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El documento habla sobre la actitud de gratitud. Describe cómo una persona agradecida es humilde, amorosa y fácilmente complacida, mientras que una persona malagradecida es orgullosa, egocéntrica y propensa a la amargura. También explica que un corazón agradecido se siente lleno, mientras que uno malagradecido siempre se siente vacío.
El documento habla sobre la actitud de gratitud. Describe cómo una persona agradecida es humilde, amorosa y fácilmente complacida, mientras que una persona malagradecida es orgullosa, egocéntrica y propensa a la amargura. También explica que un corazón agradecido se siente lleno, mientras que uno malagradecido siempre se siente vacío.
El documento habla sobre la actitud de gratitud. Describe cómo una persona agradecida es humilde, amorosa y fácilmente complacida, mientras que una persona malagradecida es orgullosa, egocéntrica y propensa a la amargura. También explica que un corazón agradecido se siente lleno, mientras que uno malagradecido siempre se siente vacío.
Lucas 17:11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y
Galilea. 12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado. GRATITUD: La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o recibirá. La “Actitud de la Gratitud” es algo que desesperadamente necesita ser cultivado en nuestros corazones, en nuestros hogares, y aun en nuestra sociedad. Su presencia trae consigo un sin número de bendiciones, mientras que su ausencia acarrea profundas y letales repercusiones.
UNA PERSONA AGRADECIDA ES HUMILDE, MIENTRAS QUE LA
INGRATA REVELA ORGULLO. La persona agradecida tiene un sentido de indignidad: “Yo tengo mucho más de lo que merezco”. Pero la persona malagradecida dice, “Yo merezco mucho más de lo que tengo”. A mí siempre me ha impresionado el espíritu de agradecimiento de Rut la Moabita. Enviuda, luego de no menos de diez años de matrimonio, y termina siendo una extraña empobrecida en una tierra extranjera, y “condenada” a vivir con su amargada suegra. Rut prevé una manera de sustento para ella y Noemí. Cuando ella descubre a Booz, quien le extendió el derecho de recoger en sus campos, ella se sintió sobrecogida al tratar de expresar su gratitud ante un gesto lleno de gracia de su parte: Ella se postró sobre su rostro, se inclinó a tierra y le dijo: “Por qué he hallado gracia ante tus ojos, para que tú te hayas fijado en mí, siendo yo una extranjera” (Rut 2:10 RVA). UNA PERSONA AGRADECIDA ES UNA PERSONA AMOROSA, QUE BUSCA LA GRATIFICACIÓN Y BENDICIÓN DE LOS DEMÁS, MIENTRAS QUE UNA PERSONA MAL AGRADECIDA TIENDE A LA AUTO- GRATIFICACIÓN. Uno de los resultados más comunes de la ingratitud es el pecado de impureza moral. El hombre o la mujer que no es agradecido por la manera en que Dios ha suplido sus necesidades empieza acusando y encontrando falta en nuestro buen Dios. Al rechazar la provisión que ya Dios ha hecho, la persona mal agradecida está a solo un paso de buscar su satisfacción de una manera ilegítima.
UN CORAZÓN AGRADECIDO ES UN CORAZÓN LLENO,
MIENTRAS QUE UN CORAZÓN MAL AGRADECIDO ESTÁ VACÍO. Sin importar cómo se compare con los demás, una persona agradecida experimenta un sentido de plenitud. Pero si no es una persona agradecida, de hecho, siempre tendrá un sentido prevaleciente de vacío. Yo imagino un corazón mal agradecido como un recipiente con un agujero que hace que las bendiciones se cuelen. La persona agradecida tiene una capacidad ilimitada de disfrutar verdaderamente las bendiciones de Dios, mientras que un corazón mal agradecido no puede disfrutar las bendiciones que ya tiene. El Apóstol Pablo nos provee de una poderosa ilustración de este principio. El libro de Filipenses es una nota de agradecimiento escrita para expresar su gratitud por lo que los creyentes de Filipo hicieron para ministrar a las necesidades materiales de Pablo, mientras él viajaba y plantaba iglesias. Habiendo expresado su sincero agradecimiento por los regalos recientemente recibidos, Pablo escribe una afirmación extraordinaria desde una prisión Romana carente de todas las necesidades—a excepción de las más elementales: “Sin embargo todo lo he recibido y tengo abundancia; estoy lleno” (Filp.4:18). ¿Quién, sino una persona agradecida, puede evaluar su condición de encarcelamiento con estas palabras? UNA PERSONA AGRADECIDA ES FÁCILMENTE COMPLACIDA, MIENTRAS QUE UN MAL AGRADECIDO ESTÁ SUJETO A AMARGURA Y DESCONTENTO. Un corazón mal agradecido se aferra a sus “derechos” y se coloca en una posición de dolor y desengaño cuando Dios u otras personas fallan en actuar de acuerdo a sus expectativas. Pero los individuos que han rendido todos sus derechos a Dios ven la vida a través de los ojos de la gratitud y no hay lugar en sus corazones para emociones egocéntricas y destructivas. UN CORAZÓN AGRADECIDO SERÁ REVELADO AL EXPRESAR PALABRAS DE AGRADECIMIENTO, MIENTRAS QUE UN CORAZÓN MAL AGRADECIDO SE MANIFESTARÁ AL MURMURAR Y QUEJARSE. Como observara alguien en una ocasión: “Hay personas que se quejan porque Dios le pone espinas a las rosas, mientras otras lo alaban por poner rosas en medio de las espinas”. Somos llamados a ser personas agradecidas, que reconocen y expresan aprecio por los beneficios que hemos recibido de parte de Dios y de los demás. Todos somos deudores, y pagamos esas deudas con corazones agradecidos y palabras de agradecimiento. No es suficiente sentir la gratitud en nuestros corazones, esa gratitud debe ser comunicada a las personas a quien la debemos. Tú y yo no seremos verdaderamente libres, aunque hayamos sido libradas de la esclavitud, si en nuestros corazones y labios hemos cesado de dar gracias. Quizás ahora mismo es un buen momento de viajar hasta el Calvario para arrodillarnos ante nuestro increíble Salvador, mirar a Su rostro, y decir, “¡Oh Señor Jesús, gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ESTAS SON LA RAZONES QUE DAVID ENCONTRÓ PARA ESTAR AGRADECIDO. Salmo 103:1 Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2 Bendice, alma mía, a Jehová Y no olvides ninguno de sus beneficios. PERDÓN. Él perdona todos mis pecados v.3 Podemos tomar un tiempo y descansar nuestro cuerpo, pero ¿cómo podemos descansar el alma, descansar de la culpa? ¿Del remordimiento de nuestros errores pasados? Solo Dios puede dar ese descanso. ... dijo Jesús: Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón y encontrarán descanso para el alma. Mateo 11:28-29 NTV ¡Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubre su pecado! Sí, ¡qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró la culpa de su cuenta, los que llevan una vida de total transparencia! Salmos 32: 1-2 NTV
SANIDAD. Y sana todas mis enfermedades. v.3
Somos personas que tenemos al mejor médico de cabecera que tiene el poder para sanarnos de toda enfermedad. Pero muchas veces no agradecemos el hecho que nos mantiene sanos. ¡Tiene tanto mérito una sanidad como el mantenerse sano! El profeta Isaías hace una gran revelación, en la cruz del Calvario, Cristo pagó más que nuestra salvación, compró a precio de sangre nuestra sanidad y bienestar. ¡La enfermedad que ahora padeces ya fue pagada tiempo atrás, desde hace miles de años, Jesús ya te sanó! Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridos fuimos sanados. Isaías 53:5 NVI SALVACIÓN. Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias. v. 4 Sin duda alguna la salvación de nuestra alma es el regalo más grande que podemos recibir de Dios. Y no es que no tenga precio, la razón por la cual es gratis. Sino todo lo contrario, es tan valiosa que la única manera de obtenerla es gratis. Jesús la pago a precio de su sangre. Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Efesios 2:8-9 NTV PROVISIÓN. Colma mi vida de cosas buenas. v. 5 Ustedes, los que son padres, si sus hijos piden un pedazo de pan, ¿acaso les dan una piedra en su lugar? O si les piden un pescado, ¿les da una serpiente? ¡Claro que no! Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial, dará buenos regalos [cosas] a quienes les pidan. Mateo 7:9- 11 NTV Pide, porque no solo tienes a un Dios que puede darte sino también quiere darte cosas buenas. RENOVACIÓN. Mi juventud ¡se renueva como la del águila! v. 5 Otra versión de la Biblia declara que ¡El renueva mis fuerzas como el águila! De cualquier manera, si queremos ser renovados en nuestras fuerzas, entusiasmo, ideas, pasión y ¡juventud! la mejor fuente es Dios. Solo él puede saciar esa necesidad. PROTECCIÓN. El Señor da rectitud y hace justicia a los que son tratados injustamente. v. 7 Muchas veces hay una brecha entre lo legal y lo justo. Incluso estando en nuestros derechos, se nos hace injusticia. Pero podemos confiar siempre en un Dios justo. Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él y él te ayudará. El hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. Salmo 32:5-6 NTV La protección abarca una protección tanto física como espiritual. ... el ángel del Señor es un guardián; rodea y defiende a todos los que le temen. Prueben y vean que el Señor es bueno; ¡qué alegría para los que se refugian en él! Salmos 34:7-8 NTV