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El siguiente paso que dio inicio a la Dirección General de Prevención del Delito (en
adelante DGPD), ocurre en el primer mandato de Rafael Caldera, cuando se le da a la
Comisión para la Prevención de la Delincuencia el carácter de Dirección, bajo decreto
n°240 publicada en GO n° 29.143 de fecha 11 de febrero de 1970, contando entre sus
atribuciones; la orientación de las investigaciones para obtener un diagnóstico sobre las
actitudes sociales y los hechos sociales concurrentes a la génesis del acto criminal, así
como otro tipo de componentes de situaciones delincuenciales; la evaluación de
investigaciones criminológicas para establecer un plan de profilaxis social con el fin de
disminuir la incidencia delictiva en el país; la formación del personal adecuado para aplicar
medidas inherentes a la prevención; la realización de campañas de orientación de la
colectividad para obtener su colaboración en la prevención del delito; la centralización,
confección y publicación de estadísticas y tablas de pronósticos de criminalidad; la
elaboración de proyectos de leyes, de reglamentos y de normas o procedimientos
relacionados con la política anti delictiva; el estudio y coordinación de todo lo referente a la
asistencia del Gobierno de Venezuela a eventos nacionales o internacionales relacionados
con la etiología y prevención del delito; La aplicación de medidas de profilaxis social; la
coordinación de los planes oficiales relacionados con la prevención del delito y las demás
que le señalen las leyes y reglamentos.
En el año 1999, ocurre la fusión entre el para entonces Ministerio de Justicia y el
Ministerio de Relaciones Interiores; en esta fusión se ratifica una vez más a la institución
como Dirección General. Para el año 2005, la Dirección es designada como autoridad
central en materia de Trata según Gaceta Oficial nº 38.140 de fecha 04 de marzo de 2005;
confiriéndole con esto otras funciones operativas a la dirección; entre las cuales se
encuentran; elaborar, coordinar y ejecutar medidas preventivas y de cooperación previstas
en el artículo 9 del protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas,
especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas
contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Para el año 2008, Con la creación del Plan Nacional para la Protección Prevención y
Atención en Periodos Festivos de Asueto y Vacacionales; se produce la interacción
interministerial unificando esfuerzos para la prevención en materia riesgos y desastres e
información y resguardo de los ciudadanos durante estos periodos festivos. Entre los
ministerios que se encuentran participando en este plan se encuentran; el Ministerio del
Poder Popular para la Defensa, Salud, Mintic, Mintur, Mippam, Minep, Finanzas, Mincit,
Cultura, Ambiente, Industrias medias y Comercio, Educación, Planificación y Desarrollo,
Trabajo y Seguridad Social.
Con la creación y publicación del Reglamento Orgánico del Ministerio del Poder Popular
para las Relaciones de Interiores y Justicia el 09 de junio de 2009, publicado en gaceta
oficial 39.196; en su artículo 24 se establece que la Dirección se adscribe a la
Viceministerio de Prevención y seguridad Ciudadana; en este sentido se establece en el
artículo 25 numeral 7, 8 y 9 las competencias del Viceministerio que inciden directamente
en la Dirección General de Prevención del Delito.
“Una víctima se busca en cualquier lugar, el ladrón con experiencia escanea a la persona
rápidamente y ve si lleva cosas de valor, dice tiene zapatos de mil bolívares, un blackberry
último modelo, cuando son principiantes arrebatan las carteras y se van, sin embargo, las
personas no pueden vivir en zozobra, porque uno convive con la delincuencia quiera o no
quiera”. Palabras de un ex-delincuente.
Esta cruda realidad que vive el venezolano, ha obligado a la sociedad a evolucionar para
evitar ser víctima de la violencia, forzándola a cambiar su estilo de vida, limitando sus
actividades de recreación y diversión por temor a ser objeto de acciones delictivas. Los
estudios de opinión señalan al fenómeno de la inseguridad como la principal preocupación
en la mayor parte de los estratos sociales. Por medio de la radio, la televisión, las redes
sociales, la prensa escrita y digital, en fin, por todos los mecanismos de comunicación
creados por las sociedades modernas, se refleja la preocupación por este flagelo que afecta
a todos por igual sin distingo de raza, género, credo o afinidad política.
La prevención del delito no queda solo en meras medidas caseras o fortuitas, pasa por
examinar las verdaderas causas que lo originan, hablar de prevención es hablar de evitar el
surgimiento de condiciones de vulnerabilidad social, por lo tanto debe ser integral y para
lograr este objetivo es vital el compromiso entre el Estado y la sociedad, para lo cual los
ciudadanos deberían exigir una mejor actuación de los cuerpos de seguridad y mejores y
más efectivas políticas de prevención por parte de los gobiernos, llámese nacional, regional
o municipal.
Según Adela García Pírela, Profesora de Derecho Penal de la Universidad del Zulia, “Se
han desarrollado mecanismos de autoprotección de los cuales algunos podrían ser válidos
para resguardarse, pero paradójicamente otros son impulsadores de más inseguridad. Si una
persona está armada frente a cualquier conflicto, la resolución de este podría implicar otro
acto de violencia y ese no es el objetivo”.
Una de las causas del incremento de la inseguridad es que no existe una conexión directa
con el Estado, no prevalece esa identificación que permita denunciar y sentirse seguro.
Desde la creación de la Defensoría del Pueblo en 1999, no ha habido un mayor impacto en
la defensa de los derechos humanos, especialmente los que implican la actuación de los
cuerpos policiales en la vida, la integridad física y la privacidad de la gente, en este
contexto no se ha logrado obtener seguridad, control de la criminalidad ni de prevención
del delito.
Los cuerpos de seguridad en su accionar han sido rebasados por la agudeza y astucia de la
delincuencia para cometer sus delitos, suponer las causas de esta falta de capacidad pasaría
por examinar detenidamente el sistema de administración de justicia, la legislación sobre la
materia y sobre todo la brecha social existente.
La prevención está claramente relacionada con oportunidades plenas para el ejercicio de los
derechos, para ello es indispensable enfrentar la exclusión social, la violencia, la
explotación, la deserción escolar y la ausencia de principios y valores en el hogar. El
control del delito comienza tomando conciencia de que el problema existe, cobra vidas día
tras día y sumerge al venezolano en un estado de angustia que transforma psicológicamente
su jornada.
Muchas son las acciones, procedimientos y proyectos emprendidos para prevenir y evitar
ser objeto de la delincuencia, las cuales van desde planes de seguridad en casa, al transitar
por las calles o en el lugar de trabajo, pero de nada valdrán si no existe la voluntad
individual y el esfuerzo conjunto como sociedad para articular acciones a fin de que estas
medidas sean lo mas efectivas posibles. Tal vez haga falta mas voluntad por parte de otros
organismos que parecen inertes ante el problema, tales como las Alcaldías y los consejos
comunales para construir mecanismos de participación y concertación que permitan abordar
la grave situación de inseguridad y sus implicaciones en la vida de las comunidades, no con
nuevas estructuras policiales ya que la insuficiencia presupuestaria juega un papel adverso,
sino involucrando a todos en la búsqueda de soluciones.
La nueva misión tiene 8 vértices de acción. Los primeros 2 son la prevención integral junto
a la convivencia solidaria, y el fortalecimiento de los órganos de seguridad ciudadana para
el pueblo.
El séptimo plantea el combate contra el uso indebido y tráfico de drogas El octavo es contra
la legitimación de capitales.
"Estos vértices agrupan 29 líneas estratégicas y 117 acciones programáticas, 30 de éstas
últimas de ejecución inmediata"