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Queridas familias,
El reciente brote del Coronavirus COVID-19 en el mundo y la declaración de emergencia sanitaria ante su
llegada al Uruguay nos presenta un gran desafío como sociedad. Estamos viviendo momentos de
incertidumbre, con diversas repercusiones de corto y largo alcance.
La necesidad de tomar distancia los unos de los otros para evitar el contagio y propagación de la enfermedad
ha implicado el cierre de la gran mayoría de los centros educativos de todo el país. En ese contexto, familias
y centros educativos se enfrentan al enorme desafío de continuar el proceso educativo de los niños, niñas y
adolescentes de un modo extraordinario, intentando superar las limitaciones y problemáticas que se
presentan ante la nueva realidad cotidiana: carencias del espacio físico de la vivienda y de infraestructura
para poder implementar una educación a distancia; la dificultad de los adultos responsables para gestionar
su tiempo y conciliar entre el cuidado de los pequeños y sus otras obligaciones; nerviosismo, miedos y
preocupaciones por el presente y el futuro…
Sin embargo, pese a las actuales circunstancias, tenemos en nuestras manos el poder de tomar algunas
decisiones relativas a cómo sobrellevar la situación de la mejor manera posible.
Educación Responsable es un programa pionero en el desarrollo de la Inteligencia Emocional, Social y de
la Creatividad en centros educativos desde el nivel inicial y hasta secundaria (3-16 años). Surgido inicialmente
en España, hoy se extiende por más de 400 centros en el mundo. En Uruguay venimos implementando esta
propuesta desde 2016. Hoy son 36 instituciones educativas los que conforman la Red local, comprendiendo
el ámbito público y el privado, con presencia en Montevideo y en el Interior. La implementación del programa
está a cargo de la Asociación Civil Emocionarte y del Plan Ceibal.
Desde nuestra experiencia en inteligencia emocional y en el desarrollo de habilidades socio-emocionales,
quisiéramos contribuir con la comunidad educativa aportando algunas ideas y actividades para que las
familias puedan realizar en sus casas. Somos conscientes de que, en los últimos días, son muchas las
propuestas que pueden encontrarse en internet y, en algunos casos, los propios centros educativos han
estado enviando materiales, tareas y sugerencias. Esta sobrecarga de información puede resultar
abrumadora y, desde nuestro equipo, creemos importante validar ese sentimiento. De todos modos,
creemos que esta guía que hacemos llegar aporta valor en cuanto ofrece, de modo sencillo y práctico, ocho
actividades lúdicas que, al mismo tiempo, trabajan las emociones de todos los integrantes de la casa. Intentar
conectar con oportunidades, formas y espacios para fluir emocionalmente, puede ayudarnos a gestionar y
transitar de la mejor manera posible esta situación tan especial de convivencia. Creemos que, en estos
momentos, es importante priorizar la conexión emocional que puede darse en el vínculo con los/as otros/as,
por esto es que los/as invitamos a confiar en sus instintos y a animarse, ya sea con las actividades que
proponemos o con otras que no estén expresamente aquí planteadas.
Esperamos que disfruten del material,
#YomequedoencasaER
En pocos días, toda nuestra rutina y la de las personas a nuestro alrededor se vieron modificadas
abruptamente. La realidad es completamente diferente de aquella que habíamos planificado.
La situación sanitaria, sumada a sus consecuencias económicas y sociales, nos genera nerviosismo,
confusión, preocupación y alerta.
Los niños, niñas y adolescentes escuchan, miran e interpretan todo lo
que estamos haciendo -y dejando de hacer- los adultos, prestando
atención a nuestros comportamientos. A su vez, aquellos también pasan Recuerden: a los miedos es
por un momento difícil, lejos de sus amistades y de sus propias rutinas. importante aceptarlos y
La convivencia en casa se presenta como un gran desafío. Para ello, validarlos, prestarles atención
quisiéramos proponer algo sencillo, que puede contribuir a reducir sin dejarse arrastrar por ellos.
tensiones y a regular mejor las emociones de cada miembro de la familia:
Para lograrlo, se recomienda
hablar de lo que sentimos. Sugerimos buscar los espacios para sentarse
ofrecer explicaciones claras,
con los/as niños/as y adolescentes a conversar. Incentivamos a
preguntar (sin insistir ni exigir respuestas) cómo se sienten, qué les
veraces y adaptadas a la edad de
preocupa, qué miedos tienen, etc. De este modo, les habremos ayudado cada miembro de la familia.
a identificar y A expresar mejor sus emociones y, al mismo tiempo,
fortaleceremos el mutuo conocimiento y la confianza.
Tomemos un cuaderno, una libreta, una agenda o cualquier otro artículo similar. Quisiéramos proponer
a todos los miembros de la casa que intenten escribir lo que van sintiendo, las ideas que les surgen, lo
que va ocurriendo en el hogar, lo que les provoca lo que está pasando en el barrio, en la ciudad, en el
país. También podemos escribir sobre aquello de lo que nos sentimos agradecidos o que nos orgullece.
Al escribir, plasmamos, procesamos e interpretamos emociones que
Sugerencia: nos atraviesan. Es, también, una forma de descubrir recursos
El WhatsApp también puede ser un personales de autorregulación. En estos días de encierro y
espacio para la expresión, tanto aburrimiento, nos es más fácil valorar cosas sencillas.
para el registro de lo que nos Sugerimos empezar cada día escribiendo tres cosas por las que quieras
pasa como para intercambiar agradecer (si surgen más, las anotas también).
sensaciones (en un grupo, por
ejemplo).
#YomequedoencasaER
• Validar, aceptar el miedo que sienten los/as niños/as, sin darle excesiva importancia ni
restársela como si fuera una tontería.
• Ayudar a que los/as niños/as ganen autonomía en el manejo de los miedos.
• Favorecer que los/as niños/as se sientan comprendidos/as por sus padres o personas a cargo.
Comenzaremos preparando, junto con el/la niño/a, la caja atrapamiedos. Ésta puede ser de cualquier
material y forma. La decoraremos con imágenes que les gusten a los/as niños/as: lindos colores,
pegotines de sus personajes favoritos o preferidos. Incluiremos también una pequeña ranura, por donde
se introducirán los miedos posteriormente.
Una vez pronta la caja, la colocaremos en el cuarto del/la niño/a, cerca de su cama. A continuación,
ensayaremos qué se puede hacer cuando aparezca un miedo.
Cuando el/la niño/a sienta miedo (por ejemplo, a la oscuridad por la noche, o a algo que esté ocurriendo
en casa o en el entorno) podrá depositar ese miedo dentro de la caja, quedando éste atrapado dentro.
Esta introducción del miedo en la caja se puede realizar en forma imaginaria o con un dibujo, por
ejemplo. Al introducir el miedo, el/la niño/a puede acompañar la acción con alguna frase de aliento,
nombrando aquello a lo que teme (“¡Quedate ahí adentro, monstruo!”, por ejemplo).
Podemos alentar a que el/la niño/a nos haga partícipes cada vez que surja un miedo o, por el contrario,
fomentar su autonomía con una invitación a depositar sus miedos por sí mismo/a, compartiendo con
nosotros/as lo realizado a posteriori.
Es frecuente que los más pequeños de la casa puedan sentir miedos, a la oscuridad, a que venga un
monstruo, a que “alguien” los asuste… A estos miedos hay que prestarles atención, sin angustiarnos y
sin minimizarlos.
Sin embargo, es importante que los/as niños/as vayan ganando autonomía en el manejo de estas
emociones; si los adultos les prestan mucha atención a esos miedos y están demasiado preocupados,
éstos van ganando terreno y, lejos de mejorar, la situación puede empeorar.
Con esta actividad, se pueden ensayar formas de regular los miedos, teniendo progresivamente más
herramientas para manejarlos. Al mismo tiempo, los adultos prestan atención a la emoción de los/as
niños/as de un modo dirigido, no hacia el agobio del miedo sino hacia el desarrollo de formas de
afrontarlo, de modo que, al hacer la caja con los/as hijos/as y ensayar cómo se deposita el miedo, se les
va transmitiendo confianza para regularlo poco a poco.
Realizar preguntas más directas y concretas como: ¿Qué es lo que más te asusta o preocupa?; ¿En qué has
estado pensando?; ¿Qué te hace sentir eso?; ¿Qué querés decir con...?; Contame más sobre eso.
#YomequedoencasaER
• Fortalecer la capacidad de identificar y de expresar emociones.
• Promover la empatía y el trabajo en equipo.
• Valorar lo que cada persona del hogar realiza o puede realizar cotidianamente para lograr una
mejor convivencia.
Queremos proponerles una forma diferente y divertida de cambiar de roles entre los miembros del
hogar y así mejorar el clima de colaboración con los quehaceres de la casa.
2. Recortaremos cada tarea y pondremos en un sobre (bolsa o cajita) las tareas propias de los
adultos y, en otro, las de los/as niños/as. Escribiremos fuera del sobre “ADULTOS” y “NIÑOS/AS”
para identificarlos.
3. Cada integrante de la familia tomará un papelito del sobre del otro grupo etario y deberá realizar
la tarea seleccionada. Estas tareas pueden ser realizadas simultáneamente o no, siempre prestando
atención a lo que hacen los/as niños/as para evitar accidentes. Antes de comenzar, se debe acordar
el plazo para que cada uno realice la actividad (Ej.: durante el día, en las horas de la tarde, en la
mañana, etc.) y se pueden intercambiar preguntas sobre cómo realizar la tarea asignada. Al finalizar
cada tarea se recomienda avisar al resto y puede ser bueno reconocer los logros con un aplauso u
otra forma divertida.
#YomequedoencasaER
4. Al cabo de cada tarea o luego de que todos/as hayan participado, sugerimos dedicar un momento
para conversar sobre el juego de roles. Algunas preguntas que pueden formularse:
• ¿Cómo nos sentimos realizando la tarea? ¿Fue fácil o difícil? ¿Por qué?
• ¿Qué aprendimos del juego? ¿Sabíamos lo que implicaba previamente? (por ejemplo,
preparar el desayuno implica preocuparse por tener todos los insumos que precisamos).
• ¿Me gustó el rol que me tocó interpretar? ¿Puedo seguir realizándolo?
Esta dinámica puede ser realizada como un juego de un solo día o puede ser reiterada todos los días, a
la misma hora, por ejemplo. En este último caso, podemos ponerle un nombre al juego e incluirlo en
nuestro calendario semanal, generando una expectativa previa.
Podemos incluir a los/as adolescentes de la familia, dándoles la posibilidad de decidir en qué grupo
etario posicionarse. En caso de que no quieran interpretar un rol activo, se les puede otorgar el rol del
observador / inspector de tareas y que sea quien describa luego del juego lo que observó.
Si bien entre el primer y segundo año de vida, los/as infantes pueden ver que la pena o angustia de otra
persona no es la propia, recién a partir de los 6 años logran ver cosas desde la perspectiva de otra
persona y actuar en consecuencia. Entre los 10 y los 12 años expanden su empatía más allá de aquellos
a quienes conocen u observan directamente e incluyen a personas o grupos de personas que no conocen
(empatía abstracta).
#YomequedoencasaER
• Promover la capacidad de reflexionar sobre uno/a mismo/a. Otras habilidades socio-
• Trabajar en la oportunidad de cambiar. emocionales que trabajamos:
• Fomentar la capacidad de poder imaginarnos más allá de esta -Identificación y expresión
situación tan particular. Es decir, ¿qué vendrá después? emocional; toma de decisiones
• Conocer los procesos de reflexión y de cambio que viven responsable, actitudes positivas
también nuestros familiares. hacia la salud; habilidades de
interacción; desarrollo de la
creatividad.
• Cuando nos encontramos frente a una situación difícil, se abren ante nosotros/as distintas
opciones… podemos elegir el camino del miedo o podemos optar por el camino del crecimiento.
Sin desconocer que la situación que vivimos supone dificultades para todos/as, pensamos que
cada crisis implica también una posibilidad de cambio y es por esto que proponemos esta
actividad.
• El hecho de pensar qué queremos y podemos cambiar es una manera de ponerle un freno al
miedo. ¡El miedo no nos frena, podemos pensar y, por tanto, optar!
• El compartirlo con nuestro/as familiares supone un valor en sí mismo, incentivamos la unión
familiar y nos volvemos a dar cuenta que estamos juntos/as en esto.
#YomequedoencasaER
• Promover la identificación y expresión emocional.
• Desarrollar la empatía.
• Facilitar el desarrollo de la regulación emocional.
Para esta actividad, se requieren seis hojas de papel (no demasiado grandes, con hojas A4 será
suficiente). En familia, tomarán la decisión de cómo representar visualmente en cada una de estas hojas
a las seis “emociones básicas”: alegría, tristeza, enojo, miedo, sorpresa y asco, utilizando la técnica que
más les guste (dibujo, collage, pintura, etc.). Al finalizar, pegarán esas hojas a una piola, trozo de lana o
cuerda para poder colgarlas en algún lugar de la casa y… ¡ya está pronto el emociómetro!
En ocasiones, las emociones que no logran expresarse aparecen como síntomas físicos (por ejemplo:
dolor de panza, taquicardia, entre otros) u otro tipo de síntomas y conductas (por ejemplo: marcada
irritabilidad, actos de rebeldía, inhibición, entre otras). Por lo tanto, es fundamental para nuestro
desarrollo emocional - y para nuestra salud en general - conectar con cómo nos sentimos y expresarlo.
El emociómetro es una ayuda visual para promover la identificación y expresión emocional y poner en
práctica espacios y tiempos para validar (sin juzgar) lo que sienten las personas con quienes vivimos.
Para muchas personas adultas suele ser difícil evitar los juicios sobre lo que están sintiendo los menores
o más pequeños. A modo de ejemplo, más allá de hacerlo desde el amor y el cuidado, en ocasiones, sin
darnos cuenta, podemos descalificar e invitar a eliminar las expresiones de emociones que producen
malestar en nuestros/as hijos/as. Esto puede generar que, los/as niños/as se sientan
incomprendidos/as y que esto los/as desmotive a la hora de expresar sentimientos en el futuro.
Por otro lado, identificar y expresar las emociones favorece también que todos los miembros de la
familia puedan transitar el proceso de regularlas.
#YomequedoencasaER
• Reconocer, expresar y comprender las emociones.
• Fortalecer los vínculos familiares.
• Promover la resiliencia (capacidad que tenemos los seres humanos de adaptarnos a situaciones
adversas).
• Fortalecer la empatía y la escucha activa, es decir, la escucha con plena presencia (en cuerpo,
mente… ¿y, quizás también alma?)
Les proponemos recordar en familia algunos momentos vividos juntos/as, expresando nuestras
emociones (agradables y no tanto) y escuchando, también, las de los/as demás.
Si el recuerdo tiene que ver con un momento difícil o de crisis se pueden agregar estas preguntas:
El acto de recordar puede tomar muchas formas; por ejemplo, podemos escribir el recuerdo o podemos
plasmarlo mediante un dibujo. Puede implicar buscar fotos viejas o, también, se puede hacer una
representación de lo vivido (actuación). Es importante que cada miembro de la familia encuentre la
forma que le resulte más cómoda a la hora de expresarse.
Quizás a los más chicos les divierta decorar una caja de cartón (u otro recipiente) para ir guardando los
recuerdos. Les proponemos que cada integrante escriba, en un papel, al menos UN recuerdo (por
ejemplo: “Cuando fuimos todos juntos al zoológico”) y, en otro papel, los sentimientos asociados
(“Recuerdo que me sentía emocionada, ansiosa y un poco triste…”). Metemos, de esta manera, los
papeles de todos/as en la caja. Luego, se van tomando uno a uno los distintos papeles, los cuales van a
indicar tanto un recuerdo como una emoción. A partir de eso, si sale una emoción, se puede jugar a
adivinar de qué recuerdo se trata y quién lo escribió. Por el contrario, si sale un recuerdo, se puede jugar
a adivinar qué emociones generó ese recuerdo y quién es el autor. A partir de este juego, se plantean las
mismas preguntas anteriores (¿Por qué ese momento fue especial?, ¿Cómo nos sentimos en esa
situación?, ¿Qué nos hace sentir ese recuerdo ahora?, etc.)
Se puede agregar, por ejemplo, el conversar sobre un lugar o símbolo de la ciudad que sea especial para
cada uno/a y contar por qué (puede ser un espacio abierto, un espacio natural, una estatua, un café, un
edificio público, entre otros). Podemos ir anotándolos para, así, cuando termine la cuarentena, armar
visitas en familia a esos lugares. (Porque… no solo de recuerdos vive el hombre, sino también de lo que
vendrá ).
#YomequedoencasaER
Recordar momentos compartidos con la familia, puede reforzar el vínculo familiar y, a su vez, fortalecer
el autoestima. De hecho, el origen de la palabra recordar tiene que ver con “volver a pasar por el
corazón”.
RECORDAR
Del latín re-c ordis, volver a p asar
p or el c orazón.
Esta actividad nos permite reconocer, expresar y comprender emociones. El hecho de conectar con
lindos recuerdos en familia puede ayudar a balancear sentimientos quizás presentes en estos tiempos,
relacionados con la incertidumbre y el malestar. Por otro lado, recordar situaciones pasadas difíciles
puede conectarnos con nuestra capacidad de sobreponernos a situaciones problemáticas (resiliencia).
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• Habilitar la identificación y la expresión de las emociones.
• Promover las habilidades de comunicación y de interacción.
• Facilitar el autoconocimiento y la autoafirmación.
• Promover la empatía.
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