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Anexión a España (1861).

Fue proclamada el 18 de marzo de 1861. Con la consumación de este hecho la


República Dominicana perdió su soberanía, convirtiéndose nuevamente en una
colonia de España. Su ideólogo y sustentador fue el general Pedro Santana,
siempre con el propósito de recibir beneficios personales o grupales a cambio
del perjuicio nacional.

Los dominicanos en su gran mayoría estaban en contra de la Anexión. Sin


embargo, Santana presentó la solicitud al Gobierno de España simulando que
todo el pueblo simpatizaba con esa medida. Algunos sectores manifestaron su
desacuerdo con esa acción antipatriótica de Pedro Santana.

El Padre Fernando Arturo de Meriño protestó formalmente mediante un sermón


y luego intentó organizar un levantamiento militar de carácter nacional, pero
fracasó en esa iniciativa.

El patriota Francisco del Rosario Sánchez, que se encontraba en el exilio, al


conocer que Santana había concebido negociar la independencia dominicana
frente a España, decidió organizar un levantamiento militar para impedir que la
Anexión fuera una realidad. El proyecto de Sánchez, denominado la Revolución
de la Regeneración Dominicana, fue apoyado por el presidente de Haití Fabre
Geffrard, quien permitió la utilización del territorio haitiano para organizar el
movimiento y penetrar en la República Dominicana.

Los revolucionarios fueron descubiertos, fusilados por Santana y los españoles


obligaron al Gobierno haitiano a pagar una indemnización por ofrecerle apoyo a
Sánchez.

El 2 de mayo de 1861 se produjo la rebelión de Moca en oposición a la


Anexión. Los insurrectos intentaron apoderarse de la Comandancia de Armas,
pero terminaron derrotados.

Guerra de la Restauración 
La Guerra de la Restauración fue una guerra llevada a cabo en Santo
Domingo desde 1863 hasta 1865 entre los dominicanos y España, que
el conservadurismo dominicano había invitado de nuevo a tomar posesión del
país 17 años después de la Guerra de Independencia contra la República
Haitiana y 42 años después de que los habitantes de la parte oriental se
declararan independientes de España. El conflicto terminó con la victoria
dominicana y la retirada de las fuerzas españolas del país.
En 1861, el general Pedro Santana había arrebatado la presidencia a
Buenaventura Báez, quien había quebrado la Tesorería de la Nación con
grandes ganancias para sí mismo. Frente a una crisis económica, así como la
posibilidad de un nuevo ataque de Haití, Santana pidió a España que retomara
el control de su antigua posesión bajo la categoría de provincia, con tan solo 17
años de independencia. Al principio, la monarquía española estaba
preocupada, pero con los Estados Unidos ocupados con su propia guerra civil e
incapaces de imponer la Doctrina Monroe, consideraba que había una
oportunidad para reafirmar el control en América Latina. El 18 de marzo de
1861, se anunció la anexión, y Santana se convirtió en gobernador general de
la recién creada jurisdicción.
Sin embargo, este acto no fue bien recibido por todos. El 2 de mayo, el general
José Contreras lideró una fallida rebelión, y Francisco del Rosario Sánchez
encabezó una invasión desde Haití (cuyo gobierno aunque oficialmente neutral,
le preocupaba que España afianzase su poder en la zona), pero fue capturado
y ejecutado el 4 de julio de 1861. Eventualmente Santana renunciaría a su
cargo en enero de 1862 tras sostener diferencias con las autoridades
españolas en Cuba que limitaron su poder y que destituyeron a sus amistades
para colocar a peninsulares en los cargos de poder; la reina Isabel II le confirió
el marquesado de las Carreras como compensación por sus servicios al Reino.

Participación de Jarabacoa
Durante la ocupación haitiana (1822-1844) continua la emigración a Jarabacoa,
la que aumenta durante las guerras por la Independencia. Muchos habitantes
del sur se establecieron aquí.
En 1854 Jarabacoa es erigido como puesto militar en virtud de su posición
estratégica en la comunicación entre el Cibao y el Sur. Contaba con una
población de 2.000 habitantes y muchos de sus hombres se destacaron como
soldados brillantes en las gestas por la independencia. Tales son los casos del
General José Duran y también General Norberto Tiburcio.
Cuatro años más tarde, Jarabacoa es elevada a la categoría de Común
mediante un decreto del Presidente Pedro Santana, el 27 de septiembre de 1858.
El 24 de marzo de 1861 se produce el pronunciamiento de la Común de
Jarabacoa. José Durán general de brigada comandante de armas de dicha
Común, acompañado de los empleados civiles y militares con diversas
personas del lugar, habiendo recibido del señor Libertador Presidente de la
República Caballero Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica D.
Pedro Santana, se dio cuenta de la orden del gobernador de la provincia para
la celebración de la adhesión de la República como provincia de la corona en la
persona de Isabel II de España.
Mediante Real Orden del Ministerio de la Guerra español con fecha 26 de junio
de 1862 se crea la Comandancia Militar de Jarabacoa, en el breve tiempo que
la R.Dominicana volvió a depender de España.
Años después, ya en la época restauradora se destacó el General y
Comandante del Ejército del Norte, Daniel Batista y Rogriguez como prócer y
héroe de la restauración. Aunque no nació en Jarabacoa, se insertó desde su
llegada a la comunidad de Pedregal, a las mejores causas de esta comunidad
procreando descendencia familiar y se integró en cuerpo y alma a la causa de
la revolución que devolvió la soberanía a la Nación Dominicana.
Los 6 años de Báez
El 2 de mayo del año 1868 se inaugura el Gobierno de los Seis Años de Báez,
el cual se extiende hasta 1874.

En este período Báez acentúa su ideología anexionista, que llevaba consigo y


que había manifestado de una u otra forma, en otras oportunidades. El
gobierno de Báez comienza a comprometer la soberanía del país, a través del
Empréstito Hartmont con la casa que lleva el mismo nombre, y que estaba
radicada en Londres el cual ascendía a una suma de 420.000 Libras Esterlinas.

Este gobierno de Báez se caracterizó por una fuerte represión y terror, con el
objetivo de aniquilar a los opositores, a los "azules", y así poner en marcha el
punto principal del programa de su gobierno: la anexión de la República a los
Estados Unidos de América. Báez intentó anexar la República a los Estados
Unidos en el año 1871, y a cambio de la misma pedía un millón y medio de
dólares.

Este plan fracasó, pues fue rechazado por el Congreso Norteamericano gracias
a la oposición encabezada por el senador liberal Charles Summer, no obstante
el gran esfuerzo desplegado por el Presidente norteamericano, el General
Ulises Grant y un grupo de sus más cercanos colaboradores. Sin embargo, no
sólo debemos atribuirle al Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, el
que no se haya llevado a cabo dicho acto antipatriótico, sino también, y con
mucho más razón, a la actitud decidida que tenía el pueblo dominicano,
encabezado por un grupo de patriotas, como eran Cabral, Luperón y Pimentel,
los cuales, desde que Báez se propuso vender la Bahía de Samaná,
comenzaron a gestar un movimiento patriótico con el objetivo de impedirlo, y,
principio de junio del mismo 1868, comenzó a circular una "Proclama" que
llamaba a las armas en contra del gobierno de Báez, para impedir dicha
negociación.

La aludida "Proclama" al final expresaba que: "Báez es el verdadero causante,


será por consiguiente el responsable de la sangre que una vez más empape el
suelo de la Patria ¡Vivan todos los héroes de la Restauración! Este será el grito
que darán las primeras y todas las guerrillas;...".

Sin embargo, el proyecto de venta o arrendamiento de la Bahía de Samaná, no


era más que una forma de cubrirse, para el caso de que no fuera posible el
plan principal, que era la anexión.
En la medida que se incrementaban las gestiones y diligencias, tanto en el país
como en los Estados Unidos de Norteamérica, para avanzar las negociaciones
de la anexión, en esa misma medida se organizaban los patriotas dominicanos
para evitar la concretización de tan antipatriótico acto, de forma tal, que la
situación se le fue tornando tan difícil al gobierno de Báez, que se vio en la
necesidad de solicitar ayuda militar al gobierno norteamericano; ayuda que le
fue concedida, enviando dicho gobierno una flota naval que para la época era
bastante contundente.

Mientras en los Estados Unidos el Presidente Grant trataba de persuadir al


influyente senador Charles Summer, "en territorio dominicano la guerra contra
Báez continuaba con mayor crudeza. Las persecuciones del gobierno contra
sus opositores, las prisiones y vigilancia se hacían cada día más severas.
Apoyado en la presencia de los buques de guerra de la armada norteamericana
en aguas territoriales dominicanas y muchas veces atracados en sus puertos
naturales, el presidente dominicano y su camarilla esperaban con ansiedad la
decisión de las autoridades estadounidenses. Pero el caso dominicano se
había convertido, para esos momentos, en un escándalo
internacional.* Sepultado el proyecto de anexión en los Estados Unidos la
situación del gobierno de Báez entró en una etapa difícil. No valieron gestiones,
ni cartas del mismo Báez o de Gautier al presidente Grant u otros funcionarios
del gobierno estadounidense".*

Al presentarse esta situación, la guerra, tanto en el Sur como en la Línea


Noroeste, tomó mucho más fuerza. La ayuda del gobierno de Norteamérica se
fue retirando paulatinamente, de forma tal que para finales del año 1872 el
gobierno de Báez "había sido dejado a su suerte por la administración del
presidente Grant".

Los gobiernos Azules


Los azules gobernaron según sus ideas liberales y lograron un cambio real en
el manejo del estado. El fomento de la Educación el saneamiento de las
Finanzas Publicas, el incentivo a la prensa y a la libertad de expresión, fueron
algunos de los aspectos positivos de estos gobiernos.

Luego de una inestabilidad política causada por los desaciertos de los


gobernantes de 1874 a 1879, el máximo líder de los azules Gregorio Luperón,
toma el poder al derrocar a Cesáreo Guillermo, gobierno este de una
trayectoria corrupta. El gobierno de Luperón se estableció en Puerto Plata. A
partir de este gobierno los gobernantes tendrían una gestión gubernamental de
dos años exceptuando el segundo gobierno de Ulises Heureaux, quien cambió
a un cuatreño para perpetuarse en el poder.
*Presidente y lider del partido Azul:
Gregorio Luperón Como líder y caudillo del Partido Nacional o Azul sólo ocupó
el poder provisionalmente en 1879-1880. 
Su estadía de menos de un año en la Presidencia de la República fue positiva
para el país. Como en otras ocasiones cuando se le presentó la oportunidad de
permanecer en el poder más allá de 1880, declinó en favor de Fernando Arturo
de Meriño.
Esta actitud de ceder el lugar que gloriosamente se había ganado fue una
constante en toda la vida de Luperón. Siempre cedía y apoyaba a personas
valiosas e intachables como por ejemplo a Ulises Francisco Espaillat.
*Caracteristicas:
1. Se respetaron las libertades públicas. 
2. Se fundaron academias militares. 
3. Dispuso una subvención de 40 dólares mensuales a todos los periódicos. 
4. Se mejoró todo el sistema de correo y comunicación. 
5. Se normalizaron las relaciones con Haití. 
6. Se fundó la famosa escuela Normal. 
7. Se modificó la Constitución y se estableció una duración de dos años para el
período presidencial. 
8. Decretó la suspensión del pago de la deuda pública, tratando de estabilizar
la economía del país. 
9. Creó Juntas de Crédito, a las que tomaba prestado con intereses más
flexibles. 
10. Aumentó las importaciones y exportaciones. 
11. Impuso la pena de muerte para todo el que atenta contra la estabilidad de
la nación.

La administración de Luperón fue positiva, pero tuvo que enfrentar presiones


internacionales como lo fue con el gobierno haitiano del general Salomón,
quien trató de aplicar impuesto a mercancía que estaban libre de ellos a través
del tratado de 1874 donde se establecí a "que todos los productos dominicanos
entrarían libre de impuesto en la vecina República". Luperón decide dejar el
poder para 1880 y en la búsqueda de candidatos solicita a Pedro Francisco
Bonó que se postulares, este rechazó la oferta y Luperón se vio en la
necesidad de solicitar otro candidato dentro del partido azul, recayendo en esta
oportunidad en la persona del padre Fernando Arturo de Meriño.

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