Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
INTRODUCCIÓN
LO ABSTRACTO Y LO CONCRETO
Lo abstracto (del latín “abstractio”; aislamiento) es una faceta, una parte de un todo, lo
unilateral, lo no desarrollado; lo concreto (del latín “concrescere”, crecer por
aglomeración) es lo compuesto, lo complejo, lo multifacético. En la historia de la
filosofía, hasta Hegel, lo concreto se entendía sobre todo como multiplicidad
sensorialmente dada de cosas y fenómenos singulares; lo abstracto, como
característica de los productos exclusivos del pensar (Abstracción). Hegel fue el
primero en introducir en la filosofía las categorías de abstracto y concreto en el sentido
específico en que ha sido empleado, desarrollándolo, en la filosofía marxista: lo
concreto es sinónimo de interconexión dialéctica, de integridad que se descompone en
partes; lo abstracto no es un contrario de lo concreto, sino una etapa en el movimiento
de lo concreto mismo, es lo concreto sin revelarse, sin desplegarse, sin desarrollarse
(Hegel compara la relación entre lo abstracto y lo concreto, por ejemplo, con la
relación entre la yema y el fruto, entre la bellota y la encina).
En este último camino se forman los conceptos que reflejan los aspectos y
propiedades singulares del objeto, aspectos y propiedades que sólo pueden ser
comprendidos en tanto son considerados como momentos de un todo, determinables
por el contenido específico del mismo. De ahí que sea necesario distinguir lo concreto
como objeto que se estudia, como punto de partida de la investigación (lo concreto
sensible) y lo concreto como culminación, como resultado de la investigación, como
concepto científico del objeto (lo concreto conceptual).
Aunque la lógica es tan sólo una parte del sistema hegeliano, es precisamente aquella
en la cual tiene su comienzo y a la que, al final, retorna todo él; más aún, el propio
método con el que se unifica o traba todo su sistema es también de índole lógica. Para
Hegel, incluso el yo y el tiempo, temas de estudio de este congreso, son conceptos –el
uno, existente como tal; y el otro, en su completa exterioridad, pero el concepto, como
es bien sabido, constituye el objeto propio de la lógica. Por donde cabe inferir que sólo
si se estudia la naturaleza lógica del concepto podrá comprenderse adecuadamente el
resto de sus otras manifestaciones. De su parte, la lógica es un saber con una larga
historia y muy anterior a Hegel, de manera que, si él ha querido inscribir su metafísica
en esa área del saber, ella podrá servir de puente para entender su filosofía. En
consonancia con esto, no resultará disparatada la propuesta de investigar lo que une y
lo que diferencia a la lógica hegeliana respecto de la lógica al uso o lógica formal, sino,
más bien, un modo conveniente de acercarse y de hacer accesible a otros el
pensamiento de Hegel. Mi objetivo en este trabajo es precisamente ése: servirme de
una referencia a la lógica al uso, para introducir y ayudar a entender la lógica de Hegel
así como el conjunto de su pensamiento. A ese fin, consideraré, primero, el papel de la
lógica formal en Hegel (I); intentaré, después, destacar lo que distingue a la lógica
hegeliana y le permite desarrollar una lógica de contenidos (II); y, tras considerar el
tránsito al tiempo y al yo (III), acabaré señalando algunos implícitos básicos de su
filosofía que afectan en concreto a la concepción del hombre y de las ultimidades.
“El concepto de la lógica se asienta hasta ahora sobre la separación, supuesta de una
vez por todas en la conciencia ordinaria, del contenido del conocimiento y de la forma
del mismo, o de la verdad y de la certeza”
Sin embargo, ese paso atrás es entendido por Hegel como necesario para poder llegar
a la maduración completa de la razón. Sin ese peculiar planteamiento, nos aclara él,
no se habría podido notar la necesaria contradicción de las determinaciones del
entendimiento, es decir, no habrían surgido las antinomias kantianas, cuya
imprescindible aportación consiste, según Hegel, en obligar al pensamiento a una
intensificación definitiva de la reflexión. Kant interpretó que las antinomias reflejaban
un conflicto o contradicción de la razón consigo misma, y no se dio cuenta de que la
contradicción era, más bien, una oportunidad para elevarse por encima de las
limitaciones del entendimiento. Por eso, en vez de dar el último paso hacia lo alto,
reconociendo que las determinaciones del entendimiento no son satisfactorias, volvió a
refugiarse en el conocimiento sensorial para tener algún objeto sólido.
Pero como sabía que ese conocimiento no ofrece más que fenómenos o apariencias,
admitió su carácter insatisfactorio, culpando a la razón por ello y sometiéndola a
crítica8. Aun así, Kant tendría el mérito de haber elevado la dialéctica a la categoría de
operación necesaria de la razón9. Para Hegel, por tanto, no se trata de abandonar la
reflexión lógica moderna, sino de llevarla hasta el final, de manera que si hasta su
momento histórico ella sólo (i) había superado la objetividad inmediata, (ii) la había
determinado (mediante la negación) y (iii) la había separado de la subjetividad, ahora
debería ir más allá de esta determinación separadora y relacionar la objetividad y la
subjetividad entre sí. Pero precisamente al intentar relacionarlas es cuando aparece la
contradicción, y con ella la razón, pues al poner en relación la segunda reflexión
(unificadora de las divisiones) con la primera (superadora de la inmediación objetiva)
en la forma de negar lo primeramente separado por la reflexión, ésta última resulta
intensificada. Tal intensificación de la reflexión es lo que le permite convertir la lógica
en metafísica o filosofía especulativa, y también lo que más notoriamente diferencia a
la lógica hegeliana de la lógica contemporánea.
Como estas tesis son de una importancia muy particular para la interpretación del
método de El Capital nos pararemos más detalladamente, teniendo en cuenta que
ellas han sido, a menudo el objeto de falsificaciones acerca de las ideas económicas y
filosóficas de Marx.
Primero hace falta recordar que Marx no entiende, en ningún caso lo concreto como
una simple imagen de la intuición viva, como la forma sensible del reflejo del objeto en
la conciencia y lo abstracto como la sola “abstracción del espíritu”. Si leemos las
proposiciones de Marx citadas más arriba, ateniéndose a una tal concepción de lo
abstracto y de lo concreto, que es la del empirismo estrecho y del neo-kantismo,
caeremos en lo absurdo y nos encontraremos en desacuerdo total con la teoría del
reflejo. Estamos en presencia de una ilusión: Marx recomendaría partir de la
abstracción del espíritu como de un dato inmediato, para elevarse a la imagen de la
intuición viva, como a una cosa secundaria, derivada del pensamiento.
Desde el punto de vista que Marx dio, las definiciones de lo abstracto y de lo concreto,
las proposiciones citadas caracterizan justamente la dialéctica del paso de la intuición
viva al pensamiento abstracto, de la intuición y la representación a lo concreto tal
como ello se manifiesta en el pensamiento teórico.
Marx es, ante todo, un materialista. En otros términos: él parte del hecho de que las
abstracciones, con ayuda de las cuales; por la síntesis de las cuales; el teórico
reconstruye el mundo por el pensamiento, representan copias mentales de momentos
particulares de la realidad objetiva misma, momentos puestos en evidencia por el
análisis. Dicho de otra forma, suponemos como evidente que cada definición, tomada
aparte, es el producto de la generalización y del análisis de los datos inmediatos de la
intuición. En este sentido (pero solamente en este sentido) ella es el producto de la
“reducción” de lo concreto en la realidad a su expresión sintetizada y abstracta en la
conciencia.
En otros términos, se puede decir que elevarse de lo concreto a lo abstracto, por una
parte, y elevarse de lo abstracto a lo concreto, por otra parte, son aquí dos formas que
se implican mutuamente en el proceso de apropiación teórica del mundo, o sea, del
pensamiento abstracto”. Cada una de ellas no se realiza más que a través de su
contraria, en unión con ella. La elevación de lo abstracto a lo concreto sin su contraria,
la elevación de lo concreto a lo abstracto se convertiría en un conjunto puramente
escolástico de frágiles abstracciones ya hechas y copiadas de otra parte sin un espíritu
crítico.
Pero ¿por qué Marx, que tiene en cuenta todo esto, hace justamente del método que
consiste en “elevarse de lo abstracto a lo concretó” el único método científico posible y
correcto de apropiación teórica del mundo? Es que la dialéctica (a diferencia del
eclecticismo) no razona según el principio “de un lado, del otro lado”, sino que indica
en todos los casos el lado determinante, dominante, el momento de unidad de los
contrarios que es decisivo en el caso considerado. He aquí un axioma de la dialéctica.
Se lee a Lenin La lógica formal...toma las definiciones formales, guiándose por lo que
es más habitual o por lo que salta a la vista más a menudo y se limita a eso...la lógica
dialéctica exige que vayamos más lejos. Para conocer de verdad el objeto hay que
abarcar y estudiar todos sus aspectos, todos sus vínculos y 'mediaciones'. Jamás lo
conseguiremos por completo, pero la exigencia de la multilateralidad nos prevendrá
contra los errores y el anquilosamiento.
La lógica formal, que parte del criterio de que una determinada abstracción agota al
contenido del concepto, se contenta, al definir el concepto con la definición que se
hace con auxilio del género próximo y de la diferencia específica.
La lógica formal ha establecido una serie de reglas y condiciones a las que hay que
atenerse en toda definición. Entre ellas figuran las siguientes: observar la
proporcionalidad de la definición, es decir, la extensión del concepto definido debe ser
igual a la del concepto que define; la definición no debe ser negativa, la definición
debe ser precisa y clara. Los economistas metafísicos, al abordar las categorías
económicas superiores como, por ejemplo, el capital, se asombran al discutir las
contradicciones que les son inherentes. Por último, en la definición hay que incluir a la
práctica social como criterio de verdad y como definidor práctico de lo que el hombre
necesita del objeto en una fase determinada del desarrollo de la sociedad. Todas las
definiciones científicas tienen por fundamento la generalización de la actividad práctica
humana, que es la que fija los nexos de un objeto dado, que sus diferentes aspectos y
distintas cualidades con lo que el hombre necesita, es decir, una definición ocupa el
primer plano y se presenta como la más esencial e importante, de acuerdo con las
condiciones históricas y las necesidades prácticas del hombre.
El concepto es una forma del raciocinio humano, mediante la cual se expresan los
caracteres generales de las cosas. El proceso del conocimiento de la Naturaleza por el
hombre comienza con las percepciones sensoriales, por la observación directa de
tales o cuales cosas y fenómenos de la Naturaleza. Pero el conocimiento no queda
detenido en esta primera fase; se eleva a la fase superior, a la de la formación de
conceptos, de categorías y de leyes. El concepto es el resultado de la síntesis de la
masa de fenómenos singulares. En el proceso de esta síntesis abstraemos las
propiedades y momentos casuales y no esenciales de los fenómenos, y formamos
conceptos que reflejan las conexiones y las propiedades esenciales, fundamentales,
decisivas, de los fenómenos y de las cosas. En el proceso de la formulación de los
conceptos se crea el peligro de su alejamiento de la realidad. Por ejemplo, el concepto
de número nació mediante la abstracción de los números singulares, particulares, que
señalan tal o cual cantidad de cosas concretas. Sin embargo, los idealistas siguen
considerando hasta hoy que el concepto de número, como los demás conceptos
matemáticos, son apriorísticos, que existen antes e independientemente de toda
experiencia del hombre. La lógica formal, idealista, enseña, que el concepto, como lo
general, está completamente abstraído de todo lo particular y concreto. La dialéctica
materialista denuncia el carácter metafísico de semejante separación entre lo general
y lo particular y concreto. El materialismo dialéctico parte del criterio de que las
síntesis auténticamente científicas de la realidad realizadas en los conceptos, llevan
implícita toda la riqueza de lo particular, de lo individual, de lo singular. Los conceptos
científicos comprobados por la práctica, son una verdad objetiva, dan un reflejo
profundo de la realidad. En los Cuadernos Filosóficos Lenin define de esta manera el
papel que los conceptos científicos desempeñan en el conocimiento: “El raciocinio,
elevándose de lo concreto a lo abstracto, no se aleja, si es un raciocinio justo... de la
verdad, sino que se acerca a ella. La abstracción de materia, de ley de la Naturaleza;
la abstracción de valor, &c.; en una palabra, todas las abstracciones científicas (justas,
serias, no absurdas) reflejan más exactamente, más profundamente,
más plenamente la Naturaleza. De la observación viva al raciocinio abstracto, y de él a
la práctica, tal es la senda dialéctica del conocimiento de la verdad, del conocimiento
de la realidad objetiva”.
Ahora hablemos un poco de la definición, para que la definición refleje el desarrollo del
objeto, se requiere también el descubrimiento de sus contradicciones. Una definición
que no ponga de relieve las contradicciones existentes en el desarrollo del objeto no
es una verdadera definición.
Para Hegel, la naturaleza que existe fuera del espíritu no se desarrolla. Ella se opone
a la conciencia como un cuadro eternamente parecido a sí mismo y estancado en el
tiempo. Es en la consideración activa de este cuadro inmóvil, de este reino, donde las
cosas guardan eternamente las mismas relaciones entre sí, que la conciencia realiza
su naturaleza activa. La toma de conciencia como tal, comprende en si misma al
resorte de su propio desarrollo.
Ante todo, en que recoge las representaciones históricamente limitadas de las ciencias
naturales de su tiempo, que no contienen todavía, efectivamente, una dialéctica
consiente para los caracteres absolutos de la naturaleza humana. El hecho de que la
naturaleza en su totalidad es efectivamente un sistema único en el desarrollo de
formas de movimiento de la materia condicionándose unas a otras; el hecho de que la
naturaleza en su conjunto, el hombre incluido, es un concreto objetivo, este hecho es
mixtificado por Hegel en su sistema, en el cual lo abstracto, es decir: el mecanismo, es
el descubrimiento de lo concreto espiritual.
Aquí también es fácil subrayar que Hegel toma la limitación metafísica de la economía
política de su tiempo (él conocía perfectamente los teóricos ingleses) por un rasgo de
la esfera económica misma. La razón, es decir, en la terminología hegeliana: la forma
abstracta de la conciencia, reina y gobierna en la esfera de la sociedad civil.
Aquí vemos cómo la lógica de Hegel y su concepción dialéctica, pero al mismo tiempo
esencialmente idealista, de lo concreto y de lo abstracto sirve a la apología del estado
de cosas existentes.
Por eso todas las determinaciones de la economía, todas las categorías de la vida
económica, el valor, el beneficio, el salario, etc., se presentan como formas abstractas
de la voluntad racional corno formas particulares de su ser social. La razón se
manifiesta en la economía bajo una forma que no corresponde a su naturaleza
universal, sino a una sola de sus manifestaciones, unilateral y abstracta. La voluntad
universal concreta no crea forma adecuada a su naturaleza más que bajo el aspecto
del derecho del Estado. El Estado es, según Hegel, la realidad concreta de la voluntad
universal y abarca todas las formas particulares y, por consiguiente, abstractas, de su
propia manifestación; comprende la economía como “sistema de necesidades”.
Así, desde ese punto de vista, todo se encuentra invertido y puesto cabeza abajo. Es
el materialismo la causa y la condición principal del hecho de que, en la dialéctica,
penetre la concepción de la economía mucho más profunda y largamente que en las
posiciones hegelianas.
Para Hegel, la categoría de lo concreto no puede ser empleada sino cuando se trata
de la voluntad consiente y de sus productos. Desde el punto de vista de Marx esta
categoría capital de la dialéctica puede ser empleada de lleno por todas partes, no
importa en qué esfera del ser natural y social, y ella es independiente de todo espíritu;
por consiguiente, de las manifestaciones de la vida del espíritu mismo, es decir, del
desarrollo de toda la esfera de la ciencia social, e incluido el pensamiento, esfera de la
lógica.
TEOLOGÍA DE LA VALORIZACIÓN
Autor: Raúl Prada Alcoreza
Página web: https://www.bolpress.com/2018/03/28/teleologia-de-la-valorizacion/
Entre las consecuencias prácticas, hay que tomar en cuenta las composiciones y
combinaciones de las facultades del sujeto, que dan lugar al entendimiento y al
conocimiento; así como a la aplicación práctica de los mismos. Sin embargo,
efectivamente, las sociedades modernas se encaminaron por los caminos abiertos por
la razón abstracta, como si fuera la facultad suprema y conductora. Las consecuencias
catastróficas de ir por estos caminos las analizaron Max Horkheimer y Teodoro
Adorno; criticando el racionalismo instrumental de la modernidad. Este racionalismo
instrumental ha ido muy lejos, atraviesa los tejidos sociales, las instituciones, la vida
cotidiana, las ciudades y las todas conformaciones sociales humanas. Es la razón
abstracta la responsable de las producciones continuas de lo abstracto; la que ha
definido los fines de manera abstracta, como fines abstractos. Es así que se explica
que las dinámicas económicas estén orientadas a producir la acumulación abstracta,
que se llama capital, o, en el caso del socialismo real, la acumulación abstracta del
valor, que, si bien no se lo clasifica como capital, sino como trabajo abstracto, no deja
de ser lo mismo. El capital está leído en términos monetarios, en tanto que el valor
“socialista” esta leído en términos de valor abstracto, que contiene trabajo abstracto.
En otras palabras, los socialistas interpretan lo mismo de manera más filosófica, por
así decirlo, en tanto que los economistas burgueses interpretan de una manera
práctica y operable. Como dice Robert Kurz, en su iluminador libro El colapso de la
modernización, el socialismo real se encargó de la valorización abstracta
replegándose a los pliegues más profundos del capital, esto es, a los pliegues del valor
y del trabajo3. Llámese acumulación de capital o acumulación socialista, como fue
nombrada esta acumulación en el periodo de la Nueva Política Económica, no importa;
lo que importa es que se trata de la acumulación de lo que se considera la sustancia
de la producción y la valorización, el trabajo. Socialistas y liberales nuca salieron de la
teoría del valor, de sus marcos y de sus contextos paradigmáticos.
Antes dijimos que los humanos no controlan los efectos de masa de sus acciones y
sus prácticas; también debemos decir que una vez desencadenados estos efectos
masivos, se convierten como en condicionantes del quehacer humano. Se convierten
en condiciones de posibilidad históricas instrumentales, para seguir con el concepto y
sus consecuencias de la racionalidad instrumental. Son estas condiciones de
posibilidad artificiales, es decir, construidas por los humanos, las que se toman como
realidad. No podemos dejar escapar la ocasión de señalar la paradójica situación; al
ser conformadas por las sociedades humanas, no podrían llamarse, tampoco serían,
condiciones, menos de posibilidad; empero, funcionan como tales en los imaginarios
institucionalizados modernos. Entonces, se puede concluir que, una vez, desatados
los efectos masivos, éstos, como al cristalizarse, se convierten en rutas, en andamios,
en conductos, incluso en escaleras de la edificación. Las sociedades
institucionalizadas, enfrascadas en estas orientaciones establecidas, las siguen
ciegamente, olvidando que pueden desandar el camino y recomenzar de otra manera,
con otros recorridos, en mejores condiciones y con mejores perspectivas y
proyecciones, más bien, armónicas que desajustadas y desequilibrantes.
¿Qué es el valor?
CONCLUSIONES
2. Para Hegel los significados de abstracto y concreto eran diferentes, pero para
el marxismo, lo abstracto hacia su paso a lo concreto no soy contrarios, ni
diferentes más bien lo llaman como una etapa en el movimiento de lo concreto
mismo. Los conceptos que hoy en día tenemos sobre todas las cosas, no
fueron definidos de la noche a la mañana y de manera sencilla, pasaron por
largos procesos de comparación, diferenciación y observación en su
característica repetitiva para que lo puedan definir; sin embargo, eso no quiere
decir que la ciencia no deja de modificar a estos conceptos.
3. En nuestro mundo moderno cada vez más está gobernando lo abstracto, las
personas nos dejamos guiar más por lo fantasioso, por lo ideal y estamos
dejando de lado a la lógica y el razonamiento. La abstracción se mide por
escalas y al parecer la mayoría de personas nos encontramos en las más altas,
significando no ver la esencia de lo concreto sino más bien lo superfluo.
BIBLIOGRAFÍA
2. https://marxismocritico.files.wordpress.com/2011/12/la-dialc3a9ctica-de-lo-
abstracto-y-de-lo-concreto.pdf JOÃO VASCO FAGUNDES: La dialéctica de lo
abstracto y de lo concreto en el proceso de conocimiento en karl marx.
3. http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:Endoxa-2010-25-
5060&dsID=Documento.pdf CÉSAR RUIZ SANJUÁN: La articulación de lo
abstracto y lo concreto en el proceso de conocimiento teórico
ÍNDICE
Contenido
DIAPOSITIVAS...............................................................................................................................1
INTRODUCCIÓN............................................................................................................................2
CAPÍTULO I...................................................................................................................................3
LO ABSTRACTO Y LO CONCRETO..................................................................................................3
I.1. Lo abstracto y lo concreto como categorías:......................................................................4
I.2. Lo abstracto y lo concreto en la lógica formal:...................................................................5
CAPÍTULO II................................................................................................................................10
II.1. El proceso de elevación de lo abstracto a lo concreto:....................................................10
II.2. La lógica dialéctica y la definición del concepto:.............................................................13
II.3. La concepción hegeliana de lo concreto..........................................................................15
TEOLOGÍA DE LA VALORIZACIÓN................................................................................................20
Autor: Raúl Prada Alcoreza.....................................................................................................20
Página web: https://www.bolpress.com/2018/03/28/teleologia-de-la-valorizacion/......20
¿Qué es el valor?....................................................................................................................22
CONCLUSIONES..........................................................................................................................23
BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................................24