grande; ¿cuál deuda? La deuda por nuestro pecado que Cristo pago en la cruz del calvario. Estando deudores debíamos pagarlas por nosotros mismos en una pena eterna, mas ahora puedes decir, ¡soy salvo! ¡Dios me ha salvado!
La pregunta que puede surgir es: ¿Cómo sé que
de verdad soy salvo? Si ha hecho oración a Dios pidiéndole perdón y reconociéndolo como su Señor y Salvador puede estar seguro pues Dios “no rechaza a un corazón contrito y humillado” sin embargo hay dos condiciones principales que garantizan la salvación.