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PERSONALIDAD

Fundamentos Del Estudio De La Personalidad

Luis Carlos Cantor Pineda


Código. 79911956

Grupo:
403004_203

Tutor
Oscar Eduardo Aldana
Psicólogo, Maestrante en Psicología Comunitaria

Universidad Nacional Abierta y a Distancia


Ciencias sociales artes y humanidades
Psicología
Bogotá D.C
12 de Febrero 2018
INTRODUCCION

La personalidad es una estructura de carácter psicológico que hace referencia al conjunto de


rasgos distintivos, es el patrón único de pensamientos, sentimientos y conductas de un
individuo que persiste a través del tiempo y de las situaciones. 
OBJETIVOS

 Exponer los conceptos relevantes acerca de la personalidad desde el nacimiento del


individuo hasta la edad adulta por medio de las lecturas propuestas
 Estudiar la importancia de conocernos cada uno de nosotros y a los demás,
empezando por la personalidad
 Presentar definiciones complejas acerca del tema
 Usar y pone en práctica estos conocimientos en nuestro rol de Psicólogos en
formación.
1. Que es la personalidad

La personalidad es un constructo hipotético, inferido de la observación de la conducta, no


siendo una entidad en sí misma, incluye una serie de elementos (rasgos o disposiciones
internas), relativamente estables a lo largo del tiempo, y consistentes de unas situaciones a
otras, que explican el estilo de respuesta de los individuos. Estas características de la
personalidad de naturaleza estable y consistente, permiten que podamos predecir la
conducta de los individuos

A modo de conclusión, según el estudio a través del tiempo y de diferentes personalidades


se puede concluir que la personalidad hace referencia a la forma de pensar, percibir o sentir
de un individuo, que constituye su auténtica identidad, y que está integrada por elementos
de carácter más estable (rasgos) y elementos cognitivos, motivacionales y afectivos más
vinculados con la situación y las influencias socioculturales, y por tanto, más cambiables y
adaptables a las peculiares características del entorno, que determinan, en una continua
interrelación e interdependencia, la conducta del individuo, tanto lo que podemos observar
desde fuera (conducta manifiesta), como los nuevos productos cognitivos, motivacionales o
afectivos (conducta privada o interna), que entrarán en juego en la determinación de la
conducta futura (cambios en expectativas, creencias, metas, estrategias, valoración de las
situaciones, etc.).

2 ¿Qué son los rasgos temperamentales?

Se refiere a diferencias individuales en reactividad y autorregulación, determinadas


biológicamente. Los rasgos temperamentales aparecen pronto, aunque dependen del
desarrollo y conforman un elemento central de la personalidad relativamente estable, sobre
todo a partir de los 3 años. La base genética le confiere un mayor nivel de estabilidad,
mientras que la organización y actividad cerebral le darían una estabilidad moderada, y los
patrones temperamentales de conducta se asociarían a una mayor probabilidad de cambio.

3. ¿Qué son los rasgos disposicionales de la personalidad?

Hace referencia a las características que incluyen aspectos del temperamento, motivación,
adaptación, habilidad y valores; casi toda la conducta de un individuo parece estar influida
por estos rasgos.

4. ¿Cómo se da el desarrollo de la personalidad positiva?

el desarrollo de la personalidad implica ganancias y pérdidas, El desarrollo positivo


consiste en la maximización de las ganancias y la minimización de las pérdidas (Staudinger
y Bowen, 2010).

 La adaptación: (Staudinger y Bowen, 2010 se refiere a la medida en que una


persona es capaz de manejar oportunidades e impedimentos cambiantes surgidos en
un determinado contexto evolutivo (logro, mantenimiento o recuperación del
bienestar y calidad de vida).
 El crecimiento de la personalidad (maduración) se refiere a cambios en el sistema
de la personalidad que persiguen la trascendencia de determinadas circunstancias
para conseguir lo mejor para uno mismo y los demás

Estas representan formas positivas de desarrollo. La distinción entre ambos conceptos


tiene sentido sólo después de haber desarrollado un sentido del yo y la capacidad de
elegir entre distintas prioridades de la vida, es decir, en la adolescencia tardía.
5. ¿Cómo se desarrolla el YO?

El niño por medio de la observación repetida de su conducta en diversas situaciones hará


que se vaya formando una idea sobre sí mismo. El temperamento también influirá en el yo,
porque afecta a la forma de trabajar sobre sí mismo (autorregulación) y porque al observar
la conducta resultante el niño comprende sus disposiciones temperamentales y las incorpora
a su yo (McAdams y Cox, 2010).

El desarrollo de la conciencia de sí mismo se produce a través de una secuencia de


cuatro niveles (Rochat, 2003). Hasta el segundo mes el niño tiene un sentido rudimentario
de su cuerpo como entidad. Al cumplir los 2 meses manifiesta una comprensión implícita
creciente sobre cómo está situado su cuerpo con respecto a otros objetos o cuerpos del
ambiente. Entre los 4-6 meses decide alcanzar objetos a diferentes distancias o lugares en
función de su sentido de la situación y capacidad postural. En el aspecto social comienza a
sonreír y buscar el contacto ocular, implicándose en interacciones cara a cara. Entre los 5-6
meses reconoce características de su cuerpo cuando se mira en un espejo o se ve en un
vídeo, aunque no comprende que se está viendo a sí mismo.

Cuando realmente reconoce su reflejo visual es a los 18 meses. Además, durante el


segundo año aparecen las primeras palabras autorreferenciales (yo, mío), y emociones
autoconscientes (orgullo, azoramiento) que suponen reconocerse como actor evaluado por
otros. Por tanto, el sentido del yo como actor cuyas acciones son evaluadas surge poco
antes o alrededor del segundo cumpleaños resulta inestable e inconsistente. Es en el cuarto
nivel, a partir de los 3-4 años, cuando la mayoría dice yo en vez de su nombre propio; es
decir, cuando se consolida el sentido del yo a través del tiempo (Harter, 2006; McAdams y
Cox, 2010).

6. ¿Cómo se desarrolla el rol sexual?

Los bebés de 3-4 meses distinguen entre categorías de caras de hombre y mujer en
paradigmas de mirada preferencial. A los 6 meses discriminan caras y voces en función del
sexo, y realizan asociaciones intermodales entre caras y voces. Hacia los 10 meses forman
asociaciones estereotipadas entre caras de mujeres y de hombres y objetos típicos,
sugiriendo una forma primitiva de estereotipos. Sobre los 27-30 meses la mayoría coloca
correctamente su foto entre las de su mismo sexo (Martin y Ruble, 2010).

Los primeros estudios sobre la edad en que los niños reconocen su sexo y el de los otros
concluyeron que lo etiquetaban y comprendían alrededor de los 30 meses; sin embargo,
investigaciones más recientes apuntan a una edad más temprana (Martin y Ruble, 2010).

En general, los resultados sugieren que la mayoría desarrolla la capacidad de etiquetar y


utilizar esos etiquetados de género entre los 18 y los 24 meses. Es decir, que desarrollan
una conciencia del yo sobre los 18 meses, y después inician una búsqueda activa de
información sobre el significado de las cosas y sobre cómo deben comportarse. A los 3
años realizan el etiquetado sexual diferenciando al hombre por la cara y la silueta y a la
mujer por el peinado (Hines, 2010; Ruble, Martin y Berenbaum, 2006; Stennes, Burch, Sen
y Bauer, 2005).

Muchos niños desarrollan estereotipos básicos sobre los 3 años de edad (Martin y
Ruble, 2010). Primero comprenden las diferencias sexuales asociadas a posesiones,
apariencia física, roles, juguetes y actividades, y reconocen algunas asociaciones abstractas
con el género (e.g., dureza el hombre; suavidad la mujer). Desde los 12 meses prefieren los
juguetes típicos de su sexo (el niño mira más los coches y armas, y la niña, las muñecas).
Alrededor de los 2 años tienen ya cierta comprensión de los estereotipos sexuales. Por
ejemplo, las niñas (no los niños) de 18-24 meses emparejan juguetes típicos y caras de
niños o niñas (en el paradigma de la mirada preferencial). A los 24 meses les llaman más la
atención los dibujos en que las actividades no están en consonancia con el sexo (e.g., niño
poniéndose maquillaje).

La preferencia por los contactos con los iguales del mismo sexo (segregación sexual)
surge a los 27 meses en las niñas y a los 36 en los niños, pudiendo apreciarse a esta edad
los primeros indicios del trastorno de iden ti - dad del género. La fuerte orientación de
género (típica o atípica) a los 2 años y medio progresivamente se va extremando hasta los 8
años. A los 4 años y medio los niños de ambos sexos pasan el triple de tiempo con iguales
de su mismo sexo que con los del otro, y a los 6 años y medio diez veces más. Alrededor
del 80-90% de los compañeros de juego son del mismo sexo. Además, los niños son más
activos físicamente y sus juegos más «brutos», como jugar a pelearse (Golombok, Rust,
Zervoulis, Croudace, Golding y Hines, 2008; Hines, 2010; Ruble, Martin y Berenbaum, 2006).

Las descripciones libres de los preescolares suelen hacer referencia a muñecas y al


aspecto físico (e.g., vestidos, complementos) cuando hablan de niñas, y a juguetes y
conductas (golpes, jugar a los héroes) para referirse a los niños. Los de ambos sexos
quieren vestir la ropa típica, aunque esta tendencia a la vestimenta estereotipada es
especialmente fuerte en las niñas. Entre los 4 y los 7 años aumenta drásticamente el
conocimiento sobre patrones de habla y roles de género. Utilizan voz más grave y hablan
más fuerte para imitar al padre, y voz aguda, entonación exagerada y vocabu - lario
estereotipado (e.g., «adorable») cuando imitan a la madre.

Durante la etapa escolar primaria se producen cambios importantes (Ru-ble et al.,2006).


En los primeros años, los niños empiezan a ocultar las emociones negativas (tristeza) y las
niñas a mostrar menos sentimientos que puedan herir a los demás (ira o decepción).
Aumenta la gama de ocupaciones, deportes o materias escolares que asocian a uno u otro
sexo. Sobre los 6 años comprenden que los trabajos típicos del hombre tienen un estatus
superior.

Durante la adolescencia media ambos sexos prefieren las actividades e intereses


estereotípicos en diversos contextos. Las chicas se interesan por temáticas de aventuras,
fantasmas/terror, animales, escuela, relaciones/historias de amor y poesía. Los adolescentes
prefieren la ciencia ficción/fantasía y los cómics. Por otra parte, las relaciones de las chicas
se centran en la intimidad y el amor, y las de los chicos, en el poder y la excitación.
Desaparece la tendencia a relacionarse principalmente con personas del mismo sexo.
CONCLUSIONES

 El individuo no nace con una personalidad determinada, sino con cierta dotación
que condicionará, en parte, el desarrollo posterior de la misma
 Podemos concluir que la personalidad es la suma de total de todas las disposiciones
biológicas, impulsos, instintos hereditarios y las disposiciones adquiridas.
 Se puede establecer que cada ser humano posee un tipo de personalidad diferente
del otro, lo que nos hace diferentes y únicos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Cantón, D. J.,  Cantón, C. D. & Cortés, M.R. (2014) Desarrollo de la personalidad y


del rol de género. En Cantón, D. J., & Cantón, C. D. (Eds.)  Desarrollo
socioafectivo y de la personalidad. (pp. 150 - 185) Madrid, España: Larousse -
Alianza Editorial.
Recuperado: http://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2077/lib/unadsp/reader.action?
ppg=1&docID=11038864&tm=1485104494119

 Bermúdez Moreno, J. (2014). Psicología de la personalidad: teoría e investigación.


UNED. Recuperado de. https://www.lifeder.com/que-es-la-personalidad/

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