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ANÁLISIS CRÍTICO DE LOS RECURSOS PROCESALES EN MATERIA CIVIL

Una breve aproximación y/o revisión de los distintos medios de impugnación existentes en

nuestra normatividad vigente nos supondría la remisión, a efectos de comprender las reglas

generales para estos propósitos, al Código General del Proceso, en tanto compendio de naturaleza

procedimental por excelencia a nivel genérico. De ahí que los distintos análisis, así como las

revisiones de los pluri-existentes actos procesales de carácter impugnatorio –y, en tratándose de

los recursos en particular—, resulten de suma importancia en el seno del estudio del Derecho

Procesal en tanto la existencia misma de estas instituciones justifican, desde la comprensión del

juez como un ser humano, falible por naturaleza, el control y cuestionamiento de los fallos

proferidos por éste, en la medida que se erigen como medios expeditos e institucionales para la

regulación de las diligencias y actuaciones judiciales.

La necesidad de los distintos medios de impugnación y, por supuesto, de los actos

procesales en general, se establece en virtud de las relaciones dialécticas o deónticas que sugieren

que las distintas controversias que habrían de suscitarse entre las distintas partes, involucran e

incorporan al juez y que dada la participación de este sujeto, en consideración de su calidad de

funcionario público, se requieren, como resulta lógico, canales que faciliten y permitan el

dinamismo en las interacciones entre las partes en desacuerdo y el agente fallado.

Así las cosas, los fines esenciales de los recursos, en el entendido de que se trata de medios

de impugnación, giran en torno a la facilitación de la interacción y relación de las partes para con

el juez, el cual en su calidad de fallador de justicia, ha de reconocerles como mecanismos que,

naturalmente, han de servir como medios de impulso de los procesos ante la inminente

desatención de las pretensiones perseguidas en las demandas o, en su defecto, ante la necesidad

de elevar una protesta respecto a una providencia.


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Finalmente, de cara a los efectos prácticos y a las implicaciones que ello sugieren los

medios de impugnación en general en el tráfico jurídico, vemos se comprenden, abordan y

desarrollan a partir del derecho a la acción como una derivación de éste en la medida en que

garantiza la eficaz y recta impartición de justicia en conexidad al derecho a la tutela jurisdiccional

efectivo; corolario de lo anterior, se comprende que los recursos, y demás instituciones creadas

para estos efectos, son un complemento del derecho de acción de las distintas personas, no

agotándose exclusivamente con la presentación o contestación de la demanda –dependiendo de

las calidades de las partes—, de tal suerte que éstos, sin importar la calidad de ordinarios o

extraordinarios, deben ser entendidos como una forma de ejercer el derecho de acción procurando

la obtención de una efectiva tutela o protección jurisdiccional que se vea respaldada en la

satisfacción y reconocimiento de las pretensiones perseguidas o, por el contrario, en la

desestimación de éstas.

En tales circunstancias el derecho a recurrir indica Devis (2012) citando a Manuel Ibáñez

Fronchan “se trata de un derecho subjetivo de quienes intervienen en el proceso a cualquier título

y condición, para que se corrijan los errores del juez, que le causen gravamen o perjuicio”,

entonces están legitimados para recurrir las partes o intervinientes dentro de la oportunidad que

señala la ley, de esta manera se busca evitar generar un agravio al justiciable (Rojas, 2014, p.

201), al respecto Rojas plantea dos posibles situaciones en donde indistintamente es menester

ofrecer al justiciable medios para poner en cuestionamiento la providencia dictada, el primero

hace referencia a un pronunciamiento injusto por fundarse en una seudo verdad, y el segundo

cuando la decisión se funda en una falsedad.

Tras advertir los posibles yerros jurídicos aparece entonces la denominada impugnación

que responde a un “derecho subjetivo que asiste a la persona para pedir el otorgamiento de tutela
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legal contra actos jurídicos en general, y en particular de actos procesales que se han cumplido

con desviación de las directrices que para su cabal realización indican las leyes pertinentes”

(Rivera, 2014, p. 502). Así pues, se conoce que son medios de impugnación ordinarios los

recursos de reposición, apelación, súplica, queja, y extraordinarios el de casación y revisión,

ambos tienen como función la de procurar corregir las fallas judiciales que perjudiquen a alguna

de las partes, ya sea por el mismo juez, o por el superior jerárquico de quien dicta la providencia.

Partiendo de la base de la idea de los recursos como una forma de ejercer el derecho de

acción, se comprende que éstos ostentan una naturaleza de orden dispositiva y cuya dimensión

procesal, así como su intervención y/o participación en medio de las diligencias o actuaciones

judiciales, queda en cabeza de las partes como principales interesados en su viabilidad y

prosperidad; con la advertencia de que, de conformidad a las reglas especiales existentes en

materia de escogencia de los recursos en el Código General del Proceso, una vez satisfechos los

requisitos de términos provistos por la ley, el trámite del recurso interpuesto y la obtención de

una resolución de fondo del mismo se caracterizarán por su naturaleza oficiosa.

Sobre este punto se precisa que el recurrente ya no se ve obligado a acetar en el recurso que

se tiene por procedente, en desarrollo del principio iuris novit curia en el artículo 318 del Código

General del Proceso se consagra la regla según la cual ante escogencia errónea del recurso

pertinente por parte del recurrente que impugne una providencia judicial, el juez deberá tramitar

la impugnación por las reglas del recurso que resultare procedente, siempre con atención a la

oportunidad de su interposición.

El autor expone su posición sobre el recurso extraordinario de revisión, estableciendo de

primera mano las grandes reformas que se le introdujeron a este recurso con la entrada del nuevo

estatuto procesal colombiano (ley 1562 de 2012). El recurso de revisión, como lo expone el autor
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se clasifica como un medio de impugnación que busca atacar todas aquellas sentencias que estén

debidamente ejecutoriadas, lo cual implica que contra dicha sentencia, ya no procede recurso

alguno y es exigible su cumplimiento mediante un proceso ejecutivo.

Acierta el doctor Ricardo en su texto, que la finalidad del recurso de revisión, es

precisamente, verificar algunos fallos que se hayan cometido en un proceso y corregirlos en los

Tribunales Superiores de Distrito judicial o en la Corte Suprema de Justicia.

El articulo 355 dispone de manera taxativa, como bien afirma el doctor Ricardo zopo, las

causales mediante las cuales se puede atacar, las cuales son las siguientes:

1. Haberse encontrado después de pronunciada la sentencia documentos que habrían

variado la decisión contenida en ella, y que el recurrente no pudo aportarlos al proceso por

fuerza mayor o caso fortuito o por obra de la parte contraria.

2. Haberse declarado falsos por la justicia penal documentos que fueron decisivos para

el pronunciamiento de la sentencia recurrida.

3. Haberse basado la sentencia en declaraciones de personas que fueron condenadas por

falso testimonio en razón de ellas.

4. Haberse fundado la sentencia en dictamen de perito condenado penalmente por

ilícitos cometidos en la producción de dicha prueba.

5. Haberse dictado sentencia penal que declare que hubo violencia o cohecho en el

pronunciamiento de la sentencia recurrida.

6. Haber existido colusión u otra maniobra fraudulenta de las partes en el proceso en que

se dictó la sentencia, aunque no haya sido objeto de investigación penal, siempre que haya

causado perjuicios al recurrente.


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7. Estar el recurrente en alguno de los casos de indebida representación o falta de

notificación o emplazamiento, siempre que no haya sido saneada la nulidad.

8. Existir nulidad originada en la sentencia que puso fin al proceso y que no era

susceptible de recurso.

9. Ser la sentencia contraria a otra anterior que constituya cosa juzgada entre las partes

del proceso en que aquella fue dictada, siempre que el recurrente no hubiera podido alegar la

excepción en el segundo proceso por habérsele designado curador ad lítem y haber ignorado la

existencia de dicho proceso. Sin embargo, no habrá lugar a revisión cuando en el segundo

proceso se propuso la excepción de cosa juzgada y fue rechazada.

Al escudriñar las causales de revisión, encontramos que 6 causales previstas en el artículo hacen

referencia a hechos en los cuales, el que aporta cierto documento o prueba al proceso están viciados con

algún ilícito que se haya cometido, tanto en su decreto como en su práctica.

Como bien afirma el doctor Ricardo, estamos frente a causales que hacen referencia a hechos y

acciones manifiestamente contrarios a derecho y que levantan el velo de la cosa juzgada que sostiene las

sentenicas de las jueces y la hace susceptible de revisión.

Este recurso de revisión, es válido resaltar que es muy positivo contra el número de sentencias

contra las cuales este procede ya que esto le da un carácter más garantista al aparato jurisdiccional. Esto a

la luz del articulo 31 numeral 4 más específicamente al final del numeral cuando hace referencia a todas

las autoridades administrativas que ejerzan funciones jurisdiccionales.

Resulta también muy positivo el hecho que el recurso sea procedente también ante los laudos

arbitrales proferidos por los tribunales de arbitramento, repetimos que el hecho de que el radio de acción

sea tan amplio le da un carácter más garantista y más aún si tomamos en cuenta el hecho de que la justicia

arbitral es demasiado costosa para quienes acuden a ella y el hecho de que los laudos sean atacables
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mediante este recurso podemos dar por sentado el cumplimiento de aquel principio de acceso a la

administración de justicia.

La oportunidad para presentar el recurso de revisión es de 2 años contados a partir de la ejecutoria

de la sentencia a recurrir cuando sea sobre las causales 1, 6, 8 y 9. Cuando es sobre la causal 7 será de 2

años y máximo 5. Cuando sea en base a las causales 2,3,4 y 5 será de dos años pero dado el caso de que el

proceso penal no hubiere terminado se suspenderá el trámite de la revisión hasta cuando se produzca la

ejecutoria del fallo penal, esta suspensión no podrá pasar de los dos años.

Bien podría considerarse amplio el termino para interponer el recurso de revisión de una sentencia

ejecutoriada, pero encuentro pertinente hacer una manifestación en cuanto los términos que hacen

referencia a las causales relacionadas con asuntos penales.

Mi comentario va encaminado a que puede resultar complicado el cumplimiento de los fines del

recurso de revisión cuando a asuntos penales se refiere, si tomamos en consideración lo demorados que

son los procesos penales en nuestro ordenamiento jurídico colombiano y si a eso le añadimos la facultad

que tienen los fiscales para archivar diligencias cuando consideren “ no hay motivos suficientes para

continuar con la indagatoria”, estaremos frente a la posibilidad de que el recurso quede en simple letra

muerta.

Ahora, con respecto a las sentencias que cita el doctor Ricardo en el texto es válido hacer las

siguientes apreciaciones. Las sentencias se referían a los casos en que el tiempo para interponer recurso de

revisión había caducado pero aun así se admitió la demanda ya que el no hacerlo implicaba una violación

ostensible al ordenamiento jurídico porque el proceso originario tenía unos vicios que saltaban de golpe,

En ambos casos el derecho que se protegió estaba relacionado con el patrimonio económico, es

decir, rompieron la salvaguarda del ordenamiento jurídico que implica la cosa juzgada y la caducidad para

fallar el recurso, seria valido preguntarse en que otros casos la corte ha hecho lo mismo y bajo qué

criterios lo hicieron; siendo que, a mi concepto, esta circunstancia nunca debió haber ocurrido.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

- Devis, H. (2012). Teoría General del Proceso. Bogotá: Editorial Temis.

- Rivera, A. (2014). Derecho procesal civil, parte especial. Teórico–práctico. Decima

séptima edición. Conforme al Código General del Proceso. Bogotá: Editorial leyer.

- Rivera, A (2014). Derecho procesal civil, parte general y pruebas. Décimo sexta edición.

Conforme al Código General del Proceso. Bogotá: Editorial Leyer.

- Rojas, M. (2014). Lecciones de derecho procesal. Tomo I. Teoría del proceso. Bogotá:

Tercera edición.

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