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Clítoris, sex(t)ualidades en viñetas
© Clítoris, sex(t)ualidades en viñetas, 2014.
© Hotel de las ideas, 2014.

www.hoteldelasideas.com
Fb: Hoteldelasideas
Fb: RCHistorietas
hoteldelasideas@gmail.com

Coordinación: Mariela Acevedo

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


Impreso en Argentina / Printed in Argentine

La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma


que sea, idéntica o modificada no autorizada por los editores,
viola derechos reservados; cualquier utilización debe ser
previamente solicitada.

Hotel de las ideas


Clítoris : Sex(t)ualidades en viñetas . - 1a ed. -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : el autor, 2014.
96 p. : il. ; 23x17 cm.

ISBN 978-987-33-5948-4

1. Historieta. 2. Feminismo. I. Título


CDD 863.022 2

Fecha de catalogación: 29/08/2014


Sexualidades textuales
- o cómo las sex(t)ualidades terminaron en este libro -
por Mariela Acevedo*

Querida lectora, amable lector, estimadx leyente de estas páginas que continúan la trayectoria de
revista Clítoris en nuevo formato, lo que sigue tras esta introducción es difícil de sintetizar, así que
sólo haré el intento de presentar algunas ideas que se parecen más a los senderos que trazan las
inquietudes, daré la bienvenida a quienes por primera vez se acercan y agradeceré a quienes siguen
acompañando.
En primer lugar, este libro nace de una revista que tuvo cuatro números en la calle y se propuso
abrir un espacio no sólo a autoras y autores con ganas de contar historias que cuestionaran el
sexismo, sino que esperaba ser un espacio que habilitara un lugar preponderante para el arte de
las creadoras, que allí habláramos de placeres, nos riéramos de las victimizaciones y le pusiéramos
humor al activismo. Se proponía ser una crítica al mundo sexista y discriminatorio, pero también
una autocrítica a las formas de comunicar que no ven en las historietas y el humor gráfico más que
dibujitos, sin captar un potencial transgresor que tiene todo medio que cuenta historias.
Allí, en esos cuatro números pasaron autoras, autores, autorxs que en algún caso se encuentran
presentes en esta antología como Gato Fernández, Eleonora Kortsarz y Muriel Frega. También Javi
Hildebrandt y Lucía Borjas pasaron por la Clítoris, más que colaborando, haciendo la revista. El libro
hoy suma a toda esa troupe de dibujantes y guionistas del grupo editor Hotel de las Ideas, como Érica
Villar, Santiago Sánchez Kutika, Daniel Perrotta y Emiliano Maitía. Entre los que se suman, también
se encuentran Fer Calvi, Carina Maguregui, Martín Rodríguez Redondo y Esteban Cánepa. Aquí no
puedo dejar de agradecer especialmente a Sebastián Fanello y la colectiva La Revuelta de Neuquén
por la historia “Al pie de la Teta”, escrita para la representación teatral, cedida y adaptada para el libro
por Gato Fernández. Todas/os ellos pusieron su talento y tiempo para que las historietas estuvieran
reunidas en este primer volumen de Clítoris. Sex(t)ualidades en viñetas. Otras y otros tantos que
pasaron por la revista no están en esta primera antología, a la que esperemos sigan otras.
En segundo lugar, quiero agradecer la apuesta y el esfuerzo de quienes están tras bambalinas, pero
que resultan siempre más que necesarios para que las cosas salgan. La idea de hacer un libro –y las
ganas de hacerlo- se la debo a Diego Rey, también integrante de Hotel de las Ideas y la persona que
acompañó de manera más cercana este trayecto dentro del grupo… por más de una razón.
Las historietas transitan intensidades y tonos diferentes: Una curva podría señalar de forma
ascendente episodios donde el humor y la parodia llegan por momentos al delirio, para descender
luego a temas escabrosos de la historia reciente apenas tamizados de ficción. La fantasía, el drama,
el amor y el dolor construyen una geografía de la diferencia por momentos aguerrida y por otros
desolada.
Pero además de las historietas, tenemos los artículos y la excelente portada de Alejandra Lunik,
que de alguna manera hace lo que parece imposible para mí en esta breve introducción: sintetizar

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lo que se encuentra en esta reunión de rarezas y diferentes que comparten un territorio en disputa.
Así, tenemos voces desde la academia, el activismo, el periodismo que permiten leer a contrapelo
las historietas, echan una luz oblicua sobre las Sex(t)ualidades que ponen en página las historietas:
cuerpos y trayectos de lucha que se trenzan para abrir debates, sin intención de que todo lo que se
despliega sirva para el acuerdo. Aunque la tapa promete diversidad, este libro está escrito desde la
disidencia y si no, vayan al texto de María Alicia Gutiérrez que reclama autonomía para deshacer lo
que no se desea, para reclamar esa deuda de la democracia que el Estado aún mantiene con las
mujeres por el derecho a decidir sobre su cuerpo; o al de Marlene Wayar para pensar la prostitución
como institución, como espacio de intercambio desigual, asimétrico, jerárquico y despoblado de
derechos. También leemos lo que está fuera, lo que reclama romper esos espacios acotados y
estrechos de las formas en las que aprendemos a desear ser, a que nos deseen en el texto de
Verónica González; y un llamado de atención a revisar nuestras prácticas en la interiorización de las
todoesofobias que denuncia Helián Katz, de la que no hay quién quede exento. Si leemos los cuatro
artículos podemos notar que en ellos lo que se exige es habilitar voces con capacidad de agencia
(lo que se dice voz y voto), que ya no se trate a ciertos sujetos como infantes necesitados de tutela,
como objetos a proteger, sino como sujetos interlocutores que levantan un reclamo que merece ser
escuchado y atendido.
En este sentido es que incluimos las frases que recuperamos en las portadas: se trata de consignas
que circulan en los espacios del activismo feminista y de la diversidad sexual con el deseo de vincular
prácticas y discursos disidentes, el arte, el placer y la política. Una reivindicación monstruosa de
nuestras corporalidades y su potencia, de nuestros afectos y rabias… Porque tal como decía la Rosa,
“una arenga final: No queremos que nos persigan, ni que nos prendan, ni que nos discriminen, ni
que nos maten, ni que nos curen, ni que nos analicen, ni que nos expliquen, ni que nos toleren, ni que
nos comprendan: Lo que queremos es que nos deseen.” (Néstor Perlongher)

* Feminista. Lic. Ciencias de la Comunicación. Editora de Revista Clítoris. Historietas y exploraciones varias.

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Aborto sí, aborto no,
eso lo decido yo.

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El aborto y la autonomía de las mujeres:
una lucha por la justicia
por María Alicia Gutiérrez*

El derecho al aborto, conquistado en otras latitudes hace ya muchas décadas, sigue siendo negado
en Argentina así como en la mayoría de los países de la región.
Numerosos sectores se han pronunciado en estos años tanto a favor como en contra. La corporación
médica, con sus idas y venidas, comprendió desde un enfoque de salud que el aborto clandestino
tiene un lugar significativo para desenmarañar la mortalidad materna con una dificultosa tendencia a
la baja. Así individuos y organizaciones científicas han dado su veredicto a favor de la despenalización
pero son más cautos en cuanto a la legalización. Otros grupos, muchos de ellos como funcionarios
de hospitales públicos, siguen siendo refractarios a cumplir, incluso, con las regulaciones legales
respecto del aborto no punible.
Las confesiones religiosas, especialmente la Iglesia Católica, levantan su voz en espacios políticos
(tanto nacionales como internacionales) para insistir una y otra vez en que se trata de una vida
humana (el feto) negando la misma condición a la mujer gestante y planteando que la solución a una
situación crítica se instala en la figura jurídica de asesinato.
El movimiento de mujeres organizado en la región lleva años demandando por un derecho
históricamente postergado. En el caso de Argentina se organizó en el año 2005 la Campaña Nacional
por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito -que acciona en diferentes frentes- para el logro de
una ley que obligue al sistema de salud público, privado y de seguridad social a realizar la práctica en
condiciones de seguridad a sola demanda de la mujer. Este espíritu que alberga la idea de libertad
y autonomía de las mujeres para decidir sobre el propio cuerpo es uno de los fundamentos de la
presentación de proyectos de ley en el parlamento. Del mismo modo, grupos de mujeres dentro y
fuera de la Campaña (socorristas entre otras) acompañan a las mujeres en la toma de decisión y la
puesta en acto de la misma.
Los grupos políticos diversos quizás sean la expresión más trágica de este inmenso retroceso legal.
Más allá de sus convicciones personales (algunos/as lo han demostrado firmando la presentación
del proyecto de la Campaña) accionan cumpliendo con una entorpecedora “obediencia debida”.
¿Qué ideas, razonamientos y cálculo político acompaña a estas/os legisladoras/es para negar un
derecho legítimo a las mujeres? Múltiples interpretaciones son posibles: la convicción personal de
algunas/os dirigentes que marcan la línea del partido, la peregrina idea que espanta votos (cuando
diversas encuestas aseveran lo contrario), la noción de que aún falta un “debate social” del tema
(desconociendo el avance en la agenda social).
Una interpretación plausible es que el atravesamiento de una sociedad regida por las reglas
hegemónicas del patriarcado heterosexual no puede soportar la autonomía de las mujeres. Si el
desarrollo sustentable y la lógica hegemónica del sistema se sostiene en parte en la reproducción
(que es además reproducción de la fuerza de trabajo) la negativa, por las razones que fueran, de

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las mujeres a procrear quiebra esa lógica y pone en cuestionamiento el ejercicio asimétrico del
poder. Esta experiencia es evidente en el contexto internacional y en el orden geopolítico multilateral,
donde la sexualidad y los cuerpos juegan, y hace ya varios años, un papel central en la distribución
y relocalización del poder y son un territorio de disputas y de intereses diversos que trascienden el
tema.
¿Qué significaciones tiene el aborto en el contexto político/social para que se exprese tan compacta
resistencia?
El aborto resignifica el empoderamiento de las mujeres y pone en crisis la idea heteropatriarcal
de la maternidad como destino para ellas. Es un acontecimiento, que sucede en el cuerpo y que
pone en tensión múltiples y complejas decisiones. Si bien el embarazo no buscado significa una
situación crítica que compromete la subjetividad, suponer que la interrupción del mismo afecta de
manera irreversible la vida de las mujeres es una simplificación: a veces resulta traumática y otras (la
mayoría) un alivio frente a una situación inesperada.
El lema de la campaña educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal
para no morir pone el debate en un sinnúmero de cuestiones. En principio, la importancia de que
el conjunto de la población, desde edades tempranas, acceda al conocimiento de la sexualidad, al
cuidado, al disfrute y al derecho a la información. Anticonceptivos para no abortar supone la libertad y
la autonomía de las mujeres sobre su cuerpo frente al deseo y la decisión de no procrear. Para ello, el
Estado debe garantizar el acceso y la disposición de todos los métodos anticonceptivos reconocidos
oficialmente. Finalmente, aborto legal para no morir significa el acceso a un aborto legal, seguro y
gratuito para no correr riesgos de enfermarse o morir. Tiene importancia rescatar esta consigna que,
si bien refiere a una situación trágica, denota una realidad contundente y las cuestiones de salud
pública provocan impacto y “credibilidad” en el conjunto de la sociedad. Sin embargo, la decisión de
abortar no está ligada solo a la idea de “muerte” sino también a una vida plena cuando las mujeres
se apropian de sus decisiones y sus cuerpos.
La problemática del aborto pone en juego una particular relación entre el Estado, el mercado y
la sociedad. Esa relación se expresa de manera asimétrica para las mujeres en las condiciones
restrictivas y de clandestinidad del aborto.
La consigna recupera, además, una larga tradición de lucha del movimiento de mujeres en Argentina
y en el resto del mundo, para el logro de la legalización del aborto. Los cuerpos de las mujeres
-como bien lo han trabajado autoras como Rita Segato y Silvia Fedirici- siempre han sido un territorio
de disputas y violencia: en las guerras, en los enfrentamientos cruentos entre intereses políticos
y/o económicos contradictorios; en las relaciones interpersonales y en el desarrollo del sistema
capitalista como organización que requería de la forzosa reproducción de la fuerza de trabajo. Por
otro lado, la mitología sobre el instinto natural de la maternidad (tomada por las religiones) donde la
naturaleza se inscribe en el cuerpo de las mujeres y les es vedada la cultura, refuerza esta noción
que aparece como ineludible. El ser madre completa un círculo signado para ellas (que se ajusta a
la dominación y la opresión) por lo que la negación de ese principio quiebra algunos de los cimientos
del dominio del patriarcado y el régimen heterosexual.
El aborto es el derecho a decidir sobre el propio cuerpo en total libertad implicando mucho más que
el hecho de interrumpir un proceso de gestación: significa recuperar el cuerpo de las mujeres para su
autonomía y hacer justicia en un modelo democrático que supone la inclusión.

* Docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales UBA. Integrante de la Campaña Nacional por el
Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, CABA.

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Carina Maguregui
Licenciada en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires. En 2010 obtuvo una Diplomatura Superior
en Educación, Imágenes y Medios de FLACSO. Ganó premios y menciones en concursos nacionales de ensayo,
dramaturgia e historieta. Su obra de teatro “Tumbada blanca en blanco” recibió una Mención Honorífica en el
Concurso Nacional de Argentores: Primera Obra, 2006; y fue puesta en escena en 2007 con subsidio de ProTeatro
y auspicio del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Blog: textodromo.blogspot.com

Muriel Frega
Egresada de las escuelas de Bellas Artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón como Profesora de Grabado y
Dibujo. Participa de exhibiciones y salones de grabado, dibujo y ex-libris por los que obtiene premios y mencio-
nes. Desde 1999 trabaja como ilustradora independiente para varias editoriales y empresas. Actualmente vive en
Ostende donde dicta talleres de ilustración y dibujo, y dirige la revista Silencio en la costa.

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Cecilia “Gato” Fernández
Historietista, ilustradora y guionista, made in Buenos Aires. Publicó historietas en Italia, España y Argentina. Traba-
jó junto con Carlos Trillo en la revista europea Animals y junto a Pablo De Santis en la revista Fierro.
Actualmente trabaja en publicidad y en su primer libro como autora integral.

“Al pie de la teta” es una obra de teatro escrita por Seba Fanello en colaboración con la colectiva Feminista La
Revuelta de Neuquén y adaptada a la historieta con su autorización por Gato para el libro de Clítoris.

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Desobediencia,
por tu culpa voy a ser feliz.

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Cuerpos que importan
por Helián Katz*

Fobias
Mi amiga Luz dice que no existe una cosa tal como la transfobia. Que la fobia es un miedo insoportable
y en la transfobia lo que es insoportable es el abuso de poder. Me imagino que te preguntaste si ella es
trans para hablar de la transfobia, como yo, que hablo de eso mismo, y acaso te preguntes si además
de ser trans puede ser intersex, lesbiana, pansexual. Hasta acá, lectorxs, debemos estar de acuerdo
en repudiar todas esas fobias: homo-lesbo-inter-trans-bi-queer-etc-fobia. Ahora bien, es tal el énfasis
que ponemos en ese repudio, y tal es la seguridad de que lo bueno se distingue de lo malo, que una
persona que está en contra de la todoeso-fobia se vuelve completamente incapaz de reconocer como
propio un gesto todoesofóbico, más allá de sus intenciones abiertamente contrarias a las todofobias.
Retomemos la posición de la transfobia como una forma de abuso de poder. Entre lxs compañerxs
trans-feministas, conocemos la necesidad del trabajo constante sobre los propios privilegios como una
potente herramienta contra el hetero-patriarcado y todas sus fobias.

Cis
Para hablar de transfobias, será necesario hablar de cisexismo. Cis y trans son dos prefijos latinos, que
significan algo así como estar entre o del mismo lado y cruzar o pasar a través, respectivamente. En
el caso del género, cisgénero o cisexual (cis, abreviado), es la persona que permanece en el género
(o sexo) que le fue asignado al nacer, mientras que una persona trans es quien no se identifica con el
género asignado al nacer; por eso cruza. Además, trans puede ser usado como un término paraguas
que abarca múltiples expresiones tales como aquellas personas que se autoidentifican como trans, o
travestis, transexuales, queer, sin género, transgresoras del binario sexual, etc.
El término cis conlleva la crítica que el activismo trans hace sobre el privilegio cis: da cuenta de cómo
el cisexismo actúa como un privilegio comparable a la heteronormatividad o el privilegio racial. Es decir
que “cis” es un concepto feminista o transfeminista, que desnaturaliza el binomio hombre-mujer/macho-
hembra y lo plantea como una de tantas alternativas posibles. A la vez, empodera a la comunidad,
definiéndose en sus propios términos en lugar de ser -siempre- definida por un grupo hegemónico.
Muchas personas cis lo denuestan con la excusa de que se trata de un término académico, complejo,
encriptado, se ofenden o se sienten discriminadas si se las reconoce de esa manera y hasta justifican
sus actitudes transfóbicas so pretexto de no tener suficiente conocimiento acerca de las cuestiones trans.
Este desconocimiento habilitaría nuestra invisibilización y sería la causa de la constante equivocación, por
ejemplo, en el uso correcto de los pronombres.

Cisexismos en acción
Algunas prácticas del cisexismo que mantienen el privilegio cis tomadas de la vida misma:

• Asumen que toda persona es cis, con lo que invisibilizan la existencia trans.

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• Visibilizan a la persona trans en situaciones innecesarias, en las que no “sacan del clóset” al resto de
las personas (una variante de “tengo unx amigx judíx”).
• Para habilitar la existencia de personas trans, exigen que se adecuen a los estereotipos masculinos
o femeninos. (Pasar o no pasar).
• Asumen que, de haber personas trans, son heterosexuales.
• Las prácticas cixesistas son expulsivas. Los lugares cixesistas son lugares no-amigables para las
personas trans, por lo que, de haber unas pocas presentes, estas prácticas se encargan de borrarlas
(simbólicamente primero).
• Patologizan a las personas trans.
• Consideran a las personas trans como víctimas, niñxs eternxs o personas inferiores en general,
asumiendo actitudes paternalistas e invalidando sus intervenciones. En el caso en el que la persona
trans represente un desafío (intelectual, por ejemplo) para la persona cisexista en cuestión, la transfobia
sale a la luz con todas sus fuerzas y pueden producirse hechos de mayor violencia (incluye ciertas
formas de fetichización y condescendencia).
• Una variable de la forma de cisexismo anterior incluye la figura del héroe o la heroína cis: aquí
la persona cis tiene complejo de superman o wonderwoman, por lo que se arroga el derecho de
representación de la comunidad trans toda, erigiéndose en la voz de lxs que no tienen voz y ocupando
los mismos espacios de siempre, aquellos que siempre ocupan las personas cis en detrimento de las
personas trans.
• Cuando el comentario o gesto cisexista es señalado, y la persona trans contesta a esa violencia, la
respuesta, en lugar de ser reflexiva es defensiva, de modo que busca invertir el signo de la agresión,
culpabilizando a la persona trans (sobre la que recae el cisexismo) de ser violenta e intolerante. A la
vez, esta caracterización es una excelente excusa para excluirnos.

Verán, lectorxs, que se trata en general de prácticas/modos de hacer característicos de los grupos
hegemónicos y por lo tanto extensibles a cualquier “minoría”.

(Igualdad de) Oportunidades


Si te reconociste en alguna de las actitudes descriptas, ¡que no cunda la fobia! Reconocer los propios
privilegios es el primer paso.
Si sos trans y te reconociste en alguna actitud transfóbica, ¡no te desanimes! Aceptar la transfobia
internalizada es liberador: seguramente si seguimos por este camino ganemos calidad de vida (verás
que me incluyo).
Si sos cis y no te reconociste para nada, puede ser que seas unx aliadx con mucho trabajo sobre
sus propios privilegios o bien que estés en un avanzado estado de negación (no te sientas atacadx,
seguimos apostando a sumarte a nuestras causas).

La última recomendación, extraída del texto Cómo decir (Teatro de Operaciones).


Ten extremo cuidado con las generalizaciones. Si no estás segurx acerca de la corrección de lo que
vas a decir, prueba reemplazando “trans” por “judío”,“negro” o “mujer”. Si tu afirmación o tu pregunta
suenan antisemitas, racistas o misóginas, entonces seguramente también serán transfóbicas.1

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Teatro de Operaciones fue un proyecto lúdico-político de activismo masculino trans e intersex, llevado a cabo
por Joaquín Ibarburu y Mauro Cabral a lo largo del año 2006. El texto completo puede encontrarse en http://
www.mulabi.org/memorias/site/memorias/cuadernillo.pdf)

*Activista trans, instructor de Yoga, estudiante de Comunicación Social en la UBA.

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Eleonora Kortsarz
Dibujante de cómics, animadora 2D y muralista, desde el año 2003 trabaja de manera profesional, publicando sus
trabajos en Brasil, UK, España, USA y Argentina.
Expuso su trabajo en el Festival Internacional do Quadrinho, Belo Horizonte, en la Bristol Comic Expo de UK y en
The Hero Bot Con, Canandaigua Comic Con y River Road Expo de Nueva York.
www.eleonorakortsarz.blogspot.com

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Martín Rodríguez Redondo
Estudió Realización de Cine y TV en el CIC. Con el guión Marilyn ganó el Concurso Ópera Prima del INCAA y
con el guión Las liebres ganó el Concurso Historias Breves del INCAA. Codirigió con Mara Pescio el cortometraje
Navidad. Produce el documental Kosice, de Gabriel Fiszman.

Daniel Alejandro Perrotta


Maestro de dibujo por la escuela Rogelio Yrurtia y Profesor de Artes por el instituto Beato Angélico. En 2003 ganó
la beca Proyectarte. Ganador del Concurso de Historieta Argentina de la Biblioteca Nacional y del Concurso Crea-
cómic (España), colaboró en la revista Fierro (Picado Fino). En el 2013 edita el libro, Lo subterráneo. Historieta que
escribe, con dibujos de Emmanuel Enríquez, bajo el sello Hotel de las Ideas. Grupo donde participa como editor
y autor. En el 2014 publica como guionista la adaptación a historieta de Hamlet. Como dibujante para el libro El
cazador de conejos y colabora para la revista Maten al mensajero.

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Mujer bonita
es la que lucha.

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Qué ves cuando ¿me ves?
por Verónica Gonzalez*

Los cánones de belleza se modificaron a lo largo de la historia. Durante el siglo XVII, si tenías unos
kilos de más, era una característica que demostraba que eras saludable y fértil. Ahora la situación
es radicalmente opuesta, tenemos que ser delgadas, con cuerpos tonificados, la piel tostada y otras
características que con el paso del tiempo tienden a hacerse menos frecuentes a no ser que vivamos
para nuestro cuerpo.
Si pensamos en las personas con discapacidad, nuestros cuerpos nunca se han ajustado a lo que la
sociedad considera como bello. Así, no hay mujeres con discapacidad protagonizando publicidades,
porque las protagonistas son mujeres deseables. Las mujeres con discapacidad mostramos
enfermedad, situaciones que deprimen a la gente y le generan culpa, esa culpa que se enquista en
lo profundo y tiene que ver con la pseudo responsabilidad de proteger porque se cree que somos
vulnerables y víctimas de nuestras circunstancias.
Tampoco es habitual ver mujeres con discapacidad en lugares de exposición pública, en los medios
de comunicación, la política, el teatro o el cine. Cabe analizar de qué modo se nos mira cuando se
nos ve. Acaso, ¿nos ven como mujeres sensuales y sexuales?
La discapacidad es un concepto en constante evolución. Quien nacía con una discapacidad en la
época de los espartanos, si era varón, no podía ser un guerrero y si era mujer resultaba débil e
incapaz de procrear y proteger a la prole, entonces se lo asesinaba arrojándolo del monte Taiggeto.
Algo similar ocurría en Grecia, donde se promovía el culto a la belleza, las personas con discapacidad
no podían ser bellas, eran expulsados de las ciudades o exterminados.
Con el auge religioso, se asoció la discapacidad con un castigo divino, posesión demoníaca o, como
aún se escucha, con “capacidades especiales” o calificándonos como seres de luz. Ni una cosa ni
la otra, todo contribuye a un estigma que dista mucho de lo real. Con el devenir del capitalismo, las
personas con discapacidad no nos ajustábamos al nivel de producción que necesitan las industrias,
la discapacidad se asoció con un disvalor y se comenzó a trabajar en la creación de entornos
paralelos como escuelas especiales o talleres protegidos de producción. Este proceso se encuentra
bajo la órbita de la salud, por lo que se conoce como el modelo médico.
El modelo social, que lucha por reemplazarlo, consigna que la discapacidad tiene que ver con la falta
de adecuaciones que la sociedad realiza para incluir a una persona con un déficit. Esto no significa
que la incapacidad de realizar algo: ver, escuchar, hablar, caminar, se relaciona únicamente con la
falta de adecuaciones, pero sí que se acentúa sin ellas y que impiden nuestra participación social. Es
correr el eje del individuo y colocarlo como una cuestión colectiva.
Las mujeres que tenemos alguna discapacidad experimentamos una doble discriminación porque
se nos subestima en los distintos ámbitos: familiar, laboral, social, etc. La sexualidad parece ser
un aspecto de la vida vedado para nosotras. Recibimos escasa información de los adultos que

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nos rodean, al ser niñas y así, como niñas, se nos ve aún adultas. Las prácticas médicas resultan
invasivas y nuestros cuerpos, por ser poco convencionales y atractivos según los cánones de belleza
actuales, son tratados como un objeto de estudio. Así, a las personas ciegas no se nos relatan las
prácticas médicas a realizar, a quienes tienen discapacidad física no se les garantiza el acceso con
cierto nivel de autonomía a las camillas ginecológicas y si la mujer tiene discapacidad intelectual o
es sorda, ni hablar de una comunicación con la paciente.
Lamentablemente, aún persisten las esterilizaciones forzadas, sobre todo a mujeres y niñas con
discapacidad intelectual y, recientemente en Colombia, se lo aceptó como política de Estado al ser
esta práctica promovida por la Corte Suprema de Justicia. Podemos pensar si para algunos casos
puntuales sería necesario, pero cuando se transforma en la regla, resulta sumamente peligroso
porque se anula la voluntad de las mujeres y su derecho a ejercer la maternidad.
Cuando logramos formar una pareja, la gente suele preguntar si tiene la misma discapacidad que
nosotras y, dependiendo de la respuesta, deducirán que buenísimo porque puede hacer lo que
nosotras no, o genial porque nos entiende. Otras veces, nuestras parejas deben cargar con miradas
acusadoras de la sociedad, como si fuesen abusadores/as. ¡Prejuicios y más prejuicios!
Al ser mamás, maravilloso si lo hemos elegido, se nos infantiliza y no se nos toma como cuidadoras.
El necesitar algún apoyo para realizar determinadas actividades nos convierte en dependientes e
incluso corremos el riesgo de que la justicia determine que somos incapaces de cuidar a nuestros
hijos. Un horror, pero créanme que ocurre.
A veces a nuestros hijos les toca escuchar frases como “tenés que cuidar a tu mamá”, “avisale de
los escalones”, ubicando a los niños y niñas en el lugar de adultos… Recuerdo una enfermera que
cuando estaba embarazada me dijo: ay, ¡qué bueno, vas a tener 2 lazarillos! (son gemelos) Mejor
comprarme un perro, ¿no?
Nosotras somos mujeres, con cuerpos diversos, capaces de formarnos, trabajar, formar familias
contando con los apoyos necesarios (obligación del Estado), realizar actividades culturales, sociales,
políticas… Aunque no salgamos en las tapas de los diarios, aunque no seamos protagonistas de
publicidades que venden autos, aunque aún, a veces, la gente se frena para decirnos ¡qué lindo
culo! (¡bueno, a veces!) igual todos los cuerpos son diversos y cuando como sociedad aprendamos a
valorar lo bello de la diversidad, vamos a poder construir un lugar más sano para que nuestras hijas/
os crezcan, sin la presión de tener el físico perfecto y aceptándonos tal cual somos, valorando las
diferencias y entendiendo que todas las partes del rompecabezas encajan perfectamente.

* Lic. en informática y periodista, diplomada en Género por el Instituto José Martí. Es columnista sobre discapa-
cidad en Visión 7, obtuvo los premios Lola Mora 2012 e Isalud 2013. Integra la Red Internacional de Periodistas
de Género y preside la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad.

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Javi Hildebrandt
Guionista y escritor. Escribe regularmente para la revista Comiqueando y el blog sobre historieta. Ha publica-
do artículos e historietas en Komikku, Comic.ar, Sudestada, Clítoris, DedoMedio (Perú), Mono (Italia), entre otros
medios. Participó junto a Diego Rey de la antología Novelas ejemplares (2013, Mojito). Con Hotel de las Ideas ha
publicado en las antologías Creer o Reventar (con dibujos de Santiago Miret) y De Once a Moreno (con dibujos de
Lauri Fernández). Blog: javierhildebrandt.wordpress.com

Erica Villar
Se desempeña como historietista, guionista, dibujante e ilustradora. Le apasiona y se especializó en todo lo rela-
cionado al arte secuencial, digital, animación e historietas sobre todo. Forma parte del colectivo editorial Hotel de
Ideas. En el 2013 publicó Contratiempos, su primer libro como autora integral y actualmente se encuentra traba-
jando en su próxima novela.

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Fernando Calvi
Publicó ilustraciones e historietas en revistas y diarios: Clarín, La Nación, Cazador Comix, Cybersix, Rolling
Stone, Ñ, Barcelona, Mongolia (España), Billiken, La Nación de los Chicos, Genios, Zigzag (Página 12), PIN, Tinta Libre
(España), Viva, Expansión (México), entre otras. Ilustró más de cincuenta libros para jóvenes y niños. Su trabajo se
ha publicado en España, Italia, Francia, USA, y Noruega. Dictó clínicas sobre técnica de guión de historietas en la
universidad de Córdoba y talleres de historietas para niños y adultos, en la Feria del libro de Buenos Aires. Desde
el 2007 publica regularmente en la revista FIERRO. Su historieta Bosquenegro fue seleccionado ALIJA en el año
2008 y su continuación Historias de Bosquenegro (2013) fue elegido por la CONABIP. En 2014 publicó Altavista
como libro bajo el sello Hotel de las Ideas. En la actualidad dirige un taller de historieta y publica las series Lo
Blanco del Ojo en FIERRO y Chica ¡ZAP! en Tótem comics.

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Mi vida tiene valor
mi cuerpo
no tiene precio.

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Capitalismo gore:
debatir la prostitución
por Marlene Wayar*

En los tiempos en que comenzó el exceso de oferta en el viejo Palermo, cada vez más a menudo,
tenía que escuchar la tentativa de clientes de bajar el precio: “Allá atrás me cobran n pesos”. A lo
que respondía: “en tu lugar yo no dudaría en aprovechar la oferta, amor.” O, “Dale, ¿qué te cuesta
bajarme un poquito el precio?, no llego pero la próxima te doy un regalito.” Mi respuesta era: “Amor,
tengo una jefa muy estricta, ojalá pudiese decidir yo el precio.” Alguno siempre se interesaba por
mi situación y mi jefa. “Soy yo misma. A tu lado sentada hay toda una empresa, dueña, personal
jerárquico, publicistas, maestranza, obrera, recursos humanos y materiales, todo en una.”
Hasta aquí un ejemplo biográfico que quiero desandar. Para preguntarme/nos ¿qué nos lleva a
colocarnos, siendo dueñas de una empresa, en el sitio de trabajadoras? Y no es que yo no piense
que en sentido amplio todxs somos trabajadorxs. Todas aquellas acciones que nos posibilitan
subsistencia son en sentido amplio trabajo. Pero, en el occidente moderno post Marx la crítica al
capitalismo deja al desnudo la injusta división de clases sociales entre el Propietariado y quienes sólo
poseen su fuerza de trabajo para vivir.
Las personas que ejercen la prostitución en todas su formas (excluyo estrictamente las formas de
trata de personas para la explotación sexual) desnudan este injusto sistema desde el lugar más
paupérrimo y atrasado en las dinámicas sociales de reconocimiento y de distribución de la riqueza.
El hecho inmensamente extendido es que provienen de los sectores pobres y son feminidades en
amplia desventaja ante masculinidades de la otredad cliente.
Sería sumamente importante que quienes ejercen la prostitución se nucleen y que demos como
sociedad un debate abierto sobre las relaciones implícitas en el hecho de que se trate de una labor
donde las feminidades somos más que amplia mayoría, cuestión que genera preguntas sobre los
estatus ciudadanos jerarquizados: ¿Qué tipos de valores circulan en la crianza y educación de nuestros
niños y niñas? ¿Hay representaciones simbólicas circulantes que ya en la niñez nos configuran a
unas sumisas y disponibles para el placer de otro y a éstos convencidos de que es prerrogativa
de su condición de hombre la satisfacción del propio deseo montado sobre la deshumanización
de las otras? ¿Hay formas más profesionales de unas y más humanitarias de otros de sostener la
prostitución que a estas alturas de la historia humana tiene estatuto de institución?
Si hay un argumento que justifique la desesperación de las compañeras para que el ejercicio
prostitutivo sea reconocido como trabajo sexual es la imperiosa necesidad de librarse del
sistemático acoso que reciben por parte de los estados provinciales y/o municipales a través de
las fuerzas policiales. Fundamentados en preceptos morales, por razones de higienismo social, por
ordenamiento del uso del espacio público, por regulación del ambiente público como el tránsito y los
ruidos molestos o de modos eufemísticos de lucha contra la trata de personas. Pero la puta no sólo
no se halla infringiendo norma alguna sino que se encuentra resguardada en el derecho a hacer lo

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que la ley no prohíbe, a ejercer labor para su subsistencia, al libre tránsito, a la libre expresión y al
ejercicio de acciones privadas e íntimas acordes a su propia moral y éstas son privadas aun cuando
las desempeñe en ámbitos públicos.
El derecho a nuclearse que se encuentra implícito en la demanda de reconocimiento de la prostitución
como trabajo sexual deriva en el reclamo de que se reconozca la actividad como sindicato. Pero
¿qué presupone un sindicato? Necesariamente un sector patronal y que en la especificidad de la
prostitución implicaría o bien una posición esquizofrénica donde una misma persona se reclama a sí
misma como trabajadora y como patronal; o bien, un eufemismo para lo caracterizado jurídicamente
como proxenetismo, que habilitaría la legitimación de la explotación sexual (o prostitución ajena)
cuestión insalvable pues entra en contradicción con un bien jurídico resguardado y tipificado como
trata de personas. ¿Deja esto a las personas que ejercen la prostitución sin derecho a nuclearse y
organizarse para el bien común? Claramente no es así pues existen formas de personería jurídica
colectivas como las cámaras de empresarios/as o mutuales y entre estos extremos algunas otras
más. Buscar que quienes ejercen tengan el derecho a una obra social, es una cuestión que en la
actual regulación se ve saldada por medio de la previsión social en la categoría de autónomas/os.
Quisiera cerrar con otro recuerdo. Cuando me nació el deseo de tener un grupo de pertenencia,
averiguando llegué hasta dos mariquitas que al verme frenaron su cotorreo y me lanzaron un –hola,
soy Tatiana- y -yo Betiana. A los 14 años comenzó nuestra amistad, mi incursión en la prostitución y
mi relación con los clientes. Yo no tenía ni necesidad de dinero ni interés en sexo, quería la compañía
de ellas y ser una más después de tanto ser lo extraño en los grupos del barrio y el colegio. Ellas
no sólo se mantenían a sí mismas sino a sendos grupos familiares. Tati con un padre borracho y
golpeador, Betiana con una madre abandonada que no tenía profesión y ejercía el trabajo doméstico
con cuatro hijxs, de la que Beti era la mayor y con el dinero ganaban su “estar” en casa.
En este segundo relato biográfico se reconocen al menos dos hechos muy extendidos y que en el
recorte de las personas travestis/transexuales está empíricamente demostrado: más de un 80 % de
esa población está ejerciendo la prostitución por condicionamientos sociales, políticos, económicos
y culturales. Comienzan a ejercer desde la minoría de edad entre los 13 y los 16 años al momento
de asumir su identidad femenina, razón por la que son excluidas de todas las instituciones sociales,
la familia y la escuela, las más pertinentes para su inclusión en cualquier instancia de las dinámicas
económicas formales.
La dignidad no es intrínseca a labor alguna sino a la condición de persona humana y por tanto es
concebible que cualquier labor sea digna en tanto no sea esclava o forzada, que no se encuentre
en contradicción con derechos de terceros y se ejerza en condiciones justas, salubres y justamente
remuneradas hasta un límite de edad razonable. Pero es tramposo sostener la autonomía de las
decisiones cuando las personas se ven en “encerronas trágicas”. ¿Qué opciones concretas tenían
Tatiana y Betiana? ¿Delinquir? ¿Buscar empleo? ¿Dejarse morir?
Cuales sean las preguntas que nos realicemos y las respuestas que vamos tentativamente
encontrando y sosteniendo hay una realidad específica que enfrentar desde la acción con conciencia
solidaria desde sectores privados y desde el Estado que debe sostener políticas públicas definidas
para que estos cuerpos concretos no continúen vulnerados en su complejidad humana, bio-psico-
social, económica, política, cultural. Hoy es un debate pendiente, ineludible y urgente.

* Activista travesti, coordinadora general de Futuro Trans, propulsora de la Teoría Trans Latinoamericana, Psicó-
loga Social, Profesora de Cerámica, comunicadora social. Monstrua.

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Emiliano Maitía
Veinticuatro años y bastante miopía. Escribo con más facilidad que con la que dibujo, pero intento ambas. Publiqué
en varios fanzines, en dos libros del Hotel de las ideas y en la revista Maten al mensajero. Me recibí de guionista
en la ENERC, y estudié dibujo e historieta de forma salteada. Quería poner algún chiste acá pero no me salió nada.

Esteban Cánepa
Es egresado y ex-docente de Diseño de Imagen y Sonido (UBA). Ha participado en varios roles de dirección y
asistencia en cine y publicidad, y en algunos cortometrajes premiados.
Es Dibujante profesional de Storyboards, Concepts y Gráfica para productoras y agencias de publicidad nacionales
y del exterior.
Ha publicado historieta en internet, Revista Fierro y en la selección 2014 de Biblioteca Nacional.
Como participación solidaria ha realizado audiovisuales, afiches e ilustraciones para publicaciones comunitarias,
organizaciones de bien público y Derechos Humanos. Se destacan colaboraciones con Varones por la Equidad,
H.I.J.O.S., Historietas x la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo; y su asistencia como dibujante en los Juicios por
Crímenes de Lesa Humanidad que se encuentran en muestra permanente en la Ex E.S.M.A.

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Lucía Borjas
Licenciada en Diseño Gráfico, de Maracaibo, Venezuela. Eterna aprendiz de antropóloga y estudiante de dibujos
animados. Hija de madre soltera sumamente luchadora, quien le enseñó sobre la equidad de género y a nunca
rendirse en la batalla de hacer valer nuestros derechos. Su trabajo se puede verse en luciaborjas.blogspot.com y
www.facebook.com/pages/Mi-cuca-es-de-oro/

Santiago Sánchez Kutika


Se recibió en la Universidad del cine y al presente estudia artes en la UBA. Como guionista, sus trabajos fueron
publicados en las antologías Creer o reventar y De Once a Moreno, de El Hotel de las ideas. Ganador del concurso
Creacómic en España. Actualmente, trabaja en el blog de la revista Fierro y colabora con la publicación Maten al
mensajero.

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Índice
5 Sexualidades textuales.
- o cómo las sex(t)ualidades terminaron en este libro -

Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo
9 El aborto y la autonomía de las mujeres:
una lucha por la justicia
por María Alicia Gutiérrez

11 Todos…Nadie. Historias de Ostende


(Maguregui/Frega)

21 Al pie de la teta
(Gato Fernández)

Desobediencia, por tu culpa voy a ser feliz
31 Cuerpos que importan
por Helián Katz

33 Mesías
(Kortsarz)

43 Miradas
(Rodríguez Redondo/Perrotta)

Mujer bonita es la que lucha
53 Qué ves cuando ¿me ves?
Por Verónica Carolina González

55 Noche de stand up
(Hildebrandt/Villar)

65 Eudora Exxon en: La balada del Mar Salado Beta


(Calvi)

Mi vida tiene valor, mi cuerpo no tiene precio


75 Capitalismo gore: debatir la prostitución
por Marlene Wayar

77 Ocho cuadras
(Maitía/Cánepa)

87 Cautivas
(Sánchez Kutika/Borjas)

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