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Introducción
La leche y los productos lácteos forman una parte importante de la dieta humana. Son
fuentes de nutrientes como proteínas, grasas, vitaminas y minerales; irónicamente, es
debido a esto, estos productos son susceptibles de un rápido crecimiento microbiano. En
algunos casos, este crecimiento microbiano puede ser beneficioso, mientras que en otros es
indeseable. Los productos lácteos son vulnerables a la descomposición o contaminación con
patógenos o toxinas microbianas; por lo tanto, la microbiología de estos productos es de
interés clave para la industria láctea.
El Codex Alimentarius (OMS, FAO. 2011) define a leche fermentada como: “producto lácteo
obtenido por medio de la fermentación de la leche, que puede haber sido elaborado a partir
de productos obtenidos de la leche con o sin modificaciones en la composición, por medio de
la acción de microorganismos adecuados y teniendo como resultado la reducción del pH con
o sin coagulación (precipitación isoeléctrica)”.
Existen distintos tipos de leches fermentadas, tales como yogur, kefir, kumis, y leche acidófila
(CODEX STAN 243-2003), cada una caracterizada por un cultivo específico utilizado para la
fermentación.
Para fabricar un yogur se realizan varios pasos: Selección de leche fresca de buena calidad,
libre de antibióticos e inhibidores. Los residuos de antimicrobianos en los alimentos,
especialmente antibióticos, puede resultar perjudicial para las personas; se crea resistencia,
lo cual representa un peligro potencial para la salud del consumidor y la industria láctea
también puede resultar perjudicada debido a que se puede inhibir el crecimiento de los
cultivos iniciadores empleados en la producción del yogurt (Noa-Lima, Elizabeth, Noa, M,
González, Delia G, Landeros, Patricia, & Reyes, Waldina, 2009). Se puede adicionar el
adicionar el azúcar antes de la fermentación, pudiendo aumentar el tiempo en el que se
alcanza el momento ideal de corte del gel (McGregor, 1986), por la disminución de la tasa de
producción de ácido láctico. La cantidad de azúcar (sacarosa) dependerá de las preferencias
de la población, aunque la tendencia es que se prefiera menos edulcorantes energéticos
(Chollet, 2013), quizá por el conocimiento que se tiene sobre las enfermedades causadas por
el consumo de azúcar (Gómez, 2013).
La leche destinada a la fabricación de yogur se calienta a 90ºC durante cinco minutos a fin
reducir al máximo la competencia con el cultivo láctico, se elimina casi la totalidad de las
formas vegetativas y todos los patógenos, se inactivan proteasas y lipasas y precipitará las
proteínas solubles dando una mayor viscosidad al productor y se minimiza la sinéresis (A. Y.
Tamime and R. K. Robinson. 200?))Este tratamiento térmico es algo más intenso que el
aplicado a la leche para consumo, para conseguir mayor viscosidad y menor tendencia a la
liberación de suero.
Estas bacterias se encuentran vivas en el producto final, que puede utilizarse además como
inóculo, cuando se trata de fabricación casera. El porcentaje de inóculo, varía de 2 a 3 % y
debe estar libre de gas y de hongos, y su aroma debe ser agradable.
Al yogur se le considera un alimento funcional. Históricamente son muy conocidos los efectos
benéficos para en la salud humana, entre ellos figuran: prevención de cáncer de colon,
disminución de colesterol, mejoramiento de la flora intestinal, efectos en el sistema inmune y
prevención de helicobacter pylori. Efectos que son atribuidos a las bacterias probióticas
ácido-lácticas como Bifidobacterias, Streptococcus y principalmente Lactobacillus (Parra
Huertas, Ricardo Adolfo. 2012).
KUMIS
Casi todas las leches fermentadas siguen la anterior secuencia. La diferencia radica en el
tipo de cultivo utilizado y en los tiempos y temperatura de incubación; en el caso del Kumis,
se utilizan también una combinación de mesófilos (Codex Stan 243. 2003): Lactobacillus
delbrueckii subesp. bulgaricus y Kluyveromyces marxianus., en cualquier caso la incubación
se realiza a 18-22º C durante 18 -24 horas, y usualmente no se adicionan frutas.
YAKULT
KEFIR
La microflora del kéfir es variable. Lactococci (L. lactis sspp. Lactis y cremoris y L. lactis ssp.
lactis biovar. diacetylactis), leuconostocs (Leuc. lactis y Leuc. cremoris) y lactobacilos (Lb.
brevis, Lb. kefir, a veces también Lb. delbrueckii ssp. bulgaricus y Lb. acidophilus) puede
formar ácido láctico, mientras que las levaduras, especies de Candida, Kluyveromyces y
Saccharomyces, producen alcohol y dióxido de carbono producido, que la convierten en una
bebida espumosa y gaseosa. Se cree que el kéfir de una calidad satisfactoria también
contiene bacterias de ácido acético (Walstra, Pieter. 1999).