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29/3/2020 Consultas de la D.G.

Tributos: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas

SECRETARÍA DE ESTADO DE HACIENDA


DIRECCIÓN GENERAL DE TRIBUTOS
Consultas Vinculantes

NUM-CONSULTA V0036-20

ORGANO SG de Impuestos Patrimoniales, Tasas y Precios Públicos

FECHA-SALIDA 13/01/2020

NORMATIVA TRLITPAJD RDLeg 1/1993 arts. 7-1, 7-2 B) y 31-2

DESCRIPCION- El consultante es titular en proindiviso de varios inmuebles adquiridos mediante adquisiciones


HECHOS mortis causa (de acuerdo con el escrito de consulta parece que se adquieren tras aceptar la
herencia primero de su padre y luego de su madre).
El consultante, junto con el resto de cotitulares, se plantea extinguir los condominios
atribuyendo la titularidad de cada uno de los bienes inmuebles a uno sólo de los herederos.
Para llevarlo a cabo, se plantean dos opciones; realizar permutas de los diferentes porcentajes
de titularidad que tienen en los diferentes inmuebles o bien adjudicar la totalidad de cada
inmueble a uno de los cotitulares que compensará económicamente al resto.

CUESTION- Tributación de las operaciones planteadas en el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y


PLANTEADA Actos Jurídicos Documentados si los inmuebles fueran indivisibles y en caso de que uno de los
inmuebles fuera divisible.

CONTESTACION- En relación con la cuestión planteada en el escrito de consulta, este Centro directivo informa lo
COMPLETA siguiente:
En cuanto a la tributación de la operación planteada deben tenerse en cuenta los siguientes
preceptos del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos
Jurídicos Documentados –en adelante, ITP y AJD–, aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1993 , de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993):
Artículo 2
“1. El impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato
liquidable, cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan dado, prescindiendo de
los defectos, tanto de forma como intrínsecos, que puedan afectar a su validez y eficacia.”
Artículo 4
“A una sola convención no puede exigírsele más que el pago de un solo derecho, pero cuando
un mismo documento o contrato comprenda varias convenciones sujetas al impuesto
separadamente, se exigirá el derecho señalado a cada una de aquéllas, salvo en los casos en
que se determine expresamente otra cosa.”.
El artículo 7 regula el hecho imponible de la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas
del impuesto, disponiendo en sus apartados 1.A) y 2.B), párrafo primero, lo siguiente:
“1. Son transmisiones patrimoniales sujetas:
A) Las transmisiones onerosas por actos “inter vivos” de toda clase de bienes y derechos que
integren el patrimonio de las personas físicas o jurídicas.
(…)
2. Se considerarán transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto:
(…)
B) Los excesos de adjudicación declarados, salvo los que surjan de dar cumplimiento a lo
dispuesto en los artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y
Disposiciones de Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento.”.
De los artículos del Código Civil reseñados, y por lo que aquí interesa, hay que destacar el
artículo 1.062 que establece en su párrafo primero, que: “Cuando una cosa sea indivisible o
desmerezca mucho por su división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a los otros el
exceso en dinero”.

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Por otra parte, el artículo 1.538 del Código Civil, dispone que “La permuta es un contrato por el
cual cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra.”. A este respecto,
el artículo 23 del reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados (RITPAJD), aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22
de junio), determina que: “En las permutas de bienes o derechos, tributará cada permutante por
el valor comprobado de los que adquiera, salvo que el declarado sea mayor o resulte de
aplicación lo dispuesto en el artículo 21 anterior, y aplicando el tipo de gravamen que
corresponda a la naturaleza mueble o inmueble de los bienes o derechos adquiridos”.
Respecto a la cuota tributaria de la modalidad de actos jurídicos documentados, documentos
notariales, el artículo 31 del Texto Refundido del ITP y AJD determina lo siguiente en su
apartado 2:
“2. Las primeras copias de escrituras y actas notariales, cuando tengan por objeto cantidad o
cosa valuable, contengan actos o contratos inscribibles en los Registros de la Propiedad,
Mercantil, de la Propiedad Industrial y de Bienes Muebles no sujetos al Impuesto sobre
Sucesiones y Donaciones o a los conceptos comprendidos en los números 1 y 2 del artículo 1
de esta Ley, tributarán, además, al tipo de gravamen que, conforme a lo previsto en la Ley
21/2001, de 27 de diciembre, por la que se regulan las medidas fiscales y administrativas del
nuevo sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades
con Estatuto de Autonomía, haya sido aprobado por la Comunidad Autónoma.
Si la Comunidad Autónoma no hubiese aprobado el tipo a que se refiere el párrafo anterior, se
aplicará el 0,50 por 100, en cuanto a tales actos o contratos.”.
Por último, el reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados, aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22 de junio)
se refiere a la disolución de las comunidades de bienes en los siguientes términos:
Artículo 61. Disolución de comunidades de bienes.
“1. La disolución de comunidades que resulten gravadas en su constitución, se considerará a
los efectos del impuesto como disolución de sociedades, girándose la liquidación por el importe
de los bienes, derechos o porciones adjudicadas a cada comunero.
2. La disolución de comunidades de bienes que no hayan realizado actividades empresariales,
siempre que las adjudicaciones guarden la debida proporción con las cuotas de titularidad, sólo
tributarán, en su caso, por actos jurídicos documentados.”.
Conforme a lo anteriormente expuesto, la contestación a la consulta se ceñirá exclusivamente a
las comunidades de bienes que no realizan actividades empresariales, circunstancia a la que no
se alude en el escrito de consulta.
El artículo 392 del Código Civil establece que “hay comunidad cuando la propiedad de una cosa
o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, añadiendo el artículo 399 que “todo
condueño tendrá la plena propiedad de su parte y la de los frutos y utilidades que le
corresponda, pudiendo en su consecuencia enajenarla, cederla o hipotecarla, y aún sustituir
otro en su aprovechamiento, salvo si se tratare de derechos personales. Pero el efecto de la
enajenación o de la hipoteca en relación con los condueños estará limitado a la porción que se
le adjudique en la división al cesar la comunidad.” Y, por último, dispone el artículo 450 que
“cada uno de los partícipes de una cosa que se posea en común, se entenderá que ha poseído
exclusivamente la parte que al dividirse le cupiere durante todo el tiempo que duró la indivisión”.
La extinción o disolución de la comunidad supone la adjudicación de bienes o derechos a cada
uno de los comuneros en proporción a su cuota de participación, bien entendido que dicha
adjudicación no es una verdadera transmisión pues no se atribuye al comunero algo que éste
no tuviera con anterioridad, como resulta del artículo 450 del Código Civil. En este sentido el
Tribunal Supremo ha declarado reiteradamente que la división de la cosa común y la
consiguiente adjudicación a cada comunero en proporción a su interés en la comunidad de las
partes resultantes no es una transmisión patrimonial propiamente dicha –ni a efectos civiles ni a
efectos fiscales- sino una mera especificación o concreción de un derecho abstracto
preexistente.
Por otro lado, hay que determinar la existencia de una o varias comunidades de bienes y, a este
respecto vemos que, si conforme al artículo 392 del Código Civil “hay comunidad cuando la
propiedad de una cosa o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, no existirá
comunidad cuando no haya cotitularidad o ésta se extinga, como sucede cuando un comunero
adquiere las cuotas de los demás participes o se transmite el bien por todos los comuneros a un
tercero. Por otro lado, aunque dos inmuebles sean propiedad de dos o más titulares, ello no
determina automáticamente la existencia de una única comunidad de bienes, sino que podrá
haber una o más comunidades en función del origen de la referida comunidad. Así sucede
cuando los bienes comunes proceden, unos de una adquisición hereditaria y otros por haber
sido adquiridos por actos inter vivos, o cuando, aun habiendo sido adquiridos todos los bienes a
título hereditario, procedan de distintas herencias. En tales casos debe entenderse que

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concurren dos comunidades, una de origen inter vivos y otra de origen mortis causa, o las dos
de origen mortis causa pero sobre distintos bienes, sin que en nada obste a lo anterior que los
titulares de las dos comunidades sea las mismas personas. En el supuesto de que se trate de
dos condominios, su disolución supondrá la existencia de dos negocios jurídicos diferentes que,
como tales, deben ser tratados, no solo separada, sino, lo que es más sustancial,
independientemente.
En la disolución del condominio, siempre que esta se lleve a cabo de tal forma que el comunero
no reciba más de lo que le corresponda en proporción de su cuota de participación en la cosa
común, sin que se origine exceso de adjudicación, la disolución no constituirá una transmisión
patrimonial que deba tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP
y AJD. Ahora bien, la inexistencia de transmisión patrimonial y la consiguiente no sujeción por la
modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP y AJD determina la sujeción a la
cuota gradual de actos jurídicos documentados, documentos notariales, de la escritura de
disolución en tanto concurran los cuatro requisitos exigidos en el artículo 31.2 del texto
refundido del Impuesto:
Tratarse de la primera copia de una escritura pública.
Tener por objeto cantidad o cosa valuable.
Contener un acto inscribible en el Registro de la Propiedad.
No estar sujeto al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ni a los conceptos comprendidos
en las modalidades de transmisiones patrimoniales onerosas y operaciones societarias
En caso de tratarse de dos o más comunidades que se pretendan disolver simultáneamente, ya
se ha señalado que ello supone la existencia de tantos negocios jurídicos diferentes como
comunidades haya, debiendo disolverse cada una de ellas de forma independiente, en los
términos que se acaban de exponer.
A diferencia del supuesto anterior, cuando a un comunero se le adjudique más de lo que le
corresponda por su cuota de participación en la cosa común, el exceso que reciba no es algo
que tuviese con anterioridad, por lo que su adjudicación si constituirá una transmisión
patrimonial que tendrá carácter oneroso o lucrativo según sea o no objeto de compensación por
parte del comunero que recibe el exceso al comunero que recibe de menos.
- En caso de no mediar ningún tipo de compensación, se tratará de una transmisión de carácter
gratuito y tributará como donación a favor del comunero al que se adjudica y por el importe del
exceso recibido. Así resulta del apartado b) del artículo 3 de la Ley 29/1987, de 18 de diciembre
(BOE de 19 de diciembre), según el cual constituye el hecho imponible del impuesto “b) La
adquisición de bienes y derechos por donación o cualquier negocio jurídico a título gratuito e
inter vivos”.
- Por el contrario, si el comunero al que se le adjudique el exceso compensa a los otros
comuneros en metálico las diferencias que resulten a su favor, la existencia de dicha
compensación constituye una contraprestación por el exceso recibido que determina el carácter
oneroso de la operación y podría determinar su tributación en el ámbito del ITP y AJD, en la
siguiente forma:
Regla general: Conforme al artículo 7.2.B) del Texto Refundido los excesos de adjudicación se
consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto. Luego, el
comunero al que se le adjudique el exceso, sujeto pasivo del impuesto conforme al artículo 8,a),
deberá tributar por dicho concepto por el valor del exceso recibido.
Excepción: Supuestos en los que el exceso surja de dar cumplimiento a lo dispuesto en los
artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y Disposiciones de
Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento. Dichos preceptos responden al principio
general establecido en el artículo 1.062 del Código Civil de que cuando la cosa común sea
indivisible, ya sea por su propia naturaleza o porque pueda desmerecer mucho por la indivisión,
la única forma de extinción de la comunidad es adjudicarla a uno de los comuneros con la
obligación de abonar a los otros el exceso en metálico. Cuando el exceso surja de dar
cumplimiento a alguno de los referidos preceptos, dicho exceso no se considerará transmisión
patrimonial onerosa a los efectos del artículo 7.2.B) del Texto Refundido del ITP y AJD por lo
que la concurrencia de todos los requisitos establecidos en el artículo 31.2 del Texto Refundido
del ITP y AJD determina su tributación por la cuota variable del documento notarial.
La aplicación de la excepción exige, por tanto, el cumplimiento de los siguientes requisitos:
La indivisibilidad del bien o su desmerecimiento por la indivisión.
La adjudicación a “uno” de los comuneros.
La compensación al comunero que recibe de menos por parte del comunero al que se adjudica
el exceso.

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Por lo que respecta a la indivisibilidad del bien o su desmerecimiento por la división, cabe
advertir que, si bien este Centro Directivo no puede indicar a priori si una vivienda determinada
constituye un bien indivisible o que desmerecería mucho por su división, pues esta
circunstancia constituye una cuestión de hecho que debe ser apreciada en cada caso concreto
para su calificación jurídica correcta, sí es cierto que los Tribunales Económico-Administrativos
vienen considerando a los inmuebles como "un bien que si no es esencialmente indivisible, si
desmerecería mucho por su división" (Tribunal Económico-Administrativo Regional de Madrid:
Resoluciones de 15 de junio de 1992 y 8 de junio de 1995). Así lo entiende igualmente la
jurisprudencia del Tribunal Supremo, que, en su sentencia de 28 de junio de 1999, determina
que “en el caso de que la cosa común resulte por su naturaleza indivisible o pueda desmerecer
mucho por su división –supuesto que lógicamente concurre en una plaza de aparcamiento e
incluso en un piso (no se trata de la división de un edificio, sino de un piso, artículo 401 CC)– la
única forma de división, en el sentido de extinción de comunidad, es, paradójicamente, no
dividirla, sino adjudicarla a uno de los comuneros a calidad de abonar al otro, o a los otros, el
exceso en dinero –artículos 404 y 1.062, párrafo 1.º, en relación éste con el art. 406, todos del
CC–”.
En el supuesto de una única comunidad sobre varios bienes habrá que atender al conjunto de
todos ellos para determinar la indivisibilidad, ya que, aunque cada uno de los bienes
individualmente considerados puedan ser considerados indivisible, el conjunto de todos si
puede ser susceptible de división, por lo que el reparto o adjudicación de los bienes entre los
comuneros deberá hacerse mediante la formación de lotes lo más equivalentes posibles,
evitando los excesos de adjudicación. De ser posible una adjudicación distinta de los bienes
entre los comuneros, que evite el exceso o lo minore, existiría una transmisión de la propiedad
de un comunero a otro, que determinaría la sujeción al impuesto.
En cuanto a la necesidad de que exista una compensación por parte del comunero al que se
adjudica el exceso al comunero que recibe de menos, en caso de disolución simultánea de
varias comunidades en las que existan excesos de adjudicación y se originen compensaciones
entre los comuneros, la exigencia de que las compensaciones sean en metálico no permite la
compensación con bienes que formen parte de otra comunidad. Si los comuneros
intercambiasen inmuebles de una y otra comunidad de bienes como si de la adjudicación de los
bienes de una única comunidad de bienes se tratara, tal intercambio tendría la consideración de
permuta. Así resulta de lo dispuesto en el artículo 2 del texto refundido del ITP y AJD cuando
establece que “el impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto o
contrato liquidable, cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan dado, …”. Por
tanto, no siendo la verdadera naturaleza del acto realizado la de disolución de comunidad sino
la de permuta, deberá tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas, en los
términos establecidos en el artículo 23 del Reglamento del impuesto.
En el supuesto planteado en el escrito de consulta, de acuerdo con la información facilitada,
parece que existen dos comunidades de bienes sobre varios inmuebles originadas por dos
adquisiciones mortis causa distintas. Por lo tanto, al tratarse de dos condominios distintos, su
disolución supondrá la existencia de dos negocios jurídicos diferentes que deben realizarse de
forma separada e independiente.
En cada uno de estos negocios habrá que analizar cómo se efectúa la adjudicación de los
bienes para determinar su tributación. Así, si lo que se realiza es una permuta de los
porcentajes de participación entre los cotitulares de los bienes deberá tributar por la modalidad
de transmisiones patrimoniales onerosas, en los términos establecidos en el artículo 23 del
Reglamento del impuesto. Si, por el contrario, se produce una disolución de la comunidad habrá
que determinar, conforme a lo anteriormente expuesto, si se producen excesos de adjudicación
y en su caso, si esos son onerosos o lucrativos.
En el supuesto de producirse excesos de adjudicación, compensando el comunero al que se le
adjudique el exceso al resto por las diferencias que existen a su favor, habrá que determinar si
se aplica la regla general que da lugar a la tributación por la modalidad de transmisiones
patrimoniales onerosas conforme al artículo 7.2 b) del texto refundido por el comunero que
recibe el exceso, o bien la excepción conforme a lo previsto en el artículo 1062 del Código Civil,
en cuyo caso, dará lugar a la tributación por la modalidad de actos jurídicos documentados,
cuota variable, documento notarial, de acuerdo con lo previsto en el artículo 31.2 del texto
refundido. En este último supuesto, en la valoración del cumplimiento de los requisitos previstos
para aplicar la excepción se debe observar que, para determinar el supuesto de indivisibilidad
del bien o desmerecimiento por la indivisión, al existir en cada una de las comunidades una
cotitularidad sobre varios bienes, habrá que atender al conjunto de todos ellos para determinar
la indivisibilidad, ya que aunque cada uno de los bienes individualmente considerados puedan
ser considerados indivisible, el conjunto de todos si puede ser susceptible de división, por lo que
el reparto o adjudicación de los bienes entre los comuneros deberá hacerse mediante la
formación de lotes lo más equivalentes posibles, evitando los excesos de adjudicación. De ser
posible una adjudicación distinta de los bienes entre los comuneros, que evite el exceso o lo
minore, existiría una transmisión de la propiedad de un comunero a otro, que determinaría la
sujeción al impuesto.
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Por último, si se produce una disolución simultánea de las dos comunidades en las que existen
excesos de adjudicación y se originan compensaciones entre los comuneros, la exigencia de
que las compensaciones sean en metálico no permite la compensación con bienes que formen
parte de otra comunidad. Si los comuneros intercambiasen inmuebles de una y otra comunidad
de bienes como si de la adjudicación de los bienes de una única comunidad de bienes se
tratara, tal intercambio tendría la consideración de permuta conforme a lo dispuesto en el
artículo 23 del Reglamento del impuesto.
Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado 1 del
artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.

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Consultas Vinculantes

NUM-CONSULTA V0038-20

ORGANO SG de Impuestos Patrimoniales, Tasas y Precios Públicos

FECHA-SALIDA 13/01/2020

NORMATIVA RITPAJD RD 828/1995 art. 23. TRLITPAJD RDLeg 1/1993 art. 7-1A)

DESCRIPCION- El consultante posee en proindiviso junto con otros comuneros seis inmuebles rústicos que
HECHOS explotan a través de una comunidad de bienes integrada por los mismos comuneros que
ostentan la titularidad de los inmuebles rústicos. Cada una de las seis fincas fueron adquiridas
mediante compraventa en distintas fechas.
En la actualidad, dos de los comuneros que forman un matrimonio pretende poner fin a la
situación de indivisión, adjudicándose el 100 por cien de alguna o algunas fincas que poseen en
proindiviso o partes de las citadas fincas.

CUESTION- Si esta operación supone la especificación de los derechos de los comuneros a los que se les
PLANTEADA adjudicará las fincas o una recíproca transmisión de cuotas entre los comuneros.

CONTESTACION- En relación con la cuestión planteada en el escrito de consulta, este Centro directivo informa lo
COMPLETA siguiente:
En cuanto a la tributación de la operación planteada deben tenerse en cuenta los siguientes
preceptos del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos
Jurídicos Documentados –en adelante, ITP y AJD–, aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1993 , de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993):
Artículo 2
“1. El impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato
liquidable, cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan dado, prescindiendo de
los defectos, tanto de forma como intrínsecos, que puedan afectar a su validez y eficacia.”
Artículo 4
“A una sola convención no puede exigírsele más que el pago de un solo derecho, pero cuando
un mismo documento o contrato comprenda varias convenciones sujetas al impuesto
separadamente, se exigirá el derecho señalado a cada una de aquéllas, salvo en los casos en
que se determine expresamente otra cosa.”.
El artículo 7 regula el hecho imponible de la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas
del impuesto, disponiendo en sus apartados 1.A) y 2.B), párrafo primero, lo siguiente:
“1. Son transmisiones patrimoniales sujetas:
A) Las transmisiones onerosas por actos “inter vivos” de toda clase de bienes y derechos que
integren el patrimonio de las personas físicas o jurídicas.
(…)”
Por otra parte, el artículo 1.538 del Código Civil, dispone que “La permuta es un contrato por el
cual cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra.”. A este respecto,
el artículo 23 del reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados (RITPAJD), aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22
de junio), determina que: “En las permutas de bienes o derechos, tributará cada permutante por
el valor comprobado de los que adquiera, salvo que el declarado sea mayor o resulte de
aplicación lo dispuesto en el artículo 21 anterior, y aplicando el tipo de gravamen que
corresponda a la naturaleza mueble o inmueble de los bienes o derechos adquiridos”.
Por último, el reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados, aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22 de junio)
se refiere a la disolución de las comunidades de bienes en los siguientes términos:
Artículo 61. Disolución de comunidades de bienes.

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29/3/2020 Consultas de la D.G. Tributos: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas

“1. La disolución de comunidades que resulten gravadas en su constitución, se considerará a


los efectos del impuesto como disolución de sociedades, girándose la liquidación por el importe
de los bienes, derechos o porciones adjudicadas a cada comunero.
2. La disolución de comunidades de bienes que no hayan realizado actividades empresariales,
siempre que las adjudicaciones guarden la debida proporción con las cuotas de titularidad, sólo
tributarán, en su caso, por actos jurídicos documentados.”
El artículo 392 del Código Civil establece que “hay comunidad cuando la propiedad de una cosa
o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, añadiendo el artículo 399 que “todo
condueño tendrá la plena propiedad de su parte y la de los frutos y utilidades que le
corresponda, pudiendo en su consecuencia enajenarla, cederla o hipotecarla, y aún sustituir
otro en su aprovechamiento, salvo si se tratare de derechos personales. Pero el efecto de la
enajenación o de la hipoteca en relación con los condueños estará limitado a la porción que se
le adjudique en la división al cesar la comunidad.” Y, por último, dispone el artículo 450 que
“cada uno de los partícipes de una cosa que se posea en común, se entenderá que ha poseído
exclusivamente la parte que al dividirse le cupiere durante todo el tiempo que duró la indivisión”.
La extinción o disolución de la comunidad supone la adjudicación de bienes o derechos a cada
uno de los comuneros en proporción a su cuota de participación, bien entendido que dicha
adjudicación no es una verdadera transmisión pues no se atribuye al comunero algo que éste
no tuviera con anterioridad, como resulta del artículo 450 del Código Civil. En este sentido el
Tribunal Supremo ha declarado reiteradamente que la división de la cosa común y la
consiguiente adjudicación a cada comunero en proporción a su interés en la comunidad de las
partes resultantes no es una transmisión patrimonial propiamente dicha –ni a efectos civiles ni a
efectos fiscales- sino una mera especificación o concreción de un derecho abstracto
preexistente.
Por otro lado, hay que determinar la existencia de una o varias comunidades de bienes y, a este
respecto vemos que, si conforme al artículo 392 del Código Civil “hay comunidad cuando la
propiedad de una cosa o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, no existirá
comunidad cuando no haya cotitularidad o ésta se extinga, como sucede cuando un comunero
adquiere las cuotas de los demás participes o se transmite el bien por todos los comuneros a un
tercero. Por otro lado, aunque dos inmuebles sean propiedad de dos o más titulares, ello no
determina automáticamente la existencia de una única comunidad de bienes, sino que podrá
haber una o más comunidades en función del origen de la referida comunidad. Así sucede
cuando los bienes comunes proceden, unos de una adquisición hereditaria y otros por haber
sido adquiridos por actos “inter vivos”, o cuando, aun habiendo sido adquiridos todos los bienes
a título hereditario, procedan de distintas herencias. En tales casos debe entenderse que
concurren dos comunidades, una de origen “inter vivos” y otra de origen “mortis causa”, o las
dos de origen “mortis causa” pero sobre distintos bienes, sin que en nada obste a lo anterior
que los titulares de las dos comunidades sea las mismas personas. En el supuesto de que se
trate de dos condominios, su disolución supondrá la existencia de dos negocios jurídicos
diferentes que, como tales, deben ser tratados, no solo separada, sino, lo que es más
sustancial, independientemente.
En el supuesto planteado en el escrito de consulta existen varias comunidades de bienes, ya
que las fincas se han adquirido en proindiviso a través de distintas compraventas celebradas en
diferentes fechas, por lo tanto, a través de distintos negocios jurídicos.
Por otra parte, la operación planteada no supone la disolución o extinción de las comunidades
de bienes existentes, pues los bienes seguirán manteniéndose en proindiviso tras la
adjudicación, bien por los comuneros que continúan en las comunidades, bien por los
comuneros que se separan y que forman un matrimonio.
Por todo lo anterior, parece que lo que se plantea es un intercambio de fincas de varias
comunidades de bienes, lo que se consideraría una operación de permuta entre los comuneros
de los porcentajes de participación en las fincas mantenidas en proindiviso, que dará lugar a la
tributación en la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas conforme a lo dispuesto en
los artículos 7.1 A) el texto refundido y 23 del reglamento del impuesto.
Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado 1 del
artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.

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29/3/2020 Consultas de la D.G. Tributos: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas

SECRETARÍA DE ESTADO DE HACIENDA


DIRECCIÓN GENERAL DE TRIBUTOS
Consultas Vinculantes

NUM-CONSULTA V0178-20

ORGANO SG de Impuestos Patrimoniales, Tasas y Precios Públicos

FECHA-SALIDA 24/01/2020

NORMATIVA TRLITPAJD RDLeg 1/1993 art. 7-2-b y 31-2

DESCRIPCION- El consultante, su esposa, casados en régimen de gananciales, y un hermano del consultante


HECHOS son propietarios de un piso adquirido por compraventa. El hermano es propietario del 50 por
100, con carácter privativo y el consultante y su esposa son propietarios del 50 por 100 restante
con carácter ganancial. En este momento los interesados pretenden disolver el condominio,
adjudicándo la totalidad del bien el consultante y su mujer, quienes pagarán en efectivo su
participación al hermano.

CUESTION- Son tres las cuestiones planteadas:


PLANTEADA
- Si debe entenderse que en la comunidad hay tres comuneros o dos, la sociedad de
gananciales y el hermano del consultante.
- En caso de ser tres, si debe entenderse que se está ante un supuesto de disolución parcial del
condominio y que, por tanto, el exceso de adjudicación estaría sujeto a transmisiones
patrimoniales onerosas.
- En caso de que se considere que hay dos comuneros, si debería entenderse que existen dos
hechos imponibles, uno por la disolución del condominio y otro por el exceso, debiendo tributar
ambos por la modalidad de actos jurídicos documentados.

CONTESTACION- En cuanto a la tributación de la operación planteada deben tenerse en cuenta los siguientes
COMPLETA preceptos del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos
Jurídicos Documentados –en adelante, ITP y AJD–, aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1993 , de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993):
Artículo 2
“1. El impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato
liquidable, cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan dado, prescindiendo de
los defectos, tanto de forma como intrínsecos, que puedan afectar a su validez y eficacia.”
El artículo 7 regula el hecho imponible de la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas
del impuesto, disponiendo en sus apartados 1.A) y 2.B), párrafo primero, lo siguiente:
“1. Son transmisiones patrimoniales sujetas:
A) Las transmisiones onerosas por actos “inter vivos” de toda clase de bienes y derechos que
integren el patrimonio de las personas físicas o jurídicas.
(…)
2. Se considerarán transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto:
(…)
B) Los excesos de adjudicación declarados, salvo los que surjan de dar cumplimiento a lo
dispuesto en los artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y
Disposiciones de Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento.”.
De los artículos del Código Civil reseñados, y por lo que aquí interesa, hay que destacar el
artículo 1.062 que establece en su párrafo primero, que: “Cuando una cosa sea indivisible o
desmerezca mucho por su división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a los otros el
exceso en dinero.”.
Respecto a la cuota tributaria de la modalidad de actos jurídicos documentados, documentos
notariales, el artículo 31 del Texto Refundido del ITP y AJD determina lo siguiente en su
apartado 2:

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29/3/2020 Consultas de la D.G. Tributos: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas

“2. Las primeras copias de escrituras y actas notariales, cuando tengan por objeto cantidad o
cosa valuable, contengan actos o contratos inscribibles en los Registros de la Propiedad,
Mercantil, de la Propiedad Industrial y de Bienes Muebles no sujetos al Impuesto sobre
Sucesiones y Donaciones o a los conceptos comprendidos en los números 1 y 2 del artículo 1
de esta Ley, tributarán, además, al tipo de gravamen que, conforme a lo previsto en la Ley
21/2001, de 27 de diciembre, por la que se regulan las medidas fiscales y administrativas del
nuevo sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades
con Estatuto de Autonomía, haya sido aprobado por la Comunidad Autónoma.
Si la Comunidad Autónoma no hubiese aprobado el tipo a que se refiere el párrafo anterior, se
aplicará el 0,50 por 100, en cuanto a tales actos o contratos.”.
Por último, el reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados, aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22 de junio)
se refiere a la disolución de las comunidades de bienes en los siguientes términos:
Artículo 61. Disolución de comunidades de bienes.
“1. La disolución de comunidades que resulten gravadas en su constitución, se considerará a
los efectos del impuesto como disolución de sociedades, girándose la liquidación por el importe
de los bienes, derechos o porciones adjudicadas a cada comunero.
2. La disolución de comunidades de bienes que no hayan realizado actividades empresariales,
siempre que las adjudicaciones guarden la debida proporción con las cuotas de titularidad, sólo
tributarán, en su caso, por actos jurídicos documentados.”.
Conforme a lo anteriormente expuesto, la contestación a la consulta se ceñirá exclusivamente a
las comunidades de bienes que no realizan actividades empresariales, circunstancia a la que no
se alude en el escrito de consulta.
El artículo 392 del Código Civil establece que “hay comunidad cuando la propiedad de una cosa
o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, añadiendo el artículo 399 que “todo
condueño tendrá la plena propiedad de su parte y la de los frutos y utilidades que le
corresponda, pudiendo en su consecuencia enajenarla, cederla o hipotecarla, y aún sustituir
otro en su aprovechamiento, salvo si se tratare de derechos personales. Pero el efecto de la
enajenación o de la hipoteca en relación con los condueños estará limitado a la porción que se
le adjudique en la división al cesar la comunidad.” Y, por último, dispone el artículo 450 que
“cada uno de los partícipes de una cosa que se posea en común, se entenderá que ha poseído
exclusivamente la parte que al dividirse le cupiere durante todo el tiempo que duró la indivisión”.
La extinción o disolución de la comunidad supone la adjudicación de bienes o derechos a cada
uno de los comuneros en proporción a su cuota de participación, bien entendido que dicha
adjudicación no es una verdadera transmisión pues no se atribuye al comunero algo que éste
no tuviera con anterioridad, como resulta del artículo 450 del Código Civil. En este sentido el
Tribunal Supremo ha declarado reiteradamente que la división de la cosa común y la
consiguiente adjudicación a cada comunero en proporción a su interés en la comunidad de las
partes resultantes no es una transmisión patrimonial propiamente dicha –ni a efectos civiles ni a
efectos fiscales- sino una mera especificación o concreción de un derecho abstracto
preexistente.
En la disolución del condominio, siempre que ésta se lleve a cabo de tal forma que el comunero
no reciba más de lo que le corresponda en proporción de su cuota de participación en la cosa
común, sin que se origine exceso de adjudicación, la disolución no constituirá una transmisión
patrimonial que deba tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP
y AJD. Ahora bien, la inexistencia de transmisión patrimonial y la consiguiente no sujeción por la
modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP y AJD determina la sujeción a la
cuota gradual de actos jurídicos documentados, documentos notariales, de la escritura de
disolución en tanto concurran los cuatro requisitos exigidos en el artículo 31.2 del texto
refundido del Impuesto:
Tratarse de la primera copia de una escritura pública.
Tener por objeto cantidad o cosa valuable.
Contener un acto inscribible en el Registro de la Propiedad.
No estar sujeto al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ni a los conceptos comprendidos
en las modalidades de transmisiones patrimoniales onerosas y operaciones societarias
Si, por el contrario, a un comunero se le adjudique más de lo que le corresponda por su cuota
de participación en la cosa común, el exceso que reciba no es algo que tuviese con
anterioridad, por lo que su adjudicación si constituirá una transmisión patrimonial que tendrá
carácter oneroso o lucrativo según sea o no objeto de compensación por parte del comunero
que recibe el exceso al comunero que recibe de menos.

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Si el comunero al que se le adjudique el exceso compensa a los otros comuneros en metálico


las diferencias que resulten a su favor, la existencia de dicha compensación constituye una
contraprestación por el exceso recibido que determina el carácter oneroso de la operación y
podría determinar su tributación en el ámbito del ITP y AJD, en la siguiente forma:
Regla general: Conforme al artículo 7.2.B) del Texto Refundido los excesos de adjudicación se
consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto. Luego, el
comunero al que se le adjudique el exceso, sujeto pasivo del impuesto conforme al artículo 8,
a), deberá tributar por dicho concepto por el valor del exceso recibido.
Excepción: Supuestos en los que el exceso surja de dar cumplimiento a lo dispuesto en los
artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y Disposiciones de
Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento. Dichos preceptos responden al principio
general establecido en el artículo 1.062 del Código Civil de que cuando la cosa común sea
indivisible, ya sea por su propia naturaleza o porque pueda desmerecer mucho por la indivisión,
la única forma de extinción de la comunidad es adjudicarla a uno de los comuneros con la
obligación de abonar a los otros el exceso en metálico. Cuando el exceso surja de dar
cumplimiento a alguno de los referidos preceptos, dicho exceso no se considerará transmisión
patrimonial onerosa a los efectos del artículo 7.2.B) del Texto Refundido del ITP y AJD por lo
que la concurrencia de todos los requisitos establecidos en el artículo 31.2 del Texto Refundido
del ITP y AJD determina su tributación por la cuota variable del documento notarial.
La aplicación de la excepción exige, por tanto, el cumplimiento de los siguientes requisitos:
La indivisibilidad del bien o su desmerecimiento por la indivisión.
La adjudicación a “uno” de los comuneros.
La compensación al comunero que recibe de menos por parte del comunero al que se adjudica
el exceso.
1) Indivisibilidad del bien. Sobre esta cuestión cabe advertir que, si bien este Centro Directivo no
puede indicar a priori si una vivienda determinada constituye un bien indivisible o que
desmerecería mucho por su división, pues esta circunstancia constituye una cuestión de hecho
que debe ser apreciada en cada caso concreto para su calificación jurídica correcta, sí es cierto
que los Tribunales Económico-Administrativos vienen considerando a los inmuebles como "un
bien que si no es esencialmente indivisible, si desmerecería mucho por su división" (Tribunal
Económico-Administrativo Regional de Madrid: Resoluciones de 15 de junio de 1992 y 8 de
junio de 1995). Así lo entiende igualmente la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que, en su
sentencia de 28 de junio de 1999, determina que “en el caso de que la cosa común resulte por
su naturaleza indivisible o pueda desmerecer mucho por su división –supuesto que lógicamente
concurre en una plaza de aparcamiento e incluso en un piso (no se trata de la división de un
edificio, sino de un piso, artículo 401 CC)– la única forma de división, en el sentido de extinción
de comunidad, es, paradójicamente, no dividirla, sino adjudicarla a uno de los comuneros a
calidad de abonar al otro, o a los otros, el exceso en dinero –artículos 404 y 1.062, párrafo 1.º,
en relación éste con el art. 406, todos del CC–“.
2) Adjudicación a un solo comunero. Este requisito supone la extinción de la comunidad al
desaparecer la cotitularidad sobre la propiedad del bien. Por ello, si, existiendo varios
comuneros, se adjudicaren bienes a uno en pago de su cuota de participación, permaneciendo
el resto en la situación inicial de indivisión, no se habrá producido la extinción de la comunidad.
Lo que habrá será una separación de uno o varios comuneros, (también denominada disolución
parcial), supuesto no previsto en el citado artículo 1.062 del Código Civil cuya literalidad exige
que la disolución de la comunidad sea total, al contemplar exclusivamente el supuesto de que
cuando una cosa sea indivisible o desmerezca mucho por su división, se adjudique “a uno”, a
calidad de abonar a los otros el exceso en dinero.
3) Compensación por parte del comunero al que se adjudica el exceso al comunero que recibe
de menos. Dicha compensación debe ser necesariamente en metálico por expresa exigencia
del artículo 1.062 del Código Civil al que se remite el artículo 7.2.B) del Texto Refundido. Esta
obligación de compensar al otro en metálico no es más que una consecuencia de la
indivisibilidad de la cosa común y de la necesidad en que se ha encontrado el legislador de
arbitrar procedimientos para no perpetuar la indivisión, en cumplimiento de lo dispuesto en el
artículo 400 del Código Civil al establecer que ningún copropietario estará obligado a
permanecer en la comunidad, pudiendo cada uno de ellos en cualquier tiempo pedir que se
divida la cosa común. Por tanto, la intervención de una compensación en dinero no califica a la
operación de compra de la otra cuota, sino, simplemente, de respeto a la obligada equivalencia
que ha de guardarse en la división de la cosa común en cumplimiento de las normas del Código
Civil.
En el supuesto planteado lo primero a tener en cuenta es la existencia de tres comuneros, el
consultante, su esposa y su hermano, dado que, en nuestro sistema jurídico, la sociedad de
gananciales carece de personalidad jurídica independiente de los cónyuges, limitándose el
artículo 1344 del Código Civil a decir que “Mediante la sociedad de gananciales se hacen
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comunes para los cónyuges las ganancias o beneficios obtenidos indistintamente por cualquiera
de ellos, que les serán atribuidos por mitad al disolverse aquella”. Por tanto, la adjudicación del
bien común a ambos cónyuges no supone la extinción de la comunidad a la vista de lo
dispuesto en el artículo 392 del Código Civil, ya que la propiedad de la cosa sigue
perteneciendo pro indiviso a varias personas, tratándose de un supuesto de separación de un
comunero o disolución parcial.
La adjudicación de la totalidad del bien a ambos cónyuges origina un exceso de adjudicación al
que debe aplicarse la regla general del artículo 7.2.B) del Texto Refundido, conforme a la cual
los excesos de adjudicación se consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación
y pago del impuesto. No resulta de aplicación la excepción contemplada en dicho precepto,
pues la literalidad del artículo 1.062 exige que la disolución de la comunidad sea total al
contemplar exclusivamente el supuesto de que, cuando una cosa sea indivisible o desmerezca
mucho por su división, se adjudique “a uno” a calidad de abonar a los otros el exceso en dinero.
En el supuesto que se examina, en el que el bien se adjudica a dos de los comuneros, ambos
cónyuges, éstos deberán tributar por la referida modalidad de transmisiones patrimoniales
onerosas por el valor del exceso recibido.
CONCLUSIÓN
1. Se trata de una comunidad de tres comuneros, el consultante, su esposa y su hermano, dado
que, en nuestro sistema jurídico, la sociedad de gananciales carece de personalidad jurídica
independiente de los cónyuges. Por tanto, la adjudicación de la totalidad del bien común a
ambos cónyuges no supone la extinción de la comunidad pues la propiedad de la cosa sigue
perteneciendo proindiviso a varias personas, constituyendo un supuesto de separación de
comunero o disolución parcial.
2. La adjudicación a ambos cónyuges origina un exceso de adjudicación al que debe aplicarse
la regla general del artículo 7.2.B) del Texto Refundido, conforme a la cual los excesos de
adjudicación se consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del
impuesto, sin que resulte de aplicación la excepción contemplada en dicho precepto por
aplicación del artículo 1.062 del Código Civil cuya literalidad.062 exige que la disolución de la
comunidad sea total al contemplar exclusivamente el supuesto de que, cuando una cosa sea
indivisible o desmerezca mucho por su división, se adjudique “a uno” a calidad de abonar a los
otros el exceso en dinero.
Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado 1 del
artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.

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SECRETARÍA DE ESTADO DE HACIENDA


DIRECCIÓN GENERAL DE TRIBUTOS
Consultas Vinculantes

NUM-CONSULTA V0196-20

ORGANO SG de Impuestos Patrimoniales, Tasas y Precios Públicos

FECHA-SALIDA 28/01/2020

NORMATIVA TRLITPAJD RDLeg 1/1993 art. 7-2-B y 31-2

DESCRIPCION- El consultante y sus dos hermanos adquirieron, de dos propietarios diferentes, varias fincas por
HECHOS tercera partes, iguales e indivisas. Por otro lado, en 2013 falleció su padre sin testamento, sin
que hasta la fecha se haya realizado la partición de la herencia y en 2016 falleció su madre,
declarando herederos por partes iguales a los tres hermanos, sin que tampoco hasta la fecha
haya tenido lugar la partición hereditaria.
En este momento desean realizar la partición de las herencias de ambos padres, adjudicándose
los bienes por terceras e iguales partes indivisas. Para ello, entienden que se ha formado una
masa patrimonial proindivisa de los bienes adquiridos en las dos compraventas, más las
adjudicaciones de las citadas herencias, que ahora pretenden extinguir haciendo la
correspondiente adjudicación individual, mediante el reparto, por partes iguales a cada uno de
los hermanos.

CUESTION- 1. Que sucedería en caso de asignarse un mayor importe a alguna de las partes por exceso de
PLANTEADA adjudicación
2. Si en la liquidación del condominio el valor a tener en cuenta deber ser el importe originario
reflejado en las escrituras de compraventa y el declarado en el Impuesto de Sucesiones; si
debe considerarse, para algunos de ellos o para todos, el valor indicado por la hacienda
autonómica a fecha actual; y si en alguno de los bienes deberían aplicarse coeficientes de
actualización del valor.

CONTESTACION- En cuanto a la tributación de la operación planteada deben tenerse en cuenta los siguientes
COMPLETA preceptos del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos
Jurídicos Documentados –en adelante, ITP y AJD–, aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1993 , de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993):
Artículo 2
“1. El impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato
liquidable, cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan dado, prescindiendo de
los defectos, tanto de forma como intrínsecos, que puedan afectar a su validez y eficacia.”
El artículo 7 regula el hecho imponible de la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas
del impuesto, disponiendo en sus apartados 1.A) y 2.B), párrafo primero, lo siguiente:
“1. Son transmisiones patrimoniales sujetas:
A) Las transmisiones onerosas por actos “inter vivos” de toda clase de bienes y derechos que
integren el patrimonio de las personas físicas o jurídicas.
(…)
2. Se considerarán transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto:
(…)
B) Los excesos de adjudicación declarados, salvo los que surjan de dar cumplimiento a lo
dispuesto en los artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y
Disposiciones de Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento.”.
De los artículos del Código Civil reseñados, y por lo que aquí interesa, hay que destacar el
artículo 1.062 que establece en su párrafo primero, que: “Cuando una cosa sea indivisible o
desmerezca mucho por su división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a los otros el
exceso en dinero”.
Por otra parte, el artículo 1.538 del Código Civil, dispone que “La permuta es un contrato por el
cual cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra.”. A este respecto,
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29/3/2020 Consultas de la D.G. Tributos: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas

el artículo 23 del reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados (RITPAJD), aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22
de junio), determina que: “En las permutas de bienes o derechos, tributará cada permutante por
el valor comprobado de los que adquiera, salvo que el declarado sea mayor o resulte de
aplicación lo dispuesto en el artículo 21 anterior, y aplicando el tipo de gravamen que
corresponda a la naturaleza mueble o inmueble de los bienes o derechos adquiridos”.
Respecto a la cuota tributaria de la modalidad de actos jurídicos documentados, documentos
notariales, el artículo 31 del Texto Refundido del ITP y AJD determina lo siguiente en su
apartado 2:
“2. Las primeras copias de escrituras y actas notariales, cuando tengan por objeto cantidad o
cosa valuable, contengan actos o contratos inscribibles en los Registros de la Propiedad,
Mercantil, de la Propiedad Industrial y de Bienes Muebles no sujetos al Impuesto sobre
Sucesiones y Donaciones o a los conceptos comprendidos en los números 1 y 2 del artículo 1
de esta Ley, tributarán, además, al tipo de gravamen que, conforme a lo previsto en la Ley
21/2001, de 27 de diciembre, por la que se regulan las medidas fiscales y administrativas del
nuevo sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades
con Estatuto de Autonomía, haya sido aprobado por la Comunidad Autónoma.
Si la Comunidad Autónoma no hubiese aprobado el tipo a que se refiere el párrafo anterior, se
aplicará el 0,50 por 100, en cuanto a tales actos o contratos.”.
Por último, el reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados, aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22 de junio)
se refiere a la disolución de las comunidades de bienes en los siguientes términos:
Artículo 61. Disolución de comunidades de bienes.
“1. La disolución de comunidades que resulten gravadas en su constitución, se considerará a
los efectos del impuesto como disolución de sociedades, girándose la liquidación por el importe
de los bienes, derechos o porciones adjudicadas a cada comunero.
2. La disolución de comunidades de bienes que no hayan realizado actividades empresariales,
siempre que las adjudicaciones guarden la debida proporción con las cuotas de titularidad, sólo
tributarán, en su caso, por actos jurídicos documentados.”
Conforme a lo anteriormente expuesto, la contestación a la consulta se ceñirá exclusivamente a
las comunidades de bienes que no realizan actividades empresariales, circunstancia a la que no
se alude en el escrito de consulta.
El artículo 392 del Código Civil establece que “hay comunidad cuando la propiedad de una cosa
o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, añadiendo el artículo 399 que “todo
condueño tendrá la plena propiedad de su parte y la de los frutos y utilidades que le
corresponda, pudiendo en su consecuencia enajenarla, cederla o hipotecarla, y aún sustituir
otro en su aprovechamiento, salvo si se tratare de derechos personales. Pero el efecto de la
enajenación o de la hipoteca en relación con los condueños estará limitado a la porción que se
le adjudique en la división al cesar la comunidad.” Y, por último, dispone el artículo 450 que
“cada uno de los partícipes de una cosa que se posea en común, se entenderá que ha poseído
exclusivamente la parte que al dividirse le cupiere durante todo el tiempo que duró la indivisión”.
La extinción o disolución de la comunidad supone la adjudicación de bienes o derechos a cada
uno de los comuneros en proporción a su cuota de participación, bien entendido que dicha
adjudicación no es una verdadera transmisión pues no se atribuye al comunero algo que éste
no tuviera con anterioridad, como resulta del artículo 450 del Código Civil. En este sentido el
Tribunal Supremo ha declarado reiteradamente que la división de la cosa común y la
consiguiente adjudicación a cada comunero en proporción a su interés en la comunidad de las
partes resultantes no es una transmisión patrimonial propiamente dicha –ni a efectos civiles ni a
efectos fiscales- sino una mera especificación o concreción de un derecho abstracto
preexistente.
Por otro lado, hay que determinar la existencia de una o varias comunidades de bienes y, a este
respecto vemos que, si conforme al artículo 392 del Código Civil “hay comunidad cuando la
propiedad de una cosa o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, no existirá
comunidad cuando no haya cotitularidad o ésta se extinga, como sucede cuando un comunero
adquiere las cuotas de los demás participes o se transmite el bien por todos los comuneros a un
tercero. Por otro lado, aunque dos inmuebles sean propiedad de dos o más titulares, ello no
determina automáticamente la existencia de una única comunidad de bienes, sino que podrá
haber una o más comunidades en función del origen de la referida comunidad. Así sucede
cuando los bienes comunes proceden, unos de una adquisición hereditaria y otros por haber
sido adquiridos por actos inter vivos, o cuando, aun habiendo sido adquiridos todos los bienes a
título hereditario, procedan de distintas herencias. En tales casos debe entenderse que
concurren dos comunidades, una de origen inter vivos y otra de origen mortis causa, o las dos
de origen mortis causa pero sobre distintos bienes, sin que en nada obste a lo anterior que los

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titulares de las dos comunidades sea las mismas personas. En el supuesto de que se trate de
dos condominios, su disolución supondrá la existencia de dos negocios jurídicos diferentes que,
como tales, deben ser tratados, no solo separada, sino, lo que es más sustancial,
independientemente.
En la disolución del condominio, siempre que ésta se lleve a cabo de tal forma que el comunero
no reciba más de lo que le corresponda en proporción de su cuota de participación en la cosa
común, sin que se origine exceso de adjudicación, la disolución no constituirá una transmisión
patrimonial que deba tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP
y AJD. Ahora bien, la inexistencia de transmisión patrimonial y la consiguiente no sujeción por la
modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP y AJD determina la sujeción a la
cuota gradual de actos jurídicos documentados, documentos notariales, de la escritura de
disolución en tanto concurran los cuatro requisitos exigidos en el artículo 31.2 del texto
refundido del Impuesto:
Tratarse de la primera copia de una escritura pública.
Tener por objeto cantidad o cosa valuable.
Contener un acto inscribible en el Registro de la Propiedad.
No estar sujeto al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ni a los conceptos comprendidos
en las modalidades de transmisiones patrimoniales onerosas y operaciones societarias
En caso de tratarse de dos o más comunidades que se pretendan disolver simultáneamente, ya
se ha señalado que ello supone la existencia de tantos negocios jurídicos diferentes como
comunidades haya, debiendo disolverse cada una de ellas de forma independiente, en los
términos que se acaban de exponer.
Si, por el contrario, a un comunero se le adjudique más de lo que le corresponda por su cuota
de participación en la cosa común, el exceso que reciba no es algo que tuviese con
anterioridad, por lo que su adjudicación si constituirá una transmisión patrimonial que tendrá
carácter oneroso o lucrativo según sea o no objeto de compensación por parte del comunero
que recibe el exceso al comunero que recibe de menos.
- En caso de no mediar ningún tipo de compensación, se tratará de una transmisión de carácter
gratuito y tributará como donación a favor del comunero al que se adjudica y por el importe del
exceso recibido. Así resulta del apartado b) del artículo 3 de la Ley 29/1987, de 18 de diciembre
(BOE de 19 de diciembre), según el cual constituye el hecho imponible del impuesto “b) La
adquisición de bienes y derechos por donación o cualquier negocio jurídico a título gratuito e
inter vivos”.
- Por el contrario, si el comunero al que se le adjudique el exceso compensa a los otros
comuneros en metálico las diferencias que resulten a su favor, la existencia de dicha
compensación constituye una contraprestación por el exceso recibido que determina el carácter
oneroso de la operación y podría determinar su tributación en el ámbito del ITP y AJD, en la
siguiente forma:
Regla general: Conforme al artículo 7.2.B) del Texto Refundido los excesos de adjudicación se
consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto. Luego, el
comunero al que se le adjudique el exceso, sujeto pasivo del impuesto conforme al artículo 8,
a), deberá tributar por dicho concepto por el valor del exceso recibido.
Excepción: Supuestos en los que el exceso surja de dar cumplimiento a lo dispuesto en los
artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y Disposiciones de
Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento. Dichos preceptos responden al principio
general establecido en el artículo 1.062 del Código Civil de que cuando la cosa común sea
indivisible, ya sea por su propia naturaleza o porque pueda desmerecer mucho por la indivisión,
la única forma de extinción de la comunidad es adjudicarla a uno de los comuneros con la
obligación de abonar a los otros el exceso en metálico. Cuando el exceso surja de dar
cumplimiento a alguno de los referidos preceptos, dicho exceso no se considerará transmisión
patrimonial onerosa a los efectos del artículo 7.2.B) del Texto Refundido del ITP y AJD por lo
que la concurrencia de todos los requisitos establecidos en el artículo 31.2 del Texto Refundido
del ITP y AJD determina su tributación por la cuota variable del documento notarial.
La aplicación de la excepción exige, por tanto, el cumplimiento de los siguientes requisitos:
La indivisibilidad del bien o su desmerecimiento por la indivisión.
La adjudicación a “uno” de los comuneros.
La compensación al comunero que recibe de menos por parte del comunero al que se adjudica
el exceso.
1) Indivisibilidad del bien. Sobre esta cuestión cabe advertir que, si bien este Centro Directivo no
puede indicar a priori si una vivienda determinada constituye un bien indivisible o que
desmerecería mucho por su división, pues esta circunstancia constituye una cuestión de hecho
https://petete.tributos.hacienda.gob.es/consultas 3/5
29/3/2020 Consultas de la D.G. Tributos: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas

que debe ser apreciada en cada caso concreto para su calificación jurídica correcta, sí es cierto
que los Tribunales Económico-Administrativos vienen considerando a los inmuebles como "un
bien que si no es esencialmente indivisible, si desmerecería mucho por su división" (Tribunal
Económico-Administrativo Regional de Madrid: Resoluciones de 15 de junio de 1992 y 8 de
junio de 1995). Así lo entiende igualmente la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que, en su
sentencia de 28 de junio de 1999, determina que “en el caso de que la cosa común resulte por
su naturaleza indivisible o pueda desmerecer mucho por su división –supuesto que lógicamente
concurre en una plaza de aparcamiento e incluso en un piso (no se trata de la división de un
edificio, sino de un piso, artículo 401 CC)– la única forma de división, en el sentido de extinción
de comunidad, es, paradójicamente, no dividirla, sino adjudicarla a uno de los comuneros a
calidad de abonar al otro, o a los otros, el exceso en dinero –artículos 404 y 1.062, párrafo 1.º,
en relación éste con el art. 406, todos del CC–“.
En el supuesto de una única comunidad sobre varios bienes habrá que atender al conjunto de
todos ellos para determinar la indivisibilidad, ya que, aunque cada uno de los bienes
individualmente considerados puedan ser considerados indivisible, el conjunto de todos si
puede ser susceptible de división, por lo que el reparto o adjudicación de los bienes entre los
comuneros deberá hacerse mediante la formación de lotes lo más equivalentes posibles,
evitando los excesos de adjudicación. De ser posible una adjudicación distinta de los bienes
entre los comuneros, que evite el exceso o lo minore, existiría una transmisión de la propiedad
de un comunero a otro, que determinaría la sujeción al impuesto.
2) Adjudicación a un solo comunero. Este requisito supone la extinción de la comunidad al
desaparecer la cotitularidad sobre la propiedad del bien. Por ello, si, existiendo varios
comuneros, se adjudicaren bienes a uno en pago de su cuota de participación, permaneciendo
el resto en la situación inicial de indivisión, no se habrá producido la extinción de la comunidad.
Lo que habrá será una separación de uno o varios comuneros, (también denominada disolución
parcial), supuesto no previsto en el citado artículo 1.062 del Código Civil cuya literalidad exige
que la disolución de la comunidad sea total, al contemplar exclusivamente el supuesto de que
cuando una cosa sea indivisible o desmerezca mucho por su división, se adjudique “a uno”, a
calidad de abonar a los otros el exceso en dinero.
3) Compensación por parte del comunero al que se adjudica el exceso al comunero que recibe
de menos. Dicha compensación debe ser necesariamente en metálico por expresa exigencia
del artículo 1.062 del Código Civil al que se remite el artículo 7.2.B) del Texto Refundido. Esta
obligación de compensar al otro en metálico no es más que una consecuencia de la
indivisibilidad de la cosa común y de la necesidad en que se ha encontrado el legislador de
arbitrar procedimientos para no perpetuar la indivisión, en cumplimiento de lo dispuesto en el
artículo 400 del Código Civil al establecer que ningún copropietario estará obligado a
permanecer en la comunidad, pudiendo cada uno de ellos en cualquier tiempo pedir que se
divida la cosa común. Por tanto, la intervención de una compensación en dinero no califica a la
operación de compra de la otra cuota, sino, simplemente, de respeto a la obligada equivalencia
que ha de guardarse en la división de la cosa común en cumplimiento de las normas del Código
Civil.
En caso de disolución simultánea de varias comunidades en las que existan excesos de
adjudicación y se originen compensaciones entre los comuneros, la exigencia de que las
compensaciones sean en metálico no permite la compensación con bienes que formen parte de
otra comunidad. Si los comuneros intercambiasen inmuebles de una y otra comunidad de
bienes como si de la adjudicación de los bienes de una única comunidad de bienes se tratara,
tal intercambio tendría la consideración de permuta. Así resulta de lo dispuesto en el artículo 2
del texto refundido del ITP y AJD cuando establece que “el impuesto se exigirá con arreglo a la
verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato liquidable, cualquiera que sea la denominación
que las partes le hayan dado…”. Por tanto, no siendo la verdadera naturaleza del acto realizado
la de disolución de comunidad sino la de permuta, deberá tributar por la modalidad de
transmisiones patrimoniales onerosas, en los términos establecidos en el artículo 23 del
Reglamento del impuesto.
En el supuesto planteado son cuatro las comunidades de bienes existentes: dos de origen inter
vivos, que recaen sobre los bienes adquiridos por sendas compraventas; y otras dos, de
carácter hereditario, que recaen sobre los bienes que integran las herencias de ambos padres.
Por tanto, la disolución de cada una de las referidas comunidades de bienes constituye un
negocio jurídico diferente que debe ser tratado de forma separada e independiente,
especialmente a efectos de determinar la tributación procedente en caso de que uno de los
interesados recibiera un mayor importe, originándose un exceso de adjudicación.
Primera cuestión. Si de las adjudicaciones llevadas a cabo para extinguir el condominio se
deriva un exceso de adjudicación para alguno de los comuneros, dicho exceso tributará en la
siguiente forma:
1. Como regla general, los excesos de adjudicación tienen la consideración de transmisión
patrimonial onerosa, conforme a lo dispuesto en el artículo 7.2.b) del Texto Refundido del ITP y
AJD, y deberán tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas o por el
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impuesto de donaciones, en función de la naturaleza onerosa o lucrativa que tenga la


adjudicación en cuestión.
2. Sin embargo, si dicho exceso tuviese la consideración de inevitable y la compensación al
titular que recibe de menos se realizase en metálico, la concurrencia de los requisitos
establecidos para la excepción prevista en el citado artículo 7.2.b), determinaría que el exceso
no tuviera la consideración de transmisión patrimonial onerosa dando lugar a la aplicación de la
cuota variable del documento notarial.
3. Si la compensación no se realizase en metálico sino mediante la adjudicación de cuotas
partes de cualquiera otro bien integrado en distinta comunidad de bienes, corresponderá tributar
por el concepto de permuta.
Segunda cuestión. En cuanto a la base imponible qué debe aplicarse en la autoliquidación,
debe tenerse en cuenta lo dispuesto en los artículos 10.1, 46 y 31.1 del texto Refundido del ITP
y AJD, que se refieren, respectivamente, a la determinación de la base imponible en las
modalidades de transmisiones patrimoniales onerosas y en la cuota variable del documento
notarial de actos jurídicos documentados.
Artículo 10
“1. La base imponible está constituida por el valor real del bien transmitido o del derecho que se
constituya o ceda.”.
Artículo 46
“1. La Administración podrá, en todo caso, comprobar el valor real de los bienes y derechos
transmitidos o, en su caso, de la operación societaria o del acto jurídico documentado”.
Artículo 31.2
“En las primeras copias de escrituras públicas que tengan por objeto directo cantidad o cosa
valuable servirá de base el valor declarado, sin perjuicio de la comprobación administrativa.”.
Luego la base imponible será el valor declarado del bien en la fecha en que tenga lugar la
extinción del condominio, sin perjuicio de la comprobación administrativa, lo que resuelve
negativamente la cuestión de si deben tenerse en cuenta los importes originarios reflejados en
las escrituras de compraventa o los declarados en el impuesto de sucesiones, así como la
posibilidad de aplicar al valor de los bienes coeficientes de actualización alguno. Los
interesados consignarán en su declaración el valor que libremente atribuyan a los bienes y
derechos transmitidos, sin necesidad de ajustarse necesariamente a los valores publicados por
la Administración Tributaria correspondiente, en aplicación de alguno de los medios de
comprobación de valores. Una vez efectuada la autoliquidación sobre la base imponible que el
interesado considere conveniente, la Administración tendrá la facultad de instar la
comprobación de valores de los bienes o derechos transmitidos, salvo que el interesado se
hubiere ajustado a los valores publicados por la propia Administración competente.
CONCLUSION
1. Si de las adjudicaciones llevadas a cabo para extinguir el condominio se deriva un exceso de
adjudicación para alguno de los comuneros, dicho exceso, conforme a lo dispuesto en el
artículo 7.2.b) del Texto Refundido del ITP y AJD, tendrá la consideración de transmisión
patrimonial que tributará por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas o por el
impuesto de donaciones, en función de la naturaleza onerosa o lucrativa que tenga la
adjudicación en cuestión. Sin embargo, si dicho exceso tuviese la consideración de inevitable,
concurriendo los requisitos establecidos para la excepción prevista en el citado artículo 7.2.b), el
exceso no tendría la consideración de transmisión patrimonial onerosa dando lugar a la
aplicación de la cuota variable prevista en el artículo 31.2 del Texto Refundido, en cuanto al
exceso producido.
2. Tanto en la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas, como en el caso de la cuota
variable del documento notarial de actos jurídicos documentados, la base imponible será el
valor declarado en la fecha en que tenga lugar la extinción del condominio, sin perjuicio de la
comprobación administrativa, lo que resuelve negativamente la cuestión de si deben tenerse en
cuenta los importes originarios reflejados en las escrituras de compraventa o los declarados en
el impuesto de sucesiones, así como la posibilidad de aplicar al valor de los bienes coeficientes
de actualización alguno. Los interesados consignarán en las declaraciones los valores que
libremente atribuyan a los bienes, sin necesidad de ajustarse necesariamente a los valores
publicados por la Administración Tributaria correspondiente, pero si lo hubieran hecho, la
Administración no tendrá la facultad de instar la comprobación de valores.
Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado 1 del
artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.

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DIRECCIÓN GENERAL DE TRIBUTOS
Consultas Vinculantes

NUM-CONSULTA V0197-20

ORGANO SG de Impuestos Patrimoniales, Tasas y Precios Públicos

FECHA-SALIDA 28/01/2020

NORMATIVA TRLITPAJD RDLeg 1/1993 art. 7-2-B Y 31-2

DESCRIPCION- El consultante y sus tres hermanos otorgaron en 1996 escritura de aceptación y partición de la
HECHOS herencia de su padre, adjudicandóse algunos de los bienes en proindiviso a distintos herederos.
En este momento los hermanos se han puesto de acuerdo para atribuir la titularidad de cada
uno de los inmuebles a uno solo de los herederos y extinguir los condominios, previa aceptación
de herencia de su madre, hoy también fallecida. Para ello se plantean si realizar permutas por
los diferentes porcentajes de titularidad en los distintos inmuebles, o bien extinguir el
condominio compensando económicamente el adjudicatario de la totalidad del inmueble al resto
de cotitulares.

CUESTION- Tributación en el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados


PLANTEADA en caso de extinción del condominio mediante compensación económica o permuta de los
porcentajes de participación en cada uno de los inmuebles, teniendo en cuenta que dichos
inmuebles fueran divisible o indivisibles.

CONTESTACION- En cuanto a la tributación de la operación planteada deben tenerse en cuenta los siguientes
COMPLETA preceptos del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos
Jurídicos Documentados –en adelante, ITP y AJD–, aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1993 , de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993):
Artículo 2
“1. El impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato
liquidable, cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan dado, prescindiendo de
los defectos, tanto de forma como intrínsecos, que puedan afectar a su validez y eficacia.”.
El artículo 7 regula el hecho imponible de la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas
del impuesto, disponiendo en sus apartados 1.A) y 2.B), párrafo primero, lo siguiente:
“1. Son transmisiones patrimoniales sujetas:
A) Las transmisiones onerosas por actos “inter vivos” de toda clase de bienes y derechos que
integren el patrimonio de las personas físicas o jurídicas.
(…)
2. Se considerarán transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto:
(…)
B) Los excesos de adjudicación declarados, salvo los que surjan de dar cumplimiento a lo
dispuesto en los artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y
Disposiciones de Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento.”.
De los artículos del Código Civil reseñados, y por lo que aquí interesa, hay que destacar el
artículo 1.062 que establece en su párrafo primero, que: “Cuando una cosa sea indivisible o
desmerezca mucho por su división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a los otros el
exceso en dinero.”.
Por otra parte, el artículo 1.538 del Código Civil, dispone que “La permuta es un contrato por el
cual cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra.”. A este respecto,
el artículo 23 del reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados (RITPAJD), aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22
de junio), determina que: “En las permutas de bienes o derechos, tributará cada permutante por
el valor comprobado de los que adquiera, salvo que el declarado sea mayor o resulte de
aplicación lo dispuesto en el artículo 21 anterior, y aplicando el tipo de gravamen que
corresponda a la naturaleza mueble o inmueble de los bienes o derechos adquiridos”.

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Respecto a la cuota tributaria de la modalidad de actos jurídicos documentados, documentos


notariales, el artículo 31 del Texto Refundido del ITP y AJD determina lo siguiente en su
apartado 2:
“2. Las primeras copias de escrituras y actas notariales, cuando tengan por objeto cantidad o
cosa valuable, contengan actos o contratos inscribibles en los Registros de la Propiedad,
Mercantil, de la Propiedad Industrial y de Bienes Muebles no sujetos al Impuesto sobre
Sucesiones y Donaciones o a los conceptos comprendidos en los números 1 y 2 del artículo 1
de esta Ley, tributarán, además, al tipo de gravamen que, conforme a lo previsto en la Ley
21/2001, de 27 de diciembre, por la que se regulan las medidas fiscales y administrativas del
nuevo sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades
con Estatuto de Autonomía, haya sido aprobado por la Comunidad Autónoma.
Si la Comunidad Autónoma no hubiese aprobado el tipo a que se refiere el párrafo anterior, se
aplicará el 0,50 por 100, en cuanto a tales actos o contratos.”.
Por último, el reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados, aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22 de junio)
se refiere a la disolución de las comunidades de bienes en los siguientes términos:
Artículo 61. Disolución de comunidades de bienes.
“1. La disolución de comunidades que resulten gravadas en su constitución, se considerará a
los efectos del impuesto como disolución de sociedades, girándose la liquidación por el importe
de los bienes, derechos o porciones adjudicadas a cada comunero.
2. La disolución de comunidades de bienes que no hayan realizado actividades empresariales,
siempre que las adjudicaciones guarden la debida proporción con las cuotas de titularidad, sólo
tributarán, en su caso, por actos jurídicos documentados.”.
Conforme a lo anteriormente expuesto, la contestación a la consulta se ceñirá exclusivamente a
las comunidades de bienes que no realizan actividades empresariales, circunstancia a la que no
se alude en el escrito de consulta.
El artículo 392 del Código Civil establece que “hay comunidad cuando la propiedad de una cosa
o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, añadiendo el artículo 399 que “todo
condueño tendrá la plena propiedad de su parte y la de los frutos y utilidades que le
corresponda, pudiendo en su consecuencia enajenarla, cederla o hipotecarla, y aún sustituir
otro en su aprovechamiento, salvo si se tratare de derechos personales. Pero el efecto de la
enajenación o de la hipoteca en relación con los condueños estará limitado a la porción que se
le adjudique en la división al cesar la comunidad.” Y, por último, dispone el artículo 450 que
“cada uno de los partícipes de una cosa que se posea en común, se entenderá que ha poseído
exclusivamente la parte que al dividirse le cupiere durante todo el tiempo que duró la
indivisión.”.
La extinción o disolución de la comunidad supone la adjudicación de bienes o derechos a cada
uno de los comuneros en proporción a su cuota de participación, bien entendido que dicha
adjudicación no es una verdadera transmisión pues no se atribuye al comunero algo que éste
no tuviera con anterioridad, como resulta del artículo 450 del Código Civil. En este sentido el
Tribunal Supremo ha declarado reiteradamente que la división de la cosa común y la
consiguiente adjudicación a cada comunero en proporción a su interés en la comunidad de las
partes resultantes no es una transmisión patrimonial propiamente dicha –ni a efectos civiles ni a
efectos fiscales- sino una mera especificación o concreción de un derecho abstracto
preexistente.
Por otro lado, hay que determinar la existencia de una o varias comunidades de bienes y, a este
respecto vemos que, si conforme al artículo 392 del Código Civil “hay comunidad cuando la
propiedad de una cosa o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, no existirá
comunidad cuando no haya cotitularidad o ésta se extinga, como sucede cuando un comunero
adquiere las cuotas de los demás participes o se transmite el bien por todos los comuneros a un
tercero. Por otro lado, aunque dos inmuebles sean propiedad de dos o más titulares, ello no
determina automáticamente la existencia de una única comunidad de bienes, sino que podrá
haber una o más comunidades en función del origen de la referida comunidad. Así sucede
cuando los bienes comunes proceden, unos de una adquisición hereditaria y otros por haber
sido adquiridos por actos inter vivos, o cuando, aun habiendo sido adquiridos todos los bienes a
título hereditario, procedan de distintas herencias. En tales casos debe entenderse que
concurren dos comunidades, una de origen inter vivos y otra de origen mortis causa, o las dos
de origen mortis causa, pero sobre distintos bienes, sin que en nada obste a lo anterior que los
titulares de las dos comunidades sea las mismas personas. En el supuesto de que se trate de
dos condominios, su disolución supondrá la existencia de dos negocios jurídicos diferentes que,
como tales, deben ser tratados, no solo separada, sino, lo que es más sustancial,
independientemente.

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En la disolución del condominio, siempre que ésta se lleve a cabo de tal forma que el comunero
no reciba más de lo que le corresponda en proporción de su cuota de participación en la cosa
común, sin que se origine exceso de adjudicación, la disolución no constituirá una transmisión
patrimonial que deba tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP
y AJD. Ahora bien, la inexistencia de transmisión patrimonial y la consiguiente no sujeción por la
modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP y AJD determina la sujeción a la
cuota gradual de actos jurídicos documentados, documentos notariales, de la escritura de
disolución en tanto concurran los cuatro requisitos exigidos en el artículo 31.2 del texto
refundido del Impuesto:
Tratarse de la primera copia de una escritura pública.
Tener por objeto cantidad o cosa valuable.
Contener un acto inscribible en el Registro de la Propiedad.
No estar sujeto al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ni a los conceptos comprendidos
en las modalidades de transmisiones patrimoniales onerosas y operaciones societarias
En caso de tratarse de dos o más comunidades que se pretendan disolver simultáneamente, ya
se ha señalado que ello supone la existencia de tantos negocios jurídicos diferentes como
comunidades haya, debiendo disolverse cada una de ellas de forma independiente, en los
términos que se acaban de exponer.
Si, por el contrario, a un comunero se le adjudique más de lo que le corresponda por su cuota
de participación en la cosa común, el exceso que reciba no es algo que tuviese con
anterioridad, por lo que su adjudicación si constituirá una transmisión patrimonial que tendrá
carácter oneroso o lucrativo según sea o no objeto de compensación por parte del comunero
que recibe el exceso al comunero que recibe de menos.
- En caso de no mediar ningún tipo de compensación, se tratará de una transmisión de carácter
gratuito y tributará como donación a favor del comunero al que se adjudica y por el importe del
exceso recibido. Así resulta del apartado b) del artículo 3 de la Ley 29/1987, de 18 de diciembre
(BOE de 19 de diciembre), según el cual constituye el hecho imponible del impuesto “b) La
adquisición de bienes y derechos por donación o cualquier negocio jurídico a título gratuito e
inter vivos”.
- Por el contrario, si el comunero al que se le adjudique el exceso compensa a los otros
comuneros en metálico las diferencias que resulten a su favor, la existencia de dicha
compensación constituye una contraprestación por el exceso recibido que determina el carácter
oneroso de la operación y podría determinar su tributación en el ámbito del ITP y AJD, en la
siguiente forma:
Regla general: Conforme al artículo 7.2.B) del Texto Refundido los excesos de adjudicación se
consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto. Luego, el
comunero al que se le adjudique el exceso, sujeto pasivo del impuesto conforme al artículo 8,a),
deberá tributar por dicho concepto por el valor del exceso recibido.
Excepción: Supuestos en los que el exceso surja de dar cumplimiento a lo dispuesto en los
artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y Disposiciones de
Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento. Dichos preceptos responden al principio
general establecido en el artículo 1.062 del Código Civil de que cuando la cosa común sea
indivisible, ya sea por su propia naturaleza o porque pueda desmerecer mucho por la indivisión,
la única forma de extinción de la comunidad es adjudicarla a uno de los comuneros con la
obligación de abonar a los otros el exceso en metálico. Cuando el exceso surja de dar
cumplimiento a alguno de los referidos preceptos, dicho exceso no se considerará transmisión
patrimonial onerosa a los efectos del artículo 7.2.B) del Texto Refundido del ITP y AJD por lo
que la concurrencia de todos los requisitos establecidos en el artículo 31.2 del Texto Refundido
del ITP y AJD determina su tributación por la cuota variable del documento notarial.
La aplicación de la excepción exige, por tanto, el cumplimiento de los siguientes requisitos:
La indivisibilidad del bien o su desmerecimiento por la indivisión.
La adjudicación a “uno” de los comuneros.
La compensación al comunero que recibe de menos por parte del comunero al que se adjudica
el exceso.
1) Indivisibilidad del bien. Sobre esta cuestión cabe advertir que, si bien este Centro Directivo no
puede indicar a priori si una vivienda determinada constituye un bien indivisible o que
desmerecería mucho por su división, pues esta circunstancia constituye una cuestión de hecho
que debe ser apreciada en cada caso concreto para su calificación jurídica correcta, sí es cierto
que los Tribunales Económico-Administrativos vienen considerando a los inmuebles como "un
bien que si no es esencialmente indivisible, si desmerecería mucho por su división" (Tribunal
Económico-Administrativo Regional de Madrid: Resoluciones de 15 de junio de 1992 y 8 de

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junio de 1995). Así lo entiende igualmente la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que, en su
sentencia de 28 de junio de 1999, determina que “en el caso de que la cosa común resulte por
su naturaleza indivisible o pueda desmerecer mucho por su división –supuesto que lógicamente
concurre en una plaza de aparcamiento e incluso en un piso (no se trata de la división de un
edificio, sino de un piso, artículo 401 CC)– la única forma de división, en el sentido de extinción
de comunidad, es, paradójicamente, no dividirla, sino adjudicarla a uno de los comuneros a
calidad de abonar al otro, o a los otros, el exceso en dinero –artículos 404 y 1.062, párrafo 1.º,
en relación éste con el art. 406, todos del CC–“.
En el supuesto de una única comunidad sobre varios bienes habrá que atender al conjunto de
todos ellos para determinar la indivisibilidad, ya que, aunque cada uno de los bienes
individualmente considerados puedan ser considerados indivisible, el conjunto de todos si
puede ser susceptible de división, por lo que el reparto o adjudicación de los bienes entre los
comuneros deberá hacerse mediante la formación de lotes lo más equivalentes posibles,
evitando los excesos de adjudicación. De ser posible una adjudicación distinta de los bienes
entre los comuneros, que evite el exceso o lo minore, existiría una transmisión de la propiedad
de un comunero a otro, que determinaría la sujeción al impuesto.
2) Adjudicación a un solo comunero. Este requisito supone la extinción de la comunidad al
desaparecer la cotitularidad sobre la propiedad del bien. Por ello, si, existiendo varios
comuneros, se adjudicaren bienes a uno en pago de su cuota de participación, permaneciendo
el resto en la situación inicial de indivisión, no se habrá producido la extinción de la comunidad.
Lo que habrá será una separación de uno o varios comuneros, (también denominada disolución
parcial), supuesto no previsto en el citado artículo 1.062 del Código Civil cuya literalidad exige
que la disolución de la comunidad sea total, al contemplar exclusivamente el supuesto de que
cuando una cosa sea indivisible o desmerezca mucho por su división, se adjudique “a uno”, a
calidad de abonar a los otros el exceso en dinero.
3) Compensación por parte del comunero al que se adjudica el exceso al comunero que recibe
de menos. Dicha compensación debe ser necesariamente en metálico por expresa exigencia
del artículo 1.062 del Código Civil al que se remite el artículo 7.2.B) del Texto Refundido. Esta
obligación de compensar al otro en metálico no es más que una consecuencia de la
indivisibilidad de la cosa común y de la necesidad en que se ha encontrado el legislador de
arbitrar procedimientos para no perpetuar la indivisión, en cumplimiento de lo dispuesto en el
artículo 400 del Código Civil al establecer que ningún copropietario estará obligado a
permanecer en la comunidad, pudiendo cada uno de ellos en cualquier tiempo pedir que se
divida la cosa común. Por tanto, la intervención de una compensación en dinero no califica a la
operación de compra de la otra cuota, sino, simplemente, de respeto a la obligada equivalencia
que ha de guardarse en la división de la cosa común en cumplimiento de las normas del Código
Civil.
En caso de disolución simultánea de varias comunidades en las que existan excesos de
adjudicación y se originen compensaciones entre los comuneros, la exigencia de que las
compensaciones sean en metálico no permite la compensación con bienes que formen parte de
otra comunidad. Si los comuneros intercambiasen inmuebles de una y otra comunidad de
bienes como si de la adjudicación de los bienes de una única comunidad de bienes se tratara,
tal intercambio tendría la consideración de permuta. Así resulta de lo dispuesto en el artículo 2
del texto refundido del ITP y AJD cuando establece que “el impuesto se exigirá con arreglo a la
verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato liquidable, cualquiera que sea la denominación
que las partes le hayan dado…”. Por tanto, no siendo la verdadera naturaleza del acto realizado
la de disolución de comunidad sino la de permuta, deberá tributar por la modalidad de
transmisiones patrimoniales onerosas, en los términos establecidos en el artículo 23 del
Reglamento del impuesto.
En el supuesto planteado son dos las comunidades de bienes existentes, ambas de origen
hereditario, que recaen sobre los bienes que integran las herencias de ambos padres. Por tanto,
la disolución de cada una de las referidas comunidades de bienes constituye un negocio jurídico
diferente que debe ser tratado separada e independiente, especialmente a efectos de
determinar la tributación procedente en caso de que uno de los interesados recibiera un mayor
importe, originándose un exceso de adjudicación.
Si de las adjudicaciones llevadas a cabo para extinguir el condominio se derivase un exceso de
adjudicación para alguno de los comuneros, dicho exceso tributará en la siguiente forma:
1. Como regla general el exceso tendrá la consideración de transmisión patrimonial onerosa,
conforme a lo dispuesto en el artículo 7.2.b) del Texto Refundido del ITP y AJD, y deberá
tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas o por el impuesto de
donaciones, en función de la naturaleza onerosa o lucrativa que tenga la adjudicación en
cuestión, según intervenga o no compensación por parte del comunero que reciba el exceso.
2. Sin embargo, si dicho exceso tuviese la consideración de inevitable por tratarse de un bien
indivisible y la compensación al titular que recibe de menos se realizase en metálico,
concurriendo los requisitos establecidos para la excepción prevista en el citado artículo 7.2.b), el
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exceso no tendría la consideración de transmisión patrimonial onerosa dando lugar a la


aplicación de la cuota variable del documento notarial.
3.Tanto si los bienes tuvieran la consideración de indivisibles o no, si en caso de producirse un
exceso la compensación no se realizase en metálico, sino mediante la adjudicación de cuotas
partes de cualquiera de los otros bienes integrados en distinta comunidad de bienes,
corresponderá tributar por el concepto de permuta.
CONCLUSION
En el supuesto planteado concurren dos comunidades de bienes que deberán disolverse
separada e independientemente, en la siguiente forma:
- Si de las adjudicaciones llevadas a cabo para extinguir el condominio se derivase un exceso
de adjudicación para alguno de los comuneros, como regla general dicho exceso tendrá la
consideración de transmisión patrimonial que tributará por la modalidad de transmisiones
patrimoniales onerosas o por el impuesto de donaciones, en función de la naturaleza onerosa o
lucrativa que tenga la adjudicación en cuestión.
- Si dicho exceso tuviese la consideración de inevitable por tratarse de un bien indivisible, y la
compensación se realizase en metálico, la concurrencia de los requisitos establecidos para la
excepción prevista en el citado artículo 7.2.b), determinaría que dicho exceso no tuviera la
consideración de transmisión patrimonial onerosa, dando lugar a la aplicación de la cuota
variable del documento notarial prevista en el artículo 31.2 del Texto Refundido, en cuanto al
exceso producido.
- Si la compensación se realizase mediante la adjudicación de cuotas partes de cualquiera de
otros bienes integrados en distinta comunidad, la operación será calificada de permuta, tanto si
los bienes son divisibles o indivisibles.
Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado 1 del
artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.

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FECHA-SALIDA 28/01/2020

NORMATIVA TRLITPAJD RDLeg 1/1993 art. 7-2-B y 31-2

DESCRIPCION- Tres hermanos son propietarios a partes iguales de tres inmuebles de igual valor, adquiridos en
HECHOS la siguiente forma:
- En cuanto al 50 por 100, por herencia del padre, en 2013.
- En cuanto al otro 50 por 100, por donación de su madre en 2018.
En este momento se plantean el cese del proindiviso, adjudicando a cada hermano la titularidad
de uno de los inmuebles.

CUESTION- Tributación de la extinción del proindiviso.


PLANTEADA

CONTESTACION- En cuanto a la tributación de la operación planteada deben tenerse en cuenta los siguientes
COMPLETA preceptos del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos
Jurídicos Documentados –en adelante, ITP y AJD–, aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1993 , de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993):
Artículo 2
“1. El impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato
liquidable, cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan dado, prescindiendo de
los defectos, tanto de forma como intrínsecos, que puedan afectar a su validez y eficacia.”.
El artículo 7 regula el hecho imponible de la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas
del impuesto, disponiendo en sus apartados 1.A) y 2.B), párrafo primero, lo siguiente:
“1. Son transmisiones patrimoniales sujetas:
A) Las transmisiones onerosas por actos “inter vivos” de toda clase de bienes y derechos que
integren el patrimonio de las personas físicas o jurídicas.
(…)
2. Se considerarán transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto:
(…)
B) Los excesos de adjudicación declarados, salvo los que surjan de dar cumplimiento a lo
dispuesto en los artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y
Disposiciones de Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento.”.
De los artículos del Código Civil reseñados, y por lo que aquí interesa, hay que destacar el
artículo 1.062 que establece en su párrafo primero, que: “Cuando una cosa sea indivisible o
desmerezca mucho por su división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a los otros el
exceso en dinero”.
Por otra parte, el artículo 1.538 del Código Civil, dispone que “La permuta es un contrato por el
cual cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra.”. A este respecto,
el artículo 23 del reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados (RITPAJD), aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22
de junio), determina que: “En las permutas de bienes o derechos, tributará cada permutante por
el valor comprobado de los que adquiera, salvo que el declarado sea mayor o resulte de
aplicación lo dispuesto en el artículo 21 anterior, y aplicando el tipo de gravamen que
corresponda a la naturaleza mueble o inmueble de los bienes o derechos adquiridos.”.
Respecto a la cuota tributaria de la modalidad de actos jurídicos documentados, documentos
notariales, el artículo 31 del Texto Refundido del ITP y AJD determina lo siguiente en su
apartado 2:

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“2. Las primeras copias de escrituras y actas notariales, cuando tengan por objeto cantidad o
cosa valuable, contengan actos o contratos inscribibles en los Registros de la Propiedad,
Mercantil, de la Propiedad Industrial y de Bienes Muebles no sujetos al Impuesto sobre
Sucesiones y Donaciones o a los conceptos comprendidos en los números 1 y 2 del artículo 1
de esta Ley, tributarán, además, al tipo de gravamen que, conforme a lo previsto en la Ley
21/2001, de 27 de diciembre, por la que se regulan las medidas fiscales y administrativas del
nuevo sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades
con Estatuto de Autonomía, haya sido aprobado por la Comunidad Autónoma.
Si la Comunidad Autónoma no hubiese aprobado el tipo a que se refiere el párrafo anterior, se
aplicará el 0,50 por 100, en cuanto a tales actos o contratos.”.
Por último, el reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados, aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22 de junio)
se refiere a la disolución de las comunidades de bienes en los siguientes términos:
Artículo 61. Disolución de comunidades de bienes.
“1. La disolución de comunidades que resulten gravadas en su constitución, se considerará a
los efectos del impuesto como disolución de sociedades, girándose la liquidación por el importe
de los bienes, derechos o porciones adjudicadas a cada comunero.
2. La disolución de comunidades de bienes que no hayan realizado actividades empresariales,
siempre que las adjudicaciones guarden la debida proporción con las cuotas de titularidad, sólo
tributarán, en su caso, por actos jurídicos documentados.”.
Conforme a lo anteriormente expuesto, la contestación a la consulta se ceñirá exclusivamente a
las comunidades de bienes que no realizan actividades empresariales, circunstancia a la que no
se alude en el escrito de consulta.
El artículo 392 del Código Civil establece que “hay comunidad cuando la propiedad de una cosa
o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, añadiendo el artículo 399 que “todo
condueño tendrá la plena propiedad de su parte y la de los frutos y utilidades que le
corresponda, pudiendo en su consecuencia enajenarla, cederla o hipotecarla, y aún sustituir
otro en su aprovechamiento, salvo si se tratare de derechos personales. Pero el efecto de la
enajenación o de la hipoteca en relación con los condueños estará limitado a la porción que se
le adjudique en la división al cesar la comunidad.” Y, por último, dispone el artículo 450 que
“cada uno de los partícipes de una cosa que se posea en común, se entenderá que ha poseído
exclusivamente la parte que al dividirse le cupiere durante todo el tiempo que duró la
indivisión.”.
La extinción o disolución de la comunidad supone la adjudicación de bienes o derechos a cada
uno de los comuneros en proporción a su cuota de participación, bien entendido que dicha
adjudicación no es una verdadera transmisión pues no se atribuye al comunero algo que éste
no tuviera con anterioridad, como resulta del artículo 450 del Código Civil. En este sentido el
Tribunal Supremo ha declarado reiteradamente que la división de la cosa común y la
consiguiente adjudicación a cada comunero en proporción a su interés en la comunidad de las
partes resultantes no es una transmisión patrimonial propiamente dicha –ni a efectos civiles ni a
efectos fiscales- sino una mera especificación o concreción de un derecho abstracto
preexistente
Por otro lado, hay que determinar la existencia de una o varias comunidades de bienes y, a este
respecto vemos que, si conforme al artículo 392 del Código Civil “hay comunidad cuando la
propiedad de una cosa o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, no existirá
comunidad cuando no haya cotitularidad o ésta se extinga, como sucede cuando un comunero
adquiere las cuotas de los demás participes o se transmite el bien por todos los comuneros a un
tercero. Por otro lado, aunque dos inmuebles sean propiedad de dos o más titulares, ello no
determina automáticamente la existencia de una única comunidad de bienes, sino que podrá
haber una o más comunidades en función del origen de la referida comunidad. Así sucede
cuando los bienes comunes proceden, unos de una adquisición hereditaria y otros por haber
sido adquiridos por actos inter vivos, o cuando, aun habiendo sido adquiridos todos los bienes a
título hereditario, procedan de distintas herencias. En tales casos debe entenderse que
concurren dos comunidades, una de origen inter vivos y otra de origen mortis causa, o las dos
de origen mortis causa, pero sobre distintos bienes, sin que en nada obste a lo anterior que los
titulares de las dos comunidades sea las mismas personas. En el supuesto de que se trate de
dos condominios, su disolución supondrá la existencia de dos negocios jurídicos diferentes que,
como tales, deben ser tratados, no solo separada, sino, lo que es más sustancial,
independientemente.
En la disolución del condominio, siempre que ésta se lleve a cabo de tal forma que el comunero
no reciba más de lo que le corresponda en proporción de su cuota de participación en la cosa
común, sin que se origine exceso de adjudicación, la disolución no constituirá una transmisión
patrimonial que deba tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP
y AJD. Ahora bien, la inexistencia de transmisión patrimonial y la consiguiente no sujeción por la
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modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas del ITP y AJD determina la sujeción a la


cuota gradual de actos jurídicos documentados, documentos notariales, de la escritura de
disolución en tanto concurran los cuatro requisitos exigidos en el artículo 31.2 del texto
refundido del Impuesto:
Tratarse de la primera copia de una escritura pública.
Tener por objeto cantidad o cosa valuable.
Contener un acto inscribible en el Registro de la Propiedad.
No estar sujeto al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ni a los conceptos comprendidos
en las modalidades de transmisiones patrimoniales onerosas y operaciones societarias
Si, por el contrario, a un comunero se le adjudique más de lo que le corresponda por su cuota
de participación en la cosa común, el exceso que reciba no es algo que tuviese con
anterioridad, por lo que su adjudicación si constituirá una transmisión patrimonial que tendrá
carácter oneroso o lucrativo según sea o no objeto de compensación por parte del comunero
que recibe el exceso al comunero que recibe de menos.
- En caso de no mediar ningún tipo de compensación, se tratará de una transmisión de carácter
gratuito y tributará como donación a favor del comunero al que se adjudica y por el importe del
exceso recibido. Así resulta del apartado b) del artículo 3 de la Ley 29/1987, de 18 de diciembre
(BOE de 19 de diciembre), según el cual constituye el hecho imponible del impuesto “b) La
adquisición de bienes y derechos por donación o cualquier negocio jurídico a título gratuito e
inter vivos”.
- Por el contrario, si el comunero al que se le adjudique el exceso compensa a los otros
comuneros en metálico las diferencias que resulten a su favor, la existencia de dicha
compensación constituye una contraprestación por el exceso recibido que determina el carácter
oneroso de la operación y podría determinar su tributación en el ámbito del ITP y AJD, en la
siguiente forma:
Regla general: Conforme al artículo 7.2.B) del Texto Refundido los excesos de adjudicación se
consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto. Luego, el
comunero al que se le adjudique el exceso, sujeto pasivo del impuesto conforme al artículo 8,
a), deberá tributar por dicho concepto por el valor del exceso recibido.
Excepción: Supuestos en los que el exceso surja de dar cumplimiento a lo dispuesto en los
artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y Disposiciones de
Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento. Dichos preceptos responden al principio
general establecido en el artículo 1.062 del Código Civil de que cuando la cosa común sea
indivisible, ya sea por su propia naturaleza o porque pueda desmerecer mucho por la indivisión,
la única forma de extinción de la comunidad es adjudicarla a uno de los comuneros con la
obligación de abonar a los otros el exceso en metálico. Cuando el exceso surja de dar
cumplimiento a alguno de los referidos preceptos, dicho exceso no se considerará transmisión
patrimonial onerosa a los efectos del artículo 7.2.B) del Texto Refundido del ITP y AJD por lo
que la concurrencia de todos los requisitos establecidos en el artículo 31.2 del Texto Refundido
del ITP y AJD determina su tributación por la cuota variable del documento notarial.
La aplicación de la excepción exige, por tanto, el cumplimiento de los siguientes requisitos:
La indivisibilidad del bien o su desmerecimiento por la indivisión.
La adjudicación a “uno” de los comuneros.
La compensación al comunero que recibe de menos por parte del comunero al que se adjudica
el exceso.
1) Indivisibilidad del bien. Sobre esta cuestión cabe advertir que, si bien este Centro Directivo no
puede indicar a priori si una vivienda determinada constituye un bien indivisible o que
desmerecería mucho por su división, pues esta circunstancia constituye una cuestión de hecho
que debe ser apreciada en cada caso concreto para su calificación jurídica correcta, sí es cierto
que los Tribunales Económico-Administrativos vienen considerando a los inmuebles como "un
bien que si no es esencialmente indivisible, si desmerecería mucho por su división" (Tribunal
Económico-Administrativo Regional de Madrid: Resoluciones de 15 de junio de 1992 y 8 de
junio de 1995). Así lo entiende igualmente la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que, en su
sentencia de 28 de junio de 1999, determina que “en el caso de que la cosa común resulte por
su naturaleza indivisible o pueda desmerecer mucho por su división –supuesto que lógicamente
concurre en una plaza de aparcamiento e incluso en un piso (no se trata de la división de un
edificio, sino de un piso, artículo 401 CC)– la única forma de división, en el sentido de extinción
de comunidad, es, paradójicamente, no dividirla, sino adjudicarla a uno de los comuneros a
calidad de abonar al otro, o a los otros, el exceso en dinero –artículos 404 y 1.062, párrafo 1.º,
en relación éste con el art. 406, todos del CC–“.

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En el supuesto de una única comunidad sobre varios bienes habrá que atender al conjunto de
todos ellos para determinar la indivisibilidad, ya que, aunque cada uno de los bienes
individualmente considerados puedan ser considerados indivisible, el conjunto de todos si
puede ser susceptible de división, por lo que el reparto o adjudicación de los bienes entre los
comuneros deberá hacerse mediante la formación de lotes lo más equivalentes posibles,
evitando los excesos de adjudicación. De ser posible una adjudicación distinta de los bienes
entre los comuneros, que evite el exceso o lo minore, existiría una transmisión de la propiedad
de un comunero a otro, que determinaría la sujeción al impuesto.
2) Adjudicación a un solo comunero. Este requisito supone la extinción de la comunidad al
desaparecer la cotitularidad sobre la propiedad del bien. Por ello, si, existiendo varios
comuneros, se adjudicaren bienes a uno en pago de su cuota de participación, permaneciendo
el resto en la situación inicial de indivisión, no se habrá producido la extinción de la comunidad.
Lo que habrá será una separación de uno o varios comuneros, (también denominada disolución
parcial), supuesto no previsto en el citado artículo 1.062 del Código Civil cuya literalidad exige
que la disolución de la comunidad sea total, al contemplar exclusivamente el supuesto de que
cuando una cosa sea indivisible o desmerezca mucho por su división, se adjudique “a uno”, a
calidad de abonar a los otros el exceso en dinero. Si al comunero que se separa se le adjudican
bienes por un valor superior al que le correspondería según su cuota, la verdadera naturaleza
del acto que se produce no es la de un exceso de adjudicación, sino la de permuta en la cual el
comunero que se separa transmite la cuota parte que le corresponde sobre el bien o bienes que
permanecen en la indivisión a cambio de la cuota parte que corresponde a los comuneros que
no se separan en el bien o bienes que a él se le adjudican.
3) Compensación por parte del comunero al que se adjudica el exceso al comunero que recibe
de menos. Dicha compensación debe ser necesariamente en metálico por expresa exigencia
del artículo 1.062 del Código Civil al que se remite el artículo 7.2.B) del Texto Refundido. Esta
obligación de compensar al otro en metálico no es más que una consecuencia de la
indivisibilidad de la cosa común y de la necesidad en que se ha encontrado el legislador de
arbitrar procedimientos para no perpetuar la indivisión, en cumplimiento de lo dispuesto en el
artículo 400 del Código Civil al establecer que ningún copropietario estará obligado a
permanecer en la comunidad, pudiendo cada uno de ellos en cualquier tiempo pedir que se
divida la cosa común. Por tanto, la intervención de una compensación en dinero no califica a la
operación de compra de la otra cuota, sino, simplemente, de respeto a la obligada equivalencia
que ha de guardarse en la división de la cosa común en cumplimiento de las normas del Código
Civil.
En caso de disolución simultánea de varias comunidades en las que existan excesos de
adjudicación y se originen compensaciones entre los comuneros, la exigencia de que las
compensaciones sean en metálico no permite la compensación con bienes que formen parte de
otra comunidad. Si los comuneros intercambiasen inmuebles de una y otra comunidad de
bienes como si de la adjudicación de los bienes de una única comunidad de bienes se tratara,
tal intercambio tendría la consideración de permuta. Así resulta de lo dispuesto en el artículo 2
del texto refundido del ITP y AJD cuando establece que “el impuesto se exigirá con arreglo a la
verdadera naturaleza jurídica del acto o contrato liquidable, cualquiera que sea la denominación
que las partes le hayan dado, …”. Por tanto, no siendo la verdadera naturaleza del acto
realizado la de disolución de comunidad sino la de permuta, deberá tributar por la modalidad de
transmisiones patrimoniales onerosas, en los términos establecidos en el artículo 23 del
Reglamento del impuesto.
En el supuesto planteado, del escrito de consulta se deriva la existencia de dos comunidades
de bienes, en cuanto tienen su origen en momentos distintos y en virtud de distintos actos
jurídicos
- CB-Una, que recae sobre el 50% de cada uno de los pisos 1, 2 y 3, recibidos en 2013 por
herencia del padre
- CB-Dos, que recae sobre el 50% de los pisos 1, 2 y 3, recibidos en 2018 por donación de la
madre.
Ya se ha señalado que cuando se trata de disolver simultáneamente dos o más comunidades,
ello supone la existencia de tantos negocios jurídicos diferentes como comunidades haya,
debiendo disolverse cada una de ellas de forma independiente.
Por tanto, si en la disolución de la CB-Una, el hermano A se adjudicase el 50 por 100 del bien 1,
se extinguiría en cuanto a dicho bien la referida comunidad. De igual forma sucedería con la
adjudicación a B del 50 por 100 del bien 2 y la adjudicación a C del 50 por 100 del bien 3,
quedando, de esta forma, totalmente extinguida la comunidad de bienes que recaía sobre el 50
por a100 recibido por herencia. En las referidas adjudicaciones, cada hermano recibe un exceso
de adjudicación por las dos terceras partes del 50 por 100 del piso que se le adjudica. En tales
casos, si cada uno de los hermanos compensase a sus otros dos hermanos en metálico por los
2/3 partes del 50 por 100 del bien que recibe, al tratarse de un bien inmueble indivisible
constituiría un exceso de adjudicación inevitable que no quedaría sujeto a la modalidad de
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transmisiones patrimoniales onerosas en aplicación del artículo 7.2.B) del Texto Refundido del
ITP y AJD, sino que, al reunir los requisitos para la aplicación de la excepción establecida en
dicho precepto, tributaría por la cuota variable del documento notarial, de la modalidad de Actos
Jurídicos Documentados.
Igual sucedería con la disolución de la CB-Dos, que recae sobre el 50% recibido por donación,
mediante la adjudicación a A del 50 por 100 del bien 1, a B del 50 por 100 del bien 2 y a C del
50 por 100 del bien 3. Con la disolución de esta segunda comunidad de bienes, se produciría,
además, la extinción total del proindiviso existente sobre los tres inmuebles, pues al adjudicarse
a cada uno de los hermanos el 50% de uno de los inmuebles recibidos por herencia y el 50%
del mismo bien, recibido por donación, resultará ser uno solo el propietario del 100 por 100 de
cada uno de los bienes, desapareciendo la situación de cotitularidad que y extinguiéndose el
condominio de forma total.
Sin embargo, si en las anteriores adjudicaciones cualquiera de los hermanos, en vez de
compensar en metálico a los otros dos titulares por el exceso recibido de 2/3 partes del 50%
que conforma cada una de las dos comunidades, les compensase con la cuota parte que les
corresponde en el 50% que constituye la otra comunidad, no se estaría cumpliendo uno de los
requisitos exigidos en el 1.062 del Código Civil (“abonar a los otros el exceso en dinero”) y la
operación debería ser considerada como permuta, tributando por la modalidad de transmisiones
patrimoniales onerosas del ITP y AJD.
CONCLUSION
- Si en la disolución de cada una de las comunidades de bienes, cada uno de los hermanos se
adjudicase el 50% de uno de los tres inmuebles, se extinguiría, en cuanto a dicho bien, la
referida comunidad. En tal caso, si cada hermano compensase en metálico a sus otros
hermanos por las dos terceras partes del 50% del bien que recibe y que constituye un exceso
de adjudicación, al tratarse de un bien inmueble indivisible constituiría un exceso de
adjudicación inevitable que no quedaría sujeto a la modalidad de transmisiones patrimoniales
onerosas en aplicación del artículo 7.2.B) del Texto Refundido del ITP y AJD, sino que, al reunir
los requisitos para la aplicación de la excepción establecida en dicho precepto, tributaría por la
cuota variable del documento notarial, de la modalidad de Actos Jurídicos Documentados.
- Si en las anteriores adjudicaciones cualquiera de los hermanos, en vez de compensar en
metálico a los otros dos titulares por el exceso recibido de 2/3 partes del 50% que conforma una
de las Comunidades, les compensase con la cuota parte que les corresponde en el 50% que
constituye la otra comunidad, no se estaría cumpliendo uno de los requisitos exigidos en el
1.062 del Código Civil (“abonar a los otros el exceso en dinero”) y la operación debería ser
considerada como permuta, tributando por la modalidad de transmisiones patrimoniales
onerosas del ITP y AJD.
Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado 1 del
artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.

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