Sei sulla pagina 1di 10

MALEFICA LA GUIÓ N DE LA PELÍCULA

NARRADOR
Había una vez dos reinos que eran los peores vecinos. Tan grande era la discordia
entre ellos que solo se decía que era un gran héroe o un terrible villano podría
unirlos. En un reino vivieron personas como tú y yo, con un rey vanidoso y
codicioso para gobernar sobre ellos. Estaban siempre descontentos y envidiosos de
la riqueza y belleza de sus vecinos. Porque en el otro reino, el pá ramo, viven todo
tipo de criaturas extrañ as y maravillosas. Y no necesitaban rey ni reina, sino que
confiaban el uno en el otro. En un gran á rbol en un gran acantilado en el pá ramo
vivía uno de los seres má s hermosos y sorprendentes, Ella era un hada y su
nombre era Maléfica

ESCENA I
(Maléfica se encuentra con tres hadas teniendo una reunió n en el pá ramo)
MALEFICA: ¡Buen trabajo, chicas! ¿Qué es todo este alboroto?
HADA VERDE/ flora: Los guardias fronterizos han descubierto...
HADA ROJA/ fauna: ¿Por qué le dices? ¡Quiero decirle!
HADA CELESTE/ primavera: ¡Quiero:
HADA VERDE: Hay reglas. Te digo esta vez, díselo la pró xima vez. Los guardias
fronterizos.
HADA ROJA: No, lo dijiste la ú ltima vez, así que debería decir esta vez y Hada
celeste: la pró xima vez.
MALEFICA: ¿Dime qué?
HADA VERDE: ¡Bien
HADAROJA: ¡Ah! Gracias. Maléfica, el guardia fronterizo...
HADA CELESTE: Los guardias fronterizos han encontrado un ladró n humano en el
grupo de joyas. Lo siento.
HADA CELESTE: Ella siempre tiene prisa, con sus grandes alas.
HADA VERDE: humanos, aquí. Espero que no haya otra guerra.
MALEFICA: ¡Salga!
STEFAN: No. quieren matarme
MALEFICENTE: No es correcto robar, pero no matamos personas por eso. Salga.
¡Sal a este instante!
MALEFICA: ¿Está s completamente crecido?
STEFAN: No.
MALEFICA: Creo que es solo un niñ o.
STEFAN: Y tú solo eres una niñ a. Creo.
MALEFICA: ¿Quién eres?
STEFAN: Me llamo Stefan. ¿Quién eres tú ?
MALEFICA: Soy Maléfica. Tienes que devolverlo.
STEFAN: ¿Qué devuelvo?
STEFAN: Si supiera que lo tirarías, lo habría conservado.
MALEFICA: No lo arrojé. Lo llevé a casa, como lo voy a hacer por ti.
STEFAN: Algú n día, ya sabes, viviré allí. En el castillo.
MALEFICA: ¿Dó nde vives ahora?
STEFAN: En un granero.
MALEFICA: Entonces, ¿tus padres son granjeros?
STEFAN: Mis padres está n muertos.
MALEFICA: los míos, también.
STEFAN: Nos veremos de nuevo.
MALEFICA: No deberías volver aquí, ¿sabes? No es seguro.
STEFAN: Y si hiciera esa elecció n, si volviera, ¿estarías aquí?
MALEFICA: Quizá s.
STEFAN: ¿Qué pasa?
MALEFICA: Tu anillo. El hierro quema a las hadas.
STEFAN: Lo siento. (Estefan se quita el anillo y lo lanza lejos). Me gustan tus alas.

ESCENA II Escenario en el pá ramo.


NARRADOR
Maléfica pensó en có mo Stefan arrojó su anillo, el que tenía tan poco en el mundo,
para que sus manos pudieran tocarlo de nuevo, y su corazó n se conmovió . Así, el
joven ladró n que había esperado robar una joya ... robaría algo mucho má s
precioso. Stefan y Maléfica se convirtieron en los má s improbables de los amigos.
Y por un momento pareció como si, al menos en ellos, el viejo odio entre hombres y
hadas hubiera sido olvidado. Como sea, la amistad lentamente se convirtió en otra
cosa.
Y en su cumpleañ os nú mero 16, Stefan le dio un regalo a Maléfica. Le dijo que era el
beso del verdadero amor.
Pero no iba a ser. Con el paso de los añ os, la ambició n de Stefan lo alejó de Maléfica,
y hacia las tentaciones del reino humano.
Mientras que Maléfica, la má s fuerte de las hadas, se levantó para convertirse en el
protector del pá ramo.
Maléfica a menudo vagaba solo y algunas veces se preguntaba dó nde estaría
Stefan, porque nunca había entendido la avaricia y la envidia de los hombres.
Pero ella debía aprender. Porque el rey humano había oído hablar de un poder
creciente en los moros, y trató de derribarlo. Fue derrotado en la batalla. ( la
habitació n del castillo)
REY, HENRY: ¿Este es mi legado? Te veo esperando que muera. No será largo.
¿Pero entonces qué? Elegiré un sucesor para tomar el trono y cuidar a mi hija.
¿Quién de vosotros es digno?
Mata a la criatura alada. Vengarme, y en mi muerte tomará s la corona.

ESCENA III Escenario en el paramo


NARRADOR: Estefan le da una copa a beber, ella bebe y se duerme intenta matar a
un maléfica pero no puede y le corta las alas
STEFAN: ¡Maléfica! ¡Maléfica!
MALEFICA: Entonces, ¿có mo es la vida con los humanos?
STEFAN: Maléfica, he venido a advertirte. Ellos quieren matarte. El Rey Henry no
se detendrá ante nada. Por favor, tienes que confiar en mí.
STEFAN: ¿Tienes sed?
MALEFICENTE: si gracias
STEFAN: ¡No puedo

ESCENA V
(En el escenario de abajo, en el pá ramo)
MALEFICA: En un hombre. (Ella usa su magia y convierte el ave en humano)
DIAVAL: ¿Qué has hecho con mi ser hermoso?
MALEFICA: deja de quejarte. Te salvé la vida
DIAVAL: Perdó name.
MALEFICA: ¿Có mo te llamas?
DIAVAL: Y a cambio de salvar mi vida, seré tu sirviente. Lo que sea que necesites.
MALEFICA: Alas. Necesito que seas mis alas.

ESCENA VI
(Se abre teló n, en el castillo)
NARRADOR: Mientras se alejan, Diaval se convierte en un cuervo y vuela a espiar
para Maléfica. El cuervo llega al castillo para ver como Stefan está siendo coronado.
El Rey Stefan y la Reina han tenido un hijo. Habrá un bautizo. Dicen que es una
gran celebració n. Una gran celebració n para la princesa Aurora. Qué maravilloso.
Toda clase de gente asistía al bautizo, incluso un trío de hadas que buscaba
fomentar la paz y la buena voluntad.
HADA ROJA: ¡Oh! Mira, ahí está el bebé!
HADA CELESTE: ¡Amo a los bebés!
HADA VERDE: ¿Puedes concentrarte, por favor? No te lo vuelvo a decir.

(Las tres hadas se acercan al rey)


HADA VERDE: Saludos, Su Majestad. Soy una hada del pá ramo.
HADA ROJA: Soy una hada má gica, su realeza.
HADA CELESTE: Y yo soy también má gica
HADA VERDE: Traemos regalos para la pequeñ a princesa
HADA ROJA: Estos no son solo viejos regalos, ya ves, ¡son má gicos!
STEFAN: Muy bien.
HADA VERDE: dulce Aurora, deseo para ti el regalo de la belleza.
HADA ROJA: Mi deseo es que nunca estés triste, solo feliz, todos los días de tu vida.
HADA CELESTE: Dulce bebé, mi deseo para ti es que encuentres ...
LAS TRES HADAS: ¡Maléfica!
MALEFICA: (risa sarcá stica) Bueno, bueno. Qué conjunto brillante, el Rey Stefan.
Realeza, nobleza, y ... Qué pintoresco. Incluso la chusma. Debo decir que realmente
me sentí bastante angustiada por no recibir una invitació n.
REY STEFAN: No eres bienvenida aquí.
MALEFICA: Oh, querido. Qué situació n má s incó moda, para mostrar que no tengo
mala voluntad, yo también le otorgaré un regalo al a niñ a.
STEFAN: ¡No! ¡No queremos tu regalo!
HADA VERDE: ¡Aléjate de la princesa!
HADA CELESTE: Sí, aléjate!
(Maléfica usa su magia para quitar las hadas)
MALEFICA: Escuchen bien, todos ustedes. La princesa ciertamente crecerá en
gracia y belleza, amada por todos los que la conocen.
STEFAN: No hagas esto
MALEFICA: Pero antes de que el sol se ponga el día de su 16 cumpleañ os, pinchará
con el dedo el eje de una rueca y se dormirá como la muerte, un sueñ o del que
nunca despertará .
STEFAN: Maléfica, por favor no hagas esto, te lo ruego.
MALEFICA: Me gusta que me ruegues. Hazlo otra vez.
STEFAN: Te lo ruego.
MALEFICA: Está bien. La princesa puede despertarse de su sueñ o de muerte, pero
solo por el beso del verdadero amor.
¡Esta maldició n durará hasta el final de los tiempos! Ningú n poder en la Tierra
puede cambiarlo.

ESCENA VII
( el escenario de la cabañ a)
NARRADOR
El rey Stefan ordenó a sus hombres apoderarse de cada rueda giratoria del reino.
Las ruedas estaban rotas y quemadas, para que nunca pudieran ser usadas, y
arrojadas al calabozo má s profundo del castillo.
En secreto, confió la seguridad del niñ o a la magia de los duendes, que la llevarían a
un lugar remoto escondite por 16 añ os y un día.
Stefan se encerró detrá s de las paredes de su castillo mientras sus soldados
cabalgaban a lo largo y ancho
para cazar Maléfica abajo Pero ella hizo sus propias murallas, que los moros nunca
má s podrían sufrir el contacto de ningú n ser humano. Y se deleitó con el dolor que
le había traído su maldició n.
Las hadas comenzaron su carga para criar a Aurora en una casita acogedora en el
bosque.
HADA CELESTE: ¡Oh, no! ¿Qué es esto?
HADA ROJA: Se ve horrible.
HADA VERDE: Vamos. Oh,... Ooh Bebe- ¿Por qué siempre te escondes? Venga. Ahí
tienes.
MALEFICA: Es tan feo que casi podrías sentir lá stima por ello. Te odio. Bestia.
HADA ROJA: ¿Por qué está llorando?
HADA CELESTE: Creo que ella podría estar hambrienta. ¡Entonces, alimentarla!
HADA ROJA: Ahí está s. Ahí tienes.
(El flagelo coloca algunas zanahorias en la cesta del bebé)
MALEFICA: Va a morir de hambre con esos tres que lo cuidan.

ESCENA VIII
(En el escenario del pá ramo)
NARRADOR:
A medida que pasaban los días, Stefan se oscureció , consumido por la paranoia y la
venganza. Como Maléfica había dicho, Aurora creció en gracia y belleza. Lejos del
noble palacio que ella recordaba no. Y a medida que las estaciones cambiaban y las
flores crecían, también lo hacía. Se preguntaba por el mundo acerca de ella, y en lo
que estaba má s allá de la temible pared de espinas. Pero ella no era la ú nica.
Maléfica llevó el cuerpo dormido de Aurora má s profundamente a los moros, se
esconde detrá s de un á rbol y despierta a Aurora, observa mientras Aurora mira
con asombro y maravilla a las criaturas que la rodean hasta que sienten la
presencia de Maléfica y vuelan con miedo, Aurora gira hacia los á rboles
AURORA: Sé que está s allí. No tengas miedo
MALEFICA: No tengo miedo.
AURORA: Entonces sal.
MALEFICA: Entonces tendrá s miedo.
AURORA: No, no lo haré. Se quien eres.
MALEFICA: ¿Usted?
AURORA: Eres mi Hada Madrina.
MALEFICA: ¿Qué?
AURORA: hada madrina. Me has estado cuidando toda mi vida. Siempre supe que
estabas cerca.
MALEFICA: ¿Có mo?
AURORA: Tu sombra. Me ha estado siguiendo desde que era pequeñ o. Dondequiera
que fui,
tu sombra siempre estuvo conmigo Te recuerdo. Pá jaro bonito.
MALEFICA: Este es Diaval.
DIAVAL: Hola, Aurora. Te conozco desde que eras pequeñ o.
AURORA: es todo lo que imaginé que sería. ¡Es tan hermoso! Siempre quise venir...
MALEFICA: Buenas noches, bestia.

ESCENA IX
(en el escenario de abajo, en el pá ramo)
NARRADOR: Maléfica disfrutó de la compañ ía de Aurora, viendo sus juegos y
divirtiéndose en los moros. Un día, Maléfica acuesta a Aurora en su cama en la
cabañ a y la mira, intenta
revoque la maldició n y oiga una voz susurrando: "Esta maldició n durará hasta el
final de los tiempos. Ningú n poder en la tierra puede cambiarlo”.
Otra noche, Maléfica está en el pá ramo otra vez caminando con Aurora.
AURORA: ¿Toda las hadas tiene alas?
MALEFICA: la mayoría.
AURORA: ¿Entonces por qué no? Todas las otras hadas vuelan.
MALEFICA: tuve alas una vez. Me los robaron. Eso es todo lo que deseo decir al
respecto.
AURORA: ¿De qué color eran? ¿Eran grandes?
MALEFICA: Tan grande que se arrastraron detrá s de mí cuando caminé. Y ellos
fueron fuertes. Podrían llevarme por encima de las nubes y en contra de los vientos
en contra. Y nunca flaquearon, ni siquiera una vez. Podría confiar en ellas.
MALEFICA: ¿Aurora? Ven aca. Sentarte. Hay algo que necesito decirte.
AURORA: ¿Qué es?
MALEFICA: Hay un mal en este mundo, y no puedo evitarlo.
AURORA: Tengo casi 16 añ os, madrina. Yo puedo cuidar de mí mismo.
MALEFICA: lo entiendo, Pero eso no es lo que tengo que decirte.
AURORA: Tengo un plan. Cuando sea mayor, viviré aquí en el pá ramo contigo.
Entonces podemos cuidarnos el uno al otro.
MALEFICA: No tiene que esperar hasta que sea mayor. Podrías vivir aquí ahora.
AURORA: Entonces lo haré.(se para y empieza a caminar) Dormiré en un á rbol y
comeré bayas, nueces negras y toda la gente del pá ramo será n mis amigos Estaré
feliz aquí por el resto de mi vida. Voy a contarles a mis tías mañ ana.
MALEFICA: hasta mañ ana.
AURORA: ¡Estoy tan emocionado! Tías, tengo casi 16 añ os. Necesito una vida
propia. No. Te quiero mucho, pero es hora de decir adió s. Has sido muy bueno
conmigo, excepto el tiempo accidentalmente me alimentas arañ as.
FELIPE: Hola. Lamento molestarte, pero estoy en camino al castillo del Rey Stefan y
me perdí irremediablemente. ¿Me puedes ayudar?

AURORA: ¡Oh!
FELIPE: Lo siento. Esa fue mi culpa Yo corrí también...
Perdó name.
AURORA: Es de esa manera. El castillo. ¿Cuá l es tu nombre?
FELIPE: Es Philip.
AURORA: Hola, Felipe.
FELIPE: ¿Cuá l es el tuyo?
AURORA: Aurora.
FELIPE: Hola, Aurora. Bueno, fue un placer conocerte. Y una vez má s, mis disculpas
por ser un tonto tan torpe.
AURORA: está s perdonado.
PHILLIP: Eso está bien. Será mejor que me vaya, entonces. Adió s.
(Mientras Phillip camina hacia su caballo Aurora lo sigue)
AURORA: ¿Volverá s de esta manera?
FELIPE: Nada podría detenerme.
AURORA: Entonces te veré pronto.
FELIPE: Muy pronto.
AURORA: Adió s, Felipe.
FELIPE: Adió s, por ahora.

NARRADOR: Maléfica y Diaval miran el encuentro de Aurora con Felipe, Diaval


sugiere que él fue su respuesta para romper el hechizo, y Maléfica le aseguró que
eso no era algo así como "un verdadero beso de amor". En la cabañ a, las tres hadas
intentaban hacer de Aurora un pastel para su cumpleañ os...

ESCENA X
(en el escenario de abajo, en la cabañ a)
HADA CELESTE: Estoy tan feliz de que nos vayamos mañ ana.
HADA VERDE: No nos iremos mañ ana.
HADA CELESTE: Mañ ana es el cumpleañ os nú mero 16 de Aurora.
HADA VERDE: Y Stefan nos dijo que la llevá ramos al día siguiente de su
cumpleañ os.
HADA CELESTE: No. Dijo en su cumpleañ os.
HADA VERDE: No. El día después de su cumpleañ os.
HADA CELESTE: mañ ana
HADA VERDE: después.
HADA CELESTE: mañ ana
HADA VERDE: después.
HADA CELESTE: ¡mañ ana, mañ ana, mañ ana!
HADA VERDE: ¡Después, después, después!
HADA ROJA: ¡Oh! ¡Paren!
AURORA: Necesito hablar contigo sobre algo.
HADA ROJA: Sí, cariñ o, ¿qué es?
AURORA: Lamento tener que decir esto, mañ ana cumpliré 16 añ os.
LAS TRES HADAS: Sí.
AURORA: Me voy de casa.
HADA VERDE: Mira, jovencita. No pasé 16 añ os en este miserable cobertizo con
estos dos inservibles... Para que puedas arruinarlo el ú ltimo día. Te lo llevaremos
de vuelta a tu padre con...
AURORA: ¿Mi padre? Me dijiste que mis padres estaban muertos.
HADA ROJA: Creo que es mejor que vengas y te sientas.
NARRADOR: Después de que las hadas le han contado a Aurora sobre su padre, ella
sale de la cabañ a luciendo angustiada y se encuentra con los moros llamando a
Maléfica (sin cambio de escenario)
AURORA: ¡Hada madrina!
MALEFICA: Estoy aquí.
AURORA: ¿Cuá ndo me ibas a decir que estoy maldito? ¿Es verdad? (Aurora
comienza a llorar)
MALEFICA: Lo es.
AURORA: Mis tías dijeron que era un hada malvada. Yo ... No puedo recordar su
nombre. Dijeron que era ... Maléfica. (Aurora mira a Maléfica con tristeza)
¿Eres tú ? ¿Eres maléfica?
(Maléfica mirando a Aurora con lá grimas en los ojos, da un paso má s cerca de ella)
AURORA: ¡No! No me toques Eres el mal que está en el mundo.
¡Eres tú !
(Aurora gira y sale corriendo, Maléfica grita a Diaval)
MALEFICA: ¡Encuentra al chico.

ESCENA XI
(se abre teló n, en el escenario del Castillo)
NARRADOR: Aurora cabalga hacia el reino, va al palacio y es tomada por un
guardia para ver a Stefan, quien está teniendo una reunió n con sus hombres. Stefan
da un paso má s para mirar a Aurora, se apresura emocionada hacia Stefan, y lo
abraza. El rey se enojó con las hadas por devolverla un día antes de su décimo
sexto cumpleañ os adolescente. Exigió a los guardias que la encerraran en su
habitació n. El día de su cumpleañ os, Aurora se pone inquieta en su habitació n y
siente una molestia en su dedo, va a abrir la puerta pero la encuentra bloqueada
entonces oye una voz llamá ndola. Aurora encuentra una puerta escondida y la
golpea y la abre un doncella, Aurora se apresura dentro. En el pá ramo , Maléfica
encuentra a Felipe en su caballo en busca de Aurora, ella usa su magia para ponerlo
a Dormir. Convierte a Diaval en un caballo, ella lo monta con Felipe dormido,
montado en su caballo detrá s de ella. Maléfica y Diaval, en su forma humana
caminan hacia el palacio con Felipe aú n inconsciente. Dentro del castillo, después
de que Aurora se pinchara el dedo ...
STEFAN: Mírala. Mira lo que has hecho.
KNOTGRASS: Ella solo está durmiendo.
STEFAN: ¿Ella solo está durmiendo, dices? Ella solo está durmiendo. ¡Ella solo
duerme para siempre!
HADA CELESTE: ¿Qué pasa con el beso?
HADA VERDE: ¡Sí! ¡El beso del verdadero amor!
STEFAN: El verdadero amor no existe.
HADA ROJA: Pero es su ú nica oportunidad, Su Majestad. ¿Qué vamos a hacer?
HADA VERDE No podemos rendirnos, ¿verdad? Vamos chicas.
HADA ROA: Pero ni siquiera sabemos por dó nde empezar.
HADA CELESTE: El verdadero amor no solo cae de los á rboles, ¿sabes?
FELIPE: Perdó name. Me avergü enza decir que no sé dó nde estoy.
HADA CELESTE: En el castillo del Rey Stefan.
FELIPE: Aquí es donde debo estar. Es extrañ o que no pueda recordar có mo llegué
aquí.
HADA VERDE ¿Por qué has venido?
FELIPE: Mi padre me envió a ver al Rey.
HADA VERDE: ¿Quién es tu padre?
FELIPE: Rey John de Usted.
LAS TRES HADAS: ¡Un príncipe!
(las tres hadas lo jalan hacia adentro de la habitació n)
FELIPE: Aurora.
HADA CELESTE: É l la conoce.
FELIPE ¿Por qué está durmiendo?
HADA VERDE: Ella está atrapada en un encantamiento.
HADA ROJA: ¿No es hermosa?
FELIPE: La chica má s hermosa que he visto en mi vida.
HADA CELESTE: ¿Quieres besarla?
FELIPE: Mucho.
HADA CELESTE: Continú a, entonces.
FELIPE: No me sentiría bien al respecto. Apenas la conozco Solo nos hemos visto
una vez.
HADA VERDE: ¿No has oído hablar del amor a primera vista? Bésala!
FELIPE: ¿Un encantamiento, dices?
LAS TRES HADAS: ¡¡Bésala!!!
HADA VERDE: ¡No lo hiciste correctamente!
HADA ROJA: ¡Se supone que es el verdadero beso de amor!
HADA CELESTE: Estaba seguro de que él era el indicado.
FELIPE: ¿Qué está s haciendo?
HADA VERDE: Tenemos que seguir buscando.
MALEFICA: Te lo dije.
(Maléfica y el cuervo deja su escondite y maléfica camina hacia la cama de Aurora)
MALEFICA: No le pediré perdó n porque lo que le he hecho es imperdonable.
Estaba tan perdido en el odio y la venganza. Dulce Aurora, robaste lo que quedaba
de mi corazó n. Y ahora te he perdido para siempre. (Lagrimas como un rodar sobre
su rostro)
Lo juro, ningú n dañ o vendrá a ti mientras yo viva. Y no pasará un día
que no echo de menos tu sonrisa (se inclina y la besa en la frente)
AURORA: Hola, madrina.
MALEFICENTE: Hola, bestia.
DIAVAL: No hay amor má s cierto.

ESCENA XII
NARRADOR: Mientras Stefan camina con impaciencia, uno de los capitanes se le
acerca para decirle que ese maléfico estaba en el castillo. Aurora y Maléfica estaban
caminando por el pasillo, mientras ella se movía para que Aurora la siguiera de
repente. Una enorme red de hierro cayó sobre ella y luego los guardias corrieron
para emboscarla. Aurora va a ayudar a Maléfica, uno de los soldados la empuja
hacia atrá s. Los guardias comienzan a atacar a Maléfica, ella mira a Diaval, que está
volando alrededor de ellos, ella usa su magia para transformar a Diaval en un gran
dragó n y él respira fuego contra los guardias y saca la red de hierro de Maléfica.
Como Diaval está atacando a los guardias, Aurora sube las escaleras, entra a la
cá mara donde se mantienen las alas de Maléfica y, en el pasillo, los guardias logran
contener a Diaval y comienzan a rodear a Maléfica con sus escudos.
NARRADOR: De vuelta en la cá mara Aurora ve las alas de Maléfica encerradas en el
armario y de repente comienzan a batir, Aurora empuja el gabinete y lo rompe,
liberando las alas. De vuelta en el pasillo, después de que Maleficent está
completamente rodeado de Stefan, completamente vestido con su armadura, entra
al círculo y de repente la golpea con una cadena de hierro, derribá ndola. Después
de golpearla, los guardias de Stefan comienzan a golpear sus escudos en el suelo.
Se acerca a Maléfica que todavía está arrodillado en el suelo. Stefan arroja la
cadena alrededor de Maléfica y la arroja a un lado, Stefan saca su espada y
mientras camina hacia Maléfica para asestar un golpe fatal, las alas llegan a
Maléfica y se vuelven a unir a su espalda, agita sus alas y flota. Stefan le tira una
cadena a la pierna y la agarra, Maléfica vuela por la ventana, tirando de Stefan con
ella hasta que llegan a una torre, Maléfica tira a Stefan contra la pared de la torre y
lo agarra por la garganta. Ella lo suelta y mientras se gira para alejarse Stefan salta
sobre ella, arrojá ndolos a ambos desde la torre, Maléfica toma vuelo y deja caer a
Stefan en el proceso y él cae a la muerte. Maléfica derribó su muro de espinas y se
quitó la corona. E invitó a Aurora a ver có mo habían sido los moros una vez, hace
mucho tiempo, cuando Maléfica no era má s que un niñ o.
HADA VERDE:¡Oh! Ahí está ella. Darse prisa. Está n esperando.
HADA CELESTE: ¡Espérame!
HADA VERDE: Presentamos esta corona a nuestra pequeñ a Aurora, por la que
hemos sacrificado los mejores añ os de nuestra... (Maléfica le mira con ojos
endiablados). No importa.
MALEFICA: Nuestros reinos han sido unificados. (Aurora ve a las creaturas del
pá ramo)

FIN

Potrebbero piacerti anche