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Marzo 2017
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A mi familia, por hacer esto posible. A Ksenia, por su infinita paciencia. A Dannielu y
Xairu, por sus amables recomendaciones. A Maloli, por su inestimable ayuda.
“La costumbre usada y recibida hace que sea primor y gentileza lo que en otra lengua y
a otras gentes paresciera muy tosco.”
“El menor patois encierra tal cantidad de interés sicológico, histórico y lingüístico que
su conservación es obligada empresa para todo pueblo culto.”
Américo Castro
3
Resumen
La diglosia y el conflicto lingüístico son dos fenómenos íntimamente relacionados que
se producen en sociedades bilingües. En el territorio leonés, al existir fuentes
documentales que atestiguan la existencia de dos lenguas románicas desde el siglo XI,
ha existido, en mayor o menor grado, un conflicto entre ambas que ha cristalizado en
múltiples fenómenos asociados, algunos de ellos específicos al espacio en el que se
circunscribe el dominio asturleonés. La aparición de la conciencia lingüística será
analizada en este estudio desde la perspectiva de la sociolingüística diacrónica,
atendiendo a documentos medievales ya estudiados. Se describirá también el fenómeno
conocido como sayaguesización, vinculado a la pérdida de prestigio del leonés durante
la Baja Edad Media y producido en un contexto de hegemonía política castellana, al
tiempo que se pondrá en relación con el concepto sociolingüístico de jaronismo.
Los factores anteriormente mencionados tuvieron repercusiones en el discurso
metalingüístico actual sobre el leonés, desarrollado paralelamente a la ideología del
nacionalismo lingüístico español. Esta ideología se sustenta en una sucesión de mitos
que han provocado una marginación del leonés en el discurso hegemónico y han
propagado una serie de falsedades en torno al leonés que no reflejan su realidad
sociolingüística y ahondan en su estigmatización.
Palabras clave: diglosia, conflicto lingüístico, leonés, conciencia lingüística,
nacionalismo lingüístico.
Abstract
Diglossia and linguistic conflict are two closely related phenomena which take place in
bilingual societies. The existence of documentary sources in Leonese territory proves
the existence of two Romance languages since the XI century. There has been a conflict
between both which, to a greater or lesser extent, has crystallised in multiple associated
phenomena, some of which are specific to the territory circumscribed to the Astur-
Leonese linguistic area. The appearance of linguistic consciousness will be analyzed in
this paper from the point of view of diachronic sociolinguistics paying attention to
medieval documents previously studied. The phenomenon known as sayaguesización,
linked to the loss of prestige of Leonese during the Middle Ages which took place in the
context of Castilian political hegemony, will be described as well as connected to the
sociolinguistic concept of jaronismo.
The forementioned factors had repercussions on the current metalinguistic rhetoric on
Leonese, developed alongside the ideology of Spanish linguistic nationalism. This
ideology is based on a number of myths which have caused the marginalization of
Leonese by mainstream discourse and has propagated a series of untruths surrounding
Leonese which does not reflect its sociolinguistic reality and deepen its stigma.
Key words: diglossia, linguistic conflict, Leonese, linguistic consciousness, linguistic
nationalism.
4
Índice
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………..7
1.6. Estatus……………………………………………………………………………….……..22
5
3.3. Intencionalidad cómica……………………………………………………………..……..47
V. CONCLUSIONES…………………………………………………………………………85
VI. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………...…..87
ANEXOS………………………………………………………………………………………96
6
INTRODUCCIÓN
1
Como prueba, basta con leer este fragmento de un diálogo recogido en la novela costumbrista
Vendimiario, escrita por el bañezano Alonso Llamas a principios del siglo XX: “¡Qué dialecto ni qué
bobadas! A cualquier cosa llamás (sic) dialecto. Cuatro palabras mal dichas, con tonos gallegos y
asturianos, algunas castellanizadas, voces anticuadas, fósiles ya de estar sepultadas en lugares y aldeas.
No hay tal dialecto, aunque se empeñen unos cuantos. Pero basta que uno diga una cosa para que todos
vayan detrás, como borregos.” (Llamas 1928: 176)
7
analizadas por expertos en el leonés medieval como José Ramón Morala y Xosé
Lluis García Arias.
3. La sayaguesización: partiendo de la descripción del estilo sayagués, única
referencia escrita de la realidad dialectal leonesa en los siglos XV y XVI,
vincularemos el auge de este género –asociado asimismo a la pérdida de
prestigio– con el concepto de jaronismo, descrito por distintos sociolingüistas.
Asimismo, pondremos en relación el alto grado de estigmatización, cuyo origen
se encuentra en época medieval, con las actitudes negativas de los hablantes
frente al leonés, en particular un acusado nivel de deslealtad lingüística.
4. Ideología y pérdida lingüística: las ideologías lingüísticas, en tanto que sistemas
semióticos convencionales, tienen una organización semántica basada en
implicaturas y presuposiciones. Como cualquier otra ideología, evolucionan en el
tiempo, ejercen un poder normativo y designan la realidad de un modo sesgado o
distorsionado. En este capítulo acotaremos el concepto de nacionalismo
lingüístico español descrito por Moreno Cabrera, describiremos los mitos que lo
sustentan y utilizaremos casos reales de la sociedad leonesa de los siglos XIX y
XX para explicar su discurso metalingüístico, hegemónico en el ámbito
geográfico de la meseta.
8
lengua para referirnos al leonés y, en aquellos casos en los que sea preciso enfatizar la
unidad de su dominio lingüístico, el término asturleonés.
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CAPÍTULO I: LA DIGLOSIA EN LA SOCIEDAD LEONESA
El término diglosia (del griego διγλϕσσος “de dos lenguas”) comenzó a utilizarse a
finales del siglo XIX, tanto sus variantes en francés como en griego, para referirse a las
particularidades de la realidad lingüística existente en Grecia, así como a otras
situaciones similares que tenían lugar en distintos países árabes. La primera vez que
apareció el término fue en un artículo traducido del griego por el helenista francés
Psichari y que más tarde, en 1928, fue publicado en la revista Mercure de France (Blas
Arroyo 2005: 397). Sin embargo, no fue hasta la publicación del célebre artículo de
Charles Ferguson (1959) cuando el término empezó a ser utilizado con un significado
estrictamente sociolingüístico. Desde aquel momento se abrió un debate en el campo de
la sociolingüística sobre las acotaciones teóricas a las que debería verse sometido el
concepto con el fin de establecer un marco científico que hiciese más precisa su
utilización. Siguiendo la tesis fergusoneana, la definición del concepto es la siguiente:
La diglosia es una situación lingüística relativamente estable en la cual, además de los dialectos
primarios de la lengua (que puede incluir una lengua estándar o estándares regionales), hay una
variedad superpuesta, muy divergente, altamente codificada (a menudo gramaticalmente más
compleja), vehículo de una considerable parte de la literatura escrita, ya sea de un período anterior
o perteneciente a otra comunidad lingüística, que se aprende en su mayor parte a través de una
enseñanza formal y se usa en forma oral o escrita para muchos fines formales, pero que no es
empleada por ningún sector de la comunidad para la conversación ordinaria. (Ferguson 1984
[1959]: 9)
Para Ferguson la diglosia podía ser interpretada a partir de una escala que delimitaba
el dominio de uso de las dos variedades lingüísticas, de manera que estructuralmente
están claramente diferenciadas y socialmente jerarquizadas. Ferguson utilizó los
conceptos de lengua A y lengua B para diferenciar las variedades alta y baja:
10
c) La variedad alta suele poseer un amplio bagaje literario mientras que con la
variedad baja se da la situación opuesta.
d) El proceso de adquisición de la variedad baja se produce de forma natural, a
través de un aprendizaje fruto del contacto con los familiares y con el entorno
social más próximo; en cambio, la variedad alta se adquiere generalmente a
través de una institución del sistema educativo, es decir, mediante un
aprendizaje formal.
e) La variedad alta es la única que puede desarrollar un proceso de estandarización,
de manera que la baja puede presentar gran fragmentación dialectal.
f) Como consecuencia de lo anteriormente descrito, ambas variedades muestran
grandes diferencias estructurales en diferentes niveles lingüísticos (gramática,
léxico y fonología). La variedad alta presenta mayor complejidad y un grado alto
de nivelación lingüística en comparación con la variedad baja.
2
“Bilingualism with and without diglosia; Diglossia With and Without Bilingualism” (1967). Journal of
Social Issues, 23: 29–38.
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que establece una relación directa entre bilingüismo y diglosia. La teoría fishmaneana
incluye lenguas diferentes con funciones específicas en el concepto de diglosia y
establece tres situaciones que pueden tener lugar en función de su relación con el
bilingüismo: bilingüismo y diglosia (la cual nos concierne en el presente trabajo),
bilingüismo sin diglosia (situación inestable, temporal y tendente al monolingüismo que
se da entre niños bilingües y trabajadores inmigrantes) y diglosia sin bilingüismo
(propio de sociedades muy desiguales, a menudo coloniales).
Así pues, las matizaciones de Fishman nos servirán para describir algunos
fenómenos íntimamente relacionados con la diglosia que históricamente se produjeron
en el dominio asturleonés al sur de la Cordillera Cantábrica. La posibilidad de
coexistencia entre bilingüismo y diglosia establecida en el esquema de relaciones de
Fishman hace que sea aplicable a nuestro caso de estudio.
Desde la perspectiva del español, consideraré bilingüismo al conocimiento del castellano y otra
lengua, y a sus mutuas interferencias, mientras que la utilización simultánea de la lengua nacional
y de un dialecto (leonés, aragonés, andaluz, etc.) lo consideraré como diglosia, porque si es cierto
que apenas hay españoles hablantes de gallego, de vasco o de catalán que no sean bilingües, más
raro es que la lengua del Estado no llegue a todas las zonas dialectales, sea a través de la escuela,
12
de los medios de comunicación o de las mil maneras en que puede ejercerse una acción niveladora
(Alvar 1986).
El bilingüismo es, como hemos dicho, una situación propia del comportamiento lingüístico
individual, mientras que la noción de diglosia hace referencia a un tipo de organización lingüística
a nivel sociocultural. La diglosia implica una diversificación de funciones, en tanto que en el
bilingüismo las dos variedades lingüísticas cumplen funciones iguales, es decir, son usadas ambas
en el ámbito de las relaciones formales y en el de las relaciones no formales. (Ninyoles 1972 apud
Rojo 1985: 609)
Por diglosia aludo a aquellas situaciones en que se produce una superposición lingüística entre una
variedad o lengua alta (A), que se utiliza en la comunicación formal escrita –literatura, religión,
enseñanza, mass media, etcétera– y una variedad o lengua baja (B), con frecuencia poco cultivada,
que se usa en las conversaciones de carácter no formal o familiar. (Ninyoles 1977 apud Rojo 1985:
610)
En los últimos años se han ampliado, desde el campo de la sociología del lenguaje,
los argumentos que apoyan la caracterización diglósica de distintos puntos del mundo
hispanohablante. Siguiendo el argumento de Pellitero (1992), existen tres parámetros
principales para describir una situación de diglosia:
14
El concepto de esquizoglosia es descrito por Haugen como una enfermedad
lingüística en sociedades que están expuestas a más de una variedad de la misma lengua
(Haugen 1971: 63). Una persona que padece esquizoglosia sufrirá de inseguridad
lingüística; pensará que su lengua nunca es suficientemente buena. Esta inseguridad se
concretará en “false humility” y “needless self-deprecation”3 (Hall 1950 apud Haugen
1971: 63). Este fenómeno ha sido descrito también en comunidades de habla donde
conviven dos lenguas, sociedades bilingües como la corsa en la que se produce una
forma concreta de esquizoglosia derivada de una política centralista con consecuencias
en el estatus y prestigio de la lengua vernácula (Jaffe 1998: 77). Los afectados por
esquizoglosia intentarán reprimir la variedad o lengua menos prestigiosa, hasta el punto
de llegar a obsesionarse con la forma supuestamente correcta del lenguaje. El afectado
intentará compensar su forma de hablar mediante una aparente preocupación sobre
cómo debería hablar frente a su interlocutor. Durante todo el acto de habla, la persona
esquizoglósica pedirá garantías a su interlocutor para saber si entiende lo que dice.
3
Traducción propia: Falsa humildad; autodesprecio innecesario.
4
Las cartas aparecen recogidas en Archivum: Revista de la Facultad de Filología (1957: 261-270) de la
Universidad de Oviedo a cargo de Emilio Alarcos Llorach.
5
Además de los términos despectivos chapurrau-chapurriáu (Babia y Omaña), podemos encontrar en la
comarca de Sanabria el uso del nombre de pachuecu-pachuocu (San Ciprián de Sanabria), charru (Aliste)
y caçurru, chaco o charro en Miranda do Douro (Portugal).
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Además de la dificulta q’alcuentro- /tru pâ escrivir de manera qe. las chêtras /y’acentus marquen la
pernunciación, /trupiezu cun tantas ya tales irregu- /laridades nus verbus, qe. yera menester / una
gramatica particular, poucu menus / cumplicada qe. la francesa, pâ quitar / muitas dificultades al
qe. nun tien idea / d’este bastu chapurrau.
Buste que tanto cunoz las cousas / antiguas de nuesa querida España, pue- /de ser qe. Pur causalida
alcuentre / n’este toscu chinguaxe alguna cousa / qe. S’asemexe cun algún manuscritu /
d’estraurdinaria antigueda de lus mui- / tisimos qe. Reconocen sus uechus pa / ilustrar mas ya mas
nuesu preciosu ya / incumparable idioma castiechanu; si / asi fos, esperu qe. s’alcuerde algn.
dia / de decirme si pudu ser-virche d’algn. pru- / veitu, la pequeña idea qe. you che / darei de
nuesu chapurrau bavianu.
Según Hall, el daño que la esquizoglosia puede causar al carácter de la persona puede
ser “incalculable” (Hall 1950 apud Haugen 1971: 63). El secretario de la asociación
zamorana Furmientu nos proporciona un ejemplo de este daño psicológico recogido en
la obra El leonés en el siglo XXI, coordinada por José Ramón Morala:
Como esa anciana de un pueblo de La Carbayeda que nos confesaba que ella no sabía hablar hasta
que le enseñó su marido (a hablar en castellano, se entiende), como si su habla leonesa no fuera
lenguaje humano sino animal. (Hernández Rodríguez 2009: 112)
Algunas regiones de España conservan con más o menos pureza su Dialecto, mientras los leoneses
nos hemos esforzado en ridiculizarlo, por eso la invasión del Castellano ha sido total, de tal
manera que al que se le escapa una palabra antigua, se le tacha de persona inculta. (Álvarez
Bardón 1955 [1907]: 141)
“Por necesidad tuve que cojer (sic) asco a lo que tanto amargaba mi niñez”, explicaba
Emilio Álvarez Bardón (1955 [1907]: 140), en un artículo recogido en la obra Cuentos
16
en dialecto leonés, cuando se refería a los maltratos físicos y psicológicos sufridos en la
escuela y en el entorno familiar durante su infancia.
En la Región de León o País Leonés6, los estudios sobre la distribución social del
leonés y el español no son muy prolíficos y su definición en el contexto diglósico ha
sido escasamente descrita. Es una constante en otras zonas en las que conviven dos o
más lenguas, ya que estos estudios han sido postergados hasta tiempos recientes por su
excesiva “ideologización”. En León la lengua autóctona ha sido estigmatizada por los
habitantes de zonas urbanas, de modo que su uso quedaba relegado al entorno rural. El
ascenso social iba asociado indefectiblemente al abandono de la lengua vernácula, ya
que era vista como un atraso y un impedimento para el éxito social y material. La
pretensión de ascender en la escala social por parte de un individuo o una comunidad
6
El término País Leonés suele considerarse politizado y vinculado a movimientos nacionalistas. Su uso
se extendió tras la publicación en 1988 de la obra Esto es el País Leonés del zamorano Carlos Cabañas.
No obstante, el primer registro que existe de su uso apareció en 1916 en el Diario de Avisos de Segovia
en un artículo de opinión firmado por ensayista especializado en historia Luis Carretero Nieva:
“(…) la región leonesa tiene que tener siempre una estrechísima relación con Asturias y Galicia
pues así lo imponen una porción de intereses actuales y hasta razones de historia y de raza
siendo Gijón el puerto natural de la mayor parte del país leonés” (Salgado 2015: 317).
17
puede catalizar una pérdida lingüística mayor, de modo que el abandono de la lengua B
acelera la sustitución en un contexto de gran movilidad social producto de migraciones
o durante un proceso de industrialización.
No hay que olvidar que la unión de los reinos (de León y de Castilla en 1230) implicó el
asentimiento de la nobleza y de la iglesia de León a la autoridad del rey castellano. Pero sobre
todo, el castellano fue la lengua preferida para las prácticas jurídicas y administrativas
concernientes al conjunto del señorío castellano-leonés porque ya desde años atrás, desde
mediados del siglo XII al menos, Castilla era el reino con más peso demográfico, de mayor
extensión territorial. Y con una economía más pujante. Tal selección lingüística debió realizarse de
forma plenamente consciente. (Fernández-Ordónez 2004: 384-385)
3. A partir del siglo XIX y hasta las primeras décadas del siglo XX, el paso del
Antiguo Régimen a la monarquía liberal, los inicios del proceso del nation-building
decimonónico y los cambios en la estructura social extendieron el proceso de
castellanización fuera del entorno urbano. Las incipientes ciudades, aún en proceso de
crecimiento, continúan siendo focos de castellanización que ejercen presión sobre el
entorno circundante. En las primeras décadas del siglo XX la castellanización inicia la
pérdida del patrimonio lingüístico, con ciertas características diferentes al de otros
lugares.
18
Buena prueba de ello es la encuesta del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica
(ALPI) realizada en los años treinta por orden de Ramón Menéndez Pidal. Podemos
observar en una de las páginas incluidas como anexo (Anexo II) que la informante,
natural de Folledo de Gordón (perteneciente al municipio de La Pola de Gordón), a la
pregunta de cuál es el nombre que da al habla tradicional responde, ante la sorpresa del
encuestador, que es “castellano”, a pesar de la presencia de rasgos fonéticos y
morfosintácticos claramente leoneses en su dialecto (Anexo III) muy similares a los del
asturiano del cercano concejo de Lena. Esto demuestra que la falta de identificación de
la variedad local con una adscripción identitaria más amplia y el desconocimiento sobre
la unidad del dominio lingüístico asturleonés contribuyeron a que la pérdida lingüística
fuera mucho más rápida al sur de la Cordillera Cantábrica. Este fenómeno ya había sido
observado a principios del siglo XX en la comarca de Sanabria:
He podido observar que las gentes creen que se denigran confesando que hablan de un modo
distinto que Castilla, niegan que allí se empleen esas palabras, que «allí se habla bien: eso, dicen,
es por tal ó cual pueblo»; y cuando estrechados á preguntas se ven obligados á confesar que sí se
usa allí aquella voz, dicen que sólo las viejas la usan alguna vez; no resplandece en éstos la
modestia que halló el Sr. Leite en los mirandeses. (Blánchez Fraile 1907: 73-74)
4. Las migraciones masivas del campo a la ciudad durante en el siglo XX, sobre todo
a partir de los años cincuenta y sesenta, hacen que el leonés entre en crisis. Este proceso
migratorio contribuye a la ruptura de la transmisión generacional, provocando una
pérdida lingüística rapidísima y que el deterioro del patrimonio lingüístico se produjera
en algunas comarcas en el transcurso de una generación. El análisis comparativo entre
algunas encuestas dialectales realizadas en comarcas hablantes de leonés a principios de
siglo con otras más recientes da cuenta de un proceso de sustitución lingüística que está
prácticamente completado en comarcas como Omaña. Tal vez la excepción al sur de la
Cordillera Cantábrica se encuentra en la comarca de Laciana, que fue capaz de producir
un foco de resistencia frente a la presión castellanizante al adquirir una conciencia
lingüística vinculada a una adscripción identitaria comarcal fuerte, cierto desarrollo
económico y una tímida producción literaria, que derivó en última instancia en una
mejor conservación de la lengua, favorecida asimismo por la contigüidad con el concejo
asturiano de Somiedo.
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concienciación realizadas por asociaciones a favor de la conservación del leonés hacen
que se convierta cada vez más en un símbolo de identidad colectivo. No obstante,
siguen existiendo estereotipos fuertemente arraigados en la psicología social de la
comunidad. El leonés es visto como marca de ruralidad, de atraso y de ignorancia y en
el discurso metalingüístico se cuestiona a menudo su mera existencia debido a la
invisibilización7 a la que están sometidos sus hablantes. Algunas políticas represivas del
franquismo contribuyeron a arraigar estas actitudes proclives a la minorización
lingüística (Anexo IV).
Casi todas las tensiones sociales relacionadas con el bilingüismo social provocan en
última instancia una discusión en la que algunas lenguas finalmente se superponen,
produciendo el fenómeno descrito como glotofagia (Calvet 1981: 46). Frente a la
supuesta estabilidad del fenómeno de la diglosia tal y como fue descrito por Ferguson,
aparece el concepto de conflicto lingüístico, producto de una desigualdad social entre
lenguas en un contexto más inestable y movedizo.
La primera vez que se dan las condiciones para que el fenómeno de conflicto
lingüístico sea descrito es en la obra de Uriel Weinreich, Lenguas en contacto (1956).
El proceso de sustitución lingüística es ampliamente detallado en el libro, aunque no
llega a teorizar sobre el concepto. El concepto de conflicto lingüístico empieza a ser
utilizado de forma sistemática en la obra del sociolingüista valenciano Lluis Aracil,
momento a partir de cual empieza a conocerse en España (Blas Arroyo 2005: 414). Para
Aracil, se produce una situación conflictiva cuando dos o más sistemas lingüísticos
compiten entre sí, lo cual provoca un desplazamiento total o parcial de uno de ellos en
un ámbito de uso determinado. En este contexto los individuos adjudican a cada una de
las lenguas diferentes valores, por lo que sus actitudes –de forma consciente o
insconsciente– influyen en la imagen general de los hablantes de la comunidad.
7
El concepto de invisibilización es utilizado en los campos de sociología y antropología para referirse al
conjunto de mecanismos culturales que conducen en última instancia a omitir la presencia de un grupo
social concreto.
20
a) En el nivel inconsciente (en tal caso es difícil de detectar).
b) Explícitamente, situación en la que los individuos y sectores más activos tratan
de aportar una solución al conflicto.
la deslealtad, más o menos consciente, respecto al grupo social y cultural originario. En tal
situación, existirá un conflicto que apenas será reconocido, pues la identificación –a diferencia de
la simple imitación– se mantiene en un nivel inconsciente. (Ninyoles 1969 apud Blas Arroyo
2005: 416)
Hay que tener presente algunas de las características que definen el concepto de
conflicto lingüístico para obtener una mejor comprensión del contexto en el que tiene
lugar. Una de ellas es que el conflicto nunca se produce entre distintas lenguas sino
entre hablantes o entre comunidades de habla. El conflicto lingüístico es prueba de la
existencia de una tensión en el plano socioeconómico, histórico-político o religioso. Las
consecuencias del conflicto lingüístico pueden ser positivas para la lengua que se
encuentra en situación de minorización, al tomar consciencia la sociedad en su conjunto
de la existencia del conflicto y provocar, en último término, cambios sociales, culturales
o políticos.
Otro aspecto reseñable sobre el conflicto lingüístico que Ninyoles describió desde
una perspectiva valenciana, pero que bien puede aplicarse a situaciones vividas en los
21
últimos años en la sociedad leonesa, es lo que se ha denominado la lingualización de la
política. En la primera década del siglo XXI, con el auge de la asociación juvenil
Conceyu Xoven, se produjo una intensa disputa entre activistas por establecer un
predominio sobre su concepto del leonés. Conceyu Xoven y otras organizaciones
relacionadas negaban la unidad del dominio lingüístico asturleonés bajo falsas premisas
de índole política, y según sus planteamientos:
(…) existiría una lengua leonesa que no se identifica con la asturiana porque la lengua asturiana es
un constructo aislacionista de los asturianos con su Academia, que inventan un nombre para la
lengua y abandonan el término popular que era leonés (sic) y rompen la unidad idiomática con la
adopción de un modelo patrón sobre la base de las hablas centrales, unas ideas que apuntan la
creación de un enemigo nuevo, en este caso el asturiano, y válido para profundizar en el discurso
victimista de la pérdida de elementos identitarios –los asturianos como usurpadores de la esencia
lingüística histórica leonesa–. De esta manera la rentabilización de este victimismo tiene que verse
dentro de ese contexto global y donde la lengua sobrepasa la función comunicativa e incluso la
identitaria convirtiéndose en símbolo político concreto. (García Gil 2008: 31)
Las rivalidades establecidas entre distintos grupos sirvieron de precedente para que
un escándalo político surgido posteriormente sirviera de motivo para obligar a dimitir al
líder de Conceyu Xoven y entonces concejal de cultura en el ayuntamiento de León,
Abel Pardo. Actualmente la única entidad en activo que defiende este planteamiento de
falsa diferenciación es la asociación L’Alderique.
Frente a la contraposición que algunos autores han determinado entre los conceptos
de diglosia y conflicto lingüístico, el lingüista gallego Mauro Fernández (1978) ha
establecido una dicotomía y ha acuñado los conceptos de diglosia conflictiva y diglosia
no conflictiva para describir lo que ocurre en la sociedad gallega. La diglosia conflictiva
presenta normas claramente reguladas y aceptadas por el conjunto de la sociedad,
mientras que en la diglosia no conflictiva las normas son cuestionadas de forma gradual
cuando están en vías de reemplazo.
La diglosia nos sirve para explicar situaciones de cambio de lengua por parte de
individuos que deciden, a través de un proceso de minorización lingüística producto de
la presión social, confinar la lengua a ámbitos cada vez más íntimos, es decir, contextos
domésticos, familiares o informales. Los hablantes pasan a formar parte de la mayoría
dominante porque quieren ascender socialmente y la lengua B sufre un proceso de
22
subordinación. El mantenimiento lingüístico y la sustitución o desplazamiento se
derivan de los procesos ligados a la diglosia y al conflicto lingüístico.
No existe consenso entre los sociólogos del lenguaje sobre cómo se producen los
procesos de desplazamiento y abandono lingüísticos. Hay dos aspectos que destacan por
su relevancia en los procesos de sustitución lingüística8. En primer lugar, los aspectos
estrictamente lingüísticos, que tienen lugar en mayor medida en los estadios finales del
abandono. Es decir, la simplificación y las alteraciones profundas que se producen en la
gramática de la lengua en la fase previa a la muerte lingüística. Los aspectos
estructurales (préstamo de léxico, simplificación de la sintaxis, cambios en la fonología,
etc.) no serán objeto de estudio en este trabajo, sino los aspectos ligados a factores
sociales que intervienen en el contexto sociolingüístico.
La vitalidad de un grupo etnolingüístico es la que hace que éste se comporte como una entidad
colectiva activa en las interacciones intergrupales. Por ello, se ha dicho que las minorías
etnolingüísticas con poca o nula vitalidad tienden a desaparecer como asociaciones distintivas. Y
al contrario, cuanta más vitalidad tiene un grupo etnolingüístico, más probable es su pervivencia
en contextos intergrupales. (Giles 1977 cita apud Blas Arroyo 2005: 447)
8
Diferentes términos son utilizados para referirse proceso de sustitución lingüística: obsolescencia,
pérdida, declive, atrición, contracción, etc. Estos términos también se utilizan para hablar de la
criollización, pidginización, adquisición de segundas lenguas y el cambio lingüístico (Blas Arroyo 2005:
439-440).
23
En el siguiente apartado nos centraremos en las variables que condicionan el
desplazamiento lingüístico del leonés, así como en otros conceptos complementarios.
1.6. Estatus
Existen distintos planos vinculados al concepto de estatus de una lengua, esto es:
económico, social, histórico y lingüístico. El estatus del leonés ha variado enormemente
a lo largo de la historia, puesto que en los siglos XII y XIII el leonés, en su momento de
mayor apogeo, adquirió una situación de normalidad en las instituciones del Reino de
León al ser utilizado en la literatura (Poema de Elena y María, El libro de Alexandre),
en el ámbito de la justicia (así lo atestigua la traducción del Liber Iodiciorum al leonés),
en la administración (uso de leonés o de variantes romanceadas para redactar los fueros
de distintas villas del reino) e incluso, aunque no exista constancia documental, como
lengua de Cortes, como así expuso Ramón Menéndez Pidal en la introducción de la obra
de Claudio Sánchez Albornoz Estampas de la vida en León hace mil años (1926).
El leonés será objeto de protección específica por parte de las instituciones por su particular valor
dentro del patrimonio lingüístico de la Comunidad. Su protección, uso y promoción serán objeto
de regulación.
No obstante, a día de hoy, la promoción del leonés sigue siendo prácticamente nula.
El incumplimiento tanto del Estatuto como de la Carta Europea de Lenguas Minoritarias
–ratificada por el gobierno de España en 2001– por parte de la Junta de Castilla y León
provocó que el Consejo de Europa instara a las autoridades estatales y autonómicas a
que tomaran medidas para la protección del leonés. Es un hecho denunciado por el
asociacionismo vinculado a la defensa del leonés (Faceira, Furmientu o El Teixu) y
respaldado por una resolución del Procurador del Común de Castilla y León.
24
disminuido drásticamente en el transcurso de una generación. Tanto en el estudio
realizado en el norte de la provincia en 2006 como en otro llevado a cabo en 2008 en el
conjunto provincial, se aprecia un retroceso producto de la ruptura de la cadena de
transmisión generacional.
La pregunta utilizada para conocer las actitudes ante el uso del leonés en las
relaciones familiares fue “¿Qué se hablaba en su casa cuando usted era niño?” y se hizo
sobre una base de 400 encuestados en el primer caso y 504 en el segundo (N=400 y
N=504). Atendiendo a las respuestas recogidas en la tabla 1, podemos apreciar cómo en
el marco provincial el uso de la lengua patrimonial ha disminuido de 15,7% a 10,9%
(casi 5 puntos porcentuales), mientras que en el norte de la provincia, zona de peor
acceso y por tanto de mejor conservación, la reducción en el uso del leonés en el ámbito
familiar ha sido 23,0% al 14,4% (casi 10 puntos).
En la infancia En la actualidad
25
extremo oeste de la provincia, incluidas en el estudio. Tanto en el ámbito provincial
como en la zona norte de la provincia de León se observa una disminución parecida, lo
cual evidencia la estigmatización, como ocurre en otras zonas donde tiene lugar este
fenómeno vinculado a la diglosia.
En la infancia En la actualidad
26
de unas redes sociales dinámicas y robustas dentro del grupo minoritario puede
contribuir de manera decisiva a mantener la vitalidad a pesar de las adversidades.
Según Alberto Bautista (2006), existen entre 2500 y 4000 hablantes de leonés en
la comarca de El Bierzo.
Xosé Lluis García Arias y Xosé Antón González Riaño establecieron, después
de realizar dos estudios sociolingüísticos en la provincia de León (2006 y 2008),
que el número de hablantes de leonés rondaría las 50.000 personas.
Héctor García Gil (2008) afirma que el leonés es hablado por entre 20.000 y
25.000 personas en las provincias de León y Zamora.
De estos datos cabe deducir, a pesar de las fluctuaciones, que la demografía de los
hablantes de leonés no es lo suficientemente grande como para que la comunidad
hablante sea considera vigorosa y pueda producirse un relevo generacional en el uso. No
obstante, la relativa concentración en valles de difícil acceso y la existencia de redes
comunitarias activas pueden desempeñar un papel positivo a medio plazo.
27
La tímida presencia del leonés en el ámbito de uso público institucional comenzó a
partir de la firma en 2006 de un acuerdo entre la Diputación de León con la asociación
El Fueyu para impartir cursos de leonés en la provincia. Al año siguiente se comenzó a
impartir la asignatura de lengua y cultura leonesas a escolares de 5º y 6º de primaria.
En el año 2009 comenzó a promocionarse en los medios de comunicación con la
emisión de un telediario de varios minutos en la Televisión de Castilla y León, gracias a
un acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento de León y el gobierno autonómico. Ese
mismo año, el Ayuntamiento de León estableció también una política lingüística
consistente en la promoción pública del leonés, sobre todo en los ámbitos culturales en
los que la concejalía tenía competencias. Se elaboraron carteles de eventos musicales en
leonés, señalización en los museos, portales online y multitud de documentos oficiales
tanto en leonés como en castellano.
En el Senado, por iniciativa del senador valenciano Carles Mulet, se escuchó por
primera vez un discurso pronunciado en leonés en el año 2016, acontecimiento que se
vio envuelto en una notable controversia debido a las diferencias ideológicas entre el
senador y el presidente de la Diputación leonesa.
9
Ethnologue, SIL International: (https://www.ethnologue.com/language/ast).
28
geografía ibérica ya que no existe ningún accidente geográfico de consideración que
impida la penetración de la lengua dominante. Ambas características favorecieron el
sincretismo lingüístico en la franja oriental del dominio leonés en las tierras llanas de la
meseta durante el Medievo y la preservación de la lengua en zonas de más difícil acceso
hasta la actualidad. Estos factores son algunos sobre los que más estudios se han
realizado, además del tipo de hábitat. Es un hecho estudiado por diferentes autores
(Blas Arroyo 2005: 468) que en las situaciones de bilingüismo social los entornos
urbanos son más proclives a la pérdida lingüística, mientras que en las zonas rurales la
lengua minoritaria se mantiene con mayor vitalidad en la cotidianeidad, particularmente
recluida en el ámbito del hogar. Ricardo Chao, historiador y activista de la asociación
Faceira, describió el uso de la lengua en la intimidad y el recelo existente en una
entrevista concedida a una productora de documentales local:
Como yo suelo decir, es la lengua invisible. Cuando vas a las zonas falantes, pues resulta que te
encuentras que mucha gente no lo habla en público jamás, o sea, lo hablan a lo mejor en la
intimidad de la casa, o en la intimidad del bar del pueblo cuando son todos gente natural de allí,
pero en el momento que llega alguien de fuera, cambian la lengua, cambian el registro y se ponen
a hablar en castellano.10
(…) el estado mental en que la lengua, en su calidad de entidad intacta y en contraposición a otras
lenguas, ocupa una posición elevada en la escala de valores, posición que necesita ser defendida
(Weinreich 1956 apud Blas Arroyo 2005: 470).
10
Llionés, la llingua llionesa. Documental disponible en YouTube:
(https://www.youtube.com/watch?v=S5qO311K7_Q).
29
Sil (Bierzo Alto) y Santa Cruz de Abranes (Sanabria). En esta última comarca, el
lingüista David García López nos aporta una descripción de lealtad lingüística leonesa
en el siglo XXI:
Al menos en el sector de población con el que hemos trabajado [Santa Cruz de Abranes y
Ribadelago], que corresponde con la inmensa mayoría de la población actual de estas localidades,
la lengua asturleonesa pervive diferenciada del castellano, como un registro que evidentemente
sólo se utiliza entre los propios hablantes locales o cuando el forastero consigue cierta confianza.
Es de destacar que, en estos pueblos donde se mantiene la lengua con mayor vitalidad, el aprecio
de los hablantes hacia su habla local es mayor que donde ha perdido pujanza, o quizás ésta sea la
causa o una de las causas de su mantenimiento. Además, cuando los curiosos acudimos a ellos, la
desconfianza a mostrar las palabras de su pueblo, que puede aparecer en otras zonas, aquí se
vuelve en orgullo de enseñar cómo han sabido mantener su lengua. (García López 2010: 81)
a) Fidelidad
b) Orgullo
30
Iván Martínez Lobo, perteneciente a la asociación cultural El Eco de Cabrera, describe
así la situación en la comarca:
Aquí realmente mucha gente se avergonzó de su idioma porque les machacaron con la lengua, les
machacaron con el tema de que lo que hablaban no era una lengua, era algo que estaba
equivocado. (…) La gente ya no lo habla porque le da mucha vergüenza, pero si preguntamos a los
más mayores, en cuanto se sueltan, ellos empiezan a hablar en cabreirés.11
c) Prestigio
d) Utilidad
11
Ídem.
31
que requieran utilizar la lengua vernácula fuera del ámbito de la intimidad y eso
contribuye a la ruptura de la cadena de transmisión.
e) Rechazo
Es la actitud negativa de un sector de la población frente a una de las lenguas con las
que convive en una comunidad. En el caso del dominio lingüístico leonés, tanto los
bilingües como los hablantes monolingües en castellano han mostrado históricamente
un rechazo hacia el habla patrimonial, si bien ese sentimiento se ha visto mitigado en
tiempos recientes debido a los intentos por revertir la situación diglósica en las
comarcas hablantes y a algunas campañas de concienciación. Así, en las encuestas
sociolingüísticas realizadas por Xosé Lluis García Arias a través de la Academia de la
Llingua Asturiana, podemos apreciar en la tabla 3 cómo ese rechazo es menor que en el
pasado, ya que muchos encuestados muestran una actitud favorable hacia la promoción
institucional del leonés. Asumimos, pues, que las actitudes positivas hacia la promoción
del leonés, de más de un 50% de la población en el conjunto provincial (2008) y de casi
un 80% en el norte de la provincia, son prueba de un menor rechazo hacia la lengua
patrimonial y de la existencia de algunas razones para el optimismo en cuanto a su
conservación.
Fuente: Academia de la Llingua Asturiana, 2008 (Provincia de León), 2006 (Norte de León)
32
CAPÍTULO II: EL DESARROLLO DEL ROMANCE LEONÉS
En el siglo VIII podemos hallar textos que alternan formas nuevas y antiguas, es
decir, una situación de polimorfismo en el que no habría una interrupción entre la
12
Según estudios recientes, el término ástur –o su plural ástures– contiene la tonicidad en la primera sílaba
debido a la palabra esdrújula de la que procede: Ástura (actual río Esla). Dada la particular evolución del
vocablo Esla, río sagrado para este pueblo prerromano que transcurre por las provincias de León y
Zamora, la vocal inicial se mantiene como tónica a pesar de las múltiples alteraciones en la realización de
la palabra. Uno de los primeros estudiosos en percatarse de esta peculiaridad fue el traductor latinista
gallego José Luis Moralejo Álvarez, que en 1977 escribió un artículo sobre esta cuestión en el Boletín del
Real Instituto de Estudios Asturianos.
33
lengua escrita tradicional y la lengua oral cotidiana. Asimismo, podemos encontrar en
distintos puntos de la Romania textos donde aparece una mezcla lingüística en los que
es difícil precisar su condición, bien de latín romanizado, bien de romance latinizado.
En el transcurso de un siglo, de 650 a 750, se producen cambios fonéticos en el interior
de un mismo continuo, por lo que no puede afirmarse que se trate de una situación de
bilingüismo ni de diglosia, ya que lo que se produce es una transformación de rasgos
latinos y romances mezclados entre sí (Gimeno Menéndez 2016: 30). A partir de esa
época, la segunda mitad del siglo VIII, se puede hablar de una situación de diglosia en
todo el Occidente de la Romania, que sería estricta al principio, pero que podría
considerarse amplia más adelante. Así, en el registro escrito y otros contextos formales,
la variedad alta sería el latín medieval, mientras que la lengua de la oralidad informal y
familiar serían los distintos romances (leonés, gallego, mozárabe, etc.). Dos factores
estarían presentes en el desplazamiento de lenguas: la enseñanza del latín medieval en el
sistema educativo y la movilidad social (Gimeno Ménendez 2016: 31).
En esta época de la Alta Edad Media la comunicación era sobre todo oral y se
limitaba en gran medida a las necesidades de la vida cotidiana, lo cual condujo a la
ruralización de la lengua y, dada esta situación propicia para la diferenciación, algunos
obispos de distintos puntos de la Romania se referían en el siglo IX al lenguaje hablado
como rustica romana lingua. El latín evolucionaba con rasgos innovadores y
conservadores propios gracias al aislamiento. La comunicación con foráneos y grupos
mal romanizados forzó la creación de un pidgin latino con características fonéticas,
morfológicas, sintácticas y léxicas más simples que facilitara la comunicación. Aunque
el latín continuaba siendo la lengua de la Iglesia y de la administración, el abandono de
las escuelas, el habitual uso de variedades pidgin y la ausencia de autores estimularon la
variación. Los autores de esta época llaman a la variedad lingüística hablada lingua
rustica o lingua vulgaris (Metzeltin 2004: 37). Esta situación podría considerarse un
primitivo ejemplo de diglosia entre el latín y el protorromance, ya que los notarios
permiten entrever la consideración de rusticitas de la lengua hablada al acuñar este
término y, por tanto, su valoración como lengua baja. La consideración de diglosia es
pertinente dadas “las diferencias, a menudo radicales, que debieron de existir en los
niveles morfológico y gramatical entre la lengua oral y la lengua escrita” (Elvira 2006
apud Sabaté y Terrado 2016: 9). La cada vez mayor acentuación de las diferencias
regionales hace que a principios de la Alta Edad Media la patente divergencia entre el
34
latín y el romance sea generalizada en todos los territorios que habían pertenecido al
Imperio romano. A pesar de que la lengua romance se reduce a contextos orales y de
que la latina es cada vez con mayor frecuencia utilizada solo en textos escritos, se
considera que la estrategia pastoral de introducir el romance en el ámbito eclesiástico
habría sido generalizada en toda la Romania occidental a partir de la segunda mitad del
siglo IX. De esta manera, los distintos romances experimentaron una mayor
normalización gracias al impulso de la Iglesia, que no tendrían una materialización
escrita hasta más adelante (Gimeno Menéndez 2016: 32).
Fue la unidad política de los reinos de Asturias y de León (continuador del anterior)
entre los siglos VIII y XIII la que permitió un temprano desarrollo del romance con
respecto a otros incipientes lenguajes de diferentes lugares de la Península. De tal modo
que, una vez fijada la capitalidad del reino en la ciudad amurallada de León, el romance
adquirió sus mayores cotas de esparcimiento territorial entre los siglos XII y XIII, así
como cierto grado de normalidad como lengua de uso formal dado el prestigio de la
ciudad como heredera de la antigua Legio Gemini y con una dinámica vida monástica.
La aparición del leonés en documentos reales, jurídicos, administrativos y literarios así
lo refleja. Existe un documento leonés del año 1052 en que el aparece la frase escrita en
latín: “Unum vasculum argenteum miro opere celatum in more rustice loqutionis que
dicitur copa” (Metzeltin 2004: 38). Para el autor de la oración, la voz romance “copa”
es considerada una locución rústica, lo cual permite extraer la conclusión de que ya en
el siglo XI se producía una incipiente situación diglósica entre el latín y el romance,
35
entre la minoría privilegiada con acceso a la educación y la mayoría hablante del
protorromance.
36
castellanos debieron de ser objeto de mofa en sus visitas a la Corte de León debido a los
“rudos dialectalismos” que caracterizaban su modo de hablar (Sánchez Albornoz 1947).
Una de las primeras muestras que puede considerarse como la aparición de una
conciencia de dualidad lingüística la encontramos un documento del año 905 procedente
de la catedral de Oviedo en el que se hace referencia a un topónimo de Valencia de Don
Juan con dos registros diferentes: “uillam quam dicunt Sancti Emiliani que ab antiquis
uocabatur Santos Medianos”. El hecho de que el escribano anote en un borrador el
nombre que se le da en lengua vulgar da cuenta de una manifestación diastrática, de
manera que es prueba de una primitiva conciencia de diferenciación lingüística al sur de
la Cordillera Cantábrica. El paso del tiempo permite apreciar cómo el modo en que
escribe el nombre del lugar es diferente al que utiliza la gente en el lenguaje cotidiano,
de modo que el escribano reconoce la existencia de una variabilidad histórica en la
denominación (García Arias 2016: 127).
13
En el dominio lingüístico situado en el oriente, el castellano, aparecen menciones a nuestro romanz de
Castiella, lengua castellana (1252-1254) o simplemente castellano (1284), mientras que en el dominio
lingüístico gallego aparece la primera mención al gallego en 1286 (García Gil 2008: 16).
37
nueva escala social surgida en el contexto de las campañas militares medievales.
Considero de gran importancia remarcar el hecho de que el término en desuso utilizado
para hacer referencia a la alta nobleza se mantenga en la lengua latina en la que está
redactado el documento –comites et potestates–, mientras que el término elegido para
referirse a la baja nobleza sea en romance, la lengua vulgar (Procter 2010: 15). Es por
ello que el notario se ve en la obligación de transcribir la palabra en vulgari lingua para
expresar la clase social concreta a la que hace referencia. Puede deberse, en última
instancia, al diferente grado de dominio que tendría cada uno de los estratos de la
nobleza. Por tanto, a partir del año 1093 se puede considerar que existe una conciencia
lingüística14 del romance, cuya manifestación es el uso de un término de la lengua
vulgar en un texto escrito en latín, y a los que los escribanos se refieren en otros textos
de la misma época como maternam linguam (García Arias 2016: 130).
Puede deducirse que el romance leonés era hablado por todas las clases sociales. Esto
puede intuirse dada la presencia de romance en distintos ámbitos normalmente
reservados a las variedades de lengua prestigiosas. Así, nos encontramos con que el
romance leonés era empleado en textos jurídicos (traducción del Liber Iudiciorum
visigodo al romance leonés), en textos administrativos (así lo demuestra el uso del
romance o de latín romanceado en los fueros de las principales ciudades del reino:
14
El concepto de conciencia lingüística es definido como “el conocimiento explícito acerca de la lengua y
la percepción y sensibilidad conscientes al aprender la lengua, al enseñarla y al usarla” por la ALA
(Association for Language Awareness).
38
Zamora, Salamanca, Ledesma, Alba de Tormes, los territorios al este del río Coa en el
actual Portugal, etc.) y en los documentos notariales de carácter privado, cuyos restos
reflejan tanto el uso de la lengua vulgar como de la conformación de un modelo de
escritura propio (García Arias 2002: 33). Esto coincide con el periodo de máximo
apogeo y expansión territorial de la Corona leonesa entre los siglos XII y XIII.
Además, los textos literarios del Poema de Elena y María y El libro de Alexandre,
como consecuencia de traducciones posteriores en las que se han perdido las
características originales, aparecen mezclados con rasgos dialectales de otros dominios.
Dice Menéndez Pidal al referirse a estas obras:
(...) reconstruyen, dentro de la poesía española, una región dialectal que durante los siglos XIII y
XIV producía obras de diversos géneros poéticos, redactadas en un lenguaje donde el elemento
leonés se mezclaba en muy diversas proporciones con el castellano y con el gallego-portugués.
(Menéndez Pidal 1976: 155-156)
No se debe pasar por alto la presencia temprana del romance gallego en la Corte
leonesa, como han constatado diversos autores (Bartolomé 2005). Dada la pertenencia
del Reino de Galicia a la Corona leonesa y, sobre todo, debido a la decisión de los
monarcas leoneses de proporcionar la educación de sus vástagos en Santiago de
Compostela –centro religioso de primer orden–, se puede intuir la influencia del gallego
15
Para José Ramón Morala se trata de “un texto innovador pero no parece que quien lo redactara tuviera
como referencia una lengua necesariamente diferente a la de los documentos coetáneos, con los que
también coincide en algunas soluciones conservadoras” (Morala 2008: 11).
39
en los ambientes cultos capitalinos. Asimismo, se presupone la notable presencia de
poetas y trovadores en la Corte –cuya lengua de actuación fue el primitivo romance–
durante el reinado de Alfonso IX, ya que fue bajo el probable patrocinio de este
monarca que surgió la lírica gallega.
A finales del siglo XII Alfonso IX de León convocó las primeras cortes de la historia
europea, que, a partir de ese momento, tendieron a celebrarse alternativamente en León
o en Galicia. En sus sesiones, los representantes de las ciudades se expresaban en gallego
y en leonés. (Lleal 1990: 211)
El uso de leonés en un evento de tal importancia política supone que ya al inicio del
reinado de Alfonso IX, a finales del siglo XII, el leonés había alcanzado cierto grado de
normalidad como lengua administrativa. Alcanzado cierto grado de estabilidad
económica y consolidado su avance al sur del Duero, la ciudad de referencia en la
meseta para los comerciantes de Oviedo y Avilés sería León. Los documentos de finales
del siglo XII permiten observar trazas de una lengua con una marca normativa –si bien
con particularidad dialectales según la diócesis–, y no es de extrañar dado el prestigio
que otorga ser sede de Corte real. La generalización de una norma escrita a partir del
siglo XIII muestra una lengua cuyos hablantes son conscientes de un grado de
diferenciación considerable del latín y traza las características de una lengua romance
moderna (Viejo 2003: 246-300).
Se trata de otro ejemplo de conciencia lingüística por parte del notario encargado de
redactar el documento. Sin embargo, la presencia de rasgos leoneses en algunos textos
no prueba la existencia de conciencia lingüística para algunos autores, entre los que se
encuentra José Ramón Morala:
Esto no significa necesariamente que los actuantes, como meros usuarios de la lengua que son,
tuvieran conciencia alguna de estar escribiendo en un romance distinto al de un notario de Palencia
o de Burgos, con cuyos textos podrían señalarse también múltiples coincidencias. (Morala 2008:
137)
En todo caso, la valoración social que en ese momento tiene la modalidad romance que mucho
más tarde conoceremos como leonés es, desde luego, lo suficientemente positiva como para formar
parte del modelo de lengua escrita de la época. (Morala 2008: 137)
41
La unión definitiva de ambos reinos en 1230 es la causa de la introducción del
modelo de escritura de Alfonso X el Sabio, cuya norma escrita de mayor prestigio
procedente de Toledo pasará a ser el modelo en todos los territorios de la Corona de
Castilla, incluidos los situados fuera del dominio lingüístico castellano. Las decisiones
políticas de la dinastía gobernante supusieron la llegada de figuras administrativas de
habla castellana, como los corregidores, pero también otros funcionarios y clérigos.
Se trata, pues, del inicio de un proceso de sustitución lingüística secular que implica
la pérdida paulatina de prestigio, así como de la consolidación de una situación de
diglosia entre el castellano y el leonés. Hay que reseñar que la pérdida de rasgos
leoneses no es absoluta tras la unión de las coronas y bien entrado el siglo XIV
podemos encontrar rasgos claramente leoneses en textos escritos según la norma
toledana:
Lo que me interesa destacar no es tanto el grado de pervivencia del leonés como el hecho mismo
del valor que estos ejemplos tienen en el campo sociolingüístico. Más que hacer una valoración
cuantitativa de rasgos diatópicamente marcados, es importante, a mi juicio, comprobar que en el
modelo de lengua usado habitualmente en la escritura sigue estando presente un buen puñado de
resultados leoneses que, pese a las evidentes diferencias con el castellano, los notarios no solo no
evitan sino que no parecen tener mayor problema en utilizar. (Morala 2010)
Descritos los fenómenos y establecidas las causas que tuvieron lugar durante el
periodo de conformación del romance leonés, es preciso hacer hincapié en algunos
42
aspectos. En primer lugar, es necesario remarcar la importancia de que lo que se
produce no es un proceso de sustitución lingüística como el que tiene lugar más
adelante, particularmente en los siglos XIX y XX, sino que se trata más bien de una
aproximación gradual entre las dos lenguas mediante la pérdida de los rasgos más
marcados, lo cual propicia la homogeneización de las lenguas y facilita la
comunicación. Este fenómeno recibe el nombre de nivelación lingüística:
No hay una sustitución de una lengua por otra a partir de un momento dado. Probablemente las
muchas coincidencias entre ambos romances tampoco lo propiciaron. Lo que nos encontramos es un
escalonado proceso de confluencia o de nivelación del leonés con el castellano por la vía de eliminar –
en un proceso que dura siglos– aquellos rasgos que, en cada momento, pasan a considerarse
especialmente marcados. (Morala 2004)
De una forma progresiva, los diferentes rasgos leoneses van desapareciendo del registro escrito –
nuestra fuente principal de información– lo que no significa necesariamente que hayan
desaparecido de la lengua, en su conjunto, sino solo que dejan de tener el prestigio exigible para
figurar en el estándar de la lengua escrita. Los rasgos leoneses, que paulatinamente se han ido
arrinconando en la escritura, no han desaparecido, sino que se han visto recluidos al registro oral.
(Morala 2008: 146-147)
Por tanto, consideramos que hay razones para pensar que ese proceso de
castellanización se limita en gran medida a sectores sociales alfabetizados y habitantes
de las villas, puesto que las únicas pruebas de las que disponemos se encuentran en la
lengua escrita. Así, los textos con cada vez menos formas leonesas implicarían la
pérdida de prestigio, pero no la completa sustitución en las ciudades. Hablar en leonés,
cualquiera que fuera su forma dialectal, supondría, pues, una marca diastrática que
seguiría formando parte de la cultura popular, si bien relegada a ámbitos de menor
prestigio.
43
(sic) el leonés, que tira al gallego” (Aldrete 2008 apud Gómez Turiel 2012: 109). Desde
la tradición filológica del siglo XX se ha establecido que la castellanización habría
estado muy avanzada en el siglo XIV, pero Morala considera que en textos del siglo
XVII todavía podemos encontrar rasgos considerados como leoneses:
Suele decirse que la castellanización se hace ya evidente a finales del siglo XIII y que se culmina
en el XIV, pero la relación entre ambos romances seguramente fue mucho más compleja, lo sería,
además, desde los inicios de la escritura romance, conscientemente desgajada ya de la latina, y, por
último, no parece que fuera un proceso que culminara con una cierta rapidez. (Morala 2009: 8)
Lo más importante es que ya en el siglo XV los rasgos que anteriormente eran marca
diatópica, adquieren un carácter más diastrático, especialmente en los entornos urbanos
del sur del dominio, y son utilizados como elemento paródico por Juan del Enzina para
la caracterización de sus personajes, como recurso literario para recalcar la vulgaridad o
ruralidad de quien los interpreta. La concepción diglósica del dominio asturleonés
alcanza su punto álgido a través del proceso acuñado con el nombre sayaguesización y
que se debió a la pérdida de prestigio del leonés en todos los ámbitos:
Lo que creo que resulta importante en la línea de lo que venimos analizando es que, en el intervalo
de dos siglos –de finales del XIII a finales del XV–, hemos asistido a un cambio radical en la
valoración de toda una serie de rasgos que hoy nosotros clasificamos como leoneses. Si en los
primeros textos, a finales del XIII, pertenecían al registro culto y figuraban regularmente en la
lengua escrita, ahora, a finales del XV, los encontramos ya solo en la lengua literaria y formando
parte de un registro rural que solo sirve como objeto de chanza. (Morala 2008: 146)
44
CAPÍTULO III: EL SAYAGUÉS COMO ESTADIO FINAL EN EL SUR DEL
DOMINIO LEONÉS
Los abundantes estudios existentes en relación con la tradición literaria bautizada con
el nombre de sayagués a menudo ignoran los aspectos sociolingüísticos y se centran en
aspectos estrictamente lingüísticos, o bien en consideraciones literarias. En este capítulo
intentaremos analizar diversos aspectos reseñables de fragmentos extraídos de estas
obras con el objetivo de, habida cuenta de su condición literaria, apreciar indicios que
nos expliquen distintos fenómenos asociados a la pérdida lingüística en el momento
álgido de este género.
45
Uno de estos acontecimientos fueron las justas poéticas celebradas en Salamanca (y
vinculadas a la universidad) en el año 1629 para festejar el nacimiento del príncipe
Baltasar Carlos, hijo del rey Felipe IV. Durante el evento se leyó un poema que recibió
el premio a la mejor composición en “estilo sayagués”, realizada por Manuel Herrera de
Gallinato en su obra de las Redondillas, que venció frente a la monja franciscana Isabel
de San Felipe (Lamano y Beneite 1915: 24-25). No obstante, se considera que la
primera composición de un autor conocido en el dominio lingüístico asturleonés dentro
de este género es un poema dedicado a Santa Olaja, de Antón de Marriguera, que ganó
otro certamen poético que tuvo lugar en Oviedo en 1639. La obra de Marriguera Pleitu
poles cenices de Santa Olaya da inicio a una corriente en gran medida incomprendida
que servirá de medio de expresión al asturleonés, que llevaba postergado varios siglos.
Las Redondillas de Herrera Gallinato fueron publicadas por el fraile mercedario Fray
Cristóbal de Lazárraga al año siguiente del evento, en 1630, en el volumen Fiestas de la
Universidad de Salamanca al nacimiento del príncipe don Baltasar Carlos Domingo.
Según Menéndez Pidal, refiriéndose al dialecto usado en estas composiciones, “Una
fidelidad especial procura Don Manuel de Herrera Gallinato, en la poesía compuesta
para el certamen que se celebró en la Universidad de Salamanca en 1630 (…)”
(Menéndez Pidal 1906: 142). Muchas de las obras de este género se perdieron con los
siglos, pero las Redondillas de Gallinato, a pesar de su escaso valor literario,
constituyen una pieza muy valiosa en el estudio del teatro sayagués y, además,
proporcionan pruebas del cultivo del leonés, si bien marginal y minoritario, y de su uso
en el entorno de la ciudad universitaria de la época.
Atendiendo al criterio de María del Carmen Bobes Naves (2016 [1968]), catedrática
de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Oviedo, para
explicar la problemática relativa a la utilización del término “sayagués”, nos
encontramos ante tres posturas diferentes, en ocasiones complementarias entre sí, para
referirse a la designación de “sayagués”:
46
aparecido al respecto desde que se publicó la obra de Boves Naves en la década de los
60. No obstante, José María Díez Borque, catedrático de literatura de la Universidad
Complutense de Madrid, asegura que “la proximidad del dialecto a la realidad no era
solamente ficticia” (Díez Borque 1980 apud Bartolomé Pérez 2007: 359).
3. Por último, la de los críticos que consideran que se trata de una lengua literaria
convencional, formada por elementos de diverso origen, algunos de ellos “calcos
arbitrarios y caprichosos” (Boves Naves 2016 [1968]), pero con elementos de la lengua
viva a fin de cuentas. Entre los defensores de esta postura encontramos a John Lihani,
que considera que las composiciones de Lucas Fernández “hicieron florecer el
verdadero dialecto oriental, transformando así el habla convencional teatral en un
dialecto verdadero” (Bartolomé Pérez 2007: 359). Salvador Plans aporta matices a esta
consideración, ya que, según él, el sayagués nunca fue “una fijación literaria del habla
de un sector minoritario, sino de un lenguaje intencionadamente vulgarizante, lleno de
leonesismos y que posee una gran tradición literaria” (Salvador Plans 2004 apud Moure
2010: 222). López Morales afirmó que “es pura convención este artificial dialecto”
(García-Bermejo 2015). Podemos también, sin embargo, matizar la postura de este, que,
a diferencia de una mayoría de lingüistas que atribuye la base del sayagués al leonés,
opina que se aproxima más al castellano y considera que:
No parece necesario insistir en que la base de la lengua rústica de nuestros autores es el castellano.
Obvio parece también que las formas claramente leonesas son minoritarias. Prescindiendo del
vocabulario y reduciéndonos a Encina y a Fernández, se observa que los rasgos leoneses presentes
en sus textos son precisamente aquellos más fácilmente perceptibles: los fonéticos. (López
Morales 1965: 418)
Con el fin de producir la hilaridad del público, en el teatro del Siglo de Oro se
utilizaba el sayagués como recurso escénico16. Esto producía un determinado efecto
sonoro en el espectador y otorgaba cierto significado de identidad social a los
personajes que lo interpretaban. En el caso del pastor, su forma de expresar el mensaje
16
Además de lenguas extranjeras y algunas jerigonzas de esclavos y grupos marginales. El habla de
comunidades como vizcaínos, portugueses, esclavos africanos, gitanos, etc. ha sido estudiada en
profundidad por distintos autores.
47
lo distinguía del resto de personajes y denotaba su procedencia rural y un peldaño
inferior en la escala social. De tal manera que se establece una relación entre el registro
utilizado y la estratificación social. Así, se representa un enfrentamiento dialéctico entre
dos mundos opuestos: en este caso los cortesanos, con su lenguaje educado acorde a la
norma culta, frente a los pastores hablantes de leonés (o del constructo dialectal cuyo fin
es asemejarse a él). En el diálogo escenificado se obtiene mayor efectismo, a menudo a
través de la exageración de fenómenos fonéticos como la aféresis esporádica (pérdida de
/e/ inicial), la metátesis (acrala), la palatalización (se da sobre todo en artículos: lla/llo
llas/llos; artículos contractos ña cholla, ña vejez y también pronombres sabello) y
multitud de diptongaciones (tieniebra, aniebra), por lo que podemos suponer que el
abuso de estos fenómenos lingüísticos en las interpretaciones teatrales –cuyo fin era
caricaturizar el lenguaje de los pastores– contribuyó a estigmatizar los dialectos
leoneses en la España del siglo XVI.
48
En términos sociolingüísticos, considero que el valor del sayagués radica en las
muestras que nos ofrece este género en cuanto a la manera caricaturizada en que el
leonés había sido representado, estigmatizado y ridiculizado a través de la expresión
que los propios pastores hacían al ser interpretados en estas piezas teatrales. Este
fenómeno, presente en sociedades diglósicas en las que la lengua B está en proceso de
desaparición, ha recibido el nombre de jaronismo por distintos autores.
Entendemos jaronismo17 como la expresión paródica o bufa de una lengua. Este tipo
de fenómeno tiene lugar en un estadio avanzado de sustitución lingüística y constituye
el preludio de su desaparición (Borrego Nieto 1996: 140). Dado que la lengua se
encuentra estigmatizada y en torno a ella giran estereotipos negativos percibidos por la
sociedad en su conjunto –incluidos sus hablantes–, su uso acaba restringido en multitud
de ocasiones a empleos jocosos. Los mecanismos sociales de este proceso han sido
estudiados en profundidad en época moderna en relación con lenguas ibéricas como el
gallego –dada su tradición bufa en parte de la literatura decimonónica– y, en particular,
el valenciano (Ninyoles 1975). El sociolingüista valenciano Lluis Aracil (1968) hacía
una crítica al jaronismo a través del ruralismo presente en los sainetes de la obra teatral
de Eduard Escalante Les xiques del entresuelo, en la que las clases medias intentaban
imitar el habla de la clase alta con pretensiones ridículas de distinción social. Estas
sociedades diglósicas –tanto la gallega como la valenciana– han experimentado un
proceso inexorable de pérdida lingüística durante todo el siglo XX, que se ha visto
frenado por los intentos de reconstrucción identitaria y de planificación lingüística.
Las características lingüísticas de los personajes del género sayagués, ideados como
elemento para la diversión del público cortesano, añaden mayor significado a la
escenificación y permitían captar la atención de los presentes en la obra para que rieran,
ridiculizaran y se mofaran. Asimismo, los trasladaba a un mundo distante y opuesto al
suyo (Ferrer-Lightner 2010). Es un recurso similar al utilizado por los autores
argentinos para los gauchos de los sainetes criollos, una variedad elaborada por autores
cultos para crear un efecto bufonesco en el habla de los personajes (Moure 2010). La
17
A pesar de la existencia de algunas concomitancias, no conviene confundirlo con el uso del término
jaronismo (xaronisme) que se hace en Cataluña. El término jaronismo es utilizado allí para denominar
ciertas manifestaciones literarias producidas en la segunda mitad del siglo XIX en Cataluña y que se
caracteriza por un coloquialismo de base popular y gusto dudoso. Sus seguidores, llamados “xarons” en
catalán, utilizaban la sátira – mitad política mitad literaria – y el lenguaje vulgar en sus obras. Se
contraponía a la literatura culta de las academias y de los Juegos Florales.
49
utilización de rasgos lingüísticos leoneses como elemento de comicidad por parte de
autores que indudablemente estuvieron en contacto con hablantes de los dialectos reales
y tenían conocimientos en mayor o menor medida de los mismos puede entenderse
como una forma de jaronismo. Además, se trataba de una zona geográfica como la
ciudad de Salamanca y su entorno, situada en el sur del dominio asturleonés, en la que
la sustitución lingüística ya llevaba tiempo desarrollándose.
El uso del sayagués como recurso escénico propio de un estadio tardío de pérdida
lingüística demuestra su progresivo retroceso en el uso social. Como ya hemos
apuntado, según algunos estudiosos, los rasgos de estas hablas son un “reflejo”
manifiesto del leonés de la época en las actuales provincias de Zamora y Salamanca,
aun con determinadas particularidades literarias (Menéndez Pidal 1906: 142):
(…) hacen hablar a los rústicos, no como se ha creído, una jerigonza convencional, mezcla de
palabras de varias regiones o de pura invención, sino un reflejo, aunque literatizado, bastante
exacto del bable salmantino de la tierra de Ledesma, donde se conservaban los principales rasgos
del antiguo leonés, como la l- inicial palatalizada (llugar, Ilacerado), la i epentética (empraciar,
mudancia), la l agrupada hecha r (obrigar, igreja 'iglesia', cravellina), abundancia del prefijo
intensivo per- (perlabrado, perentender), etc. (Menéndez Pidal 2005)
Para otros estudiosos doctos en la cuestión, como el profesor ovetense Xulio Viejo,
dentro del género referido pueden encontrarse rasgos imitativos que son exagerados por
los autores para elevar la comicidad de los personajes, si bien algunas obras contienen
indudablemente rasgos de gran valor lingüístico:
50
l’asturiano-lleonés, relegáu sociolóxicamente dende dos sieglos atrás va topar una de los poques
canales d´espresión lliteraria naquellos años: una llinia un tanto aborronada, poco estudiada y
quiciabes abondo incomprendida, que xuntaría les citaes composiciones sayagueses, entá bien
estimaes nel redol universitariu de la Salamanca del XVII (onde se localizaben per aquellos años
ciertos manuscritos requerianos) cola bayurosa tradición de villancicos d’asturianos que miedra en
Madrid y otres capitales castellanes y andaluces, y na que conviven, xunta simples piezuques de
circunstancies nun asturianu puramente imitativu, un carrapiellu de composiciones de cierta
dignidá lliteraria y d’incuestionable autenticidá llingüística. 18 (Viejo 2000 apud Bartolomé Pérez
2007: 359)
De tal manera que es innegable que de estas obras pueden obtenerse algunos datos de
la realidad lingüística leonesa (contrariamente a lo que se creía a comienzos del siglo
XX), particularmente de Salamanca, y que trasladan algunos aspectos de la realidad
lingüística que se vivía en la ciudad del Tormes. La filóloga María Josefa Canellada, al
inicio de la edición de la obra Farsas y Églogas (1976) de Lucas Fernández, se refiere a
él como el mayor representante de este género de la siguiente manera: “Lucas
Fernández transplanta aquella indecisa habla rústica a un clima dialectal vivo, el
leonés. Es el momento de pleno vigor y logro del tantas veces llamado lenguaje y estilo
sayagúes”.
A pesar del nombre con el que se denomina esta tradición, la forma de hablar de los
personajes no se circunscribe a la comarca zamorana de Sayago. Dado que los autores
más conocidos dentro del género nacieron en la actual provincia de Salamanca, es
palmario que algunos de los rasgos que emplean los personajes sean los propios de sus
poblaciones de origen. Asimismo, tal y como afirmó Lamano en su obra El dialecto
vulgar salmantino, contamos con los suficientes datos que nos permiten asegurar que el
término sayagués era el utilizado en la época de los autores para hablar de los villanos
de La Charrería, es decir, la comarca situada en torno a la ciudad de Salamanca. El uso
de la palabra sayagués utilizada como sinónimo de charro cuenta con multitud de
pruebas que nos permiten darlo por cierto.
18
Traducción propia: “El asturiano-leonés, relegado sociológicamente desde dos siglos antes, va a
encontrar uno de los pocos canales de expresión literaria en aquellos años: una línea un tanto borrosa,
poco estudiada y quizás muy incomprendida, que juntaría las citadas composiciones sayaguesas, todavía
bien queridas en el ambiente universitario de la Salamanca del XVII (donde se localizaban por aquellos
años ciertos manuscritos reguerianos) con la profunda tradición de villancicos de asturianos que “medran”
en Madrid y otras capitales castellanas y andaluzas, y en la que conviven, junto con simples piezas de
circunstancias en un asturiano puramente imitativo, un conjunto de composiciones de cierta dignidad
literaria y de incuestionable autenticidad lingüística.”
51
José María Lamano y Beneite, en su obra El dialecto vulgar salmantino, publicado a
principios del siglo XX, asegura que el término “sayagués” es utilizado como análogo
del de “charro”:
Lo que desde luego podemos asentar por cierto—y esto es lo que a nosotros interesa—es que el
rústico, el aldeano salmantino, a quien hoy se llama charro, era conocido por el remoquete de
sayagués. Pruebas de este aserto podían aducirse no pocas. (Lamano 1915: 22)
A continuación establece un número de razones para dar por cierta esta aseveración.
La más importante –y sobre la que hay que hacer mayor hincapié– es la procedencia de
los autores más conocidos del género, ya que todos ellos proceden de aldeas de la actual
provincia de Salamanca, por lo que debían tener constancia de primera mano de cuáles
eran los rasgos dialectales del habla de sus conciudadanos. Lamano expresa su intuición
sobre dónde podría haber pasado tiempo Lucas Fernández (Lamano 1915: 13), dadas las
características de su habla:
He llegado a presumir, si sería más bien religioso que, por algún tiempo, o en varias ocasiones,
fuese a misionar o bien a espaciarse, en las vacaciones del estío, en los pueblos qué en sus
FARSAS cita: Ledesma, Almufía, Val de Villoría, Rubiales, Doñinos, Gontinos, Vico-Nuño,
Navarredonda, Mogarraz en donde es de esperar que oiría diálogos tan salamanquinos como aquel
en que Bras-Gil deslinda su parentela, de alcurnia netamente serrana. (Lamano 1915: 13)
Quede, ya para siempre, bien asentado que el dialecto sayagués, en nuestros escritores, es
sinónimo de lo que hoy diríamos dialecto charro; tomando el todo por la parte. Y aquí el todo es el
dialecto vulgar salmantino. (Lamano 1915: 24)
Asimismo, la profesora Charlotte Stern considera que la lengua del teatro sayagués
corresponde más al leonés hablado en el campo de Salamanca que a la comarca
zamorana de Sayago (Stern 1961: 217-237).
Por tanto, cuando se habla de dialecto sayagués, es preciso advertir que al mismo
tiempo los personajes utilizan rasgos dialectales presentes en las hablas salmantinas de
los siglos XVI y XVI, si bien a menudo estos son dramatizados con el fin de divertir al
público (Lamano 1915: 10). En este sentido, el filólogo salmantino presenta una
posición intermedia entre su consideración del sayagués como reproducción fiel del
habla de los aldeanos y su uso estrictamente burlesco.
52
Uno de los conceptos a los que se precisa hacer referencia en este apartado, puesto
que su conocimiento ayuda a conocer mejor el concepto de diglosia, es el de
estigmatización.
Parece que el uso del término “sayagués” sufrió una evolución pasada la mitad del
siglo XVI, ya que la estigmatización del lenguaje había dado paso a una asociación de
lo sayagués con lo rústico y la procedencia baja, de modo que los personajes de origen
sayagués eran caracterizados por los autores con rasgos de malicia y simpleza. Stern
(1961: 232) establece que “Prior to 1567, the words used to describe rustic speech were
vague, perhaps inadequate adjectives, but free, however, of any specific geographic
19
Traducción propia: “La condena de ciertas variedades de una lengua por parte de un grupo social
mayoritario.” Así aparece recogido en su Diccionario de Lingüística (https://www.uni-
due.de/ELE/LinguisticGlossary.html).
20
Lista adaptada de Bell (1976).
53
association”21. No obstante, a partir de ese año encontramos (incluso en época posterior
a la que fueron compuestas las obras sayaguesas) muchos ejemplos con referencias
geográficas asociadas a modos de vida rústicos referidas a los sayagueses “tan zafios
como son en el vestir lo son también en el lenguaje” (Stern 1961: 226-227).
Así, se produce un cambio semántico en el uso del término sayagués, desde que
Lucas Fernández comenzara a utilizarlo hasta bien avanzado el siglo XVI
Formado este general concepto de la grosería y tosquedad del sayagués, particularmente por la
villanía y rustiquez de su modo de expresarse, nada de extraño tiene que lenguaje sayagués
significase, por aquel entonces, no ya el habla de los moradores de la comarca o roda de Sayago,
sino el de todos los aldeanos de León y de ambas Castillas. (Lamano 1915: 22)
Es un sayagués: para notar a uno de grosero, porque los de Sayago son toscos en tierra y habla, no
por falta de entendimiento que le tienen bueno debajo de la corteza rústica. Por muestra referiré un
dicho de uno, dino de un filósofo: Sayago es a la banda de Zamora y Ledesma. (Correas 1924 s.v.
sayagués)
(…) había venido a Zamora un corregidor nuevo, y paseando en la plaza pasó cerca un sayagués y
no le quitó la caperuza, o por descuido, o porque no le conocía. Al corregidor y alguaciles pareció
desacato y mandóle echar mano. Preguntó el sayagués: «¿Por qué me prenden?». Dijéronle que
porque no quitó la gorra al corregidor, que era mala crianza. Entonces él, vuelto al corregidor, dijo:
«Señor, ¿Vuesa Merced viene a hacer justicia, o a poner crianza?». Pareció tan bien la pregunta,
que le soltaron luego. (Correas 1924, s.v. sayagués)
21
Traducción propia: “Antes de 1567 las palabras usadas para describir el habla de los rústicos eran
vagas, tal vez adjetivos inadecuados. No obstante, estaban exentos de ninguna asociación geográfica.”
54
retratados como insumisos ante la autoridad dictatorial (representada por el sombrero).
Los rústicos sayagueses cumplen la función ideológica de representar a un personaje,
cómico por su idiotismo, que se niega a reverenciar el poder. El aspecto político de
crítica al poder ejercido de forma tiránica es reducido a formas anecdóticas y chistosas
en el caso de las obras sayaguesas, mientras que en los países germánicos adquieren el
rango de épica. Como vemos, las implicaciones de la estigmatización lingüística llegan
a tener significados distintos y el uso del sayagués como paradigma de rusticidad no
está exento de consecuencias.
El Aucto de Repelón presenta algunos rasgos leoneses aún presentes durante el siglo
XX en la comarca de Ledesma, algo que Juan del Enzima logra de manera evidente en
esta obra más que en ninguna otra. Además, Juan del Enzina crea un precedente gracias
a esta obra y funda una escuela cuya principal característica sería el uso de estos rasgos
dialectales.
Cabe reseñar, llegado a este punto, y puesto que la conciencia lingüística es menor
en Salamanca que en cualquier otro punto del Reino de León debido a su temprana
castellanización, que algunos autores eran conscientes del uso de distinto código en la
ciudad universitaria ya en el siglo XVI. En el siguiente extracto de la obra Las
Quinquagenas de la nobleza de España, el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, de
ascendencia asturiana, explica la razón por la que el Reino de León, con Salamanca
como cabeza de la cultura, producía menos escritores y, por tanto, su producción
literaria era menor que la de otros territorios de la Corona, en concreto el Reino de
Toledo:
tomar con la gente cortesana la buena criança de la corte, porque, aunque en la verdad en
Salamanca concurren bivos ingenios, la lengua castellana en el reino de León, donde cae
55
Salamanca, no se habla tan bien como en el reino de Toledo, generalmente; puesto que en Sala-
manca biven e ay muchos cavalleros e gente noble, pero comúnmente y en general no es tal el
romance. (Fernández de Oviedo circa 1550 apud Menéndez Pidal 2005)
El habla rústica sayaguesa, con rasgos dialectales que intentan reproducir o imitar los
dialectos de Sayago, la Tierra de Ledesma y el Campo Charro, transmitió algunas de sus
características a la comedia posterior del siglo XVII, en la que llega a ser puesta en boca
de campesinos procedentes de La Mancha. Mención aparte merece la fabla, muy
extendida entre principios del siglo XVI y principios del XVII, que fue utilizada por
Lope de Vega como recurso caracterizador (Salomón 1985: 142) en sus obras Las
famosas asturianas, El primer rey de Castilla o en Las Batuecas del duque de Alba. El
lenguaje de los batuecos era una jerigonza cuya finalidad era la de ridiculizar a
cualquiera que hablara la lengua rústica de Castilla, un supuesto “protocastellano
hablado seis siglos antes y que los serranos habrían conservado intacto” (García-
Bermejo 2014).
Lamano y Beneite (1915: 16) asegura que en ninguna ocasión tuvo Lope de Vega la
oportunidad de escuchar hablar en dialecto serrano, dados los rasgos artificiales y en
nada correspondientes con la situación lingüística real. Lope de Vega conocía bien la
actual provincia de Salamanca: había vivido en Alba de Tormes, al haberse codeado con
56
la nobleza local, y más adelante visitó Béjar para conocer a la familia ducal. De ahí no
pasó, ni siquiera conoció Miranda del Castañar, que por sus condiciones geográficas
favorables es de mucho más fácil acceso que el aislado valle de la misma comarca. Los
habitantes de Miranda del Castañar no se comunicaban del modo que Lope de Vega
pretendía hacer creer en sus obras, es decir, hay muy pocos rasgos dialectales en la
comedia del autor del Siglo de Oro.
Al final del capítulo XIX de la segunda parte de Don Quijote de La Mancha, Miguel
de Cervantes, por boca de Sancho, lanza un mensaje universal y hace una crítica al
discurso prescriptivo de la élite intelectual castellana de la época:
—No se apunte vuestra merced conmigo —respondió Sancho—, pues sabe que no me he criado en la
corte, ni he estudiado en Salamanca, para saber si añado o quito alguna letra a mis vocablos. Sí, que,
¡válgame Dios!, no hay para qué obligar al sayagués a que hable como el toledano, y toledanos puede
haber que no las corten en el aire en esto del hablar polido.
—Así es —dijo el licenciado—, porque no pueden hablar tan bien los que se crían en las Tenerías y en
Zocodover como los que se pasean casi todo el día por el claustro de la Iglesia Mayor, y todos son
toledanos. El lenguaje puro, el propio, el elegante y claro, está en los discretos cortesanos,
aunque hayan nacido en Majalahonda: dije discretos porque hay muchos que no lo son, y la discreción es
la gramática del buen lenguaje, que se acompaña con el uso. Yo, señores, por mis pecados, he estudiado
cánones en Salamanca, y pícome algún tanto de decir mi razón con palabras claras, llanas y significantes.
(Cervantes 1609)
57
No obstante, Cervantes aporta una mayor significación al personaje cómico cuyo
discurso es tan importante como el del protagonista: “Sancho, en definitiva (…) no es
más que un arquetipo folklórico, el de tonto-listo o el de necio-astuto” (1997: 53).
58
aceleró el proceso, frente a los lugares donde aún se conserva –esencialmente la
comarca de Sanabria– donde la estigmatización está más presente debido precisamente
a su mayor conservación:
la población de Sayago ye la que, en mayor midida y con relevancia estadística, afita’l valir
cultural de la llingua tradicional de la so rodalada. Convién nun escaecer, nesti sen y pa interpretar
correutamente esti datu, que Sayago yera la comarca onde’l nome de la fala tradicional recibía la
mayor puntuación cola respuesta ‘castellán’ (cuasi’l 64%) y que, per otru llau, Sayago ye, de toles
consideraes, la comarca onde la llingua hestórica namái se caltién güei nun nivel residual.
Otramiente, ye posible que l’estigma llingüísticu de quien fala una llingua minoritaria faiga actu de
presencia, pues siendo Senabria la fastera onde la llingua tradicional se caltién con más puxu ufre
un valor más baxu que’l de les otres comarques. (González Riaño y García Arias 2010 apud
Salgado 2015: 785-786)22
La forma dialectal sucumbe bajo el rasero de una cultura general, creada en ínfimo nivel por la
prensa periódica; el bello y castizo dialecto leonés, al menos lo que queda de él entre los charros
de las Uces, Valsalabroso, Cabeza del Caballo, Cerezal de Peñahorcada, El Rebollar, Peñaparda y
otros pocos pueblos más, no sirve ya de forma expresiva a la nueva literatura. (Maldonado 1924:
158)
22
Traducción propia: “La población de Sayago es la que, en mayor medida y con relevancia estadística,
apoya el valor cultural de la lengua tradicional de su territorio. Conviene no olvidar, en este sentido y para
interpretar correctamente este dato, que Sayago era la comarca donde el nombre del habla tradicional
recibía la mayor puntuación con la respuesta “castellano” (casi el 64%) y que, por otro lado, Sayago es,
de todas las consideradas, la comarca donde la lengua histórica solo se mantiene hoy en un nivel residual.
De otro modo, es posible que el estigma lingüístico de quien habla una lengua minoritaria haga acto de
presencia, pues siendo Sanabria la zona donde la lengua tradicional se mantiene con más fuerza ofrece un
valor más bajo que el de las otras comarcas.”
59
CAPÍTULO IV: CUESTIONES IDEOLÓGICAS EN TORNO A LA PÉRDIDA
DEL LEONÉS
Borrego Nieto (2010 [1996]: 139) afirma que, en su área de mayor conservación, el
leonés “se percibe como un código distinto, capaz de alternar con el castellano en una
especie de juego diglósico”. No sorprende, pues, que el discurso metalingüístico sobre
60
el leonés presente características existentes en otras partes del mundo con respecto al
code-switching o alternancia de códigos. Woolard y Schieffelin (1994: 63) argumentan
que: “Language mixing, codeswitching, and creoles are often evaluated as indicating
less than full linguistic capabilities”23 y Edwards (1995: 78) establece que “attitudes
towards code-switching are often negative, particularly on the part of monolinguals who
are sometimes inclined to dismiss it as gibberish”24. Romaine (1985: 5) argumenta que
“in practically all the communities where switching and mixing of languages occurs it is
stigmatized”.25
Una de las razones que subyace a la percepción negativa que se tiene de variedades
alejadas del estándar es la existencia de lo que el sociolingüista José del Valle (2000:
119) ha denominado la “cultura monoglósica”, que pivota alrededor de dos ideas
centrales: el principio de la gramática focalizada y el principio de convergencia. El autor
define el principio de gramática focalizada como “the assumption that people's
linguistic behaviour tends to become homogenous over time through pressure from the
dominant norm of the community” 26(2000: 119). La gente se puede comunicar porque
comparte una gramática, por tanto pueden comunicarse en una “lengua”, como el
español o el catalán, pero no en leonés, que, al estar degradado al rango de habla por
carecer de una norma, es incapaz de servir a las necesidades de la comunicación
moderna. En el discurso dominante de la ciencia lingüística española a menudo se
afirma que el leonés no es una lengua, sino un conjunto de hablas o dialectos, dado que
carece de una norma fija y presenta una gran fragmentación. La ausencia de una
gramática focalizada lleva a la misma negación de la existencia de la lengua como
podemos apreciar, no sin cierta sorna, en la obra Cómo el castellano se convirtió en
español cuando los autores expresan que “esa lengua leonesa nos resulta, de momento,
un verdadero misterio a los autores de este trabajo” (Gutiérrez Cuadrado y Pascual
1995: 322).
23
Traducción propia: “A menudo se considera que la mezcla de lenguas, la alternancia de código y el uso
de lenguas criollas indican una menor competencia lingüística”.
24
Traducción propia: “La actitud hacia la alternancia de códigos a menudo es negativa, particularmente
por parte de los monolingües, proclives a considerarlo una jerigonza”.
25
Traducción propia: “En prácticamente todas las comunidades donde se produce mezcla y alternancia de
códigos su empleo está estigmatizado”.
26
Traducción propia: “la asunción de que lo que caracteriza lingüísticamente tanto a un individuo como a
una comunidad es la posesión de una gramática bien definida y relativamente estable”.
61
El principio de gramática focalizada se refuerza debido a la visión nacionalista de la
lengua como componente central en la construcción de una nación y por la capacidad de
los lingüistas de “define their object, language, in terms of regular patterns and internal
systematicity”27 (Del Valle 2000: 119). Utilizando un argumento similar, la
sociolingüista sueca Maria Wingstedt concluye que las ideas lingüísticas sobre la lengua
como un sistema estable y cerrado y la existencia de comunidades de habla homogénea
hace difícil concebir una mezcla de sistemas. El bilingüismo perfecto es, según esta
consideración, “often seen as two fully monolingual separate systems” 28
(Wingstedt
1998: 33). En la primera mitad del siglo XX, el lingüista salmantino Antonio Llorente y
Maldonado, en su obra Estudio sobre el habla de La Ribera, se refería así al
bilingüismo de los niños de la comarca salmantina de las Arribes y a la conciencia en el
uso de dos códigos diferentes:
Y se da el caso curioso de que los niños de la escuela se pueden considerar como bilingües, desde
el momento en que, hablando corrientemente en castellano bastante correcto, aunque pronunciado
con la peculiar fonética riberana, pueden, si quieren, hablar dialectalmente, remedando a los
rústicos o a sus propios abuelos, de cuya parla se mofan, pero la cual conocen perfectamente.
(Maldonado 1947:20)
El principio de convergencia, según Del Valle (2000: 120), es “the assumption that
people's linguistic behavior tends to become homogeneous over time through pressure
from the dominant norm of the community”.29 Esta asunción, que es crucial tanto para
la teoría del nacionalismo como para la historiografía de lenguas individuales, ha
influido en el discurso metalingüístico sobre las comunidades bilingües, extendiendo la
27
Traducción propia: “definir el objeto, la lengua, en términos de patrones regulares y sistematicidad
interna”.
28
Traducción propia: “a menudo visto como dos sistemas monolingües separados”.
29
Traducción propia: “La asunción de que el comportamiento lingüístico de la gente tiende a ser
homogéneo con el paso del tiempo a través de la presión ejercida por la norma dominante de la
comunidad”.
62
percepción de que son artificiales y, por tanto, transitorias, al tiempo que sufren un
proceso de eliminación de variedades y consiguiente convergencia en la gramática
focalizada dominante. En la ideología lingüística dominante en España una
manifestación de este principio de convergencia es la bien asentada idea de que el
leonés fue sustituido por el castellano en un proceso exento de conflicto gracias a la
preponderancia política de Castilla, en una tendencia convergente “como la que llevó a
que se fundieran el castellano y el leonés en una misma lengua” (Gutiérrez Cuadrado y
Pascual 1995: 320). De nuevo, Juan Gutiérrez Cuadrado y José Antonio Pascual en su
obra De cómo el castellano se convirtió en español nos proporcionan varios ejemplos
claros del principio de convergencia:
A un lector actual puede hacérsele cuesta arriba aceptar lo que nos muestran los datos: que la
preponderancia política de un reino como el de Castilla y el prestigio de su lengua en campos
como el jurídico o el literario, puedan haber originado su adopción por quienes hablaban otra
variedad lingüística, sin que deba verse en ello una imposición directa, desde el poder del Estado,
de la modalidad que terminó siendo vencedora. (Gutiérrez Cuadrado y Pascual 1995: 146)
Una de las características del nacionalismo lingüístico consiste en ocultar los aspectos sociales,
políticos y económicos de la evolución lingüística para presentarlos como aspectos
intralingüísticos naturales, típicos de los procesos habituales de cambio lingüístico. De esa manera,
la superioridad política o económica se lleva al terreno de la superioridad estrictamente lingüística.
Por ello, si una comunidad abandona su lengua por la de una comunidad política, económica o
demográficamente superior, la ideología nacionalista de esa comunidad se encargará de insistir en
que esto es así porque la lengua que se abandona es inferior, está menos adaptada o es menos
flexible lingüísticamente que la lengua que se adopta. (Moreno Cabrera 2008: 42)
63
Las variedades no codificadas son consideradas, en cambio, como inherentemente
inferiores a las lenguas “reales”, mientras que las hablas de transición no se consideran
aptas para la codificación, dado que se perciben como carentes de claridad y
autenticidad y, por ende, proclives a la distorsión, ya que no representan claramente a
una comunidad de lengua.
José del Valle hace una crítica a la cultura monoglósica y recalca la posibilidad de
una relación flexible y plural entre variedades lingüísticas en el proceso de elaboración
de una identidad nacional. En el estudio que hizo Alexandra Jaffe (1999) del caso de la
isla de Córcega describió la problemática que genera la fragmentación dialectal a la
hora de elaborar una planificación lingüística:
We can see that dominant ideologies of language establish “unity” as an important criterion of
linguistic legitimacy. “Unity” is entailed by the essentialist bias of such ideologies, in which “one”
languages embodies “one” culture. From this perspective, the diversity which figures largely in the
way that Corsicans experience and conceive of “speaking Corsican” is defined as a problem. 30
(Jaffe, 1999: 146)
30
Traducción propia: “Vemos que las ideologías lingüísticas dominantes establecen la “unidad” como
criterio de legitimidad lingüística. Esta “unidad” conlleva un sesgo esencialista propio de estas ideologías,
para las cuales “una” lengua encarna “una” cultura. Desde este punto de vista, la diversidad que
representa la manera en que los corsos viven y conciben “hablar corso” es vista como un problema”.
31
Traducción propia: “elaborar una lengua saussureana a partir de un uso actual significaría trazar un
corso mítico reconstituido”.
64
En el caso de León, dada la fragmención dialectal que presenta su territorio, se puede
hacer referencia al concepto de polinomia descrito por Jaffe a través del corso, también
muy fragmentado dialectalmente. Un acercamiento más detallado a las concomitancias
que presentan los casos corso y leonés plantea cuestiones fundamentales sobre cómo se
debe proteger una lengua minoritaria y la manera en que los contextos culturales,
políticos e ideológicos condicionan el éxito o fracaso de esa planificación lingüística. El
siguiente análisis pretende demostrar que la influencia de la ideología lingüística
hegemónica no afecta solo a los hablantes de las lenguas minoritarias, sino también a
los encargados de desarrollar planes de protección de lenguas minoritarias.
El primer intento que hubo de establecer una norma estándar para el leonés fue por
parte de la organización juvenil de UPL –Conceyu Xoven– cuyo líder, Abel Pardo, ex
concejal de Cultura del Ayuntamiento de León, elaboró una grafía propia que fue
criticada de forma prácticamente unánime por la comunidad académica32. El conato de
elaboración de un estándar por parte de Conceyu Xoven (cuyos objetivos eran legitimar
sus aspiraciones políticas e identitarias) entra dentro de la ideología monoglósica
descrita por Del Valle. Asimismo, la descripción de la situación en las provincias
leonesas realizada por los expertos hasta el momento estaba claramente influida por el
principio de convergencia que establece, en la línea de este planteamiento, que las
condiciones políticas y económicas actuales hacen proclive la convergencia hacia el
español. Se asume, así, que el patrón que inevitablemente seguirán las variantes
leonesas será el de converger hacia la norma estándar y que lo único que puede frenar
esta tendencia hacia la convergencia es una transformación radical, lo cual implica
situar al leonés en una posición de mayor prestigio. No obstante, dado el carácter
fragmentado que presenta el asturleonés al sur de la Cordillera Cantábrica y la dificultad
de elaborar un estándar debido a la falta de apoyo institucional y a la distancia física
entre las distintas comunidades de habla –y su consiguiente falta de contacto–, no
parece conveniente establecer unas políticas lingüísticas de carácter monoglósico en
una zona de marcada naturaleza heteroglósica33.
32
Profesores de Universidad desautorizan el leonés de Abel Pardo:
(http://www.diariodeleon.es/noticias/afondo/profesores-universidad-desautorizan-leones-abel-
pardo_489464.html).
33
En la línea del planteamiento de Jaffe, podemos afirmar que el territorio leonés tiene carácter
heteroglósico: por una parte, la mayor parte de la población de habla española; por otra parte, la
comunidad hablante de pal.luezu localizada esencialmente en las comarcas de Laciana y Bierzo Alto, la
65
Como arguyó la estadounidense Woolard (1998: 17), “lack of distinct language can
cast doubt on the legitimacy of a group’s claim to nationhood”. 34
Podemos apreciar
cómo el principio de gramática focalizada contribuye a condicionar el discurso
lingüístico. Asimismo, el principio de gramática focalizada influyó claramente en los
planteamientos de la elaboración de una norma, ya que la existencia de una gramática
focalizada leonesa, es decir, una lengua estándar bien definida y estable, fue vista como
una condición sine qua non para la supervivencia de la identidad leonesa y para
justificar la reivindicación de esta organización nacionalista y de sus plataformas
satélite. Sin embargo, la norma elaborada por Conceyu Xoven se apoyaba sobre una
base de asturiano normativo, a cuya matriz se añadieron algunos elementos del leonés
occidental así como hiperasturianismos que con toda probabilidad nunca fueron
utilizados por los hablantes patrimoniales leoneses. Esta ortografía estaba “reformada
arbitrariamente, llena de errores y (sic) interferencias morfológicas y sintácticas del
castellano” (García Gil 2008: 31), lo cual repercutiría en su evolución posterior.
Asimismo, al utilizar marcas gráficas arbitrarias (diéresis en llïones y ge/gi en gerra o
gitarra) e hiperasturianismos (infracardama, lligazón) su legitimidad se vio mermada
ante la comunidad filológica y la caída política de su principal referente acabó por
terminar con ella. Una abstracción identitaria con una norma diferencialista que se
alejaba mucho de los rasgos de las hablas tradicionales aún vivas y que la alejaba aún
más de la base social hablante de leonés.
comunidad hablante de cabreirés y la reducida comunidad que aún mantiene carácter diglósico en la
comarca zamorana de Sanabria. A estas se puede añadir la comunidad de neofalantes localizada
esencialmente en la ciudad de León y generalmente vinculada al activismo político.
34
Traducción propia: “la ausencia de una lengua distinta puede sembrar dudas sobre la legitimidad del
concepto de nación reivindicado por un grupo determinado”.
66
lingüística de las comunidades de habla leonesas, en la medida en que fracasó en
reconocer la coexistencia de varias normas dialectales y debido a que se hizo una
interpretación errónea sobre las actitudes sociolingüísticas que muestran los hablantes
hacia la lengua patrimonial, además del enconamiento de las posturas en el subsiguiente
debate ideológico-lingüístico.
Por otra parte, la asociación cultural Faceira, surgida en 2011, (también otras, como
El Teixu, La Caleya o Furmientu, esta última restringida al ámbito provincial
zamorano) ha procurado mantener una posición polinómica respecto del leonés, la idea
de “unidad en la diversidad” descrita por Jaffe, con el fin de proteger los distintos
dialectos (cabreirés, pal.luezu, senabrés, etc.) en sus respectivas comarcas. La actividad
de esta asociación, no exenta de conflicto con otros grupos locales por defender esta
postura, defiende la unidad del dominio lingüístico y ha optado por utilizar la norma de
la Academia de la Llingua Asturiana para escribir en los distintos dialectos del leonés.
La asociación Faceira no niega la posibilidad de establecer una lengua “saussureana” en
el futuro, pero su postura es la de defender una polinomia leonesa no jerárquica cuyo fin
primordial es la conservación de las hablas vivas. Así aparece recogido en la guía
gramatical Xurdir, editada por la asociación Faceira y en la que colaboraron los
lingüistas Fernando Álvarez- Balbuena y Héctor García Gil:
Establecido el marco teórico inicial sobre el que operan las ideas lingüísticas y que
establece un eje ideología-lengua, a continuación pasaremos a definir una ideología
lingüística concreta, la cual es hegemónica en la cuenca del Duero y en todo el dominio
lingüístico asturleonés: el nacionalismo lingüístico español. Según Del Valle, son tres
35
Introducción de Xurdir, guía gramatical del leonés (2012).
67
los elementos que forman la estructura conceptual del nacionalismo lingüístico español:
la identidad grupal, la lengua común y el territorio.
Ideología según la cual el español es una lengua superior a los demás idiomas con los que convive
o ha convivido. En esa superioridad radica la razón de su imparable expansión tanto dentro de la
Península ibérica como allende los mares. Según esta ideología, el castellano fue visto desde el
principio, por razón de esa superioridad, como una lengua especialmente ventajosa para la
comunicación y el entendimiento mutuo así como para todo tipo de actividades jurídicas, políticas
y económicas. Todo ello supuso su adopción libre y muchas veces entusiasta como lengua común
en España por parte de las comunidades que reconocen como propia una lengua diferente del
español. En este momento, según esta ideología, ese carácter superior la convierte en una de las
lenguas que más crece internacionalmente en la actualidad y quizás la única que pueda hacer
sombra a la otra lengua internacional de gran pujanza: el inglés. (Moreno Cabrera 2010: 8)
Moreno Cabrera establece una serie de axiomas y mitos condicionados por la falsa
dicotomía entre lengua común y lengua propia, que en este trabajo presentaremos en
diferente orden al que utiliza el profesor con el fin de mostrarlos con mayor claridad y
estableceremos un orden jerárquico en relación a su relevancia en la percepción que
tienen los hablantes –y no hablantes– del leonés. Además, para ejemplificar cada uno de
estos axiomas en clave leonesa recurriremos a casos prácticos, ordenados
cronológicamente, obtenidos de la lectura de literatura científica y de prensa histórica, y
de la observación de debates mediáticos y casos cotidianos.
68
demostrada por el conjunto de los casos, fue de empleo de las lenguas vernáculas en actividades
domésticas y de ámbito restringido y aceptación del castellano para la comunicación general,
como lengua de prestigio. (Marcos Marín 1994 apud Moreno Cabrera 2010: 30)
Nunca fue la nuestra lengua de imposición, sino de encuentro; a nadie se le obligó nunca a hablar
en castellano: fueron los pueblos más diversos quienes hicieron suyos por voluntad libérrima, el
idioma de Cervantes.36
36
Hemeroteca ABC, 24/04/2001 (http://www.abc.es/hemeroteca/historico-24-04-2001/abc/Cultura/el-
idioma-de-cervantes-nunca-fue-una-lengua-de-imposicion-sino-de-encuentro_26646.html#).
69
atemporales que acontecen en estas historias. Se aprecian similitudes con lo que sufrió
Fray Luis de León por su actitud subversiva al intentar trasladar el Cantar de los
Cantares al romance, producto de la influencia humanista imperante. Dantín justificaba
su empresa así ante las autoridades eclesiásticas, cuyo fin no era otro que el de:
(…) llamar la atención de los labriegos de esta región sobre las enseñanzas que nos transmiten las
parábolas; hacerlo en su propio lenguaje seguro que les conmovería de una forma que ni el latín ni
el castellano logran por su formalismo, rigidez y lejanía de la auténtica expresión popular de estas
humildes gentes, pues, en definitiva, las parábolas sirvieron, y deberían de seguir sirviendo, para
explicar fácilmente y de forma cercana importantes cuestiones morales.37
Absorbida durante los últimos siglos, nuestra vida local, como la de las demás regiones, por poder
central de la Nación, era indispensable educar a los jóvenes que aspirasen a sobresalir del pueblo
bajo, enseñándoles ante todo a olvidar y aborrecer un Dialecto que era objeto de las burlas de
nuestra sociedad culta.
Queda patente el papel que desempeña, según Álvarez Bardón, el “poder central de
la Nación” en la desaparición de lenguas minoritarias en el incipiente proceso de
construcción nacional decimonónico. Según el Plan general de Instrucción Pública de
1836 “la lengua nacional es la única de que se hará uso en las explicaciones y libros de
texto”38, aunque en determinados casos, dadas las distintas realidades socioeconómicas
y lingüísticas presentes en España (en 1887 la tasa de analfabetismo en España entre los
mayores de 10 años era del 65%)39, era del todo imposible aplicarlo y se hacía
ineludible adecuarlo al contexto diglósico. Así, Álvarez Bardón continúa en el mismo
artículo refiriéndose al poder de la institución educativa y a la influencia de los maestros
en la pérdida de las hablas locales, quienes utilizaban el castigo físico para evitar su uso
en el aula:
37
Biblioteca olvidada. Las parábolas de Dantín, 29/1/2012. El Diario de León.
38
Orígenes de los conflictos lingüísticos en el Reino de España, 23/02/2014. Sin Permiso.
39
Ídem.
70
Esta necesidad me proporcionó los primeros disgustos tan pronto el maestro puesto en mis manos
el silabario pues, cuando acaba de oír decir a mis camaradas decir “trujo”, me hacía saber el
maestro con la palmeta, que había que decir –trajo– (…) me formaba el lío natural en mis
escasos años. (Álvarez Bardón 1955 [1910]: 139)
40
Palabras prohibidas del Páramo, 9/3/2003. El Diario de León.
71
Otra de las bases del nacionalismo lingüístico español radica en hacer un uso
efectista de los primeros testimonios del castellano. Esto se consigue inculcando la idea
de que el castellano es la primera lengua romance que aparece por escrito a través de
una utilización proselitista de los aparatos ideológicos del Estado (prensa, instituciones
educativas, etc.). De tal modo que se ha hecho un uso totalmente politizado de las
fuentes documentales, como las Glosas Emilianenses, al intentar presentar la lengua
utilizada en ellas como la primera que aparece en documentos escritos, puesto que esto
en el imaginario del nacionalismo lingüístico otorga autoridad y prestigio a la variedad
lingüística cuya categoría se pretende elevar: la lengua común. Según este
planteamiento, es imprescindible justificar a través de la historiografía la preeminencia
de la lengua nacional.
Del mismo modo, la Nodizia de Kesos, documento que sirvió como inventario de
quesos redactado por el despensero del monasterio de Rozuela, suscitó una notable
polémica en el año 2008 debido a la utilización política que se hizo de ella. La prensa se
hizo eco de la polémica, ya que la nueva datación arrebataba a las Glosas Emilianenses
la condición de primer testimonio escrito del castellano. El siguiente párrafo está
extraído de la página web de Fundéu, Fundación del Español Urgente:
(…) en días recientes el documento ha despertado un gran interés debido a que se considera muy
cercana la posibilidad de que sea aceptado como el primer texto escrito en castellano, toda vez que
el ayuntamiento de Chozas ha retomado los intentos para su reconocimiento y que, así, se conceda
a La Rozuela (sic) el título de «cuna del castellano», que aún ostenta San Millán de la Cogolla. 41
Según la tesis de José del Valle, otro de los pilares sobre el que se sustenta el
nacionalismo lingüístico es el de la rentabilidad: la demostración de que la Nodicia de
Kesos es el primer testimonio escrito en castellano legitimaría la inclusión de la
localidad de Chozas de Abajo en el Camino de la Lengua Española, proporcionando
considerables beneficios económicos al municipio al que pertenece. Fechar el
documento fue un tema controvertido puesto que, según la misma fuente:
El documento ha sido fechado en el año 959, lo que supondría que fue redactado 18 años antes que
las Glosas, un manuscrito encontrado en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja,
que data del año 977 y que hasta ahora es considerado como el documento más antiguo escrito en
lengua castellana.42
41
Fundéu, Fundación del Español Urgente (http://www.fundeu.es/noticia/el-texto-mas-antiguo-escrito-
en-espanol-nodicia-de-kesos-fechado-en-el-ano-959-es-18-anos-anterior-a-las-glosas-emilianeses-hasta-
ahora-oficialmente-el-primero-en-nuestra-lengua-1719/).
42
Ídem.
72
Según el director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Gonzalo Santonja,
la Nodicia de Kesos puede considerarse el primer texto es castellano, lo cual evidencia
el propósito político que de ella se hace, utilizando como argumento la gran
indiferenciación que existía en el siglo X entre las distintas lenguas romances. 43
Por tanto, se pueden apreciar los objetivos no explícitos que tanto el Instituto
Castellano y Leonés de la Lengua como la Fundación Villalar –ambas fundaciones
privadas dependientes de la Junta y creadas con escaso tiempo de diferencia– tienen
marcados. En el caso de esta última son manifiestamente unificadores y establecidos
con el fin de mantener el statu quo autonómico, ya que el objetivo fundacional es
“acrecentar el sentido de pertenencia de castellanos y leoneses a una Comunidad
Autónoma con identidad propia en el marco de su Estatuto de Autonomía” y que según
su actual directora, la Presidenta de las Cortes Silvia Clemente, esto se hace a través de
“la identificación de los ciudadanos con los valores esenciales de la Comunidad como
son la lengua castellana 45(…)”.
El fin último es diáfano, como así queda recogido en el preámbulo del Estatuto de
Autonomía de Castilla y León. Se trata de una instrumentalización política del
castellano en aras del mantenimiento del statu quo utilizando como prueba irrefutable el
supuesto origen de la lengua en la cuenca del Duero, al tiempo que se difuminan los
límites entre los dos dominios lingüísticos presentes en este ámbito geográfico:
43
Es llamativo, cuando menos, que el titular de la misma noticia sea “Decir que la Nodicia de Kesos está
escrita en leonés es acientífico” (http://www.diariodeleon.es/noticias/afondo/decir-nodicia-kesos-escrita-
leones-es-acientifico_399797.html).
44
Instituto Castello y Leonés de la Lengua (http://www.ilcyl.com/quienes-somos/).
45
Europa Press (http://www.europapress.es/castilla-y-leon/noticia-fundacion-villalar-impulsara-
vinculacion-ciudadanos-nueve-provincias-valores-comunidad-20150728145155.html).
73
Con anterioridad se registran las huellas más primitivas del castellano: las pizarras visigodas de
Ávila y Salamanca atestiguan la preformación de su estructura sintáctica y los primeros
testimonios escritos aparecen en el Becerro Gótico de Valpuesta (Burgos) y en la Nodicia de
Kesos del Monasterio Leonés de los Santos Justo y Pastor de Rozuela (León). 46
Podría alegarse, con razón, que lo que las circunstancias políticas han convertido en una sola
entidad administrativa es un conglomerado heterogéneo de territorios que lo son también desde el
punto de vista lingüístico. (Borrego Nieto 2001)
Un estudio no muy detenido del léxico recogido en el Atlas Lingüístico de Castilla y León lleva a
establecer inequívocamente la personalidad del área vertical formada por las provincias de León,
Zamora y Salamanca —o al menos, el cuadrante noroccidental de esta provincia—, delimitación
reforzada por las isoglosas de algún otro fenómeno no estrictamente léxico, como los restos de f-
inicial conservada y los sistemas no etimológicos de pronombres. (Borrego Nieto 2001)
(…) han puesto en evidencia cómo los vínculos políticos entre las nueve provincias que integran
la comunidad castellano-leonesa prosperan, al margen de la unidad idiomática, en dos
regiones que poco tienen que ver entre ellas desde el punto de vista lingüístico. Las tres
provincias leonesas mantienen su identidad dialectal y conservan restos de lo que fue el
antiguo asturleonés. (Montero 2004: 205)
Los profesores Juan Gutiérrez Cuadrado y José Antonio Pascual (1995: 322)
argumentaban en su obra mencionada anteriormente que “las lenguas son inocentes de
lo que ocurre en la realidad en que se emplean e irresponsables por el uso que puedan
hacer de ellas sus hablantes”. Hecho a todas luces innegable, como podemos apreciar.
No cabe duda de que la lengua es utilizada como argumento nuclear de diversos
movimientos identitarios periféricos, esta era la postura del teórico político noruego
46
Preámbulo del Estatuto de Autonomía de Castilla y León.
74
Stein Rokkan: “While language is only one of several expressions of identity, it is the
most pervasive and obvious stigma of distinctiveness” (Flora, Kunhle y Urwin 199:
171).
Esclarecidos los motivos que pudieron suscitar la mediática polémica, habida cuenta
del origen geográfico del inventario, del nacimiento posterior en el mismo entorno de
una lengua leonesa utilizada en documentación medieval –estudiada por diversos
autores (Morala 2008)– y del empleo de vocablos de raigambre claramente leonesa
(bacillare-vacilar), la pretensión de intentar adjudicar al castellano el origen de la
Nodicia de Kesos resta legitimidad al trabajo de los lingüistas por tratarse de una teoría
implausible. Así lo expresó José Ramón Morala en una entrevista realizada en el año
2016 sobre la Nodizia de Kesos: “Se ha adjudicado al castellano. No lo es. Ni por
nacencia, es un documento escrito en Ardón, ni lo es tampoco por el tipo de lengua”.47
También se pronunció al respecto Fernando Álvarez-Balbuena en una entrevista
concedida al Diario de León: “Es una barbaridad histórica decir que Rozuela fue cuna
47
Llionés, la llingua llionesa. Documental disponible en YouTube:
(https://www.youtube.com/watch?v=S5qO311K7_Q).
75
del castellano”.48 Además, el lingüista asturiano deja patente el carácter ideológico de
esta postura:
Como vemos, el mito del abolengo documental descrito por Moreno Cabrera posee
unas claras connotaciones ideológicas y no hace sino contribuir a la invisibilización y
negación de la existencia del leonés por parte del discurso hegemónico, en el que se
entremezclan componentes políticos y lingüísticos.
Según este planteamiento, el castellano contaba con una serie de características que
facilitaba su adquisición por parte de los hablantes de lenguas vecinas. Se trataba de una
lengua más fácil, regular y accesible. El sistema simple de cinco vocales del castellano
moderno ha posibilitado en gran medida su extensión. Debido a la incuestionable talla
científica de Menéndez Pidal, que fue quien popularizó esta idea sobre las ventajas del
sistema vocálico castellano durante sus años de trabajo, un número considerable de
académicos, filólogos y lingüistas continúa propagando estas ideas. Reproducimos a
continuación una cita del académico Gregorio Salvador:
No me importa decir que buena parte del éxito del castellano hay que atribuírselo a sus cinco
vocales netamente diferenciadas, el sistema vocálico más perfecto de los posibles, sin vocales
mixtas ni intermedias, sin sensibles diferencias en su intensidad. (Salvador 1989 apud Moreno
Cabrera 2010: 11)
48
Diario de León, 24/08/2008 (http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/es-barbaridad-historica-decir-
rozuela-fue-cuna-castellano_402688.html).
49
Ídem.
76
En otras ocasiones Castilla no sigue un rumbo lingüístico diverso de los otros territorios vecinos,
pero observamos que en ella la evolución está más adelantada. [...] Castilla muestra un gusto
acústico más certero, escogiendo desde muy temprano, y con más decidida iniciativa, las formas
más eufónicas. (Menéndez Pidal 1950 apud Moreno Cabrera 2010: 9)
Hay que tener bien presente que la idea preponderante de Pidal es la reivindicación
constante del papel hegemónico de Castilla en la constitución del español. Para entender
la importancia de los estudios pidalianos hay que apreciar tanto la vasta obra lingüística
como el contexto sociocultural en la que se desarrolla. Menéndez Pidal consideraba que
era posible utilizar la filología para demostrar la existencia de la identidad espiritual y
lingüística española, así como la grandeza e indivisibilidad de la nación (Del Valle
2002). Esta corriente forma parte, junto con el resto de representantes de la generación
del 98, del deseo de atribuir a Castilla mayor relevancia que al resto de reinos en la
construcción de España. Se trata de una visión castellanocéntrica que ha tenido gran
impacto en el imaginario colectivo español y, por ende, en la importancia que han
tenido el resto de dialectos en la formación del español y la estima que los hablantes
albergan hacia las variedades vernáculas leonesas. No obstante, el hecho de que
participe de una ideología de carácter nacionalista no significa que forme parte de un
movimiento nacionalista concreto sino que es consecuencia del relato liberal dominante
en la época y que forma parte del clima intelectual y de la participación activa en
instituciones como el Centro de Estudios Históricos, la Real Academia o la Academia
de la Historia, los cuales desarrollaron el relato posterior que aquí describimos. Todo
ello condicionó a su vez su concepción de la lengua, determinó su posición social como
77
intelectual adecuado para establecer una lengua estándar y defender la lengua nacional,
a la que se refirió en su obra La unidad del idioma como “una de las más grandiosas
construcciones humanas que ha visto la historia” (Menéndez Pidal 1944 apud Del Valle
2002).
Los errores que cometió Pidal tienen su raíz en las ambiente educativo en el que se
crió y en los debates intelectuales que condicionaron su tiempo, en los que predominaba
la idea de definir a España y su sociedad. Cada vez es posible encontrar un mayor
número de críticas al planteamiento de Menéndez Pidal en lingüistas contemporáneos
de renombre, como es el caso de la académica Inés Fernández-Ordoñez:
Cada vez hay más pruebas de que esta expansión castellana no fue un proceso tan simple como el
supuesto por Menéndez Pidal, que dependía en exceso de sus deseos de conferir a Castilla un papel
hegemónico y director y que erigió su hipótesis solo en datos fonéticos. (Fernández-Ordóñez 2009:
8)
78
constituido por una base castellana a la que el influjo leonés y aragonés hizo que estas
últimas acabaran fusionadas con él, como así estableció en su obra Historia de la lengua
(Fernández Ordoñez 2009).
A través de los medios del aparato ideológico del estado nacional, esto es,
principalmente instituciones educativas, la ideología nacionalista logra alcanzar la
homogeneización de la comunidad lingüística. La estandarización impone una variedad
a la sociedad, lo cual no responde a un proceso natural de adopción:
National languages are therefore almost always semi-artificial constructs and occasionally, like
modern Hebrew, virtually invented. They are the opposite of what nationalist mythology supposes
79
them to be, namely the primordial foundations of national culture and the matrices of the national
mind. (Hobsbawm 1990 apud Del Valle 2002)50
Algunos de esos hablantes bilingües son quienes proponen, al referirse al idioma nacional español,
volver a la denominación más antigua que tuvo la lengua, castellano, entendido como Lengua de
Castilla. Peligrosa trampa político-lingüística, para igualar los diferentes idiomas o lenguas
autóctonas y ponerlas en el mismo nivel que el del idioma nacional común, lo cual no es
razonable. (Lamela 2008 apud Moreno Cabrera 2010: 11)
En la cita de Lamela vemos cómo esta idea de lengua común se contrapone al de las
lenguas autóctonas utilizadas por determinados proyectos regionalistas o nacionalistas
periféricos. Así se determina, a través del proceso de legitimación del estándar, que la
lengua nacional en ningún caso puede ser equiparada a las demás lenguas del estado. Se
trata de una concepción muy ideologizada de la lengua. En el proceso de conversión de
castellano a español, siguiendo el hilo de razonamiento del mito, la lengua adquirió unas
características que la superpuso necesariamente sobre las demás y, al mismo tiempo, el
resto de hablas o dialectos se convirtieron en variedades vulgares dependientes del
español, ya que el español se sirvió del leonés y del aragonés en su proceso de
expansión para alcanzar el rango que actualmente disfruta.
50
Traducción propia: “Por tanto, las lenguas nacionales son casi siempre constructos semiartificiales y en
ocasiones, como en el caso del hebreo moderno, prácticamente inventadas. Son lo contrario de lo que la
mitología nacionalista pretende que sean, es decir, los cimientos fundacionales de la cultura nacional y la
matriz del espíritu nacional”.
80
A veces también se afirma que el leonés ha desaparecido por completo, a través de
un proceso de convergencia, absorbido por el español. Según esta idea, utilizando
únicamente documentación escrita, la pérdida del leonés es prácticamente absoluta ya
en el siglo XIII, lo cual entra en contradicción con lo documentado por diferentes
autores (Morala 2008: 130) y se desdeña la presencia de rasgos leoneses en los fueros
de Salamanca, Ledesma y Alba de Tormes (Lamano 1915, Castro y de Onís 1916).
Atendamos a un ejemplo proporcionado por los catedráticos Juan Gutiérrez Cuadrado y
José Antonio Pascual en su obra De cómo el castellano se convirtió en español:
La disolución del leonés en el castellano se había dado en gran medida a finales del siglo XIII,
como lo demuestra el hecho de que el fuero de Alba o de Salamanca sean casi enteramente
castellanos. (Gutiérrez Cuadrado y Pascual 1995: 146)
Lo que contemplamos, con las ventajas que nos da la historia, como un proceso continuado de
sustitución lingüística, no impidió que se mantuvieran inconscientemente algunos de los rasgos
residuales del antiguo dialecto –rasgos que han ido desapareciendo progresivamente a lo largo de
la historia–, que daban al castellano de los pueblos de León, Zamora y Salamanca, un aire vulgar y
rural. (Gutiérrez Cuadrado y Pascual 1995: 146)
Se aprecia cómo los lingüistas sitúan en distintos niveles cada una de las variedades
haciendo uso de adjetivos peyorativos que ya se han convertido en lugar común. A
continuación, Gutiérrez Cuadrado y Pascual (1995: 148) hacen desaparecer en época
tardomedieval al leonés de todo el reino, recluyéndolo al norte de la Cordillera
Cantábrica. Aunque se admite inequívocamente la existencia del diasistema asturleonés,
lo dividen en dos, entre en el norte y el sur del Cordal, obviando su contigüidad y su
pervivencia, no solo en época medieval, sino también hasta la actualidad:
Con la desaparición de la mayor parte del leonés –pues se conserva en las hablas asturianas, a las
que no podemos referirnos aquí– el castellano se convirtió en la lengua de los reinos de Castilla y
de León (donde el leonés, a diferencia de lo que ocurrió con el aragonés, nunca había sido lengua
oficial del reino o de parte de él) es decir en la modalidad culta de las hablas castellanoleonesas.
(Gutiérrez Cuadrado y Pascual 1995: 148)
81
El profesor Moreno Cabrera teoriza en su obra sobre la falsa dicotomía establecida
por el nacionalismo lingüístico español, cuya premisa fundamental es la exaltación de la
lengua común así como el trato desdeñoso hacia la lengua propia. Estos dos conceptos
están íntimamente relacionados y ambos precisan de una existencia recíproca. La
supuesta naturaleza unitaria del castellano conlleva la necesaria desaparición, dadas las
características inherentes a los procesos de construcción nacional, de las lenguas de sus
subunidades territoriales. De esta manera se facilita la asimilación, se acelera el proceso
de homogenización y se contribuye a la justificación de que determinadas comunidades
no forman una nación. Dependiendo de las condiciones geográficas y culturales del
territorio, este proceso se ha dado con mayor virulencia y rapidez en determinadas zonas
de España que en otras. Así, el concepto de lengua común se convierte en el cimiento
ideológico, aceptado como obvio y natural, del nacionalismo lingüístico español.
Lengua por lengua, dialecto por dialecto, tan bueno es el Cepedano como el Vasco, el Catalán o el
Mallorquín. La cuestión es deshacer la unidad de la patria. ¡Y viva el regionalismo! ¡Cuánto
chiflado reniega de la Lengua Española! (Alonso Garrote 1925 apud Álvarez Bardón 1955[1910]:
148)
Ese acervo de voces dialectales generalmente refugiadas en la conversación vulgar aldeana y casi
siempre dichas con timidez por miedo a la rechifla de algunas gentes no bien halladas con las
esencias de la filología. (Alonso Garrote 1925 apud Álvarez Bardón 1955 [1910]: 146)
Estas citas evidencian la vinculación implícita entre ambos conceptos, de modo que
la exaltación o defensa de la lengua común lleva aparejada la crítica furibunda al
82
concepto de lengua propia, cuyo uso y promoción se ven como un atentado al proceso
de construcción nacional o a la misma unidad nacional.
51
Majo considera "vergonzoso y lamentable" que se permita el uso de lenguas autonómicas en el Senado.
(http://cadenaser.com/emisora/2016/03/16/radio_leon/1458139741_260643.html).
52
Apoyo a la lengua leonesa. Leonoticias, 23/10/2007
(http://www.leonoticias.com/frontend/leonoticias/Apoyo-A-La-Lengua-Leonesa-vn3175-vst232).
83
Así, se hace referencia a un supuesto ataque a los derechos individuales de los
ciudadanos, debido al carácter impositivo y excluyente de la medida. A continuación
reproduciremos las reacciones de dos partidos distintos, expresadas por sendos
representantes, ambos condicionados por el discurso del nacionalismo lingüístico
español. En primer lugar, las declaraciones de un edil municipal, miembro del Partido
de la Ciudadanía, que se refirió a la inclusión del leonés en los formularios del
ayuntamiento como “un atentado a la inteligencia de los ciudadanos leoneses y un abuso
del edil de Educación y Cultura”. 53
Tirolina hacia el barrancu... ya semos bilingües en León... aunque en realidad tendremos en breve
tres lenguas: una para hablar, otra para confundirnos en inglés y una más para lamer cirios, culos
(sic) y banderas.55
53
El Diario de León, 18/10/2007 (http://www.diariodeleon.es/noticias/leon/ensenanza-leones-llegara-
curso-seis-colegios-publicos-ciudad_348207.html).
54
El Diario de León, 30/08/2007.
55
El Diario de León, 12/08/2015 (http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/tonto-
tontu_1000237.html).
56
El Cabreirés, 7/08/2015 (http://elcabreires.com/vandalismo-sin-sentido).
84
CONCLUSIONES
La tesis de Fishman sobre la diglosia nos permite afirmar que el fenómeno puede ser
aplicado actualmente al caso leonés –esto es, en sentido amplio–, en tanto que una parte
de la población exhibe aún el uso de dos códigos diferenciados, al presentar
características de otras sociedades diglósicas en las que la lengua B se encuentra en una
situación de subordinación absoluta. La interpretación del concepto de esquizoglosia
que hacen algunos autores aplicado al caso de lenguas minoritarias como el corso o el
escocés es válida para el leonés por algunas de las actitudes lingüísticas que manifiestan
sus hablantes, como el autoodio y la falsa humildad descritas por Hall. Además, la
pertinencia del uso de la analogía entre los casos leonés y occitano a través del concepto
de vergonha se demuestra por la dificultad que han manifestado diferentes lingüistas del
dominio asturleonés a la hora de realizar trabajos de campo debido a la cerrazón de sus
hablantes producto de cierto retraimiento. Blánquez explicaba a principios del siglo XX
cómo realizaba su trabajo “procurando no ser visto” (Blánquez 1907: 74) en la comarca
de Aliste, hecho constatado por otros estudiosos del dominio57. Al sur de la Cordillera
Cantábrica tuvieron gran relevancia factores relativos al tipo de hábitat en el proceso de
nivelación primero y sustitución después, como la ausencia de unas barreras geográficas
que ralentizara la penetración del castellano y el grado de semejanza entre las dos
lenguas en conflicto.
57
Al no obtener respuestas fidedignas, María Victoria Conde admitió haber colocado magnetófonos en
una sidrería para realizar su estudio sobre el habla de Sobrescobio (1978).
85
Por otra parte, tras haber vinculado por vez primera los conceptos de jaronismo y
sayaguesización, es pertinente observar cómo ese proceso de degradación en el estatus
del leonés tuvo implicaciones tempranas en la percepción, tanto en sus hablantes como
en los hablantes de castellano/español. Esto puede deducirse por los datos que arrojan
los estudios sociolingüísticos realizados en la provincia de Zamora, ya que, de todas las
comarcas del occidente zamorano, solo los encuestados en la comarca de Sayago
responden mayoritariamente castellano a la pregunta sobre cuál es el habla tradicional
de la zona, mostrando una negación de la realidad lingüística que tiene que deberse a la
fuerte estigmatización secular, cuyas implicaciones van más allá de lo estrictamente
lingüístico. Esto se aprecia al comprobar cómo cambian en el transcurso de un siglo las
definiciones de sayagués, término que empieza a utilizarse más adelante para referirse
genéricamente a un aldeano rudo. Además, es importante remarcar, a pesar del origen
geolectal del término sayagués, que todos los autores de cierta significación en este
género eran naturales de localidades situadas en la actual provincia de Salamanca, por lo
que los rasgos utilizados en algunos casos tenían que mostrar rasgos de las hablas de sus
localidades de origen. Así lo constataron diferentes lingüistas durante el siglo XX,
asociando los términos sayagués y charro como sinónimos en este contexto.
86
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ANEXOS
Anexo I. Mapa con las zonas del dominio lingüístico asturleonés según Julio Borrego Nieto.
96
Anexo II. La mujer denomina castellano al habla local frente a la sorpresa del encuestador (¡!).
97
Anexo III. Rasgos morfosintácticos y fonéticos claramente leoneses en el habla de la mujer
encuestada.
98
Anexo IV. Texto salido de la Imprenta Sindical de La Coruña en plena postguerra.
Anexo V. Contraste en la pervivencia de los distintos dialectos leoneses fruto de una distinta
lealtad lingüística en función de la pertenencia del territorio a un Estado u otro.
99
Anexo VI. Noticia publicada en prensa local con un listado de términos prohibidos para los
escolares de Valdefuentes del Páramo hacia el año 1960.
100