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Módulo 5
Fundamentos del delito
y los delitos en particular
Unidad 2
Características y elementos del delito
Sesión 4
Elementos del delito
Texto de apoyo
Índice
Presentación .......................................................................................................................................... 3
Conducta ............................................................................................................................................... 4
Acción ................................................................................................................................................ 4
Omisión .............................................................................................................................................. 6
Omisión simple ............................................................................................................................... 6
Comisión por omisión ......................................................................................................................... 7
Elementos de la omisión .................................................................................................................... 8
Lugar y tiempo de la comisión del delito ............................................................................................. 8
Ausencia de conducta.......................................................................................................................... 10
Tipicidad y atipicidad............................................................................................................................ 12
Clasificación de los tipos .................................................................................................................. 14
Aspecto negativo .............................................................................................................................. 23
Antijuricidad ......................................................................................................................................... 24
Causas de justificación ..................................................................................................................... 25
La legítima defensa .......................................................................................................................... 26
Estado de necesidad ........................................................................................................................ 29
Ejercicio de un derecho .................................................................................................................... 30
Cumplimiento de un deber ............................................................................................................... 31
Consentimiento del titular del bien jurídico ....................................................................................... 32
Culpabilidad ......................................................................................................................................... 32
Dolo ................................................................................................................................................. 34
Culpa ............................................................................................................................................... 35
Inculpabilidad ....................................................................................................................................... 38
El error ............................................................................................................................................. 38
Imputabilidad ....................................................................................................................................... 42
Acciones liberae in causa ................................................................................................................. 42
Inimputabilidad..................................................................................................................................... 43
Punibilidad ........................................................................................................................................... 47
Variación de la pena ..................................................................................................................... 48
Presentación
Una vez determinado lo que es un delito, quién puede cometerlo, quién resentirlo y cuál es el bien
jurídico que tutela el derecho, te adentrarás a continuación a los elementos que conforman el delito, los
cuales son la conducta (o ausencia de la misma), la tipicidad y atipicidad, antijuridicidad, culpabilidad e
inculpabilidad, imputabilidad e inimputabilidad, punibilidad, sus excusas absolutorias y la
condicionalidad objetiva, así como la ausencia de la misma.
Conducta
Como lo hemos visto en sesiones anteriores, el delito requiere para su existencia de una serie de
elementos. Entre ellos, podemos distinguir la conducta, que es el primero y más importante. Sin ésta,
el delito no puede iniciar su trayectoria de vida, que va desde su concepción en la mente humana,
hasta su consumación.
La conducta y el hecho parecieran ser muy similares, no obstante, el contenido mismo de sus
acepciones representan para el mundo del Derecho Penal una diferencia abismal. Por un lado, la
conducta es el elemento objetivo del delito. Por otro, el tipo penal requiere simplemente de la acción u
omisión; el hecho será cuando el cuerpo normativo requiere, además, de la acción o la omisión, la
producción de un resultado material unido por nexo causal. De esta manera, la sola conducta configura
el tipo penal cuando se trata de un delito de mera actividad, sea positiva (hacer) o negativa (no hacer).
Igualmente, la conducta será un elemento del hecho cuando el tipo penal requiera necesariamente un
resultado material.
Acción
En el tema jurídico penal, la conducta en tanto elemento objetivo del delito puede manifestarse como
acción, omisión o comisión por omisión. Por acción se entenderá aquella actividad realizada por el
sujeto activo, mediante diversos movimientos corporales, tendientes a cometer una infracción a la ley
y/o a través de diversos instrumentos, como animales o incluso seres humanos, para el logro de su
voluntad. En la acción se integran diversos elementos que le dan sentido, sin ellos no se produciría
efecto jurídico; aunque sí podría producir efectos materiales, pero penalmente no reprochables. Los
elementos que se incluyen en la acción son los siguientes:
Voluntad: Se traduce en el querer por parte del sujeto activo. Intención para cometer un delito.
Actividad: Consiste en el “hacer”. Aquellos movimientos corporales efectivamente encaminados a
la producción de un delito.
Resultado: Consecuencia directa de la voluntad a través de la actividad desplegada por el sujeto
activo y que trae como consecuencia la violación a la norma penal; el fin deseado por el sujeto
activo.
Relación de causalidad: También llamado nexo causal que consiste en la unión de la conducta
con el resultado, que necesariamente deberá ser material; toda vez que en los delitos que no
producen un efecto material no existirá el nexo causal. En otras palabras, la relación de causalidad
o nexo causal es lo que une causa y efecto.
Conducta Resultado
Causa Efecto
Para explicar la relación de causalidad o nexo causal se han elaborado diversas teorías:
Teoría de la equivalencia de las condiciones: Según esta tesis generalizadora de Von Buri,
también conocida como teoría de la conditio sine qua non, todas las condiciones (conductas)
productoras de resultados son equivalentes. Por lo tanto, todas son su causa antes de que
cualquiera de las condiciones sea asociada a las demás. Todas son ineficaces para la producción
del resultado; éste surge por la suma de ellas. Por lo tanto, cada una es causa de toda la
consecuencia y, por ende, con respecto a ésta tienen el mismo valor.
Teoría de la última condición: También conocida como de la causa próxima o de la causa
inmediata, su autor Ortmann sostiene que entre las causas productoras del resultado (conductas),
la más relevante es la última, es decir, la más cercana al resultado.
Teoría de la condición más eficaz: Creada por Brikmeyer, señala que sólo es causa del resultado
aquella condición que tenga una eficacia preponderante.
Teoría de la adecuación: O teoría de la causalidad adecuada, únicamente considera como
verdadera causa del resultado a la condición normalmente adecuada para producirlo. Deberá ser
lo normalmente adecuado cuando el resultado surge según lo normal, ya que, si se aparta de lo
común, no hay relación de causalidad entre él y la conducta.
Omisión
Es la realización de la conducta típica con abstención de actuar de manera voluntaria, a lo que la ley
obliga. En otras palabras, es no hacer o dejar de hacer la conducta que se encuentra marcada en la
norma, lo cual es constitutivo de delito. De acuerdo con lo anterior, la omisión puede ser simple o
comisión por omisión.
Omisión simple
Conocida también como omisión propia, consiste en no hacer lo que se debe hacer, ya sea de manera
voluntaria o de manera culposa, para acreditar la conducta antisocial. En este caso, no existe un
resultado material. La norma establece ciertas conductas que se deben restringir y, por lo tanto, no
realizar por parte de las personas a efecto de evitar resultados materiales graves y que también sean
constitutivos de delitos, el hecho de no cumplir la norma y de no evitar estos comportamientos o estas
conductas ciertamente es constitutivo de delito.
También conocido como omisión impropia. En este caso, nos encontramos ante un no hacer voluntario
culposo, en el que efectivamente sí se produce un resultado material y se está infringiendo una norma
preceptiva y una norma prohibitiva. A diferencia de la omisión simple, en la comisión por omisión sí se
configura un resultado material, ya que se está ante la violación de una norma que establece una
conducta de hacer y el activo simplemente no la realiza, incumpliendo la conducta, infringiendo así la
norma penal.
En conclusión, la diferencia básica entre la omisión simple y la comisión por omisión es que en la
omisión simple no existe un resultado material y el delito que se configura será de peligro. Mientras
que en la comisión por omisión, se presentará un resultado material al desatender una conducta de
hacer, que establece la norma penal de manera voluntaria y culposa.
Elementos de la omisión
Sus elementos son la voluntad, la inactividad, el resultado y el nexo causal. Los últimos dos son los
mismos señalados en el caso de la acción analizada en el apartado anterior, con la única diferencia de
que la inactividad es la parte negativa de la actividad que ya fue mencionada.
Es importante resaltar que en los delitos de omisión simple, por sus características particulares, en las
que no se presenta un resultado material, no se puede hablar de un nexo causal, ya que éste no se
configura.
Por lo que se refiere a la comisión por omisión, en este caso sí se presenta un resultado material por lo
que la acreditación indubitable del nexo causal resulta indispensable para la configuración del delito.
El determinar con precisión el lugar y el tiempo de la comisión de un delito resulta, en algunos casos,
ser un asunto realmente complicado, por las circunstancias propias de la comisión del mismo. Sin
embargo, la mayoría de las veces la acción o la omisión se realizan en el mismo lugar en el que se
produce el resultado material, por lo que es posible considerarlos concomitantes.
El problema real surge en los llamados delitos a distancia, cada vez más comunes, debido a los
avances técnicos y tecnológicos que a diario se nos presentan y que han facilitado enormemente las
comunicaciones y acercado las distancias. De esta manera, tenemos el problema de poder determinar
cuál será la legislación aplicable, en el caso de que la conducta y el resultado no coincidan respecto al
lugar y tiempo, encontrándonos ante los llamados delitos a distancia.
No confundir con los delitos continuados, en los que se presentan dos legislaciones
de países diferentes o estados de la República distintos, ya que de acuerdo con los
principios generales que rigen el derecho en México, una persona no puede ser
juzgada dos veces por el mismo delito, por lo que será necesario determinar cuál de
las legislaciones le es aplicable, para de esta manera poder enderezar un solo
procedimiento.
Así pues tenemos como ejemplo el caso de una persona que pone en el correo de la
ciudad de Tepic, Nayarit, una carta bomba dirigida a otra persona que radica en la
ciudad de Mérida, Yucatán. La carta tarda dos semanas en llegar a su destino, al
recibirla el destinatario y abrirla, la bomba explota causándole lesiones.
De acuerdo con este ejemplo nos preguntamos: ¿Se cometió el delito en Tepic y por
tanto la legislación aplicable será la de Nayarit o se cometió en Mérida y la
legislación aplicable será la de Yucatán? ¿Se delinquió cuando fue puesta la carta
bomba en el correo o al abrirla y explotar?
Es importante insistir en no confundir este tipo de delito con los llamados delitos continuados cuya
comisión da inicio en un lugar, pero termina en otro. En este caso, se infringe la legislación de dos
estados (porque es claro que el lugar y tiempo de su comisión no deja dudas), por tanto, conocerá la
prevención cualquiera de los dos, pero el que conozca oficialmente primero sobre el hecho será el que Comentado [NOP1]: ¿es correcta la frase “conocer a
prevención”?
radique la carpeta de investigación.
Es “…la prevención”
Teoría del conjunto: También llamada teoría de la ubicuidad. Para ésta, se considera que el delito
se comete, tanto en el lugar y al tiempo de realización de la conducta, como en el lugar y al tiempo
en donde se produce el resultado.
Recordando el ejemplo anterior de la carta, cabe preguntarse: ¿Qué sucede si al enviar la carta bomba
el activo era menor de edad y para el día que ésta es recibida por el destinatario, el activo ya es mayor
de edad? Si atendemos a la teoría finalista, el activo debe ser procesado como adulto, ya que el
resultado material se dio cuando éste ya era mayor de edad. Sin embargo, si atendemos a la teoría de
la actividad, el activo deberá ser tratado mediante lo dispuesto por la legislación para menores
infractores. La realidad es que debe considerarse la inimputabilidad (falta de capacidad de entender y
querer) del activo en el momento de la realización de la conducta, toda vez que ésta es desplegada
cuando era menor de edad y, por lo tanto, incapaz ante la ley.
Ausencia de conducta
Es la parte negativa de la conducta que surge en algunos casos, en los que por circunstancias
excepcionales se presenta el hecho constitutivo de delito, pero éste no puede ser considerado como
tal, toda vez que le falta el elemento principal que es la conducta.
Hemos repetido en varias ocasiones que a falta de cualquiera de los elementos del
delito, cualquier acto no puede ser considerado como delito.
Existirá ausencia de la conducta en los siguientes casos: vis absoluta, vis maior, actos reflejos, sueño,
sonambulismo e hipnosis.
Vis absoluta: Consiste en la fuerza física exterior irresistible que se ejerce en contra de la voluntad
de una persona para la comisión de un delito. La aparente conducta desarrollada como
consecuencia de esta fuerza exterior irresistible, no puede de ninguna manera ser considerada
como un acto constitutivo de delito por quien lo padece, toda vez que no existe la manifestación de
la voluntad y, por lo tanto, no es una acción en el sentido valorativo del derecho. Quien así obra,
es un mero instrumento para la comisión de la conducta delictiva. Es indispensable que dichos
actos sean cometidos mediante una fuerza física exterior, irresistible, plenamente acreditada. No
simplemente amedrentado o cohibido, sino forzado de hecho. De lo contrario, estaríamos ante la
presencia de una conducta.
Vis maior: Es la fuerza mayor que a diferencia de la vis absoluta proviene de la naturaleza y, por
ello, no existe el elemento volitivo indispensable para configurar el delito.
Actos reflejos: Son movimientos que de manera involuntaria, realizan algunas personas que
padecen trastornos nerviosos, algunos son sutiles como los llamados popularmente “tics
nerviosos”. Existen otros realmente violentos que pueden provocar que quien los sufre o quien se
encuentre cerca de él pudieran resultar lastimados. En este tipo de situaciones nos encontramos
ante la presencia de una conducta totalmente involuntaria por parte de la persona que padece el
trastorno, la cual en un momento dado, podría llegar a causar lesiones a otra persona o a sí
mismo. Ante la falta de voluntad en el agente, no puede ser tipificado como delito.
Hipnosis: En esta figura se presenta, al igual que en las anteriores, un estado alterado de
conciencia temporal en donde la voluntad del sujeto se subyuga a la voluntad de quien practica
dicha hipnosis. Por ello, los actos realizados cuando se encuentra en dicho estado, no pueden ser
considerados delitos. Encontramos que existen varias corrientes que tratan el tema, en el que
aseguran que una persona bajo hipnosis no realizaría una conducta a pesar de la influencia del
hipnotizador si en su estado consciente no fuera capaz de llevarla a cabo. No obstante lo anterior,
para el caso del derecho penal, las personas en estado hipnótico no pueden manifestar su
voluntad y se consideran inimputables.
Tipicidad y atipicidad
Al hablar del tipo penal, estamos hablando de la descripción que realiza la legislación en la materia de
una conducta humana. Será pues la abstracción de la conducta señalada por la legislación y plasmada
en la misma; esta abstracción será además de manera genérica e impersonal. Como descripción
encontramos que el tipo penal es la “Descripción que el legislador hace de un delito. Es la abstracción
legal de un ilícito penal”. (Amuchategui, 2006). Por otra parte:
La expresión tipo es usualmente utilizada por la doctrina para aludir a la descripción de una conducta
prohibida realizada por una norma jurídico-penal, en tanto que la tipicidad es entendida como la
característica de una acción de adecuarse a una disposición legislativa (IIJ, 1996).
De esta manera, en el Código existen dos diferentes tipos penales: Los primeros contienen todos los
elementos del delito ya que hacen referencia clara a la culpabilidad y, por lo tanto, se trata de una
descripción legal de un delito. Los segundos se limitan a formular la conducta prohibida u ordenada, en
este caso no se puede decir que se esté haciendo una descripción del delito sino solamente se hará
de una parte de éste, aunque siempre se hará la descripción del comportamiento antijurídico. En
resumen, el tipo a veces es la descripción legal del delito y, otras, la descripción del elemento objetivo
o comportamiento.
La tipicidad es uno de los elementos esenciales del delito, sin la cual no es posible su configuración, a
pesar de que en la realidad alguien realice una conducta que afecte efectivamente a otra persona. En
ese caso, no se podrá afirmar que se trata de un delito, ante la inexistencia de encuadramiento de la
conducta de acuerdo a la descripción realizada en la ley. Se estaría ante la presencia de una conducta
atípica, asocial o antisocial, pero nunca ante un delito.
Es importante hacer notar que cada uno de los tipos penales descritos en la ley cuenta con sus propios
elementos llamados elementos del tipo, los cuales deberán satisfacerse en su totalidad, de acuerdo a
la abstracción realizada por la legislación, para estar en la posibilidad de asegurar que determinada
conducta concuerda fielmente al tipo penal y se integre como delito.
La clasificación de los tipos penales reviste un interés relevante, en virtud de que es necesaria para la
identificación de sus rasgos característicos, para diferenciar un delito de otro e incluso para resolver
problemas prácticos. Resulta interesante el encuadrar la conducta del activo en los diferentes
principios, ya que en la vida real existen delitos que son muy fáciles de identificar por las
características propias de las conductas en relación con la descripción que de ellas hace la ley.
En el caso del homicidio: “Comete homicidio quien priva de la vida a otro”. El tipo es
realmente muy claro, pero existen otros en los que en las descripciones
encontramos elementos normativos o subjetivos.
Tenemos el caso del robo en el que se mencionan términos como, “cosa ajena
mueble”. Aquí se requiere de una valoración cultural y jurídica para determinar qué
es una cosa mueble y qué quiere decir ajena, etcétera.
Para la clasificación de los tipos penales se ha desarrollado por parte de los estudiosos del Derecho,
una clasificación más o menos uniforme, aunque con ciertas diferencias de acuerdo a cada autor. Los
tipos se pueden dividir en las siguientes clasificaciones:
Acción
Conducta Simple
Omisión
Comisión por omisión
Lesión: En donde la
conducta del sujeto
activo lesione de
manera directa el bien Ejemplo: Homicidio, robo, violación.
jurídicamente tutelado ,
Por el daño: sin importar la forma de
Afectación comisión.
directa o Peligro efectivo:
indirecta del bien Cuando el bien Ejemplo: Disparo
jurídicamente Peligro: El bien jurídicamente de arma de fuego
tutelado jurídicamente tutelado es tutelado es puesto en o ataque
establecido en la puesto en riesgo, sin que un riesgo grave e peligroso.
norma. efectivamente haya sido inminente.
violentado. La norma
sanciona dicha conducta Presunto: El bien
en función del riesgo en jurídicamente tutelado por Ejemplo:
que se pone dicho bien. la norma penal ha sido Abandono de
puesto en un peligro no tan un lesionado.
inminente como el anterior.
Dolosos o intencionales: La
voluntad del sujeto activo
interviene para llevar a cabo la
conducta antisocial. Existe
intención de cometer el delito.
Por la intencionalidad:
Voluntad del agente, donde Culposos o no intencionales: Conocidos
interviene o no la voluntad del también como delitos imprudenciales. Aquéllos en
activo en la comisión del los que la voluntad del agente no se encuentre
delito. Por otra parte, esta presente, pero la conducta efectivamente se
voluntad del activo presenta. Normalmente cometidos por
corresponde con los imprudencia, falta de precaución o impericia.
resultados materiales Solamente punibles en los casos específicamente
obtenidos aunque sean establecidos en la ley.
diferentes a los deseados.
Preterintencionales o
ultraintencionales: El Ejemplo: El caso de
sujeto activo desea un alguien que desea
resultado material típico de lesionar a otra persona
menor intensidad o suministrándole algún
gravedad que el producido, brebaje pero equivoca la
de manera que éste ocurre dosis y le provoca la
por imprudencia en el muerte.
actuar.
Unisubjetivos: Para
su integración se
Por el número de sujetos: requiere solamente de
De acuerdo a los que un sujeto activo.
intervienen en la comisión
de una conducta antisocial.
Plurisubjetivos: Para su
Por ejemplo: Delito de
integración se requerirá
adulterio, delincuencia
forzosamente de la participación
organizada.
de dos o más sujetos activos.
Uniubsistentes:
Por ejemplo: El
Requiere de un solo
homicidio.
acto.
Por el número de actos: A
realizar el activo para la
configuración del delito.
Plurisubsistentes: Requiere de Por ejemplo: Aquellos
dos o más actos por parte del casos en los que la ley
activo para su configuración, de establezca en el tipo
tal suerte que cada uno de los penal el requisito
actos de manera independiente "reiteradamente",
o no configuran delito o "continuamente" o algún
configuran otro diferente. sinónimo.
Instantáneos: Se agotan al
momento mismo de presentarse
la conducta antisocial, pues en Ejemplo: El
ese preciso momento se homicidio.
configuran todos los elementos
del delito.
Complementados: Se
forman de un tipo básico o
fundamental, adicionándose
alguna otra conducta que lo Por ejemplo: Del delito de robo,
tenemos el caso del robo en casa
agrava o atenúa. Tienen vida habitación que tiene una pena
propia, a diferencia de los agravada a la del robo.
especiales en los cuales no
es así, pues dependen del
básico.
Es importante hacer notar que todos los delitos deben ser encuadrados en cada una de las categorías
que se han descrito, de tal suerte que podamos determinar de cada una cuál fue la que realmente
sucedió al momento de la comisión.
Aspecto negativo
El aspecto negativo de la tipicidad será la atipicidad, o bien, la ausencia del tipo que ocasiona que una
conducta (sea cual fuere) no puede de ninguna manera ser considerada como delito y, por ello,
carecerá de sanción. Cuando hablamos de atipicidad, estamos hablando de la no adecuación entre la
conducta realizada por el sujeto y los elementos del tipo penal. Esta falta de adecuación puede
deberse a la falta de requisitos establecidos por la norma penal, ya sea respecto a los medios de
ejecución, el objeto material, las condiciones propias del activo o del pasivo, entre otros.
Como el caso del robo, en el que necesariamente debe recaer en cosa ajena
mueble. En el caso de que la conducta del activo recaiga sobre una cosa ajena
inmueble se podrá considerar atípica con respecto al robo, pero típica sobre el delito
de despojo.
Cuando se trata de la ausencia del tipo, entonces se tratará de la carencia de la descripción típica de
la conducta en el Código Penal y, por lo tanto, la conducta desplegada será lícita. De esta manera
encontramos que si en la ley no existe una descripción del tipo penal, no podrá nadie ser sancionado
por esa conducta, aunque pareciera que fuera antisocial o reprochable.
Antijuricidad
Los estudiosos del Derecho han intentado dar una definición a este concepto. A continuación se
presentan algunas:
"Calidad de ciertas conductas que no cumplen con lo prescrito por la norma jurídica que las
regula" (IIJ, 1996).
"Elemento del delito en el que la conducta típica contraría la norma jurídica. Es lo contrario a lo
apegado a derecho o juridicidad" (Amuchategui, 2006).
La antijuricidad, a decir del maestro Carrancá y Trujillo, no debe entenderse en estricto sentido
etimológico como lo contrario a Derecho. Más bien debe comprenderse como actuar en contra de los
bienes o valores establecidos para el desarrollo armónico de una sociedad. De tal manera que quien
pone en peligro o daña o un bien o valor (como la vida, el patrimonio o la seguridad) está actuando
antijurídicamente.
La antijuricidad se puede dividir en formal y material. Un acto será formalmente antijurídico cuando
implique transgresión a una norma establecida por el Estado. Será materialmente antijurídico en
cuanto signifique contradicción a los intereses colectivos.
No obstante lo anterior, existen algunas conductas consideradas delictivas que, por las circunstancias
propias de la comisión, no son punibles. Éstas serán llamadas causas de justificación.
Causas de justificación
Las causas de justificación también son conocidas en el medio como eximentes, causas de licitud,
causas de inincriminación, etcétera. No podrán ser penalmente reprochables, atendiendo a las
circunstancias propias en las que fueron ejecutadas.
Es importante no confundir las causas de justificación con otras eximentes, ya que existe una
diferencia de fondo entre ellas en función del elemento del delito que pretenden anular:
Causas de Causas de
Causas de justificación
inculpabilidad inimputabilidad
Son eminentemente objetivas, referidas al Son de naturaleza Afectan el presupuesto
hecho e impersonales. subjetiva, personal e de capacidad, para obrar
Sus efectos son erga omnes (para todos intransitiva. penalmente de las
los hombres) respecto de los participantes personas privadas de
en relación a cualquier clase de razón.
responsabilidad jurídica.
Por lo tanto, en las causas de justificación no hay delito, en las de inimputabilidad no hay delincuente y
en las de inculpabilidad, no hay pena.
Consentimiento: En aspectos penales no es una tarea fácil poder determinar en qué casos es
válido y en cuáles no es admisible, ya que la norma penal protege al bien jurídico tutelado y, por
ende, al bien social. Pero en determinados casos, el interés social consiste en proteger intereses
particulares, por lo que en estos casos es dable el consentimiento.
La norma penal persigue dos fines: el castigo al sujeto por la acción ejecutada y la reparación del
daño. El primero previene la norma en favor de la sociedad y la segunda protege los intereses
propios del ofendido para que se le restituya en sus propiedades o posesiones, o bien, se le
restituyan gastos, cosas, etcétera. Por lo que el consentimiento podrá operar, por ejemplo, en el
caso de una persona que autoriza para que se destruya una construcción de su propiedad.
Interés preponderante: Se presenta en los casos en los que existen dos bienes jurídicos tutelados,
pero solamente es posible salvar uno de ellos y se requerirá sacrificar el otro.
La legítima defensa
En el caso de la legítima defensa el Código Penal para el Distrito Federal establece en su artículo 29,
fracción B, inciso I:
Se repela una agresión real, actual o inminente y sin derecho, en defensa de bienes jurídicos propios o
ajenos, siempre que exista necesidad de la defensa empleada y no medie provocación dolosa suficiente
e inmediata por parte del agredido o de su defensor.
Es importante hacer notar que la norma establece “bienes propios o ajenos”, lo que da lugar a
determinar cuáles son los bienes ajenos que se encuentran comprendidos en esta permisibilidad que
hace la norma penal; ciertamente se tratará de aquellos bienes ajenos que han sido confiados a la
responsabilidad del agredido y, por lo tanto, tenga la obligación de proteger. Por ello, no todos los
bienes ajenos se encuentran comprendidos en la descripción legal.
La legítima defensa cuenta con los siguientes elementos para poder configurarse:
Repeler: Este elemento significa rechazar o evitar algo; implica que quien sufra la agresión podrá
ejercer la fuerza apropiada para impedir que el bien jurídico bajo su tutela no sufra menoscabo
alguno siempre y cuando no haya mediado provocación y, por tanto, quedará protegido por la
figura de la legítima defensa.
Agresión: Este segundo elemento consiste en atacar, acometer; es un acto mediante el cual se
daña o se pretende dañar a alguien. Es actuar en contra de alguien con la intención de lesionar
sus bienes jurídicos. Debe ser real, actual e inminente.
- Real: Que la agresión sea efectivamente cometida por un sujeto en contra del pasivo, que
esta agresión no sea presunta o producto de la imaginación.
- Actual: Significa que la repulsión a la agresión se dé en el mismo momento en el que está
siendo producida la agresión ya que de lo contrario no se podrá considerar legítima defensa
y se configuraría un delito diverso en contra del agredido.
- Inminente: Quiere decir que la agresión, si no es actual, sea muy próxima, que esté en vías
de ejecución y que definitivamente sea real.
Sin derecho por parte del agresor: De lo contrario no se configura la legítima defensa. En este
elemento es necesario distinguir si efectivamente no existe ningún derecho por parte del agresor,
ya que se presentan situaciones en las que no es tal, sino más bien el ejercicio de un derecho.
Defensa de bienes jurídicos propios o ajenos: La norma penal no restringe los bienes a
determinada categoría, sino que lo deja abierto a cualquier bien jurídico, por lo que es permisible
su defensa, ya mencionábamos en párrafos anteriores, que se consideran bienes ajenos.
Necesidad de defensa: Significa que a falta de protección por parte del Estado al momento de la
agresión, el agredido podrá realizar la defensa de los bienes jurídicos de propia mano, utilizando la
fuerza de manera proporcional a los posibles daños que se pretenda causar.
Racionalidad de los medios empleados: Deberán ser proporcionales al daño que se pretenda
infringir en sus bienes jurídicos, sin excederse. De ser así, la legítima defensa que lo protegería,
se volvería en su contra, configurándose un exceso de legítima defensa.
Sin mediar provocación: Es indispensable que no haya habido ningún tipo de provocación por
parte del agredido o el tercero a quien se defiende en contra del agresor, ya que de ser así no
habría defensa sino ataque.
Estado de necesidad
La regla general establece que si se tienen dos bienes jurídicos, pero solamente uno de ellos se puede
conservar, será necesario sacrificar el otro. El bien jurídico sacrificado deberá de ser de menor valor.
En caso de que ambos tengan el mismo valor, se escogerá de entre ellos el más conveniente o el que
tenga mayor probabilidad de sobrevivir, considerando que al hablar de valor, no nos estamos refiriendo
al valor económico.
El caso de un barco, en el que se hace necesario tirar carga al mar para salvar el
barco o a la tripulación. El bien jurídico de menor valor, será la carga y el de mayor
valor, la vida de los marineros. La figura jurídica con la que se denomina esta acción
se llama echazón.
Peligro: Debiendo existir amenaza de que alguno de los bienes jurídicos se encuentre en riesgo
real, actual o inminente de sufrir un daño o desaparecer.
El peligro no debe haberlo ocasionado dolosamente el agente: Ciertamente el peligro debe ser
exterior a los titulares de los bienes jurídicos que se encuentran en peligro y este peligro no puede
haber sido ocasionado por ninguno de ellos de manera premeditada.
El peligro debe existir sobre bienes jurídicos propios o ajenos: La legislación no precisa qué tipo o
clase de bienes son los que deberán encontrarse en peligro, ni especifica condición alguna por lo
que queda totalmente abierto a cualquier posibilidad.
Causar un daño: El daño se causará a uno de los bienes con la finalidad de salvaguardar el otro
bien, sea propio o ajeno, por lo que el daño provocado carecerá de antijuricidad.
Que el agente no tenga el deber jurídico de afrontar el peligro: Será preciso que el agente no
tenga la obligación legal de proteger o salvaguardar el bien jurídico que se encuentra en peligro.
De ser así, se tratará de otra causa de justificación pero no de ésta.
Que no exista otro medio practicable y menos perjudicial: Un requisito indispensable es que el
agente no tenga otra alternativa para solventar el peligro que el de causar un daño a otro bien
jurídico, ya que de existir alguna otra forma de proteger el bien que se afecte se estaría
incurriendo en la comisión de un delito, toda vez que no se tendría que haber afectado el segundo
bien.
Como casos de excepción a esta regla, tenemos el caso robo de indigente, también
llamado robo del famélico. En este caso, la propia ley establece que una persona
que se encuentre en estado de extrema necesidad podrá apoderarse sin engaño ni
violencia de lo que requiera para sobrevivir y no merecerá pena alguna. Este caso
se entiende, por la necesidad apremiante de alimentos o medicinas. Sin embargo, el
Código no lo limita, por lo que queda abierto a cualquier necesidad.
Ejercicio de un derecho
En este caso no se está ante una agresión o el peligro de sufrir un menoscabo en algún bien jurídico.
Esta figura se refiere a la acción realizada para cumplir con el ejercicio de un derecho, que la propia
norma jurídica establece y en cuyo ejercicio resulta dañado algún bien jurídico, sea propio o ajeno.
Como regla indispensable se requiere que quien realice la afectación al bien jurídico de un tercero, sea
legítimamente poseedor del derecho, o su legítimo representante. Por otra parte, se requiere que no
sea posible ejercer este derecho de alguna otra manera que no afecte bienes jurídicos de terceros.
Cumplimiento de un deber
Este caso encierra dificultades específicas diferentes a las anteriores causas de justificación, ya que es
común que los miembros de los cuerpos de seguridad o las fuerzas armadas en el ejercicio de sus
funciones causen daños a bienes jurídicos ajenos por causas propias de la función que desarrollan.
Para encuadrar esta causa de justificación, será necesario determinar exactamente cuáles eran los
deberes que el agente tenía que cumplir y cuáles los procedimientos o protocolos para hacerlo, a
efecto de poder determinar si se está ante la figura analizada o si existe un exceso.
Podemos mencionar un caso que sucedió hace algunos años en el Hospital Naval de
la Ciudad de México. Una noche, un grupo de marinos estaban resguardando la
puerta de acceso al hospital, cuando en un momento dado, un automóvil ingresa sin
hacer alto en la puerta principal, pasando a toda velocidad hacia el interior,
destrozando la barrera de contención. El encargado de la seguridad ordena a uno de
los marinos que lo detenga, por lo que éste apunta su arma de cargo y efectúa una
detonación matando a quien conducía.
La orden recibida por el marino era la de detener al vehículo y de acuerdo a los protocolos militares,
debe utilizar su arma como último recurso. La realidad es que el marino que disparó no tiene
responsabilidad al haber obedecido una orden legítima de un superior, sino será quien emitió la orden
quien deberá responder en caso de que se configure un delito.
Como en los casos anteriores, será necesario que la acción tomada, y que resulte en el daño a un bien
jurídico ajeno, sea proporcional a las circunstancias, para no caer en un exceso y también que no
medie provocación dolosa.
Esta causa de justificación se presenta, cuando el titular del bien jurídico que sufrirá algún daño, o su
legítimo representante, autorizan expresa o tácitamente su menoscabo o destrucción, sin que exista
responsabilidad para quien realiza la acción.
Una persona que contrata un albañil para que realice una remodelación y se requiere
la destrucción de una parte de la construcción original. Al existir la autorización tácita
de destruir una parte de la construcción, no es punible.
Como podemos observar, no todas las conductas que se encuentran descritas como delito en la norma
penal, son punibles en todos los casos. Esto siempre que existan causas razonables y sean éstas
ajustadas a los elementos que en la legislación se establecen para la protección de los sujetos que las
realicen.
Estas causas de justificación resultan indispensables para proteger bienes jurídicos, que de manera
injustificada se pretendan lesionar o destruir, permitiendo a sus legítimos titulares proteger en casos
extraordinarios y de extrema urgencia, atendiendo a que los medios utilizados en su protección, sean
razonables y no incurriendo en excesos.
Culpabilidad
El término deriva del latín, culpabilis, aplica a “quien se puede echar o echa la culpa. Delincuente
responsable de un delito” (IIJ, 1996).
De acuerdo a Vela Treviño (1985:337), “la culpabilidad es elemento subjetivo del delito y el eslabón
que asocia lo material del acontecimiento típico y antijurídico con la subjetividad del autor de la
conducta”. Por lo tanto, encontramos que la culpabilidad será el nexo intelectual y emocional que liga
al sujeto con el acto. En otras palabras, es el nexo entre la voluntad y el conocimiento (entender y
querer) de un determinado hecho, con la conducta realizada.
Durante la historia del Derecho el tema de la culpabilidad ha sido ampliamente estudiado por los
doctrinistas y se han desarrollado infinidad de teorías de las más diversas índoles. No ha sido sino
hasta mediados del siglo XIX, con Merkel y Blinding, que encontramos teorías más o menos similares
a las que actualmente nos rigen.
La dogmática jurídico-penal moderna iniciada por Franz von Liszt alrededor del año 1881 es en donde
encontramos dos grandes planteamientos o teorías sobre la culpabilidad que han sobrevivido hasta
nuestros días: la teoría psicológica y la teoría normativa.
De acuerdo con el Código Penal, las conductas consideradas antisociales desplegadas por el agente
solamente serán punibles si se actúa con dolo o culpa. Sin embargo, el mismo Código no aclara qué
se entiende por estas figuras, por lo que será necesario acudir al Código Penal Federal, que en su
artículo 9º establece una descripción de ellas:
Obra dolosamente el que, conociendo los elementos del tipo penal, o previendo como posible el
resultado típico, quiere o acepta la realización del hecho descrito por la ley, y
Obra culposamente el que produce el resultado típico, que no previó siendo previsible o previó
confiando en que no se produciría, en virtud de la violación a un deber de cuidado, que debía y podía
observar según las circunstancias y condiciones personales.
Dolo
Consiste en la voluntad consciente del agente hacia la ejecución de un hecho considerado delictuoso.
También es conocido como delito intencional o delito doloso. De éstos, existen diferentes clases o
especies: directo, indirecto o eventual, genérico, específico e indeterminado.
Dolo directo: El sujeto desea la obtención de un resultado típico y lo consigue. Existe identidad
entre la intención y el resultado. Por ejemplo, cuando alguien quiere robar y lo consigue.
Dolo indirecto o eventual: También conocido como dolo de consecuencia necesaria. En el cual el
sujeto desea cometer un acto delictivo, a sabiendas de que se podría provocar otro resultado
también tipificado como delito, adicional al hecho principal a conseguir.
El caso de un sujeto que para matar a una persona que viaja en automóvil, le
descompone los frenos provocando así un accidente, a sabiendas de que su víctima
viaja con otras personas, siendo probable que éstas fallezcan o resulten lesionadas y,
no obstante, decide efectuar el hecho.
El caso de una persona inconforme con el Estado por alguna causa política, que
decide lanzar una bomba durante una protesta a sabiendas del daño a provocar, pero
que no tiene la intención de causar alguno en lo particular.
Culpa
En el Derecho Romano consistía en un hecho u omisión imputable al deudor, pero sin intención de
dañar al acreedor. En este sentido, la culpa se dividía en grave o lata y leve, siendo la grave
equiparada por sus características con el dolo. En relación con lo anterior, actualmente se señala
como un resultado típico sancionado por la norma penal, pero habiéndose producido sin la intención
de delinquir del sujeto. No interviene la voluntad aunque sí el resultado.
Los delitos culposos, también llamados imprudenciales o no intencionales, son el producto de la falta
de precaución, la imprudencia, la falta de pericia, entre otros factores, donde el resultado típico pudo
haber sido previsto o, previéndolo el sujeto, éste haya confiado en que no se produciría.
Existen dos clases de culpa de acuerdo a las condiciones propias del sujeto que realiza la acción:
Culpa consciente: También llamada con previsión o con representación. Será en la que el agente
pretende realizar una conducta capaz de preverse, no teniendo la intención de alcanzarla, la cual
no obstante, decide realizar esperando que el resultado no se produzca.
Culpa inconsciente: También llamada culpa sin previsión o sin representación. Se presenta
cuando el sujeto no prevé el resultado de determinada acción realizada, ya que no piensa que se
produzca algún resultado.
En el caso de los delitos culposos, ciertamente existe una penalidad aplicable a ellos, la cual será
disminuida conforme a la penalidad del mismo delito al cometerse con dolo. La razón de que sean
penados aunque no exista la voluntad de delinquir radica en la obligación que marca la norma de
conducirse con previsión y cuidado.
No todos los delitos admiten la figura de la culpa ya que, por la forma específica que
establece la norma penal para su configuración o ejecución, será necesaria la
voluntad.
Como ejemplo podemos mencionar el caso del homicidio que se establece dentro del tipo penal:
“comete homicidio quien priva de la vida a otro”. En él se deja totalmente libre la forma de ejecución,
por lo que será doloso si existe la intención de cometerlo. Por ejemplo, cuando se atropella a una
persona sin que medie la voluntad de quien conducía el automóvil.
En el caso del robo no puede presentarse la culpa, ya que el mismo tipo penal no lo permite, al exigir
una conducta positiva por parte del activo: “el que se apodere de una cosa ajena mueble sin derecho y
sin autorización”. Se requiere que el activo se apodere, es decir, realice una conducta. Por lo tanto,
habrá voluntad de delinquir.
En los delitos culposos sí se configura el tipo penal, ya que efectivamente existe un resultado típico.
Sin embargo, falta un elemento indispensable: la voluntad del agente, sin la cual no es posible la
configuración del ilícito y, por lo tanto, la sanción.
No obstante lo anterior, no se debe olvidar que la norma penal persigue dos fines: el primero será
sancionar a quien infrinja la ley penal y, el segundo, la reparación del daño causado. La reparación del
daño como su nombre lo indica se refiere a resarcir de manera económica al ofendido, el monto de los
daños causados a su patrimonio o a su persona, de tal suerte que pueda solventar los gastos de
reparaciones, servicios médicos, medicinas, entre otros. Es importante hacer notar que la reparación
del daño es preferente al pago de cualquier otra sanción u obligación contraída posterior a la comisión
del delito, a excepción de las pensiones alimenticias y compromisos laborales.
Como ejemplo podemos mencionar el caso de un taxista que con motivo de algún acontecimiento, deja
de trabajar por 15 días. La reparación del daño le garantizará la reparación del vehículo, gastos
médicos, entre otros. Por su parte, los daños y perjuicios le resarcirán el dinero no ganado con el
trabajo diario en el taxi por esos 15 días. La reparación del daño se establecerá de oficio por el juez
penal y los daños y perjuicios se resolverán a petición de parte por la vía civil.
Inculpabilidad
El error
Se divide en error de derecho y error de hecho. El error de derecho no produce efecto de eximente,
toda vez que el desconocimiento de la ley no implica su no cumplimiento o no dispensa su
incumplimiento, por lo que el activo es penalmente responsable, aunque no conozca el contenido de la
ley.
Eximentes putativas
Son presentadas cuando el sujeto cree, por un error esencial de hecho, que se encuentra amparado
por una circunstancia justificativa, cuando no es así.
Legítima defensa putativa: Cuando un sujeto considera por un error esencial invencible de hecho
que se encuentra bajo peligro real, actual o inminente y reacciona de acuerdo a esta falsa
creencia. Como por ejemplo, el caso de una persona que considera estar bajo amenaza de muerte
porque otra persona le está apuntando con un arma de juguete, que a simple vista se aprecia
como real y el amenazado reacciona matando a su supuesto agresor.
Legítima defensa putativa recíproca: Se configura cuando dos personas por un error esencial
invencible de hecho se encuentran ante la creencia de encontrarse ante una agresión injusta y
cada uno de ellos reacciona defendiéndose cuando la realidad es que ninguno de los dos estaba
bajo ninguna amenaza.
Legítima defensa real contra legítima defensa putativa: Conducta típica, resultante de obrar en
legítima defensa real, contra quien actúa en legítima defensa putativa. En este caso estaremos
ante dos resultados típicos y dos excluyentes de responsabilidad. El primero configura una causa
de justificación y, el segundo, una de inculpabilidad.
Estado de necesidad putativo: Se presenta cuando una persona por error esencial invencible de
hecho considera que se encuentra ante un estado de necesidad cuando realmente no es así.
Cumplimiento de un deber putativo: El error esencial invencible de hecho se presenta por la falsa
creencia de un sujeto que considera estar obrando lícitamente en el cumplimiento de un deber que
realmente no tiene.
Ejercicio de un derecho putativo: Se configura cuando por un error esencial invencible de hecho,
una persona considera que se encuentra obrando bajo la protección de un derecho que la norma
le otorga, cuando realmente por una mala interpretación de la misma, no es titular de tal derecho,
ante la inexistencia de tal derecho o por que el titular es alguien más pero no la persona en
cuestión.
Temor fundado
Obedece a una causa externa al sujeto. Encuentra su origen en procesos materiales y su reacción es
de manera consciente. El sujeto considera que se encuentra ante una situación de extremo peligro, por
lo que entra en un estado tal que le nubla el entendimiento y reacciona en consecuencia. Se considera
en este caso la coacción de la voluntad por un agente externo al sujeto.
Por tanto, existen diferencias reales de fondo entre ambas ya que es común y muy
factible que se le tenga temor fundado al proceder de una persona, sin que exista
miedo a esa conducta. Por ejemplo, se puede tener temor fundado de que la esposa
de un sujeto se moleste con sus amigos por llevárselo a un partido de futbol, pero los
amigos no le tienen ningún miedo a la esposa de su amigo.
Caso fortuito
Se presenta al causar un daño por mero accidente, es decir, sin tener el agente la voluntad, ni
intención de causarlo, al realizar un acto totalmente lícito, con todas las precauciones que el caso
amerita.
Imputabilidad
Es un presupuesto de la culpabilidad. Por lo tanto, para que un sujeto pueda ser considerado culpable
de un acto cometido, es necesario que éste sea imputable. De acuerdo con Pimentel (2009), la palabra
imputar proviene del latín impotatum, que significa “poner en cuenta, atribuir, imputar, dar, asignar”. El
Instituto de Investigaciones Jurídicas (1996), plantea que el término significa: “Capacidad,
condicionada por la madurez y salud mentales, de comprender el carácter antijurídico de la propia
acción u omisión y de determinarse de acuerdo a esa comprensión”. Por otra parte, Castellanos
(1997:218) menciona que es la “capacidad de entender y querer en el campo del Derecho Penal”.
De acuerdo con las definiciones anteriores, podemos determinar que la imputabilidad será la
capacidad de querer y entender, que posee un sujeto de acuerdo a la madurez y a la salud mental con
que cuenta al momento de desplegar cierta conducta. Dicho de otra manera, es reunir las condiciones
tanto físicas como psíquicas que permitan al sujeto comportarse conforme a la norma.
La imputabilidad deberá existir al momento de cometer la acción sancionada por la norma penal para
que ésta sea reclamable al sujeto activo y, por tanto, le sea reprochable. No obstante, hay casos en los
que el sujeto, de manera voluntaria o culposamente, se coloca en un estado de inimputabilidad, a
efecto de que al cometer el hecho no sea imputable y, entonces, la conducta desplegada no le sea
reprochable. Sin embargo, en estos casos subsiste la imputabilidad. Este tipo de conductas se llaman
acciones liberae in causa (libres en su causa) que, sin embargo, sí son determinadas en cuanto a su
efecto.
El caso de una persona que desea cometer homicidio, la cual decide ingerir pastillas
psicotrópicas para no ser perseguido por la norma penal, alegando a su favor el no
encontrarse lúcida en su comisión y, por lo tanto, no tener la capacidad de entender
y querer.
La norma penal, previniendo este tipo de actos de los sujetos activos, señala que si el estado se
procura involuntariamente o por imprudencia, siendo previsible el resultado delictuoso, el activo será
fundadamente imputable.
De esta manera, queda perfectamente claro que si un sujeto pretende burlar la acción de la justicia,
colocándose premeditadamente en un estado mental que configure una inimputabilidad, ésta será
descartada por el juzgador y se le impondrá la penalidad marcada en el Código. En algunas
legislaciones, lejos de excluir la responsabilidad, se considera como agravante en el delito realizado.
Inimputabilidad
Nuestros Códigos realmente no brindan una descripción del concepto de imputabilidad, pero
mencionan su parte negativa que es la inimputabilidad. Sin embargo, de acuerdo a lo tratado sobre la
imputabilidad como capacidad de querer y entender, se tiene que la inimputabilidad será entonces la
falta de dicha capacidad. Por lo cual, las causas de inimputabilidad serán las siguientes: trastorno
mental, desarrollo intelectual retardado, miedo grave y la minoría de edad.
Trastorno mental: Cualquier perturbación de las facultades psíquicas del sujeto, las cuales le
impidan comprender la ilicitud de un hecho o conducirse acorde con esa comprensión.
En el caso del Código Penal para el Distrito Federal, se prevén dichos casos en su artículo 62,
señalando lo siguiente:
En el caso de que la inimputabilidad sea permanente [...] el juzgador dispondrá la medida de tratamiento
aplicable, ya sea en internamiento o en libertad, previo el procedimiento penal respectivo. En el primer
caso, el inimputable será internado en la institución correspondiente para su tratamiento, durante el
tiempo que sea necesario para su curación.
Por otro lado, “si se trata de trastorno mental transitorio se aplicará la medida a que se refiere el
párrafo anterior si lo requiere, en caso contrario, se le pondrá en absoluta libertad”.
Como se puede apreciar, en ambos casos existe previsión y en ninguno de ellos se aplicará pena
alguna, sino que serán enviados para su atención médica.
Miedo grave: Se trata de una condición interna del sujeto que lo lleva a tal grado psicológico que le
nubla la razón, quedando momentáneamente perturbado de sus facultades de juicio y decisión. Es
importante no confundir el miedo grave con el temor fundado, ya que entre ambos existen
diferencias de fondo: el primero es una causa de inimputabilidad, mientras el segundo será causa
de inculpabilidad.
Minoría de edad: En la norma penal se establece como penalmente responsables todos los
mayores de 18 años. Esto no quiere decir que una persona menor de edad no pueda cometer un
acto tipificado por la ley como delito, así como tampoco quiere decir que sean inimputables. Si
bien es cierto que no son penadas sus conductas, también es cierto que la consecuencia por la
comisión de una conducta antisocial, es la aplicación de una medida de tratamiento. Ejemplos de
lo anterior se presentan todos los días, con la diferencia en que el tratamiento dispensado a un
menor de edad no es el mismo que el de un adulto.
En el caso de niños o niñas menores de doce años de edad que realicen alguna de
las conductas tipificadas como delito, se procederá a realizar la tutela judicial,
quedando su caso bajo la supervisión de un juez de lo familiar, quien dictará todas
las medidas necesarias para su reintegración familiar, en caso de ser posible y no
implique un riesgo para el menor.
No obstante, nos encontramos con el problema de quien realice una conducta antisocial tipificada
como delito siendo adolescente, pero sea detenido una vez cumplida la mayoría de edad. En este
caso, la misma Ley de Justicia para Adolescentes prevé que ésta será aplicable a quienes hayan
cumplido hasta veinticinco años, aunque la conducta antisocial la hayan cometido siendo
adolescentes. A éstos, la propia ley los identifica con el término adulto joven. Es decir, seguirán siendo
tratados legalmente como adolescentes, aunque ya no lo sean. Esto en razón del tiempo en que
cometieron la conducta antisocial.
En ningún caso un adolecente podrá ser procesado como adulto ni se le podrán aplicar las penas
previstas para los adultos, así como tampoco podrá cumplir la medida cautelar impuesta en lugares
donde se encuentren internos adultos. Los adolescentes deberán ser separados por edades y sexo.
Si bien es cierto, un adolescente que ha cometido una conducta antisocial no podrá ser tratado como
un adulto y, también, se le debe instruir un procedimiento judicial (dada la judicialización del sistema
para adolescentes), en el que se resuelva su responsabilidad o no en la conducta atribuida, pues
existen instituciones especializadas, desde Ministerios Públicos hasta Jueces de Ejecución y Vigilancia
para ellos. Igualmente, el lugar donde cumplen la medida de tratamiento (que puede ser en
internamiento) será distinto al destinado para los adultos.
Por otra parte, a cualquier adolescente que por algún motivo haya permanecido retenido en un centro
para adultos se le deberá mantener separado de la población, dictándosele medidas de tratamiento
psicológico especializadas, antes de unirlo al resto de la población.
Como podemos apreciar, los menores de edad que han infringido la norma penal efectivamente
podrán ser sujetos de sanción diferenciada de los adultos, que garantice su reinserción al núcleo
familiar y social.
Punibilidad
Cuando se despliega una conducta considerada por el Código como delito, será necesario que el
mismo establezca condiciones a través de las cuales el Estado la reprima y establezca un castigo para
el individuo penalmente responsable.
Como se ha visto, para que un sujeto sea considerado penalmente responsable de una conducta
típica, primero deberá analizarse su capacidad de imputabilidad, es decir, “ser capaz ante el Derecho”
y posteriormente establecer su culpabilidad, mediante los elementos que componen o integran cada
uno de estos conceptos. Como resultado de la conducta desplegada y las condiciones propias del
sujeto y la descripción que de dicha conducta realiza el Código (tipicidad), se obtiene la punibilidad de
dicha conducta antisocial.
De acuerdo con Castellanos (1997), “la punibilidad consiste en el merecimiento de una pena en
función de la realización de cierta conducta”. Por otra parte, según Amuchategui (2006), es la
“amenaza que el legislador dirige a los destinatarios de la norma. Consiste en el señalamiento de una
pena, derivada de la comisión de un delito previsto en la ley. Por lo tanto, un comportamiento es
punible cuando se hace acreedor a la pena. El Estado, que se encuentra investido de poder de
imperio, en ejercicio del ius punendi tendrá la obligación de imponer las sanciones que la legislación
penal señala. Incluso mediante el uso de la fuerza de ser necesario, a efecto de garantizar el Estado
de derecho.
El merecimiento de penas.
La conminación estatal de imposición de sanciones si se acreditan los presupuestos legales.
Aplicación fáctica de las penas señaladas en la ley.
Pena: Restricción o privación de derechos impuesto al autor de un delito. Implica un castigo para
el delincuente y una protección para la sociedad.
Sanción: De manera genérica se utiliza como sinónimo de pena, sin embargo, propiamente se
refiere a otras ramas del Derecho, llegando a ser castigo impuesto por haber quebrantado una
disposición legal no penal, principalmente en asuntos administrativos, civiles o mercantiles.
En la doctrina encontramos diversos criterios respecto a la punibilidad, en los que algunos autores la
consideran elemento del delito y, otros tantos, consecuencia del mismo. Consideramos que la
punibilidad es un elemento del delito, pero también una consecuencia del mismo, toda vez que se
requiere que en cualquier conducta antisocial tipificada por la Ley Penal como delito se imponga una
pena directamente proporcional al daño causado. De lo contrario la Ley Penal sería letra muerta, libre
al arbitrio del sujeto (si la respeta o no), pues no habría una pena implícita en el reproche social hacia
el transgresor.
Variación de la pena
En nuestra Constitución en su artículo 14, se establece que “en los juicios del orden criminal queda
prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría de razón, pena alguna que no esté
decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata”. Este principio se puede
interpretar desde dos posturas distintas. En primer lugar, que una pena solamente podrá ser aplicada a
un sujeto transgresor de la Ley Penal si se encuentra específicamente establecida en alguna ley,
código, reglamento, etcétera, exactamente aplicable al caso concreto de la conducta desplegada por el
agente.
En segundo lugar, se debe interpretar que a cada justiciable se aplique dicha pena, tomando en cuenta
las condiciones específicas del sujeto y la forma, así como la manera de acontecer los hechos
constitutivos de delito; por lo que el juzgador deberá decidir la pena a aplicar individualmente y jamás
de forma colectiva, aunque el delito se haya perpetrado de manera similar.
Como podemos observar, en la punibilidad de cada delito se mencionan en el Código Penal un mínimo
y un máximo de la pena a aplicar, como por ejemplo en el artículo 123 para el caso de homicidio
simple intencional: “Al que prive de la vida a otro, se le impondrá de ocho a veinte años de prisión”, lo
cual quiere decir que el juzgador no podrá imponer menos de ocho años, pero tampoco más de veinte.
La razón para que exista un mínimo y un máximo radica en brindar seguridad jurídica para que los
jueces no actúen de manera discrecional, imponiendo penas irrisorias o extremadamente estrictas,
pues éstas se encontrarán dentro de un rango razonable que en la legislación se ha considerado
prudente en la aplicación de cada delito. Con base en lo anterior, el juzgador podrá decidir entre este
rango de penas, de acuerdo a tres principios que la misma ley establece:
Arbitrio judicial: Las consideraciones que el juzgador deberá tomar en cuenta para la imposición
más justa de la pena serán, entre otras, la naturaleza de la acción u omisión empleadas para
ejecutar el delito, la magnitud del daño causado al bien jurídico tutelado o el peligro en el que éste
fue colocado, las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión del hecho realizado, la forma y
grado de intervención del agente, los vínculos de parentesco, amistad o relación entre el activo y
el pasivo, la edad y nivel de educación, las costumbres, condiciones sociales, entre otras. Todo lo
anterior será con la finalidad de dar puntual cumplimiento al principio de individualización de la
pena, que como se encuentra en el artículo 14 constitucional.
Circunstancias atenuantes: Serán las establecidas en la Ley Penal que, de acuerdo a las
condiciones propias de la ejecución de la conducta y el resultado obtenido, puedan considerarse
en la disminución de la pena, de manera tal que hagan presumir que la peligrosidad del acto no
fue sumamente dañino a la sociedad.
Circunstancias agravantes: Serán aquéllas en las que dentro de la legislación penal se considere
que el daño social es tal que requieren una penalidad mayor.
Excusas absolutorias
Son aquellos casos en los que efectivamente sí se ha cometido un delito, pero que por razones
señaladas en la legislación, se considera de suma importancia permitir que se carezca de punibilidad.
Ciertamente en estos casos, sí se presenta una conducta típica, antijurídica, imputable y culpable,
existiendo un resultado y, por lo tanto, un nexo causal, pero que por mandato expreso de la legislación,
no es punible.
Temibilidad mínima: El caso de un sujeto que comete un ilícito que realmente no representa un
peligro para la sociedad. Como, por ejemplo, el caso del robo de uso, en el cual un hijo extrae sin
autorización de sus padres el auto por la noche para acudir a una fiesta, que al terminar, regresa a
la cochera sin daños.
Ejercicio de un derecho: Cuando una persona tiene el derecho de realizar algo, que en otras
condiciones sería un delito, como en el caso del aborto, cuando el embarazo es producto de una
violación.
Por culpa o imprudencia: El caso en el que, por la falta de precaución, se comete un acto que en
otras circunstancias sería constitutivo de delito, como el caso de una mujer embarazada que, por
imprudencia, carga un objeto pesado y se provoca un aborto.
Por no exigibilidad de otra conducta: Se configura cuando la propia norma penal no prevé una
conducta diferente en determinadas circunstancias, como en el caso de encubrimiento de
parientes o ascendientes en la comisión de un delito.
Cierre
Cierre
Fuente: Flaticon
Con el estudio en esta sesión de los elementos generales del delito, te encuentras ya con las bases
necesarias para introducirte en el conocimiento y análisis de los delitos en particular, los cuales son
señalados en el Código Penal Federal o en los códigos estatales y su sustento se encuentra en la
doctrina tratada en este momento del módulo.
Fuentes de consulta
Fuentes de consulta
Fuente: Flaticon
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Legislación