicarse con el paciente y a la inversa. Muchas veces
se asumen reacciones negativas o no se sabe cómo hablar
del tema y afrontarlo. El diálogo es difícil y poner sobre
la mesa los miedos de cada uno es algo que el paciente y
sus familiares a veces quieren evitar. No hace mucho en
nuestra cultura aún se promovía la ocultación del diagnós-
tico y era la familia quien lo custodiaba en secreto. Aunque
esta tendencia es cada vez más minoritaria, es verdad que
afrontar abiertamente una noticia así en el seno familiar es
difícil. Los obstáculos en la comunicación son un motivo
frecuente de malestar emocional. Unos protegen a otros y
de esta manera se entra en dificultades antes no presentes.
Puede ser que usted sienta que su familiar le mira o le trata
de forma distinta, pero también puede ser que usted perci-
ba diferencias por su propio malestar o miedo.

Esto se ha bautizado como el síndrome de la lupa, porque


estas situaciones negativas hacen que la persona afectada
tenga una «especie de lupa» invisible a nivel emocional que
le hace estar más pendiente de las reacciones de los demás
hacia ella. En este síndrome las suposiciones y anticipaciones
hacen que el paciente tenga una idea aproximada de lo que
está pasando y capte caras y gestos o interprete palabras de
su ser querido. Hay que decir que algunos son ciertos, pues

42
© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

el cáncer es una enfermedad que no deja a nadie inmune a


nivel de emociones y comportamientos. Pero es verdad que
a veces por esta lupa que comentamos estas reacciones se
ven agrandadas también por el propio tabú del afectado, que
también lleva sobre sí las actitudes y creencias de la población
a la que pertenece.
Su familiar puede ser que no sepa cómo afrontar esta
situación, y que también perciba o adivine cosas en sus ges-
tos y maneras de hablar o comportarse a raíz del diagnóstico.
Lo mejor en estas situaciones es hablar abiertamente en un
momento en que uno esté relajado y el ambiente sea propicio
para ello.
Veamos el caso de Mercedes con cáncer de mama. Explica
que nota a su hermana fría y distante. Berta, la hermana, es
una de las personas más cercanas a Mercedes. Siempre se lo
han explicado todo y se han apoyado mucho en los malos
momentos de su vida. Berta llega un día a casa de Mercedes
con ideas sobre los preparativos para celebrar la Navidad. A
Mercedes esto le parece muy mal, pero no dice nada, no se
atreve. Piensa que cómo puede ser que Berta esté pensando
en celebrar nada, estando ella recién diagnosticada de cáncer.
A su vez Berta piensa que Mercedes la ha recibido de forma
muy negativa, y que ella ha hecho un esfuerzo por llegar ani-
mada y proponer planes para intentar que Mercedes sienta
que la vida sigue. En su familia las celebraciones de Navidad
son muy importantes y desde que murieron sus padres ellas
dos siempre las han seguido preparando para todos. Dice que
para su madre «la Navidad era sagrada y que había que cele-
brarla siempre a lo grande».
Veamos la siguiente lista de pensamientos y comporta-
mientos de ambas hermanas. En la tabla 1, vemos las dife-

43
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

rentes formas de afrontar el cáncer y en la siguiente (tabla


2) el ejemplo de Mercedes y Berta. Aunque son hermanas y
proceden de un mismo ambiente familiar y cultural, tienen
diferentes maneras de posicionarse ahora que una está afec-
tada por la enfermedad. La idea es que estas dos hermanas
puedan hablar tranquilamente en lugar de dejar que se agran-
den los malentendidos.

Tabla 1.  Diferentes actitudes ante la enfermedad

El cáncer

Siempre hay que pensar en positivo Es esperable estar triste si tienes


cáncer

La expresión emocional

Mejor no hablar de ello Hay que expresar al máximo posible

Es signo de debilidad Es natural

Las conductas relacionadas con la enfermedad

Si estás enfermo tienes que dejar Tengo que ser una madre perfecta
que la familia tome el control aunque esté enferma

Si vuelvo a trabajar demasiado rápido Las cosas deben volver a la realidad


favoreceré que vuelva el cáncer lo antes posible

Si hay un enfermo en casa no hay Es mejor celebrar las fiestas para


que celebrar nada, es una frivolidad evitar entrar en un ambiente triste

Fuente: elaboración propia

Cuando hablan, Berta entiende que Mercedes se sienta


molesta porque parece que no tiene en cuenta su delicada
situación, y a su vez Mercedes se emociona porque se da
cuenta del esfuerzo que su hermana está haciendo por ella
(ver tabla 2).

44
© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

Tabla 2.  Ejemplo de formas de abordar la enfermedad en el caso de Mercedes

Berta Mercedes

El cáncer

Mercedes debería animarse Mi hermana me presiona a animarme,


¿no entiende que tengo cáncer?

La expresión emocional

No entiendo por qué no quiere No quiero hablar de ello


hablar

Me irrita su actitud Pobre Berta, quizás deba aflojar un


poco y animarme

Las conductas relacionadas con la enfermedad

Debería dejar que la ayudara Debo hacer las cosas por mí misma

Ojalá cediera en preparar la Navidad No quiero celebrar la Navidad


como cada año

Llego con las listas para compras Empiezo a interesarme porque sino
Berta se enfadará, y quizás sí que
finalmente me sienta mejor, sería
triste estar sola en Navidad

Fuente: elaboración propia

Recuerde que:

1) Ante un malentendido con personas de su confianza es


positivo sentarse a hablar.
2) El momento escogido debe ser aquel en que los dos se
sientan calmados y predispuestos.
3) Nada es contra usted. Casi siempre los familiares se com-
portan con el fin de ayudar y agradar.
4) Si, a pesar de todo, la forma de proceder de su familiar no
le satisface o no siente deseos de participar de sus planes

45
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

positivos para animarle, puede decírselo manifestando


primero agradecimiento por haber pensado en usted, pero
declinando de forma amable y «de momento» su colabora-
ción activa en la fiesta o propósito que ha iniciado el fami-
liar. Subrayamos el «de momento» porque más adelante
es posible que le apetezca volver a estar en celebraciones,
fiestas o reuniones familiares y sociales.
5) Si se trata de personas de mucha confianza puede ser
aconsejable probar de participar para ver cómo reacciona.
Ya hemos hablado del funcionamiento de las emociones y
podría sorprenderse disfrutando más de lo esperado. Si no
es así, lo manifiesta y no pasa nada.

12. Relaciones sociales: ¿debo explicarlo


a los demás?

No hay una respuesta para eso. El cáncer llega a su vida


cuando usted ya tiene una historia familiar y de valores, por
ello no hay una respuesta unívoca. Cada uno tiene su forma
de afrontarlo y desde luego el entorno es un elemento impor-
tante en este sentido. Se ha demostrado que las personas que
perciben un buen apoyo familiar y social se adaptan mucho
mejor a la enfermedad. Pero he aquí una palabra impor-
tante: PERCIBEN. Esto quiere decir que cada uno siente y
necesita el apoyo a su manera, única e intransferible. No hay
una fórmula mágica y perfecta de cómo debe acometerse en
este sentido. Tenemos casos de personas que incluso no han
comunicado su diagnóstico a sus padres o familiares muy
cercanos. Siempre hay un motivo, que no sigue un patrón

46
© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

siempre lógico, si es que la historia personal y relacional de


cada uno puede valorarse bajo premisas «lógicas».
Así pues, no hay una respuesta para esto. Usted debe ser
quien decida qué explicar a quién o cuándo. El cáncer no es una
situación aguda, aunque cuando el diagnóstico es reciente se
acumulen muchas emociones que den sensación de urgencia.
Muchos pacientes que han superado la enfermedad explican
en el largo plazo que si volvieran atrás harían algunas cosas de
forma diferente. No son pocos los que comentan que ojalá no
lo hubieran explicado a tanta gente, pues luego se han visto
obligados a dar explicaciones o a hablar del tema cuando ya
querían vivir una vida normal, pues la gente les pregunta cada
vez que les ven, lo que obstaculiza su recuperación psicológica.
Por el contrario, gente que al principio lo ocultó todo lo
que pudo, con el tiempo se ve más capaz de aceptarlo y hablar
de ello. Es en este sentido que debemos actuar libremente sin
sentirnos obligados ni autoetiquetados si decidimos explicar-
lo, no explicarlo, ni cuándo ni a quién. Como autoetiquetados
entendemos que a veces hay una presión popular a favor de
que quien no lo explica a los demás es que «no lo asume o no
lo sabe llevar bien». Nada más lejos de estas premisas. A veces
aparece una persona o una situación con la que nos sentimos
cómodos y en ese momento fluye una conversación que lleva
a confidencias, mientras otras veces pasa lo contrario. No es
necesario presionarse ni tener una pauta que seguir. No obs-
tante, habrá situaciones en las que el tema estará presente y
debemos saber cómo afrontarlo.
Otro aspecto muy importante es que el cáncer no es una
enfermedad aguda, sino crónica. Su curso es largo y a veces el
paciente quedará para siempre relacionado con esta enferme-
dad, por seguimientos y pruebas que se alargan a veces indefi-

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

nidamente según el tipo de cáncer. Así pues, no hay prisa por


explicarlo, hay tiempo y hay momentos que ayudan o, al revés,
obstaculizan que uno se explaye. Desgraciadamente hoy en
día vivimos un momento de optimismo excesivo. Aunque
esté bien ser positivos, es verdad que no se puede imponer
una forma de afrontar la enfermedad, y menos de entrada.
El curso clínico es largo y el curso psicológico va paralelo al
mismo. Por ello conviene recordar lo siguiente:

–– No hay una fórmula buena o mala.


–– No hay una persona o personas idóneas.
–– No hay un momento mejor.
–– Y sobre todo recuerde: NO ES OBLIGATORIO
EXPLICARLO.

¿Y cómo lo hago para decir que prefiero no hablar de


ello? Es importante aprender a decir NO de forma educada
y amable. Esto se llama asertividad. La asertividad se define
como la forma de negarse a algo o defender los propios
derechos sin incurrir en un conflicto ni usar malas maneras
o gritos. Recuerde que su situación no es aguda, y, por ello,
puede ir cambiando también su manera de afrontarla. Eso
incluye su tendencia a explicar su problema o a no querer
hablar de ello.
Recuerde que:

–– Las emociones que conlleva el diagnóstico de cáncer


hacen que su sistema límbico (más relacionado con las
emociones) esté activado.
–– Su capacidad más racional se ve disminuida por el
auge emocional. ¿Qué queremos decir con capacidad

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

racional? Todo lo que tiene que ver con funciones


superiores: tomar decisiones, organizar, planificar... Por
ello, ante la duda siempre es mejor dejar pasar el tiem-
po y no hacer nada que no vea claro y después pueda
lamentar.

Veamos el ejemplo de Laura. Laura tuvo cáncer de mama


a los cuarenta años. Era una mujer atractiva con un buen
trabajo, pareja y tres hijos maravillosos. El cáncer puso su
vida al revés, como decía ella. Tenía una vida social muy acti-
va y a nivel profesional se relacionaba con muchísima gente,
pues es abogada de una empresa importante. Laura se obligó
desde el primer día a ser positiva. Decía en voz alta que «no
hay que esconder nada», «esto no es mi culpa, ¿por qué iba a
ocultarlo?». Así, Laura, aunque tuvo la suerte de no padecer
alopecia por el tratamiento que le tocó, y no se le notaba
demasiado físicamente, ella lo explicaba enseguida a toda per-
sona que veía. Explica que mucha gente «se quedaba sin saber
qué decir». Estuvo, por sus tratamientos, un tiempo ausente,
pero siempre en contacto con el trabajo. Laura explica ahora,
seis años después, sin rastro de la enfermedad, pero con sus
visitas de control y seguimiento, que se arrepiente de haberlo
explicado tanto. Comenta que cada vez que ve a alguien de
nuevo le pregunta: «¿Cómo estás?» y dice que parece que hay
gente que la mira de reojo como pensando «por tener cán-
cer no está mal»... O «me miran con pena o pensando «esta
pronto ya no estará por aquí»». Es cierto que pueden ser
percepciones de Laura, pero sí que más de una vez hay gente
que se arrepiente de haber sido muy expansiva. Como dice
Laura, «me vi obligada a hacer un ejercicio de no ocultarlo,
que ahora tampoco veo tan claro».

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Inversamente, hay gente que no lo explica a nadie, incluso


a los más allegados. Manuel tiene cáncer de próstata, lo que
le hace pensar en que todos van a mirarlo como a un bicho
raro. Decía: «Ya se sabe, cáncer de próstata es igual a impo-
tencia e incontinencia», «Me van a crucificar en el trabajo»...
Así, Manuel no lo explicó a nadie, ni siquiera a sus hijos. Solo
lo sabía su mujer. Manuel hizo un proceso de aislamiento, no
quería ir a reuniones sociales, en el trabajo mintió y explicó
que tenía una piedra en el riñón para justificar sus ausencias...
Ahora se ha enterado de que un compañero suyo tiene cán-
cer de próstata y no sabe cómo decirle que puede ayudarle...
Además, Marcos, su hijo mayor, está muy frustrado porque
le invita a su casa de la montaña como cada año a pasar unos
días de verano y él no quiere ir. Ahí están los suegros de
Marcos y se hace mucha vida social, excursiones... Manuel
está deprimido porque también se siente culpable por no
explicarlo a su propio hijo, pero le da vergüenza. Su mujer
sufre porque se han aislado mucho y además no le gusta la
situación, pues tiene una gran confianza con su hija y esta
nota algo pero la rehúye constantemente.
Hemos puesto dos casos extremos a propósito, pero como
es lógico hay mil situaciones diversas. ¿Quién lo hizo bien,
quién lo hizo mal? Ninguno lo hizo bien o mal, cada uno
hizo lo que sintió o creyó oportuno. Laura no puede tirar
atrás, Manuel sí, pero no sabe cómo. En un caso y otro usar
la asertividad es la mejor solución: Laura para decir que no
quiere hablar más del tema, Manuel para explicarlo y prepa-
rarse cuando los hijos o amigos le cuestionen el hecho de
haberlo ocultado. Seguramente la mejor estrategia de la que
debemos partir es:

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

Usted es quien decide a quien lo explica, cuándo y cómo.

12.1. Asertividad, ¿qué es y cómo conseguir


aplicarla?

La asertividad es la capacidad de sostener el propio punto


de vista y de negarse a cosas a las que usted cree que debe
y puede negarse sin perder las formas. Para comprenderlo
mejor explicaremos los tres estilos de comunicación. Estos
son el pasivo, el agresivo y el asertivo.
Estilo pasivo: el estilo pasivo se refiere a personas que se
inhiben y prefieren no contestar. Es alguien que no quiere
contradecir a los demás y se siente muy incómoda en las situa-
ciones de conflicto. Le cuesta defender sus derechos y con-
testar de forma adecuada a los requerimientos de los demás
a los que no quiere acceder. Es una persona temblorosa que
evita mirar fijamente a los ojos. En el caso del paciente con
cáncer no sabe cómo negarse a explicar lo que le preguntan.
Su respuesta en situaciones sociales será evitarlas por miedo a
que le pregunten o miren demasiado, o acabar explicando lo
que no quería por no saber negarse u oponerse a responder
a quienes les preguntan. Es alguien que se siente incómodo y
espera que los demás adivinen sus deseos o derechos. Su frase
ante este tema puede ser: «No deberían haberme preguntado,
eso ya se sabe que no se hace».
Estilo agresivo: al contrario que en el caso anterior, la persona
tiene muy claros sus derechos y los manifiesta, pero a menudo
de forma agresiva, incluso cuando no es necesario. No olvide-
mos que mucha gente se preocupará por él y le preguntarán

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

por interés y cortesía. Es una persona que mira fijamente,


quizás demasiado, con expresión amenazadora. El problema es
que él mismo después suele darse cuenta de la inadecuación de
sus respuestas y se sentirá mal y, además, lo que consigue es que
no se le pregunte más, con lo que experimentará una sensación
de abandono por parte de los demás. Un ejemplo de sus res-
puestas puede ser: «¿A ti qué te importa lo que me pasa?», «No
quiero hablar de ello, déjame en paz» (en voz alta y agresiva).
Estilo asertivo: una persona con estilo pasivo puede ser
alguien que no se atreva a contestar o a defender sus derechos,
pero que un día explote siendo agresiva. Por ello y, aunque a
veces cuesta de conseguir, la asertividad es una forma de comu-
nicación más acertada que daña menos a la persona que la ejer-
ce y a su entorno. La buena noticia es que se puede conseguir a
base de ensayarla o practicar algunos de los puntos siguientes:

1) Usar más la primera persona que la segunda (el yo o noso-


tros es preferible al tú, usted o vosotros): implica que la per-
sona está dejando clara su posición, que la defiende y que
no «ataca» a la otra persona, ni la juzga ni le impone nada.
2) Tener muy claro lo que uno quiere expresar o conseguir.
Puede ser bueno ensayarlo en casa o con alguien conocido
o con un terapeuta. Usted debe tener claro que NO quiere
hablar de su enfermedad con esta persona o personas o en
esta situación. Debe mantenerse en esa posición a partir
de haberlo fijado en su mente. Frases como «ahora prefie-
ro no hablar de ello», o «gracias, pero ya lo comentaremos
en otro momento» pueden ayudarle a salir del atolladero.
3) En caso necesario use la técnica del disco rayado: se refiere
a que cuando uno se encuentra en una situación real, las
personas a veces insisten sin parar y uno debe mantener-

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© Editorial UOC Capítulo I. Diagnóstico

se en lo que decidió hacer o no hacer, decir o no decir.


Muchos pacientes explican que cuando expresan que
prefieren no hablar de su enfermedad los demás insisten
o les presionan con frases del tipo «no pasa nada», «no
lo explicaré», «es bueno hablarlo...». Puede ser que usted
quiera hablar de ello con otra persona o en otro momento.
Por este motivo no debe aceptar este tipo de comentarios
y mantenerse en su posición.

Tomando los casos anteriores, las respuestas más adecua-


das podrían ser las siguientes:
Laura diría: si no te importa (YO) prefiero no hablar del
tema.
Manuel: tengo algo que explicarte. He decidido no hacerlo
hasta ahora, pero no tiene nada que ver contigo, ni con lo
importante que eres para mí. Soy yo quien no estaba prepara-
do para explicarlo. Quiero que seas el primero.
La falta de asertividad es algo muy frecuente en personas
diagnosticadas de cáncer. Es una demanda común al principio
del diagnóstico y en la supervivencia, cuando una vez finali-
zado el tratamiento, la persona quiere volver a ir a fiestas o
reuniones sociales. A menudo se ve preocupada o bloqueada
por cómo hacerlo, o qué le dirán y qué responder. Haremos
referencia nuevamente a este tema en el tercer capítulo sobre
el final de tratamiento.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Bibliografía

Carlson, L.; Speca, M. (2011). Mindfulness-Based Cancer Recovery: A


Step-by-Step MBSR Approach to Help You Cope with Treatment and
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Random House.
Holland, J.; Lewis, S. (2009). The human side of cancer. Londres:
Harper-Collins.

54
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

Capítulo II
Tratamiento

1. Tratamiento en cáncer

Aunque este no es un texto médico, repasamos brevemente


los principales tratamientos que se aplican en cáncer. En onco-
logía es frecuente la combinación de dos o más tratamientos
de los que explicamos a continuación. Todo ello se decide por
aspectos clínicos y de cada enfermo, por lo que es importante
no comparar con otros enfermos que usted conozca.
Consulte el apartado sobre historia de la oncología, donde
se explican a grandes rasgos los principales tratamientos. Al
final de este capítulo hallará webs de referencia donde se
desarrolla cómo es cada tratamiento, tipos y efectos.

2. Reacciones esperables ante los tratamientos

–– Ansiedad: como se ha comentado previamente, la pers-


pectiva del tratamiento puede provocar altos niveles de
ansiedad, pues la población sabe que son terapias duras
con consecuencias importantes a nivel físico, psíquico
y familiar.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

–– Depresión: la depresión tiene como emoción básica la


tristeza. A diferencia de la ansiedad, la depresión aparece
más a medio y largo plazo, por acumulación de aconte-
cimientos negativos o por su persistencia en el tiempo.
Cuando ya se lleva un tiempo en tratamiento pero el
final aún parece lejos, es normal que aparezcan tintes
depresivos.

Una tristeza muy profunda, que implica dejar de hacer y


de disfrutar de actividades placenteras y que incluso puede
llegar a causar que el individuo se inhiba de cualquier rela-
ción o conducta y llegue a pensar cosas muy negativas, puede
convertirse en una depresión. La depresión es una condición
cuya emoción básica es la tristeza. No obstante, la tristeza
puede ser una emoción normal y adaptativa que corresponda
a un hecho negativo en la vida del individuo y le sirva para
recluirse y reflexionar en lo que ocurre. Aceptarla puede
implicar analizar tranquilamente lo que está pasando. La tris-
teza tiene una duración limitada y no impide que el sujeto siga
con sus actividades diarias, aunque puede reducir algunas que
no le apetezcan.
La depresión, por el contrario, implica más cambios en
el individuo. En un extremo puede ser una enfermedad. Sin
embargo, cuando hablamos de cáncer, por lo general, habla-
mos de depresiones leves. Suelen aparecer cuando el sujeto
lleva un tiempo con el tratamiento, porque a la dureza de los
efectos secundarios se suma el cansancio, la reflexión sobre el
sentido de la vida o a veces la desesperación. Algunos pacien-
tes comentan que no ven la «salida a la luz del túnel».
La percepción del tiempo en pacientes oncológicos mien-
tras están haciendo el tratamiento es diferente, les pasa más

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© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

lento. Pongamos por ejemplo a una persona, Teresa, que tra-


baja y que tiene que coger la baja para hacer la quimioterapia.
Esta se le aplica en pautas de cada tres semanas, y se encuen-
tra bastante mal el primer día después de la quimioterapia,
pero mejor al cabo de dos o tres días, y muy bien después.
Teresa es profesora en una universidad, le encanta su trabajo
y está muy volcada en él. Ha tenido que coger la baja pero
se encuentra bien muchos días. ¿Qué le pasa a Teresa? Pues
que está sola en casa, acostumbrada a un ritmo trepidante y
absorbente, y ahora se encuentra inactiva. Los primeros días
intentaba hacer otras cosas, aquellas que siempre decía que
si tuviera tiempo le gustaría poder hacer. Pero no resultó, lo
encontraba todo aburrido. Se sentía triste por no poder estar
en su lugar de trabajo. Su familia se iba por la mañana a tra-
bajar o estudiar y casi les tenía envidia. Teresa empezó a no
ducharse, se tumbaba en el sofá y le iban pasando las horas
sin hacer nada. Sus pensamientos eran negativos, incluso diri-
gidos a ella misma. Por ejemplo pensaba: «Para qué sirvo»,
«todo el mundo hace su vida y yo aquí sola»... Un día, cuando
llegó su marido a media tarde, la encontró aún en pijama,
tumbada en el sofá. Teresa no había hecho nada, ni la comi-
da, ni la cama, ni arreglarse, etc. A partir del caso de Teresa
podemos ver que la depresión en un paciente con cáncer se
enmarca en la siguiente tríada:

–– Emoción negativa: la tristeza (se explica en el apartado


de emociones negativas).
–– Pensamiento negativo: los ejemplos que hemos señala-
do previamente.
–– Conducta inhibida: Teresa deja de moverse y de hacer
cosas.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Estas tres bases se relacionan e influyen entre sí. Al no


hacer nada, Teresa tiene menos ganas aún de hacerlo. Esta
situación no es infrecuente en personas con cáncer, acos-
tumbradas a una vida activa, como es el caso de Teresa. Para
que llegue a depresión como diagnóstico sería necesario un
recrudecimiento de esta situación. Ello es posible, pero más
frecuente si la persona tiene antecedentes de depresión u
otras patologías mentales. En un caso como el de Teresa,
estamos a tiempo de frenar la espiral depresiva.
¿Qué es la espiral depresiva? Pues justamente lo que le pasa
a Teresa: no sabe organizar su día pues estaba acostumbrada
a su ritmo laboral y al ritmo escolar de sus hijos. Esta inac-
tividad la aburre y se acaba poniendo triste y entrando en la
desidia, su análisis de sí misma es negativo, pues ve el resulta-
do, que no le gusta nada, y a partir de ahí aún se siente peor.
Hay una frase que resume esto de manera muy correcta y
adecuada: «En la depresión uno es el prisionero y el carcelero
a la vez». Es muy importante saber cortar esta espiral, porque
de lo contrario puede ir a más y llegar a ser algo serio y grave.
Ante la depresión es mejor acudir a un buen profesional, pero
pueden ayudar las siguientes pautas, que aplicamos al ejemplo
de Teresa:

1) Ponerse el despertador cada día a una hora razonable: es


muy importante, para no caer en este estado de dejación de
uno mismo, intentar mantener el ritmo día/noche más o
menos normalizado. Entendemos que la persona necesite
descansar más y pactamos con Teresa una hora razonable,
en este caso a las nueve de la mañana. Teresa se despierta
en su vida cotidiana a las 6:45. Cuando llega a la consulta a
veces son las once, otras a las doce... Ello hace que se vaya

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© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

a dormir más tarde y siente que se está «descolgando» de


la familia, que no está en el ritmo normal.
2) Teresa se duchará. Una de las cosas que más asustaron a
Teresa y a su marido fue el desinterés por la higiene. Esto
puede suceder en la depresión. Teresa decía que al final
pensaba: «¡Para qué ducharse si no iba a ir a ninguna parte
ni nadie la iba a ver!».
3) Se pactan actividades que impliquen salir de casa. Primero
se buscarán actividades cortas y que no impliquen ver a
nadie. Teresa elige salir a dar una vuelta por el parque que
hay cerca de su casa y se estima que esta salida durará unos
veinte minutos.
4) Más adelante se pactarán con Teresa actividades más
largas, siempre de forma paulatina. Se irán incluyendo, al
ritmo que ella vaya asumiendo, paseos o encuentros que
incluyan personas, primero las de más confianza, luego, si
lo desea, podrá asumir salidas que incluyan a más gente.

Lo importante es que todo esto se vaya haciendo gradual-


mente, de forma que Teresa se vea capaz de hacerlo, para
asegurarse de que no habrá retrocesos.

3. Percepción del paso del tiempo

Numerosos estudios demuestran que las personas que


están en tratamiento por cáncer perciben el tiempo de una
manera diferente. Su vida pasa a estar controlada por el calen-
dario médico: días de análisis, horarios de la quimioterapia, la
radioterapia, periodo previo y posterior a la cirugía...

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Esto es normal, pues están en un momento crucial de sus


vidas. Sin embargo, también es verdad que perciben el tiempo
de forma más lenta y que vivir pendientes del calendario de
tratamientos puede ser angustioso. Nos referimos a que, a
veces, los planes iniciales cambian según análisis o pruebas de
control. Un ejemplo puede ser un análisis de sangre previo a
una sesión de quimioterapia. Este análisis se hace con el fin
de determinar si las defensas están en los niveles correctos o
demasiado bajas por los efectos de la sesión anterior. Si es el
caso, el tratamiento debe posponerse, porque implicaría un
riesgo en la vida del paciente. Esta decisión a veces genera
desazón, pues cambia y retrasa los planes, sobre todo del
final que se había previsto. Aunque es lógico este control y las
ganas de terminar, e, incluso, puede ser positivo como factor
que induce a la sensación de control por parte del sujeto,
puede generar decepción y cansancio. Por ello es necesario
mantener un cierto calendario con el fin de motivarse e incen-
tivar planes de futuro, pero siempre con la vista puesta en los
imprevistos que se pueden generar.

4. Fatiga

Una de las repercusiones más frecuentes de los tratamien-


tos anticancerosos es sin duda la fatiga. La fatiga implica un
cansancio más o menos acusado que hace que el paciente
permanezca inactivo. Se cifran en hasta un 99% las personas
que están bajo tratamiento contra el cáncer que experimen-
tan fatiga, aunque las cifras son dispares, pues la medición es
complicada.

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© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

La fatiga puede confundirse con la depresión. Esto se


debe a la apatía que hace que incluso haya enfermos que
estén siempre en el sofá. Nunca hay que subestimar el efecto
verdadero de los tratamientos, pero hay que ser cautelosos,
pues a veces es difícil escapar al «rol de enfermo» y se puede
llegar a hacer menos actividades de las que se podrían hacer
debido a una espiral depresiva, de la que hemos hablado
antes. Si el médico no indica nada en contra, es importante
intentar seguir con actividades, hacer algunas cosas, pues es
fácil caer en un estado medio depresivo por el hecho de estar
inactivos.
Es necesario repasar este estado de depresión, pues una
cosa se solapa con otra y aunque al final no podamos ponerle
un nombre concreto, hay que diferenciar qué es depresión
y qué es fatiga, porque el resultado puede ser parecido: el
paciente no tiene ganas de hacer nada y se va reduciendo su
ritmo y acrecentando sus pensamientos negativos y acaba
sintiéndose mal, desanimado, sin fuerzas ni ganas de hacer
nada... Hay que aclarar que las últimas investigaciones señalan
que el ejercicio físico es positivo durante la quimioterapia.

5. Solapamiento de síntomas

Las repercusiones del tratamiento anticanceroso a veces


pueden implicar un solapamiento de síntomas depresivos.
Miremos la siguiente lista:

–– Tristeza.
–– Pocas ganas de hacer cosas (apatía).

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

–– Pensamientos negativos sobre uno mismo, sobre el


futuro y sobre el mundo en general.
–– Poca o nula capacidad de disfrutar de las cosas placen-
teras (anhedonia).
–– Fatiga/cansancio muchas veces a pesar de no haber
hecho demasiada actividad.

Todas estas características son propias de la persona depri-


mida. No obstante, también son frecuentes en pacientes con
cáncer. Por ello a veces es difícil diferenciar una cosa de la
otra, aunque esto siempre debe hacerlo un profesional.

6. Múltiples profesionales
y toma de decisiones

Un aspecto que genera ansiedad en la fase de tratamien-


to viene dado por dos aspectos que tienen que ver con la
idiosincrasia de la enfermedad, pero que generan malestar e
inseguridad en el paciente.
Nos referimos a estar bajo varios profesionales que tienen
diferentes formas de ver e incluso tratar la enfermedad. Es
posible que usted esté muy atento a lo que dicen sus médicos
y escrute sus caras y expresiones y perciba contradicciones
entre ellos. Pero también es posible que tengan formas dife-
rentes de entender lo que es mejor para usted y eso le genere
incertidumbre. Puede ser importante plantear esta sensación
de forma abierta y sin culpabilizar al médico que le vea con
más frecuencia para que tenga en cuenta su nerviosismo ante
esto.

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© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

Milagros, una paciente que escribió a una consulta en


internet, decía que se sentía como un coche y que un mecáni-
co miraba la rueda, otro los cristales y otro el motor... En este
símil decía que ella era el coche y que quería que atendieran a
su persona, de forma global, no «a trozos».

6.1. Toma de decisiones

Ante la amenaza, la primera respuesta será siempre optar


por aquello que intuitivamente le puede garantizar la cura-
ción (para conseguir sobrevivir). Este es uno de los casos en
los que sus emociones le pueden hacer decidir erróneamen-
te. Todas las investigaciones apuntan a que el tratamiento
mejor entendido es la cirugía. La cirugía implica erradicar el
tumor, «arrancarlo del organismo sano», y por ello es pro-
bable que lo entienda mejor, lo acepte e, incluso, una vez
aceptado que está ahí, que tenga prisa porque se haga ya.
Sin embargo, la oncología (y, de hecho, la medicina en
general) opta cada vez más por tratamientos o procedimien-
tos lo menos agresivos posible. Los avances médicos no
siempre van a la par que el sentir popular y es complicado de
entender que no siempre se recomiende cirugía o haya otras
opciones. Elegir el tratamiento es una opción en muchas oca-
siones, y hay que poder hacerlo con la máxima ecuanimidad.
La elección se ve complicada por lo siguiente:

–– Ansiedad: ya hemos hablado mucho sobre la ansiedad


y su papel en nuestra capacidad de razonar, sobre todo
en momentos en que es muy alta. Está claro que impide
tomar decisiones de forma serena y reflexiva.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

–– Palabras desconocidas: terminología médica. Cuando


el ser humano está emocionalmente comprometido, es
difícil que pueda comprender palabras técnicas.
–– Estadísticas: no hace mucho tiempo se ocultaba la
información del auténtico diagnóstico al paciente con
cáncer. Sin embargo, en nuestros días las cosas han
cambiado. Cada vez más se tiende al modelo de infor-
mación total, lo que incluye a veces la comunicación
de datos y probabilidades de curación o mejoría. Las
estadísticas son información racional, que puede alterar
emocionalmente al paciente. Quizás usted se vea obli-
gado a tomar decisiones basándose en números que no
significan nada, ya que se siente atemorizado y angus-
tiado por el miedo a la muerte, miedo al sufrimiento y,
en esta fase, miedo a elegir mal. Usted puede sentirse
incapaz de decidir e interpretar los números que le
digan o escriban.
–– Sensación de urgencia: aunque es comprensible la
sensación de urgencia, es necesario tomarse un tiempo
para poder reflexionar e informarse al máximo de las
posibilidades que le ofrece el médico. Como hemos
explicado, las emociones, lógicas en una situación de
peligro o amenaza, van a confundirle y a bloquearle.
Es probable que solo sea capaz de sentir el miedo y
la ansiedad y por ello su capacidad de decidir estará
mermada.

Es recomendable que:

–– Se tome todo el tiempo posible. Su sensación es de


urgencia por las connotaciones de enfermedad mortal

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© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

que tiene el cáncer. No obstante, es posible que pueda


darse unos días para pensar y analizar a fondo.
–– Trate de comprender al máximo su diagnóstico. El cán-
cer son muchas enfermedades y situaciones diversas.
Intente recabar información de su caso, entender bien
qué tumor es el suyo, donde se localiza... En su casa,
tranquilamente, haga una lista de cosas que no entendió
durante la visita médica.
–– Tenga claras las opciones de tratamiento. La aproxi-
mación terapéutica al cáncer implica diversos tipos de
tratamiento y, con frecuencia, una combinación de los
mismos. Es importante tener información adecuada
sobre cualquiera de ellas y saber muy bien:

• Los objetivos del tratamiento: cada paso tiene unos


objetivos que usted tiene que conocer bien. ¿Es
un tratamiento curativo? ¿Es para reducir el tumor
y luego poder intervenir quirúrgicamente? ¿Es
paliativo?
• Las repercusiones en la calidad de vida: efectos a
corto, medio y largo plazo.
• Las probabilidades de curación: esta es una pregunta
delicada.

–– Cuente con uno o varios familiares o amigos: dado


que sus emociones y la variedad de pensamientos que
le van a provocar pueden inducirle a dificultades para
entender y tomar decisiones, es esencial que cuente con
una o varias personas de su entera confianza que acu-
dan con usted al menos a las visitas cruciales. Esto se
recomienda incluso en culturas con menos apego fami-

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

liar que la nuestra. Esta persona por supuesto estará


afectada por la situación, pero puede tener más claridad
cognitiva a la hora de comprender lo que le explican.
Los estudios muestran que usted va a tener el riesgo de
retener, como se dijo antes, hasta un 50 % menos de lo
que le hayan explicado. Si acude alguien con usted, ese
alguien después le puede ayudar a componer un poco la
situación. No solo eso, sino que esta persona que usted
haya elegido es muy probable que le conozca bien y
luego sepa ayudarle a ver los efectos de cada tratamien-
to y cómo le van a afectar en su vida posterior al mismo.
Sabe a qué le da usted más importancia en su vida y a
partir de aquí es más probable que puedan diseñar bien
cómo será su vida después del tratamiento, intentar optar
por decisiones que repercutan lo mínimo posible en
aquello que a usted le importa o interesa más.
–– Haga listas: durante la consulta médica, la ansiedad
puede hacer que se olvide de cosas que quiso preguntar.
Como dijimos en el punto anterior, si usted va con un
familiar, este puede ayudarle a recordar. Sin embargo,
tener una lista en la nevera o en algún sitio donde usted
y todo el núcleo familiar pueda anotar cosas a pregun-
tar la próxima vez les ayudará sin duda. La interferencia
emocional provoca el olvido de cosas. Una lista hecha
sin la presión del tiempo de consulta ni por la ansiedad
elevada puede ser mucho más efectiva. Esto le vale para
todo el proceso de la enfermedad, incluso cuando ya
haya acabado, para las visitas de control.
–– Pida permiso para grabar la consulta. En algún país
esto es habitual pero en otros los médicos son muy rea-
cios. Se trata de pedir permiso y explicar muy bien cuál

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© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

es el objetivo de registrarla, que es para poder repasar


los temas más importantes en casa y escuchar la infor-
mación estando más relajados y fuera del ambiente
hospitalario. Si no le dan el permiso no pasa nada; en
lugar de esto usted o su familiar pueden tomar nota de
lo que se explique, repasarlo en casa y volver a escribir
aquello que no le haya quedado claro.

Pondremos el ejemplo de Carlos, de sesenta y un años. Le


diagnosticaron cáncer de próstata. El oncólogo le explicó las
opciones de tratamiento que había en su caso, que eran las
siguientes:

1) Prostatectomía: extirpación radical de la próstata.


2) Radioterapia: irradiación del tumor en la próstata.

Carlos respondió enseguida que le extirparan el cáncer,


que no quería tenerlo en su cuerpo. Le intentaron explicar
que las consecuencias serían irreversibles. Las dos más fre-
cuentes y aversivas son incontinencia urinaria e impotencia
sexual. Carlos decía que lo que quería era vivir y que se lo
hicieran ya, lo antes posible, que no tenía ninguna duda.
Vemos a Carlos unos años después con un estado depresivo
permanente. Está hundido por su situación y verbaliza cons-
tantemente que se arrepiente de haber optado por la cirugía
radical porque está pasando un «infierno con la impotencia y
la incontinencia».
A la familia le diríamos que contasen con el enfermo para
hacer todas las tareas que pudiera hacer. Ponemos el ejemplo
de David, que tenía cáncer de colon, y estaba muy debilitado
por la quimioterapia. Su hija, Julia, se casaba en los próximos

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

meses. Habían decidido no anular la boda. En primer lugar


parecía que David se iba a curar, así pues, se preveía que para
la fecha ya podría estar recuperado. David es un alto ejecu-
tivo de una empresa multinacional, acostumbrado a llevar
un ritmo frenético de trabajo y está muy volcado en él. De
hecho, incluso durante la baja no está desconectado del todo
de su trabajo. Aun así dice que se aburre pero lo que más le
entristece es que la familia habla y hace planes como si él no
estuviera. Explica que incluso físicamente queda apartado.
Como no se encuentra muy bien debido al tratamiento está
en el sofá tapado con una manta. Se levanta apenas para ir al
baño, comer e irse a la cama. La familia se sienta en la mesa
del comedor y conversan sobre la organización del evento.
Hablan de listas, de invitados, comida... De vez en cuando
David dice su opinión, pero su voz es débil y queda relegado.
Dice que ni le oyen, o bien le contestan «Tú tranquilo, papá,
descansa». Él se siente apartado y triste. Dice que es un inútil y
que no sirve para nada a su familia. Desde luego que le miman
y le cuidan, pero siente que le han anulado y no le tienen en
cuenta. David aparentemente no es el de siempre y su familia
no lo incluye en el círculo familiar. Puesto que no ejerce su rol
de padre-marido basándose en las funciones habituales, no le
han incorporado a la organización de la boda de su hija. Hay
que decir que la familia de David no actúa de forma preme-
ditada ni con mala intención. Al contrario, lo hacen para pro-
tegerle. La consecuencia es que David se siente «demasiado
protegido». Llamamos sobreprotección al acto de evitar que
la persona que queremos se ponga en contacto con cualquier
situación que pueda frustrarle. En el caso de los enfermos
con cáncer es muy frecuente que los familiares, con la mejor
intención, hagan todo lo posible por cuidar al enfermo, cosa

68
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

loable. No obstante, a veces en este sentido hay un exceso de


celo y se extralimitan impidiéndole hacer todo aquello que
creen que puede ser perjudicial para él. Esto puede dar lugar
a que el paciente se sienta limitado y con sentimientos a veces
de abandono. Por ello es necesario, al igual que comentamos
en el apartado del tratamiento, intentar que el paciente haga
todo lo que pueda hacer por él mismo. También hay que darle
voz y hacer que se sienta incluido en la dinámica familiar.
Lo primero que hay que hacer es detectar todo esto. David
siente malestar pero necesita analizar lo que siente y piensa y
qué situaciones se lo generan. Véase cómo es un registro de
situaciones y unos ejemplos en las tablas 3 y 4. Como puede
observarse, David diferencia entre lo que piensa y lo que sien-
te y finalmente podemos añadir una columna sobre lo que
hace para tener completo el círculo cognitivo (pensamiento),
emoción y conducta. En este caso David se queda en su
sofá. No obstante, algunas veces dice que «le entran ganas de
levantarse e irse de la habitación como muestra de protesta».
Véase en la tabla 5 con el añadido de la reacción conductual.
Es optativo añadirla pero puede ayudar en algunos casos.

Tabla 3.  Modelo de registro de situaciones

Nivel de malestar
del 0 (ningún
Día/hora Qué Qué Cómo me malestar) al
(*) ocurre pienso siento 10 (malestar
máximo que
puedo soportar)

(*) No es necesario poner la hora exacta sino el momento del día para ubicar la
situación

69
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Tabla 4.  Registro de situaciones aplicado a David

Nivel de malestar
del 0 (ningún
Día/hora Qué Qué Cómo me malestar) al
(*) ocurre pienso siento 10 (malestar
máximo que
puedo soportar)

Noche, Como «Otra vez, Mal, un 7


después siempre pasando poco triste
de cenar enseguida de mí»
después de
cenar me
tumbo en
el sofá con
la manta y
mi mujer
y mis tres
hijas se
sientan a
comentar
los detalles
que
quieren dar
el día de la
boda

Mediodía, Explica «¿Y yo?» Enfadado, 8


llega mi que ya ha «¿No no se dan
hija a casa ido a la van a cuenta de
peluquería comentar que me
y han nada anulan
concretado sobre mí?»
detalles «Creo que
sobre sus piensan
peinados que quizás
ya estaré
muerto...»

(*) No es necesario poner la hora exacta sino el momento del día para ubicar la
situación

70
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

Tabla 5.  Registro de situaciones aplicado a David, incluyendo la conducta

Nivel de
malestar
del 0
(ningún
Día/ Cómo
Qué Qué Qué malestar)
hora me
ocurre pienso hago al 10
(*) siento
(malestar
máximo
que puedo
soportar)
Noche, Como «Otra vez, Mal, un Nada, me 7
después siempre pasando poco quedo en
de cenar enseguida de mí» triste el sofá
después de
cenar me
tumbo en
el sofá con
la manta y
mi mujer y
mis tres hijas
se sientan a
comentar los
detalles que
quieren dar
el día de la
boda
Mediodía, Explica que «¿Y yo?» Enfadado, Me 8
llega mi ya ha ido a «¿No no se dan levanto
hija a casa la peluquería van a cuenta de enfadado
y han comentar que me y me
concretado sobre anulan voy de la
detalles mí?» habitación
sobre sus «Creo que dando un
peinados piensan portazo
que
quizás
ya estaré
muerto...»

(*) No es necesario poner la hora exacta sino el momento del día para ubicar la
situación

71
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Una vez visto el registro nos enfocamos en dos direcciones:

1) Que David se sienta parte de la familia, que cuenten con él.


2) Que David se sienta útil ante un momento familiar de
trabajo y demandas.

Lo primero que conseguiremos es que la familia se haga


cargo de lo que David siente y piensa. David usará el estilo
asertivo para comentarlo. Ejemplos:

Para el primer objetivo proponemos:

a) Hacer las reuniones para organización de la boda de manera


que David quede físicamente incluido. Las conductas no ver-
bales son muy importantes. Sentarse en círculo como hacía
la familia de David hasta ahora aumenta su sensación de ser
excluido, más cuando él está a más baja altura por estar en
el sofá. Así pues, proponemos que David esté en el círculo.
b) Hablar en primera persona del plural y mirar a David
cuando se expliquen los planes o se comenten aspectos de
la organización.

Para el segundo objetivo:

a) Encomendar tareas a David. Estas deben ser factibles para


él. Se evitará plantear tareas que se vea muy claro que él
no puede hacer.
b) Se evitará un tono de compasión o que lleve implícito que
se busca una tarea para «darle algo» o cubrir su tiempo
inactivo. Así pues, hacemos una lista previa a la reunión de
actividades que David podría hacer para ayudar:

72
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

• Escribir propuestas de grupos para las mesas del ban-


quete.
• Llamar a las personas que no han contestado a la invi-
tación.
• Llamar a la floristería.
• Montar los recuerdos (un pequeño obsequio que van a
dar a los invitados).

Ayudamos a David a decidir en la tabla 6.


Tabla 6.  Ejemplo de tareas que puede hacer David para colaborar en la
organización de la boda de su hija

Actividad Pros Contras

Escribir Puede hacerlo fácilmente en su Siempre es su


propuestas de sofá sin necesitar a nadie mujer y su hija
grupos para Le iría bien hacerlo a cualquier quienes tienen más
las mesas del hora del día (puede ayudarle habilidades para este
banquete en su insomnio) tipo de cosas, teme
no hacerlo bien

Llamar a las Puede hacerlo fácilmente en su Teme que le


personas que no sofá sin necesitar a nadie pregunten
han contestado a Aprovechará para hablar con demasiado por
la invitación gente. Está solo la mayor su estado, pero al
parte del día y así estará más mismo tiempo tiene
animado ganas de hablar de
ello

Llamar a la Puede hacerlo fácilmente en su No está seguro de


floristería sofá sin necesitar a nadie saber elegir las flores,
no es su fuerte

Montar los Puede hacerlo fácilmente en su No es muy habilidoso


recuerdos sofá sin necesitar a nadie manualmente
(un pequeño Le iría bien hacerlo a cualquier
obsequio que hora del día (puede ayudarle
van a dar a los en su insomnio)
invitados)

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

Una vez repasadas las opciones, y, en orden de preferencia,


David decide llamar a las personas que no han respondido a
la invitación para asegurar que la tienen y tratar de obtener
una respuesta sobre si van a acudir o no.

7. No consigo sentirme positivo, ¿puede esto


repercutir en mi curación?

Hoy en día asistimos a una oleada de positivismo ante el


cáncer. Es paradójico que no hace mucho era una enferme-
dad rodeada de creencias y actitudes negativas y hoy en día se
ha pasado casi a la tendencia opuesta.
Las personas esperan que el paciente esté optimista y
alegre, que se queje más bien poco y no explique en voz alta
sus sentimientos más negativos. Sin duda, intentar ser fuerte
y adaptarse a la situación siguiendo todas las pautas médicas
con ánimo es una buena idea. De hecho, numerosos estudios
demuestran que la aceptación de las emociones negativas es
fundamental para adaptarse a los avatares de la vida. Ello no
significa regocijarse en lo malo y compadecerse, pero sí quiere
decir que, cuando hay motivos para ello, las emociones nega-
tivas son normales y coherentes e intentar negarlas o esfor-
zarse en suprimirlas solo es un bumerán que más adelante
saldrá como un chorro de agua que se ha tapado, a presión.
Algunas corrientes de la psicología (llamadas de tercera
generación) están trabajando en lo que se denomina «evi-
tación experiencial». Esto no es un trastorno, sino que se
parece un poco a lo que solemos denominar «negación». La
persona evita sentir todo el abanico de emociones negativas

74
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

que la situación adversa le ha generado. A la larga esto es


perjudicial. Las emociones son adaptativas, así que primero
hay que aceptarlas tal como son. En ello le puede ayudar un
profesional, o usted mismo puede pensar en identificarlas y
aceptarlas. Es bueno tener espacios para uno mismo y detec-
tar esas emociones, sean las que sean, enfado, ira, tristeza...
y decirse «sí, estoy enfadado», o «estoy tristísima». Con este
ejercicio se rebaja la intensidad de la emoción, lo que permite
aceptarse a uno mismo y estar más dispuesto a emprender el
camino que ha tocado vivir.
Veamos el ejemplo de Nieves, que tuvo cáncer de mama a
los cuarenta y dos años. Nieves tenía una situación económica
precaria, su marido hacía tiempo que la había dejado y tenía
muchos conflictos con sus hijos adolescentes. En consulta
confiesa que piensa mucho en su hermana Natalia, dos años
más joven, que tiene una posición económica buenísima, un
matrimonio feliz y unos hijos estudiosos y preciosos. Nieves
dice: «¡Vaya!, a ella todo le sale bien, y si tenía que venir un
cáncer, ¡va y me viene a mí!». Nieves se siente mal porque
parece que le haya deseado la enfermedad a su hermana.
Pero la emoción básica de Nieves es la ira/enfado. Cuando lo
reconoce podemos empezar a trabajar racionalmente con ella.
Este ejemplo sirve mucho para diferenciar entre emociones
primarias y secundarias. La emoción primaria de Nieves es
el enfado, la secundaria los celos hacia su hermana, a quien
parece haberle salido todo bien. Es necesario no juzgarse
duramente, los sentimientos son los que son, y es lógico que
Nieves los tenga, pues analiza su vida a la luz de la com-
paración con la hermana y se siente fracasada. Al margen
del trabajo psicoterapéutico que Nieves pueda necesitar, es
importante que quede claro lo siguiente:

75
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

–– A veces el cáncer aparece de forma aleatoria. Ello no


quiere decir que más adelante no se tenga más infor-
mación, pero no es un castigo inmerecido. Nieves tiene
un filtro negativo sobre su vida al que suma el cáncer
como acontecimiento estresante, pero esto ha sucedido
sin explicación y no es una especie de maldición hacia
Nieves.
–– La vida de los demás no siempre tiene que ver con lo
que nos parece. No sabemos nada sobre Natalia y su
manera de vivir. Aunque de forma externa parezca la
hermana afortunada, hay que pensar que quizás sufra
por aspectos que Nieves desconoce.
–– A veces tenemos sentimientos poco agradables. Celos,
envidia..., como le sucede a Nieves. No hay que juzgar-
se duramente. Pero esto es una emoción secundaria,
hay que aceptar lo que es. Seguro que Nieves no desea
ningún mal a su hermana, pero se siente injustamente
tratada por la vida. Cuanto antes asuma que siente esto,
antes lo puede controlar y regular.
–– La base es la emoción primaria, el enfado. Sigue habien-
do un fondo de rebeldía, un por qué a mí. Como diji-
mos antes, no hay un porqué, pero es lógico que Nieves
esté enfocada en ello. Cuanto antes se supere esta etapa,
antes se empieza a andar el camino de la adaptación,
pero primero hay que reconocer que se siente así.
Debemos decir que el por qué a mí reaparece a lo largo
de la vida muchas veces, en situaciones en las que la
enfermedad reaparece, o es algo que impide algunas
actividades o provoca sentimientos negativos. Es nor-
mal que uno se lo pregunte, pero no hay respuesta, ha
sucedido así y hay que tirar adelante con esa maleta.

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© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

–– Un ejemplo donde hay una causa identificable: tengo


cáncer de pulmón y eso es culpa mía por fumar. Hay
algunos tipos de cáncer que tienen una relación muy
directa con algunos factores de riesgo. Un ejemplo es el
cáncer de pulmón, cuya prevalencia aumenta exponen-
cialmente en fumadores empedernidos. A pesar de ello
hay dos consideraciones importantes, tanto si usted es
el enfermo como si es familiar:

• Hay un tipo de cáncer de pulmón que no se relacio-


na con el tabaco. Inversamente, hay fumadores de
largo tiempo de consumo elevado que no contraen
esta enfermedad. Ello es un ejemplo importante de
lo que significa un factor de riesgo. Esta es una con-
ducta, adicción o estilo de vida que aumenta el ries-
go (probabilidades) de padecer determinados tipos
de cáncer. No obstante, este aumento del riesgo no
es una promesa, puede ser que jamás lo contraiga o
que lo tenga sin haber contradicho la norma saluda-
ble que lo acompaña. Precisamente esto es lo que
a veces implica tanta incertidumbre alrededor del
cáncer: no tener herramientas seguras de evitación
de la enfermedad.
• Otro aspecto a tener en cuenta es que puede ser que
usted o su familiar haya contraído cáncer de pulmón
debido a ser un gran fumador. Este hecho no debe
ser un motivo de culpabilizar al afectado. El taba-
co es un gran cancerígeno, pero la lucha contra el
mismo no acaba de ser lo contundente que debería.
También hay que tener en cuenta que el fumador
es un enfermo que a veces no ha recibido la ayuda

77
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

necesaria para abandonar el hábito. No vamos


a entrar en este tema, pues sería incluir un tema
demasiado amplio y complejo que no es el objetivo
de este libro. Sin embargo, sí aconsejamos intentar
no entrar en la dinámica hostil hacia el paciente. La
enfermedad está aquí y probablemente él es una
víctima del tabaco.

Un ejemplo es el de Javier, que viene a la consulta por


un cáncer de pulmón. Su esposa e hija le llevan contra su
voluntad para que deje el tabaco. Vienen enfadadas y su hija
dice que «por su culpa ahora mire lo que le pasa». La mujer
comenta que «toda la vida ha estado diciéndole que dejara
el tabaco, y lo poco que me ha querido, porque sabiendo lo
que me molesta ni lo intentó». Javier no dice nada, está como
avergonzado y temeroso. Consideremos ante el caso de Javier
los siguientes aspectos:

1) ¿Es prioritario que deje el tabaco? Tras una vida entera


fumando, como nos comenta el afectado, quizás no es el
mejor momento para dejarlo cuando aparece la enferme-
dad. Por supuesto que estaría bien que al menos redujera
el consumo, pero los esfuerzos de este paciente y su fami-
lia quizás deban enfocarse al tratamiento y al cuidado del
Javier.
2) Si quisiera dejarlo es muy importante que sea él quien lo
decida. Nunca una motivación externa (la familia, por
ejemplo) es un buen presagio para abandonar el hábito.
3) El objetivo será informar a Javier y a su familia: nadie tiene
la culpa. La culpa puede ser una arma arrojadiza que genere
tensión y hostilidad; seguramente Javier está bastante asus-

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© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

tado, incluso quizás arrepentido de haber fumado tanto.


No es necesario añadir más, pues se creará un ambiente
de tensión en el hogar que no es nada positivo para la
recuperación de Javier.
4) Un aspecto positivo en todo esto puede ser las repercu-
siones que pueda tener el cáncer de Javier en la familia.
Puede servir para que los que fuman dejen de fumar, o se
cambien estilos de vida insanos. Esto sí tiene sentido.

8. ¿Debo explicarlo a los niños?

Es difícil en la fase de tratamiento ocultar lo que pasa a los


niños. Presentamos, pues, un tema importante ahora como es
la comunicación con los niños: ¿Hay que explicárselo?
No es infrecuente que hoy en día se consulte sobre cómo
afrontar la enfermedad cuando hay hijos en casa. La edad de la
maternidad se ha retrasado y a veces esto hace que las familias
tengan hijos pequeños cuando aparece la enfermedad. Antes
se veían pacientes de cuarenta y cinco años, por ejemplo, con
hijos de veinte. Ahora es habitual que se vean enfermos de
esa edad con niños muy pequeños. Esto hace que muchas
veces las familias consulten al respecto. Hoy en día existe la
tendencia contraria a la que había antaño y se pretende que lo
positivo y lo bueno es informar sin filtros. No obstante, hay
aspectos a tener en cuenta para los pequeños de la casa:

1) En primer lugar, cuando hablamos de hijos/niños estamos


hablando de una franja de edad muy amplia. Esta cuestión

79
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

no es la misma si los hijos son niños muy pequeños o son


preadolescentes o jóvenes. Por ello, lo primero que hare-
mos es documentarnos bien de las características evoluti-
vas de los niños a la edad de la que estemos hablando. Es
importante tener en cuenta las diferentes etapas, asumien-
do que cada niño es diferente también por su personalidad
y vivencias.
2) ¿Cómo hacerlo? Hay que tener en cuenta varios aspectos a
la hora de decidir hablar sobre el tema con los hijos:

• No debe sentirse obligado a informar o no a sus hijos


ni tener prisa por ello. Recuerde que estamos ante una
enfermedad de curso largo y complejo. Los valores
familiares deben tener aquí una importancia y no hay
mejor ni peor opción. Cada uno debe decidir lo que
cree mejor. Nadie mejor que usted conoce a sus hijos
independientemente de su ciclo evolutivo, y hay aspec-
tos y comportamientos, sensibilidades y maneras de
ser que están en juego y que los padres deben valorar.
Recuerde que no hay prisa ni obligación. A veces puede
ser bueno dejar fluir las cosas y esperar que llegue
el momento adecuado. Los niños funcionan de una
manera muy diferente que los adultos y su imaginario
es importante y potente. Por ello, a veces viven las
cosas a su manera, y no preguntan o, por el contrario,
preguntan demasiado.
• ¿Cuándo? Igual que en el punto anterior, no cono-
cemos un momento bueno o malo. Quizás el mejor
momento es cuando ellos comentan o preguntan. Sea
cual sea su edad, captan cambios en la organización
del hogar. Los más pequeños notan que su madre no

80
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

les baña o no les va a buscar al colegio, o que su padre


no les acompaña a los partidos de fútbol... Queremos
decir con ello que, aun cuando se trate de edades muy
tempranas, los niños captan por cambios en las rutinas
familiares que algo está pasando. Puede decidirse espe-
rar a que pregunten o bien, si pasa algo muy aparente,
comentar algo como «mamá está enferma, no podrá
llevarte al cole durante unos días...». Los niños com-
prenden muy bien el concepto de enfermedad, aunque
no siempre sean capaces de alcanzar al significado del
cáncer y la amenaza que supone a la integridad física
y psíquica. Los más pequeños son muy pragmáticos y
sus preocupaciones son de tipo muy práctico (quién
cocina, quién me baña....). Esto no quiere decir que
sean fríos o egoístas, sino que están en un momento
evolutivo determinado en el que el mundo se resume
en sus vivencias cotidianas, en lo más básico.
• La adolescencia es un momento muy complicado de
la vida. El adolescente está en un término medio entre
el niño y el adulto, con vaivenes a ambas etapas y con
crecimiento irregular tanto físico como psíquico. El
desequilibrio hormonal y los cambios corporales hacen
que el adolescente sea hostil y/o cambiante. Es difícil
relacionarse con un adolescente y en el seno de la fami-
lia hay cambios cuando los hijos entran en esta etapa
compleja. Estas dificultades se acrecientan si hablamos
de aspectos emocionales o relacionales. Los adoles-
centes tienen una fuerte emocionalidad que puede
desembocar en enfados muy fuertes por aparentes
tonterías, tristeza o labilidad emocional en general. Por
otra parte, es lógico desde el punto de vista evolutivo

81
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

un acercamiento al grupo del que forman parte, que les


proporciona una identidad y una seguridad, mientras
que se alejan de la familia, pues quieren explorar su pro-
pia identidad y vida. Si en este momento del ciclo vital
enferma un padre/madre por cáncer no es infrecuente
la dificultad de comunicarse con los hijos.
• Es recomendable ponerse en contacto con los maes-
tros del niño. No es infrecuente que los padres comen-
ten orgullosos que sus hijos lo están llevando muy bien
y nada ha cambiado. Pero tampoco es infrecuente que
luego en la escuela el niño esté solo en el patio, llore en
un rincón o sea lo contrario que en casa, un terremoto.
Por ello y, aunque confirmamos que no debe ser obli-
gatorio explicarlo, también creemos que sí puede ser
útil y positivo hablar con alguien del colegio. En primer
lugar, como herramienta de observación (tampoco
conviene que se etiquete al niño del que tiene la madre
o el padre enfermo y eso sirva para explicar todo lo que
hace o para etiquetarle). En segundo lugar, puede servir
para que la maestra esté atenta a ese niño y le pueda
acompañar o pedir ayuda en el servicio de psicopeda-
gogía del colegio. Será fundamental que vayan a la una
con la familia. Otro riesgo que vemos a menudo es que
los padres de otros niños lo expliquen a sus hijos con
buen fin, pero que luego estos hablen con el hijo del
afectado y esto implique situaciones poco recomenda-
bles. Tenemos algunas experiencias, como una niña de
once años cuya madre tenía cáncer de mama, a la que
una amiga dijo: «Tu madre se va a morir»; u otra niña
de cinco años cuya madre no tenía pelo debido a la
quimioterapia y en la clase le decían: «Tu madre es una

82
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

bruja»... Estas reacciones pueden ser normales en los


niños, pero deben intentar evitarse.

Como valor general es bueno que los niños tengan varios


referentes que no sean desconocidos ante
un cambio en la vida familiar.

3) Muchos días no se tienen fuerzas para ponerles límites o


castigarles, ¿van a crecer sin normas y serán unos maledu-
cados?

8.1. Economía de fichas

Es cierto que durante el tratamiento puede ser difícil sen-


tirse con fuerzas para poder mantener pautas educativas con
los hijos cuando aún son menores.
Lo primero que hay que hacer es tranquilizarse. Es cierto
que dar unas pautas a una madre angustiada puede ayudarla a
ella y a su familia. Se trata de buscar un método educativo que
no implique fortaleza física y sea igual tanto si se encuentra
mal como si está agobiada o se siente débil. Hemos pensado
en la técnica denominada economía de fichas.
Esta es una forma clásica de abordar problemas concretos
en la conducta de los niños mediante el uso de pactos con
ellos. Con el uso de la economía de fichas se pueden abordar
las conductas objetivo sin el uso excesivo de recompensas.
Además, las consecuencias de una conducta adecuada o
inadecuada son fácilmente aplicables. Pongamos como ejem-
plo el caso de Mery, una madre que quiere seguir educando a

83
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

sus hijos como si no estuviera enferma. Esta madre se siente


mal cuando no tiene fuerzas para gritar o implantar una pauta
educativa a sus hijos.
La economía de fichas es un sistema mediante el cual
se intentan conseguir conductas deseables o positivas. Es
importante aplicarlo siguiendo una serie de pasos:

1) Decidir y definir bien el objetivo de la conducta: sería erró-


neo decir a un hijo de Mery «que se porte bien». Más bien
habría que buscar conductas concretas que queremos, ele-
gir las principales (no se trata de cambios muy importantes
en la vida del niño, recordemos que está en un momento
especial de su vida). En casos como el de Mery o personas
bajo tratamientos anticancerosos es necesario remarcar
que debe elegirse una o dos conductas, no más.
2) Elegir bien y establecer de forma concreta cuál es el
premio/recompensa. Asimismo deben establecerse los
tiempos del programa. En niños pequeños los periodos
de tiempo no deben alargarse mucho, porque les costaría
mantener el seguimiento de la pauta a largo plazo. En
cambio, en niños ya mayores sí se puede hacer algo más
complejo con grandes recompensas al final.

En la tabla 7 vemos el ejemplo para el hijo de Mery.


Hemos establecido unas conductas objetivo y cada vez que
las haga se pondrá en el día el emoticono de bien. Cuando no
sea así se pondrá el emoticono de mal. Al final de la semana
se contarán puntos por cada emoticono de bien, y cuando se
llegue al total de puntos establecidos se procederá a comprar
lo prometido, o se hará la actividad deseada. Es necesario

84
UOC
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

colgar esto en la nevera o un sitio bien visible y hacer una


buena representación cuando se vaya a colgar el emoticono
que sea, bien o mal. También hay que motivar al niño sobre
los puntos conseguidos. Mery ha hecho esto en su casa. ¿Qué
hemos conseguido? Tres cosas muy importantes:
7.  Ejemplo de economía de fichas
Tabla 7.

Conducta
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes TOTAL
objetivo

Guardar
la mochila
4 puntos
en mi
habitación

Colgar la
chaqueta al
llegar

No gritar
para pedir
algo (*)

No pegar a
mi hermano
pequeño (*)

: sí hizo lo esperado

: no lo hizo
(*) En casos expuestos en negativo se contabilizará bien si en todo el día no lo
hizo (no pegó a su hermano, no gritó...).

También se pueden usar pegatinas de colores, sobre todo


para niños más pequeños.

1) Mery se siente mejor, pues siente que sigue educando a sus


1)
hijos con pautas más o menos estructuradas, aunque en
determinado día en concreto se encuentre mal.

85
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

2) El niño se interesa por aquella actividad y se motiva al


seguimiento y consecución de puntos día a día.
3) Lo más importante aun cuando no era un objetivo prin-
cipal: Mery consigue una complicidad con su hijo, una
forma de relacionarse nueva, ahora que no se encuentra
con fuerzas para correr con él o jugar en el parque.

A veces puede ser necesario que un profesional haga la


planificación global de la técnica; de hecho, es una técnica de
la psicología. Esto puede ayudar a que la madre se mantenga
en la distancia, por estar demasiado angustiada e implicada
emocionalmente. Y sobre todo no hay que olvidar que no se
transgredirá ninguno de los pactos formulados. De lo con-
trario, todo esto no habrá servido de nada. No obstante, en
el caso al que lo aplicamos, es más una forma de establecer
contacto madre-hijo que algo rígido e inamovible.
La economía de fichas nos sirve cuando se trata sobre
todo de niños muy pequeños y para abordar aspectos concre-
tos de su educación, con conductas a instaurar. Sin embargo,
cuando se trata de abordar la enfermedad, qué le pasa a su
padre/madre, el enfoque es distinto.
Es un ejemplo concreto, hay otras estrategias que la psico-
logía nos puede ofrecer.

86
© Editorial UOC Capítulo II. Tratamiento

Bibliografía

Evers, A. M. (2015). Affirmation Life Tools : 70 ways to cope with chemo


and other medical treatments. Ed. InsideOut Media.
Ortemberg, A. (2011). «Quiero dejar de fumar... para siempre!». Muy
personal. Salud y vida natural. México: Océano Ambar.
Rodríguez, J.; Párraga, J. (1991). Técnicas de modificación de conducta:
aplicaciones a la psicopatologia (2ª ed.). Universidad de Sevilla.

Webs de interés

www.fefoc.org
www.cancerdeprostata.org
www.cancermama.org
www.familiaycancer.org
www.cancer.gov
www.cancer.net/cancernet-en-español/guíass-para-pacientes

87
© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

Capítulo III
Final del tratamiento

1. Ya he acabado el tratamiento, y ¿ahora qué?

Me he sentido desamparado cuando me han dicho que se


acababa el tratamiento. Llevo tiempo deseándolo y cuando
llega me pongo triste y me siento como abandonado, ¿es
normal? Pues sí.
Muchos pacientes comentan esta sensación de desamparo
o abandono. No es infrecuente que durante los meses de
tratamiento hayan desarrollado una especie de dependencia
del equipo sanitario y sin ser muy conscientes de ello quizás
hasta se sentían seguros y protegidos por el entorno hospita-
lario. Por supuesto que uno desea que se acabe y poder llevar
una vida «normal» lejos de sueros, análisis y pinchazos, pero
el miedo a que reaparezca la enfermedad, o el pensamiento
mágico de que mientras estén cerca del médico todo va bien,
les daba seguridad y sensación de control.

89
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

2. Problemas físicos

Este manual no va de temas médicos. No obstante, es


difícil substraerse a ellos cuando hablamos de cáncer. Un pro-
blema físico continuado a la larga repercute también a nivel
psicológico. Nos referimos a secuelas del tratamiento que van
a provocar cambios en la imagen, la estética y la funcionali-
dad. Por ejemplo, la cirugía para erradicar un tumor puede
ser más o menos invasiva, pero es frecuente la sección de
tejidos o nervios adyacentes. Esto puede tener consecuencias
estéticas y/o funcionales. A nivel estético la persona puede
encontrarse con cambios en su imagen.
El gran ejemplo es la mastectomía o amputación del
pecho cuando se trata un cáncer de mama. Aunque se tiende
a cirugías menos agresivas que intentan conservar el pecho al
máximo (tumorectomía, cuadrantectomía), a veces es inevi-
table la cirugía más completa que implica la extirpación de
toda la mama. Y cuando se trata de opciones menos agresivas,
a veces los resultados estéticos también son aparentes y la
mujer se siente afectada en su propia imagen.
A nivel funcional, la mujer puede dejar de hacer activida-
des que impliquen exponer su cuerpo o que hagan adivinar el
cambio (por ejemplo, ir al gimnasio, llevar escote...). No hay
que olvidar que también puede encontrarse con la aparición
del linfedema, que consiste en una inflamación más o menos
amplia del brazo del lado donde se extirpó el tumor. Aunque
es mucho más frecuente en mujeres que han sufrido la mas-
tectomía, algunas con cirugías parciales pueden verse afec-
tadas. Las repercusiones no solo son a nivel de imagen sino
de autonomía o funcionalidad. Algunas mujeres no pueden
llevar una vida normal, tienen dificultades para vestirse, con-

90
© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

ducir o coger un bebé en brazos. Algunas tienen que cambiar


su trabajo debido a esta dificultad.
Haber recibido quimioterapia, radioterapia y/o hormo-
noterapia también tiene sus repercusiones a medio y largo
plazo. Estas secuelas se conocen ahora gracias al estudio y
seguimiento de supervivientes. Numerosos estudios demues-
tran que, a pesar de haber finalizado el tratamiento, muchas
personas padecen fatiga durante largo tiempo. A veces existe
la fatiga condicionada, que está relacionada con los tiempos
del tratamiento, sobre todo con quimioterapia. En este caso
el individuo siente un cansancio tremendo sobre todo cada
tres semanas, coincidiendo con la aplicación de tandas de
tratamiento.

–– Repercusiones neurocognitivas: es posible que note


dificultades en la memoria y la atención. Muchas perso-
nas que han pasado por un tratamiento anticanceroso
notan que no recuerdan como antes, que se despistan
y tienen olvidos en aspectos cotidianos. Antes esto se
atribuía a los niveles de ansiedad. La ansiedad puede
hacer disminuir la atención hacia las cosas o hechos que
ocurren y por ello luego se olvidan de ellos o les cuesta
recuperarlos, pues no se han fijado bien en el cerebro.
Esto sigue siendo cierto. Altos niveles de malestar psi-
cológico disminuyen el rendimiento en los procesos
cognitivos básicos (nos referimos a la atención en este
caso) y hacen que la memoria empeore. No obstante,
también hay que saber que los tratamientos antican-
cerosos repercuten en el cerebro y provocan pérdidas
en el rendimiento básico. Estas pérdidas pueden durar
un tiempo después de acabado el tratamiento, pero es

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

importante no dejarse vencer por ello. Existe el riesgo


de que todo esto deteriore la autoestima. A todo lo
comentado antes, puede ser que usted tenga la tenta-
ción de añadir esta dificultad como otra muestra de que
«ya no sirve para nada» o que «ni siquiera puede recor-
dar las cosas de mi casa». No es infrecuente que algunas
mujeres se quejen de que se olvidan de comprar algo
o de recados que les dieron sus hijos o familia... Nada
de esto es grave ni debe impedir una vida satisfactoria.
Sin entrar en el detalle médico de saber cuánto tiempo
puede durar o aspectos que son difíciles a veces de
saber, es importante tener en cuenta algunos pequeños
trucos que le pueden ayudar a que esto no sea un pro-
blema que le haga sentir mal. Veamos algunas pautas:

• Lo que me pasa es «real», por ello no tiene que ver


conmigo o mis capacidades como persona.
• No es nada grave.
• Puede ayudarse con listas, pósits en la nevera y
aprender a apuntar todo lo que crea importante o
necesario.
• Pida a sus seres queridos que le ayuden en esto.
A veces delegar tareas puede hacerle sentir menos
estresado.
• Algunos estudios muestran una relación entre estas
pérdidas y niveles de depresión y ansiedad. Por ello
puede ser positivo buscar ayuda de un profesional
que valore la situación.
• De forma general, es bueno hacer actividades que le
obliguen a centrarse, como por ejemplo crucigramas
o sudokus, que ayudan a ejercitar la atención, que es

92
© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

donde se halla la mayor parte de las dificultades que


está teniendo, al no atender y por lo tanto no retener
los estímulos que le llegan.

–– Obesidad: muchas personas a lo largo del tratamiento


experimentan un aumento de peso que en algunos
casos llega a ser desproporcionado. Esto se añade a
la pobre autoestima y autoimagen e incluso a cierta
depresión, pues la persona puede sentir que no se ve
capaz de empezar un régimen. Quizás sea positivo dar
unas pautas preventivas. Quizá su familia le quiere y le
cuida. Es posible que incluso le sobreproteja. No es
poco frecuente que los familiares hagan todo lo posible
por proteger al enfermo, comprándole sus alimentos
preferidos y evitando que se mueva para que no haga
esfuerzos. Todo esto es muy loable y positivo, pero
hay que vigilarlo, pues puede provocar un aumento
excesivo de peso. Además, algunos tratamientos, como
los hormonales, ya implican un riesgo de engordar.
Es necesario, pues, establecer un término medio entre
sobrealimentar y cuidar. Sobre todo puede ser positivo
para usted que haga ejercicio y se mueva todo lo posi-
ble durante el tratamiento.

3. Sexualidad
Mi vida sexual ha muerto con el cáncer. ¿Qué puedo
hacer? Incluimos la sexualidad aquí porque es uno de los
problemas que tiene más mezcla entre causalidad física de los

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

tratamientos y causalidad más psicológica y relacional, como


veremos a continuación. La sexualidad depende básicamente
de tres aspectos y las interrelaciones entre ellos:

–– Aspectos biológicos: la sexualidad es algo físico, aun-


que no solo eso, como después desarrollaremos. Pero
es indudable que un problema o impedimento de tipo
físico (corporal) puede impedir a su vez el desarrollo
total o parcial de una sexualidad satisfactoria. En este
sentido, el cáncer y, sobre todo, el tratamiento, son
sucesos con alto riesgo de perjudicar la vida sexual.
Las repercusiones de este tipo son lo que los psicólo-
gos denominan directas, es decir, que son una barrera
«real», aunque entrecomillamos la palabra porque otros
impedimentos de tipo psíquico y relacional no pueden
ser tachados de «no reales». Nos referimos a barreras
que obstaculizan la sexualidad de una forma tangible e
indiscutible. En estos impedimentos podemos encon-
trar aquellos debidos al tratamiento. Debemos citar en
primer lugar la cirugía cuando requiere de secciones
en partes del cuerpo que son imprescindibles para la
sexualidad. Sin duda, un gran ejemplo es la prostatec-
tomía, que implica la amputación de la próstata en el
hombre, con la consecuente falta de erección por una
sección de los nervios que la posibilitaban. Esta es una
repercusión claramente directa en la sexualidad del
afectado. Otros cánceres alrededor de zonas concretas
pueden tener repercusiones similares, como pueden ser
las zonas genitales y ginecológicas.
–– Aspectos psicológicos: cualquier sufrimiento psíquico
puede repercutir en una disminución de la libido y de

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

la satisfacción obtenida en las relaciones sexuales. De


forma general la ansiedad afecta las fases de excitación
y orgasmo y la depresión del deseo. La ansiedad, como
hemos comentado, es nerviosismo, tensión muscular
(que va en contra de un buen desarrollo sexual) y,
por ello, y suponiendo que el individuo mantenga las
ganas de intimidad, dificulta su desarrollo. En cuanto
a la depresión, esta se caracteriza, entre otras cosas,
por la anhedonia, que significa pérdida de capacidad
para gozar de placer o de actividades de ocio. El sujeto
deja de disfrutar de cosas que antes le satisfacían, en
lenguaje popular «no tiene ganas» de nada. Sin duda,
uno de los temas en que más se resiente el depresivo
es en su sexualidad, pues pierde por completo el deseo
(sinónimo de libido o impulso sexual, es decir, el ape-
tito sexual)
–– Aspectos de la relación: aunque a veces se intente dife-
renciar la relación de pareja de la sexual, lo cierto es que
es muy difícil imaginar una pareja que no funciona en el
ámbito de su comunicación y que luego tiene una muy
buena armonía sexual, y a la inversa. Una sexualidad
insuficiente o insatisfactoria influye en una relación
global de pareja. Es un hecho que el cáncer supone un
gran reto para una pareja. Es un suceso que pone sobre
la mesa retos importantes y a veces pone a prueba la
solidez de la relación. Aprovechamos para confirmar
que el cáncer no es un motivo de divorcio, como suele
decirse de forma popular. El cáncer, al igual que otros
acontecimientos estresantes en la vida de las personas,
pone de relieve aspectos personales y de las relaciones
que de otra manera quizás nunca hubieran salido a

95
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

flote. En este sentido el cáncer puede cuestionar los


cimientos de una relación y poner en juego su solidez
o su fragilidad. Las parejas son el gran punto de apoyo
en muchas personas que sufren la enfermedad, o bien
pueden poner de relieve lo contrario: la falta de solidez
o entendimiento de la pareja. Por supuesto, la sexuali-
dad se ve afectada por esto.

3.1. ¿Qué puedo hacer?

En primer lugar hay que establecer comunicación en torno


a la sexualidad. Muchas veces hay malos entendidos por
supuestos e impresiones que no siempre corresponden a la
realidad. Es importante evitarlos, porque llevan a situaciones
poco recomendables. Veamos el ejemplo de lo que le pasa a
Mercedes, que ha padecido cáncer de mama. Veamos cómo
lo que ella piensa a partir de analizar la conducta de su esposo
Miguel les lleva a establecer sus propias creencias y juicios
respecto al otro, añadiendo a ello el sesgo cognitivo: se filtran
los sucesos a partir de lo que yo creo que es cierto, y en este
sentido se confirman mis sospechas que a la vez hacen que
yo me comporte como si fueran ciertas y el otro actúa en
consecuencia. Antes de que se establezca esta espiral hay que
frenarla buscando espacio y tiempo para una conversación
relajada y sincera. Es recomendable que esta discurra fuera
del dormitorio o de la escena sexual, pues esto incomoda y
conduce a herir los sentimientos del uno y el otro.
Por supuesto, cuando esta sexualidad alterada tenga que
ver con algo más global, como problemas psicológicos (depre-

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

sión/ansiedad) y problemas físicos (los que hemos denomi­


nado directos) uno debe ser consciente de ello y buscar
ayuda para estas cuestiones, pues el problema sexual es una
consecuencia y seguramente no es el único. De hecho, la lite-
ratura explica que la sexualidad no es un motivo de demanda
principal ni única en pacientes con cáncer, sino que suele
enmarcarse en una demanda más global de alteraciones. Por
ello, a veces debe afrontarse junto a dificultades de comunica-
ción y otras físicas. No obstante, aun cuando haya problemas
directos, deben buscarse fórmulas de aproximación con la
pareja. Incluso se han documentado formas de establecer
una sexualidad satisfactoria en personas con prostatectomía
u otras amputaciones.
De todos modos, en problemas de pareja, la sexualidad
puede servir como punto de partida para romper malos enten-
didos. Veamos el caso de Mercedes y Miguel. Claramente, un
diálogo abierto puede ayudarles a retomar el tema. Es necesa-
rio afrontar la conversación teniendo muy claro lo que quiere
decirse, sin agresividad ni pasividad, usando el «yo» como
forma de explicar lo que uno siente/quiere y sin irritabilidad.
¿Cómo hacerlo?
En primer lugar, hay que buscar un espacio y un tiempo en
el que se asegure de que nadie ni nada puede interrumpirles.
Es una conversación fundamental y debe cuidarse el ambien-
te en que se haga. Debemos asegurarnos de que estamos rela-
jados, o, al menos, ni enfadados ni tensos. En la conversación
se tendrá claro lo siguiente:

–– Es una conversación, no tiene por qué ser un contrato


ni nada de lo que se diga es definitivo ni definitorio.
Todos podemos olvidar cosas cuando conversamos de

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

algo importante, o analizarlas después bajo otras luces


y luego regresar sobre ello.
–– No hay que querer tener razón siempre. Seguro que
los argumentos de cada uno son importantes y deri-
vados de las emociones, así que no siempre hay una
lógica o una razón para valorar qué es cierto y qué no.
No hay nada cierto, ni sentimientos que sean falsos ni
verdaderos, más que para el que los siente y expresa.
Remitámonos al apartado donde hablamos del funcio-
namiento de las emociones a la hora de analizar y tomar
decisiones. Es esencial tener esto en cuenta.
–– Relacionado con el primer punto, la conversación
puede pararse y posponerse cuando uno quiera. A
veces, precisamente por aspectos emocionales, se dan
en las conversaciones de pareja demasiadas susceptibili-
dades y se pueden mezclar cosas que no tengan que ver
con el tema. Si se ve claro que se ha llegado a un punto
en el que la conversación se encalle, puede ser bueno
parar y entablarla en otro momento.
–– El cáncer es un suceso en su vida, la de la persona
afectada y la de su pareja, por supuesto. Un suceso
importante que tiene unas repercusiones innegables.
No obstante, es necesario intentar ser justos y valorar
las dificultades en función de la historia de la pareja
en conjunto. Demasiado a menudo los seres humanos,
cuando analizamos nuestra vida a partir de una expe-
riencia negativa, solemos ser poco objetivos en las valo-
raciones que hacemos. En este sentido, la vivencia del
cáncer a veces hace que se extremen algunas cosas. No
es infrecuente escuchar en consulta frases como «antes
de la enfermedad ella era así o hacía esto...» o «antes

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

del cáncer él era de esta manera y ahora ha cambiado


mucho». No decimos que no sea verdad, por supuesto,
el cáncer puede generar cambios en las personas. Pero
a veces hay situaciones larvadas que se ponen a la luz
a partir de un acontecimiento como la enfermedad
cancerosa. Es delicado juzgar y comparar... Puede ser
de ayuda valorar las cosas del 0 al 10. En la satisfacción
sexual esto ayuda mucho. Por ejemplo, le pedimos a
Mireia que, a partir del cáncer de mama, ha desarrolla-
do una aversión tremenda a la sexualidad, que valore su
satisfacción sexual previa a la enfermedad y nos dice 7.
Le pedimos que la valore actualmente y nos dice 4. Es
cierto que ha disminuido, pero la numeración le ayuda a
ver que no es algo tan extremo. Cuando llegó a consulta
nos decía que antes era muy satisfactorio y que actual-
mente no lo era, pero al hacer el esfuerzo de numerarlo
vemos que no hay tanta diferencia. Por supuesto, sigue
necesitando ayuda, pero ayudamos a Mireia para que no
sea tan radical. El cáncer no tiene la culpa de todo, por
supuesto que es un catalizador de problemas o rencores
o susceptibilidades en la pareja, pero, a veces, para ser
justos ya estaban antes. Ello no quiere decir que se deba
dejar así, por supuesto que no, pero la persona se queda
más tranquila e intenta arreglar sus problemas.
–– Puede ser de ayuda la confección de listas. Cada uno
por separado puede hacer su lista. Pero esta lista
no debe ser una especie de saco de los agravios en
forma de culpas. Puede ser bueno enumerar las cosas
de manera en que uno desarrolle sus sentimientos,
pero no las faltas del otro. Un ejemplo que nos da
Mireia, con su correspondencia correcta (son suge-

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

rencias que se pueden modificar), se puede consultar


en la tabla 8.

Tabla 8.  Formas de expresar las demandas en pareja

Incorrecto Correcto

Nunca viene con un detalle como Me gustaría que volviera a regalarme


antes flores u otros detalles al menos de
vez en cuando

Cuando me desnudo ni me mira Me gustaría que no apartara la


mirada cuando me estoy desnudando

No le interesa mi conversación, solo Antes de las relaciones sexuales,


quiere sexo me gustaría que atendiera mi
conversación

Debemos tener en cuenta la diferencia entre hombres y


mujeres en su concepción del sexo. Las mujeres a menudo
se quejan de que su pareja va «demasiado directa» y que ellas
precisarían de un poco más de preludio. Esta es una tendencia
que vemos en consulta.
Las mujeres, y, sobre todo después del cáncer (más el de
mama), se sienten vulnerables y sensibles. Y más que nunca
reclaman una atención en este sentido. Las mujeres precisan
de una aproximación más sensual a su sexualidad. La sus-
picacia que desarrollan, además, por la sensación de haber
perdido atractivo las hace a veces estar muy pendientes de su
pareja, de cómo las mira, si las mira, etc. Es muy importante
trabajar esto.

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

4. Reanudar mi vida de pareja

La pareja es señalada como el familiar más importante en


el proceso oncológico por más del 70 % de pacientes. Parece
que el cáncer y su tratamiento ponen a prueba la relación de
pareja, pues muchos enfermos ponen grandes expectativas
en el apoyo de su cónyuge. Algunos autores señalan que si
se percibe un buen apoyo, el cáncer es una carga que se lleva
entre dos, pero que si no es así, el afectado lleva la carga de la
enfermedad más la de la decepción de su pareja.
El cáncer pone a prueba la solidez de las relaciones.
Relaciones conflictivas, poco sólidas o deterioradas, se ven
alteradas por una situación que supone un gran reto en la vida
de cualquier persona. Hay que decir que también sirve para
poner en evidencia la parte positiva, y, en parejas unidas, el
lazo se hace más fuerte. Los obstáculos en la comunicación
generan tensiones y decepciones, a veces por expectativas
muy concretas que no siempre se cumplen. La persona enfer-
ma a veces está muy pendiente de cómo le trata el otro y en
este sentido se convierte en alguien muy exigente. ¿Cómo
detectar una mala comunicación? Hay unos puntos básicos
que nos ayudarán a ver si tenemos una dificultad de comuni-
cación con nuestra pareja:

–– Interrupciones: cuando habla uno, el otro le corta y a


la inversa.
–– Lectura de la mente: uno supone que ya sabe lo que el
otro va a decir, lo que limita la apertura a conversacio-
nes importantes en las que exponer los puntos de vista
de cada uno.

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales
© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

–– Recriminaciones: las expectativas de uno, con sus


– Recriminaciones: las expectativas de uno, con sus
decepciones, más las inseguridades que generan al que
decepciones, más las inseguridades que generan al que
cuida, a veces salen en forma de recriminación, lo cual
cuida, a veces salen en forma de recriminación, lo cual
es muy dañino para la pareja.
es muy dañino para la pareja.
La falta de comunicación es como un elefante blanco en la
La falta de comunicación es como un elefante blanco en la
habitación. Uno lo ve cada día pero no dice nada, la pareja se
habitación. Uno lo ve cada día pero no dice nada, la pareja se
levanta
levanta por la mañana,
por la mañana, sese acuesta
acuesta por
por lala noche,
noche, yy ahí
ahísigue
sigueelel
inmenso elefante blanco. Pero ninguno comenta qué
inmenso elefante blanco. Pero ninguno comenta qué hace ahí hace ahí
ese
ese animal. Es por
animal. Es por ello
ello importante
importante poder
poder encontrar
encontrar momen-
momen-
tos de conversación serena, sin reproches.
tos de conversación serena, sin reproches.
Tabla 9. 
9. Ejemplo de interacción
interacción en
en una
una pareja
pareja aa partir
partirde
deobstáculos
obstáculosen
enlala
comunicación

ESPOSA MARIDO

Se siente depresiva y apática

«Me siento tan completamente


falta de atractivo que posiblemente Hace una aproximación sexual
él ya no me quiera»

«Está siendo compasivo conmigo,


realmente no me quiere, no puede
quererme así»

Su apetencia sexual ha
No muestra interés por el sexo desaparecido, es una frígida

Deja de hacer avances sexuales

Fuente: Elaboración propia

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

El ejemplo que pusimos respecto a la sexualidad nos sirve


para ilustrar cómo afrontar temas de relación de pareja. Un
malentendido y la interpretación de las conductas del otro
pueden obstaculizar la comunicación.

5. Mi identidad: ¿Quién soy, un paciente


con cáncer, un ex paciente, una persona
curada?

El cáncer es la única enfermedad crónica curable. No obs-


tante, debemos tener presente que muchos pacientes no reci-
ben un alta médica propiamente dicha y siguen en controles,
quizás cada vez más espaciados, pero en un seguimiento que
les mantiene relacionados con el cáncer. Ello dificulta a veces
y, sobre todo al principio, sentirse curado y poder reincorpo-
rarse a la vida cotidiana como si nada.
En primer lugar realmente pueden haber cambiado algu-
nas cosas. A menudo estas cosas implican todas las áreas de
la vida de la persona, desde las laborales hasta las familiares y
sociales. La palabra superviviente que se ha escogido para deno-
minar a las personas que han acabado el tratamiento y están
curadas, supone una serie de problemas de definición, pues
los pacientes consideran que no son supervivientes de algo
que aún sigue en sus vidas, como los efectos físicos y psíqui-
cos de los tratamientos. Se dice que el cáncer ha desmontado
un puzle que se tiene que volver a armar.
Puede ser positivo para ayudar en la adaptación a esta
nueva vida intentar no centrarse en lo que pudo haber sido,
sino en lo que es. Hablamos más adelante del concepto de

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

pérdida, que es fundamental en la recuperación personal y


familiar.

6. Incertidumbre

La incertidumbre es quizás el gran problema que sienten


las personas que acaban de pasar la experiencia del diagnós-
tico y tratamiento de cáncer. Muchos pacientes consideran
difícil empezar a vivir la nueva vida que viene tras finalizar
sus terapias médicas. Es frecuente que aparezcan dificultades,
pues ha cambiado la perspectiva sobre tres pilares fundamen-
tales de la existencia humana:

1) Yo.
2) El mundo.
3) El futuro.

En realidad, nadie puede afirmar que estas tres coorde-


nadas son seguras y sólidas, pero una persona que ha expe-
rimentado cáncer se nota mucho más vulnerable ante todo
esto. En cierta medida ha «comprobado» que somos frágiles
y que es cierto que podemos enfermar y morir.
Todos lo sabemos, pero un reto como el cáncer lo pone
cara a cara a la persona que lo pasa. Así pues, se trata de inten-
tar retomar las riendas de la propia vida a pesar de este impac-
to existencial que ha significado la enfermedad. Es probable
que haya cosas que hayan cambiado de verdad. Por ejemplo,
hay temas laborales que, a veces, han tenido que plantearse
de forma diferente, o actividades de ocio que no se pueden

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

realizar. No obstante, es importante aprender a vivir de nuevo


con la «maleta» que es la enfermedad y no en una cárcel que
englobe la totalidad de la persona.
Los aspectos que señalamos antes, como las repercusiones
que se han hallado en personas que han tenido cáncer, son
aquellos en los que la persona se apoya para su vida. Son,
pues, las áreas en las que podremos hacer que una persona
encuentre más dificultades para recuperarse. Seguramente es
necesario enfocarse en las cosas pequeñas. Es básico, pues,
empezar a hacer actividades sin esperar a estar anímicamente
bien para hacerlas.
La relación entre emoción, pensamiento y conducta es
muy estrecha, por lo que mejorando un aspecto, muchas
veces mejora todo. Por ello, en personas que han acabado el
tratamiento puede ser importante planificar cosas que ayuden
a sentirse mejor, en lugar de esperar a sentirse bien para hacer
cosas. Todos hemos acudido a una cena o al cine sin muchas
ganas solo por agradar a alguien o por no romper el plan
familiar, y luego nos lo hemos pasado mejor de lo esperado.
Se trata entonces de no forzarse, pero tampoco de dejarse lle-
var por la apatía, pues se entra en un círculo en espiral: cuanto
menos se hace menos ganas se tiene de hacer nada, y por ello
uno se siente pasivo y apático.
Pongamos el ejemplo de Carmen. Ella ha acabado el tra-
tamiento por cáncer de colon. Las amigas la llaman muchas
veces y quieren que, ahora que ya ha acabado, salga con
ellas de nuevo. Normalmente hacían una salida cada quince
días, más o menos. Hasta ahora Carmen puso la excusa del
tratamiento, pero ahora ya ha acabado. Puede decir que aún
no está recuperada o intentar ir a la cena siguiente. No tiene
muchas ganas, piensa en que debe arreglarse, dar explica-

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

ciones, y que mejor se queda en casa. Se queda en el sofá


tumbada y se siente muy mal. Piensa que nunca volverá a ser
la de antes, que cómo va a vivir siempre con esa espada de
Damocles en la cabeza y que por qué le ha pasado a ella, y
qué felices son sus amigas... En consulta pautamos qué hará
Carmen la próxima vez. Lo hacemos en los siguientes pasos:

1) Queda claro que Carmen tiene derecho a decir que NO a


los planes que no le apetezcan (usar técnicas de asertivi-
dad).
2) Podemos pautar que diga sí una vez y a la siguiente no,
para reducir el esfuerzo que hace y concentrarlo en una
sola vez (con esto conseguimos la intención paradóji-
ca: si sale bien, es probable que Carmen quiera volver a
frecuentar a estas amigas, pero nos enfocamos solo en
una vez para que no se le haga tan cuesta arriba volver a
estar disponible como antes). Diremos que Carmen va a
ir a esta cena, no que Carmen volverá con sus amigas. El
primer objetivo es realizable y pequeño, el segundo muy
grande y global.
3) Preparamos a Carmen en temas de asertividad para hacer
frente a las preguntas que le hagan sobre la enfermedad:
a) ¿Está dispuesta a responderlas?
b) ¿Quiere hablar del tema?
c) Si es que sí, no hay problema; si prefiere no hablar y
que no le pregunten ensayamos una respuesta asertiva:
• «Estoy bien, gracias»... y si la persona insiste:
• «Gracias, por ahora prefiero no hablar del tema,
quizás más adelante».
d) Quizás no le pregunten pero la miraran «de reojo».
Carmen aún lleva peluca y dice que «se nota mucho»,

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

además ha engordado, sabe que la mirarán con cara de


curiosidad o extrañeza. Pedimos a Carmen que:
• Piense en la escena, que se imagine que la miran
mucho. Esto la ayudará afrontar la situación.
• Decida qué quiere hacer: decirles algo o no. Si deci-
de decir algo puede ser algo que haya ensayado. Si
automatiza algunas frases en su cerebro le será más
fácil afrontar la situación.

Al volver a consulta Carmen nos cuenta que pasó muchos


nervios antes de ir, pero que luego fue muy bien. Es verdad
que algunas la miraban diferente, pero intentó imaginar que
esas miradas eran por cariño (querer ver que está bien), o que
le resbalaban y no le hacían mella. Sobre las preguntas, es
cierto que le preguntaron cómo estaba pero esto es normal.
Ella respondió con una sonrisa, «Bueno, mejor, ya superando
el tratamiento» y no hubo más. Carmen se siente bien y quiere
volver a salir con sus amigas. Llegó a casa contenta.

7. Volver al trabajo

La vuelta al trabajo puede ser complicada por dos aspec-


tos, el laboral y las relaciones con los compañeros de trabajo.
Respecto al primero, nos referimos a la capacidad de seguir
desempeñando la actividad como antes. Dependiendo del
tipo de labor, hay personas que se ven mermadas en sus com-
petencias. Sin embargo, a veces hay aspectos emocionales que
son tanto o más importantes que los físicos. Algunas perso-
nas se sienten incapaces de volver a su puesto de trabajo. El

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

parón del tratamiento les ha servido para reflexionar sobre


sus vidas y a veces se dan cuenta de que su trabajo era insatis-
factorio. Sobre las relaciones en el trabajo, hay personas que
prefieren no hablar de ello, y se sienten observadas al igual
que en sus relaciones sociales. También a veces sufren de
discriminaciones por atribuciones de sus jefes o compañeros.
Nos referimos al hecho que, debido al tabú del cáncer, a veces
con buena intención los superiores deciden protegerle y no
darle más trabajo o cambiarle de rol en la oficina, asumiendo
que la persona así lo prefiere.
Veamos el caso de Miriam. Tiene treinta y nueve años y
hace un año que no ha vuelto a su trabajo. Tuvo cáncer y
entre la operación y la cirugía ha tardado en volver. Ella es
jefa comercial en una importante multinacional. Al volver se
encuentra que cuando se comentan viajes a las oficinas del
extranjero, su jefe le dice que no se preocupe, que enviarán
a otro compañero, que ella tiene que descansar. También se
ha enterado de casualidad de unas jornadas que la empresa
está organizando y ha visto el programa en el que ella no
consta. Cuando pregunta por ello, invariablemente le dicen
que mejor que no se estrese, que tiene que descansar, que no
se preocupe.
Miriam se siente dañada en su autoestima, tanto, que espe-
raba volver a trabajar para sentir que ya lleva una vida normal.
Es importante que, usando la asertividad, aprenda a decir a
sus jefes que se siente bien y que puede trabajar como antes,
y que cuenten con ella para reuniones o viajes.
Tenemos otros ejemplos de las repercusiones laborales.
Este es el caso de Belén, que sufrió cáncer y, cuando estaba
de baja, se dio cuenta de que estaba cansada de su trabajo de
recepcionista. Belén estudió música y su pasión era ser profe-

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

sora de música, pero le salió el trabajo de recepcionista en una


gran empresa y lo cogió por tener un sueldo con la idea de
poder dedicarse más adelante a lo que a ella le gustaba. Pero
luego se casó y tuvo hijos, y ya no pudo dejar el trabajo. Esto
le ha generado una frustración vital pero no ha sido hasta que
ha estado largo tiempo de baja por el cáncer que se ha dado
cuenta. Dice en voz alta que «si tengo que volver a ese trabajo
prefiero no volver». Belén envió currículos a muchas escuelas
y tuvo suerte, pues fue en una época de ampliación de plazas
escolares. Actualmente está haciendo lo que siempre quiso
hacer, ser maestra de música en una escuela.
Los dos ejemplos anteriores dan cuenta de que el trabajo
es un espacio importante respecto a la recuperación personal.
Sin embargo, también enseñan lo diferente que puede tomar-
se y que, en algunos casos, es un incentivo para la autoestima
y en otros lo contrario, es algo que añade malestar.

8. Mis relaciones familiares, ¿seguirán igual?

Ya se ha hablado antes de lo importante que es la familia


al afrontar un tema tan delicado como el cáncer. Ahora toca
ver cómo se sigue tras el cáncer y el tratamiento. Algunas
veces las familias dejan de hablar del tema y parece que con
el final del tratamiento ha acabado todo. Algunos pacientes
sienten que esto no ha acabado, pues siguen teniendo miedo
y pensando en lo que han pasado.

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9. Hacer planes

Uno de los aspectos más característicos a partir del diag-


nóstico de cáncer es lo que los ingleses llaman la animación
suspendida. Parece que la vida se para en el momento en
que se conoce el diagnóstico. Es frecuente tener que coger la
baja laboral y la prioridad básica de la persona pasa a ser, por
supuesto, su supervivencia. El cáncer le ha puesto en con-
tacto con la fragilidad humana, con su propia vulnerabilidad
existencial.
No es infrecuente que los pacientes dejen de hacer cosas
que hacían y pasen a «vivir como enfermos». Aunque parezca
de Perogrullo, hay que decir que la vida continúa. Sin embar-
go, todo gira en torno al cáncer, su significado y la incerti-
dumbre ante el futuro. Es normal que la persona sienta que su
vida se queda como una imagen congelada en una pantalla (de
ahí el término animación suspendida o stand-by de los ingle-
ses). Aun así es importante conseguir hacer planes de futuro.
Es fácil de decir y a veces complicado de hacer.
En el ejemplo que pusimos de Mery, la madre que quería
seguir educando a los hijos de igual manera que si no estuvie-
ra enferma, la idea es encontrar un término medio. No hacer
planes es dejarse abatir por un muro infranqueable entre
usted y su vida, pero también es cierto que querer organizar y
controlar la vida en extremo puede ser fuente de nerviosismo
y ansiedad. Hacer planes quiere decir que se sigue sintiendo
vivo y se proyecta en el presente y en el futuro inmediato y a
largo plazo. Desde el punto de vista psicológico esto es muy
importante. Por ello es recomendable:

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© Editorial UOC Capítulo III. Final del tratamiento

Evitar verbalizar o incluso intentar apartar de la mente


frases como «bueno, no sé si estaré», «el año que viene quien
sabe qué pasará», «quizás sea la última Navidad»... Estos
ejemplos son típicos cuando en una conversación banal se
habla de algo futuro, sea dentro del ámbito familiar, laboral,
etc.
Planificar cosas pequeñas en su día a día. Y sobre todo
hacerlas. Es mejor proponerse hacer algo de poca enverga-
dura y realizarlo, que planificar grandes actividades que luego
no se vea capaz de llevar a cabo. Esto añadiría elementos
negativos a su autoestima. Mejor poder decirse a sí mismo
«bien hecho», «lo he conseguido», que decirse «otra vez fallé»,
«no he sido capaz». Esto último lleva al «no sirvo de nada»,
«nunca más me recuperaré», que son pensamientos predepre-
sivos.

10. Miedo a la recaída

Si hay una característica psicológica específica en los


pacientes con cáncer que acaban de finalizar su tratamiento,
esta es el miedo a la recaída. Es conocido por todos que el
cáncer es una enfermedad que puede reaparecer y por ello los
pacientes, aun cuando hayan acabado el tratamiento, pueden
sentirse ansiosos por este miedo. Este se denomina de forma
popular el síndrome de la espada de Damocles, pues sienten
una amenaza invisible que cuelga sobre sus cabezas. Esta
ansiedad es más patente sobre todo ante dos situaciones en
cierta manera contrarias:

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1) Ante visitas de control: el seguimiento en el paciente


oncológico puede ser para años, a veces para siempre.
Esto hace que, en cierta manera, se contribuya al miedo
a la recaída. El paciente nunca puede dejar del todo de
tener la enfermedad presente en su vida. Hay que añadir
que, puesto que le pasó una vez, siente que puede volver
a ocurrirle. Son personas más sensibles y vulnerables
ante la posibilidad real de contraer un cáncer. Aquellos
que no han tenido la enfermedad, quizás saben que esto
puede pasar, pero no tienen la experiencia, y por tanto, no
sienten que eso les pueda ocurrir. Las visitas de control
son momentos similares a la espera de resultados que
describimos al principio, pero con el añadido de que ahora
se sienten más «legitimados» para ese miedo. Como decía
Carolina, una paciente con cáncer de mama: «Ahora soy
más consciente de que puedo enfermar y/o morir».
2) Aunque parezca algo contradictorio, muchos pacientes
explican que les aparece una ansiedad vital en momentos
de felicidad. Veamos el caso de Carolina, que nos explica
lo siguiente: «Este verano estábamos en una terraza de un
bar viendo el mar, toda la familia, tomábamos un helado
y estábamos felices y relajados y pensé «qué feliz soy, qué
bien estamos», y de repente me vino como un miedo, una
especie de sensación de «ojo, esto puede estropearse en
cualquier momento», parece que no pueda ser feliz, que
no es bueno bajar la guardia». Lo que explica Carolina no
es infrecuente. Parece que los pacientes curados tienen una
especie de superstición que impide que digan en voz alta
o aun a ellos mismos que están bien, que son felices, que
pueden disfrutar de la vida. Es habitual que los enfermos
con cáncer, al preguntarles cómo están, contesten «de

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momento bien», «hasta ahora bien», «no me puedo que-


jar»... O frases que denotan un miedo o una consciencia
(como comentaba Carolina) de la fragilidad de la vida.

Algunos estudios recientes revelan que casi un 87% de


enfermos curados de cáncer experimentan el miedo a la
recaída, que es definido como: «miedo o preocupación rela-
cionados con la posibilidad de que el cáncer vuelva a aparecer
o progrese». Los expertos hallan cinco características de este
fenómeno, que son las siguientes:

1) Altos niveles de preocupación con rumiaciones (dar


vueltas a pensamientos sin poder pararlos) y presencia de
pensamientos intrusos. Los pensamientos intrusos son
aquellos pensamientos que aparecen de forma no volunta-
ria sobre algo negativo.
2) Estrategia de afrontamiento no adaptativa: las estrategias
de afrontamiento son las formas en que el paciente se
adapta o intenta hacerlo. En cáncer se han hallado diversos
autores que explican diversas estrategias, pero la clasifica-
ción más conocida es la de Greer y Watson formulada en
1988. Estas estrategias son:
a) Espíritu de lucha: personas que toman la enfermedad
como un desafío contra el que luchar. Piden y quieren
tener información y siguen con rigurosidad las pautas y
recomendaciones del médico.
b) Negación/evitación cognitiva: tendencia a bloquear
en la consciencia todo lo que tenga que ver con la
enfermedad y la amenaza que puede suponer. En casos
extremos puede llegar a negarse el cáncer, pero lo más
habitual es negar partes o vivir como si aquello no fuera

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© Editorial UOC Cáncer. Cómo afrontar los tres días esenciales

con uno. Se le denomina también evitación cognitiva,


porque implica no pensar en el cáncer, pero siendo
consciente de esta estrategia. El paciente «borra» de sus
sentimientos los indicios negativos. Sin embargo, este
paciente no deja de ir a visitas o a controles, aunque no
se implica en nada más relacionado con el cáncer.
c) Fatalismo: perfil según el cual la persona acepta las
cosas como son pero bajo un tinte de rendición. Siente
que no puede controlar su vida y tiene una actitud pasi-
va frente a la enfermedad y el tratamiento. En el fondo
cree que todo esto está en manos de otros.
d) Desesperación/desamparo: la persona se siente total-
mente como una perdedora e incapaz de hacer nada
respecto al cáncer. Considera que la situación es de
desesperanza.
e) Preocupación ansiosa: el paciente se enfoca en su
enfermedad, pero no para afrontarla sino que pasa a
dominar su vida. Es típico que esté pendiente de cual-
quier signo corporal como la señal de que «el cáncer
vuelve», lo que implica altos niveles de ansiedad.

En la tabla 10 pueden verse estas estrategias esquemati-


zadas junto con ejemplos de su forma de actuar o proceder
ante la enfermedad. Por supuesto, estas categorías son una
sugerencia y no siempre los pacientes pueden clasificarse en
una de ellas de forma inamovible. No obstante, son una guía
de formas de afrontar la enfermedad para señalar cuáles son
de riesgo psicosocial.

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Tabla 10.  Estrategias de afrontamiento ante el cáncer

Estrategia Frases típicas Cómo proceder

Espíritu de lucha «Estoy en el En teoría no hay problema para este


baile y hay que tipo de paciente. No obstante, hay
bailar» que vigilar su proceso pues a veces
son estrategias autoimpuestas para
ser positivos o pueden cambiar a lo
largo del curso clínico

Negación/ «En realidad Es raro encontrar negaciones


evitación creo que no totales hoy en día, pero sí parciales.
cognitiva tengo cáncer» Mientras no impidan el seguimiento
«No hay que de los tratamientos y/o visitas y
sufrir, no es pruebas de control, no es necesario
nada» intentar romper una estrategia que
es la que el sujeto ha encontrado
como mejor forma de afrontar su
situación

Fatalismo «Esto no está Es mejor no intentar animar ni


en mis manos» contradecir la postura del paciente
«Está en manos y en cambio sugerirle una visita a
de Dios» un profesional

Desesperación/ «La situación es Es mejor no intentar animar ni


desamparo desesperante, contradecir la postura del paciente
no hay nada que y en cambio sugerirle una visita a
pueda hacer» un profesional

Preocupación «Estoy No es necesario burlarse o tratar a


ansiosa preocupado/a la persona de negativa o pesada.
por si el cáncer Su sufrimiento es real y es probable
vuelve» que necesite un profesional.
«No soporto
no saber qué
puede pasar en
el futuro»

Estas estrategias se evalúan mediante cuestionarios vali-


dados, por lo que es bueno corroborar su impresión con un
profesional en caso de tener dudas.

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Las personas con estrategias más negativas, aun cuando


hayan finalizado el tratamiento, tienen más dificultades para
llevar una vida más satisfactoria. Quedan sumergidas en la
vivencia de la enfermedad durante más tiempo del esperado y
ello hace que no puedan abandonar nunca la idea permanente
de que han tenido cáncer, que este puede volver a aparecer
y su respuesta a la enfermedad es en forma de resignación,
fatalismo o ansiedad constante. Tienen una forma de vivir
la vida posterior al tratamiento triste y negativa, a veces con
dificultades o imposibilidad de disfrutar de pequeñas activi-
dades placenteras.

3) Dificultades en el funcionamiento cotidiano: las personas


con miedo a la recaída no acaban de llevar una vida normal
y satisfactoria. El cáncer les ha dejado con una sensación
de que son diferentes, una sensación de miedo y están a
la defensiva con la vida porque tienen siempre presente la
espada de Damocles y muchas dificultades para olvidarla,
ni durante los pequeños momentos de disfrute.
4) Altos niveles de distrés: aquellas personas que experimen-
tan altos niveles de distrés, ansiedad recurrente y malestar
psicológico general, tienen un más alto nivel de miedo a la
recaída. Son personas a las que les cuesta relajarse y estar
tranquilas, piensan a menudo en la enfermedad en forma
negativa, que elicita más ansiedad.
5) Dificultades para hacer planes de futuro: es necesario
hacer planes para salir del período finalizado del trata-
miento y poder reemprender al máximo su vida.

Algunos profesionales usan la técnica catastrofista, que


es un diálogo basado en que efectivamente el resultado es el

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peor de los posibles. Con esta técnica (cognitiva-conductual)


se pretende que el paciente se ponga en la situación más
extrema (que es una posibilidad real). Con ello no se pretende
asustar o atemorizar, sino que se ayuda mediante el diálogo a
que la persona prepare su estrategia psicológica. Esto, aunque
no lo parezca, ayuda a reducir el nivel de ansiedad y, puesto
que se ha preparado la peor opción, hace que el paciente
asuma un nivel de relativa calma que le ayuda aún más en
caso de resultados menos aversivos. Es importante que esta
técnica la aplique un profesional.
Veamos el caso de Mario. Mario había tenido cáncer de
colon hace medio año. Finalizado el tratamiento todo había
ido bien, pero le cuesta mucho olvidar lo que le pasó. Dice que
nota movimientos en el estómago o dolores con bastante fre-
cuencia y enseguida piensa que el cáncer reaparece. Mario tiene
un miedo horrible a que la enfermedad reaparezca. Cuando le
duele el estómago se pone a sudar y tiene palpitaciones y ganas
de ir al lavabo. Cuando va al médico y le hace una exploración
y pruebas se queda tranquilo pero le dura poco. El médico le
dice que no piense más en ello hasta la próxima, pero Mario
muchas veces tiene un nudo en el estómago y mucha sudora-
ción fría, palpitaciones y ganas de vomitar. Comenta que no lo
va a resistir, que se le hace insoportable.

11. Problemas existenciales


El cáncer implica cambios en la forma de entender la
vida. A nivel existencial se hacen planteamientos profundos.
Todos sabemos que podemos enfermar y/o morir, pero las

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personas que pasan y han pasado un cáncer han contactado


con la realidad de esa posibilidad. Esto les cambia la vida de
una manera importante. Los pacientes explican que hay un
antes y un después. Respecto a este tema podemos hablar de
tres puntos básicos:

–– Significado del cáncer: hay personas que, una vez


finalizado el tratamiento, analizan su vida y le dan
un significado a la ocurrencia del cáncer. Puede ser
una especie de aviso para cambiar algunas cosas de
su vida, o una respuesta a algún comportamiento que
creen que no ha sido bueno, etc. De esta manera estas
personas integran la experiencia de la enfermedad
dándole un sentido.
–– La pérdida: algunos pacientes tienen dificultades en
dejar de pensar en lo que les ha pasado en términos
de persistir en lo que debía haber sido su vida si no
hubieran tenido cáncer. Enrocarse en ello puede
conllevar depresión por la añoranza constante de
lo que se ha perdido. Es necesario reemprender el
camino a partir de la realidad, una vez finalizado el
tratamiento.
–– Cambios en las perspectivas: los pacientes con cán-
cer suelen cambiar algunas formas de ver sus vidas,
sus prioridades y sus valores. A la par que el mundo
les parece un lugar menos seguro y viven a veces de
forma constante con la sensación de inseguridad e
incertidumbre, también tienen una forma diferente
de apreciar la vida. Saben valorar más pequeñas cosas
que normalmente no valoramos y aprenden también a
priorizar lo que es importante. A veces incluso cambia

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su percepción de las personas cercanas. Las valoran de


forma diferente, y comentan cómo algunos les decep-
cionaron y otros les sorprendieron positivamente.
Como se ha comentado antes, los pacientes se con-
vierten a veces en seres muy sensibles a las reacciones
de los demás para con ellos.

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Bibliografía

McDowell, M. J. (2011). Sex, Prostate Cancer & Me: A Wife’s


Chronicle of Her Husband’s Prostate Cancer Diagnosis, Radical
Prostatectomy & Sexual Recovery. Ed. Createspace.
Tolbert, P.; Damaskos, P. (2007). 100 Questions & Answers
About Life After Cancer: A Survivor’s Guide. Ed. Jones & Bartlett
Learning.

Webs de interés

http://www.cancer.net/survivorship
https://www.ihadcancer.com/

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