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Elección del proyecto

Muchos son los proyectos culturales que circulan en nuestras comunidades y por eso me
sorprendía que en el cursado algunos colegas dijeran que al interior no llegaba cultura. Puede ser
que el gobierno de la provincia de Santa Fe esté más atento al desarrollo de programas y
proyectos culturales legítimamente populares. En realidad, creo que es cierta esta primer
afirmación pero también creo y estoy seguro, que esa visión de la cultura (de algunos de mis
colegas) como algo que pertenece a un sector y debe ser otorgado, en forma de dádiva, a otro es
una visión burguesa del arte entendido como una mercancía que genera un valor social sobre los
sujetos poseedores.
Debemos, entonces, cambiar el enfoque del concepto de cultura y comprender que, todo
sector sociocultural es capaz de generar cultura. Acá surgen enfrentamientos por dos razones:
algunos creen en que se está hablando de la cultura en sentido antropológico (comidas, utensilios,
etc.) pero no es así, sino todo lo contrario. Me refiero a objetos artísticos elaborados que, aunque
no encajen en los parámetros del canon actual, verlos, percibirlos, es pensar en una cultura
democrática.
Otros de los problemas es la creencia de que cualquier objeto artístico por el simple hecho de
ser popular es cultura. Un error que lleva a algunos gobiernos provinciales a premiar como cultura
lo mediático. En general los productos populares ofrecidos por el mercado no responden a otra
lógica que la del consumo.
¿Y entonces? ¿Qué cultura, qué proyecto cultural me interesó?
Inicialmente me interesaron dos que parten de la misma lógica, generar un espacio para
otorgarle la palabra o la presencia a quienes producen (en este lugar) pero no entran ni en el
mercado mediático ni en el canon académico por diversas razones.
El primer proyecto que me interesó es un programa provincial: “Querer, creer, crear. Culturas
en Movimiento” que tiene la iniciativa de promover encuentros multitudinarios y participativos, en
cuyo marco artistas, artesanos y micro emprendedores de una determinada región muestran sus
trabajos, intercambian experiencias e información, y articulan sus respectivas actividades para
potenciar su alcance. Realmente la idea es muy interesante y los logros, ver el encuentro en San
Jorge (ciudad a 15 km de donde vivo) fue una experiencia increíble en la cual generosidad y arte se
combinaban con voluntades.
Esas jornadas tienen, para el trabajo que ustedes me pedían, una dificultad primordial. Son una
experiencia de choque que suceden una vez y para cuando tomé conciencia ya estaba pasando.
Otro proyecto, que también tiene esta lógica de ceder la palabra a quienes no la tienen está a
cargo de una amiga y sucede en San Jorge. Se llama “La ciudad de los niños” y pretende ser una
experiencia que se corresponda con el nombre que tiene.

Descripción del proyecto.


El proyecto, elaborado por Carolina Cane y Sibila Zengarini, está sostenido económicamente
por la municipalidad de San Jorge y trabaja con niños de entre 9 y 10 años. La idea general, basada
en planteos de Tonucci, es la de escuchar las voces de los niños respecto a planteos ciudadanos.
Treinta niños seleccionados por azar constituyen el “consejo” (la “s” no es un error ortográfico) y
se debaten temas y necesidades de la ciudad.
El proyecto está en funcionamiento desde 2012 y los encuentros se trabaja la dinámica de
taller.
Sin dudas este proyecto es cultural y es político (en el verdadero sentido de la palabra). Los
niños se juntan cada 15 días y debaten temas ya planificados: la ciudad, el barrio, la familia, los
amigos, los vecinos, los juegos y los sueños. Las coordinadoras plantean que “se trabaja bajo la
dinámica de ‘taller’, permitiendo la participación activa de todos y generando situaciones de
intercambios e interacciones. Sin perder de vista el lado lúdico propio de la niñez.”
Todos los años intentan dejar alguna marca en la ciudad de el trabajo: murales, pintadas, etc.
La idea de intervención
Tratando de aunar la idea de ambos proyectos, este de los niños y el otro de los artistas, sería
interesante acercar niños y arte. No los niños al arte porque en ese caso el sustantivo niño está
subordinado al sustantivo arte mediante la preposición “a”; en cambio la conjunción copulativa
une dos elementos de igual valor.
Aprovechar el espacio humano de intervención y acercar los artistas de la comunidad para que
generen un producto artístico “con” los niños. El mural es una intervención que este grupo de
niños ya hizo y se realizó con éxito. La idea sería que la oferta sea abierta a cualquier artista que
ofrezca una intervención conjunta con los niños en un proyecto fiable.
Tratando, a la vez de tener entre dos a cuatro productos anuales de distintas artes.
La consigna de este trabajo demandaba plantear la “necesidad” de la intervención y,
personalmente creo que en este caso no hay necesidad sino “propicidad”. El haber palpitado hace
aún poco tiempo el evento “Querer, creer, crear” ha ampliado la visión de cantidad y variedad de
artistas de la zona con ganas e ideas de trabajo. Por otro lado el trabajo continuo y valioso de la
ciudad de los niños demuestra una constancia marco que no debería ser desaprovechada.
Además todos sabemos el papel propalador de un niño que compromete a toda una familia en
cada actividad que emprende.
Sí, es cierto, no es un proyecto redituable. Pero también es cierto que no es un proyecto caro
de mantener y que puede lograr, en algunos casos, la autofinanciación.

Plan de trabajo.
Ofrecer la idea al grupo de “Ciudad de los niños”, de ser aceptada hacer una convocatoria
abierta a artistas locales y de la zona con la consigna de que debe ser un trabajo artístico
colaborativo (artistas-niños) que pueda ser realizado en un tiempo no superior a tres meses.
En un año no se podrá repetir el arte realizado (música, teatro, danza, plástica…)
Las obras se presentarán en un acto público convocado por la municipalidad.

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