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Aliste, Noviembre de
2019
Tú, Señor, me llamas, Tú Señor me dices: Espíritu de Dios, ven a mí. Haz que mi mente acoja
“Ven y sígueme, ven y sígueme. Señor, tu Palabra a fin de que llegue hasta mi corazón, allí
se encuentre con lo más profundo de mi ser y me
contigo iré. Señor contigo iré.
empape. Haz que me interpele para sacarme de
Dejaré en la orilla mis redes, cogeré el mis letargos, que me aliente en medio de mis
arado contigo, Señor; guardaré mi puesto luchas, que me ilumine en mi camino para que
en tu senda, sembraré tu palabra en mi pueda caminar por el tuyo. Tú sabes de qué barro
pueblo, y brotará y crecerá. Señor contigo estoy hecho, sabes de mis deseos y necesidades.
iré, Señor contigo iré. Ilumíname. Conviérteme.
2. MEDITATIO
¿Cuál es la escena, imagen, palabra, detalle… que más me ha llamado la atención?
¿Cómo avanzo en mi camino de conversión y fe?
¿Me siento llamado por Jesús? ¿A qué me llama hoy Jesús?
¿Qué puedo aprender de la respuesta de los primeros discípulos a la llamada de Jesús?
Los sacerdotes y consagrados reciben una especial llamada de Jesús… ¿A qué se
puede deber la falta de vocaciones? ¿Qué puedo hacer yo? ¿Podría adquirir un pequeño
compromiso para apoyar esta necesidad en mi Iglesia?
3. ORATIO
“Conviértete y cree en el Evangelio”. Agradecemos a Dios su Palabra. Le pedimos a
Dios que nos ayude a convertirnos y a creer cada vez más.
“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres” Le agradecemos su llamada al
seguimiento. Sabemos que en nosotros aún hay muchas resistencias para seguirlo. Por
ello le pedimos que nos ayude a superar esas dificultades.
Pedimos por los sacerdotes y consagrados que han recibido de manera especial la
llamada de Jesús… y por las vocaciones.
Le presentamos a Dios nuestro grupo, nuestra parroquia, nuestra Iglesia… Le pedimos
que Él siga acompañándonos para que seamos signo del Reino, signo del amor.
Aquí estamos Señor, como tus discípulos en tenemos, nuestra vida para que sea
Galilea. Aquí estamos, Señor, respondiendo a instrumento al servicio de tu Reino.
tu llamada. Aquí estamos, Señor, porque
nuestro gozo eres tú. Aquí estamos, Señor,
porque nuestro gozo eres tú. Aquí estamos,
Señor queremos anunciar tu Reino.
Aquí estamos, Señor, con la confianza puesta
en ti. Tú eres nuestro gozo, porque te hemos
visto, sentido y descubierto. Tú eres nuestro
gozo, porque eres la perla preciosa, el tesoro
escondido. Tú eres nuestro gozo, porque
nuestra vida cobra sentido en tu presencia.
Queremos ser anunciadores de tu Reino
porque te hemos sentido cerca; porque cuando
se te descubre, ya no es posible guardar
silencio. Aquí estamos, porque sabemos que
nos necesitas, y te ofrecemos lo mejor que