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El artista que piensa


Breve recorrido por la historia de la crítica de arte local, a partir
de un disparador de lujo: los artículos, conferencias y textos in-
éditos de Luis Felipe Noé compilados en Noescritos sobre eso
que se llama arte (1966-2006)1

Roberto Amigo2 Eduardo Schiaffino desde El Diario y La Na-


ción treinta años después, para continuar
ace ya cincuenta años que Luis Felipe en una revisión constante de la evolución

H Noé escribe sobre su obra y sobre la


de los otros, para señalar aquello que
ocurre, atento a los cambios aunque los mis-
del gusto artístico que su muerte dejó in-
conclusa. El crítico de arte más importante
de la primera mitad del siglo XX fue un ar-
mos no impacten en su producción artística. tista mediocre, fallido seguidor del grupo
La inclinación de este artista por la escritura Nexus: José León Pagano. Aún hoy, su re-
constituye una marca generacional pero tam- lato del arte argentino tiene peso en el mer-
bién una tradición cultista rioplatense: aquí cado: es su escritura la que determina, le
los artistas escriben. Y es en la historia de los da forma, a la pintura argentina como la re-
artistas con la escritura donde el libro de Noé presentación de paisajes y tipos nativos
encuentra su verdadero relieve, por eso ella desde un naturalismo luminista.
merece un breve recorrido (desde luego, na- Los modernos escriben por la necesidad de
da exhaustivo: sólo un puñado de nombres expandir una cultura artística favorable: es-
como ejemplo de una densidad de textos criben sobre otros artistas para justificar e
aún no analizada en su conjunto, menciona- insertar en el medio su propia obra. El mode-
dos aquí a salto de mata, sin rigurosidad his- lo es el del funcionario platense Emilio Petto-
toriográfica alguna). ruti, quien como buen alumno del futurismo
Debido a la ausencia de una academia de fascista considera que la modernización del
arte decimonónica y del correspondiente arte es un asunto del estado, si bien obtuvie-
salón, no existió en este país una crítica au- ron más éxito estatal y de público los amigos
tónoma del arte, y el ejercicio reflexivo que- de Pagano. Por su parte, los realistas esta-
daba en manos de los propios artistas, más ban obligados a la escritura. Un artista de iz-
que de los literatos. Por ello eran los pro- quierda de la primera línea de combate no
pios artistas quienes debían elaborar tanto tenía más opciones que el panfleto o la teo-
los juicios valorativos de la academia au- ría. Antonio Berni escribía como un auténtico
sente, como los textos que la denostasen. estalinista: siempre lo mismo, cada vez peor
La primera crítica de arte local la escribió el escrito, y adecuándolo en cada caso a la co-
francés León Palliére en 1856 –sin conside- yuntura. En cierto momento al menos aban-
rar los comentarios generales de Sarmiento donó sus letanías sobre la dialéctica subver-
en Chile– y la consolidó en su autonomía siva y el llamamiento universal del camarada

1> Noé, Luis Felipe, Noescritos sobre eso investigador docente del IDH-UNGS y de Imágenes sitiadas (Museo Blanes,
que se llama arte (1966-2006), la FFyL-UBA. Ha publicado numerosos Montevideo, 2007) y Las armas de la
Adriana Hidalgo, 2007 ensayos sobre arte sudamericano. pintura (MNBA, Buenos Aires, 2008).
2> Roberto Amigo (Buenos Aires, 1964): Recientemente ha sido curador de

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Siqueiros para mirar el arte quiteño. El Berni sencia de una crítica de arte que de cuenta
más interesante como escritor es aquel que de la multiplicidad del campo artístico ac-
mira el arte colonial para dar respuestas a su tual, debilitada por el predominio del merca-
arte actual. Tal vez, la mejor pluma entre los do de arte y la política de espectáculo de
artistas inicialmente concretos –en un abiga- los medios periodísticos que la han hecho
rrado conjunto donde conviven, entre otros, perder su voluntad teórica. La falsa sensa-
desde el autocelebrado Kosice, el profesio- ción de que los artistas actuales no escri-
nal Maldonado, al discutidor Iommi– sea la ben se desarma simplemente al repasar los
de Alfredo Hlito, erudita y argumentativa (la números de ramona, en particular los de su
sombra tutelar de Pedro Henríquez Ureña no comienzo. Los artistas escriben entre sí.
permitía errores gramaticales). De la genera- Luis Felipe Noé se forma como lector con la
ción de Noé sobresale el Kenneth Kemble biblioteca de su padre Julio Noé, y como
crítico del Buenos Aires Herald a comienzos escritor en un momento de oro de la crítica
de los años sesenta: conciso, irónico, liberal, de arte: la segunda mitad de los años cin-
despectivo y modernizador defensor del in- cuenta. En estos años, al producirse la sus-
formalismo que practicaba. Capaz de escri- tantiva renovación de las artes plásticas, la
bir ante la muestra de la Otra figuración que crítica se ve impulsada a explicar los nue-
eran truculentos cazadores de cabezas; y vos estilos y lenguajes para un público de-
contar 105 cortadas en las pinturas de Noé, tenido entre la pintura naturalista y el realis-
Macció, De la Vega, Deira e invitados. mo populista, que aún no había asimilado la
Como vemos, en el arte argentino, y por renovación concreta de los años cuarenta.
cuestiones programáticas, didácticas o po- En la crítica de arte conviven aún placente-
líticas, la palabra solía acompañar las obras ramente la función didáctica modernizado-
de arte propias y ajenas. En “Yuyo” Noé te- ra, cuyo mejor exponente fue Julio E. Payró;
nemos un muy destacado exponente de es- la literaria de Manuel Mújica Lainez; la de-
ta tradición, como el libro actual evidencia fensora de una estética, el surrealismo, de
sumándose a los ya numerosos de este ar- Aldo Pellegrini; la programática, de la mo-
tista. Pero en nuestros días los artistas es- dernización desde la izquierda de Cayetano
criben por otros motivos, uno de ellos es Córdova Iturburu; la residual mirada política
que están obligados a pensar su obra para de Raúl González Tuñón con la aspiración
ingresar al mercado de las instituciones ar- teórica e internacionalista de Jorge Romero
tísticas; el otro (y más importante) es rela- Brest. La crítica de estos años supera la co-
cional: los textos que vinculan a unos artis- yuntura periodística porque comienza a
tas con otros son un entramado afectivo ocupar o inventar espacios institucionales y
más que un programa estético. En cierta acompaña la consolidación mercantil de las
forma, están obligados a escribir ante la au- galerías de arte nuevo. A los arriba mencio-

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nados se suma un conjunto de escritores escritos, revisados y agrupados en ejes te-


con mayor o menor actividad, con presen- máticos que señalan la evolución del pen-
cia semanal en los medios, o bien con cer- samiento teórico posterior a la Antiestética:
teros prólogos para galerías importantes “El arte de los años 1966-1970 visto duran-
como Lirolay, Pizarro o Bonino. En efecto, te y después”; “Arte, lenguaje y teoría
entre los años cincuenta y sesenta, se en- (1984-2005)”; “Arte, poder y América Lati-
cuentran firmas como las de Rafael Squirru na (1966-2000)”; “El arte al inicio de este
y Hugo Parpagnoli –dos figuras centrales–, siglo (2004-2006)”. Por ello no incluye
Enrique Azcoaga, Eduardo Baliari, Salvador aquellos cuyo asunto específico es la obra
Linares, Hernández Rosselot, James Barry, individual de un artista (entre ellos, sin du-
Ernesto Schoó, Damián Bayón, Julio Llinás, da los que merecen ser subrayados son los
Germaine Derbercq, Samuel Paz, Guillermo dedicados a Alberto Greco). Es decir, este
Whitelow, Basilio Uribe, García Martínez, libro comienza allí donde la Antiestética
Samuel Oliver, Ernesto Rodríguez, y mu- terminaba, ya que los textos incorporados
chos otros. Desde luego que la relación en- son desde el año 1966 a la fecha. Sin em-
tre teóricos, críticos y artistas se vuelve bargo, hay un hiato, un vacío significativo
más compleja, como bien ejemplifican las en la escritura recopilada por Noé: los años
figuras de Oscar Masotta y Jorge Romero setenta. No sólo podemos asociar esta au-
Brest. A esta diversidad de escrituras sobre sencia al abandono de la pintura por el ar-
el arte contemporáneo, debemos agregar tista en 1966. Hay una decisión que poten-
los textos producidos por los artistas de los cia ese salto entre escrituras de 1968 a
años sesenta (ampliamente conocidos por 1980, la no publicación de El arte entre la
su reproducción académica en los últimos tecnología y la rebelión finalizado en 1972,
años) para sus intervenciones, panfletos, de la que aquí se edita parte de la intro-
denuncias o simples discusiones. ducción. La crisis con este ensayo obligó a
Es en este contexto inicial del tránsito entre Noé a repensar la relación entre interiori-
los cincuenta y los sesenta que Noé escribe dad y realidad, en la extraña ¿novela de
sus precisas críticas en el diario El Mundo iniciación? Códice rompecabeza sobre Re-
en las que se limita a informar, más que a in- contrapoder en cajón desastre de 1974 (re-
tervenir, sobre la polémica central abstrac- leída como historieta junto a Nahuel Rando
ción/figuración de la posguerra. De esta eta- en el 2003). Es interesante que en 1975
pa inicial perdura en el posterior Noé la acti- (cuando regresa a la pintura) el artista inicie
tud de despojamiento en la mirada de la un proceso de replanteamiento de la pintu-
obra del otro de sus preceptos como artista. ra como lenguaje que es la matriz principal
De la misma forma que muchos artistas es- de la escritura de mediados de los años
tán condenados a ser encasillados en una ochenta hasta la “crisis de la imagen sim-
única obra, la escritura de Noé está atada a bólica”. En esta cuestión es interesante el
la Antiestética (1965; libro que aún no ha si- ensayo sobre el dibujo (1994, aunque con
do analizado en todas sus implicancias ge- referencias a apuntes anteriores), ya que
neralmente reducido a alguno de sus pun- pensar el concepto de línea y las vibracio-
tos, cuando en realidad se trata de un texto nes es central para comprender el pensa-
multifacético y contradictorio cuyos temas miento y la obra del artista.
abarcan desde el artista demiurgo pasando En el libro, Noé optó por una organización
por el caos como estructura hasta el pop). activa de los textos que, en algunos casos,
Ahora, Noé presenta una edición de sus al estar reunidos, revisados y presentados

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junto con otros inéditos para una lectura posmodernidad: sus lecturas teóricas son la
continua, pueden arriesgar la pérdida de su búsqueda de una interpretación sobre ella
historicidad precisa, aunque dicha pérdida para comprender el problema de la imagen.
se halle compensada por una ganancia en ¿Es, tal vez, desde este marco como debe-
términos de su actualidad. Los textos escri- mos releer la Antiestética? Es decir, como
tos en Nueva York, entre 1966 y 1968, lo un texto precursor de la posmodernidad la-
definen como uno de los artistas de mirada tinoamericana. Desde allí, el “caos como
más aguda de su generación y son la conti- estructura” como relación entre forma y eta-
nuidad del pensamiento de la última parte pa del capitalismo avanzado cobra un po-
de la Antiestética, con la atención puesta en tente sentido. Una posmodernidad crítica
los cambios tecnológicos, el arte concep- distante de la aceptación benévola de la
tual, las estructuras primarias. Estos textos misma en los tardíos ochentas.
iniciales, junto con las discusiones sobre el El libro de Noé se cierra con un “cuadro de
fin de la imagen simbólica, la historicidad y situación” actual escrito en el 2006 (una re-
la idea de lugar, replican en los textos pos- visión histórica y teórica de la crisis de la
teriores, coincidente con la afirmación de imagen, que continúa su línea reflexiva de la
una teoría de la imagen. Entre los inéditos ampliación del concepto de pintura). Esta
sobresale “La nostalgia de historia en el última sección –la de mayor referencias eru-
proceso de imaginación plástica en América ditas que revelan al artista lector– puede ser
Latina”, de 1981, tal vez uno de los textos leída como conclusión solitaria de El arte en
más condensados e interpretativos de la cuestión, las conversaciones de Noé con
cuestión del arte latinoamericano, que vale Horacio Zabala publicadas en el 2000 con la
la pena confrontar con la posición de Berni crisis brutal golpeando en nuestras puertas.
de aquellos años. De cierta manera, los textos de este nuevo
Noé, al escribir, analiza la sociedad contem- volumen de Noé son otros tantos cuadros
poránea y lo hace a partir del estudio de las de situación, como los de la crisis de 1968
diversas modificaciones de los lenguajes ar- o la revalorización de la pintura en los años
tísticos. Es un escritor que podemos deno- ochenta. Así, Noé piensa una historia crítica
minar clásico, pues es de aquellos que tie- del devenir del arte argentino, aspecto no
nen presente la institucionalidad discursiva menor cuando la profesionalización acadé-
de la historia del arte. Sin embargo, esta mica de la historia del arte local ha impues-
historicidad crítica de la mirada de Noé se to un modelo descriptivo, esquivo a la refle-
entrecruza con la sensación vitalista de la xión ensayística.

David Dadone lee ramona está de fiesta:


ramona en sus vuelos ¡Guillermo Navone
Buenos Aires-New York se suscribió!

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