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LO SINGULAR Y LO COLECTIVO
A. Antinomia individuo-sociedad
Si bien en la actualidad puede considerarse que las relaciones de los seres humanos
con el medio que los rodea son inherentes a la propia humanización, el problema de la
relación de los individuos entre sí ha sido considerado desde diferentes puntos de vista.
Podrían esquematizarse las posiciones más opuestas diciendo que desde una de ellas
se considera al individuo, en tanto singularidad, como una realidad en sí mismo; sólo él
percibe, piensa, ama u odia, se siente responsable, toma decisiones, etcétera. El grupo,
la sociedad, lo colectivo serían generalizaciones teóricas que no tendrían otra
consistencia que la realidad misma de ese individuo. En la tesis contraria, el individuo
como tal, independientemente de los demás sería una mera entidad lógica. Únicamente
el grupo, el colectivo, la sociedad, son reales; sólo a través de dicha realidad se
presentifica la instancia individual. Según esta concepción, el individuo sería producto de
su ambiente, sea él consciente o no de ello. O, dicho de otra manera, el individuo sería
un cruce de relaciones sociales.
1Del log-book de Robinson en la isla Speranza, antes de la llegada de Viernes. Michael Toumier.
Viernes o los limbos del Pacífico, Alfaguara, Madrid, 1986.
colectividad conforman un par de contrarios; presentan, por lo tanto, intereses
"esencialmente" opuestos y se constituyen desde lógicas “esencialmente" diferentes.
Se pueden puntuar en ese sentido dos formas típicas de "resolver" tal tensión: el
psicologismo y el sociologismo. El primero más frecuente en el pensamiento liberal,
conserva la tendencia a reducir los conceptos sociales a conceptos individuales y
psicológicos; el segundo, más frecuente en el pensamiento socialista, ha ido en sentido
contrario: hacia la reducción de los conceptos individuales a una idea globalizada de la
historia y de la sociedad. Ambos fomentan un antagonismo entre individuos y
sociedades, el primero en favor de una idea abstracta de individuo, el segundo en favor
de una idea abstracta de la sociedad.2
El sentimiento que experimentan los individuos y los grupos de sus posiciones respectivas y
las conductas que dicta ese sentimiento, no son determinados inmediatamente por la realidad
B. Espacios
1. Espacio científico-académico
4Bonnet, J. "Le mental et le fonctionnement des sociétés", Rev. L'Arc n° 72, Paris.
"individualista" se ubicaron las tesis sustentadas por McDougall, Durkheim, etc., que se
refirieron al grupo enunciando una mentalidad grupal.5 Esta polémica se desarrolla en el
cruce de un debate entre dos posiciones doctrinarias encontradas, la tesis individualista
y la tesis de la mentalidad de grupo; da cuenta, de alguna manera, de la dificultad de
poder comprender la articulación del funcionamiento de las fuerzas sociales con los
actos de los individuos. Ya Asch señalaba que "los grupos parecen más poderosos y a la
vez menos reales que los individuos y, si bien parecen poseer propiedades que
trascienden las individuales, sólo los individuos pueden originarios".6
De esta forma, para la tesis individualista, en rigor, no existen los grupos; "grupo"
será un término colectivo, que hace referencia a una multiplicidad de procesos
individuales.
En síntesis, si bien operaron una importante reacción a las tesis individualistas -tal
vez la única respuesta posible en tal momento histórico- localizando la especificidad de
lo grupal, quedaron limitados por cierto sustancialismo de la época, no pudieron sostener
que los grupos "existían" de un modo cualitativamente diferente a los individuos.
Pareciera ser que este antropomorfismo fue la única alternativa con que contaron los
primeros pensadores que pudieron demarcar cierta particularidad de lo grupal, no
reductible a sus integrantes. De esta forma quedó abierto -ya desde ellos- el camino
para largas y reiteradas traspolaciones, en tanto el grupo es pensado como un supra
individuo, con los mismos mecanismos de funcionamiento interno, a lo sumo con
algunas diferencias de superficie en cuanto a su falta de sostén biológico, pero que en
todo caso afectan a la semejanza y no a la analogía, entre ambos tipos de
"individuos".10
En las ciencias humanas, los a priori conceptuales forman parte del campo
epistémico desde donde se constituyen las condiciones de posibilidad de un saber , se
delimitan sus áreas de visibilidad e invisibilidad, sus principios de ordenamiento sus
formas de enunciabilidad. Operan, por lo tanto, en alto nivel de productividad
organizando la lógica interna de las nociones teóricas y el diseño de los dispositivos
tecnológicos de una disciplina, desde donde se interpretan los acontecimientos allí
gestados. Es decir, que si bien actúan en forma implícita lo realizan desde el corazón
mismo de las teorizaciones e intervenciones de un campo disciplinario.
Así como estos tres pares antitéticos operan desde los momentos fundacionales
de las ciencias humanas, podría incluirse en los últimos decenios otro par:
Acontecimiento-Estructura, de marcada conflictividad en vastas regiones disciplinarias
de estos campos de saberes y prácticas.
12Para un análisis del a priori Identidad-Diferencia véase Fernández, A.M. La diferencia sexual
en Psicoanálisis: teoría o ilusión?. Depto. Publicaciones, Fac. de Psicología, U.B.A., Buenos
Aires, 1985.
¿De dónde surge esta concepción antagónica de individuos ver sus sociedades?
Cobra presencia en el escenario liberal europeo de los siglos XVII y XVIII, pero merece
responder hoy a una fuerte revisión por cuanto ¿qué dimensión es el individuo? ¿qué
dimensión es la sociedad'? ¿hasta dónde llegan uno y otra? En realidad, el Polo
"individuo" es una perspicaz falacia de las teorías que creen que la sociedad puede
definirse como una agregación de individuos, y a su vez el polo "sociedad" es algo
mucho más complejo que su formulación descriptiva. Más aún, lo más cuestionable
consiste, tal vez, en colocar al individuo y a la sociedad en una relación antinómica.13
En este sentido es elocuente el planteo de Canguilhem:
El pensamiento clásico y todos-aquellos que lo precedieron han podido hablar del espíritu y
del cuerpo, del ser humano, de su lugar tan limitado en el universo, de todos los límites que
miden su conocimiento o su libertad, pues ninguno de ellos ha conocido al Hombre tal como
se da en el saber moderno. El humanismo del Renacimiento o el racionalismo de los clásicos
han podido dar un buen privilegio a los humanos en el orden del mundo, pero no han podido
pensar al Hombre.15
En forma muy esquemática podría decirse que el a priori conceptual opera en los
diferentes discursos sobre la grupalidad, de la siguiente manera:
A primera vista se podría pensar que tomar a los grupos como totalidades ubicaría
a las teorías que esto sostienen, a favor de la existencia de una especificidad grupal,
pero se verá más adelante que no siempre esto es así.
2. Espacio ético-político
Puede observarse que también desde las prácticas y teorías políticas se han ido
desarrollando determinadas preocupaciones por los grupos humanos. Algunos autores
ubican incluso sus aportes como parte de una psicología social no oficial.18 Si bien en
este trabajo se abordarán las Preocupaciones académico-científicas sobre los grupos,
omitiendo deliberadamente las reflexiones que desde el plano Político han merecido los
grupos humanos, sin embargo no podrá dejar de mencionarse el interés que a los
políticos y a los cientistas políticos han despertado algunas incógnitas con respecto al
Excede el propósito de este trabajo el análisis de los supuestos que han guiado
estas polémicas; de todos modos -y sólo a modo de puntuación- merece señalarse que
uno de los múltiples ejes de debate ha estado centrado en dos concepciones políticas de
los colectivos humanos, bien diferenciadas. Aquella que ha centrado su interés en guiar,
concientizar -y por qué no, muchas veces manipular- tales colectivos y aquella que ha
puesto el énfasis en el protagonismo autogestivo de los mismos.
Asimismo pueden señalarse este tipo de enlaces en los aportes sartreanos sobre
los grupos humanos. En su Crítica a la razón dialéctica (1960) Sartre abre un campo de
reflexión: el hombre frente al grupo y la historia colectiva; reflexión sobre lo grupal pero
que busca, sin duda, respuesta a una dolorosa interrogación política ¿de qué manera ha
sido posible un fenómeno como el stalinismo?
También se pueden incluir aquí las preocupaciones y replanteos sobre los grupos
desarrollados por el Análisis Institucional, de indudables influencias sartreanas. Autores
como Loureau, Lapassade, Ardoino, retomarán el interés por los grupos en las
instituciones, las condiciones para el despliegue de sus potencialidades autogestivas, la
dialéctica de lo instituido-lo instituyente, etc.; dentro de esa línea son significativos
también los aportes de Guattari sobre los grupos objeto y los grupos sujeto; es evidente
en todos estos autores la importancia del Mayo Francés, como así también su interés
por los espacios de autogestión obrera de la Revolución de Octubre y otros momentos
revolucionarios europeos anteriores a la Segunda Guerra Mundial.
C. La relación grupo-sociedad
Psicología Sociología
Pedagogía Antropología
Psicoanálisis Economía
etc. etc.
Mediaciones
Psicología Social
D. La categoría de intermediario
Sin duda la cuestión del intermediario dista mucho de estar resuelta; su vaguedad
conceptual suele ir acompañada en algunos ámbitos de valoraciones negativas, en tanto
suele asociarse la intermediación con lo neutro, lo mixto, lo bastardo, lo impuro. Este tipo
Resumiendo, muchas son las formas que los reduccionismos pueden presentar.
Tanto las teorizaciones como el lugar de la coordinación suelen oscilar entre dos
ficciones: la figura del gran individuo o el espejismo de los grupos como intencionalidad.
E. Problema epistémico