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Septimio Severo
emperador del Imperio romano

Lucio Septimio Severo[1] (Leptis Magna,


África, 11 de abril de 146-Eboracum,
Britania, 4 de febrero de 211) fue
emperador del Imperio romano de 193 a
211, con el nombre oficial de Lucius
Septimius Severus Pius Pertinax Augustus.
Fue el primer emperador romano de origen
norteafricano en alcanzar el trono y el
fundador de la dinastía de los Severos.
Tras su muerte fue proclamado Divus por
el Senado.
Septimio Severo
Emperador de Roma

Busto en alabastro de Septimio Severo. Museos


Capitolinos. Roma.

Información personal
Nombre secular Lucius Septimius
Severus
Reinado 14 de abril de 193-19
de febrero de 197 (en
competición con
Pescenio Níger y
Clodio Albino.
19 de febrero de 197-
198 (en solitario).
198-209 (con
Caracalla).
209-4 de febrero de
211 (con Caracalla y
Geta)

Nacimiento 11 de abril de 146


Leptis Magna
Fallecimiento 4 de febrero de 211
York
Predecesor Didio Juliano
Sucesor Caracalla y Geta
Familia
Dinastía Dinastía de los
Severos
Padre Publio Septimio Geta
Madre Fulvia Pía
Consorte Paccia Marciana (c.
175-c. 186)
Julia Domna (187-
211)
Descendencia Caracalla
Geta

De ascendencia itálica (por su madre) y


púnica-bereber (por su padre), Severo
logró hacerse sitio en la sociedad romana
e incluso tener una próspera carrera
política, en la que llegó a ser gobernador
de Panonia. Ya que su padre no pertenecía
al orden senatorial, ni realizó servicios al
Estado, no debió ser ajeno a su promoción
el hecho de que dos primos de su padre
habían sido cónsules durante el reinado de
Antonino Pío. Tras la muerte del
emperador Pertinax, los pretorianos
vendieron el trono del Imperio a Didio
Juliano, un rico e influyente senador. Sin
embargo, desde el inicio de su reinado
Juliano tuvo que enfrentarse a una férrea
oposición procedente del pueblo y del
ejército.

Aprovechando la debilidad del nuevo


emperador, algunos gobernadores de
provincia, entre los que se encontraba el
propio Severo, se rebelaron contra el orden
establecido. Con el fin de adelantarse a
sus rivales en la sucesión, el exgobernador
de Panonia marchó contra Roma y depuso
a Juliano, quien murió ejecutado por
órdenes del Senado.

Tras unos años de guerras civiles en los


que tuvo que enfrentarse a Pescenio Níger
en Siria y a Clodio Albino en Galia, Severo
logró consolidar su poder y fundar una
dinastía que continuarían sus hijos,
Caracalla y Geta, y otros familiares; poco
después de la muerte de su padre, el hijo
menor, Geta, fue asesinado por su
hermano Caracalla.

Militarmente su reinado se caracterizó por


la exitosa guerra que llevó a cabo contra el
Imperio parto, consecuencia de la cual
Mesopotamia volvió a caer bajo control
romano. En esta campaña sus soldados
saquearon la ciudad de Ctesifonte y
vendieron a los supervivientes como
esclavos. A su regreso a Roma, se erigió
un arco del triunfo a fin de conmemorar
esta victoria. En sus últimos años tuvo que
defender las fronteras de los ataques de
los bárbaros, que ponían en peligro la
integridad territorial del Imperio.
Especialmente duros fueron los
levantamientos que tuvieron lugar en
Britania, por lo que Severo mandó reforzar
el muro de Adriano.

Sus relaciones con el Senado nunca


fueron buenas, pues se había hecho
especialmente impopular entre los
senadores al acotar su poder con apoyo
del ejército. Ordenó ejecutar a docenas de
senadores bajo acusaciones de
corrupción y conspiración, y los reemplazó
por hombres fieles a su causa. Disolvió la
Guardia Pretoriana, sustituyéndola por su
guardia personal a fin de asegurarse un
total control político y su propia seguridad.
Durante su reinado acamparon en las
inmediaciones de la capital imperial unos
50 000 soldados. Aunque sus ansias de
poder convirtieron a Roma en una
dictadura militar, Septimio Severo fue muy
popular entre la población debido a que
restableció la moral tras los años
decadentes del gobierno de Cómodo, y
consiguió contener la corrupción que se
había instalado en todos los órdenes.

Biografía

Orígenes y cursus honorum …

Nació el 11 de abril de 145/6 en Leptis


Magna, ciudad situada en la Tripolitania,
en la costa de Libia. Severo era de origen
bereber[2][3][4][5] y púnico[6][7][8] a través de
su padre, Publio Septimio Geta, quien
obtuvo la ciudadanía romana durante el
siglo I. Su madre Fulvia Pía descendía de
una familia en la que se combinaban, a
través de una serie de matrimonios,
ciudadanos itálicos con habitantes del
Norte de África.[9] Ambas ramas familiares
estaban compuestas por notables; su
abuelo había servido como prefecto de
Leptis antes de que Tiberio convirtiera la
ciudad en una colonia gobernada por un
duumviri. Viudo joven de una lepcitana,
Paccia Marciana, en el año 187 Septimio
contrajo un segundo matrimonio con Julia
Domna, una mujer árabe de Siria,[10] de
estirpe real y cuyo horóscopo predecía
que se casaría con un rey. Domna era hija
del rico Julio Basiano, sumo sacerdote del
Templo del Sol de Emesa. Fruto de este
matrimonio nacieron dos hijos, L.
Septimius Bassianus "Caracalla" y L.
Septimius Geta.[11]

El historiador Dión Casio lo describe como


un hombre de poca estatura, corpulento y
taciturno. Severo tenía un fuerte acento
púnico, lo que le valió las burlas de sus
contemporáneos; no obstante, su rápido
ascenso político refleja la prosperidad de
la que por esta época gozaba la provincia
de África, y su perfecta integración en el
mundo romano.

Gracias a uno de sus influyentes primos,


Severo dejó Leptis por Roma a la edad de
18 años. Allí sirvió en numerosos puestos
civiles y militares. Durante el reinado de
Cómodo desempeñó de manera brillante
su carrera senatorial y fue destinado
durante una época a la Galia Lugdunensis,
en cuya capital, Lugdunum (Lyon), nació su
hijo mayor. Gracias al apoyo del praefectus
de la Guardia Pretoriana, Emilio Laeto,
obtuvo el puesto de legatus de la provincia
de Panonia Superior, donde se le concedió
el mando de tres legiones para defender la
frontera.

Lucha por el trono …

Véase también: Año de los cinco emperadores

Busto de Severo en el Museo Arqueológico Nacional


de España (MAN), Madrid, España.
Septimio Severo, Julia Domna, Caracalla y Geta.

El 31 de diciembre de 192, el emperador


Cómodo fue declarado enemigo por el
Senado y asesinado por uno de sus
libertos, Narciso. Pertinax fue elegido por
el Senado como nuevo emperador
después de que pagara un generoso
donativum a los pretorianos.
A su llegada al poder, el nuevo emperador
se percató de que las arcas imperiales
estaban vacías. A fin de revitalizar la
economía, Pertinax decidió eliminar
gastos superfluos, para lo que eliminó a
los pretorianos del poder e impuso una
disciplina más severa. Tres meses
después fue asesinado y sucedido por
Didio Juliano, quien adquirió el trono en
una subasta dirigida por los pretorianos en
la que se impuso al suegro de Pertinax,
Tito Flavio Sulpiciano.
Severo recibió las noticias de las muertes
de Cómodo y Pertinax en Carnuntum,
localidad que se situaba en Panonia
Superior. Cuando se enteraron de los
acontecimientos que tenían lugar en
Roma, las legiones veteranas acantonadas
en el Danubio decidieron proclamar
emperador a Severo. Además, buscó y
obtuvo el apoyo de las legiones
estacionadas en las fronteras del Rin y
Germania, y cuando lo hubo conseguido,
marchó sobre Roma.
El 1 de junio de 193, el Senado condenó a
muerte a Didio Juliano, allanando de este
modo el camino a Severo, que se presentó
en Roma con su ejército el 9 de junio de
aquel mismo año. Es de señalar que el
asesino de Juliano fue uno de los
pretorianos que le habían llevado al poder.
A su llegada a Roma, Severo invitó a la
Guardia Pretoriana a un banquete en su
campamento; pero cuando los pretorianos
llegaron fueron desarmados por una
fuerza de soldados de Severo, que
ejecutaron a los asesinos de Pertinax.
Severo sustituyó a los pretorianos por
soldados originarios de Panonia.

Busto de Julia Domna.

Fue entonces cuando las revueltas que se


estaban fraguando contra Juliano
estallaron:
En Oriente Pescenio Níger, gobernador
de Siria, se negó a proclamar emperador
a Severo. Su propio ejército le proclamó
emperador, y pronto obtuvo el apoyo de
la provincia de Egipto. Severo marchó
inmediatamente al Este y aplastó al
indisciplinado ejército de Níger. La
batalla decisiva tuvo lugar en Issos, en
la primavera de 194.
En Britania se cernía una amenaza
mucho más seria sobre el nuevo
emperador. Clodio Albino era un
influyente senador de origen africano
que había relevado al fallecido Pertinax
en el gobierno de la isla. Su ejército era
numeroso y estaba muy bien entrenado,
consecuencia de años de guerra contra
los caledonios. Severo se concilió
hábilmente con Albino al ofrecerle el
título de César y el consulado del año
194.

En 195, tras una campaña contra el


Imperio parto (obteniendo las importantes
victorias de Císico, de Bitinia y de Iso de
Cilicia, iniciando el asedio a Bizancio que
cayó bajo sus fuerzas en 196), Severo
proclamó a Albino enemigo público. Este
último cruzó el canal de la Mancha en 196
a la cabeza de todos los hombres que
pudo reunir, c. de 40 000 soldados. La
decisiva batalla de Lugdunum,
(considerada la mayor y más cruel entre
ejércitos romanos), tuvo lugar un año
después cerca de la localidad del mismo
nombre.[12] Tras la batalla, en la que
Severo y sus legiones resultaron
victoriosos, Albino escapó, suicidándose
poco después.

Severo ordenó que se despojara de su


ropa al cuerpo de su enemigo para que
pudiera ser pisoteado por un caballo. Se
envió su cabeza a Roma y su cuerpo fue
arrojado al Ródano. La mujer y los hijos de
Albino fueron asesinados poco después
de recibir la noticia. Otros 29 senadores
que le habían apoyado fueron ejecutados
brutalmente.

Habiendo consolidado su poder, Septimio


Severo tomó el nombre de Pertinax, se
proclamó hijo de Marco Aurelio, y creó una
genealogía ficticia que se remontaba a
Nerva.

Su gobierno
Aspectos militares …

Tondo de la familia de Severo.

El reinado de Septimio Severo tuvo un


marcado carácter militar que se refleja en
numerosas medidas tomadas por el
emperador, como la sustitución de los
pretorianos por los legionarios de Panonia
en el año de su ascenso al trono. La
eliminación de la guardia pretoriana hizo
que, a opinión de Dión Casio, la juventud
autóctona de la península itálica se
quedara sin empleo, convirtiéndose la
mayoría en gladiadores o bandidos. Uno
de estos bandidos que alcanzó renombre
fue Félix Bula, quien realizaba tropelías al
sur de Italia al mando de 600 hombres; se
hizo célebre por enviar a Septimio Severo
un centurión que había capturado con el
consejo de que alimentara bien a sus
esclavos si no quería que se convirtieran
en bandidos. Finalmente Félix Bula fue
capturado y enviado a las fieras.[13]

Entre los años 197 y 199 se libraron con


éxito una serie de campañas contra el
Imperio parto que derivaron en el
establecimiento de la nueva provincia de
Mesopotamia. Tras la conquista de la
ciudad de Ctesifonte, en cuyo asedio
murieron cerca de 100 000 personas, los
romanos se apoderaron de los tesoros de
los partos. Severo dedicó los cinco años
posteriores a organizar la administración
de la nueva provincia, cuya institución fue
vista por el pueblo persa como una
usurpación de su territorio, siendo motivo
de discordia con el Imperio.

Severo conocía las dificultades del


soldado porque las había vivido en
primera persona, y por ello puso en
marcha una serie de medidas a fin de
aumentar su calidad de vida:

Aumentó considerablemente el salario


de los soldados, lo que provocó un
desequilibrio en las finanzas y la
economía imperiales. La crisis
económica derivada de esta reforma se
debía a que hacía un siglo que no se
aumentaba el sueldo del militar.
Mejoró la annona militaris
(abastecimiento de trigo y aceite)
organizándola oficialmente como una
institución. La compra y mantenimiento
del equipo y suministros era
responsabilidad de los soldados,
mientras que del transporte era
responsable la administración imperial.
Reajustó el estatus civil de los militares.
De hecho, hasta el reinado de Claudio
los soldados no podían salir del
campamento mientras duraran sus años
de servicio. Por ello se le exigía no tener
familia por un número determinado de
años, dependiendo del cuerpo al que
pertenecía, así, a los pretorianos durante
15 años, a los legionarios durante 20
años y a los auxiliares durante 30 años.
Claudio reformó el sistema a fin de
permitir a los soldados salir del
campamento cuando no estuvieran de
servicio, facilitándoles de este modo
fundar una familia; sin embargo no
tenían derecho a casarse o reconocer a
sus hijos antes de concluir su tiempo en
filas. Severo permitió a los militares
oficializar su vida conyugal.
Fundó los colegios militares y creó tres
nuevas legiones, aumentando los
efectivos militares del Imperio en un
10 %. Estableció nuevos honores
militares, autorizando a los oficiales a
llevar un anillo de oro, privilegio hasta
entonces reservado a los équites.

Aspectos civiles …
Arco del triunfo de Severo.

Aun cuando el carácter militar del


emperador se hizo innegable a ojos de la
sociedad romana, se observa una
consolidación civil del poder dirigido a
través de su séquito.

De hecho, el emperador se rodeaba de una


importante corte constituida por itálicos
cuya prosperidad había disminuido mucho
durante los dos siglos anteriores,
africanos naturales de Túnez, unos pocos
marroquíes, argelinos y también hombres
originarios de Siria:

El emperador se rodeó de un grupo de


juristas como Cayo Fulvio Plauciano,
prefecto del pretorio experto en materia
judicial perteneciente a una rica familia
de Leptis Magna.
Severo estaba asistido por abogados
como Ulpiano o Papiniano, expertos
también en materia judicial. Ulpiano fue
prefecto del pretorio de Septimio Severo
y Papiniano de su descendiente,
Alejandro Severo.
Algunos filósofos como Filóstrato de
Atenas formaron parte de la corte del
emperador, que fue abandonando
gradualmente la filosofía estoica,
predominante en el siglo III. El
estoicismo se basaba en la presencia
de un dios sobre todas las cosas y en la
idea de que el hombre debe controlar
sus impulsos. Tras el declive del
estoicismo se difundió el
neoplatonismo, una creencia austera
más cercana al cristianismo.
Los viajes de Severo realizados entre
199 y 203, como los realizados a
Oriente, resumen la actividad civil del
emperador:
En Siria, de donde era natural su
esposa, Severo creó dos nuevas
provincias a fin de aligerar el trabajo
del gobernador y de evitar un golpe
de estado, dividiendo el ejército
estacionado en la provincia en dos.
En África, Severo estableció de
manera oficial la provincia de
Numidia, visitó Egipto, donde rindió
homenaje al cuerpo de Alejandro
Magno y remontó el Nilo hasta
Tebas. Egipto fue reorganizada
como una provincia autónoma con
derecho a fundar sus propias
instituciones.

Solo en el año 203, el emperador regresó a


Roma.

Septimio Severo erigió un conjunto de


importantes construcciones:[14][15]

En Roma, el emperador embelleció la


cara sur del Palatino mediante la
construcción de una monumental fuente
llamada Septizodium, dedicada a los
siete principales astros.[16] Se amplió,
además, el palacio imperial y se inició la
construcción de las que serían
conocidas después como Termas de
Caracalla. Se restauraron un gran
número de edificios dañados por los
incendios que tuvieron lugar al final del
reinado de Cómodo, entre los que se
encontraban el Templo de la Paz, el
Teatro de Pompeyo, el Pórtico de
Octavio y el Arcus Neroniani.
Su ciudad natal fue dotada con
numerosos monumentos, como el Foro
de Severo, la Basílica de Severo e
instalaciones portuarias.

Septimio Severo modificó la estructura de


la organización gubernamental del
Imperio:

Busto del emperador Caracalla, hijo de Severo, quien


heredó el imperio tras la muerte de su padre.
Se transfirió a los prefectos del pretorio
el deber de llevar los tribunales de
apelación, función antes realizada por el
emperador. Con esta reforma se
concedió a los prefectos del pretorio un
importantísimo papel en la
administración civil imperial.
Se instituyó la distribución gratuita de
aceite de oliva, que se unía al tradicional
reparto de trigo para la plebe.

Muerte …

A fin de consolidar su sucesión, Severo


casó a su hijo Caracalla con Plautila, hija
del prefecto del pretorio Cayo Fulvio
Plauciano. No obstante, pronto las
relaciones entre la pareja se deterioraron
irremediablemente.

Plauciano fue acusado de traición por los


centuriones en 205, sobornados
probablemente por Caracalla. Severo le
hizo asesinar y Plautila fue recluida en la
isla de Lipari.

En 208 Septimio Severo embarcó en


compañía de sus hijos, Geta y Caracalla,
hacia la provincia de Britania para
combatir a los caledonios. Ambos
ejércitos se enfrentaron en una serie de
batallas hasta el año 209 sin que se
produjera ninguna victoria decisiva. A fin
de asegurar la frontera norte del Imperio,
Severo reforzó el muro de Adriano.

Muy debilitado por la gota, Severo se retiró


a Eboracum, donde falleció el 4 de febrero
de 211 a la edad de 65 años. Según
algunas fuentes, en su lecho de muerte
Severo pronunció una frase que aún hoy
sigue siendo famosa:

Mantened la paz,
enriqueced a los
soldados y burlaos del
resto.

Tras su muerte, Severo fue deificado por el


Senado, y sucedido por sus hijos,
Caracalla y Geta, que fueron asesorados
por su esposa, Julia Domna.[17] Fue
enterrado en el Mausoleo de Adriano de
Roma. Sus restos se han perdido.[18]

Severo y el cristianismo, una


política continuista
El reinado de Severo proporciona un
interesante ejemplo de la persecución a la
que fueron sometidos los cristianos
durante el Imperio romano. Severo se
limitó a permitir que se siguiera poniendo
en práctica la política establecida desde
hacía ya tiempo, lo que significa que las
autoridades romanas no buscaban
intencionadamente a los cristianos,
aunque cuando alguien era acusado de
serlo, esta persona debía maldecir a Jesús
y hacer una ofrenda a los dioses romanos
o sería ejecutado.[cita requerida]
Aureus con la efigie de Septimio Severo.

Por otra parte, con el deseo de fomentar la


paz mediante la difusión de una armonía
religiosa derivada del sincretismo, Severo
trató de limitar la propagación de los dos
grupos religiosos que se negaban a ceder
al sincretismo al considerarle una
conversión del cristianismo al judaísmo.
Por su parte, los funcionarios hicieron uso
de las disposiciones legales existentes
para proceder con rigor contra los
cristianos. Naturalmente el emperador,
con su estricta concepción de la ley, no
entorpeció esta parcial persecución, que
tuvo lugar en Egipto y Tebaida, así como
en África y Oriente.

Cayeron numerosos mártires en


Alejandría,[19][20] y no menos crueles
fueron las persecuciones que tuvieron
lugar en África, que parecieron comenzar
en 197/8.[21] En África cayeron un gran
número de cristianos, como los mártires
de Madaura. En 202/3 murieron Felícitas y
Perpetua.
La persecución floreció de nuevo en las
provincias de Numidia y Mauritania en
211. Posteriormente fue en la Galia,
especialmente en Lugdunum, donde los
cristianos fueron perseguidos de manera
más cruel. De forma general, se puede
decir que la posición de los cristianos
durante el reinado de Severo fue la misma
que bajo los de los Emperadores
Antoninos; aunque la ley de este
emperador demuestra de manera
equívoca que el rescripto de Trajano había
fracasado en su propósito.[22]
Cambios de nombre y títulos
146 — Nace con el nombre de Lucius
Septimius Severus.
193 — Es nombrado emperador, y su
nombre evoluciona a Imperator Caesar
Lucius Septimius Severus Pertinax
Augustus.
195 — Adopta el sobrenombre de Pius;
Imperator Caesar Lucius Septimius
Severus Pius.
195 — Tras su victoria sobre la ciudad
de Adiabene y sobre los pueblos de
Arabia; Imperator Caesar Lucius
Septimius Severus Pius Pertinax
Augustus Arabicus Adiabenicus.
198 — Tras su victoria sobre el Imperio
Parto; Imperator Caesar Lucius
Septimius Severus Pius Pertinax
Augustus Arabicus Adiabenicus
Particus Maximus.
209 — Tras su victoria sobre los
caledonios; Imperator Caesar Lucius
Septimius Severus Pius Pertinax
Augustus Arabicus Adiabenicus
Particus Maximus Britanicus Maximus.
211 — A su muerte recibe el nombre de;
Imperator Caesar Lucius Septimius
Severus Pius Pertinax Augustus
Arabicus Adiabenicus Particus Maximus
Britanicus Maximus, Pontifex Maximus,
Tribuniciae Potestatis XIX, Imperator XV,
Consul IV, Pater Patriae.

Notas

Por primera vez, el


Imperio se encontraba
en manos de un
provinciano, ciudadano
romano, pero
procedente de una
familia berebere de
Leptis Magna, en la
Tripolitania, y que
guardaba un sólido
vínculo con los
africanos. [...] La
aparición del primer
emperador africano —
sobre el que se ha dicho
que era «la venganza de
Aníbal»— inauguró un
periodo de cuarenta
años de gran
importancia para la
ulterior historia de
Roma. Severo salvó al
Imperio de la anarquía,
e impuso una serie de
reformas políticas,
económicas, militares y
sociales a su llegada al
poder. Su temperamento
personal y la influencia
de su entorno
orientaron a la urbe, a
sus instituciones e
incluso a la propia
cultura imperial. Esto es
lo que los historiadores
alemanes llaman
«Spätantike», y nosotros
«Imperio romano
tardío».[23]
Referencias
1. Nombre completo en latín: Lucius
Septimius Severus.
2. Encyclopedia Americana, Scholastic
Library Publishing, 2005, v. 3, p. 569:

Bereberes: ... Los


más conocidos de
ellos fueron el
autor romano
Apuleyo, el
emperador
romano Septimio
Severo, y San
Agustín, cuya
madre fue una
bereber.

3. Marrou, Henri Irénée: Crise de notre


temps et réflexion chrétienne de 1930
à 1975, Beauchesne, 1978, p. 124.
4. Le Glay, Marcel: Rome : Tome 2,
Grandeur et chute de l'Empire, Librairie
Académique Perrin, 2005, p. 336.
5. Gilbert Meynier. L’Algérie des origines :
De la préhistoire à l’avènement de
l’Islam, La découverte, 2007, p. 74.
. Anne Daguet-Gagey, Septime Sévère,
Payot, 2000, p. 38.
7. Michael Grant, The Severans,
Routlegde, 1996, p. 7.
. Nacéra Benseddik, Thagaste, Souk
Ahras, Patrie de saint Augustin, Inas,
2004, p. 25:

El púnico nace a
partir de un
encuentro entre
dos mundos, uno
indígena y otro
oriental. Se trata
del resultado de un
mestizaje étnico y
cultural.

9. Briand-Ponsart, Claude: L'Afrique


romaine : De l'Atlantique à la
Tripolitaine 146 av. J.-C. — 533 ap. J.-
C., Armand Collin, 2005, p. 70.
10. Rodinson, Maxime: Les Arabes (1979),
PUF, 2002, p. 58:

Septimio Severo se
casó con una
árabe de Siria,
Julia Domna,
cuyos hijos y
nietos gobernaron
Roma.

11. Dión Casio, Historia Romana, volumen


IX, libros 71-80, ISBN 0-674-99196-6
(texto completo ).
12. Espartiano, Historia Augusta, Severo
11.
13. Millar, Fergus (1992). El imperio
romano y sus pueblos limítrofes. El
mundo Mediterráneo en la Edad
Antigua. IV. Siglo Veintiuno Editores.
p. 323. ISBN 968-23-0886-0.
14. Aguado García, Paloma (2005).
Arquitectura religiosa y propaganda
imperial en Roma bajo Septimio
Severo y Caracalla (36). ISSN 0210-
7694 . pp. 371-388..
15. Fernández Ardanaz, Santiago y Rafael
González Fernández (2006). «El
consensus y la auctoritas en el acceso
al poder del emperador Septimio
Severo» . Antigüedad y cristianismo:
Monografías históricas sobre la
Antigüedad tardía (23). pp. 255-260..
Archivado desde el original el 22 de
mayo de 2008.
1 . Los planetas, la Luna y el Sol.
17. "Life of Septimius Severus" in Historia
Augusta, Section 19.
1 . «Preface, "Lives of the Artists" » .
Archivado desde el original el 10 de
diciembre de 2010. Consultado el 13
May 2018. Parámetro desconocido
|df= ignorado (ayuda); Parámetro
desconocido |url-status=
ignorado (ayuda)
19. Véase Clemente de Alejandría,
Stromata, ii. 20.
20. Eusebio, Historia de la Iglesia, V., xxvi.,
VI., i.
21. Véase Tertuliano, Ad Martyres.
22. Paloma Aguado García (2000).
«Cristianismo bajo Septimio Severo y
Caracalla» . Espacio, tiempo y forma.
Serie II, Historia antigua (13). pp. 255-
260..
23. Marcel Le Glay, Histoire de Rome, ed.
Hachette, 1992, t. 2, pp. 336–337.

Bibliografía
Véanse también las notas anteriormente
citadas.
Aguado García, Paloma (2000).
«Cristianismo bajo Septimio Severo y
Caracalla» . Espacio, tiempo y forma.
Serie II, Historia antigua (13). pp. 255-
260.
Aguado García, Paloma (2005).
Arquitectura religiosa y propaganda
imperial en Roma bajo Septimio Severo y
Caracalla (36). ISSN 0210-7694 . pp.
371-388.
Fernández Ardanaz, Santiago y Rafael
González Fernández (2006). «El
consensus y la auctoritas en el acceso
al poder del emperador Septimio
Severo» . Antigüedad y cristianismo:
Monografías históricas sobre la
Antigüedad tardía (23). pp. 255-260.
Archivado desde el original el 22 de
mayo de 2008.
Conferencia de Yann Le Bohec en la
Sorbona, diciembre de 2007
Zeev Rubin: Dio, Herodian, and Severus’
Second Parthian war. En: Chiron 5
(1975), pp. 419–-441
Jörg Spielvogel: Septimius Severus
(Gestalten der Antike). Darmstadt 2006,
ISBN 3-534-15426-6.
Anthony Birley. Septimius Severus: The
African Emperor, 1998. ISBN 0-415-
16591-1
Michael Grant. The Roman Emperors,
1985. ISBN 0-7607-0091-5
Michael Grant. The Severans: The
Changed Roman Empire, 1996. ISBN 0-
415-12772-6
Obras de ficción …

Posteguillo S., "Yo, Julia", Premio


Planeta 2018.

Enlaces externos
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Didio Juliano 192 - 193 -

Predecesor: Dinastía de los Severos Sucesor:


- 193 - 235 Caracalla y Geta

Emperador romano
193 - 211
Predecesor: con Caracalla (198-217) y con Geta Sucesor:
Didio Juliano (209-211), Caracalla y Geta
en guerra contra Pescenio Níger
(193-194) y Clodio Albino (193-197)

Predecesor: Sucesor:
Cónsul sufecto del Imperio romano
Cómodo Popilio Pedón Aproniano
junto con Apuleyo Rufino
Marco Petronio Sura Marco Valerio Bradua
190
Septimiano Máurico

Predecesor:
Sucesor:
Quinto Pompeyo Sosio Cónsul del Imperio romano
Publio Julio Escapula
Falcón junto con Clodio Albino
Tértulo Prisco
Cayo Julio Erucio Claro 194
Quinto Tineyo Clemente
Vibiano

Predecesor: Cónsul del Imperio romano


Sucesor:
Lucio Annio Fabiano junto con Marco Aurelio Severo
Cayo Fulvio Plauciano
Marco Nonio Arrio Antonino Augusto
Publio Septimio Geta
Muciano 202

Datos: Q1442
Multimedia: Septimius Severus
Citas célebres: Septimio Severo

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title=Septimio_Severo&oldid=123485885»

Última edición hace 10 días por BenjaBot

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