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Grupo:
403004_203
Tutor
Oscar Eduardo Aldana
Psicólogo, Maestrante en Psicología Comunitaria
Hace referencia a las características que incluyen aspectos del temperamento, motivación,
adaptación, habilidad y valores; casi toda la conducta de un individuo parece estar influida
por estos rasgos.
Los bebés de 3-4 meses distinguen entre categorías de caras de hombre y mujer en
paradigmas de mirada preferencial. A los 6 meses discriminan caras y voces en función del
sexo, y realizan asociaciones intermodales entre caras y voces. Hacia los 10 meses forman
asociaciones estereotipadas entre caras de mujeres y de hombres y objetos típicos,
sugiriendo una forma primitiva de estereotipos. Sobre los 27-30 meses la mayoría coloca
correctamente su foto entre las de su mismo sexo (Martin y Ruble, 2010).
Los primeros estudios sobre la edad en que los niños reconocen su sexo y el de los otros
concluyeron que lo etiquetaban y comprendían alrededor de los 30 meses; sin embargo,
investigaciones más recientes apuntan a una edad más temprana (Martin y Ruble, 2010).
Muchos niños desarrollan estereotipos básicos sobre los 3 años de edad (Martin y
Ruble, 2010). Primero comprenden las diferencias sexuales asociadas a posesiones,
apariencia física, roles, juguetes y actividades, y reconocen algunas asociaciones abstractas
con el género (e.g., dureza el hombre; suavidad la mujer). Desde los 12 meses prefieren los
juguetes típicos de su sexo (el niño mira más los coches y armas, y la niña, las muñecas).
Alrededor de los 2 años tienen ya cierta comprensión de los estereotipos sexuales. Por
ejemplo, las niñas (no los niños) de 18-24 meses emparejan juguetes típicos y caras de
niños o niñas (en el paradigma de la mirada preferencial). A los 24 meses les llaman más la
atención los dibujos en que las actividades no están en consonancia con el sexo (e.g., niño
poniéndose maquillaje).
La preferencia por los contactos con los iguales del mismo sexo (segregación sexual)
surge a los 27 meses en las niñas y a los 36 en los niños, pudiendo apreciarse a esta edad
los primeros indicios del trastorno de iden ti - dad del género. La fuerte orientación de
género (típica o atípica) a los 2 años y medio progresivamente se va extremando hasta los 8
años. A los 4 años y medio los niños de ambos sexos pasan el triple de tiempo con iguales
de su mismo sexo que con los del otro, y a los 6 años y medio diez veces más. Alrededor
del 80-90% de los compañeros de juego son del mismo sexo. Además, los niños son más
activos físicamente y sus juegos más «brutos», como jugar a pelearse (Golombok, Rust,
Zervoulis, Croudace, Golding y Hines, 2008; Hines, 2010; Ruble, Martin y Berenbaum, 2006).
El individuo no nace con una personalidad determinada, sino con cierta dotación
que condicionará, en parte, el desarrollo posterior de la misma
Podemos concluir que la personalidad es la suma de total de todas las disposiciones
biológicas, impulsos, instintos hereditarios y las disposiciones adquiridas.
Se puede establecer que cada ser humano posee un tipo de personalidad diferente
del otro, lo que nos hace diferentes y únicos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS