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PUEBLOS INDOEUROPEOS
Desde finales del siglo XI hasta finales del siglo VI a.C., grupos de pueblos
indoeuropeos llegaron a la Península por los Pirineos, en busca de tierras donde
asentarse. Eran gentes procedentes de Centroeuropa con un mismo sustrato
lingüístico: el indoeuropeo. Se asentaron sobre todo en Cataluña y en la Meseta, desde
donde se expandieron hacia el norte y oeste peninsular. Trabajaban el hierro y tenían
una economía basada en la agricultura y la ganadería, y algunos practicaban un ritual
funerario consistente en incinerar el cadáver, depositar las cenizas en urnas y
enterrarlas (campos de urnas).
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En este periodo, paralelamente, aparecieron en etapas sucesivas, los fenicios, los
griegos y los cartagineses, pueblos colonizadores procedentes del Mediterráneo
Oriental. Los colonizadores llegaron a la Península ibérica atraídos por su riqueza de
oro, plata y cobre.
Tanto los griegos como los fenicios fundaron sus colonias con la intención de comerciar
con los nativos y, especialmente, con el reino de Tartessos.
a) En el s. IX a. C. llegaron los fenicios, pueblo dedicado al comercio, muy desarrollado
y procedente del actual Líbano. Establecieron enclaves comerciales por todo el sur del
Mediterráneo. La colonia más antigua que fundaron en la Península fue Gadir (Cádiz).
b) Más tarde llegaron los griegos (siglos VII a V a. C.). La fundación de Marsella, en el
sur de Francia, constituyó el punto de partida para el establecimiento de colonias en la
costa catalana, como Emporion (Ampurias) y Mainake (Málaga), desde los cuales
establecieron contactos comerciales y culturales con los pueblos indígenas, que
estimularon el desarrollo de sus ciudades.
c) Los cartagineses o púnicos, herederos de los fenicios y procedentes de Cartago
(actual Túnez), llegaron en los siglos VI a V a. C. y fundaron colonias como Ebussus
(Ibiza), Cartago Nova (Cartagena), Baria en Almería...
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También se puede incluir en esta área a los celtíberos, de la zona centro-oriental de la
meseta, pueblos indígenas que se habían fusionado con los celtas y que habían
asumido su cultura.
REINO DE TARTESSOS
Los historiadores griegos (Heródoto) dejaron constancia escrita de la existencia de un
pueblo situado entre las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, que se conoce
con el nombre de Tartessos. Su riqueza se basaba en la agricultura, la ganadería, la
pesca, la explotación de las minas de cobre de Huelva y posiblemente, en el control del
estaño que procedía de la ruta atlántica. No se han hallado restos de ciudades de esta
civilización, pero sí magníficos tesoros de oro y plata (Carambolo, Aliseda).
Estableció relaciones privilegiadas con las colonias fenicias (como Gadir), y hacia el s. VI
a.C. Tartessos comenzó a debilitarse hasta desaparecer como consecuencia del
dominio cartaginés.
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vida romano. En general, se trataba de soldados veteranos. Mérida (Emérita Augusta),
por ejemplo, fue fundada por orden del emperador Augusto para asentar a los
veteranos de las guerras cántabras.
- La economía: la explotación económica estará orientada al intenso comercio del
Imperio.
*Agricultura: la explotación agraria en latifundios, por medio de las villas
romanas, introduciendo técnicas como el barbecho y el arado romano. La agricultura
de secano se basaba en la trilogía mediterránea (cereal, vid, olivo) y el regadío en las
vegas de los ríos. En ganadería seguía predominando la oveja.
*La explotación minera será a gran escala con técnicas muy avanzadas, por lo
que se obtendrá un volumen importante de recursos mineros de todo tipo.
*La pesca y la salazón del pescado será muy importante, sobre todo para la
elaboración del garum, muy apreciado en todo el Imperio.
*La producción artesanal, organizada por profesiones en collegia, permitirá
desarrollar unas manufacturas muy valoradas.
- La concesión de la ciudadanía romana (año 212 con el emperador Caracalla) a todos
los habitantes del Imperio, suponía gozar de numerosos derechos y privilegios, por lo
que se utilizaba su concesión como reclamo para imponer la dominación romana. Fue
un proceso progresivo que se inició con la aristocracia indígena, para asegurarse su
apoyo y colaboración.
- La sociedad romana, en torno a dos grandes grupos:
*Libres:
-La vieja aristocracia romana y altos cargos políticos engloban el orden senatorial, que
dispone de tierras y muchos beneficios. Es la minoría dirigente.
-Por debajo, se hallaba una burguesía acomodada, procedente en su mayoría de la
aristocracia de los pueblos sometidos, y también ricos artesanos y comerciantes.
-La plebe, estaba integrada por pequeños artesanos, campesinos con pequeñas
propiedades, etc.
*No libres:
-Libertos: esclavos que ya habían sido liberados, pero conservaban vínculos de
dependencia con sus antiguos amos.
-Esclavos: considerados propiedad de sus amos, son la base de la economía y se
empleaban en la agricultura, las minas, las labores domésticas… provenían de los
prisioneros de guerra o de cautivos en las revueltas. Había un importante tráfico de
compraventa de esclavos.
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Las ciudades peninsulares se configuraron según el modelo de la propia Roma e
incorporaron por ello construcciones características de la vida urbana romana: termas
y baños, alcantarillado, teatros (Mérida, Itálica), anfiteatros, templos, basílicas,
acueductos (Segovia, Mérida), foros, arcos de triunfo (Bará, Medinaceli), circos,
murallas (Lugo, Coria). La amplia red viaria de calzadas construida (Vía Augusta, Vía de
la Plata...) y las obras de infraestructura complementarias (puentes, como los de
Córdoba y Alcántara, puertos) vertebraron la Península.
Por todo ello, Hispania terminó por ser una de las provincias más romanizadas del
imperio.
Así lo muestra la aparición de importantes personalidades romanas originarias de
Hispania: escritores (el filósofo Séneca, el poeta Lucano, etc.), senadores,
gobernadores provinciales, altos funcionarios, tribunos militares, emperadores
(Trajano, Adriano, Teodosio). En suma, las élites hispanas se integraron pronto en el
sistema romano. Hispania fue así una parte del universo romano occidental.
Tras el derrumbe del Imperio Romano de Occidente, en el año 476, el cristianismo
(religión permitida con el emperador Constantino desde el 313) se convirtió en la
principal salvaguarda de las esencias de la cultura latina y en la fundamental impulsora
de la romanización de las tribus bárbaras.
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-El Aula Regia: asamblea de carácter consultivo, integrada fundamentalmente de la
nobleza
-El Officium Palatinum: también formado por la nobleza de mayor confianza del rey.
Asimismo, la medida unificadora más importante fue la unión religiosa llevada a cabo
por Recaredo. En el III Concilio de Toledo (589), Recaredo abandonó el arrianismo con
todo su pueblo y aceptó el catolicismo como religión oficial del reino. Esta medida fue
más política que religiosa, pues de este modo consiguió para la monarquía el apoyo
tanto de la aristocracia hispanorromana como de la cada vez más poderosa Iglesia.
Cuando Recaredo reconoció el catolicismo como religión oficial obtuvo para la
monarquía el apoyo fundamental de la Iglesia. Pero ésta, en contrapartida, se convirtió
en el nuevo árbitro de la situación política; en lo sucesivo apoyaría al monarca siempre
que actuara de acuerdo a sus intereses.
Tras la conversión al catolicismo de los visigodos los Concilios de Toledo (hasta
entonces asambleas eclesiásticas) integraron al rey, la nobleza y la Iglesia, y tuvieron
carácter de asamblea legislativa, por lo que se convocaban cada vez que debía tratarse
un asunto importante que afectaba a la monarquía. Los obispos se convierten desde
ese momento en verdaderas autoridades del reino y pasan a desempeñar
competencias en asuntos sociales, fiscales y judiciales que desbordan el mero ámbito
de la fe.
También en lo cultural, la nota distintiva fue su estrecha dependencia de la Iglesia. Sin
duda la figura más relevante de todo este periodo fue San Isidoro de Sevilla en su
monumental Etimologías.
En suma, a pesar de la debilidad de los reyes, los visigodos llegaron a construir un
Estado aparentemente unificado que dio lugar a la aparición de un cierto nacionalismo
hispano. Es en esta época visigoda cuando nace también la idea de España. Sus límites
geográficos ya habían sido establecidos en tiempos de Roma, pero es ahora cuando,
sobre todo mediante los escritos de san Isidoro de Sevilla, se empieza a difundir una
noción nacional más allá de las fronteras peninsulares.
El goticismo, la tesis del reino “godo” como antecedente de la monarquía astur-
leonesa de los siglos IX a XIII y raíz, por tanto, de la idea de recuperación de la
Península tras la invasión musulmana, tuvo vigencia recurrente en visiones sustantivas
de la historia de España.
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mayor parte del botín. En este periodo se marcaron los límites del avance islámico
hacia el norte con la batalla de Covadonga (victoria del visigodo D. Pelayo en el año
722) que garantizó la independencia del núcleo astur y la victoria de los francos con
Carlos Martel en la batalla de Poitiers (732) que frustró los intentos de expansión más
allá de los Pirineos.
b) Emirato independiente de Bagdad (756-929). Los Omeya de Damasco fueron
derrotados por los Abasidas de Bagdad (750) y el único superviviente Omeya, Abd-al-
Rahman I, huyó a Al-Ándalus, se adueñó del poder y proclamó un emirato
independiente, que sólo acataba la autoridad religiosa del califa de Bagdad. Al-Ándalus
adquirió desde ese momento conciencia de su personalidad política, coincidiendo con
la etapa en que se arabizó más decididamente. Durante este periodo se acrecentó el
poder del Estado y se consolidó y organizó el territorio.
El principal emir fue Abderramán II (822-852), con quién el emirato alcanzó su máximo
esplendor. En este periodo Al-Ándalus conoció numerosas conmociones internas,
debido a las frecuentes luchas entre árabes y bereberes, pero también a las revueltas
de los muladíes y de los mozárabes.
c) Califato de Córdoba (929-1031). Representó el máximo apogeo económico, político
y cultural a través de las fuertes personalidades de sus dirigentes (Abd-al-Rahman III,
Al-Hakam II y Al- Mansur). En el año 929, el emir Abderramán III decidió proclamarse
califa, lo que significaba que asumía la más alta dirección, tanto en las cuestiones
civiles como en las espirituales, a la vez que rompía definitivamente con Bagdad.
Abderramán III frenó el avance cristiano, hizo que los condes y reyes cristianos le
pagaran tributos, reorganizó la administración y el ejército y ordenó la construcción de
Medina Azahara, una grandiosa ciudad-palacio situada en las afueras de Córdoba.
También protegió en su territorio a las “culturas del Libro”, es decir, cristianos y judíos.
Al-Hakam II fue famoso por su protección a la cultura y a las artes. En las últimas
décadas del s. X, el poder estuvo en manos del primer ministro del califa Hixam II,
Almanzor, que realizó numerosas expediciones de castigo en territorio cristiano
(razias) desde Barcelona a Santiago. A raíz de su muerte (Medinaceli, 1002), el Califato
entró en un período de disgregación. En el año 1031, los representantes de las grandes
familias cordobesas deciden suprimir el califato. Su lugar será ocupado por una serie
de reinos independientes que se conocen con el nombre de reinos de taifas.
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en 1085), el rey taifa de Sevilla solicitó la ayuda de los almorávides para enfrentarse a
ellos. Derrotados los cristianos (Batalla de Sagrajas), el sultán almorávide, inició la
conquista de todos los reinos de taifas para unirlos al Imperio almorávide con capital
en Marraquex. Sin embargo, los éxitos almorávides duraron poco. Entre otros motivos
por el fanatismo religioso que provocó el descontento no sólo de cristianos y judíos,
sino incluso de amplios sectores de la población musulmana. Hacia 1145, la
descomposición del poder almorávide propició un retorno a la fragmentación política.
c) Segundos reinos de taifas (1145-1170). A partir de 1145 la unidad musulmana se
fragmenta: existen reinos independientes en Cádiz, Badajoz, Córdoba, Valencia, etc.,
que cuentan con el apoyo directo de Alfonso VII (rey de Castilla), interesado en
debilitar a los almorávides para reinstaurar el sistema de parias.
d) Imperio almohade (1170-1224). Poco después de la instauración de los segundos
reinos de taifas, comenzaban a actuar en la península los almohades, pueblo de la zona
del Atlas, ultrarreligioso y muy intransigente con la religión, que quería imponer la ley
coránica. Sustituyeron a los almorávides en el norte de África y saltaron a Al Ándalus
para extender sus dominios. Sin embargo, una coalición de reyes cristianos logra
vencerlos en las Navas de Tolosa (1212). La derrota fomentó la aparición de nuevos
reinos de taifas.
e) Reino nazarí de Granada (1224-1492). En 1238 los reinos de taifas, excepto el de
Granada, habían desaparecido. El reino granadino fue creación de Muhammad I hacia
1232. Muhammad I, posteriormente se convertirá en vasallo del rey castellano
Fernando III, al que pagará un tributo. Muhammad I se convirtió en el primer emir de
la dinastía nazarí. El reino nazarí de Granada, tuvo durante los dos siglos y medio de su
existencia una vida muy azarosa. A las frecuentes disputas internas había que añadir la
permanente amenaza castellana sobre sus fronteras. Sólo en la segunda mitad del s.
XIV conoció el reino de Granada una prolongada época de paz. El reino nazarí pudo
pervivir hasta 1492, año en que fue conquistado por los Reyes Católicos.
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-También era muy importante la minería: se explotaba el mercurio de Almadén, el
estaño, hierro, etc.
-El comercio se desarrolló en dos ámbitos complementarios:
*En el ámbito urbano: todos los productos obtenidos en su área de influencia
eran comercializados en los zocos (plaza o conjunto de calles dedicadas al mercado).
*En el ámbito exterior: el mundo islámico desempeñó el papel de intermediario
entre Europa, África Negra y Asia Monzónica. Al-Ándalus se encontró en un extremo
de este circuito comercial, de ahí la aparición de dos importantes rutas: ruta del oro de
Sudán, y la ruta hacia Europa, de donde se obtenían esclavos, que después los
comerciantes andalusíes exportaban a Oriente. Este complejo desarrollo comercial
exigía una sólida y abundante moneda que lo respaldara (dinar de oro y dirhem de
plata) y para ello se centralizó la acuñación de moneda en Córdoba. Al-Ándalus se
convirtió en centro distribuidor de oro y plata para toda Europa occidental, metales
que utilizaban los países europeos para sus acuñaciones.
-En cuanto a la sociedad andalusí lo más singular fue la variedad de grupos étnico-
religiosos que convivieron en un mismo territorio, a veces con grandes tensiones pero
mayoritariamente de forma pacífica, hasta el punto de que la convivencia multirracial
fue una de las principales características de Al-Ándalus. Los principales grupos eran los
siguientes:
Una minoría árabe, que ocupaban los puestos más relevantes de la escala social.
Los bereberes, grupo racial norteafricano convertido al islamismo.
Los judíos, que ocupaban profesiones artesanales, comerciales y liberales. Residían
principalmente en las ciudades.
Los eslavos, procedentes del Centro de Europa como esclavos y que acabaron
ocupando importantes cargos en la administración y el ejército.
Los hispanovisigodos, que formaban la mayoría de la población y que tomaron dos
posturas distintas:
-los que se convirtieron al islamismo, conocidos como muladíes
-y los que permanecieron en territorio musulmán pero conservando su religión
cristiana, los mozárabes (con el avance de la Reconquista, los musulmanes que vivían
en territorio cristiano recibían el nombre de mudéjares).
-En lo que a vida intelectual y cultural se refiere, hablamos de un marco que gozó de
enorme prestigio tanto en el mundo islámico como en la Europa medieval cristiana,
tomando como modelo y lengua de expresión el árabe al tiempo que se dejaban influir
por las culturas persa, hindú y grecorromana. Este progreso cultural y científico se
debió, en parte, a la atmósfera de libertad ideológica que reinó en Al-Ándalus durante
muchos siglos. En el aspecto lingüístico la imposición del árabe permitió a Al-Ándalus
relacionarse intelectualmente con los centros culturales del Próximo Oriente. La
relación con Oriente fue un factor fundamental de intercambio de ideas, libros,
costumbres, etc.
En cuanto a los estudios filosóficos, aparece, en el siglo XII, la figura de Averroes.
También hay que destacar los estudios científicos y técnicos. Así en medicina destacó
el judío Maimónides.
Estos libros divulgaron en la Península Ibérica, y de aquí a Europa la Filosofía de la
Antigua Grecia.
Por otra parte, en sus obras arquitectónicas destacan dos obras arquitectónicas: la
mezquita de Córdoba y el Palacio de la Alhambra en Granada.
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En definitiva, la mayoría de hispanovisigodos aceptaron el Islam y formaron con sus
conquistadores un verdadero Estado con personalidad propia que se convirtió en la vía
de transmisión a Occidente de la ciencia griega, de gran parte de la hindú (sistema de
numeración) y de la propia aportación del mundo islámico.
12. Describe las grandes etapas y las causas generales
que conducen al mapa político de la península Ibérica al
final de la Edad Media.
Desde la batalla de Covadonga (711) aparece un movimiento de oposición a la
presencia islámica y que pretenderá la restauración del reino visigodo de España. A
este fenómeno se le denomina Reconquista; esto es, el proceso de ocupación militar
de los territorios musulmanes de la península ibérica, siendo el causante del mapa
político de la P. Ibérica a lo largo de toda la Edad Media. Las fases de esta reconquista
son las siguientes:
▪1º.- Evolución histórica entre los siglos VIII-X.
Entre 711 y 725 los musulmanes ocupan toda la península salvo pequeños núcleos
cristianos en Asturias y los Pirineos, pero sin que existan fronteras definidas entre
ambas religiones ni tampoco entre los distintos núcleos. Estos núcleos son:
1º.- Núcleo asturiano: Formado por astures y por una minoría de hispanovisigodos que
eligen como líder a Pelayo, quien dirigió la lucha contra los musulmanes en el
enfrentamiento de Covadonga. Sus descendientes serán los reyes de Asturias.
-Alfonso II estableció la capital en Oviedo y durante su reinado, se descubre la tumba
del Apóstol Santiago, creándose una de las grandes rutas de peregrinación con
muchísimo impulso para la Reconquista.
-Alfonso III aprovechó la debilidad de los emires de Córdoba y ocupó el territorio entre
la Cordillera Cantábrica y el valle del Duero.
-Ordoño II trasladó a León para controlar mejor las nuevas tierras (de ahí el nombre de
Reino Asturleonés y posteriormente Reino de León). Sin embargo el Condado de
Castilla, principal frontera con el mundo musulmán, empezó a adquirir fuerza debido al
fuerte poder que acumularon sus condes. De esta manera, Castilla se convertirá en un
condado independiente con Fernán González en el año 927 y a su muerte (970), dejó
el título de conde vinculado a su familia, hasta que el condado pasó a Sancho III de
Pamplona.
2º.- Núcleo pamplonés: Durante los siglos VIII y IX, Pamplona se vio ocupada
alternativamente por francos y musulmanes. Expulsados los francos, la familia Arista,
expulsará a los musulmanes, creándose el Reino de Pamplona. Durante el siglo X, con
la dinastía Jimena, Sancho Garcés I rompió los débiles lazos de vasallaje que tenía con
el Emirato e impuso una monarquía más jerarquizada y extendió su reino por La Rioja,
dominando las poblaciones de Nájera, Arnedo y Calahorra.
3º.- Núcleo franco: Los francos, a través de la dinastía carolingia, extienden su
influencia por los valles pirenaicos, con el fin de evitar las razias musulmanas y
asegurar el control de su territorio. A esta zona se le denomina la “Marca Hispánica”.
Surgen así una serie de condados, cuyos condes dependen de la monarquía franca
(carolingios): Condado de Aragón, Sobrarbe, Ribagorza, además de los condados
catalanes.
A. A comienzos del siglo IX, los hispanos asentados en torno a la actual Jaca,
lograron expulsar a los francos y crearon el Condado de Aragón. El primer
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conde que se independizó de los francos fue Aznar Galíndez y consiguió reunir
bajo se dominio los valles atravesados por el río Aragón, de donde tomó su
nombre el condado. Paralelamente surgieron los condados de Sobrarbe y
Ribagorza.
B. A finales del siglo IX, el conde Vifredo el Velloso convirtió sus cargos y
posesiones en hereditarias y en el 987, el conde Borrell II se negó a renovar el
juramento de fidelidad al rey franco, naciendo los Condados Catalanes,
destacando el de Barcelona por su poder y extensión.
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La Corona de Aragón inicia también bajo Jaime I el Conquistador (1213-1276) su
expansión por tierras musulmanas. Así incorpora Valencia y Mallorca a la Corona de
Aragón. La posesión de Mallorca facilita la expansión económica por el Mediterráneo,
que finalizará con la incorporación del Reino de Nápoles, Sicilia y Cerdeña a las
posesiones de la Corona de Aragón con Pedro el Grande, Jaime II y Alfonso V el
Magnánimo, durante los siglos XIV y VX.
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territorio, ya que la monarquía aragonesa era pactista con el rey en el desempeño de
algunas funciones. Así frente a la monarquía castellana que aparece como unitaria, la
Corona de Aragón aparece como una "federación" de varios reinos: Cataluña-Mallorca,
Aragón y Valencia, con un mismo monarca, pero conservando sus leyes y personalidad.
Las Cortes medievales eran convocadas por el rey y reproducían la estructura
estamental de la sociedad, ya que estaban compuestas de tres estamentos -en
representación de la nobleza, el clero y las ciudades- que deliberaban por separado.
Aunque existían diferencias entre unos reinos y otros, las funciones de las Cortes eran
esencialmente dos:
a) Atender las consultas del rey en asuntos de especial importancia.
b) Y sobre todo, votar impuestos de carácter extraordinario, lo que era frecuente
debido a la insuficiencia de los ingresos fiscales ordinarios para atender los gastos
crecientes de la monarquía.
El valor de las Cortes fue desigual según los distintos reinos:
En Castilla no tenían poder legislativo vinculante.
En la Corona de Aragón, las Cortes tuvieron un verdadero poder legislativo. Cada
reino de la Corona de Aragón (Aragón, Valencia y Cataluña) tenía sus propias Cortes.
Para vigilar el cumplimiento de lo aprobado en las Cortes, se creó una Diputación del
General (Generalitat en Cataluña).
En Navarra las Cortes nacieron tardíamente pero tuvieron gran vitalidad en los
siglos XIV y XV. Como la Corona de Aragón las Cortes navarras tenían poder vinculante.
Por consiguiente, ni la composición ni las funciones de estas Cortes primitivas son
equiparables con las de las Cortes o Parlamentos actuales: ni eran representativas de
la voluntad general del reino, ni tenían poder legislativo, ni disponían de instrumentos
legales para controlar el poder del monarca.
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de repobladores buscase una zona para asentarse y poner en explotación terrenos
vacíos. Los colonos, organizados en aldeas rurales, procedían a la presura, es decir, a la
ocupación y puesta en cultivo de la tierra. El asentamiento de nuevos pobladores en
todas estas regiones originó la existencia de una masa de hombres libres, dispuestos a
defender sus tierras contra los musulmanes. El resultado fue un predominio de la
pequeña y mediana propiedad. Con esta estructura surge un campesinado libre, si bien
en periodos posteriores (proceso de señorialización en el siglo XIV) acabarán
convirtiéndose en vasallos, al ceder sus tierras a cambio de protección.
2ª.-Concejil. Durante los siglos XI y XII se repoblaron muchos núcleos urbanos,
denominados concejos (Concejo= ciudad amurallada con una importante extensión de
tierras denominados alfoces).
Surgen los grandes concejos preferentemente entre los ríos Duero y Tajo (concejos de
Salamanca, Ávila, Segovia, Cuéllar, etc.), y en el valle del Ebro (concejos de Zaragoza,
Daroca, Alcañiz, etc.). Los monarcas concedieron amplios fueros (conjunto de normas
que regulaban todos los aspectos de la vida municipal) a los repobladores que se
concentraron en estos amplios términos municipales. A estas ciudades acuden
hombres libres, nobles (sobre todo caballeros), etc. Como ejemplo cercano, Alfonso VI
concedió el Fuero de Logroño en 1095.
A cambio, los concejos se comprometen a armar milicias concejiles para el ejército del
Rey. Junto a la repoblación de las ciudades, se produjo una repoblación aldeana, con
núcleos compuestos de unos diez vecinos. A los nuevos pobladores asentados en el
alfoz se les concedía un solar y tierras de cultivo que al cabo de unos años pasaba a ser
de su propiedad; además, podían disfrutar de tierras y bienes comunales. La estructura
de la propiedad resultante se caracterizaba por el predominio de la propiedad
mediana libre y la abundancia de tierras comunales. En el ámbito social aparece una
realidad urbana compleja donde la burguesía adquiere una gran relevancia.
3ª.-De las Órdenes Militares (mediados del siglo XII -principios del s. XIII), que
actuaron en la cuenca del Guadiana medio, y en la de los ríos Guadalope (afluente del
Ebro) y Guadalquivir o Turia.
Las Órdenes Militares eran una especie de hermandades de caballeros-monjes cuya
misión era combatir a los musulmanes. En este periodo la repoblación de los territorios
conquistados es encomendada a las órdenes militares. Las más conocidas fueron la de
Calatrava en Castilla, la de Alcántara y Santiago en León y la de Montesa en la Corona
de Aragón. Se formaron grandes latifundios propiedad de estas Órdenes, donde
tuvieron a su cargo numerosos campesinos vasallos. La propiedad, por tanto, fue a
parar a manos de la alta nobleza, desapareciendo los campesinos libres. Las
estructuras de la propiedad fueron, entonces, los latifundios, dedicados a la
explotación ganadera, solución más idónea para una zona rica en espacio y, a la vez,
escasa en mano de obra.
4ª.-Nobilaria (s. XIII). Se repuebla Andalucía, Extremadura, Murcia y una parte de
Valencia. La repoblación continúa el sistema de los grandes latifundios, surgiendo las
grandes posesiones nobiliarias tanto laicas como eclesiásticas. Las nuevas tierras
conquistadas se dividían mediante el sistema de repartimientos, lo que significa que
las tierras e inmuebles arrebatados a los musulmanes fueron entregados por los reyes
a quienes participaron en la conquista. Se configuró así un tipo de propiedad de
grandes terratenientes y medianos propietarios de tierra cuyo tamaño y valor estaban
en función del rango social de quien los recibía. La estructura de la propiedad fue
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similar a la fase anterior. En la tercera y cuarta fase aparecen las relaciones de
dependencia personal (vasallaje) típicas del modelo social feudal.
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