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Efectuar la conceptualización del pensamiento crítico impone la pertinencia de iniciar

con
la definición de las dos palabras que lo expresan. El término pensamiento es un
sustantivo
construido a partir del verbo pensar, que proviene del latín pensare. Pensamiento es
una
palabra con diversidad de significados, y para el caso que nos ocupa fundamentalmente
puede entenderse de seis maneras distintas: 1) Facultad intelectual; 2) Acción y efecto
del
pensar; 3) Conjunto de ideas propias de una persona o colectividad; 4) Ideas
discursivas; 5)
Autoconciencia creadora; 6) Reflexión con base en la cual proceder. De modo que su
semántica engloba tanto la actividad productiva como su producto y se usa como
sinónimo
respectivamente de intelecto, razón, idea y juicio.
En tanto el término crítico procede del griego kritikos, latinizado como criticus y que
en
español se intercambia con la palabra crítica, por lo que puede acotarse a toda acción o
arte
de juzgar o problematizar, cuyo horizonte lo constituye el proceso de transición.
Con base en dichas referencias es factible conceptualizar el pensamiento crítico como
todo planteamiento intelectual producto de análisis, interpretaciones y
problematizaciones
racionales acerca de las manifestaciones de la realidad, sus fenómenos, situaciones e
ideas,
para generar cuestionamientos, juicios y propuestas orientadas a la promoción de
cambios y
transformaciones en beneficio de la humanidad.
En consecuencia el pensamiento crítico puede explicarse, didácticamente, con
base en la construcción de los tres tipos siguientes: 1. Conocimientos científicos,
pues la
ciencia tiene como modus operandi el ejercicio del pensamiento crítico mediante el
cuestionamiento racional ilimitado de sus propias explicaciones –axiomas, leyes,
teorías,
etc.,- y sobre la realidad para promover el progreso gnoseológico. 2.
Conocimientos
filosóficos toda vez que la naturaleza del quehacer filosófico estriba en la permanente
revisión de los fundamentos de sus interpretaciones sobre la filosofía misma, el cosmos,
el
hombre, la naturaleza y la sociedad; por antonomasia el quehacer filosófico se ha
constituido en el modelo de praxis del pensamiento crítico. 3. Alternativas
societarias al
percibírseles como las principales codificadoras de los resultados de la racionalidad
humana y en consecuencia soporte de proyectos verdaderamente humanistas y
libertarios
por sus inherentes pretensiones utópicas.
se puede situar como antecedentes del pensamiento crítico las propuestas utópicas de
Platón, en la época antigua; las utopías de Thomas Moro, Tomaso Campanella y Francis
Bacon, en el renacimiento; los planteamientos del Manifiesto de los iguales de Silvain
Maréchal y Babeuf Gracchus del siglo de Las Luces, y las propuestas de los socialistas
utópicos del siglo XIX, Roberto Owen, Claude Henri de Rouvroy conde de Saint-
Simon,
Carlos Fourier, etc.
Fue a partir del siglo XX que se sistematizó el estudio del pensamiento crítico. Con base
en criterios meramente pedagógicos, se continuará con las dos líneas expositivas
4
precedentes para delinear su desarrollo y estado actual. Por un lado la exposición de los
intelectuales europeos y por otro lado el caso de pensadores de América Latina.
Con respecto al caso europeo debe señalarse que la primera sistematización del
pensamiento crítico la iniciaron Carlos Marx y Federico Engels al sustentar
planteamientos
innovadores desde la filosofía al convertirla en fuente teórica para promover la
transformación social, toda vez que vertebraron como eje de su propuesta el diagnóstico
científico del modo de producción capitalista y llegaron a la conclusión de identificarlo
como el causante de los males que aquejan a la sociedad moderna y la conscientización
de
que sólo la lucha revolucionaria permite forjar un proyecto social verdaderamente
humanista, el modo de producción comunista. Continuaron esa tradición personajes
como
Antonio Gramsci, Vladimir Ilich Lenin, Rosa Luxemburgo, León Trosky, etc.
El segundo momento del ejercicio del pensamiento crítico lo desarrolló una comunidad
de intelectuales que en las primeras décadas del siglo XX fundó en Alemania el Instituto
de
Investigación Social, inaugurado en 1924 en la ciudad de Francfurt, entre ellos Theodor
W.
Adorno, Walter Benjamin, Erich Fromm, Max Horkheimer, Otto Kirchheimer, Leo
Löwenthal, Hebert Marcuse, Franz Leopold Neumann, quienes desarrollaron sus
planteamientos con el nombre de Teoría Crítica de la Sociedad (TCS), orientada a la
revisión y renovación de los planteamientos del marxismo desde una perspectiva
interdisciplinaria,
El tercer momento lo desplegaron los discípulos de la Escuela de Francfurt integrada
por pensadores como Karl-Otto Appel, Jünger Habermas, Axel
Respecto al caso latinoamericano debe señalarse que a lo largo del siglo XIX, desde la
lucha por la independencia y constitución de los estados-nación se llevó a la praxis el
pensamiento crítico como lo testimonian los planteamientos anticolonialistas y en pro
de la
soberanía que sustentaron las luchas de Simón Bolívar, Antonio Nariño, José de San
Martín, Francisco Morazán o Benito Juárez, José Martí y Ricardo Flores Magón.
Tanto intelectuales europeos como latinoamericanos identifican el pensamiento crítico
como el principal instrumento para elaborar o reelaborar propuestas de sociedades
humanistas, anticapitalistas, para generar proyectos altercapitalistas, por eso le son
sinónimos las expresiones de pensamiento alternativo, pensamiento de izquierda,
pensamiento liberador, pensamiento revolucionario, pensamiento marxista

¿Cuáles son las dificultades en el desarrollo del pensamiento crítico en los alumnos? La
primera está relacionada con que no resulta sencillo la práctica de los estándares del
pensamiento crítico, postulados por (Elder & Paul, 2001). La aplicación de estos estándares
implica un cuestionamiento continuo en torno a un problema dado, es decir:
a) Identificación de un problema y sus supuestos asociados

b) Clarificar y enfocar el problema


c) Analizar, comprender y hacer uso de inferencias, lógica inductiva y deductiva.

d) Juzgar la validez y confiabilidad de los supuestos, fuentes de datos o información


disponible (Pithers & Soden, 2000, p. 239).
La otra dificultad viene dada por que la docencia actual se desarrolla sobre la misma lógica
de la ciencia, es decir cada disciplina se fundamenta a lo largo del sistemas escolar en la
formalización de conceptos (Moon, 2007). Si a esto unimos que la evaluación obliga de una
forma u otra a mediciones estandarizadas, que obligan más a la memorización que al
desarrollo del pensamiento crítico, podemos encontrar que aunque este formulado en
muchas políticas nacionales la necesidad de desarrollo del pensamiento crítico ello requiera
enfoques y herramientas para cada nivel de enseñanza
Contribuir al desarrollo intelectual de los estudiantes
es un objetivo fundamental de la educación universitaria,
al tiempo que un desafío para quienes que
acompañamos procesos de formación. El desarrollo
del pensamiento crítico es inherente a las acciones
para favorecer el rigor intelectual y el aprendizaje
autónomo. El pensamiento crítico permite a los
estudiantes tratar adecuadamente la creciente
información disponible en la sociedad, analizar
afirmaciones o creencias para evaluar su precisión,
pertinencia o validez y elaborar juicios basados en
criterios que consideren el contexto.
Entendemos que el pensamiento crítico (pc) es el
juicio autorregulado y con propósito que da como
resultado interpretación, análisis, evaluación e inferencia,
como también la explicación de las consideraciones
de evidencia, conceptuales, metodológicas,
criteriológicas o contextuales en las cuales se basa
ese juicio.
Si tratamos de identificar los rasgos del pensamiento
crítico es probable que coincidamos en los
siguientes propuestos de Facione:
Examinar ideas: Significa identificar el papel que
juegan varias expresiones en el contexto de una
argumentación; ser capaz de comparar y contrastar
ideas, identificar puntos de controversia
y determinar las partes que los componen; de
identificar las relaciones de las partes con el todo
de un argumento.
Identificar argumentos: Implica detectar la tesis
central de un argumento y, con ello, las razones
que apoyan o contradicen ese argumento o
punto de vista.
Analizar argumentos: De lo que se trata es de
identificar y diferenciar:
a) L a conclusión principal,
b) L as premisas y razones que se presentan para
apoyar la conclusión principal,
c) L as premisas y razones adicionales que se
presentan como apoyo de aquellas premisas
y razones,
d) L os elementos adicionales del razonamiento
que no se presentan explícitamente, como
conclusiones intermedias, suposiciones o
presupuestos,
e) L a estructura general del argumento o hilo
de razonamiento,
f ) L os elementos que hacen parte de lo que se
está examinando pero que no son parte del
razonamiento: el contexto o el telón de fondo
del mismo.
Evaluar argumentos: Es una actividad que generalmente
se realiza a la par que se identifica
el argumento. La evaluación es la “valoración
de la credibilidad de los enunciados o de otras
representaciones que recuentan o describen la
percepción, experiencia, situación, juicio, creencia
u opinión de una persona…”
pensamiento crítico no es racionalidad
instrumental
Pensar críticamente implica saber utilizar la información
disponible: buscarla, cuestionarse sobre ella,
pero principalmente ser capaz de elaborar, poco a
poco, una postura personal en diálogo constante con
los datos y los autores. Es más una actitud de vida
que una habilidad aislada, pues implica al sujeto
integral, con razón y con emoción, con deseos y
voluntad. Sólo así se entiende la afirmación de que
el pensamiento crítico es un recurso poderoso para
la vida personal.
L a mera transmisión de información nunca es
suficiente para formar un espíritu crítico.
Pensar críticamente implica arriesgarse a cuestionar
lo que creíamos seguro y enfrascarse en la
búsqueda de nuevas fuentes de información para
abordar una problemática, para lo cual también se
deben manejar categorías de análisis más allá de las
ofrecidas por el sentido común.
La criticidad implica el hábito de la autoobservación
y de la autocorrección, clarificar los criterios
desde los cuales se emiten los propios juicios y considerar
los contextos en los cuales los formulamos
Básicamente, un pensador crítico cuenta con las
siguientes competencias: a) Formular problemas
y preguntas con claridad y precisión, b) Buscar y
evaluar información relevante, c) Elaborar ideas
para interpretar información de manera efectiva,
d) Obtener conclusiones sólidas, e) Reflexionar con
apertura de mente, f ) Analizar y evaluar supuestos
y consecuencias prácticas, g) Plantear soluciones a
problemas complejos, y h) Comunicar sus ideas con
efectividad.
Los profesores universitarios están convencidos
cada vez más de que los estudiantes necesitan ser
formados para pensar críticamente, entendiendo
esto como el modo de pensar sobre cualquier tema,
contenido o problema junto con la aplicación de
estándares intelectuales como la claridad, la exactitud,
la precisión, la relevancia, la profundidad
y la importancia que le servirán para evaluar sus
pensamientos.
El pensamiento crítico en el contexto escolar
universitario
El predominio en la enseñanza tradicional, enfocada
a la memorización de conocimientos, impide que el
estudiante integre estos conocimientos a la experiencia
diaria;
Los estudiantes deben ser los protagonistas en
el proceso de enseñanza-aprendizaje, contar con
capacidad crítica para evaluar hechos, acciones y
opiniones, por lo que las experiencias de aprendizaje
que diseñen los docentes tendrán como objetivo la
reflexión crítica del entorno exterior e interior del
estudiante.
Por esto, las instituciones deben propiciar
oportunidades para que los profesores examinen y
evalúen su práctica docente, que debe estar dirigida a
crear ambientes de aprendizaje que favorezcan en los
estudiantes procesos de reflexión y crítica, solución
de problemas, análisis, síntesis, reorganización y
evaluación de la información; para extraer conclusiones,
transferir conocimientos y producirlos. En
otras palabras, planear y organizar experiencias de
aprendizaje tendientes al desarrollo de las habilidades
del pensamiento crítico en los estudiantes.
Es un hecho que la metodología utilizada por los
profesores influye en los modos de aprender de sus
alumnos; con la aplicación de una metodología
centrada en el aprendizaje y orientada a la solución
de problemas en el aula se fomenta en los estudiantes
el desarrollo del pensamiento crítico, la orientación
a la producción y resolución de problemas y la
toma de decisiones. De igual manera, se facilita
que lo aprendido se extrapole a las situaciones de
la vida cotidiana y, a su vez, sea compartido por los
estudiantes con los profesores.
Algunas implicaciones en la práctica docente
La práctica educativa del docente es esencial en el
desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes.
Esta práctica debe orientarse a generar efectos
significativos en la habilidad de pensar de manera
crítica, de comunicar el pensamiento, de realizar
juicios relevantes, de discriminar fuentes confiables.
Debe analizar argumentos y contraargumentos sobre
una teoría en particular, criticar la validez de una
tesis a través de sus conocimientos, experiencias y
valores personales. En otras palabras, ser un pensador
autónomo y crítico.
Qué es el pensamiento crítico?
El pensamiento crítico es un pensamiento que reflexiona,
que analiza, que pondera, que cuestiona.
Es un proceso intelectual que permite discriminar
información, entenderla y encontrar presupuestos
subyacentes.
El pensamiento crítico es ese modo de pensar
en el que se mejora la calidad del pensamiento; 4
el que permite observar más allá de lo aparente, el
que permite analizar y sintetizar los eventos: atender,
entender, juzgar y decidir,5 el que da pie a la
fundamentación de las decisiones.
Algunas características del pensamiento crítico
son las siguientes:
• Se desarrolla a lo largo de la vida.
• Es un proceso complejo y dinámico.
• Ofrece diversas soluciones.
• Implica juicios e interpretaciones, valorando
previamente la información.
• Aplica diversos criterios que están en conflicto.
• Implica incertidumbre, autocontrol, esfuerzo
mental y búsqueda permanente de alternativas.
Quien hace parte de sí mismo el pensamiento
crítico no teme las situaciones complejas. Sabe
que hay pautas y procedimientos de observación,
análisis y síntesis para la solución de problemas
concretos; asimismo, los contextualiza y hace uso
de la experiencia para resolverlos. La persona con
pensamiento crítico siempre tiene opciones y su
mente está abierta a las posibilidades porque es
profundamente reflexivo.
. Algunas de las habilidades del pensamiento
crítico que debemos desarrollar son las
siguientes:
• Identificar conceptos o ideas centrales.
• Reconocer suposiciones subyacentes.
• Evaluar la evidencia en que se basan los argumentos.
• Buscar datos adecuados.
• Verificar hechos.
• Buscar información.
• Tomar decisiones.
• Dejar de lado los prejuicios.
El pensamiento crítico en la universidad nos
permite sugerir al estudiante entrar en contacto
con un saber profundo. Esto es, que su saber no se
quede en una sola manera de ver lo ya establecido,
ya que siempre existe algo más. Se le debe enseñar a
cuestionar y, a partir de ahí, comenzar un proceso de
aprendizaje profundo que derive en un aprendizaje
significativo.
El pensamiento crítico en la universidad nos
permite formar jóvenes competentes e inconformes
con su propio saber, y de ahí derivar la búsqueda
permanente de alternativas para solucionar problemas
concretos. Con la promoción del pensamiento
crítico aspiramos también a formar jóvenes con
perspectivas de cambio y herramientas para la
búsqueda del mismo.
Para promover y desarrollar del pensamiento crítico
en el aula se requieren lo siguiente1. Crear ambientes pedagógicos en el
aula. No
va a ser posible trabajar el pensamiento crítico
si el docente no lo tiene; si no tiene una
estructura, un orden lógico en las ideas; si se
ve improvisado y es impuntual, si el estudiantado
lo nota poco comprometido; si no se crea
un ambiente de construcción conjunta, de
respeto en todas las direcciones, de apertura,
de entusiasmo y de retos compartidos.
2. Cumplir las reglas de trabajo en su totalidad.
No se puede trabajar con impuntualidad, con
llamadas de celulares y computadoras encendidas
o cualquier aparato electrónico que
distraiga la atención,. con un grupo ausente
y poco respetuoso de su propio espacio.
3. Generar un alineamiento constructivo. Para
promover el pensamiento crítico es necesario
un alineamiento.
Según Robert Ennis (2011), el pensamiento
crítico es definido como “el pensamiento reflexivo
y razonable que se enfoca en decidir qué creer o
qué hacer”. Nuevamente, podemos observar en esta
acepción que este tipo de pensamiento implica una
actitud proactiva, dirigida a conformar un sistema
de creencias propio, fundamentado y razonado.
No se trata de estudiar por estudiar, leer por leer,
tomar clase por tomar clase. Mucho menos de seguir
instrucciones de manera automática e irreflexiva.
Es mucho más parecido a lo que hace el deportista
entusiasta o el joven con amplia vida social. Es una
actividad intencional, realizada con metas conscientes
y claras.

, Dewey definió
el pensamiento reflexivo como “el examen activo,
persistente y cuidadoso de toda creencia o supuesta
forma de conocimiento a la luz de los fundamentos
que la sostienen y las conclusiones a las que tiende”
(Dewey, 2007: 24). Esto implica una participación
activa en donde el estudiante se hace preguntas y
reflexiona por sí mismo para conseguir un aprendizaje
permanente, más que sólo recibir teorías de
forma pasiva a través de un tercero que transforma,
interpreta y digiere previamente los contenidos del
curso. Es en este proceso de aprendizaje donde los
fundamentos y las conclusiones están soportadas por
las razones y las implicaciones de nuestras creencias
(Fisher, 2011: 3).
Ya transformado en la práctica educativa, Dewey
plantea que “el método de enseñanza habrá de ser
indirecto, esto es, de descubrimiento, reflexivo
y experimental” (Beltrán, 2000: 52-53). En el
pensamiento de Dewey, la escuela representa una
oportunidad para entrenarse en situaciones de vida
en donde el aprendizaje se da al enfrentarse exitosamente
a una situación problemática.
A partir de las ideas de Dewey, Edward Glaser
propone que el pensamiento crítico requiere de tres
elementos: 1. Disposición para considerar de una
manera reflexiva los problemas y asuntos que se relacionan
con las experiencias personales; 2. Conocimiento
de métodos de investigación y razonamiento
lógicos, y 3. Habilidades para aplicarlos (Glaser,
1941, citado por Fisher, 2011: 3). Si conjuntamos
estos elementos observaremos que es posible desarrollar
un curso en donde el alumno asuma un papel
activo en su proceso de formación, demostrando,
con la guía adecuada, su capacidad para pensar
críticamente.

el pensamiento crítico va mucho


más allá de la racionalidad instrumental
para entender y explicar
el mundo. Es una tendencia humana
profunda que involucra a toda
la persona, no sólo a su dimensión
intelectual, y la impulsa a encontrar
la verdad, aunque ésta sea siempre
provisional y limitada. Se trata de
una actitud de vida que encuentra
un goce hondo y humanizador en
aprender, indagar, leer, argumentar
lógicamente, encontrar nuevas
soluciones, elaborar propuestas;
que no se conforma con seguir
prescripciones ni repetir recetas, lo
cual le resulta incómodo, limitante
y asfixiante.
Para el logro de estos objetivos
educativos, los profesores del
aru implementan, en primer lugar,
estrategias de aprendizaje para que
los estudiantes amplíen sus horizontes
de comprensión mediante la
lectura de autores clave que ofrezcan
categorías para interpretar la
realidad humana y social, de modo
que leer bien es la primera tarea a
impulsar en los cursos, pero no la
única. Porque pensar críticamente
implica también hacerse preguntas,
cuestionar a los autores, confrontarlos
entre sí, compararlos, y poner
a prueba sus posturas y las propias.
De esta suerte, la discusión, el
diálogo académico y el debate de
ideas son estrategias privilegiadas
para promover el pensamiento
crítico, y por tanto son radicalmente
diferentes a la cátedra de
un maestro que habla mientras los
estudiantes callan y toman apuntes.
La promoción del pensamiento
crítico tiene lugar también cuando
profesores y estudiantes intentan
relacionar los contenidos del curso
con su vida, o al menos comprender
los límites de su aplicación; se trata
de recrear el pensamiento de los
autores al hacerlos dialogar con la
realidad y contrastarlos con ella.

Debido a esto, surge la necesidad de reflexionar sobre la disposición del


pensamiento crítico y su aplicación en la vida cotidiana; se establece el
pensamiento crítico como una forma de acción y a la vez, como ejercicio mismo de
la autonomía y la liberación del ser. Esta forma de pensamiento recrea su entorno
material a partir de los factores de transferencia del conocimiento; este proceso es
afectado por múltiples falencias con relación a su aplicación debido a que no se
integran mecanismos de enseñanza adecuados para educar de una forma
significativa en la toma de decisiones en su entorno social.
El pensamiento crítico es una forma de razonamiento profundamente reflexivo, en
el cual, se integran múltiples factores de análisis, percepciones, razonamientos,
que afectan la forma de actuar en la vida cotidiana; el pensamiento crítico mejora
las expectativas de vida del sujeto. Debido a que el pensamiento crítico es un
proceso racional e intersubjetivo, el cual es afectado por distintos factores sociales,
culturales, educativos, psicológicos que inciden en el sujeto en la toma de
decisiones.
Este escrito pretende reflexionar, a partir de la epistemología del pensamiento
crítico de autores como Halpern, Carlos Saiz y Silvia Rivas, Peter Faccione, entre
otros, su relación con la educación en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Esta forma de pensamiento se ha propuesto como uno de los ejes fundamentales
de la sociedad actual y a la vez, es el instrumento transformador de las
condiciones existenciales del sujeto a partir del reconocimiento de la diversidad y
la otredad como puntos esenciales del tejido social.
Peter Facione (2007, 21) considera que el pensamiento crítico es “el juicio auto-regulado y
con propósito, que da como resultado la interpretación, análisis, evaluación e inferencia,
como también la explicación de las consideraciones de evidencia conceptuales,
metodológicas, criteriológicas o contextuales en las cuales se basa ese juicio”.
El pensamiento crítico es un proceso de doble función que se articula a partir de
una lógica racional, donde los distintos procesos reflexivos, intuitivos, analíticos y
cognoscitivos, elaboran los parámetros propios de la racionalización de la acción, y
la 10
formación de la anterior estructura procedimental, permite elaborar ciertas
estrategias que son adecuadas para alcanzar determinados fines, favoreciendo al
sujeto pensante en la redefinición de su condición existencial y se proyecte sobre
distintos escenarios de su vida en sociedad. Jorge Valenzuela y Ana María Nieto
(2007, 28), proponen un concepto de pensamiento crítico de forma paralela y a la
vez, complementaria con otros autores.
El Pensamiento Crítico hace referencia a un tipo de pensamiento que se caracteriza por ser
una forma alternativa al pensamiento habitual, que a diferencia del pensamiento crítico no
funciona primariamente sobre la base de los automatismos adquiridos, sino que es un
pensamiento de carácter reflexivo e intencionado, en donde el individuo activa sus recursos
cognitivos (memoria, atención) y ejerce un control metacognitivo (monitoreo y evaluación)sobre
la aplicación de reglas y principios lógicos que rigen el razonamiento o sobre sesgos habituales
que inducen a error en el razonamiento.
El pensamiento crítico como acción y ejercicio de autonomía no debe propenderse
como una acción de interés individual sino a favor de la tolerancia, del respeto, del
reconocimiento de la diversidad, la cultura y los valores humanos que reafirmen la
humanización positiva de la sociedad. Para ello, utiliza una serie de habilidades
propias de su naturaleza crítica y reflexiva las cuales son “…razonamiento,
solución de problemas y toma de decisiones” (Saiz y Rivas, 2011, 41). Esto le
permite al pensador critico tener una visión profunda de su realidad, cotejar
resultados, comparar las posibilidades de sus acciones frente a las decisiones a
tomar, afrontar a partir de la acción las condiciones propias de su entorno; por
tanto, el pensamiento crítico es la acción de la vida en movimiento, agregando que
también es una dinámica racional que se encuentra encadenada a dos condiciones
inherentes a su naturaleza que son: habilidades y disposiciones.
Las habilidades cognoscitivas son: la interpretación, el análisis, evaluación,
inferencia, explicación y auto regulación, por su parte, las disposiciones de
pensamiento son: “un cúmulo de preferencias, actitudes e intenciones, más un
conjunto de capacidades que permiten que las preferencias se conviertan en
realidad de una manera específica”
Ser crítico significa también, por tanto, permanecer atento a los cambios de la realidad social y
cultural, sensible a los problemas y contradicciones en que se debate la educación actual,
abierto a las concepciones plurales que se manifiestan, crítico frente a cualquier solución
dogmática que trate de imponerse. El recurso a diferentes puntos de vista ayudará a reformular
las propuestas (éticas, políticas, sociales…) que han de ser asiento de la propia actitud
personal.” (Lipman, 2009,1).
Debemos acompañar a nuestros estudiantes a construir el pensamiento crítico, en
el aula, a través de la convivencia, de los conflictos y del gobierno escolar. Se
debe estimular a los estudiantes a estudiar y practicar los deberes y derechos
humanos, a reflexionar sobre la complejidad y consecuencias de los problemas y
conflictos más sentidos del país. Se debe buscar a aprender a reflexionar sobre la
incidencia en el desarrollo y la construcción de la vida social en sus distintos
niveles y dimensiones. Aprender que el conflicto y la convivencia aparecen como
dos caras de la interacción en grupos y sociedades democráticas, cuyo
presupuesto es, por un lado, el reconocimiento de la diversidad como base de la
convivencia y por otro lado, la existencia de reglas y condiciones que permitan
hacer del conflicto una oportunidad para el crecimiento personal, de los grupos y
las sociedades y el logro de mayor equidad y justicia social, así también la
necesidad de denuncias como por ejemplo el drama, de los que viven a diario los
pobres en Colombia por la criminal Ley 100 que convirtió la salud en un gran
negocio. El pensamiento crítico nos debe hacer libres, nos debe conducir a la
verdad y hacia una realidad idea
Por tanto, se hace necesario desarrollar un marco educativo alternativo capaz de albergar
distintas soluciones para las problemáticas de la educación estandarizada por el sistema, con
lo cual, la propuesta de un tipo de educación basada en la enseñanza, preservación y
compromiso con el pensamiento crítico, permitirá la formación de un nuevo sujeto quien
logrará reconstruir las bases de una sociedad menos desigual, una educación que consista en
“fomentar en cada individuo o grupo la capacidad de desarrollar, actuar aprovechar todas
las posibilidades que existen en este mundo de la creatividad. La educación es el proceso de
transformación de recursos, entendidos como conocimientos, en actividades” Sitjes y
Rodríguez, (2011, 4) por lo tanto definiremos la educación como “la suma total de procesos
por medio de los cuales una comunidad o un grupo social pequeño o grande transmite su
capacidad adquirida y sus propósitos con el fin de asegurar la continuidad de su propia
existencia y desarrollo” (Dewey,1911,13) donde el docente y el estudiante sean partícipes
de la formación de su pensamiento a partir de la investigación activa y cooperativa de
novedosas tipologías de la enseñanza e innovación de las mismas, frente a las dinámicas
sociales de su entorno.
En realidad el compromiso que existe entre la educación y el desarrollo del
pensamiento crítico va más allá del aula, es preservar la dinámica del pensamiento
y convertirla en una herramienta operativa en la vida real, con relación a la
resolución de problemas y eventualidades, bajo una lógica de aprendizaje
constante y dinámica de todas las experiencias que se elaboran alrededor del
sujeto por tanto, el conocimiento adquirido es la condición propia del pensamiento
puesto en práctica.
Estableciendo que si se quiere desarrollar el pensamiento crítico en una institución
o aula, esta debe convertirse según Montoya (2007,10) en “una comunidad
indagadora e inquisidora, donde los estudiantes empiezan a darse cuenta y a
corregir los métodos y procedimientos usados por los compañeros, así como los
propios; por ello, son capaces de auto-corregirse”, comprendiendo que la
aplicabilidad del pensamiento crítico en las instituciones educativas debe estar
regida por la crítica positiva hacia los procesos de enseñanza y establecer la
innovación continua de los métodos de enseñanza a través de la investigación y
participación constante tanto de los docentes como de los estudiantes, logrando
vincular la acción del pensamiento crítico frente a las nuevas 21
El pensamiento crítico desde la labor docente es un ejercicio dispendioso en el
sentido que contribuye a formar estudiantes sentí pensantes con criterio para el
cambio social que se requiere en la actualidad pero a la vez, se necesita
reformular los instrumentos curriculares y evaluativos emanados del Ministerio de
Educación Nacional, de esa manera conlleva a una transformación sustancial en el
sistema educativo.
La educación está en la necesidad de implementar en su acción transformadora de
sujetos, la intersubjetividad, pero no como interacción solamente sino en todas las
potencialidades que esto implica ver la subjetividad, desde lo intelectual, lo
emocional, lo ético y lo estético.
El pensador critico no es un ser individual, es todo lo contrario, un ser social que
plantea cómo la complejidad de la realidad, incluye la diversidad de innumerables
puntos de vista entre ellos la educación; aspecto importante para que el pensador
critico se interese, pues es un tema que tiene incidencia en los estudiantes, pero
no se aborda en el proceso educativo de allí que el estudiante no infiere las luchas
políticas que buscan librarse de las políticas neoliberales que afectan el proceso
educativo, dejando ver que la educación de nuestro país no es la adecuada; que
se requiere la posibilidad de autocrítica acerca de las diferentes condiciones
económicas, políticas , culturales entre otras, por las que nos toca enfrentar en el
día a día. La función del sistema educativo debe estar en correspondencia con lo
social y por tanto, el progreso del uno conduce al mejoramiento del otro como un
sistema de relaciones que transforma a los seres humanos.
Con ese pensamiento, la educación y la pedagogía deben reconocer la diversidad
que se hace evidente en los estudiantes con capacidades excepcionales globales,
en todas las áreas del conocimiento, claro está reconociendo la diversidad
El pensamiento crítico en la educación, es la expresión misma de la cooperación e
igualdad del docente con el estudiante y de los estudiantes con sus pares; es un
proceso de transformación del pensamiento colectivo que propicia los espacios de
discusión y debate a través de aquellas lentes multiculturales de la diversidad y la
otredad, es contribuir de manera directa en la realidad social, debido a que el
pensamiento como tal, es acción y si se piensa críticamente, se está en constante
movimiento con la realidad.
El pensamiento crítico en las aulas, es un producto de la constante interacción del
sujeto con su entorno, donde construye su ser interior a partir de la interacción de
experiencias con los demás. Esta forma de pensamiento se logra estructurar a
partir de las diferentes herramientas pedagógicas alternativas como lo son: la
lectura crítica, la resolución de conflictos y problemas que afectan al sujeto, la
ampliación de los espacios de debate aceptando la diversidad de ideas, pero a la
vez, la posibilidad de ser críticos y autocríticos de nuestras propias opiniones,
despertando con ello, la sensibilidad del sujeto con relación a la situación de los
otros a partir del conocimiento de experiencias de vida.
El pensador crítico, es aquel sujeto que participa directamente en los cambios que
afectan su entorno social, contribuye activamente a partir de sus acciones
reflexivas, cognoscitivas y críticas en la toma de decisiones e influye de manera
positiva en el desarrollo de la vida social; es decir, es un sujeto capaz de manejar
ciertos preceptos de auto-evaluación, auto-critica, reformulación y cambio sobre sí
mismo.
La educación debe cambiar la forma y los estilos de orientar la enseñanza-
aprendizaje, debe promover estrategias didácticas y currículos flexibles que
posibiliten una educación que conlleve a aprendizajes significativos para lo cual es
aconsejable que se potencie en el aula el pensamiento crítico. La escuela se
convierte así en el espacio propicio para la construcción del pensamiento crítico
como una herramienta en la formación de sujetos transformadores.
El desarrollo del pensamiento crítico exige entonces, de un lado, la
exploración y el
reconocimiento en el sujeto a temprana edad de sus modelos
representacionales
y habilidades cognitivas mediante propuestas didácticas
fundamentadas en la
relación ciencia escolar-sujeto-contexto. De otro lado, es necesario
que se
establezca la relación entre desarrollo de pensamiento crítico en los
niños y la
dinámica interna que lo caracteriza, es decir, articular este desarrollo
a procesos
cognitivos conscientes, a promover espacios autorreguladores que
permitan hacer
más eficiente el proceso y a brindar herramientas de apoyo para la
planeación,
monitoreo y evaluación de los procesos conducentes a su desarrollo
(Al-Ahmadi,
2008; Tamayo, Zona & Loaiza, 2014).
Desde esta perspectiva, y conociendo que nuestro sistema educativo
ha enfatizado
en la importancia del aprendizaje de conceptos, principios y teorías
en los diferentes
campos disciplinares, se plantea el necesario cambio de dicha
propuesta para
que el educador se traslade a promover una enseñanza de las
ciencias que aporte
a la apropiación crítica del conocimiento científico y a la generación
de nuevas
condiciones y mecanismos que promuevan la formación de actitudes
hacia la
ciencia y el conocimiento científico.

El pensamiento crítico es un proceso que se propone analizar, entender o


evaluar la manera en cual se organizan los conocimientos que
pretenden interpretar y representar el mundo, en particular las opiniones o
afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas.
El Pensamiento Crítico se apoya en la formulación de lo que se llama criterios de
verdad. Un criterio de verdad es aquella característica o procedimiento por el cual
podemos distinguir la verdad de la falsedad y estar "seguros" del valor de un
enunciado. El criterio implica el requisito o requisitos que podemos utilizar para la
valoración de una declaración.
Se define, desde un punto de vista práctico, como el proceso mediante el cual se
usa el conocimiento y la inteligencia para llegar de forma efectiva, a la postura más
razonable y justificada sobre un tema.
El pensamiento crítico implica que se debe estar  "centrado", en el sentido de que
no es simplemente pensar, sino pensar sobre algo que queremos comprender y
hacer  de la mejor manera posible. De este modo se puede apreciar y evaluar el
proceso de manera que se pueda tomar "decisiones" durante el mismo El
desarrollo del pensamiento crítico, estrechamente ligado a la expansión de
conocimiento, requiere de los siguientes tres factores:

 Tendencia a los pensamientos críticos.


 Acceso a contenidos críticos.
 Entornos para practicar el conocimiento crítico (en sus dos tipos,
conocimiento en sí y conocimiento como instrumento para contribuir a la
mejora de la vida).1
Ser capaz de utilizar un pensamiento crítico significa que no se acepte la opinión
de la sociedad, teniendo así ideas individuales, se conocen los argumentos a favor
y en contra y se toma una decisión propia respecto a lo que se considere
verdadero o falso, aceptable o inaceptable, deseable o indeseable.
Este pensamiento también es un pensamiento objetivo, basado en el compromiso
de las propias ideas según su entorno como creencias individuales. Lo crítico
enfrenta y evalúa los prejuicios sociales constantemente.
Tener un pensamiento crítico no significa llevar la contraria a todo el mundo o no
estar de acuerdo con nadie, pues esto último no sería un pensamiento crítico, sino
sólo un modo simple de pensar que se limita a contrariar lo que piensen los
demás. Por lo tanto un pensador crítico es capaz, humilde, tenaz, precavido,
exigente. Además de tener una postura libre y abierta, por ello un pensador crítico
comienza a destacarse en su medio y a ser reconocido por sus aportaciones, pero
todo se conforma a lo largo del tiempo con una debida experiencia.
El pensamiento crítico es una habilidad que todo ser humano debe desarrollar ya
que tiene cualidades muy específicas y que nos ayudan a resolver problemas de
una mejor manera, nos hace más analíticos, nos ayuda a saber clasificar la
información en viable y no viable, nos hace más curiosos, querer saber e investigar
más acerca de temas de interés. Cuando se desarrollan este tipo de habilidades,
también se desarrollan muchas otras capacidades del cerebro como la creatividad,
la intuición, la razón y la lógica, entre otras.
Pensar críticamente implica dominar dichos estándares. De acuerdo a esto, la
meta final de todo pensamiento crítico es que éste pueda ser lo suficientemente
sólido como para sostenerse por sí mismo en cualquier contexto, siempre y
cuando mantenga su relación con el fenómeno implicado.
Derivado de las especificidades analíticas de esta forma de pensamiento, se ha
desarrollado una perspectiva que tiende a inhibir el uso y sentido de la crítica
porque se considera puede contravenir el orden que guarda la sociedad.
transformaciones de la realidad inmediata, que en este caso, es el salón como
epicentro de la educación.
La educación a partir del desarrollo del pensamiento crítico, no debe intentar
desplazar la irremediable percepción sensible con relación al contexto, debido a
que el pensamiento crítico como tal, actúa sobre la cotidianidad del sujeto y
mientras más utilizado sea el pensamiento crítico, este adquirirá cierto carácter de
flexibilidad y adaptabilidad hacia el contexto, pero estas características dependen
gradualmente de su forma de razonar e interferir en la realidad que lo rodea.
Stratton (1999, 53) determina la importancia que los estudiantes efectúen el
desarrollo del pensamiento crítico en la escuela, que les permita interactuar de
manera propositiva en el ambiente social y político de su comunidad y su
participación es el reflejo del propio aprendizaje, el cual implementa el
pensamiento crítico como eje de una educación alternativa y con equidad.
El pensamiento crítico desde la labor docente es un ejercicio dispendioso en el
sentido que contribuye a formar estudiantes sentí pensantes con criterio para el
cambio social que se requiere en la actualidad pero a la vez, se necesita
reformular los instrumentos curriculares y evaluativos emanados del Ministerio de
Educación Nacional, de esa manera conlleva a una transformación sustancial en el
sistema educativo.
La educación está en la necesidad de implementar en su acción transformadora de
sujetos, la intersubjetividad, pero no como interacción solamente sino en todas las
potencialidades que esto implica ver la subjetividad, desde lo intelectual, lo
emocional, lo ético y lo estético.
Las actividades escolares deben orientarse hacia preguntas problémicas, para ello se debe
propiciar la conversación, la discusión y la investigación; se intentarán construir las
respuestas y las soluciones.
El pensador critico no es un ser individual, es todo lo contrario, un ser social que
plantea cómo la complejidad de la realidad, incluye la diversidad de innumerables
puntos de vista entre ellos la educación; aspecto importante para que el pensador
critico se interese, pues es un tema que tiene incidencia en los estudiantes, pero
no se aborda en el proceso educativo de allí que el estudiante no infiere las luchas
políticas que buscan librarse de las políticas neoliberales que afectan el proceso
educativo, dejando ver que la educación de nuestro país no es la adecuada; que
se requiere la posibilidad de autocrítica acerca de las diferentes condiciones
económicas, políticas , culturales entre otras, por las que nos toca enfrentar en el
día a día. La función del sistema educativo debe estar en correspondencia con lo
social y por tanto, el progreso del uno conduce al mejoramiento del otro como un
sistema de relaciones que transforma a los seres humanos.
Con ese pensamiento, la educación y la pedagogía deben reconocer la diversidad
que se hace evidente en los estudiantes con capacidades excepcionales globales,
en todas las áreas del conocimiento, claro está reconociendo la diversidad
El pensamiento crítico en la educación, es la expresión misma de la cooperación e
igualdad del docente con el estudiante y de los estudiantes con sus pares; es un
proceso de transformación del pensamiento colectivo que propicia los espacios de
discusión y debate a través de aquellas lentes multiculturales de la diversidad y la
otredad, es contribuir de manera directa en la realidad social, debido a que el
pensamiento como tal, es acción y si se piensa críticamente, se está en constante
movimiento con la realidad.
El pensamiento crítico en las aulas, es un producto de la constante interacción del
sujeto con su entorno, donde construye su ser interior a partir de la interacción de
experiencias con los demás. Esta forma de pensamiento se logra estructurar a
partir de las diferentes herramientas pedagógicas alternativas como lo son: la
lectura crítica, la resolución de conflictos y problemas que afectan al sujeto, la
ampliación de los espacios de debate aceptando la diversidad de ideas, pero a la
vez, la posibilidad de ser críticos y autocríticos de nuestras propias opiniones,
despertando con ello, la sensibilidad del sujeto con relación a la situación de los
otros a partir del conocimiento de experiencias de vida.
El pensador crítico, es aquel sujeto que participa directamente en los cambios que
afectan su entorno social, contribuye activamente a partir de sus acciones
reflexivas, cognoscitivas y críticas en la toma de decisiones e influye de manera
positiva en el desarrollo de la vida social; es decir, es un sujeto capaz de manejar
ciertos preceptos de auto-evaluación, auto-critica, reformulación y cambio sobre sí
mismo.
La educación debe cambiar la forma y los estilos de orientar la enseñanza-
aprendizaje, debe promover estrategias didácticas y currículos flexibles que
posibiliten una educación que conlleve a aprendizajes significativos para lo cual es
aconsejable que se potencie en el aula el pensamiento crítico. La escuela se
convierte así en el espacio propicio para la construcción del pensamiento crítico
como una herramienta en la formación de sujetos transformadores.
El desarrollo del pensamiento crítico exige entonces, de un lado, la
exploración y el
reconocimiento en el sujeto a temprana edad de sus modelos
representacionales
y habilidades cognitivas mediante propuestas didácticas
fundamentadas en la
relación ciencia escolar-sujeto-contexto. De otro lado, es necesario
que se
establezca la relación entre desarrollo de pensamiento crítico en los
niños y la
dinámica interna que lo caracteriza, es decir, articular este desarrollo
a procesos
cognitivos conscientes, a promover espacios autorreguladores que
permitan hacer
más eficiente el proceso y a brindar herramientas de apoyo para la
planeación,
monitoreo y evaluación de los procesos conducentes a su desarrollo
(Al-Ahmadi,
2008; Tamayo, Zona & Loaiza, 2014).
Desde esta perspectiva, y conociendo que nuestro sistema educativo
ha enfatizado
en la importancia del aprendizaje de conceptos, principios y teorías
en los diferentes
campos disciplinares, se plantea el necesario cambio de dicha
propuesta para
que el educador se traslade a promover una enseñanza de las
ciencias que aporte
a la apropiación crítica del conocimiento científico y a la generación
de nuevas
condiciones y mecanismos que promuevan la formación de actitudes
hacia la
ciencia y el conocimiento científico.
Si se comprende que en la formación del pensamiento crítico juega
papel central
la enseñanza, es necesario reflexionar entonces sobre las formas y
estrategias
que se utilizan en este proceso. En tal sentido, sin importar el campo
específico
sobre el cual se actúe, los diferentes modelos de enseñanza pueden
facilitar o
no la formación de la capacidad crítica del estudiante.
Debido a esto, surge la necesidad de reflexionar sobre la disposición del
pensamiento crítico y su aplicación en la vida cotidiana; se establece el
pensamiento crítico como una forma de acción y a la vez, como ejercicio mismo de
la autonomía y la liberación del ser. Esta forma de pensamiento recrea su entorno
material a partir de los factores de transferencia del conocimiento; este proceso es
afectado por múltiples falencias con relación a su aplicación debido a que no se
integran mecanismos de enseñanza adecuados para educar de una forma
significativa en la toma de decisiones en su entorno social.
El pensamiento crítico es una forma de razonamiento profundamente reflexivo, en
el cual, se integran múltiples factores de análisis, percepciones, razonamientos,
que afectan la forma de actuar en la vida cotidiana; el pensamiento crítico mejora
las expectativas de vida del sujeto. Debido a que el pensamiento crítico es un
proceso racional e intersubjetivo, el cual es afectado por distintos factores sociales,
culturales, educativos, psicológicos que inciden en el sujeto en la toma de
decisiones.
Este escrito pretende reflexionar, a partir de la epistemología del pensamiento
crítico de autores como Halpern, Carlos Saiz y Silvia Rivas, Peter Faccione, entre
otros, su relación con la educación en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Esta forma de pensamiento se ha propuesto como uno de los ejes fundamentales
de la sociedad actual y a la vez, es el instrumento transformador de las
condiciones existenciales del sujeto a partir del reconocimiento de la diversidad y
la otredad como puntos esenciales del tejido social.

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