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Tiempo atrás, el interés por ayudar a los demás se basaba en el bien común donde el

único beneficio que recibía el líder tal vez era el agradecimiento del entorno social. Al
pasar el tiempo, los Gobiernos se han concentrado en destacar más y ser los mejores,
pero no se enfocan en qué se pueden dar uno al otro.

Si desde las referencias políticas no hay un ejemplo, es casi imposible pedirle a la


sociedad seguir un conducto regular en sus entornos sociales (laborales, académicos,
familiares, etc). Esos entornos generan directa e indirectamente una interacción, por
ejemplo, al momento de pagar un pasaje de bus, al comprar un café por la mañana e
incluso al entrar en el edifico donde se trabaja. Tal vez, el hecho de no saludar o de no
percatarse por el espacio del otro no debe ser intencional, porque el mismo ritmo de vida
se encarga de hacerlo.

El estudio filosófico y teológico del por qué llegó el ser humano a la tierra, es un tema que
podría extenderse por horas, pero más allá del enigma, lo que se conoce es que cada
persona tiene un ciclo. Parte de esto ciclo de vida consiste en compartir el espacio con los
demás y crear un entorno social por inercia, es decir, una serie de eventos que no están
planificados y que naturalmente se da por sí solo.

Al vivir dentro del entorno se van creando lazos y se empieza a desarrollar el carácter que
es algo similar a la personalidad. De ahí mismo se despliegan los valores, los principios,
la ética y la moral, conceptos que son procedentes desde el mismo ciclo de vida. Ahora
bien, si las personas se relacionan debe generarse un vínculo de credibilidad, honestidad
y confianza. Además, esto conlleva a la creación de otros vínculos que permiten formar,
por ejemplo, una amistad. Pero no todo queda allí, ya que muy probablemente esto
abarque todos los espacios y personas con los que se comparte bien sea la familia, los
amigos del trabajo y/o de la universidad.

En una entrevista que se le realizó a Adela Cortina, una filósofa española (además
catedrática de Ética), plantea una sociedad universal en donde todas las personas
independientemente de su condición económica, laboral o académica, pueden desarrollar
una moral y ética en todos los entornos. Claramente es algo muy generalizado, y que para
se llegase a cumplir debe pasar por muchos filtros. Uno de ellos es inculcado desde la
academia. Adela añade que siempre se debe percibir en saber lo que es justo y lo que es
verdadero.
La maestra propone un escenario que se puede debatir desde muchos puntos de vista.
Sin embargo, realiza un análisis que entona a la esperanza de salvar el mundo, y que
todos deben asumir un rol. Actualmente, los intereses políticos son una barrera que
impide el avance necesario y por ende, vemos sociedades corruptas, pero al mismo
tiempo, la tecnología es la herramienta con la que cuenta el ser humano y que ha traído
grandes beneficios, pero lastimosamente se han presentado situaciones desagradablez
debido a su mal uso.

Encontrar un equilibro con 7.700 millones de personas y que cada Gobierno garantice
calidad de vida para cada sociedad es realmente complejo, pero Adela cree en una
justicia cuya ética y moral sean aplicadas universalmente para llegar al punto de equilibrio
que se necesita como sociedad global. Se trata de "escuchar y ser escuchado", para los
resultados actuales se han completamente distintos y garanticemos un futuro mucho
mejor.

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