Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
b/ las situaciones: la tensión obtenida supone uno o varios conflictos con el medio
circundante, ya sea una dramatización comprensible que se apoya en un horizonte de espera
que emana de las diferentes cosas que saben los personajes (cf. guión) y los decorados, los
lugares de filmación, la figuración.
c/ el equilibrio entre lo que se dice (diálogos), lo que se hace (acciones), lo que se muestra
(paisajes y decorados, espacios y desplazamientos), y lo que se sugiere (edición y mezcla,
con las imágenes y sonido off), lo que se subraya (efectos sonoros y música). Gran número
de películas hace uso solamente de la palabra como una especie de programa de radio en
que la elocución es rápida.
Contrariamente a esto, el tiempo de emocionarse, aún cuando es menos largo que el de una
emoción real, tiene una mayor duración, comparable a los matices que puede adoptar
escalonadamente la música (subitoforte, poco a poco crescendo, diminuendo, etc.).
Cometeríamos un error si lo acortáramos (al espectador le gusta vivir esas emociones de los
personajes o de las situaciones) o lo eternizáramos, ya que las emociones se desgastan
cuando superan los límites de la duración específica al recibirlas. Y lo peor es que
manifiestan la falta de dominio de la actuación o de la puesta en escena, de la edición o de
la mezcla.
• Interacciones entre los personajes y el espectador: toda la fuerza de una película reside
en la construcción mental que se le propone al espectador, en gran medida sin que él lo
sepa, pero no totalmente.
a/ La calidad del imaginario convocado, de los deseos puestos en juego, de las
identificaciones y de las proyecciones, el juego de las empatías y y las antipatías
desencadenadas por los personajes, la puesta en tensión de un horizonte de espera, todo
comienza con un buen guión que, claro está, se ajusta después del casting, y se desglosa
convenientemente (duraciones, ejes, grosores del plano), se materializa sobre todo gracias a
la actuación, la grabación de los sonidos in y off, prosigue en la edición y culmina en la
mezcla. Debemos observar que no se hace suficientemente uso del imaginario auditivo y
que sin duda se subestima su poder para traer a nuestra memoria recuerdos y afectos
olvidados.
Las interrogantes que podemos plantearnos son múltiples: ¿En qué puede reconocerse el
espectador en los personajes y las situaciones? ¿Cuáles han sido las observaciones previas
de la realidad, la travesía y las veces que se rebasaron los límites de las apariencias? ¿Qué
relación existe entre el filmante y el filmado¿ ¿Qué conflictos hay entre demanda, deseo y
necesidad? ¿Qué divide lo real y lo imaginario, lo verosimil y el falso pretexto? ¿A qué
nuevas relaciones interesantes se enfrenta el espectador?
b/ La musicalización narrativa, en el propio tiempo del relato – que ya no es el tiempo real
de la realidad a largo plazo – producto de los acercamientos, de las confusiones, de las
interferencias, dado que la película es una acumulación de las huellas que quedan en la
memoria a corto plazo (13’)… Esta acumulación agrega incesantemente nuevos datos, de
tal suerte que la edición evoluciona con la progresión de ese conocimiento preconsciente, lo
que hace que sean inútiles determinadas repeticiones o explicaciones, determinadas
insistencias demasiado didácticas. ¿Entonces cómo évaluar lo que se retuvo y lo que se ha
olvidado? ¿Lo que se ha lanzado y lo que se ha tomado algo más lejos?
La enmarañada red de las huellas fílmicas y los recuerdos personales que no se nos han
escapado constituye la nueva materia para la edición de la película interior que el
espectador se construye durante el visionado de la película: ese torbellino mental es tan
diferente de una persona a otra que resulta absurdo tratar de caracterizarlo. Por eso no
podemos desmayar en nuestro empeño y aprender a contar historias.
El cine es tan denso y complejo como la literatura. Por este motivo, sería en vano tratar de
circunscribir el campo de las interrogantes que plantea. Sin embargo, dentro del marco de
los ejercicios de ficción y de documental, podemos examinar las películas y plantear
nuestras interrogantes al menos tres direcciones:
1/ hacerse comprender (no solamente con palabras) sin hacer uso de un didactismo de
primer grado.
2/ interesar y emocionar (personajes y situaciones, actuación y desglose)
3/ dramatizar (mantener la tensión, conservar un horizonte de espera)
-----------
Tanto en el documental como en la ficción, vemos transparentarse la calidad de la relación
con las personas y los actores, la toma en cuenta del espectador a la hora de la creación del
sentido y de las emociones. El dominio del relato – con la transposición de las realidades
humanas a un guión y a una actuación que nos conmueve y que nos puede hacer estremecer
– es, ciertamente, exigente; pero apasionante.