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Fiebre tifoidea

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Fiebre tifoidea
Salmonella typhimurium.png
Bacteria tifoidea Salmonella
Clasificación y recursos externos
Especialidad infectología
Síntomas fiebre continua
cansancio
cefalea
estreñimiento
eflorescencia
bradicardia
palidez
hemorragia gastrointestinal
intestinal perforation
Causas Salmonella enterica
Muertes 161000
CIE-10 A01.0
CIE-9 002
CIAP-2 D70
DiseasesDB 27829
MedlinePlus 001332
eMedicine oph/686 med/2331
MeSH D014435
Orphanet 99745
Sinónimos
Fiebre entérica
Tifus abdominal
Wikipedia no es un consultorio médico Aviso médico
[editar datos en Wikidata]
La fiebre tifoidea o fiebre entérica es una enfermedad infecciosa producida por
Salmonella entérica subgrupo enterica serotipo typhi (bacilo de Eberth) o S.
enterica sub. enterica serotipos paratyphi A, B o C, bacterias del género
Salmonella. Su reservorio es el humano, y el mecanismo de contagio es fecal oral, a
través de agua y de alimentos contaminados con deyecciones. No debe confundirse con
el tifus, que se produce por varias especies del género Rickettsia, transmitidas
por parásitos externos (piojos).

La bacteria ingresa por vía digestiva y llega al intestino y pasa a la sangre, lo


que causa una fase de bacteriemia hacia la primera semana de la enfermedad;
posteriormente, se localiza en diversos órganos y produce fenómenos inflamatorios y
necróticos, debidos a la liberación de endotoxinas. Finalmente, las salmonelas se
eliminan al exterior por las heces.

En el período de incubación, que dura de 10 a 15 días, se aprecian trastornos del


estado general, una fase de bacteriemia con fiebre que aumenta progresivamente
hasta alcanzar 39-40 °C, en cuyo momento se mantiene, cefalea, estupor, roséola en
el vientre, tumefacción de la mucosa nasal, lengua tostada, úlceras en el paladar
y, a veces, hepatoesplenomegalia y diarrea.

La enfermedad puede evolucionar a la curación en 2 semanas o prolongarse con


localizaciones focales a partir de la quinta semana. Si no se somete a un
tratamiento adecuado pueden presentarse complicaciones graves, como hemorragia y
perforación intestinal, choque séptico. Se produce un cierto grado de inmunidad
que, aunque no protege frente a las reinfecciones, cuando éstas se producen son más
benignas. El estado de portador puede ser transitorio o crónico.
Índice
1 Historia
2 Epidemiología
3 Etiología
4 Patogenia
5 Cuadro clínico
6 Diagnóstico
6.1 Hemocultivo
6.2 Mielocultivo
6.3 Coprocultivo
6.4 Serología
6.5 Técnica de Widal
7 Diagnóstico diferencial
8 Tratamiento
9 Prevención
10 Véase también
11 Referencias
12 Enlaces externos
Historia

«Typhoid Mary».
Hacia 430–426 antes de Cristo, una devastadora pandemia, que algunos piensan que se
debió a la fiebre tifoidea, mató a un tercio de la población ateniense, incluyendo
a su líder Pericles, poniendo fin a la Edad Dorada de Grecia. El historiador
Tucídides también contrajo la enfermedad pero él sobrevivió y pudo escribir sobre
la pandemia. Sus escritos dan una pista sobre el origen. La causa de la pandemia ha
sido discutida durante largo tiempo. La mayoría de los académicos piensa que se
debió al tifus epidémico. Un estudio de 2006 detectó secuencias de ADN similares a
las de las bacterias causantes de la fiebre tifoidea.1 Otros científicos se oponen
a esta tesis, y presentan numerosos errores metodológicos en el estudio del ADN
dental.2 Sin embargo, las duras condiciones de higiene durante el asedio del Ática
causaron sin duda la epidemia.

Es muy probable que la desconocida enfermedad que detuvo el avance de los indígenas
mapuches, liderados por Lautaro, sobre Santiago de Chile en 1554, haya sido la
tifoidea, a la que los mapuches le llamaron chavalongo («fuego en la cabeza»).

La fiebre tifoidea también es la principal enfermedad sospechosa de devastar México


en el siglo XVI tras la llegada de los españoles. Allí el bacilo de Eberth,
Salmonella enterica, se habría cobrado 15 millones de vidas, el 80% de la
población.3

A finales del siglo XIX, la tasa de mortalidad en Chicago alcanzó 65 casos por cada
100 000 habitantes. El peor año fue 1891, cuando la tasa de mortalidad por fiebre
tifoidea fue de 174 casos por 100 000 habitantes.4

El agente causante de la enfermedad, Salmonella typhi, lo descubrió el patólogo


alemán Karl Joseph Ebert en 1880.5 En 1897, Almroth Edward Wright desarrolló la
primera vacuna.

La más notable portadora de la fiebre tifoidea fue Mary Mallon, conocida como
«Typhoid Mary».6 En 1907, ella fue la primera portadora identificada y vigilada.
Algunos creen que contagió la enfermedad a centenares de personas. Está asociada
con al menos 47 casos y tres muertes.7 Mary Mallon trabajaba como camarera en Nueva
York. Las autoridades encargadas de la salud pública la conminaron a que renunciara
a su trabajo o a que se le extirpara la vesícula biliar. Dejó su trabajo pero
volvió a trabajar usando un seudónimo. La descubrieron, la detuvieron y la
sometieron a cuarentena después de otro brote de fiebre tifoidea.
En España la última gran epidemia se dio en Barcelona en 1914. La epidemia que
causó 2 500 muertes se debió al agua de bebida contaminada procedente de Moncada.8

La última epidemia de la que se tiene noticia tuvo lugar en la República


Democrática del Congo entre 2004-2005, la cual reportó más de 42 000 casos, de los
cuales murieron 214.

Epidemiología
La fiebre tifoidea es identificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
como un problema serio de salud pública, con 16 a 33 millones de casos estimados en
el mundo cada año, promediando los 22 millones, causando 216 000 muertes. Su
incidencia es mayor en niños en edad escolar y adultos jóvenes.9La enfermedad esta
casi ausente en los países desarrollados, pero aún es frecuente en los países en
desarrollo. Su prevalencia es frecuente en el suroeste de Asia, Asía central,
algunos países de América del sur, y África Subsahariana. Países como Chile, en
América del sur han logrado en pocos años reducir eficazmente la incidencia,
logrando en el año 2006 una tasa histórica de 1,2 por cada 100 000 hab. 10En España
la incidencia es escasa registrándose en 2004 una tasa de 0,25 casos por 100 000
hab.11

Etiología
Las moscas pueden transmitir la fiebre tifoidea en ambientes poco higiénicos,
transportando las bacterias a la comida y a la bebida. También se transmite de
persona a persona vía fecal-oral, en ambientes insalubres donde las aguas fecales
pueden entrar en contacto con la comida y bebida, o debido a una pobre higiene
personal en la manipulación de alimentos, incluso las personas convalecientes de
fiebre tifoidea y los portadores asintomáticos pueden transmitirla durante un
período relativamente largo, ya que puede haber bacterias en su tracto intestinal
(se estima en un 5 % de los casos) que se liberan por las deyecciones.

Patogenia
Las bacterias del tipo Salmonella enterica subgrupo enterica serotipo Typhi (bacilo
de Eberth) y S. enterica sub. enterica serotipos Paratyphi A, B o C ingresan por
vía digestiva, llegan al intestino y pasa finalmente a la sangre, lo que causa una
fase de bacteriemia hacia la primera semana de la enfermedad.

Existe una alta probabilidad de adquirir la enfermedad con inóculos (cantidad de


bacterias adquiridas en un momento), superiores a 106 y especialmente desde 109
bacterias.12

Las bacterias penetran por la boca, llegan al intestino delgado y se multiplican


durante un periodo de incubación de 3 a 4 días implantándose en las vellosidades
del íleon. A través de las placas de Peyer llegan al epitelio intestinal. A
continuación se desplazan e invaden los folículos linfoides intestinales
reproduciéndose en su interior. A través de los monocitos llegan a los vasos
linfáticos mesentéricos, desplazándose al torrente sanguíneo.

Cuadro clínico
La fiebre tifoidea está caracterizada por fiebre alta constante (40 ºC), sudoración
profusa, gastroenteritis y diarrea. Menos comúnmente puede aparecer un sarpullido
de manchas aplanadas de color rosáceo.13Tradicionalmente se divide en cuatro fases
y cada una dura una semana aproximadamente.

Primera semana: Durante esta fase sube lentamente la temperatura con una
bradicardia relativa, malestar general, dolor de cabeza y tos. Se ha observado
epistaxis en una cuarta parte de los casos. Hay leucopenia con eosinopenia y
linfocitosis relativa.
Segunda semana: Durante esta fase se produce la postración. Llegando la fiebre al
culmen de los 40 ºC. Hay bradicardia con un pulso dicrótico. El delirio es
frecuente (este delirio le da a la Fiebre Tifoidea el nombre de fiebre nerviosa).
En un tercio de los pacientes se han observado puntos rojos en la parte inferior
del pecho y abdomen. Hay respiración agitada. El abdomen está distendido y dolorido
en cuadrante derecho inferior. Puede oírse borborigmo. La diarrea puede también
ocurrir en esta fase (6 - 8 deposiciones por día), de apariencia verde y olor
característico con apariencia de puré de guisantes. No obstante el estreñimiento
también es frecuente. El bazo e hígado están inflamados con un aumento del nivel de
transaminasas.
Tercera semana: En esta semana si la fiebre tifoidea no se trata, las
complicaciones son frecuentes: Hemorragias Intestinales debidas a la congestión de
las Placas de Peyer (serias pero no necesariamente mortales); perforación
intestinal en el íleon que puede dar lugar a peritonitis;14 abscesos que pueden
derivar en encefalitis, colecistitis, endocarditis, miocarditis, síndrome
hemolítico urémico, neumonía,15 coagulación intravascular diseminada (CID),
hepatitis con la consecuente insuficiencia hepática, además de osteítis; y fallo
renal.14 La fiebre es alta.
Finales de la tercera semana/principios de la cuarta: La temperatura corporal se va
restableciendo, pero el debilibitamiento aun persiste.16
La muerte sobreviene en 10-30 % de los casos no tratados, con tratamiento temprano
se reduce al 1 % de los casos y suele curarse en una o dos semanas, siendo
generalmente el pronóstico favorable. La infección es más benigna en niños que en
personas maduras.17

Diagnóstico
Commons-emblem-question book orange.svg Este artículo o sección necesita
referencias que aparezcan en una publicación acreditada.
Este aviso fue puesto el 13 de abril de 2011.
Se efectúa por aislamiento del germen a partir de la sangre y de las heces, o bien
por la demostración de anticuerpos (Ac) en el suero mediante técnicas de
aglutinaciones:

Hemocultivo
El hemocultivo es fundamental para el diagnóstico en el periodo de invasión. En la
primera semana de enfermedad el 85-90 % de resultados son positivos.

Mielocultivo
El mielocultivo o cultivo de médula ósea es el examen que tiene mayor sensibilidad
y especificidad (≈ 100 %) para el diagnóstico en cualquier etapa de evolución de la
enfermedad, pues tiene el más alto porcentaje de captación del bacilo en una sola
muestra (más del 90 %), además no existen riesgos al puncionar la cresta ilíaca o
el esternón.

Coprocultivo
La fiebre tifoidea no siempre se acompaña de diarrea. El germen se elimina por las
heces. La positividad es muy alta en las 2-4 semanas, permaneciendo positivo en
portadores crónicos. Un solo coprocultivo negativo no descarta la enfermedad, pues
las salmonelas se eliminan de manera intermitente. Después de la primera semana de
enfermedad, se recomienda hacer un coprocultivo y no hemocultivo, ya que en esta
etapa el bacilo se excreta en grandes cantidades en materias fecales.

Serología
Para demostrar la presencia de Ac en el suero del enfermo a partir de la primera
semana de enfermedad. Widal aplicó el fenómeno de la aglutinación al diagnóstico de
las enfermedades infecciosas, a propósito precisamente de la fiebre tifoidea.

Técnica de Widal
La aglutinación se considera como una reacción en 2 etapas. Cuando se añade el
antígeno (Ag) al suero se produce una combinación fisicoquímica en la que el Ac se
fija a la superficie del Ag; va seguido de una aglutinación en presencia de
solución salina. El grado de aglutinación depende de la composición de la solución
salina y de la temperatura de la reacción.

Interpretación de los resultados


El título del suero es la dilución más alta que muestra aglutinación frente al Ag.

Ningún título aislado puede considerarse diagnóstico. En los individuos no


vacunados es significativo un título igual o superior a 1/160 para los Ag O y H;
pero en los vacunados, estos títulos pueden aumentar hasta 4 veces en el curso de
enfermedades febriles no relacionadas con la fiebre tifoidea, por lo que no debe
utilizarse la serología como único método de diagnóstico. Los títulos altos frente
al Ag O significan infección en la fase aguda; los títulos altos frente al Ag H
corresponden a la fase de convalecencia.

La técnica inicial de Widal se ha sustituido por una técnica más precisa que
investiga por separado las aglutininas O y las H aparecidas en el suero como
respuesta a la estimulación creada por los Ag somáticos O y flagelares H de
Salmonella. El Ag Vi de superficie no suele emplearse en el diagnóstico serológico
porque los Ac que produce tienden a desaparecer de la sangre inmediatamente después
de la mejoría clínica. Las aglutininas O aparecen con precocidad, alcanzan títulos
bajos y desaparecen rápidamente; las H aparecen más tarde, alcanzan títulos
elevados y se conservan más tiempo, pudiendo demostrarse títulos bajos durante más
de un año. La (vacunación) no aumenta el título de aglutininas O pero sí el de
aglutininas H.

Diagnóstico diferencial
En clínica, es importante hacer el diagnóstico diferencial con una apendicitis o
con una peritonitis, ya que es muy frecuente la inflamación de los ganglios en el
tracto gastrointestinal. En la fiebre tifoidea es notoria a simple vista la
inflamación en el yeyuno-íleon, caracterizada por un aumento de volumen en la
inserción del mesenterio; esta corresponde a la inflamación de las placas de Peyer,
dato característico de esta patología.

Tratamiento
Comúnmente se han utilizado antibióticos como la ampicilina, el cloranfenicol, el
trimetoprim-sulfametoxazol, conocido también como cotrimoxazol, y la ciprofloxacina
para tratar la fiebre tifoidea en los países desarrollados, y así se ha reducido la
tasa de mortalidad al 1 por ciento de los casos. Debido a la resistencia que está
desarrollando la Salmonella typhi a estos medicamentos, se está considerando el uso
de otros antibióticos, como la fleroxacina.18

A causa del riesgo de deshidratación causado por las diarreas, también es


recomendable reponer los electrolitos por vía intravenosa.19 También se recomienda
suministrar a los enfermos dieta blanda.20

Es básica la detección precoz para realizar el aislamiento entérico, que consiste


en lavar aparte la ropa y los útiles de vajilla utilizados por el enfermo,
sumergiéndolos en una solución con 200 mililitros de lejía por cada cinco litros de
agua o, si se dispone de lavadora y lavavajillas, utilizar un programa de lavado
con temperaturas superiores a 80 ºC. El tratamiento debe hacerse siempre bajo
supervisión médica. El antibiótico más utilizado es el cloranfenicol. Dada su
toxicidad, en España se utiliza más frecuentemente el cotrimoxazol o la ampicilina.
La amoxicilina se reserva para las mujeres embarazadas.

La convalecencia puede durar varios meses, pero los antibióticos disminuyen la


gravedad y las complicaciones de la fiebre tifoidea, así como la duración de los
síntomas.

También es necesario que la persona se alimente con frecuencia, debido a las


hemorragias intestinales u otras alteraciones del tracto digestivo. En ciertos
casos debe administrarse alimentación por vía intravenosa hasta que se puedan
digerir los alimentos.

Prevención

Vacuna contra la fiebre tifoidea en 1944.


El saneamiento e higiene son las medidas críticas que deben tomarse para prevenir
la fiebre tifoidea, debido a que la causa de la fiebre tifoidea es la falta de
higiene. La adecuada manipulación de alimentos con las manos limpias, cocinar bien
los alimentos y hervir el agua son cruciales para prevenir la fiebre tifoidea. Si
hay enfermos, también es conveniente aislarlos.20 También es recomendable el
tratamiento adecuado del agua y las basuras y la adecuada conservación de los
alimentos, resguardándolos de los focos de infección. Los portadores de la bacteria
no deben trabajar como manipuladores de alimentos.21

Durante la Segunda Guerra Mundial, Ralph Walter Graystone Wyckoff desarrolló una
vacuna22 elaborada con células casi muertas, que aún se utiliza en los países en
que las nuevas preparaciones aún no están disponibles, pero su uso no es
recomendable, ya que tiene una alta tasa de efectos secundarios (principalmente
dolor e hinchazón en el área de inyección).23

Hay dos vacunas recomendadas por la OMS: la vacuna viva oral Ty21a y la vacuna
inyectable Vi capsular polysaccharide (ViCPS).24 Ambas protegen del 50 a 80 por
ciento de los casos, y se recomiendan a los viajeros que se desplazan a los lugares
donde la fiebre tifoidea es endémica.

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