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Reflexión: “La sociedad

y el rendimiento: la
sensación de ir a
ninguna parte”

Basado en “La sociedad del


cansancio” de Byun-Chul Han

• Claudio Farías Soto


• Estética – Pedagogía en artes
plásticas
• Profesor Ricardo Loebell
• Enero de 2020
La sociedad y el rendimiento: la sensación de ir a ninguna parte

En la actualidad pasamos por tiempos complicados, en donde abunda la palabra


“revolución”, en una sociedad cansada y dividida en pos de que es “lo mejor” para
un Chile en donde la desigualdad y las diferencias de clases se hacen evidentes.
Ante esto me pregunto: ¿realmente podemos hablar de revolución?
Y es que como sociedad vivimos por años subyugados al trabajo y creyendo que
debemos tener a alguien que nos “mande” que hacer, pues es lo correcto.

Es en este punto cuando reflexiono entorno al pensamiento que nos ofrece Byun-
Chul Han, en “La sociedad del cansancio” (2012) en donde expone que no es
posible hablar de revolución, pues, como sociedad no estamos preparados para
emanciparnos y ser seres autónomos y realmente felices; Y es que los
mecanismos del sistema de poder y dominación se han perfeccionado para
hacernos creer que la servidumbre es buena y consensuada. Todo esto gracias a
la fragmentación del individuo que lo inhabilita para toda respuesta que valla en
contra de lo que la sociedad y el capitalismo nos han hecho creer como “bueno”.

Es así como Han nos invita a repensar la revolución dejando de fragmentarnos


por la cultura, las ideologías, la religión o la educación sesgada, fieles
representantes del sistema de dominación capitalista. Nos invita a repensar a un
individuo que volvió a ser individuo, dejando atrás sus ataduras capitalistas. Y es
que solo así se podrá hablar de un cambio que nos lleve a la transformación de
la sociedad y, por ende, a una transformación de las estructuras que conforman el
sistema.

Ahora bien, entrando más en detalle me hace eco lo que Chul Han plantea, pues
es evidente que estamos inmersos en una nueva sociedad de rendimiento
compuesta de gimnasios, edificios de oficina, laboratorios, bancos y grandes malls
en donde el “humano” se ha convertido en un individuo “del rendimiento” que vive
bajo el mal propio de nuestra época: el cansancio.
Este cansancio nace de la creencia impuesta por el capitalismo, esa sensación de
poder con todo: “yo puedo”, frase que es casi inherente al “yo debo…”, pues ya no
pensamos en poder hacer las cosas, sino más bien en que todo es un deber, “yo
debo trabajar”, “yo debo ser mejor”, “yo debo hacerlo” y así un largo etcétera. Uno
termina siendo esclavo, víctima de sí mismo, violentados por un sistema que nos
lleva a la auto-explotación y a seguir exigiéndonos, ya que nunca es suficiente,
pues estamos expuestos a “metas y logros” que son sutilmente impuestas por la
sociedad y las empresas. Metas y logros que debemos esforzarnos por alcanzar y
es ahí cuando somos nosotros mismos quienes nos exigimos.

“El exceso de trabajo y rendimiento se agudiza y se convierte en auto explotación.


Esta es mucho más eficaz que la explotación por otros, pues va acompañada de
un sentimiento de libertad. El explotador es al mismo tiempo el explotado.”(Byun-
Chul Han)

La vertiginosa y fugaz vida en la ciudad nos propone también la prioridad de


mantenernos activos y así poder atender cuantas labores sean posibles aunque
nos veamos sobrepasados, pues “debemos” cumplir los estándares por lo general
muy por encima de nuestras realidades. Y es que vivir deprisa nos pone frente a
muchísimos estímulos, sin posibilidad de profundizar en ninguno, obligándonos a
aislarnos, pues, no hay tiempo para todo y no podemos parar por que el simple
hecho de no hacer nada es algo negativo.

Sin embargo detrás de la creencia de que somos capaces de todo se esconde el


sentimiento de culpa: si no consigues lo que quieres, te conviertes en tu propio
verdugo reprochando tus acciones, pues solo depende de ti, de tu esfuerzo y
voluntad. Este sentimiento va minando al individuo, decantando en síntomas y
enfermedades como el estrés, el déficit atencional, la hiperactividad o el burnout,
entre otros males de la sociedad actual.
De esta manera la sociedad del rendimiento adoctrina y crea individuos ansiosos,
deprimidos, frustrados y fracasados, con la sensación constante de no ir a ninguna
parte. El estrés se adueña de cada uno de los rincones y momentos de nuestra
vida, incluidos los de ocio, dejando solo entrar a nuestras mentes de que la única
manera de llenar el vacío existencial que nos han y hemos creado es el
consumismo. La libertad es solo una ilusión, todo viene impuesto desde antes,
nos crean necesidades, nosotros caemos, no hay posibilidad de decir que no.

Así es como me vuelvo a preguntar: ¿qué hacer entonces frente a la sociedad del
cansancio? Y la respuesta llega a mi mente basada en esta reflexión.

Debemos volver a la contemplación, la calma, atesorar las cosas hechas con


cariño, disfrutar el proceso más que el resultado, conseguir enfocarse en lo que
se está haciendo en cada momento, poniendo toda la atención en un solo
estímulo y sin que tu mente se disperse en lo siguiente que debes realizar, trabajar
mejor en lugar de más, entender nuestros propios procesos y capacidades sin
caer en comparaciones con el otro, reflexionar y mirar con calma y paciencia
riéndonos de las pequeñas cosas que, al final, son las más grandes.

Yo creo que ahí está la respuesta, volver a ser uno mismo, más allá de lo
socialmente correcto, pero este camino… ¿Será Incompatible con la sociedad
actual?, yo creo que sí, solo falta encontrar la manera e intentar.

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