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Computación cognitiva: una promesa en la Argentina

*Por Mario E. Bolo, Profesor Titular de Administración y Sistemas en el ITBA

En la actualidad, uno de los mayores desafíos que se presenta en el campo de la


inteligencia artificial es lograr que la actividad de un ordenador se asemeje a la que
se desarrolla en el cerebro, es decir, que piense de forma casi humana.

Imaginemos un asistente en un estudio jurídico, capaz de recordar miles y miles de


leyes, decretos, sentencias, de modo que puede aconsejar a los abogados acerca
de la jurisprudencia aplicable en casos complejos. O un centro médico, que tiene a
alguien capaz de mantenerse al día con la enorme cantidad de papers científicos
que se publican mes a mes, de forma tal que puede ayudar a los especialistas a
seleccionar el mejor tratamiento para cada paciente. O bien un centro de cómputos,
que cuenta con un experto que conoce al dedillo los cientos de incidentes de
seguridad informática, que además puede leer y entender todos los blogs que se
publican sobre el tema y, en base a eso, ayudar a evitar un ataque informático.
Poder disponer de asistentes como los de estos ejemplos es la gran promesa de la
Computación Cognitiva.

Los ejemplos que acabamos de dar ilustran algunas de las características esenciales
de los sistemas cognitivos: son capaces de ingerir –y comprender –enormes
cantidades de información, pero no en un formato diseñado para computadoras
sino más bien para seres humanos, como libros, artículos científicos, blogs, etc.
Desde luego, para lograr esto es indispensable que dichos sistemas puedan
entender lenguajes humanos como el castellano o el inglés. Entonces, naturalmente
van a interactuar con las personas utilizando esos lenguajes, por lo que los usuarios
no necesitarán programar ni aprender un complicado conjunto de comandos para
utilizar un sistema cognitivo; simplemente van a hablar con él. Otra característica
importante es que los sistemas cognitivos aprenden a medida que van
interactuando y resolviendo problemas. Son sistemas que mejoran con el uso.

Ahora ¿estamos haciendo ciencia ficción o hablando de investigaciones que van a


dar sus frutos recién dentro de muchos años? De ningún modo. Ya hay varias
empresas que proveen soluciones cognitivas y múltiples compañías en el mundo
-incluyendo a Latinoamérica y específicamente a la Argentina– que han comenzado
a utilizarlas, particularmente en campos como la atención médica, las finanzas, la
investigación científica y los centros de atención a clientes.

En nuestro país el tema está emergiendo, y lo está haciendo con fuerza, suscitando
la atención de todo tipo de organizaciones. Es importante tener en cuenta que
muchos servicios de Computación Cognitiva se ofrecen hoy en día en la nube, en
una modalidad pay-per-use, de modo que incluso empresas muy pequeñas (por
ejemplo, startups que ofrecen soluciones móviles) comienzan a considerar
seriamente la computación cognitiva para poder ofrecer servicios de mayor valor
agregado.

La Argentina tiene una importante tradición en Inteligencia Artificial, de la cual


podría decirse que la computación cognitiva es su vástago más reciente. Desde
hace muchos años se efectúan congresos e investigaciones sobre el tema en el
CONICET y en diversas universidades. Entre otras, podemos mencionar las que se
llevan a cabo en el Centro de Inteligencia Computacional del Instituto Tecnológico
de Buenos Aires (ITBA) en el que trabajo, donde se desarrollan robots inteligentes.
La Inteligencia Computacional y la Computación Cognitiva tienen sutiles diferencias,
pero lo que al lego –al usuario– le interesa, es que ambas disciplinas le permiten
disponer de máquinas capaces de ayudarlo a resolver problemas complejos.

Si las predicciones de los expertos se cumplen, los sistemas cognitivos irrumpirán


con fuerza y, en apenas un par de años, la mitad de los usuarios estará
interactuando de un modo u otro con uno de ellos, sin embargo ello no parece
poner en riesgo el trabajo humano.

Es importante destacar que en todos nuestros ejemplos hablamos de asistentes, de


ayudantes. Los sistemas cognitivos tienen sobre las personas la ventaja de poder
procesar enormes volúmenes de información en muy poco tiempo, y esto los
convierte en asistentes muy útiles, pero las personas tienen a su favor la empatía
personal, la creatividad, la intuición, que todavía ninguna máquina posee. Si logrará
o no tenerlas en un futuro, es una cuestión que aún no puede responderse.

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