Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1.- La cuestión de las fuentes del derecho del trabajo responde a la necesidad
de establecer cuales son los instrumentos normativos a que debe acudirse para
resolver conflictos de naturaleza laboral.
En el caso del derecho del trabajo la teoría de las fuentes se aborda desde una
perspectiva sistémica, en cuanto se replican aspectos de la teoría general del
derecho y se introducen algunas particularidades que se apartan de las
nociones generales. En este sentido surgen algunas fuentes propias como la
autonomía colectiva, el reglamento interno y la jurisprudencia administrativa en
el ámbito del derecho interno, agregándose en el derecho externo, los
convenios y recomendaciones de la OIT. A lo anterior, se debe señalar que
principios de gran trascendencia en la teoría general de las fuentes, como la
jerarquización en que deben aplicarse, sufren algunas alteraciones en la zona
del derecho laboral. Y finalmente, se evidencia la diferenciación en cuanto a la
gran aplicación de los llamados principios del derecho del trabajo por parte de
los Tribunales del Trabajo. Se volverá sobre estos temas más adelante.
2.- El establecimiento de fuentes propias del derecho del trabajo, sin ninguna
duda contribuye a la autonomía científica de la disciplina, al generar un campo
propio, cuyo estudio no puede abordarse de la misma manera que el derecho
común , matriz de la cual se desprende esta rama jurídica.
1
4.- El análisis de las fuentes, constituye una reflexión obligada al producirse
una controversia o proponer una solución a los conflictos del derecho del
trabajo, dado que la utilización de una de ellas es de particular relevancia,
atendida las consecuencias prácticas de la opción. En este aspecto se debe
recordar que los llamados casos difíciles en la terminología del autor español
Manuel Atienza (Manuel Atienza “Las razones del Derecho. Teoría de la
argumentación Jurídica”, Centro de Estudios Constitucionales, año 1997,
página 244) constituye una de las variables que nos relacionan de inmediato
con las fuentes del derecho, en el caso que la discrepancia surja en relación a
determinar cuál es la norma aplicable, (o si existe alguna) frente a una situación
fáctica de conflicto, lo que impactará en la competencia de la judicatura del
trabajo, materia sobre la cual se ocupa el estudio del juicio oral del trabajo.
2
destacar que para algunos autores, el contrato individual de trabajo es fuente
de la disciplina. ( Palomo, Rodrigo)
3
Ninguna clase de trabajo o industria puede ser prohibida, a menos que se
oponga a las buenas costumbres, a la seguridad o a la salubridad públicas, o
que lo exija el interés nacional y una ley lo declare así.
Es deber del Estado velar por la salud pública y el bienestar higiénico del país.
Deberá destinarse cada año una cantidad de dinero suficiente para mantener
un servicio nacional de salubridad”.
Como se advierte, la Constitución de 1925 no recoge la influencia de las
Constituciones Mexicana Y Alemana, lo que se comprueba con que la
protección al trabajo se realiza desde una óptica de libertad más que una
prestación que amerita la protección del trabajador. Además menciona la
libertad de industria, que sugiere la actual garantía de desarrollar libremente
cualquier actividad económica. En todo caso, este texto da inicio a una
evolución protectora del trabajo desde la óptica constitucional, con altos y bajos
según se demostrará.
4
perjuicio de que la ley pueda exigir la nacionalidad chilena en los casos que ella
determine.
Toda persona tiene, asimismo, derecho a la libre elección del trabajo y a una
justa retribución que asegure a ella y su familia, a lo menos, un bienestar
acorde con la dignidad humana.
La ley establecerá mecanismos que contemplen formas de participación del
trabajador en la comunidad humana de trabajo que constituye la empresa.
Ninguna clase de trabajo o industria puede ser prohibida, a menos que se
oponga a la moral, a la seguridad o a la salud públicas, o que lo exija el interés
nacional y una ley lo declare así.
La ley determinará las profesiones que requieren título y las condiciones que
deben cumplirse para ejercerlas.
La colegiación será obligatoria en los casos expresamente exigidos por la ley,
la cual sólo podrá imponerla para el ejercicio de una profesión universitaria.
5
sometidos a las leyes laborales generales o especiales, que se dicten en virtud
de las presentes disposiciones constitucionales.
Toda persona tiene derecho a la libre elección del trabajo y a una justa
retribución que asegure a ella y su familia, a lo menos, un bienestar acorde con
la dignidad humana.
La ley determinará las profesiones que requieren título y las condiciones que
deben cumplirse para ejercerlas.
6
.El derecho a sindicarse en los casos y forma que señale la ley. Las
organizaciones sindicales gozarán de personalidad jurídica por el solo hecho
de registrar sus estatutos y actas constitutivas en la forma y condiciones que
determine la ley.
7
cuanto ciudadano. Ejemplo de esta clase de derechos los constituye la
igualdad ante la ley o el respeto y protección a la vida privada y pública del
trabajador. Esta materia constituye un capítulo obligado del derecho de trabajo
actual y que será analizado más adelante.
8
artículo 5 del C.T. en cuanto señala que el ejercicio de las facultades que la ley
le reconoce al empleador, tiene como límite el respeto a las garantías
constitucionales de los trabajadores, en especial cuando “pudieran afectar la
intimidad, la vida privada o honra de estos”. Así se advierte la cita del derecho
contemplado en el artículo 19 Nº 4 de la Carta Fundamental. En el mismo
sentido se puede citar la prohibición de discriminación contemplada en el
artículo 2 del C. Esta opción puede tener interesantes consecuencias prácticas
en cuanto al método interpretativo y la manera como se pueden resolver los
conflictos de derechos constitucionales entre empresario y trabajador. Este
punto se desarrollará al estudiar los derechos fundamentales laborales.
9
salubridad pública, o que lo exija el interés nacional y una ley lo declare así.
Esta redacción ha hecho concluir a alguna doctrina que la declaración legal se
exige para todos los casos y no solo a la hipótesis del interés nacional.
10
19 y 20 del C. T., por cuanto ellas tienen en mi opinión un marcado carácter
general.
11
constitución, estatutos, finalidades y extinción de las organizaciones sindicales,
según se aprecia en los artículos 212 y siguientes del Código del Trabajo.
Como ya se dijo, el precepto aborda claramente el aspecto orgánico de la
libertad sindical, esto es, el derecho a sindicarse. En mi opinión una futura
reforma constitucional debería contener en un numeral, los tres aspectos de la
libertad sindical, esto es, Sindicatos, Negociación y Huelga.
12
entre Derechos Fundamentales Laborales y el Contrato de Trabajo,
proponiendo una visión sistémica en cuanto a la efectividad de los primeros en
la zona contractual laboral. Luego, la importancia no es puramente teórica sino
que constituye una orientación en la aplicación de las recientes reformas
legales que han recogido la moderna doctrina de los derechos fundamentales
laborales, replicando en el Código del Trabajo no sólo derechos
constitucionales equivalentes a lo que se denomina constitucionalización del
Derecho del Trabajo (derechos fundamentales específicos) sino también otros
derechos que la teoría juslaboralista designa como derechos fundamentales
inespecíficos, como por ejemplo la vida privada, el derecho a la intimidad, la
libertad de opinión, libertad religiosa, etc.
13
En todo caso, y a modo de una conclusión estrictamente temporal,
en la doctrina actual laboral, y sobre todo la chilena, es perfectamente
reconocible la noción de que los derechos fundamentales están referidos a los
derechos humanos positivizados a nivel interno. En esta misma línea de
razonamiento parece natural que en el caso chileno la locución “Derechos
Fundamentales” se conecte con las denominadas “Garantías Individuales”
recepcionadas en el artículo 19 de la Constitución Política del Estado. Lo
anterior ha hecho decir a un autor 3 que en Chile, las garantías constitucionales
corresponde a la versión jurídica positiva de los derechos fundamentales. Así
al menos en nuestro país parece dominar la traducción Garantías individuales
= Derechos Fundamentales. A esta concepción debe unirse la “ Dignidad
Humana”, como un derecho fundamental autónomo y que se menciona en el
artículo 1º de la C.P. y al mismo tiempo constituye el núcleo esencial de los
restantes derechos fundamentales. Esta postura es ampliamente seguida `por
nuestra Jurisprudencia nacional.
En el ámbito comparado, el autor italiano Luigi Ferragoli 4 señala que
los derechos fundamentales corresponden a “aquellos derechos subjetivos que
corresponden universalmente a todos los seres humanos en cuanto dotados
del status de persona, ciudadanos o personas con capacidad de obrar”,
agregando, que los rasgos estructurales que los distinguen de otros derechos
pueden sintetizarse en los siguientes: La forma universal de su imputación;
pero esta universalidad se utiliza en sentido deóntico y no valorativo de la
cuantificación universal de la clase de sujetos que, como personas, ciudadanos
o capaces de obrar, son sus titulares. El segundo carácter es su
indisponibilidad tanto activa como pasiva, es decir, inalienables para su titular e
inexpropiables por otros sujetos, especialmente en este último caso por el
Estado. Finalmente completa esta trilogía caracterizante, el que los derechos
fundamentales tienen su estatuto en reglas generales abstractas, esto es, se
confieren mediante normas generales de rango habitualmente constitucional de
naturaleza tética y no hipotéticas.
Esta última noción, permite dejar abierta la posibilidad que el
catálogo de derechos, al menos los positivizados, se vaya extendiendo, eso sí,
de la mano del progreso material y cultural que en nuestros países se hace
indispensable y urgente.
b.-Conceptos de Derechos Fundamentales referido a una fuente típicamente
laboral como son los acuerdos de la OIT.
En efecto, lo fundamental de ciertos derechos, desde una óptica internacional,
de estándares mínimos que permite una vinculación globalizada jurídica y
económicamente entre las naciones de la OIT, ha sido una preocupación
permanente de este órgano internacional, con gran influencia en las
legislaciones del orbe a través de los Convenios y las Recomendaciones. Así,
3
José Luis Ugarte “Los Derechos Fundamentales y las Relaciones Laborales en el Mundo de
las Palabras”, Anuario de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social Nº 3, Santiago, año 2004,
página 21 y siguientes
4
Luigi Ferragoli, “Los Fundamentos de los Derechos Fundamentales”, Madrid, 2001, pág. 19 y
siguientes
14
una noción, distinta a la anteriormente explicada, la encontramos en la
“Declaración de la OIT relativa a los Principios y Derechos Fundamentales en
el Trabajo”, adoptada por la Conferencia General de la Organización en la 86ª
reunión celebrada en Ginebra el 18 de junio de 1998. En esta Declaración los
estados miembros de la OIT asumen el compromiso de respetar, promover y
hacer realidad, de buena fe, y de conformidad con la constitución, los principios
relativos a los derechos fundamentales que son objeto de esos convenios, a
saber, los siguientes:
a)La libertad de asociación y la libertad sindical, y el reconocimiento
efectivo del derecho de negociación colectiva.
b)La eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio.
c)La abolición efectiva del trabajo infantil.
d)La eliminación de las discriminaciones en materia de empleo y
ocupación.
En este catálogo, se advierte un cerrado número de derechos que se
estiman indispensables en relación a la creciente interdependencia económica
y que al mismo tiempo convierte en urgente la permanencia de los principios y
derechos fundamentales inscritos en la Constitución de la OIT. y promover su
aplicación universal. Es interesante destacar el rol preponderante de la libertad
sindical, sin que se menciones derechos de carácter individual, lo que orienta la
aplicación de esta fuente.
Como se puede apreciar, esta idea de fundamentalidad no
corresponde a la abrazada por la doctrina laboral comparada, ni tampoco en
nuestro país (aún cuando se debe reconocer que la normativa
antidiscriminatoria ha recibido una intensa protección legal a través de las
sucesivas reformas al artículo 2 del Código del Trabajo o las reformas al
reglamento Interno y la incorporación de la figura de acoso laboral ); pero
preciso es convenir que aparece con mayores posibilidades de concreción o
eficacia inmediata que la noción de derechos humanos positivizados. Este
último aspecto debe ser tomado en cuenta por Chile por cuanto en la
Declaración se incluye una indicación en cuanto, para hacer plenamente
efectiva el acuerdo, se pondrá en funcionamiento un seguimiento promocional,
que sea creíble y eficaz, con arreglo a las modalidades que se establecen en el
anexo que se estima parte integrante de esta Declaración relativa a los
Derechos Fundamentales.
En todo caso, y como ya se dijo, en nuestro país la noción de
derechos fundamentales laborales está ligada a las garantías constitucionales;
pero esta idea de fundamentalidad en el ámbito laboral se ve enriquecida o
ampliada con uno de los principios básicos de la Constitución Política
expresada en su artículo 1º esto es, que todas las personas nacen libres e
iguales en dignidad y derechos. La expresión dignidad ha tenido un gran
impacto en cuanto al contenido de los derechos fundamentales. Se trata de un
concepto rector que preside la inteligencia de cada uno de los derechos
reconocidos constitucionalmente. Curioso es advertir, que el concepto de
dignidad no preocupa mayormente a la doctrina, se entiende tan conocido que
15
no parece útil detenerse a examinarlo, o quizás la respuesta está en que fluye
de la naturaleza humana, sin necesidad de una buena definición. En fin, útil es
acotar que “dignidad” en términos del Diccionario de la Real Academia
Española significa en su acepción Nº 2 “excelencia, realce”. A su vez la
expresión primera significa “superior calidad o bondad que hace digna de
singular aprecio y estimación una cosa”. Estas citas de diccionario están lejos
de traducir el alto valor moral y jurídico que encierra la dignidad humana. En el
plano jurisprudencial, se ha señalado por el Tribunal Constitucional de nuestro
país5, que “el artículo 1º de la Carta Fundamental es de un profundo y rico
contenido doctrinario; refleja la filosofía que inspira nuestra Constitución y
orienta al intérprete en su misión de declarar y explicar el verdadero sentido y
alcance del resto de la preceptiva constitucional”.
16
bajan a la categoría legal (laborización de los derechos constitucionales)
derechos que están consagrados en el texto constitucional. Incluso resulta
paradójico que la doctrina siempre estimó que la intensidad de la protección a
ciertos derechos se veía reflejada si esas cláusulas ascendían y obtenían el
reconocimiento en el texto de la carta fundamental 7.
Por otra parte, en la doctrina constitucional, es suficientemente claro
que el texto legal de ninguna forma puede imponer limitaciones a los derechos
con reconocimiento constitucional, salvo autorización expresa del
constituyente. Lo que la ley puede realizar es desarrollar el contenido del
derecho, ya que por su estructura normativa, las constituciones no pueden
efectuar una descripción detallada de sus reglas. Las constituciones utilizan
una fórmula comprimida, en que sus reglas representan verdaderos principios
rectores del ordenamiento jurídico de un país determinado. Así, en el caso de
los derechos fundamentales laborales; el Código del Trabajo no optó por
desarrollar el contenido de los derechos sino que en lo práctica se limitó a
replicarlos, apartándose de la función clásica del texto legal en cuanto a servir
de vehículo idóneo para pormenorizar el contenido de los derechos con rango
constitucional.
La conclusión antes descrita se puede constatar al examinar las
reformas a nuestro Código del Trabajo introducidas por la Ley 19.759 del año
2001, en que se debe destacar la inclusión de un nuevo inciso primero al
artículo 5 del Código del Trabajo en virtud del cual “el ejercicio de las facultades
que la ley le reconocía al empleador, tiene como límite el respeto a las
garantías constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pudieran
afectar la intimidad, la vida privada o la honra de estos”. Esta técnica da
cuenta de la vinculación entre las garantías constitucionales contenidas en
artículo 19 de la Constitución Política y los derechos fundamentales laborales.
Al mismo tiempo la noción de Derechos Fundamentales se aparta de la
construcción semántica elaborada por la Declaración de la O.I.T. del año 1998
relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y que fuera
citada anteriormente.
17
desactive su fuerza móvil8. Este proceso de expansión no es precisamente
laboral sino que alcanza todas las zonas del ordenamiento jurídico. Ejemplo, la
Constitución Española incorporó el reconocimiento constitucional de los
derechos de los consumidores. En sede laboral, la recepción por textos
constitucionales de unos derechos laborales, ha facilitado históricamente el
tránsito de una sociedad “monista” de derechos fundamentales (derechos de
libertad ) a otra “dualista” (derechos de libertad + derechos de prestación) en lo
que terminará acogiéndose una nueva categoría de derechos fundamentales,
los derechos sociales, constitutivos del núcleo del Estado Social y Democrático
de Derecho9.
El punto anterior aparece más o menos resuelto por cuanto en
nuestro país, se estiman como derechos fundamentales laborales, los
específicos, es decir, que se aplican a un ciudadano especial llamado
trabajador y que se mencionan en el artículo 19 Nº 16 y 19 de la Constitución
Política de la República. Sergio Gamonal 10 piensa que se trata de la libertad de
trabajo y su protección, la justa retribución, la no-discriminación, y la libertad
sindical (derecho de sindicación y autonomía colectiva). La enumeración de
Gamonal puede ser objeto de reproche, por cuanto aún las garantías clásicas
que se relacionan con el derecho laboral, pueden ser invocadas incluso por
cualquier ciudadano, cuestión que no ocurriría con la libertad sindical que sólo
puede ser amparada al ciudadano trabajador. Estas precisiones terminológicas
pueden tener alguna relevancia al interpretar los textos constitucionales, toda
vez que al tratar de establecer el sentido de una cláusula laboral que asciende
a la constitución para recibir la protección constitucional, el contenido de este
constitucional admite la función interpretativa de los llamados principios propios
del derecho del trabajo en colaboración con la metodología interpretativa
constitucional, conclusión que en mi opinión no se puede extender a los
llamados derechos fundamentales inespecíficos, en atención a que la calidad
del sujeto que invoca el derecho no tiene relevancia alguna, basta que sea un
ciudadano sin más exigencias y por ende predomina sin contaminación, la
interpretación constitucional.
Por otra parte, la Constitución contempla el resto del catálogo de los
derechos fundamentales en su artículo 19, que llamaremos “inespecíficos” ya
que si bien alcanzan al trabajador, esto es el resultado de tratarse de un
ciudadano más sin importar si es trabajador o no. Estos derechos
fundamentales “inespecíficos” no son propiamente laborales sino que se
vinculan al trabajador en cuanto persona, como la integridad física y síquica, el
respeto y la protección a la vida privada y pública y a la honra de la persona, la
libertad de expresión, la manifestación de todas las creencias, la de emitir
opinión e informar. Mención especial debe efectuarse al artículo 1º de la
Constitución en cuanto declara que personas nacen libres e iguales en
8
De Lucas ,Vidal, “El Catálogo de Derechos en la Constitución Española de 1978, una lista abierta” ,
Madrid, año 1978, páginas 629 y siguientes.
9
Fernando Valdés del Re, “ Los derechos fundamentales de la persona del trabajador” XVII
Congreso Mundial de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, Montevideo, año 2003,
páginas 37 y siguientes
10
Sergio Gamonal “Ciudadanía en la empresa” Santiago; año 2004, pág. 15 y siguientes.
18
dignidad y derechos. Así la dignidad humana se transforma en el centro de la
preocupación constitucional consignando al Estado al servicio de la persona
humana y esta conclusión se proyecta en la relación laboral, transformando la
dignidad del trabajador en una cuestión central del Derecho Laboral Moderno.
En esta óptica la “Dignidad” es un derecho fundamental autónomo respecto de
los numerales del artículo 19 de la C.P. Asimismo, la dignidad es el núcleo de
los demás derechos fundamentales. A las dos categorías de derechos
fundamentales antes enunciadas, debe agregarse más recientemente el
denominado Bloque de Constitucionalidad, el cual comprende, en palabras de
Humberto Nogueira, las fuentes del derecho internacional de los derechos
humanos ( incluyendo en esta categoría tanto al derecho convencional como el
derecho consuetudinario, incluído el ius cogens ) y los derechos implícitos,
expresamente incorporados a nuestro ordenamiento jurídico por vía del art. 29
literal c) de la Convención Americana de Derechos humanos. Esta noción ha
tenido una gran recepción en las sentencias de tutela laboral, en que
principalmente se utilizan los Convenios de la OIT como instrumentos
normativos vigentes en nuestro país.
Si bien la normativa constitucional, es aplicable a todos los
ciudadanos sean estos trabajadores o no, por el principio de la vinculación
directa; ello en la realidad no ha tenido la eficacia que se requiera al interior de
la empresa11.
Esta objeción a la eficacia constitucional a pesar de reinar sin
contrapeso el carácter horizontal de los derechos con reconocimiento
constitucional, hizo necesario la preocupación legislativa por lograr que los
derechos fundamentales sean respetados también al interior del lugar de
trabajo, a pesar del poder privado reconocido por el empleador en el Código del
Trabajo con base principalmente en los artículos 7 y 8 del Código antes
citado12.
En efecto, la legislación chilena (actual inciso primero del artículo 5
del Código del Trabajo) deja claro que los poderes del empresario están
limitados por las garantías constitucionales de los trabajadores y no al revés
como había sido la postura tradicional en la jurisprudencia sin reacción
adecuada de la doctrina laboral. Es útil destacar que el precepto en examen no
hace distinción entre los llamados derechos fundamentales específicos y los
inespecíficos lo que hace disminuir la importancia de la clasificación tan
desarrollada por la doctrina laboral.
Así, en la empresa actual, no es posible que los derechos
fundamentales sean limitados por el poder del empresario y su tenor literal es
claro por lo que el sentido del texto no ofrece duda alguna. De esta manera,
para quienes no veían la posibilidad de hacer prevalecer los derechos
constitucionales al interior de la fábrica fundados en la ausencia de textos,
11
Luis Lizama y José Luis Ugarte. “Interpretación y Derechos Fundamentales en la empresa”.
Santiago, año 1998, página 165 y siguientes.
12
Christián Melis Valencia, “ Derechos Fundamentales y Empresa: apuntes para una
configuración dogmática y jurídica” Anuario de Derecho del Trabajo No. 3, Santiago, año 2004,
página 105 y siguientes
19
ahora no se pueden quejar, ya que la reina de las fuentes formales para esa
tendencia, es la ley, y a ella le seguirán rindiendo culto, olvidándose que en
materia laboral existen otras fuentes particularísimas de gran desarrollo como
lo es la autonomía colectiva, los convenios y recomendaciones de la O.I.T., e
incluso el reglamento interno al cual le dedicaremos unos comentarios más
adelante.
En todo caso, destacadamente, la prohibición de discriminación ha
sido el derecho fundamental laboral que mayor recepción ha recibido en la
codificación laboral y de ello atestigua el tantas veces modificado artículo 2 del
Código del Trabajo. En este aspecto se coincide con el carácter de Principio y
Derecho Fundamental Laboral en la concepción plasmada en la Declaración de
la OIT. antes mencionada.
Otro derecho fundamental de carácter específico ya había sido
recogido por el artículo 2 del Código del Trabajo, al consagrar la función social
que cumple el trabajo y la libertad de las personas para contratar, es decir se
alude derechamente al principio constitucional de la libertad de trabajo
contenido en el artículo 19 Nº 16 inciso primero de la Carta Fundamental.
También, y en menor medida se pueden citar no sólo derechos
fundamentales específicos, sino también, algunos de los inespecíficos, como el
derecho a la intimidad, la vida privada y la honra, aludida en el artículo 5 del
Código y que parece replicar el texto, sin desarrollar el derecho, repitiendo en
la práctica el numeral 4 del artículo 19 de la Constitución Política del Estado en
cuanto se consagra al respecto y protección a la vida privada y pública y a la
honra de la persona y de su familia. En este mismo sentido se puede citar el
derecho a la vida y a la integridad física y síquica de la persona protegida en el
Nº 1 del artículo 19 de la Constitución, que aparece perfectamente reconocible
en la obligación del empleador de proteger eficazmente la vida y salud de sus
trabajadores según lo ordena el artículo 184 del Código del Trabajo.
20
reglas sobre protección a la maternidad, y en el mensaje con que fue enviado
por el Ejecutivo se indicó que con esta reforma se pretende asegurar en el
ámbito laboral el respeto al derecho constitucional que le asiste a todo ser
humano sin distinción de sexo, a saber, la igualdad ante la ley (artículo 19 Nº 2
de la Constitución), permitiendo con ello que la mujer tenga acceso al trabajo
en iguales condiciones que los hombres13.
2.- Ley 19.739 de 6 de julio de 2001, que modificó el artículo 2 del Código del
Trabajo, tuvo por objetivo evitar la discriminación por edad y estado civil en la
postulación, acceso y permanencia en los empleos y además se incluyó la
prohibición de establecer requisitos contrarios a la prohibición de discriminación
en lo concerniente a los avisos u ofertas de empleo.
Finalmente la norma introdujo 2 conceptos nuevos estimados
discriminatorios como “edad” y “estado civil” y se agregó un inciso tercero al
mencionado precepto Nº 2 del Código, del siguiente tenor: “Por lo anterior y sin
perjuicio de otras disposiciones de este Código, son contrarias a dichos
principios y constituyen una infracción a aquel, las ofertas del trabajo
efectuadas por un empleador, directamente o a través de terceros y, por
cualquier medio, que señalen como un requisito para postular a ellas cualquiera
de las condiciones referidas en el inciso precedente, a menos que se trate del
requerimiento propio de la idoneidad de las personas para desempeñar una
función”. Esta regla sufriría una nueva modificación como se explica más
adelante.
3.- Ley 19.759 de 5 de octubre de 2001 que entre sus finalidades se menciona
del mejoramiento al respecto de los derechos fundamentales de los
trabajadores de la empresa y este objetivo se pretende alcanzar mediante tres
materias principales:
- Promoción de los Derechos Fundamentales.
- Necesidad de registrar en el Reglamento Interno medidas que afecten
derechos fundamentales.
- Adecuar nuestra legislación interna al Convenio 111 de la OIT. sobre
normativa destinada y evitar las prácticas discriminatorias 14. Particular
comentario debe hacerse en el sentido que se incluía la posibilidad de recurrir a
los tribunales del trabajo para demandar las indemnizaciones, incluido el daño
moral, por los daños producidos por la práctica discriminatoria, posibilidad que
finalmente no fue recogida.
Las materias del Código del Trabajo que resultan modificadas por
este nuevo intento legislativo en promocionar y lograr la eficacia de los
derechos constitucionales en al ámbito de la empresa se vinculan a los
siguientes aspectos:
13
María José Navarrete Dávila “Los derechos Fundamentales Inespecíficos del Trabajador en
el sistema Jurídico Chileno” Memoria de Prueba, Universidad de Concepción, año 2005, pág.
61 y siguientes
14
Diario de Sesiones del Senado, Legislatura 343º Extraordinaria, Sesión 13º de 28 de
noviembre de 2000.
21
- Se modifica nuevamente el artículo 2 y se ensaya una redacción nueva casi
por completo y se indica “Son contrarios a los principios de las leyes laborales
los actos de discriminación.
Los actos de discriminación son las distinciones, exclusiones o
preferencias basadas en motivos de raza, color, sexo, edad, estado civil,
sindicación, opinión política, nacionalidad, ascendencia nacional u origen
social, que tengan por objeto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de
trato en el empleo y la ocupación.
Con todo, las destinaciones, exclusiones o preferencias basadas en
las calificaciones exigidas para un empleo determinado no serán consideradas
discriminación.
Por lo anterior y sin perjuicio de otras disposiciones de este Código,
son actos de discriminación las ofertas de trabajo efectuadas por un
empleador, directamente o a través de terceros y por cualquier medio, que
señalen como un requisito para postular a ellas cualquiera de las condiciones
referidas en el inciso tercero.
Lo dispuesto en los incisos segundo y tercero de este artículo y las
obligaciones que de ellos emanan para los empleadores, se entenderán
incorporadas en los contratos de trabajo que se celebren”.
El texto representa una gran riqueza no sólo en cuanto a desarrollar
el contenido de la cláusula constitucional contemplada en el artículo 19 Nº 16
de la Constitución; sino también porque consagra de manera expresa una
obligación de carácter contractual con todas las consecuencias que ello
acarrea. Así, la infracción a esta obligación puede originar una acción de
autodespido; pero el autor no ve inconveniente en utilizar una acción de
cumplimiento tendiente a restablecer el derecho fundamental amagado. Este
punto es de gran importancia por cuanto se resolvería una de las graves
falencias de la protección a los derechos fundamentales; esto es, su eficacia en
el ámbito jurisdiccional.
- Modificación del artículo 5 del Código del Trabajo.
Al incorporar un inciso primero nuevo el texto quedó de la siguiente
manera:
“El ejercicio de las facultades que la ley le reconoce al empleador,
tiene como límite el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores
en especial cuando pudieren afectar la intimidad, la vida privada o la honra de
estos”.
La redacción no podía ser más afortunada ya que reafirma la premisa
constitucional de que los derechos fundamentales no pueden ser limitados por
otro poder, en este caso el poder privado otorgado por la subordinación jurídica
al empleador con reconocimiento en la definición de contrato de trabajo
contenida en el art. 7 del C.T.. Así se invierte una tradición o manera de aplicar
el derecho laboral en este punto, por cuanto el método consistía en que el
poder privado imponía naturalmente limitaciones a los derechos fundamentales
cuando se pretendía ejercer éstos al interior de la empresa.
22
Además, se hace ingresar al interior de la relación laboral todo el
señorío y el reconocimiento a los derechos constitucionales que posee el
trabajador en cuanto ciudadano común y corriente.
Debe reiterarse, que prácticamente se reproduce, a diferencia de la
normativa antidiscriminación, la garantía del artículo 19 Nº 4 de la Carta
Fundamental.
23
Reglamento Interno que da cuenta de la protección a los derechos
fundamentales del trabajador.
24
La contractualización de la prohibición de la conducta de acoso
sexual se encuentra sólidamente asentada, en la circunstancia que el acoso
no solo violenta el derecho a lo no discriminación, sino que otros derechos
fundamentales, como el derecho a la dignidad, el derecho a la intimidad, el
derecho a la vida e integridad física y síquica. En este último caso, la conducta
de acoso puede implicar una violación de la obligación de proteger la salud del
trabajador con fundamento en el artículo 184 del Código del Trabajo,
especialmente si proviene del empleador, sin descartar si ese acoso es
producto de un compañero de labores (sea superior o inferior jerárquico) o
incluso de un tercero, se volverá sobre el punto más adelante.
La Ley Nº 20.005 actúa entonces en una variada zona de derechos
fundamentales laborales, y es así como la definición de acoso sexual,
introducida en el citado artículo 2 del Código Laboral expresa que se entiende
por acoso, “el que una persona realice en forma indebida por cualquier medio,
requerimientos de carácter sexual, no consentidos por quien los recibe y que
amenacen o perjudiquen su situación laboral o sus oportunidades en el
empleo”. La definición legal deja en evidencia como la violación de los
derechos fundamentales relacionados con la dignidad y la integridad física y
síquica del trabajador impactan en la relación laboral, incluso antes de
producirse el ingreso a la empresa, o lo que es lo mismo se sanciona el acoso
en la etapa pre-contractual laboral.
El texto legal en estudio, al modificar el artículo 153 del Código del
Trabajo, impone como contenido obligatorio del Reglamento Interno el que,
“especialmente se deberán estipular las normas que se deben observar para
garantizar un ambiente laboral digno y de mutuo respeto entre los
trabajadores”. Además, se deberá incluir en este instrumento - que constituye
una manifestación del poder de dirección que la ley laboral reconoce al
empleador – “el procedimiento al que se someterán y las medidas de resguardo
y sanciones que se aplicarán en caso de denuncias por acoso sexual”. Si el
empleador cumple con el procedimiento diseñado en los artículos 211-A al 211-
E introducidos por la Ley 20.005, no estará afecto al aumento de la
indemnización por años de servicios consignado en la letra c) del inciso primero
del artículo 168 del Código Laboral.
Finalmente, se modifican algunas normas de la terminación del
contrato de trabajo, dentro de las cuales debe destacarse que se agregó una
nueva hipótesis de conducta indebida grave, esto es, el acoso sexual (letra b
del artículo 160 del Código del Trabajo). Por otra parte, y en una destacada
incorporación, se permite al trabajador afectado para reclamar al empleador
junto con el autodespido, otras indemnizaciones, además de las usuales,
dentro de las cuales se encuentra el daño moral, siempre y cuando el
empleador no hubiere observado el procedimiento contenido en los artículos
211-A y siguientes de la codificación laboral. Esta indemnización por daño
moral también se concede al empleador en contra del trabajador, si éste
hubiere invocado falsamente o con el propósito de lesionar la honra de la
persona demandada y el tribunal hubiere declarado su demanda carente de
motivo plausible según lo estipula el actual inciso final del precepto 171 del
25
Código del Trabajo reformado por la Ley 20.005. Esta última posibilidad que la
ley reconoce al empleador víctima de una demanda temeraria, es un magnífico
argumento para sostener la procedencia del daño moral por infracción al
contrato de trabajo, ya que si dicho derecho se reconoce a la parte prevalente
en la relación laboral no se divisa razón para no concederlo en casos de
violación de derechos fundamentales del trabajador, sobre todo cuando ellos
han sido contractualizados. En esta línea argumental, el carácter bilateral del
contrato resultaría desnaturalizado si no se admitiera la posibilidad de
demandar los perjuicios morales. Además, no cabe duda que la conducta
temeraria del trabajador que invoca un acoso sexual falso, representa una
grave violación de derechos contractuales por parte del trabajador y por ende
será el juez laboral quién deberá conocer de esa demanda, con fundamento en
el artículo 420 Nº 1 del Código del Trabajo. De no admitirse esta conclusión,
resultaría ilusoria la regla, por cuanto no es jurídicamente sostenible que la
acción indemnizatoria por imputación falsa de una conducta de acoso es una
cuestión civil extracontractual, sino contractual laboral ya que ella se produce
en la fase de ejecución del vínculo laboral y con ocasión de la prestación de los
servicios y por lo mismo de competencia exclusiva del juez del trabajo.
6.- Ley 20.348, de 19 de junio de 2009.
La norma antes mencionada agrega un artículo 62 bis, al C.T. que
obliga al empleador a cumplir el principio de igualdad de remuneraciones entre
hombres y mujeres que efectúan un mismo trabajo. El precepto autoriza un
trato desigual, siempre que sea justificado, mencionando algunos parámetros a
título ejemplar, indicando entre otros, la capacidad, calificaciones, idoneidad,
responsabilidad y productividad. Como se puede apreciar se prohíbe una
discriminación injustificada y se permite la llamada “ discriminación positiva “.
Esta reforma modificó también el contenido del reglamento interno, en
cuanto se agrega un número 13 al artículo 154, que impone el deber de incluir
un procedimiento de reclamo por este trato discriminatorio. De no contenerse el
procedimiento, además de infringirse la ley laboral, el trabajador podrá accionar
en el procedimiento de tutela laboral, contemplado en los arts. 485 y siguientes
del C.T. En los hechos se establece entonces un requisito de procesabilidad
antes de demandar.
7.- Ley Nº 20.607, de 9 de agosto de 2012.
Esta legislación incluyó el acoso laboral u hostigamiento en perjuicio
del trabajador, modificando algunos preceptos del C.T. Aun cuando el acoso
laboral puede estar normado por variadas fuentes del derecho del trabajo,
atendida a nuestra tradición estimamos útil señalar la regulación del acoso en
las fuentes escritas, comenzando con la norma de jerarquía mayor, la
constitución, luego la ley, después el reglamento interno y otras. Todo ello sin
descartar la normativa de origen internacional contenida en los tratados de
Derechos Humanos o la actividad de la OIT que incide en esta materia. Lo
26
anterior, en virtud del mandato contenido en el art. 459 nº5 del Código del
Trabajo, en cuanto consagra el principio de la horizontalidad de las fuentes 15.
27
el sujeto activo de la conducta acosadora, podrá resultar vulnerada la garantía
del numeral 1º “el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la
persona”; el nº 2 “ igualdad ante la ley” , o el nº 4 “el respeto y protección a la
vida privada y a la honra de la persona y su familia”. En este sentido Mangarelli
señala que la utilización de cámaras de video en lugares de trabajo sin
justificación suficiente y en forma desproporcionada podría quedar
comprendida en una situación de violencia o acoso moral en el trabajo 19, nº5 “la
libertad de conciencia, la manifestación de todas las creencias y el ejercicio
libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a las buenas
costumbres o al orden público” (ejemplo el caso de la musulmana), nº6 “ la
libertad de conciencia”, nº 16 “La libertad de trabajo y su protección”, nº19 “el
derecho de sindicarse en los casos y forma que señale la ley” 20.
Destacadamente esta conducta puede afectar la prohibición de discriminación
contenida en los art. 19 nº16 en relación al art. 19 nº2 de la Carta Política 21.
19
Cristina Mangarelli, “Protección de la vida privada del trabajador en el lugar de trabajo”,
Octavo Congreso Regional Americano del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social,
Colegio de Abogados del Trabajo, Colombia, año 2010, pág. 127.
20
Estas conclusiones se pueden validar fácilmente al contrastar los derechos constitucionales
citados con el listado de conductas postuladas por Heinz Leymann y que se mencionan en la
cita Nº 12 de este trabajo.
21
El tribunal del trabajo de Santiago acogió una denuncia por violación de derechos
constitucionales en contra de una empresa, fundada en que se vulneró el derecho a la no
discriminación por raza de una secretaria perteneciente a la etnia mapuche. 2º Juzgado de
Letras del Trabajo de Santiago, 19 marzo 20011, RIT T- 403- 2010. Deducido recurso de
nulidad en contra de la sentencia, éste fue rechazado, quedando ejecutoriado dicho fallo con
fecha 6 de Julio 2011.
22
Sergio Gamonal Contreras, Pamela Prado López, “El mobbing o acoso moral laboral”
LexisNexis 1ª ed. 2006, pág.100-103.
23
Para alguna doctrina el contrato de trabajo genera el derecho del trabajador a la capacitación
ocupacional, cuyo contenido es que el operario participe del proceso destinado a promover,
facilitar, fomentar y desarrollar sus aptitudes, habilidades o grados de conocimientos, con el fin
de permitirle mejores oportunidades y condiciones de vida y trabajo. Luis Lizama Portal,
“Derecho del Trabajo”, ed. Lexis Nexis, año 2005, pág. 68.
28
Código del Trabajo, precepto que tiene alcances precontractuales, en cuanto
norma también el proceso de selección de personal, esto es, antes de que se
formalice el contrato de trabajo. La decisión de incluir la definición en el
precepto 2 no es irrelevante, ya que dicho precepto está ubicado en el título
preliminar del código, destacándose una vocación de amplitud en su aplicación.
En cambio, si se hubiera incluido en la norma de terminación, ello habría
originado probablemente una aplicación restrictiva del concepto.
29
ende no hay posibilidad de ordenar el pago de indemnizaciones por término de
contrato.
Por otra parte, y al igual que en el tratamiento del acoso sexual se
estimó correcto hacer modificaciones a los estatutos de los funcionarios
públicos, en atención a regular esta misma materia dentro de aquellas
relaciones de trabajo, pero que no es de interés para este trabajo ni es esta la
ocasión de estudiarlo.
24
En cuanto a esta fuente, se ha sostenido que “El carácter unilateral de las normas es aún
más nítido en cuanto a la elaboración del reglamento interno de la empresa. El poder normativo
del director de empresa fue criticado por una aparte de la doctrina que vio en él una anomalía
jurídica, mientras que otros concluyen que se trata de la consagración de la teoría institucional
de la empresa que pretenden. Algunos sindicatos anhelan la desaparición de este reglamento”.
Jean-Claude Javillier, “Derecho del Trabajo”, Fundación de Cultura Universitaria, Montevideo-
Uruguay, año 2007, pág.153.
30
5.- los problemas interpretativos de los derechos
fundamentales originados en la concurrencia de fuentes.
31
El escenario anterior justifica analizar esta consecuencia lo que
obliga a efectuar algunas precisiones sobre la interpretación en
general, y conectándola en algunos casos a lo que ocurre en sede
laboral.
32
los que siguen esta tesis formulan como argumento los siguientes:
b1) Para determinar si una norma es clara u obscura debe ser
interpretada, ya que precisamente esa conclusión es fruto de un
proceso interpretativo. b2) El lenguaje utilizado por las normas
aluden a palabras que no tienen un significado preciso o unívoco, es
más, la gran mayoría presenta problemas de ambigüedad. Un
ejemplo puede esclarecer este punto. Así, la palabra “cabo”, tiene
varios significados, uno de ellos es un grado militar, otro, un trozo de
cordel, o también puede aludir a una porción de territorio que se
interna en el mar. b3) El ejemplo del artículo 19 del C.C. dado por la
primera teoría, no es correcto, por cuanto éste no se refiere al tenor
de la ley, sino a su sentido, expresando que cuando este sea claro,
no debe desatenderse su tenor liberal (es decir su letra) a pretexto
de consultar su espíritu (su finalidad).
interpretación del derecho del trabajo sino que cada fuente deberá ser
interpretada según el método que – de acuerdo con la doctrina general del
derecho – corresponde a esa fuente. Sin embargo, la observación no es
totalmente acertada porque hay elementos que son comunes a todas esas
fuentes”, Plá Rodriguez, Américo: “Curso de Derecho Laboral”, Ediciones
Idea, Montevideo, año 2000, p. 179 y siguientes.
33
de una norma. Esta noción se ha impuesto sin un contrapeso en el
ámbito jurídico y particularmente en el Derecho del Trabajo 30. Sin
embargo ésta tesis ha sido cuestionada y ello principalmente porque,
la actividad del intérprete enfrenta una serie de problemas derivados
no solo de identificar el sentido de una regla, sino que seleccionar
cual es la regla que ha de resolver la situación y, adicionalmente,
problemas de establecimientos de los hechos que servirán de base
para la aplicación de la regla elegida. Como se advierte, estas
situaciones dan cuenta de la estrecha conexión entre, hechos,
interpretación y norma aplicable. En todo caso, y a título de opinión
conclusiva, los procesos de aplicación e interpretación no se refieren
a operaciones distintas, ya que para seleccionar la norma ello
requiere previamente la actividad interpretativa, en opinión de
Kelsen, la aplicación de una norma, esto es, el tránsito desde la regla
general al caso particular va acompañado de un proceso espiritual
que es la interpretación y sobre ésta formula algunas precisiones 31.
No parece entenderlo así nuestro Máximo Tribunal, en cuanto indica
29
La real academia española, indica que interpretación es “acción y efecto
de interpretar”, y esta última palabra significa “explicar o declarar el sentido
de algo, y principalmente de un texto”. Este criterio goza de gran
aceptación en nuestro país.
30
Plá Rodríguez, la sindica como “determinar el sentido que quiso darle a la
regla de derecho”. Plá Rodriguez, Américo: “Curso de Derecho Laboral”, Ob.
Cit., p. 179. En el ámbito legal de nuestro país, es decidor la terminología
empleada por el DFL Nº 2 de 1967, del Ministerio del Trabajo y previsión
Social, al señalar que una de las facultades más relevantes de la Dirección
del Trabajo, es “Articulo 1º, letra b) Fijar de oficio o a petición de parte por
medio de dictámenes el sentido y alcance de las leyes del trabajo”.
31
“Un comentario científico debe limitarse a indicar las interpretaciones
posibles de una norma. No puede decidir cuál es la correcta o justa. Esta
decisión es un acto de voluntad que incumbe exclusivamente al órgano que
tiene la competencia de aplicar la norma creando una nueva. La mayor
parte de los comentarios que se consideran científicos son, en realidad,
obras de política jurídica. Al elegir una sola de las interpretaciones
lógicamente posibles, tratan de ejercer una influencia en el proceso de
derecho induciendo a los tribunales y a las autoridades administrativas a
considerar que no hay otra interpretación posible”. Kelsen, Hans: “Teoría
pura del derecho”, Eudeba, Buenos Aires. Año 2009, p. 131.
34
que “ la aplicación de la ley es una obligación de parte de los
magistrados, por lo cual ignorar y no tenerla en consideración
importa un ejercicio defectuoso de sus potestades. Es por lo anterior
que en la situación de que se trata el recurso, es sólo una cuestión de
aplicación de la ley, no de interpretación, puesto que ninguna duda
existe en relación a lo ordenado por el legislador” 32. Sin embargo,
como ya se dijo, lo que debió ser objeto de reproche no es la
aplicación sino derechamente la función interpretativa que no es
compartida por nuestro más alto Tribunal de la República.
35
cuales permiten encontrar soluciones que el sistema de reglas no lo
posibilita y que adicionalmente impide la creación de una regla
elaborada por la discreción del juez y que luego aplica
retroactivamente. Para este autor, el positivismo postula que “el
conjunto de estas normas jurídicas válidas agota el concepto de
derecho, de modo que si alguna de tales normas no cubre claramente
el caso de alguien (porque no hay ninguna que parezca apropiada o
por que las que aparecen apropiadas son vagas o por alguna otra
razón ) entonces el caso no se puede decidir “aplicando la ley”. En
esta hipótesis, el juez puede eludir su obligación de resolver el
asunto, por lo que lo resolverá ejerciendo su discreción, creando una
norma que luego la aplica al caso cuyo material práctico era anterior
a la regla creada por el juez”. Esta es una situación que no resulta
admisible para Principios democráticos de creación del orden
normativo, por lo cual Dworkin propone que en los casos que se
indicaron, y que él los ha precisado como “casos difíciles”, la solución
es la aplicación de un principio que constituye un estándar que ha de
ser observado no porque favorezca o asegure una situación
económica política o social que se considera deseable, sino porque es
una exigencia de la justicia, la equidad o alguna otra dimensión de la
moralidad34.
34
Dworkin, Ronald: “Los derechos en serio”. Ob. cit., p. 65 y sgtes.
36
interpretación “busca averiguar cuál es el sentido de la práctica
social, …ese sentido viene configurado fundamentalmente por los
principios que son los que permiten ver a la práctica como una unidad
que sirve a ciertos valores y propósitos”35.
35
Ibídem,
Guastini, Riccardo: “Estudios sobre la interpretación jurídica“. Traducida
36
37
aquellos no mediados por el legislador laboral. Luego, fijar un
método que permita asegurar el contenido y eficacia de dichos
derechos, necesita hacerse cargo que la noción clásica de
interpretación no es suficiente, y por otro lado que en el caso chileno,
y sobre todo para el juez del trabajo que debe conocer de los
conflictos de derechos constitucionales entre empresarios y
trabajadores, resulta por ahora muy influyente la distinción entre
principios y reglas, la cual como se dijo, requiere mayores reflexiones
de la doctrina nacional. En este sentido en nuestro país, existen
algunas advertencias respecto de la facilidad con que predomina la
doctrina anterior en la judicatura actual 37. Por ejemplo, García
Amado, expresa que Alexi no puede admitir que las cosas sean de tal
manera, sino que tiene que retorcer la naturaleza de las normas y
explicar en términos mucho más oscuros el razonar de los tribunales,
pues, de no hacerlo así, tendríamos que desaparecer la diferencia
entre reglas y principios y que todas las normas de derechos
fundamentales (y todas las del ordenamiento jurídico) tienen idéntica
estructura básica: son enunciados normativos con un núcleo de
significados y una zona de penumbra y rigen sin excepciones en lo
referente al núcleo de significado y son interpretadas en su zona de
penumbra; y dicha interpretación delimita con carácter general el
alcance de la norma sin espacio para más ponderación que la simple
valoración de las razones en pro de una u otra de las interpretaciones
posibles”38. En este mismo sentido Atria señala “entender la razón
37
Para Atria, “Ahora bien, es crucial notar que, vista así las cosas, la
distinción entre reglas y principios supone una comprensión
inaceptablemente tosca de las reglas. Dicha comprensión puede haber sido
útil en 1967, cuando el paradigma era el positivismo hartiano de el
Concepto de Derecho, pero hoy ya no es necesario detenerse aquí mucho”.
Atria Lemaitre, Fernando: “Lo que importa sobre los principios”, en
“Principios Jurídicos análisis y critica”, Abeledo Perrot, Santiago, 2011, p.
69.
38
García Amado, Juan Antonio: “Principios y reglas y otros misteriosos
pobladores del mundo jurídico. Un análisis parcial de la teoría de los
38
por la cual el argumento de Dworkin fue tan influyente en entender
por qué la misma distinción entre reglas y principios se ha
consumado y hoy debe ser abandonada. En efecto, la idea de
principios fue puesta en el centro de la discusión por ese artículo de
Dworkin en 1967, pero cumplió su propósito de modo, que ya no
tiene sentido seguir discutiendo en esos términos” 39. En igual sentido,
Eduardo Aldunate Lizana.40
39
la interpretación debe ser ”suficientemente flexible para no perder su
vigencia normativa, incorporando las transformaciones que ha
experimentado de la realidad que regula… La interpretación
constitucional es clave. La aplicación de todo método de
interpretación constitucional se fundamenta en una teoría
constitucional previa, muchas veces implícita, que resulta decisiva
para el resultado de la interpretación. En efecto, la adopción de un
determinado método no es una decisión neutra y avalorativa, sino
que obedece a una finalidad determinada… Desde esta perspectiva, el
originalismo utilizado por la doctrina constitucional chilena no es solo
un método de interpretación sino que es un elemento de una teoría
constitucional previa, subyacente a dicho método, que obedece a
determinada concepción de la Carta en tanto norma jurídica, la
Constitución como testamento”.
Las opiniones anteriores están lejos de zanjar cuál es el método
interpretativo que se debe utilizar al enfrentar los derechos
fundamentales. Nogueira,43 afirma “ el objeto de la interpretación
constitucional es encontrar el resultado constitucionalmente correcto
a través de un procedimiento racional y controlable, el fundamentar
ese resultado de modo igualmente racional y controlable, creando de
este modo, certeza y previsibilidad jurídicas, y no, acaso, el de simple
decisión por la decisión…que es un punto pacífico en materia de
interpretación constitucional que los operadores pueden usar los
diferentes métodos en forma combinada, sin que ninguno de ellos
pueda ser eliminado ni absolutizado“.
En el plano comparado, Haberle, en una postura deliberativa y
acorde con un estado constitucional, propone que “ en los procesos
40
de la interpretación constitucional están incluidos potencialmente,
todos los órganos del Estado, todos los poderes públicos, todos los
ciudadanos y los grupos. No hay un numerus clausus de intérpretes
de la Constitución. Hasta ahora la interpretación constitucional ha
sido en exceso, de manera consciente y menor realiter, un asunto de
una sociedad cerrada, la de los intérpretes constitucionales jurídicos y
de quienes participan formalmente en el proceso constitucional, pero
en realidad es más un asunto de una sociedad abierta, es decir, la de
todos los poderes públicos en tanto participan materialmente, porque
la interpretación constitucional participa una y otra vez en la
constitución de esta sociedad abierta y es constituida por ésta. Sus
criterios serán tan abiertos como pluralista sea la sociedad”44
Por lo anterior, y para efectos de proporcionar un camino
relativamente seguro para el intérprete constitucional-laboral, creo
útil acudir a una visión pedagógica del proceso interpretativo, la que
en mi opinión es recogida con gran claridad por Zapata 45, el que
44
Haberle, Peter: “El estado constitucional “. Universidad Nacional
Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, año
1993, p. 150 y siguientes.
45
Los criterios corresponden a los siguientes: Primera Regla: Las palabras de
la Constitución, se entenderán en su sentido natural y obvio, según el uso
general de las mismas palabras, salvo que resulte evidente que la
Constitución las utiliza con significado distinto. Segunda Regla: Las palabras
técnicas de toda ciencia o arte se tomarán en el sentido que les den los que
profesan la misma ciencia o arte, a menos que aparezca claramente que se
han tomado en sentido diverso. Tercera Regla: Para definir el sentido de un
concepto, el intérprete podrá además, valerse de una definición legal
calificada, de la opinión jurisprudencial autorizada y de los acuerdos
expresos de la Comisión constituyente. Cuarta Regla: El sentido y alcance
de una disposición, se fijará en atención al tenor de las palabras,
guardándose la debida correspondencia y armonía con el contexto
constitucional y considerando la finalidad del precepto. Quinta Regla: En la
interpretación de un precepto podrá recurrirse, a título de elementos
auxiliares, a la historia fidedigna del establecimiento de la norma, a la
jurisprudencia, a la opinión de la doctrina, a la historia constitucional y al
Derecho Comparado. El valor que se le conceda en el caso concreto a cada
uno de estos elementos de juicio, dependerá tanto de la autoridad y
autenticidad intrínseca de la fuente, como del grado de correspondencia que
exista entre la conclusión que deriva del examen de la fuente y la norma
41
propone “ocho reglas de interpretación, que pueden servir de
referencia a quién emprende la compleja tarea de encontrar el
verdadero sentido de nuestro texto jurídico fundamental… Varios de
los criterios que sugiero se vinculan con las reglas de interpretación
de nuestro Código Civil; algunos han ido siendo formulados por la
doctrina nacional y extranjera, y otros, en fin, derivan de nuestra
jurisprudencia. La originalidad de mi propuesta radica quizás, en
haber recogido, ordenado y sistematizado estos diferentes principios
de interpretación, dándole la forma de un canon”. De esta forma, el
orden y número de criterios propuesto por Zapata, permitirían
obtener el verdadero significado de los textos sobre derechos
fundamentales, resaltando que dicho autor formula algunas
precisiones respecto del criterio originalista y finalista que también se
postula como método hermenéutico constitucional. 46 En todo caso
debe puntualizarse que más recientemente, ZAPATA, ha defendido el
que se interpreta. Sexta Regla: No podrá interpretarse una disposición de
modo que el resultado pugne con las Bases Fundamentales, afecte un
derecho básico en su esencia o bien conduzca a la falta de solución efectiva
de la cuestión. Séptima Regla: Los preceptos constitucionales que
reconozcan derechos o establezcan garantías se interpretarán de la manera
más amplia y plena posible, en tanto no se atente contra algún límite
expreso, el derecho ajeno o el bien común, y, Octava Regla: Las normas
constitucionales que regulan el establecimiento, organización, atribuciones y
funcionamiento de los Poderes Públicos y las que limitan o restrinjan los
derechos de las personas se interpretarán atendiendo al sentido estricto y
expreso del precepto.
Zapata Larraín, Patricio: ”La interpretación constitucional”. Revista Chilena
de Derecho. Pontificia Universidad Católica de Chile. Vol. 17, Nº 1, enero –
abril, 1990, p. 168 y sgtes.
46
El método de interpretación constitucional “originalista”, postula que la
tarea del intérprete es descubrir la intención original del redactor de la
norma constitucional. Es decir se busca reproducir la realidad en que el
redactor crea la norma. Es una posición subjetiva, en cuanto el objetivo a
lograr es el sentido pensado por el constituyente. A su vez, el método
“finalista “ propugna que el intérprete debe contextualizar la norma y
ubicarla dentro del sistema constitucional, luego deberá establecer el papel
o función que cumple el precepto dentro de dicho sistema. Así se logra
descubrir la finalidad del precepto, y con esta finalidad se puede obtener el
sentido auténtico del texto constitucional interpretado, independiente de la
intención que tuvo o pudo tener el constituyente.
42
método finalista al señalar que “ Hay ciertos casos, sin embargo, en
que la lectura finalista pone de relieve la existencia de una tensión
mayor dentro del sistema constitucional. Son aquellas situaciones en
que el tenor literal de un precepto aislado no admite ninguna lectura
coherente o conciliable con las exigencias del resto del texto
constitucional. ¿Qué hacer en estos casos?. Mientras el literalista,
apretando los dientes, se sentirá obligado a aplicar de todas maneras
la norma disfuncional y el originalista irá presuroso a buscar en las
actas de la Comisión Ortúzar alguna frase que le permita elegir, el
finalista dirimirá la contradicción a favor de la integridad
constitucional.47 En esta misma línea, Guastini expresa que la
interpretación constitucional debe ser evolutiva, esto es, que “al
texto constitucional se le ha de atribuir un significado diverso del
histórico, diverso del que tenía en el momento de su creación, con la
finalidad de adaptar el contenido normativo a las cambiantes
exigencias políticas o sociales. Así, si cambian los valores socialmente
difundidos, debe cambiar la interpretación de la misma”48
En concordancia a lo dicho por Zapata, y por la fuerza de las
circunstancias, los métodos clásicos de interpretación de la ley, son
usualmente utilizados por el tribunal constitucional chileno. Así, el
tribunal en sentencia de 9 de noviembre de 1981, Rol Nº 5, señala
que el método interpretativo aplicado a la Constitución debe
realizarse conforme a los principios hermenéuticos de la ley. En fallo
de 31 de enero de 1985, Rol Nº 21, reconoce la aplicación del
elemento gramatical por lo que el sentido puede obtenerse del tenor
literal del precepto constitucional. En fin es perfectamente
reconocible que el tribunal encargado del control de
47
Zapata Larraín, Patricio: “Los límites del finalismo. Otrosí: Superhéroes y
héroes. ” En “Anuario de Derecho Público”. Universidad Diego Portales.
Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2012, p. 351.
48
Guastini, Riccardo: “Estudio sobre la interpretación jurídica”. Ob. Cit., p.
86.
43
constitucionalidad acude sin mayores complejos a los métodos
interpretativos concedidos en las reglas 19 al 24 del Código Civil, lo
que no deja de sorprender dada la distinta jerarquía normativa de
una y otra regla.
44
cual contiene ciertas reglas interpretativas, que se ha admitido
ampliarlas a los tratados de derechos humanos, como por ejemplo,
que los tratados deben interpretarse de buena fe, de acuerdo con el
sentido corriente que se atribuye a sus términos y al contexto de
estos, y teniendo en cuenta los objetivos y propósitos al tratado, e
incluso a los trabajos preparatorios. Este escenario no descarta el
surgimiento de una categoría propia de la interpretación de los
tratados sobre derechos humanos51.
se expresa que los tratados deben ser cumplidos de buena fe. Asimismo, se
indica que “ un estado parte en un tratado no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación de incumplimiento
del tratado”. Además se contiene reglas de interpretación, entre las que
debe mencionarse, que el tratado debe interpretarse de buena fe, conforme
al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado en el
contexto de éstos, y que en la interpretación debe incluirse su preámbulo y
anexos, e incluso toda norma pertinente de derecho internacional aplicable
en las relaciones entre las partes.
51
“Se sostiene que los tratados de derechos humanos son un tipo especial de
tratados internacionales, no son tratados multilaterales concluidos en
función de un intercambio recíproco de derechos inspirado en el beneficio
mutuo de los Estados contratantes, su objeto y fin es la protección de los
derechos fundamentales de todos los seres humanos independientemente
de su nacionalidad, tanto frente al propio Estado de cada individuo como
frente a los demás”. Babace, Héctor: “La ciudadanía social del mercosur…”,
Ob. Cit, p. 254.
52
Barbagelata, Héctor Hugo “El particularismo del derecho del trabajo y los
derechos humanos laborales”, ob. Cit., p. 240 y siguientes.
45
como un todo indisociable. b) Primacía de la disposición más
favorable a la persona humana el cual permite que en el proceso
interpretativo de estos tratados debe prevalecer la norma más
favorable a la persona humana. c) El principio de progresividad, el
que se manifiesta en su número, su extensión, garantías, su
reconocimiento internacional y creación de garantías supranacionales,
en otras palabras, se debe lograr una aplicación evolutiva y
expansiva de las normas que componen el bloque de
constitucionalidad, y d) El principio de irreversibilidad, esto es, la
imposibilidad jurídica de que se reduzca la protección ya acordada a
los trabajadores por normas anteriores. Este viene a ser una
consecuencia del criterio de conservación o no derogación del
régimen más favorable para el trabajador que puede reputarse un
principio del Derecho del Trabajo. Este principio en nuestro país
correspondería a la versión de la aplicación de la regla de la condición
más beneficiosa, que forma parte del principio protector 53.
46
Las consideraciones expuestas en los párrafos anteriores permiten
fijar una base conceptual para establecer los vínculos existentes entre el
contrato de trabajo y los derechos fundamentales, todo ello con la finalidad de
proponer un modelo de acciones tendientes a lograr la eficacia jurisdiccional de
los derechos fundamentales laborales.
Este autor, como otros, ha constatado la ineficacia de los
mecanismos constitucionales clásicos para lograr el respeto de los derechos
fundamentales al interior de la empresa y concretamente durante la vida
laboral del trabajador. Un medio procesal de los que han fracasado en la tutela
de los derechos fundamentales, es el recurso de protección y ello
fundamentalmente porque es ilusorio pretender que el operario, colocado en
una situación de inferioridad contractual, ejerza una acción de protección sin
que ello impacte en su estabilidad laboral. En todo caso creo que el recurso de
protección mantiene su utilidad en la etapa precontractual, como por ejemplo,
en los casos de discriminación o acoso sexual en un proceso de selección de
personal, escenario en que la víctima no tiene nada que perder o sufrir una
eventual represalia por ejercer simplemente un derecho, esto es, recurrir de
protección por lesión a alguna de las garantías constitucionales contempladas
en el artículo 20 de la Constitución Política de la República.
Ahora bien, analicemos los vínculos entre contrato y derecho
fundamental. Un buen punto de partida esta constituido por la constatación
que los problemas que suscita el respeto de los derechos fundamentales
aparece determinado por la estructura del contrato de trabajo y la facultad o
poder de dirección del empresario, es decir una dualidad de pacífica
convivencia en opinión del empresariado, ya que la lógica contractual que
impera actualmente no es discrepante a la facultad de organización de la
empresa que la ley laboral reconoce al empleador. En efecto, la doctrina
laboral ha reconocido una revalorización o revitalización del contrato de trabajo
y esto, al menos en el caso chileno, ha influido en como la judicatura ha
resuelto problemas vinculados a la violación de derechos fundamentales,
imperando una cultura privatista, imponiéndose un predominio de la lógica
contractualista sobre el reconocimiento de los derechos fundamentales y
marcadamente en perjuicio de los denominados, derechos fundamentales
inespecíficos.
En todo caso, este redactor, no ve inconveniente aún en una lógica
contractualista, proponer una vía sólida del respeto a los derechos
fundamentales del trabajador en la fase de ejecución de la prestación de los
servicios. Por otra parte, es evidente que el empresario también detenta
derechos fundamentales (como por ejemplo el derecho a realizar libremente
una actividad económica o el derecho de propiedad) que deben respetarse, y
si bien, la posición contractual prevalente del empleador constituye un
mecanismo eficaz “per se” y por lo mismo no se hace necesario la ocurrencia
de otros medios de resguardo, en el caso del trabajador los remedios
procesales son una urgente e insoslayable necesidad.
47
Desde luego, la actual redacción del artículo 5º del Código del
Trabajo (obra de la ley 19.759 del año 2001) otorga un potente argumento
aplicativo de los derechos fundamentales en cuanto su tenor literal expresa
claramente que el poder del empresario esta limitado por los derechos
fundamentales del trabajador y no al revés. La redacción del texto no puede
estimarse programática, ya que ello podría llevar a constatar una ridícula y
absurda falta de eficacia horizontal, en sede legal, del reconocimiento a los
derechos fundamentales en el artículo 5º ya citado.
Este precepto, para los cultivadores de la ciencia jurídica que
padecen de una adoración al derecho escrito, responde eficazmente a una
aparente ausencia de textos legales que permitirían al juez en un caso
concreto, resolver la contienda optando por la primacía del derecho
fundamental.
Sin ninguna duda, subsiste el problema del que hacer en casos de
colisión entre los poderes del empresario y los derechos fundamentales
laborales; pero en este punto la doctrina ha proporcionado una buena
respuesta al ofrecer el llamado “Principio de la proporcionalidad” el cual no
tiene eso sí, un contenido muy pacífico; pero ello no es obstáculo para
proponer su operatoria y posterior determinación por el actuar de la
jurisprudencia, ayudada por una coherente doctrina laboralista. En esta línea
argumental, Fernando Valdés del Re 54, citando a varios autores expresa que el
principio de la proporcionalidad enuncia cánones o máximas, entre las cuales
menciona tres: adecuación, indispensabilidad y proporcionalidad en sentido
estricto. El primero, también llamado “idoneidad” o de “utilidad” está construido
sobre la relación medio-fin, apreciable en un sentido técnico-jurídico y no
axiológico, en cualquier limitación de un derecho fundamental. Un medio, cual
es la limitación de un derecho fundamental, será adecuado siempre que facilite
y sea útil para la consecución del fin perseguido. La medida será adecuada,
cuando sea idónea para alcanzar el fin propuesto. El principio de la necesidad
o indispensabilidad tiene un carácter relacional, ya que la limitación de un
derecho fundamental será necesaria cuando se haya elegido, de entre las
posibles medidas limitativas, aquella que resulte menos gravosa o más
moderada; aquella que menor restricción cause en el derecho, o en el lenguaje
de la jurisprudencia constitucional alemana, debe elegirse el medio más
benigno.
Finalmente, el principio de la proporcionalidad en sentido estricto implica un
juicio valorativo de razonabilidad entre el sacrificio que la limitación depara y la
relevancia de los bienes, derechos e intereses que se pretenden con ella
proteger, debe haber un equilibrio, ponderación entre las ventajas y perjuicios
ocasionados por la medida restrictiva. En fin, esta cita casi textual del profesor
Valdés Dal Re, permite entregar un instrumento operativo a un juez chileno en
caso de una contienda contractual laboral en que se alega una violación de
derechos fundamentales en la fase de ejecución del contrato de trabajo. Luego
no existiría inconveniente en aplicar una tesis de balanceo entre los derechos
fundamentales de ambas partes del contrato de trabajo para decidir en un caso
concreto si existe violación de un derecho fundamental laboral y en
54
Fernando Valdés del Re. Obra citada, página 64.
48
consecuencia tomar las medidas correctivas tendientes a poner fin a la
vulneración.
En todo caso, se debe advertir, que la ponderación enfrenta una seria crítica
dada las dificultades que enfrenta su configuración en un caso práctico, lo que
en definitiva implica entregar al juez un poder discrecional difícil de controlar,
máxime si el recurso que permite la revisión de la sentencia es el denominado
recurso de nuliudad, el cual está autorizados solo por agravios específicos
establecidos en los preceptos 477 y 478 del C.T. Por otra parte, muchos casos
de tutela pueden resolverse por el método de subsumir los hechos en las
normas, lo que por lo demás ha sido recogido en múltiples fallos de tutela
laboral.
49
23.-La ley como fuente del derecho del trabajo.
Esta fuente de orden estatal es definida por Santo Tomás de Aquino,
como la Ordenación de la razón al bien común por aquel que tiene a su
cuidado la comunidad, promulgada solemnemente. A este concepto doctrinal
se puede añadir el contenido en el artículo 1º del C.C., que la define como “La
ley es una declaración de la voluntad soberana, que manifestada en la forma
prescrita por la constitución, manda prohíbe o permite “Concepto plenamente
aplicable al derecho del trabajo”. Se trata sin duda alguna de la fuente más
prolífica y ello se justifica al examinar la evolución histórica del derecho del
trabajo, la cual arroja innumerables cuerpos legales entre los cuales
destacadamente se pueden citar los siguientes.
24.- En una primera etapa del surgimiento del derecho del trabajo, las leyes
eran consideradas estatutos excepcionales, que conformaban una regla
especial, distinta a los comunes constituidas por el derecho civil y mercantil.
Así, las leyes Nº 4053 a la Nº 4059, aprobadas el 8 de septiembre de 1924 en
el llamado “ruido de sables” ocurrido en el Congreso Nacional de la época,
constituyeron el primer conjunto normativo (7 leyes) que da prácticamente
nacimiento al derecho del trabajo. Estas leyes se refieren al contrato de
trabajo, seguro obrero obligatorio, accidentes del trabajo, tribunales de
conciliación y arbitraje, organización sindical, sociedades cooperativas y
contrato de empleados particulares. Surge así un conjunto regulatorio de una
vasta realidad jurídica, que abarca desde la relación contractual, los accidentes
del trabajo, órganos de naturaleza de seguridad social y tribunales especiales
tendientes a conocer de los conflictos del trabajo.
25.- Posteriormente en el año 1931, se dicta el primer Código del Trabajo, que
resume y ordena los textos legales anteriores y las novedades surgidas
posteriores al año 1924. La codificación sin ninguna duda consolida las
características especiales e independientes de este nuevo derecho, ya que
plantea un ordenamiento del derecho individual y colectivo, más el
establecimiento de tribunales y procedimientos, que se apartan del derecho
común. Como particularidad, este Código contemplaba una distinción entre
obreros y empleados, dos categorías de trabajadores que se sometían a una
reglamentación distinta. Así, a modo ejemplar, se disponía que el sueldo era la
retribución del empleado, mientras que el salario, era la del obrero. Esta
fórmula se replicó en las entidades previsionales, que también acogieron en
forma diferenciada a estos trabajadores.
26.- Desde la codificación ocurrida al año 1931, se produce una clara y notable
evolución del derecho del trabajo sobre la base de una intensa intervención
estatal en las relaciones de trabajo, descartando la capacidad del trabajador
para velar por sus intereses, no así en el ámbito sindical, donde se produce un
acelerado progreso como un órgano de gran poder en la negociación que surge
entre empleadores y trabajadores para determinar las condiciones de trabajo.
Esta evolución tiene como una de sus manifestaciones la ley 16.455 de 6 de
abril de 1966, sobre normas para la terminación del contrato de trabajo, la cual
50
en su artículo 8º disponía “Cuando el juzgado resuelve que la terminación del
contrato ha sido injustificado, ordenará a petición de parte o de oficio, la
inmediata reincorporación del trabajador a sus labores habituales, con
derecho al pago de las remuneraciones correspondientes al período en que
estuvo separado de sus funciones”. Esta norma consagraba la reincorporación
del trabajador en el caso de que la terminación del contrato se apartara del
ordenamiento laboral, situación que hoy no existe.
51
30.- Una reglamentación cercana a la ley, lo constituyen los Decretos con
Fuerza de Ley y los Decretos Reglamentarios, varios de los cuales se ocupan
de norma ciertos aspectos de las relaciones laborales entre trabajadores y
empleadores. Entre los primeros podemos citar el D.F.L. Nº 2 del Ministerio del
Trabajo y Previsión Social de 29 de septiembre de 1967, el cual constituye el
cuerpo orgánico de la Dirección del Trabajo. En cuanto a los segundos se
puede mencionar el Decreto Nº 76 de 18 de enero de 2007 del Ministerio del
Trabajo y Previsión Social, que aprueba el Reglamento para la aplicación del
art. 66 bis de la Ley 16.744 sobre gestión de la Seguridad en el Trabajo.
31.- La costumbre.
Se trata de una fuente que da cuenta del poder normativo que radica en la
comunidad. Para Carro Igelmo, citando a Dusi, expresa que la costumbre “es
la manifestación de la norma jurídica hecha tácitamente por el pueblo mediante
un uso uniforme y constante observado como regla general y obligatoria”.
Siguiendo a este autor, la costumbre se distingue en: Costumbre confirmatoria
o según la ley; Costumbre supletoria, o en ausencia de ley y; Costumbre
derogatoria, o contra ley. Si bien, dado el predominio de la normativa escrita la
costumbre ha ido perdiendo terreno como fuente, no es posible descartarla. En
todo caso aún ella es objeto de interés por la doctrina e incluso la codificación.
En nuestro país, por aplicación supletoria del C.C., la costumbre es fuente de
derecho con limitaciones y ello hace necesario formular algunas reflexiones
respecto de su aplicación en el Derecho del Trabajo. Es útil tener presente que
existen remisiones a la Costumbre en el C.C., que son aplicables a la relación
laboral, como por ejemplo el caso del art. 1546 del C.C., que señala “los
contratos deben ejecutarse de buena fe y, por consiguiente obligan no sólo a lo
que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de
la naturaleza de la obligación, que por la ley o la costumbre pertenecen a ella.
O el caso del art. 1563 del C.C. ubicado en las reglas sobre interpretación de
los contratos que dispone “las cláusulas de uso común se presumen auque no
se expresen”.
52
(afiliarse y desafiliarse a organizaciones internacionales de
trabajadores).
34.- Recordemos que conforme al artículo 3 inciso segundo del C.C., “las
sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas
en que actualmente se pronunciaren”. Luego, se reconoce este efecto
particular de un fallo, sin que vincule al órgano jurídico para resolver en el
mismo sentido frente a un caso similar. Este principio se ve fuertemente
atenuado por la estructura jerárquica del sistema judicial, en cuanto, lo más
probable, que el juez de primer grado o las Cortes de Apelaciones tiendan a
seguir las doctrinas sugeridas por la Corte Suprema al conocer, ahora, los
recursos de unificación de jurisprudencia contemplado en el C.T.
53
Ello a propósito de los principios del proceso laboral mencionados en el artículo
425 del C.T.
37.- Los tiempos han cambiado, el mundo se ha hecho más complejo, pero
también más cercano y ello hace que el derecho se enfrente a una
problemática que urge respuestas rápidas, las cuales deben ser coherentes
con la integración jurídico y económica que se produce en el denominado
mundo occidental.
Lo anterior hace necesario sacudirse del temor al juzgador, (con los
controles indispensables eso sí, que en el caso del procedimiento oral
laboral está representado no sólo por el sistema de recursos o medios
de impugnación, si no también por la actividad desplegada en el proceso
por los abogados que representan a las partes del juicio) y por lo mismo
debe ampliarse su caja de herramientas y proponer un esquema (que es
obligatorio) que permita otorgar una solución que a veces los textos
simplemente no las contienen. Así, siguiendo un camino irreversible,
iniciada por las reformas al proceso penal y de familia (Código Procesal
Penal, artículos 342, letra b) y Ley sobre Juzgado de Familia Nº 19.968,
artículo 66 Nº 5) ahora el nuevo juicio oral del trabajo impuso como regla
ineludible que las sentencias laborales deben contener en relación a las
fuentes “los preceptos constitucionales, legales o los contenidos en
tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentran
vigentes, las consideraciones jurídicas y los principios de derecho a que
equidad en que el fallo se funda” (C.T., artículo 459 Nº 5).
38.- La exigencia señalada en el actual 459 Nº 5 del C.T. contiene una orden
expresa al uso de fuentes que tradicionalmente no concitaban interés en los
operadores jurídicos (jueces, abogados, académicos) y al mismo tiempo señala
que la utilización de una de ellas no tiene el carácter subsidiario (como en el
sistema antiguo) sino que todas tienen valor análogo, produciendo, en palabras
de este redactor, la denominada “horizontalidad de las fuentes”.
La nueva proposición legal obliga al juez a fundar su sentencia en
normas a las cuales no estaba acostumbrado utilizar, y que si yerra en
su aplicación, esta puede ser impugnada por algunas de las causales de
nulidad de la sentencia que se contienen en el artículo 477 del C.T. esto
es, por infracción sustancial de garantías constitucionales (causal
genérica) o por la causal del artículo 478 letra e) del C.T. (causal
específica) en cuanto la sentencia no cumple con los requisitos legales,
en este caso, el contenido en el número 5 del artículo 459 ya citado.
En este esquema, sin ninguna duda se plantean desafíos que la doctrina
y jurisprudencia nacional deben superar, pero que al mismo tiempo
jerarquizan la disciplina a tal punto, que es probable justificar la
existencia de un Derecho Procesal Laboral, autónomo, pero con la
necesaria conexión al Derecho Procesal Clásico, dado el carácter
sistémico de nuestro derecho y, además, porque el puro sentido común
lo aconseja.
54
39.- Actualmente en materia laboral, la jurisprudencia contenida en las
sentencias recaídas en los recursos de nulidad resueltos por las Cortes de
Apelaciones y, los fallo dictados por la Corte Suprema respecto del recurso de
unificación de jurisprudencia, constituyen destacadamente la jurisprudencia
judicial de nuestra disciplina.
55
reconocimiento del poder conjunto que recae en los trabajadores y
empresarios para dotarse de una reglamentación con un alto grado de
legitimidad, en cuanto los propios destinatarios de ellos acuerdan las
condiciones laborales y de remuneración que los regirán por tiempos
determinados. Sin embargo, este poder normativo sufrió algunas
restricciones, tanto a nivel constitucional como a nivel legal, producto del
llamado Plan Laboral, al permitirse la atomización de las organizaciones
de trabajadores, circunscribir la negociación al ámbito de la empresa, y
conceder el derecho a huelga para un tipo de negociación, produciendo
un grave deterioro en la producción de esta fuente.
56
d) Este poder normativo, en el caso chileno, esta sujeto a un
procedimiento burocrático, más o menos formal según si se trata de
una negociación colectiva reglada que conduce al contrato colectivo
o sentencia arbitral, o se trate de una negociación no reglada que
culmina en el Convenio Colectivo.
a) El caso del artículo 311 del C.T. Esta regla señala que las
estipulaciones de un contrato individual no puede significar una
disminución de los beneficios contemplados en un instrumento
colectivo, esto es, contrato colectivo, convenio colectivo o fallo arbitral.
Se consagra así la intangibilidad del instrumento colectivo respecto de
la negociación individual. Se asegura la prevalencia de la autonomía
colectiva sobre el contrato individual o modificación de este en
perjuicio del anterior. Naturalmente es posible que en un caso
concreto no sea fácil determinar si la negociación individual sea más
ventajosa que las estipulaciones de un convenio colectivo, caso en el
cual se deberá examinar la totalidad de los beneficios que se
contemplan en el instrumento colectivo.
b) El caso del precepto 311 inciso segundo del C.T. La norma consagra
el reemplazo de las estipulaciones de los contratos individuales por
los contenidos que componen el instrumento colectivo. Este
reemplazo se produce de pleno derecho y no requiere de acto jurídico
adicional alguno. La sustitución, según reza el texto se refiere a lo
“pertinente”, lo que quiere decir que si la estipulación individual
reglamentó un contenido no incluido en la contratación colectiva, esa
disposición contractual debe sobrevivir.
57
Este reemplazo, y de aquí surge el carácter normativo, no solo se
produce durante la vigencia del contrato colectivo, sino tiene un efecto
“ultra vires” es decir su contenido sobrevive al plazo de vigencia del
instrumento colectivo, salvo lo referente a la reajustabilidad de la
remuneración y demás beneficios en dinero y aquellos derechos que
solo se pueden ejercer colectivamente.
c) El caso del artículo 322 del C.T. Esta regla consagra el llamado
“efecto extensivo del contrato colectivo” y dispone que las artes
pueden acordar la extensión de los beneficios del instrumento colectivo
a trabajadores que no formaron parte del proceso negociador, siempre
y cuando se cumplan dos condiciones: Una, que el trabajador a quién
se le extenderá, acepte este acuerdo y además, dicho trabajador
deberá pagar el todo o parte de la cuota sindical, a la organización que
participó en la negociación. Es obligación del empleador de practicar y
enterar el descuento, so pena de estimarse una práctica antisindical
del empresario.
47- El Reglamento Interno como fuente particular del derecho del trabajo.
58
Esta fuente ha tenido un reconocimiento entusiasta `por el legislador
nacional, por cuanto su fundamento se encuentra en el poder de
dirección o de mando que se otorga al empleador, con fundamento en la
subordinación jurídica, reconocida en el artículo 7 del C.T. Se trata de
un instrumento formal que regula con gran minuciosidad los distintos
aspectos de las relaciones laborales en la actividad concreta para la que
son dictados. Se incluyen normas sobre estructura de remuneraciones
para todo el personal que labora en la empresa, las distintas jornadas
aplicables o trabajos en sistema de turno en su caso, oportunidad para
tomar los feriados, se regula la existencia de permisos, sanciones por
incumplimiento, autoridades o las cuales se puede reclamar, etc.
59
contemplar un proceso de reclamo por conducta discriminatoria del
empleador en relación a la retribución de hombres y mujeres.
60
53.- A modo de conclusión, preciso es puntualizar que el reconocimiento del
Reglamento como un poder autónomo, encuentra un sólido fundamento
en la noción de empresa elaborada por la doctrina alemana, en cuanto
el trabajador debe reconocer al empresario como el ente autorizado
para dirigir y administrar la empresa con autonomía del contratante
trabajador, debiendo este guardar la debida fidelidad a quien otorga el
trabajo remunerado. Una atenuación a este poder del empresario
surge de la doctrina española. En efecto, Carro Igelmo menciona que
el vigor de estos reglamentos, queda supeditado a los convenios
colectivos, los cuales pueden sustituir íntegramente estos reglamentos,
dejándolos sin valor alguno. Esta solución no es aplicable en el
derecho chileno por cuanto claramente se contiene un reconocimiento
legislativo a este especial instrumento laboral.
Esta fuente tiene semejanza con los pronunciamientos emitidos por otros
órganos de la administración del Estado en relación a cuestiones de
aplicación e interpretación de normas legales. Pero, en el caso del
Derecho del Trabajo, la actividad desarrollada por la Dirección del
Trabajo, de acuerdo a su estatuto orgánico (DFL Nº 2 de 1967) ha
devenido en una producción jurídica de gran trascendencia para el
entendimiento de múltiples instituciones de nuestra disciplina. A lo
anterior se une el reconocimiento y prestigio que se atribuye a los
Dictámenes de la Dirección del Trabajo, resolución particular de dicho
órgano, que tiene como fuente el mismo estatuto orgánico y lo prevenido
en el precepto 505 del C.T.
61
laboral y previsional en aquellos puntos oscuros o dudosos. La fuente
de dicha facultad interpretativa se encuentra en los arts. 1 y 5 del D.F.L:
Nº 2, orgánico de la Dirección del Trabajo y 505 del C.T.
62
Modificaciones introducidas al C.T. por las normas sobre acoso sexual
contenidas en la Ley 20005 de 18 de marzo de 2005.
59.- Estos corresponden a los acuerdos multilaterales entre los Estados, Los
tratados internacionales y los Convenios y Recomendaciones de la
O.I.T. los cuales pueden asumir la naturaleza de Bloque de
Constitucionalidad como se analizó anteriormente
Las fuentes internacionales constituyen hoy por hoy, una gran zona
productora de derecho insoslayable por los distintos estados. Lo anterior
es el natural efecto de la globalización y vinculación de las economías,
que hace necesario fijar ciertos estándares jurídicos comunes entre los
estados los que de no ser cumplidos acarrean sanciones indirectas para
los miembros de la comunidad internacional. En el caso del derecho del
trabajo chileno, esta fuente ha recibido un sólido reconocimiento en la
reciente reforma procesal laboral contenida principalmente en la Ley
20.087 de 2006, con la nueva redacción del art. 459 del C.T. en el
numeral 5 respecto de los requisitos que debe contener la sentencia
“Los preceptos constitucionales legales o los contenidos en tratados
internacionales ratificados por Chile”, o cuando menciona más adelante
“los principios de derecho”, indicar si son del derecho nacional o
internacional.
63
Estos son variados y no necesariamente tienen por fin exclusivo regular
aspectos laborales. Así por ejemplo se pueden citar los tratados de libre
de comercio suscritos con Estados Unidos, Corea, China, La Unión
Europea, México y Canada. Estos instrumentos contemplan cláusulas
laborales que contienen normas vinculantes y que deben ser empleadas
por el juez chileno al resolver contiendas de naturaleza laboral. Las
cláusulas que aluden a derechos laborales las denominan “cláusulas
sociales”
64
b) A su adopción por la Conferencia Internacional del Trabajo y atendido
el carácter tripartito de ésta, no sólo concurren los gobiernos, sino
que también los representantes de los empleadores y de los
trabajadores de los respectivos sectores nacionales, lo que confiere
especial fuerza y viabilidad al contenido del correspondiente
instrumento;
c) El hecho de constituir normas que aun en el evento de su no
ratificación por los Estados, dan origen a ciertas obligaciones por
parte de estos, como son las de someter su texto a las autoridades
competentes y de mantener informada a la OIT sobre el estado de la
legislación positiva interna en relación a la materia del convenio.
65
establecer una normativa común, como ocurre, por ejemplo, con la
formación profesional, servicios sociales, relaciones profesionales, etc.,
en que las prácticas en los diversos países suelen ser sumamente
heterogéneas.
66