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HW*
Portada: Cortesía de la NASA
Diseño de la portada: Mark Winchester
ISBN 0-8163-9753-8
Printed in the United States of America
C ontenido
Introducción.......................... 5
2. La Estrella Rebelde..................................................... 21
3. La Humildad de D ios..................................................29
Conclusión...................................................................123
Introducción
¿Qué es el hombre?
Esta es una pregunta que ha desafiado a los filósofos
por m ilenios y que ha dado lugar a tres preguntas
adicionales:
1. ¿De dónde vine? ¿Cuál es mi origen?
2. ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es la razón de mi
existencia?
3. ¿Para dónde voy? ¿Cuál será mi destino?
C ad a uno de esto s in te rro g a n te s se rela cio n a
estrechamente con el concepto de identidad. No cabe duda
que una de las mayores crisis que afronta el mundo ac
tual es la de identidad.
Algunos procuran crear su propia identidad con lo que
no es permanente. Reúnen dinero, casas, automóviles,
placeres, fama y amigos, y crean una imagen de sí mismos
que es artificial y transitoria. Aunque tienen todo lo que
otros anhelan, no son felices. El problema es que algún
día pueden perder todas estas cosas y con ellas se va
también el sentido de identidad. Hace algunos años,
cuando vivía en Torrington, Wyoming, un agricultor muy
adinerado tuvo que declararse en bancarrota. El banco le
quitó la finca junto con toda su maquinaria de trabajo y
el hombre se quedó sin nada. No pudiendo soportar lo
5
6 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
Isaías 40:26
Señor, mi Dios
La Inmensidad de
Nuestro Creador
mm amiel Kant, notable filósofo alemán, expresó
E cierta vez esta idea profunda y hermosa: “Hay dos
cosas ante las cuales no ceso de maravillarme: la ley moral
escrita dentro de mí y el cielo estrellado que está encima
de mi cabeza”.
Ambas maravillas conducen a Dios como única expli
cación de ellas, especialmente la grandiosidad del cos
mos. En efecto, la inmensidad y belleza del universo; las
leyes exactas que rigen su funcionamiento y el hecho de
que en él se advierte un designio claro, requieren una
M ente inteligente, un Creador poderoso. Todo ello no
puede ser el fruto de la casualidad.
Ese Creador de todas las cosas es Dios. Así lo dicen
claramente el uso de la razón, las evidencias de la natura
leza y el testimonio de las Sagradas Escrituras. Veamos
lo que Dios dice al comienzo mismo de la Biblia:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gé
nesis 1:1).
Esta declaración sencilla, directa y profunda contesta
varias preguntas: (1) ¿Quién creó los cielos y la tierra?
Dios. (2) ¿Cuándo los creó? En el principio. (3) ¿Qué
creó? Los cielos y la tierra. (4) ¿Cómo llegaron a existir?
Por creación , no por evolución.
9
10 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
Jesucristo es eterno
La mente humana no es capaz de comprender el con
cepto de eternidad por estar limitada al tiempo. La pala
bra “eternidad” se refiere a un tiempo que no tuvo prin
cipio y que no tendrá fin. La Biblia afirma que Jesucristo
es eterno. Su vida no es contingente sino propia, no es
prestada ni derivada sino original. Es decir, Jesucristo no
necesita que nadie le dé la vida eterna pues le pertenece
por naturaleza.
Hay muchas referencias bíblicas que comprueban este
hecho. La profecía mesiánica de Miqueas 5:2 describe a
Cristo como Aquel cuyas “salidas son desde el principio,
desde los días de la eternidad”. Isaías 9:6 presenta a Je
sucristo como el “Padre eterno”. San Juan 1:4 afirma que
“en él [Cristo] estaba la vida”. No dice que en él llegó a
LA INMENSIDAD DE NUESTRO CREADOR 11
Jesucristo es el Sustentador
La Biblia enseña que Jesucristo no sólo creó el univer
so sino que lo sustenta. Según Hebreos 1:3 Cristo susten
ta “todas las cosas con la palabra de su poder”, y en Co-
losenses 1:17 el apóstol Pablo afirma que Cristo “es an
tes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten ' \
Jesucristo hace funcionar el universo en perfecta armo
nía. ¡Qué potencia tan increíble se requiere para cumplir
esta tarea!
Según los científicos, nuestro planeta pesa seis mil seis
cientos millones de trillones de toneladas. Sin embargo,
la Tierra flota alrededor del Sol como si fuera una pluma
y siempre a su tiem po preciso. La Tierra da vueltas sobre
su eje a más de mil millas (1.600 km ) por hora, pero nada
sale volando. Aun la atm ósfera se mantiene en su lugar y
las aguas de los m ares conservan sus límites. Con razón
Job 26:7-8 afirm a que Dios “extiende el norte sobre va
cío, cuelga la tierra sobre nada. Ata las aguas en sus nu
LA INMENSIDAD DE NUESTRO CREADOR 17
Isaías 14:12-14
A C risto coronad
E. A. Strange
Capítulo 2
La Estrella Rebelde
21
22 ESPERA N ZA PARA EL PLANETA TIERRA
en cuanto a Lucifer:
1. Ezequiel 28:13 y 15 recalca dos veces que Lucifer
fue creado. Siendo que Jesucristo creó todo lo que existe
en el universo (S. Juan 1:3; Colosenses 1:16), Lucifer
tiene que haber sido creado por él. ¡Lucifer era hijo de
Cristo!
2. Cuando Cristo creó a Lucifer lo hizo perfecto, her
moso, radiante y lleno de sabiduría. Se parecía en verdad
a una estrella gloriosa.
3. Lucifer estaba en la presencia misma de Dios. Eze
quiel 28:14 y 16 lo llama el “querubín cubridor”. ¿Qué
significa este nombre tan extraño? Para comprenderlo
necesitamos regresar a Exodo 25:20-22 en donde se des
cribe el arca del pacto o del testimonio. Allí se manifes
taba directamente la gloria de Dios en medio de su pue
blo. A cada lado del arca se hallaba un querubín o ángel,
cuyas alas se extendían por encima del arca “cubriendo
con sus alas la cubierta”. ¡Qué tarea tan sagrada y solem
ne! En el santuario celestial estos seres eran los que más
cerca estaban de Dios ¡y sus alas cubrían el mismo trono
del Altísimo! Uno de estos seres era precisamente Luci
fer.
4. La Biblia no alberga dudas en cuanto a la razón de
la caída de Lucifer. Según el relato de Isaías 14, se llenó
de orgullo y suficiencia propia. Pensó que podía gober
nar mejor el universo que Dios y quiso ascender para
usurpar su trono. Se llenó de un espíritu de insubordina
ción e independencia. En vez de ser siervo de Dios, que
ría ser señor; en lugar de súbdito, quería ser rey. No esta
ba conforme con la posición que Dios le había dado, ¡que
ría ascender!
5. Ezequiel 28:16 y 1 San Juan 3:8 afirman que Sata
nás por su actitud de rebelión pecó contra Dios. Según la
Biblia el pecado es transgresión de la ley (1 S. Juan 3:4).
Algunos enseñan, inclusive cristianos, que la ley fUe dada
24 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
S. Juan 1:1-3, 14
Filipenses 2:5-11
Capítulo 3
La Humildad de Dios
29
30 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
La humildad de Dios
Generalmente pensamos en Dios como alguien omni
potente, omnipresente y omnisapiente. Pero raras veces
lo concebimos como manso y humilde. No obstante, esta
es una de las cualidades más grandes del carácter de Dios.
Veamos.
Cierta noche David estaba acostado, mirando la ex
pansión, y al contemplar el cielo estrellado escribió las
siguientes palabras: “Cuando veo tus cielos, obra de tus
dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué
es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del
hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4L Cuando el
hombre pecó, Dios podría haEer dicho: “Son solamente
dos personas, se rebelaron contra nosotros y merecen
morir; eliminémoslas y comencemos de nuevo”. Pero no
fue así. Dios amaba al pecador. Pero, ¿cuánto lo amaba?
•Llegó un momento en que Cristo, el eterno, el que había
creado el inmenso universo de la nada, el que hizo las
innumerables estrellas y las llama a todas por su nombre;
32 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
La importancia de su humanidad
Elena de White escribió: “ La humanidad del Hijo de
10s es todo para nosotros. Es la cadena de oro que une
nuestra alma con Cristo, y mediante Cristo con Dios 2
apóstol Juan no admite duda alguna en cuanto a la
P ena umanidad de Cristo. Afirm a categóricamente: ‘
LA HUMILDAD DE DIOS 47
Salm o 8:3-4
El Tierno Cuidado
de Dios
H
abía un hombre que tenía un millón de hectáreas de
árboles frutales. Lógicamente era muy rico porque
sus cosechas eran abundantes.
Un día un obrero vino corriendo hasta donde se en
contraba el dueño. Muy alterado el obrero le dijo: “Se
ñor, señor, se ha caído una hoja de un árbol en la hectárea
N.° 6320 Norte”. El dueño lo miró con una expresión de
sorpresa y le respondió molesto: “¿Una hoja?, ¿una hoja?
¡Qué me importa a mí una hoja! Tenemos millones de
hojas en estos árboles y tú estás preocupado por una sola
hoja que cayó?”
Aunque el tema central de la Biblia es la historia de
este mundo, también se insinúa que hay otros mundos
habitados en el universo. El profeta Isaías nos asegura
que Dios “extiende los cielos como una cortina, los des
pliega como una tienda para morar” (cap. 40:22). Cuan
do Cristo ganó la victoria en la cruz, se oyó una voz en el
cielo que decía: “Alegraos, cielos, y los que moráis en
ellos ” (Apocalipsis 12:12). Los cielos (en plural) tienen
moradores. En 1 Corintios 4:9 el apóstol Pablo nos ase
gura que somos el espectáculo del universo. Es decir, el
universo entero está observando el desarrollo de la con
troversia entre el bien y el mal en este pequeño planeta.
50
EL TIERNO CUIDADO DE DIOS 51
La oveja perdida
En cierta ocasión los fariseos y escribas murmuraron
contra Cristo por relacionarse con los pecadores. No po
dían entender cómo una persona tan importante como
Cristo se mezclaba con gente tal. En respuesta Jesús con
tó una historia conmovedora.
Un pastor tenía cien ovejas en su redil, pero una de
ellas se extravió. Hubiera sido fácil que el pastor pensa
ra: “Todavía me quedan noventa y nueve ovejas en el re
dil, ¿por qué arriesgaría mi vida para buscar a una que se
ha extraviado?” Pero el pastor no pensó así. La oveja per
dida era la que más lo necesitaba. El sabía que las ovejas
tienen un pésimo sentido de orientación y que su oveja
no sabría regresar sola al redil. Si no la buscaba, de segu^
ro moriría. Así fue que después de asegurarse que
noventa y nueve estaban seguras en el redil, salió a
car a su oveja y la encontró. I¡r
El pastor no estaba molesto por haber tenido que s
EL TIERNO CUIDADO DE DIOS 53
El poder de la oración
Es increíble que Dios nos perm ita hablar con él. Sería
casi imposible que usted consiguiera una audiencia para
hablar con el presidente de los Estados Unidos, pues él
es prácticamente inaccesible, excepto para sus amigos per
sonales y aquellos que están a un nivel de importancia
semejante al de él.
Pero en el caso de Dios, el gran Gobernante del uni
verso, no hay que pedir audiencia pues tenemos acceso
directo e inmediato a él, cuantas veces queramos. ¡Ima
gínese al gran Dios inclinando su oído omnisciente para
escuchar nuestras quejas, peticiones y expresiones de gra
titud! ¿Cómo es que él saca tiem po para algo aparente
mente tan insignificante?
Hay varios personajes en la Biblia que dialogaron con
Dios. Tenemos a Moisés. M ientras estaba en comunión
con Dios en el monte Sinaí, el pueblo de Israel adoraba
un becerro de oro. Dios le sugirió a Moisés que sería bue
no destruir a Israel y escoger a otro pueblo que cumpliera
m ejor sus designios. M oisés razonó con Dios. “¿Qué pen
sarán los pueblos de ti si después de sacarlos de la servi
dum bre en Egipto luego los destruyes en el desierto?”
M oisés no le estaba diciendo nada nuevo a Dios. El Se
ñor ya sabía lo que M oisés iba a decir y sin embargo
perm itió que M oisés razonara con él. ¡Imagínese, el om
nipotente Dios perm itiendo que una de sus criaturas le
hiciera sugerencias!
Lo mism o sucedió con A brahán cuando intercedió con
Dios en favor de Sodom a y G om orra (ver Génesis 18). E
Señor perm itió que A brahán dialogara con él sobre e
destino de las malvadas ciudades.
EL TIERNO CUIDADO DE DIOS 55
1 Timoteo 3:16
2 Tesalonicenses 2:3-4
Capítulo 5
H
abía una vez un rey que gobernaba sobre una nación
poderosa. El rey trataba bien a sus súbditos y todos
lo amaban y respetaban. En la misma ciudad vivía el hijo
del rey. Este era bien parecido, inteligente y carismàtico.
El rey amaba a su hijo y confiaba implícitamente en él.
Cierto día se le ocurrió al hijo colocarse a la puerta
de la capital del reino para hablar con las personas que
venían a ver al rey. Estas personas venían con quejas y
problemas y querían que el rey escuchara sus casos y
les hiciera justicia.
A medida que llegaban a la puerta de la ciudad, el
hijo del rey les decía: “Si ustedes vienen a ver al rey
para que les haga justicia, están perdiendo su tiempo.
Al rey no le interesan sus problemas pues sólo le impor
ta su propio bienestar. Las leyes de su gobierno son in
justas y rígidas. Si ustedes me pusieran a mí como rey,
las cosas andarían mucho mejor porque yo haría refor
mas en las leyes y sí les haría justicia” . Así comenzó el
hijo del rey a robarse el corazón de sus súbditos. Cada
día el hijo del rey se llenaba más y más de orgullo. ¿Aca
so no era él el más hermoso e inteligente, con grandes
habilidades administrativas? El pueblo no necesitaba
al rey, ¡lo necesitaban a él!
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LOS DOS MISTERIOS 61
Dos misterios
La Biblia presenta dos grandes misterios. El primero
se halla registrado en 1 Timoteo 3:16: “E indiscutible
m ente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue ma
nifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los
ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo,
recibido arriba en gloria” .
El segundo m isterio se halla registrado en 2 Tesaloni-
censes 2:4, donde el apóstol Pablo describe al hombre de
pecado quien “se opone y se levanta contra todo lo que se
llam a Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el
tem plo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios".
62 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
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DIOS — -► DIOS
LUCIFER
l
TERMINARA EN y' ’■%
EL SEPULCRO
• S ***•'.i,: - ■'■ .y - ¿3l -«¡ **-rìyT i ¡ t% * ' ^ i Ai i t i ri fcuni
El misterio de la piedad
Mientras que el misterio de iniquidad se destaca por
un espíritu de orgullo y exaltación, el misterio de la pie
dad se distingue por la abnegación y la humildad. “Dios
fue manifestado en carne” , dice el apóstol Pablo al des
cribir el misterio de la piedad. Ahora bien, entre los pa
ganos era muy común pensar que los hombres de renom
bre en vida, se convirtieran en dioses después de la muer
te. Pero que un dios llegara a ser hom bre, era para ellos
una locura, un concepto absurdo (1 Corintios 1:23). ¿Por
qué un dios iba a querer rebajarse y humillarse así? En
los días de Daniel, cuando los sabios de Babilonia no
pudieron decirle al rey N abucodonosor el sueño que ha
bía tenido, se quejaron de que el rey pedía algo injusto
pues sólo los dioses “cuya m orada no es con la carne”
(Daniel 2:11) podían decirle el sueño. En otras palabras,
los dioses no tenían nada que ver con los que vivían en la
carne. Cuán grande el contraste entre este concepto pa
gano y el cristiano. En San Juan 1:14 se afirm a que aquel
Verbo, que era Dios, que tenía todo el poder y la gloria,
llegó a ser carne y habitó entre los hombres.
Aún los judíos rehusaron com prender la m isión de
Cristo porque sus corazones estaban enceguecidos por el
espíritu del misterio de iniquidad. Para ellos, el Mesías
debía ser un rey poderoso, glorioso y avasallador, que iba
a destruir a los romanos para luego poner a Israel en lo
alto, por encima de todas las demás naciones.
Pero Jesús contradijo estas expectaciones. Cuando vino
era como raíz de tierra seca. N o había en él parecer lia-
66 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
CRISTO-DIOS
OI
I
HOMBRE - SIERVO
se anonadó
sk !:l ^ *¿ *V ‘^ « íá tó itó :
f ‘* se anonadó i ensalzado
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HOMBRE - SIERVO
1k se humilló \
¡i aún más í
L 5r .
MUERTE DE CRUZ -► MUERTE DE CRUZ
El Salmo 22
Ya m encionam os anteriorm ente el Salmo 22. Los eru
ditos han logrado clasificar los salm os de acuerdo al tipo
de literatura que contienen. Por ejem plo, hay salmos de
lam ento individual y congregacional. En los salmos de
lam ento, un personaje o un grupo de personas expresa*1
agonía por estar experim entando gran sufrimiento físico
o espiritual. E n los salm os de alabanza, un individuo o
LOS DOS M ISTERIOS 69
£1 escándalo de la cruz
Hoy día muchos cristianos se enorgullecen de la cruz,
se la cuelgan alrededor del cuello en una cadena y la co
locan en las cúpulas de sus iglesias; pero en tiempos pa
sados no siempre fue fácil confesar que uno era cnstia-
72 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
Romanos 6:22-23
Perdido fu i a mi Jesús.
El vio mi condición;
en mi alma derramó su luz;
su amor me dio perdón.
77
78 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
DIOS
Dios es Espíritu (S. Juan 4:24)
Dios es amor (1 S. Juan 4:8)
Dios es verdad (Salm o 31:5; Isaías 65:16;
S. Juan 14:6)
Dios es justo (Salm o 145:17; 1 Corintios 1:30)
Dios es santo (Levítico 1 1:44; Isaías 6:3)
Dios es perfecto (S. M ateo 5:48)
Dios es eterno (Habacuc 1:12; Génesis 21:33)
Dios es puro (1 S. Juan 3:3)
Dios no cam bia (M alaquías 3:6; Santiago 1:17)
líY
La ley es espiritual (Romanos 7:14)
La ley es am or (S. M ateo 22:36-40;
Romanos 13:9-10)
La ley es verdad (Salm o 119:142,151)
La ley es justa (Salm o 119:172; Romanos . )
La ley es santa (Rom anos 7:12)
La ley es perfecta (Salm o 19:7)
La ley es eterna (Salm o 119:152)
La ley es pura (Salm o 19:8) oQ.aA\
La ley no cam bia (S. M ateo 5:18; Salmo
82 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
El arrepentimiento y la confesión
Desde el mismo comienzo de la historia, Dios ha to
mado la iniciativa para salvar al hombre. Cuando Adán y
Eva pecaron, se escondieron de Dios entre los árboles del
huerto. Fue Dios quien los buscó. “¿Dónde estas tú?”
(Génesis 3:9), preguntó. La voz de Dios procuraba ha
blar a la conciencia de Adán y Eva para que reconocieran
su pecado. Pero ellos procuraron excusar lo que habían
hecho. La mujer le echó la culpa a la serpiente y el hom
bre a la mujer (Génesis 3:12-13). Vemos aquí uno de los
más serios frutos del pecado. En vez de admitir su culpa
bilidad, Adán y Eva procuraron justificarse.
El verdadero arrepentimiento consiste en admitir sin
excusas ni pretextos que hemos pecado contra Dios. Es
reconocer que hemos quebrantado la ley de Dios y que
esto ha traído como resultado separación entre él y noso
tros. Es entristecemos por el pecado. El verdadero arre
pentimiento es un don de Dios, impartido por el Espíritu
Santo, quien nos redarguye de pecado (S. Juan 16:8). Dios
es quien obra en nosotros el arrepentimiento y nunca po
dremos lograrlo por nosotros mismos.
Debemos distinguir entre arrepentirse del pecado y
admitir el pecado. Es posible admitirlo sin estar arrepen
tido de él. Cuando enseñé en Colombia hace algunos años,
de vez en cuando descubría a un alumno que se copiaba
en un examen. Lógicamente le quitaba el examen y le
ponía un cero. A veces el alumno me rogaba que por fa
vor tuviera misericordia. Me aseguraba que estaba triste
por lo que había hecho y que por favor lo perdonara. Mas
de una vez perdoné a un alumno que venía arrepentí o
por lo que había hecho y le daba otra oportunidad de pre
sentar el examen. Pero había ocasiones en que al sigu,en
COMO SOMOS SALVOS 85
El bautismo y el perdón^
Pero, ¿cómo puedo venir a Cristo? ¿Cómo puedo re
cibir el perdón por la inm ensa deuda de pecado que he
acumulado? La provisión está allí pero, ¿cómo puedo
beneficiarme de ella? La respuesta está en Romanos 6 :3 -
4. Citemos estos versículos y luego hagamos algunos co
mentarios: “O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hem os sido bautizados en su
muerte? Porque somos sepultados juntamente con é/para
muerte por el bautism o”.
Según este pasaje, cuando escojo bautizarme, Dios me
considera muerto y sepultado con Cristo. No muero como
Cristo, sino que ante la vista de Dios muero con él.
Ya los pecados no son m íos sino de él. Ya no tengo que
morir, pues en el bautismo m orí con él. He ido al Banco
del Universo para que Cristo salde mi deuda. Ante la vis
ta de Dios, yo he m uerto con él por medio del bautismo.
M is pecados han quedado totalm ente pagos. Por esto el
apóstol Pedro dijo: “A rrepentios, y bautícese cada uno
de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de
los pecados” (Hechos 2:38).
Supongamos que un día estoy andando en mi automó
vil a 65 m illas por hora, cuando el límite en esa zona es
de sólo 30. U na patrulla me para; viene el policía a mi
ventana y me dice: “Señor, usted viajaba a 65 millas por
hora en una zona de 30, por lo tanto le voy a dar una
m ulta” . Creo que todos estarían de acuerdo en
m erezco esta m ulta pues he violado la ley. Pero yo le djg
al policía: “Señor, yo estoy arrepentido por lo que he
cho, ¿no podría perdonarm e la m ulta?” El policía me
C O M O SOM OS SALVOS 91
El nuevo nacimiento
Pero en el m om ento del bautism o no sólo recibimos el
perdón. N o sólo queda m uerta y sepultada nuestra vida
antigua con Cristo, sino que resucitamos a una nueva vida
por el poder del Espíritu Santo. En Rom anos 6 el apóstol
Pablo no sólo dice que m orim os con Cristo en el mo
mento del bautism o sino que resucitam os con él a una
nueva vida: “Porque som os sepultados juntam ente con él
para m uerte por el bautism o, a fin de que como Cristo
resucitó de los m uertos por la gloria del Padre, así tam
bién nosotros andem os en vida nueva...Y si morimos con
Cristo, creem os que tam bién viviremos con él... Consi
deraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús, Señor nuestro” (Rom anos 6:4, 8 ,1 1 ).
A sí com o el gusano se sepulta en la crisálida para lue
go nacer com o una nueva criatura, el pecador sepulta sus
pecados con Cristo en el bautism o para nacer de nuevo.
El apóstol Pablo nos dice en G álatas 3:27 que llegamos a
estar en Cristo cuando nos bautizam os y que el que “está
en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Si he
m os resucitado a una nueva vida con Cristo, no vamos a
vivir com o antes. Estando libres del pecado no vamos a
querer arrastram os por el suelo com o gusanos.
COM O SOMOS SALVOS 95
4—E.P.E.P.T.
98 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
CRISTO
La fe y las obras
M uchos se sienten inquietos cuando se les habla de la
victoria sobre el pecado. Anhelan a Cristo como Salva
dor pero no como Señor. Afirman con audacia: “Soy
salvo por gracia y mis obras nada tienen que ver con mi
salvación”.'Estas personas quieren seguir viviendo como
siempre lo han hecho y disfrutar al mismo tiempo de la
seguridad de la salvación. Esto nos trae al tema de la fe y
las obras.
El testimonio bíblico parece ser contradictorio en ma
teria de fe y obras. El apóstol Pablo afirma categórica
mente: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado
por fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28), pero el
m ism o apóstol dice: “Porque no son los oidores de la ley
los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán
justificados (Romanos 2:13). El apóstol Pablo declara en
repetidas ocasiones que la salvación es por la fe, pero
luego dice que seremos juzgados por nuestras obras (Ro
manos 2:6). Si soy salvo por la fe, ¿no sería lógico que
D ios me juzgara también por la fe?
Pero el panorama se complica aún más cuando el após
tol Pablo nos dice que Abrahán fue justificado por la fe
(Rom anos 4:3) y Santiago declara que fue justificado por
las obras (Santiago 2:21), y que “el hombre «justifica
do por las obras, y no solamente por la fe (Santiago>2.
¿Cómo reconciliamos estas aparentes discrepa
el testim onio bíblico en cuanto a la fe y as ° ra?_ , e[
que la respuesta se halla en Efesios 2:8-10, en donde
COM O SOM OS SALVOS 107
La cruz y la ley
En la Biblia se mencionan dos montes que guardan
una relación estrecha con nuestra salvación. El primero
de ellos es el monte Sinaí (el m onte de la ley) y el segun
do es el monte Calvario (el monte de la gracia). A mu
chos les encanta hablar del monte Calvario (el monte de
la gracia), pero no les gusta que se diga nada en cuanto al
monte Sinaí (el monte de la ley). Estas personas ignoran
que antes que una persona pueda visitar el monte Calva
rio, tiene que pasar por el monte Sinaí. ¿Por qué es así?
En el monte Sinaí Dios reveló su ley (ver Exodo 19 y
20). Como ya hem os visto, esta ley condena el pecado y
como todos hem os pecado, estam os todos bajo condena
ción. Toda la raza hum ana está bajo sentencia de muerte
por desobedecer la ley del m onte Sinaí. Esa ley no nos
puede perdonar ni cambiar, pero sí nos puede mostrar
COM O SOMOS SALVOS 111
Apocalipsis 21:1-4
En el mundo feliz
reinaremos con nuestro Señor,
en el mundo feliz
reinaremos con nuestro Señor.
T. M. Westrup
C apítulo 7
115
116 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
123
124 ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA
ISBN 0-01^3-^753-0
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