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La Guerra de la Triple Alianza (llamada por los paraguayos Guerra Grande, por los
brasileños Guerra do Paraguai y por los uruguayos y argentinos Guerra del
Paraguay) fue la guerra (1865-1870) en la cual la "Triple Alianza" -una coalición
conformada por Brasil, Uruguay y Argentina- luchó contra Paraguay.
Comenzó a fines de 1864 con las acciones bélicas entre Brasil y Paraguay, por esto
recién a partir de 1865 puede hablarse de "Guerra de la Triple Alianza".
Tabla de contenidos
1 Desarrollo
2 Prolegómenos de la guerra
3 Desarrollo de las acciones bélicas
4 Consecuencias
5 Véase también
6 Enlaces externos
Desarrollo
Francisco Solano López.
La guerra terminó —en el combate de Cerro Corá— con una derrota total de Paraguay,
que conllevó incluso un desastre demográfico: la población del país, aproximadamente
525.000 personas antes de la guerra, fue reducida a unos 221.000 luego de ella (1871),
de los que solamente unos 28.000 eran hombres. Según otras fuentes, murieron cinco
sextas partes de su población.
Otros historiadores como el argentino Felipe Pigna [1] amplían estas cifras a 1.300.000
habitantes antes de la guerra, quedando reducida a 300.000 después de la misma, la
mayoría sólo niños y mujeres.
Paraguay perdió gran parte de su territorio (160 mil km²) y fue obligado a pagar una
abultada indemnización de guerra: el préstamo de 200.000 £ recibido de Inglaterra
debió saldarse con refinanciaciones llevando la suma a 3.220.000 £.
Prolegómenos de la guerra
Voluntarios brasileños.
Prisioneros paraguayos.
En esa época los bandeirantes destruyen las poblaciones españolas de San Vicente de
Ybiazá, Ontiveros, Villa Rica del Espíritu Santo I, Ciudad Real del Guayra y las
reducciones de San Ignacio I, Loreto, Santa María del Iguazú, etc. La expansión
lusobrasileña no se detuvo en La Guayra y en La Vera sino que alcanzó al curso alto del
río Paraguay tras la destrucción de la ciudad de Santiago de Jerez y las misiones del
Itatín en el valle del río Mbotetey (llamado actualmente Miranda por los brasileños).
Los tratados de límites entre las posesiones españolas y portuguesas fueron un intento
para frenar el expansionismo del Brasil portugués (y luego del estado brasileño) pero los
brasileños consideraban que los accidentes geográficos que servirían de fronteras eran
muy distintos de los considerados por los hispánicos, un ejemplo de esto —y muy
concerniente a Paraguay— era el río Ygurey, mientras que la opinión española —y
luego la paraguaya— por muy fundadas razones consideraba que el río Ygurey era el
que los brasileños llamaban y llaman Vacaria (en su curso superior) e Ivinheima en su
curso inferior, por lo contrario los brasileños llamaban y llaman "Ygurey" (o "Igureí") al
pequeño río que corre mucho más al sur y que los guaraníes e hispanos llamaron y
llaman Carapá, en cuanto a los límites paraguayo-brasileños en el Chaco Boreal,
Paraguay reivindicaba la frontera del río Yaurú o del llamado río Negro que afluye
desde el noroeste al río Paraguay al norte de la Bahía Negra.
Pero al ser derrocado Rosas en 1852 las alianzas brasileñas se revirtieron y se acentuó la
presión del Imperio de Brasil para que la república paraguaya aceptara los límites
pretendidos por el estado brasileño. Un efímero intento de conciliación fue la
declaración de una zona neutral, cuya delimitación debía hacerse por vías pacíficas.
Empero, hacia inicios de los años 1860 las incursiones brasileñas volvieron a
incrementarse y el pacto fue violado por Brasil al fundar el fuerte Dourados al sur del
río Ygurey.
Ante esto el estado paraguayo protestó pero trató de evitar una reacción bélica, en
realidad hasta 1864 lo que intentó el estado paraguayo fue incrementar su poderío
militar y su influencia en el Cono Sur. El intento de incrementar la influencia en el área
sería uno de los motivos de fricción con el gobierno de Buenos Aires. Sin embargo, las
situación fue precipitada nuevamente por el Imperio de Brasil cuando facilitó el
derrocamiento del legítimo presidente de Uruguay, Bernardo Prudencio Berro y sus
inmediatos sucesores, en efecto bajo pretexto de abigeato a inicios de 1864 el Imperio
de Brasil conminó al presidente uruguayo Atanasio Aguirre (del Partido Blanco) a que
efectuara -imposibles- resarcimientos al Brasil, el llamado abigeato habría ocurrido en
un sector de territorio ( entre los ríos río Ibicuy y Cuareim que habían sido entregados al
Imperio del Brasil por el autodenominado "Gobierno de la Defensa de Montevideo" en
1851 si bien nunca hasta entonces refrendados por los gobiernos blancos de la R.O.U.),
ante esto en abril de 1864 Francisco Solano López se ofreció como mediador, oferta que
fue despreciada por el estado brasileño el cual en octubre de ese año inició una nueva
invasión a Uruguay y la instalación (incluyendo el bombardeo a Paysandú), de
Venancio Flores en el "gobierno" de Uruguay. Flores era un viejo aliado de los
brasileños; Francisco Solano López elevó en agosto de 1864 una protesta en la que
declaraba que se había roto el equilibrio político en el Río de la Plata, como Brasil lejos
estuvo de contestar positivamente el 11 de noviembre de 1864 el estado paraguayo
aprehendió en las cercanías de Asunción al navío brasileño Marquês de Olinda el hecho
se justificaba por ser una violación de aguas paraguayas por parte de un navío de un
estado ya hostil, al día siguiente el pequeño navío a vapor paraguayo llamado Tacuarí
capturó en el río Paraguay a un vapor brasileño que tenía entre sus pasajeros a Federico
Carneiro el recientemente nombrado gobernador del territorio del Mato Grosso, ante
este orden de cosas y en total desventaja, es que Paraguay se vio forzado a declarar la
guerra al Brasil el 13 de diciembre de 1864, reconquistando territorios que actualmente
corresponden a la mayor parte del estado brasileño de Mato Grosso do Sul.
Mitre no accedió a lo demandado por López por dos motivos, uno era obvio: si
Argentina permitía el paso de tropas de un estado beligerante en esta guerra, quedaba
involucrada directamente en ella; el otro motivo era la antigua relación de afinidades
entre Mitre y el jefe del partido colorado uruguayo Venancio Flores, enemigo declarado
de López.
Es así que López da un paso fatídico: El 14 de marzo de 1865 rompe relaciones con
Argentina y en abril de ese año inicia la campaña contra Argentina: las tropas
paraguayas capturan barcos argentinos en el río Paraná y ocupan la provincia argentina
de Corrientes, al mando de estas operaciones se encontraban los generales paraguayos
Wenceslao Robles y Francisco Isidoro Resquín. La declaración de guerra fue ocultada
por Mitre unas semanas a fin de cohesionar a su alrededor a las provincias argentinas y
a algunos caudillos (como Justo José de Urquiza) que consideraban, con toda justicia,
fratricida una guerra entre Argentina y Paraguay; sin embargo enardeció los ánimos
argentinos la noticia de que algunas mujeres correntinas habían sido raptadas y llevadas
a Paraguay, con todo, hubo en casi toda Argentina una oposición a participar en esta
guerra, hasta el punto que gran parte de los soldados enviados eran de orígenes
africanos semiesclavizados los llamados por la población paraguaya: "cambás".
Los ejemplos del rechazo argentino a luchar contra Paraguay abundan, entre ellos se
destacan:
La Sublevación de Basualdo de julio de 1865 en la cual ochomil soldados argentinos se
niegan a luchar contra Paraguay; en esa ocasión el gobierno central se abstuvo de
represalias contra los sublevados los cuales se dispersaron por diferentes zonas de
Argentina. A la precedente le siguió la Sublevación de Toledo ( noviembre de 1865 )
que ya fue dúramente reprimida con el auxilio de tropas brasileñas y floristas. En
noviembre de 1866 se produjo la rebelión de la provincia de Mendoza que prontamente
se extendió a las provincias argentinas de San Luis, San Juan y La Rioja, distraído en la
represión de estas rebeliones, Mitre y sus subalternos recién pudieron regresar a la
contienda en Paraguay hacia julio de 1867, sin embargo en julio de 1867 la
impopularidad en Argentina de la guerra contra el Paraguay provocó la rebelión de la
provincia de Santa Fe, en 1868 a la vista de las matanzas que sufría la población
paraguaya estalló una nueva rebelión argentina contra esta guerra en la provincia de
Corrientes de modo que de los 25.000 combatientes argentinos en 1866 solo combatían
contra Paraguay aproximadamente el 10% en 1869 siendo en su mayoría los llamados
forzados "cambás"; ya al concluir esta guerra que alzó varias reconocidas voces
argentinas en su contra ( entre varias de esa época se pueden citar a las de Carlos Guido
Spano, José Hernández, o Juan Bautista Alberdi quien escribió un extenso libro ad hoc
titulado: El crimen de la guerra ), se produjo otra rebelión que tenía entre sus motivos
el rechazo a la guerra del Paraguay: en abril de 1870 la población entrerriana se sumó
mayoritariamente a la rebelión liderada por Ricardo López Jordán rebelión que fue
aplastada por las tropas que obedecían a los brasileños, Mitre ( aunque ya oficiara como
presidente Sarmiento ) y los colorados floristas. De este modo casi nominalmente es
que Argentina participó en esta guerra cuando transcurrieron el penúltimo y último año
de la contienda.
...
La campaña de Humaitá duró casi tres años: desde octubre de 1865 hasta la capitulación
de la plaza de Humaitá en septiembre de 1868, (al capitular Humaitá las tropas
argentinas rindieron honores de héroes a los combatientes paraguayos). Se libraron
entonces, entre otras, las siguientes batallas: Corrales ( última al sur del río Paraná, en
tal batalla se frustró una contraofensiva paraguaya sobre territorio argentino), Estero
Bellaco, Tuyutí (24 de mayo de 1866 ), Boquerón y Sauce, batallas en las cuales las
fuerzas aliadas atacaron con poco resultado a las posiciones paraguayas y la batalla de
Curuzú en la cual las tropas brasileñas atacaron a una reducida guarnición paraguaya.
Según cuenta la historia el mariscal Francisco Solano López antes de morir, intentó
tragarse la bandera paraguaya, con la intención que los enemigos no se la llevaran como
un trofeo.
Consecuencias
Al finalizar tal guerra Brasil obtuvo todos los territorios que deseaba y Paraguay quedó
transformado en un "estado satélite" del Brasil hasta el punto que el brasileño marqués
de Rio Branco era llamado casi oficialmente en Brasil "virrey del Paraguay" ( o virrei
do Paraguaí ), la ocupación brasileña perduró hasta 1876 haciéndole firmar al gobierno
"paraguayo" probrasileño el Tratado de Cotegipe por el cual Brasil ocupaba territorios
ancestralmente paraguayos y obtenía "reparaciones" y diversas concesiones
económicas; en cuanto a las cuestiones limítrofes con Argentina, estas fueron más
complicadas, en 1870 ante lo que parecía una anexión de Paraguay al Brasil, Argentina
reclamó todo el Chaco Boreal desde el cruce del paralelo 22ºS con el río Pilcomayo
hasta la Bahía Negra del río Paraguay (casi en los 20ºS), aunque inmediatamente -y
consecuentemente a la frase del entonces presidente argentino Domingo Faustino
Sarmiento: «La victoria no da derechos», frase que buscaba limitar las pretensiones del
Brasil mediante la mesura argentina- las pretensiones argentinas sobre el Chaco Boreal
se redujeron al territorio al sur del río Verde, territorio que tenía por capital a Villa
Occidental (La antigua Nueva Burdeos, la actual Villa Hayes), pero poco tiempo
después también renunció a este territorio (por lo que Argentina quedó fuera del Chaco
Boreal), en cambio Argentina confirmó su posesión sobre un territorio también hasta
entonces litigado: El ubicado entre los ríos Pilcomayo y Bermejo (territorio sobre el
cual tanto Argentina como Paraguay habían hecho reclamaciones, y -hasta después de
1870- ningún estado había ejercido soberanía efectiva; recién hasta las campañas del
comandante argentino Fontana posteriores a la Guerra de la triple Alianza, ese territorio
del Chaco Central había estado en el control de los mal llamados en guaraní:
"guaycurúes", etnias sin estado como las de los qomlek, pilagá, ashluslay y tapieté, casi
todas ellas acérrimas enemigas de Paraguay). Por el este, Paraguay debió devolver a la
Argentina la provincia de Misiones que, aprovechando la guerra civil en Argentina, el
estado paraguayo regido por G.R. de Francia había ocupado en 1838, en rigor, el control
efectivo que Paraguay tuvo entre 1838 y 1865 sobre alguna parte de la Misiones
mesopotámicas se reducía a las adyacencias de la "Trinchera de San José" (nombre que
el estado paraguayo dio a la ciudad de Posadas) y la ruta que desde la misma llevaba
hasta el río Uruguay.
En cuanto a la República Oriental del Uruguay, el único beneficiario fue Venancio
Flores y sus allegados del Partido Colorado (uruguayo).
El Gobierno Argentino ha sostenido hace muy poco tiempo, en discusiones con el representante
de su majestad el emperador del Brasil que la victoria no da derecho a las naciones aliadas para
declarar por sí límites suyos los que el tratado señala [ el denunciado "Tratado secreto"].
Pero lo más terrible de esta guerra fue la masiva mortandad de la población paraguaya
(en especial de varones). Las cifras de población paraguaya muerta por causas directas
(acciones bélicas) e indirectas (hambre, distrés, pestes como la del cólera) aún son
variables, pero todos los autores serios aceptan que murió como mínimo la mitad de la
población paraguaya siendo la mortandad masculina quizás de un 90%. Las
consecuencias de mortandad indirecta debidas a esta guerra afectaron también a la
población civil de gran parte de Argentina y Uruguay (sólo en la ciudad de Buenos
Aires fallecieron más de 20.000 personas por la peste del cólera originada en Paraguay
durante el conflicto), asimismo en la región riograndense se considera que fallecieron
unos 60.000 civiles en su mayoría debido a la misma epidemia.
La otra consecuencia, que no pudo evitar Paraguay, es que al año del fin del conflicto,
cayó sobre el país su primer empréstito, valorizado en 1 millón de libras esterlinas, pero
que a Paraguay llegó menos de la mitad y muchos de los sobrevivientes paraguayos, los
prisioneros de guerra, fueron a marchar a los cafetales paulistas bajo régimen de
esclavitud. Esta guerra los signó para siempre.
Tratado Secreto de la Triple Alianza
Art. 1. La República Oriental del Uruguay, Su Majestad el Emperador del Brasil, y la
República Argentina contraen alianza ofensiva y defensiva en la guerra provocada por
el gobierno del Paraguay.
Art. 2. Los aliados concurrirán con todos los medios de que puedan disponer, por tierra
o por los ríos, según fuese necesario.
Art. 5. Las altas partes contratantes se facilitarán mutuamente los auxilios que tengan y
los que necesiten, en la forma que se acuerde.
Art. 6. Los aliados se obligan solemnemente a no deponer las armas sino de común
acuerdo, y mientras no hayan derrocado al actual gobierno del Paraguay, así como a no
tratar separadamente, ni firmar ningún tratado de paz, tregua, armisticio, cualquiera que
ponga fin o suspenda la guerra, sino por perfecta conformidad de todos.
Art. 7. No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo sino contra su gobierno, los
aliados podrán admitir en una legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa nación
que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho gobierno , y les proporcionarán los
elementos que necesiten, en la forma y condiciones que se convenga.
Art. 11. Derrocado que sea el gobierno del Paraguay, los aliados procederán a hacer los
arreglos necesarios con las autoridades constituidas, para asegurar la libre navegación
de los ríos Paraná y Paraguay, de manera que los reglamentos o leyes de aquella
República no obsten, impidan o graven el tránsito y navegación directa de los buques
mercantes o de guerra de los Estados Aliados, que se dirijan a sus respectivos territorios
o dominios que no pertenezcan al Paraguay, y tomarán las garantías convenientes para
la efectividad de dichos arreglos, bajo la base de que esos reglamentos de política
fluvial, bien sean para los dichos dos ríos o también para el Uruguay, se dictarán de
común acuerdo entre los aliados y cualesquiera otros estados ribereños que, dentro del
término que se convenga por los aliados, acepten la invitación que se les haga.
Art. 12. Los aliados se reservan concertar las medidas más convenientes a fin de
garantizar la paz con la Rca. del Paraguay después del derrocamiento del actual
gobierno.
Art. 13. Los aliados nombrarán oportunamente los plenipotenciarios que han de celebrar
los arreglos, convenciones o tratados a que hubiese lugar, con el gobierno que se
establezca en el Paraguay.
Art. 14. Los aliados exigirán de aquel gobierno el pago de los gastos de la guerra que se
han visto obligados a aceptar, así como la reparación e indemnización de los daños y
perjuicios causados a sus propiedades públicas y particulares y a las personas de sus
ciudadanos, sin expresa declaración de guerra, y por los daños y perjuicios causados
subsiguientemente en violación de los principios que gobiernan las leyes de la guerra.
La Rca.Oriental del Uruguay exigirá también una indemnización proporcionada a los
daños y perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por la guerra a que la ha
forzado a entrar, en defensa de su seguridad amenazada por aquel gobierno.
Art. 15. En una convención especial se determinará el modo y forma para la liquidación
y pago de la deuda procedente de las causas antedichas.
Art. l6. A fin de evitar discusiones y guerras que las cuestiones de límites envuelven,
queda establecido que los aliados exigirán del gobierno del Paraguay que celebre
tratados definitivos de límites con los respectivos gobiernos bajo las siguientes bases:
La República Argentina quedará dividida de la República del Paraguay, por los ríos
Paraná y Paraguay, hasta encontrar los límites del Imperio del Brasil, siendo éstos, en la
ribera derecha del Río Paraguay, la Bahía Negra. El Imperio del Brasil quedará dividido
de la República del Paraguay, en la parte del Paraná, por el primer río después del Salto
de las Siete Caídas que, según el reciente mapa de Mouchez, es el Igurey, y desde la
boca del Igurey y su curso superior hasta llegar a su nacimiento. En la parte de la ribera
izquierda del Paraguay, por el Río Apa, desde su embocadura hasta su nacimiento. En el
interior, desde la cumbre de la sierra de Mbaracayú, las vertientes del Este
perteneciendo al Brasil y las del Oeste al Paraguay, y tirando líneas, tan rectas como se
pueda, de dicha sierra al nacimiento del Apa y del Igurey.
Art. 17. Los aliados se garanten recíprocamente el fiel cumplimiento de los acuerdos,
arreglos y tratados que hayan de celebrarse con el gobierno que se establecerá en el
Paraguay, en virtud de lo convenido en este tratado de alianza, el que permanecerá
siempre en plena fuerza y vigor, al efecto de que estas estipulaciones serán respetadas
por la Rca. del Paraguay. A fin de obtener este resultado, ellas convienen en que, en
caso de que una de las altas partes contratantes no pudiese obtener del gobierno del
Paraguay el cumplimiento de lo acordado, o de que este gobierno intentase anular las
estipulaciones ajustadas con los aliados, las otras emplearán activamente sus esfuerzos
para que sean respetadas. Si esos esfuerzos fuesen inútiles, los aliados concurrirán con
todos sus medios, a fin de hacer efectiva la ejecución de lo estipulado.
Art. 18. Este tratado quedará secreto hasta que el objeto principal de la alianza se haya
obtenido.
Art. 19. Las estipulaciones de este tratado que no requieran autorización legislativa para
su ratificación, empezarán a tener efecto tan pronto como sean aprobadas por los
gobiernos respectivos, y las otras desde el cambio de las ratificaciones, que tendrá lugar
dentro del término de cuarenta días desde la fecha de dicho tratado, o antes si fuese
posible.
Tabla de contenidos
1 Paysandú "la heroica"
2 El sitio de Paysandú
3 Vae victis
4 La leyenda
5 Véase también
El sitio de Paysandú
Hechos más drásticos se produjeron en 1863 tras el inicio de la revolución del caudillo
Colorado Venancio Flores, conocida con el nombre de Cruzada Libertadora. Durante
unos pocos días, en enero de 1864, tropas de Flores sitiaron la ciudad defendida por
Lucas Píriz, pero abandonaron el lugar por la proximidad de las fuerzas del ejército del
gobierno que encabezaba Bernardo Prudencio Berro. Sin embargo, el 2 de diciembre las
fuerzas sublevadas, que contaban entonces con el respaldo de una escuadra fluvial
brasileña al mando del Marqués de Tamandaré, y de tropas argentinas enviadas por el
presidente Bartolomé Mitre, pusieron nuevo cerco a Paysandú.
Bloqueada por vía fluvial y atacada por un ejército que inicialmente sumaba 5500
hombres (4000 de Flores y 1500 del brasileño Souza Netto) y que el 27 de diciembre
ascendió a 15.000 (con la incorporación de fuerzas del brasileño Joao Menna Barreto),
la defensa opuso 1086 combatientes a las órdenes de los Coroneles Leandro Gómez y
Lucas Píriz, entre los defensores de Paysandú se encontraban varios argentinos de signo
federal entre los que se incluyen al célebre José Hernández.
Los auxilios que se esperaban nunca llegaron. El caudillo argentino -el sanluiseño- Juan
Saa ("Lanza seca") fue detenido por el caudillo colorado de Soriano, Máximo Pérez, en
el Río Negro, y el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza se mantuvo neutral, pese a
que uno de sus hijos participó en la defensa.
El 8 de diciembre se convino una tregua que permitió evacuar a parte de las familias y
algunos extranjeros, que pasaron a una isla del río Uruguay bajo jurisdicción argentina.
A pesar de la violencia del bombardeo por mar y tierra, Paysandú, casi destruida,
resistió y la bandera uruguaya aún flameaba en lo alto de la torre de la iglesia. La
situación despertó una oleada de entusiasmo nacionalista en toda el área, si bien el cerco
de los sitiadores impidió toda llegada de ayuda.
Entre tanto, el gobierno de Atanasio Cruz Aguirre, que sucedió a Bernardo Berro,
quemó públicamente en Montevideo las copias de los tratados firmados con el Brasil en
1851 al finalizar la Guerra Grande, como forma de protesta ante el hecho (diciembre de
1864).
Los sitiadores prepararon el asalto final para la madrugada del 31 de diciembre, cuando
un infierno artillero se abatió sobre la ciudad. Los defensores, padeciendo toda suerte de
privaciones, resistieron hasta la tarde del 2 de enero de 1865. Entonces Leandro Gómez
que, junto a Lucas Píriz, muerto en acción el 31, había sido ascendido a General por el
Gobierno de Aguirre, pidió una tregua para enterrar a los muertos a través del oficial
colorado Atanasildo Saldaña, que era su prisionero. Este cumplió el encargo y regresó
con una negativa. En medio de esas gestiones los brasileños entraron al recinto
fortificado abrazándose con los defensores y gritando que se había convenido la paz, lo
que no era cierto. Leandro Gómez y su Estado Mayor se vieron de pronto rodeados y
tomados prisioneros.
Vae victis
Según las versiones de varios analistas del hecho, Leandro Gómez pidió ser conducido
como prisionero no ante los jefes brasileños, sino ante los orientales. Este hecho sería el
que decidiría su suerte. Reclamado como prisionero por el comandante Francisco Belén,
Leandro Gómez fue avistado por el Gral. José Gregorio Suárez, fanático partidario de la
divisa colorada, que ordenó su fusilamiento sin juicio previo.
Junto a Leandro Gómez también fueron pasados por las armas los comandantes Juan
María Braga, Eduviges Acuña y Federico Fernández, únicos oficiales del estado Mayor
sobrevivientes al sitio. Como era de estilo en las guerras civiles en el Uruguay, Suárez
mandó quintar a los prisioneros, unos 600 en total (elegir uno de cada cinco para
ejecutar, al estilo del procedimiento romano de diezmar a las legiones rebeldes) y ya
había comenzado los fusilamientos de otros oficiales cuando la intervención del Coronel
José Muraturi, comandante de la escuadrilla argentina apostada frente a la ciudad,
impidió que el hecho pasara a mayores, invocando una orden de Flores y Tamandaré en
contrario.
Cabe señalar que meses antes, el 4 de agosto de 1864, los defensores de la villa (hoy
ciudad) de Florida, capital del departamento homónimo, también habían sido fusilados
por orden de Venancio Flores, tras la toma de la plaza por parte de éste.
La leyenda
En 1884, y en circunstancias en que el presidente de la época, Máximo Santos, buscaba
promocionarse como una figura política potable para ambas divisas, mandó rendir
honores militares a las víctimas de la Masacre de Quinteros y también a Leandro
Gómez, como forma de respeto hacia los hechos y personajes que ya eran
paradigmáticos de ambos partidos políticos, el Colorado y el Nacional, por más que ni
los "Mártires de Quinteros" representaban a todo el Partido Colorado ni Leandro Gómez
había actuado a nombre de su partido sino de un gobierno fusionista que había
prohibido el uso de las divisas.
Brasil
En los años previos a la guerra, el imperio británico era el verdadero árbitro de la vida económica del país. Acapara el com
exterior, la minería, las finanzas y los servicios públicos, en especial los Ferrocarriles, en el año 1850 compraba el 33 % d
exportaciones y proveía el 55 % de las importaciones.
El Banco Rothschild manejaba la totalidad de los empréstitos externos. Hasta 1861 la balanza comercial era endémicame
y para enjugar esos déficit, comienzan a contratarse empréstitos leoninos en la City (centro financiero de Londres).
Cuando la balanza se torna positiva, las obligaciones de dichos empréstitos consumen el 63% del saldo favorable entre 1
Casi el 65% de aquellos empréstitos, se cursan en las vísperas de la Guerra Contra la Triple Alianza. Cinco años después d
Inglaterra ya habla invertido en el Brasil más de 31 millones de libras esterlinas.
Argentina
Bartolomé Mitre en un discurso pronunciado el 7 de marzo de 1871 decía: "La Fuerza que Impulsa el progreso de la Argen
señores, el capital inglés". En los años previos a la guerra, la Argentina se debatía en una grave crisis financiera, por lo qu
porteña y provinciana jugó a la guerra contra el Paraguay para salir del marasmo.
La deuda externa de la Argentina en 1869, era de 27 millones de libras esterlinas y el 60% estaba en manos de tenedores
singularmente a través de la banca Barig.
Paraguay
La deuda externa del Paraguay de los López era cero. Aunque el país no hubiera albergado inversión foránea, tampoco ha
contraído deuda externa, ni para la adquisición de armamentos o maquinaria, ni para la confrontación de técnicos. Todas
operaciones comerciales se hacían al contado.
El Dr. José G. Rodríguez de Francia comenzó la organización de un estado soberano, prohibiendo cualquier forma de infilt
extranjera para sustraer su riqueza y da un ejemplo práctico de participación comunitaria en la economía del país. Se esta
Paraguay el "Socialismo de Estado", sistema socioeconómico totalmente contrario al Liberalismo, al "libre comercio", impu
imperialismo Inglés.
Fruto de ese Socialismo de Estado, el Paraguay empieza a tener una superproducción; los depósitos en los campos y en A
están llenos. Si hay excedente de producción para el pueblo, corresponde al Estado exportar ese excedente para transform
niquelas (niquel dinero) que vengan a impulsar el progreso interno, modernizando los propios medios de producción.
Ese contraste finalmente, va a provocar la guerra impulsada por sus vecinos, instigados por el capital inglés, manipulando
brasileños y argentinos, cuando la gran potencia imperialista, comienza a sufrir sus propias contradicciones internas y per
fuentes de materia prima en el exterior, al mismo tiempo que ella, necesita exportar sus excedentes industriales.
La no solución de ese problema, por parte del Dr Francia y posteriormente por los López (Carlos Antonio y Francisco Sola
Determinarían la Guerra.
El Dr. Francia decía: "Sin independencia económica, no puede existir Independencia política".
Esas razones económicas, determinaron a largo plazo, los motivos de la guerra, que fueron disfrazados por "razones polít
destrucción del Paraguay por parte de los títeres de Inglaterra.
El imperialismo inglés se estableció en el dominio de pueblos enteros por la fuerza, sometiéndolos y explotándolos en form
humillante, como en la China y la India. Aparte, la corona se nutrió de la piratería, piratas como Sir Francis Drake, saquea
robaban por todo el mundo.
Inglaterra tiene por tanto toda una herencia colonialista a preservar, para mantener la explotación económica que realiza
parte del mundo.
Para que esa explotación sea eficiente, es preciso establecer un equilibrio en el sistema de expoliación que garantice algu
del banquete internacional a las sub-potencias. Cualquier cambio en ese sistema influiría peligrosamente en el "status quo
establecido por la corona.
Por tanto, toda una estructura económica mundial conspira para que
Inglaterra no permita ningún cambio en el sistema liberal, aún cuando ese
cambio se dé lejanamente, en un país qué apenas figuraba en el mapa,
como era el Paraguay.
Porque esa autónoma Republica, con una economía propia y no sometida a
la explotación del imperialismo inglés, puede modificar el status quo en el
Río de la Plata, posibilitando la atracción de otros; intereses de otras
potencias.
Al mismo tiempo se define una estrategia económica de resultados excelentes para Inglaterra: Brasil, Argentina y Urugua
para destruir al Paraguay, necesitando capital para sustentar la guerra, dicho capital lo aporta la corona británica, estable
total dependencia de los aliados al Imperialismo Inglés. Las deudas provocadas por la guerra, hacen que los aliados sean
un déficit económico desproporcionado, que va a sangrar para siempre el organismo político, social y económico de los al
Sólo hubo un ganador: Inglaterra En todas las guerras, los únicos que ganan son los financistas y los vendedores de arma
forma se destruye al Paraguay, que se oponía al status quo de la dominación económica, y a la vez, se subyuga totalmen
aliados que lo destruyeron.
Las causas reales, las que se mantenían en la penumbra de las comunicaciones extra oficiales, las que se valían de los m
ocultos, pequeños sabotajes, omisiones y convenientes casualidades. Muchas de ellas se escamotearon a la visión pública
extraño aunque comprensible pudor político de quienes la concibieran, planearen o ejecutaran. Fue la razón por la que el
la Triple Alianza, fue en secreto.
2) El creciente poderío económico y militar paraguayo que representaría en el futuro mayores resistencias a las pretensio
hegemónicas del Brasil.
3) La crisis del Uruguay con la instigación e intervención de las fuerzas brasileñas en beneficio de la revolución de Venanc
para el derrocamiento del presidente Bernardo Berro, amigo del Paraguay.
(*) Rutherford Birchard Hayes (1822-1893), 19º presidente de Estados Unidos (1877-1881), cuyo mandato marcó un cambio tras la guerr
reclamó la anexión de Nueva Burdeos, hoy Villa Hayes a su territorio, el fallo del presidente, Rutherford B. Hayes, que medió en el conflicto, per
población continuase bajo el control de Paraguay.
Nota de Redacción: Agradecimiento al Señor Juan Carlos "Coco" Bernabé, el habernos facilitado nuestra tarea en la confección de esta sección