Empezaba la década los años 60 con el hipismo, el encarcelamiento de
Mandela, la independencia de Argelia, la Beatlemanía, el asesinato de John F. Kennedy, el Ché Guevara y Martin Luther King, el hombre en la luna, entre otros momentos importantes de estos años. La década de los años 60 fue de los jóvenes y de la mujer en el Primer Mundo; de los derechos de los negros en los Estados Unidos; de la independencia de Africa, de la guerrilla de liberación en América Latina y de la puesta al día de la Iglesia Católica Romana.
Después de tanto doblegamiento y sumisión por parte del género femenina,
aparecen mujeres valientes y arriesgadas para confrontarse con el mundo que tanto las estaba humillando: el machismo y el patriarcado. Aquí es donde se empieza a dar lugar a una lucha que al principio parecía inalcanzable, donde cualquier mujer que pensara diferente ante una situación de obediencia y su vocación a su marido o a su hogar, era tratada como loca, marimacha, o como eran mejor conocidas, “brujas”. Años más tarde, la mujer había entrado de lleno al mercado laboral, pero aún las obligaciones domésticas recaían casi exclusivamente sobre ella, y contra ella se dirigían los dardos de prejuicios ancestrales. Se daba por hecho que la única vía para que la mujer alcance la felicidad y la estabilidad era mediante el matrimonio. Se esperaba que fuese una década de revolución, donde las mujeres levantarían su voz, y así fue. Fue en 1963 cuando Betty Friedan, una mujer que marcaría el antes y un después de la mujer en esa época, lanza su emblemático libro “La mística femenina”. “El mensaje central de Betty Friedan fue que “algo” estaba pasando entre las mujeres norteamericanas, ella lo denominó “el problema que no tiene nombre”: las mujeres experimentaban una sensación de vacío al saberse definidas no por lo que se es, sino por las funciones que se ejercen (esposa, madre, ama de casa…). Las mujeres fueron atrapadas por la “mística de la feminidad” y para romper esta trampa y lograr su propia autonomía, deberían incorporarse al mundo del trabajo.” Asimismo, es en esta época donde aparecen las mujeres que buscan una igualdad de derechos, derecho al voto, a decidir, a tener voz propia. Aparecen las sufragistas. De la mano, se empieza a crear un movimiento fuerte y decidido, enfocado en la erradicación del patriarcado. El feminismo nace con un y principal objetivo: igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Que las mujeres tuviesen las mismas oportunidades que los hombres en todos los campos, que fueran tomadas en serio, sin estigmas ni prohibiciones. Es en esta época donde las brujas más valientes empiezan un movimiento que tiempo después se volvería también una filosofía en la vida de muchas niñas, adolescentes y mujeres. Un movimiento de resistencia, cambio y revolución. El feminismo como un estilo de vida y de pensamiento.