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MOVIMIENTOS SOCIALES Y DEMOCRACIA PARTICIPATIVA EN EL

PERÚ DEL SIGLO XXI

En el contexto de la crisis económica, política, ecológica y social por la que


atraviesa nuestro país, los movimientos sociales se presentan como formas de
participación ciudadana en la vida política. La activa participación ciudadana, a través
de acciones colectivas, no es un fenómeno reciente, desde el inicio de la década del 70
del siglo pasado la participación ciudadana en movilizaciones populares fue aumento.
El inicio del siglo XXI esta marcado por un momento particular en la historia
peruana, el proceso de transición de una democracia dirigida a una democracia formal.
Entendemos por democracia dirigida a los gobiernos que son democráticos solo en
teoría, pero que en la práctica tienen un absoluto control de los poderes del Estado y
llegan a desenvolverse como un sistema autoritario manejado por un pequeño núcleo de
poder. Por otro lado, comprendemos por democracia formal al sistema político donde
las normas constitucionales son respetadas generando igualdad entre los ciudadanos y
los poderes del Estado conservan independencia y decisión. En este tipo de democracia
las normas constitucionales también pueden ser vulneradas sin perder la imagen
democrática.
Durante los últimos 10 años del siglo XX, Fujimori y Montesinos gobernaban
con total control de instituciones publicas, poderes del Estado, medios de comunicación,
sin respeto a la igualdad jurídica, ni mayor atención a las protestas populares, tomando
como premisa la desarticulación de sindicatos y gremios para evitar la asociación de los
ciudadanos. Todo este accionar con el aval de las Fuerzas Armadas que les brindaron
autoridad represiva. La corrupción fue otro de los instrumentos que les sirvió para el
manejo de personajes públicos.
En los últimos de la década del 90 la sociedad civil, es decir, grupos de la
población organizada que deciden tener participación en la vida pública, junto a los
partidos políticos iniciaron protestas populares en contra del gobierno de turno. El
autoritarismo, la corrupción evidente y la falta de libertad de opinión fueron
desencadenantes de un movimiento social generalizado que insertó al país en una
transición democrática que generó el inicio de una democracia formal.
La democracia formal, a la que ingresamos a partir del 2001 con la Asunción al
poder parte de Alejandro Toledo y que continúa en el actual gobierno, puede ser
explicada como un sistema social en el cual existe una división e independencia de los
poderes del Estado, una formalidad democrática en la elección de representantes, la
presencia de medios de comunicación no estatales, un parlamento que garantiza la
representación popular a nivel político y el reconocimiento del pueblo como fuente de la
legitimidad del gobierno. Estos elementos existen solo en la formalidad, pues dentro de
la estructura estatal aparecen mecanismos que le permiten al gobierno manejar los
medios de comunicación a través de la publicidad que el Estado contrata.
A nivel de representación popular, los peruanos no se sienten representados por
los parlamentarios y mucho menos por algún partido político. Los poderes del Estado,
que deberían de conservar su autonomía, se encuentran dirigidos por representantes del
partido de gobierno lo cual les quita independencia. La igualdad jurídica que debe tener
todo sistema democrático es relativa pues no todos los ciudadanos son tratados por
igual, se elaboran leyes para afectar o beneficiar a grupos determinados. Por otro lado el
Estado no reconoce al pueblo como fuente de legitimidad y el pueblo se siente
vulnerado es sus derechos. Se vive una democracia formal, pero no real.
A pesar que este tipo de democracia se presenta como un sistema de igualdad y
justicia, se debe tomar en cuenta que nos encontramos en medio de una crisis de
partidos y representatividad política. Una encuesta de la empresa Apoyo, realizada a
nivel nacional, señala que el 81% de los peruanos no se sienten representados con algún
partido y el 67% ha perdido la credibilidad sobre el funcionamiento democrático al
interior de los partidos políticos1. Estas cifras son alarmantes pues demuestran que la
opinión pública percibe la democracia actual como un sistema no funcional para los
fines de igualdad y justicia que el país necesita. Pero en respuesta a lo anterior una
encuesta de la Universidad de Lima señala que el 79.6% de los limeños considera que la
democracia debe ubicarse entre los puntos de mayor importancia de la educación
nacional2. Ambos datos demuestran que los peruanos consideran que el funcionamiento
de la democracia peruana es ineficaz y que se hace urgente una formación democrática
que nos permita salir del atolladero.
Es en ese contexto, que los movimientos sociales aparecen como solución a
problemas colectivos. Al no sentirse representados por los partidos políticos y con la

1
Las cifras son tomadas de los resultados de la encuesta realizada por Ipsos Apoyo y publicada en El
Comercio del lunes 15 de febrero del 2010.
2
Datos tomados de GOP de la IX Encuesta Anual sobre Educación en Lima Metropolitana y Callao,
realizada entre el 13 y 14 de febrero del 2010.
percepción de vivir en una democracia irreal, la población encuentra en la protesta
formas efectivas de solución, a través de la participación popular.
Los movimientos sociales son formas de acción colectiva mediante las cuales el
pueblo protesta y lucha por los derechos del grupo. Estos aparecen en situaciones de
conflicto que exacerban a las mayorías, y por lo tanto, intentan dar solución a sus
problemas mediante la protesta con el fin de llegar a acuerdos que permitan soluciones
participativas e igualitarias. Una de las particularidades de estos movimientos es que las
personas que lo integran tienen en común ser afectados por el mismo problema y optan
por la transformación de su realidad a través de la acción colectiva, es decir, logran
ejercer una democracia participativa.
En el caso de las Fuerzas Armadas (FFAA) y Policía Nacional del Perú (PNP)
están son comprendidas como aparatos represivos del Estado que le permiten a este
último ejercer autoridad y respeto hacia la población. Durante los últimos años del Siglo
XX ambas instituciones se desprestigiaron por su apoyo al régimen autoritario, se creó
entonces una suerte de divorcio social en la cual los aparatos represores no gozan de la
absoluta confianza por parte del Estado, la sociedad no cree en clase política ni en la
democracia y las FFAA y PNP se encuentran enfrentadas a ambas. Si bien es cierto que
aún estamos en un proceso de reconciliación nacional un paso fundamental es
justamente la reconciliación de estos tres actores sociales.
Dos hechos claves para comprender el problema planteado son el caso Bagua y
la huelga de la PNP y las FFAA. El primer caso brinda luces sobre como los intereses
de trasnacionales pueden interferir en las políticas nacionales y que a razón de esto el
gobierno desconozca el derecho de los ciudadanos, convirtiéndose así en un modelo
autoritario que solo pudo ser revocado mediante la protesta popular masificada a nivel
nacional. Los movimientos sociales, llenos de indignación, reaccionan contra el
autoritarismo estatal logrando ejercer el derecho de igualdad jurídica y la soberanía
popular sobre los gobernantes. Por otro lado la huelga policial marca un precedente de
sumo cuidado en el estado de derecho peruano pues luego de casi 30 años la policía y
las fuerzas armadas levantan su voz de protesta exigiendo sus derechos como cualquier
trabajador, exigen un aumento de sueldo como producto de las necesidades a que la
crisis los ha llevado. El gobierno responde a este reclamo con represión directa
aplicando medidas coercitivas contra su propio aparato represor. Este último caso es de
especial cuidado pues la primera manifestación policial que solicitaba aumento de
sueldos se realiza desde la clandestinidad, es decir, que los miembros que protestan lo
hacen con miedo a las represalias que el Estado pueda tomar, pero el segundo acto de
protesta lo hacen abiertamente y con el uniforme a la vista lo que significa que a nivel
institucional se ha perdido miedo al Estado ya su represión. Una forma directa de iniciar
el enfrentamiento.
El presente trabajo analiza como es que en el Perú actual los movimientos
sociales se convierten en derroteros para la construcción de una democracia
participativa en la cual los ciudadanos se encuentren en capacidad de regular las
acciones de sus gobernantes, es decir, lograr la participación de la sociedad civil con el
fin de que la soberanía y legitimidad popular sea respetada por el gobierno.

Democracia, una aproximación desde la teoría


Etimológicamente el término democracia proviene de dos voces griegas:
“demos” que puede entenderse como pueblo y “krátos” que es entendida como poder o
gobierno; es decir, que el termino democracia alude a la idea de un gobierno en el cual
el pueblo se encuentra en capacidad de hacer ejercicio de poder. Entendemos por poder
a la capacidad que tiene un individuo o un colectivo de poder tomar decisiones que
afecten en lo económico y social a un grupo mayor. Durante muchas etapas de la
historia, incluyendo la actual, el termino democracia ha sido usado para definir una de
las tantas formas de gobierno. Norberto Bobbio considera que:

“Desde la edad clásica hasta hoy el término “democracia” ha sido


siempre utilizado para designar una de las formas de gobierno, o sea
uno de los diferentes modos con que puede ser ejercido el poder político.
En particular designa aquella forma de gobierno en la cual el poder
político es ejercido por el pueblo […] puesto que el concepto de
democracia pertenece a un sistema de conceptos que constituye la teoría
de las formas de gobierno, ello no puede ser comprendido en su
naturaleza específica sino en relación con los demás conceptos del
sistema, de los cuales delimita la extensión, siendo a su vez delimitado
por ellos.” (Bobbio, 1978)

Pero la democracia, más allá de ser un concepto que determina una forma
particular de gobernar, intenta explicar que se trata de un tipo de gobierno donde la
mayor preocupación debe radicar en comprender al pueblo, escucharlo y conocer sus
necesidades. Solo así es posible lograr una integración de los más excluidos en la
sociedad. Sobre este aspecto Eric Hobsbawn señala que:

“La esencia de la democracia es que el gobierno tiene que tomar en


cuenta lo que el pueblo quiere y no quiere. No hay ningún mecanismo
eficaz para hacerlo: el gobierno representativo no es muy eficaz. A veces
funcionan mejor la prensa o los movimientos directos”. (Hobsbawn
2007)

En democracia, el poder del pueblo siempre debe estar en constante capacidad


de decidir el destino del grupo al que pertenecen. Pero, ¿qué pasa cuando a los
integrantes del pueblo los marginan o los excluyen? El Perú es un país centralizado que
no logra una total integración debido a la totalidad de decisiones políticas que se
ejecutan desde la capital, y en la capital las decisiones son tomadas por una minoría que
llega al poder por el uso de influencias o el manejo de su capacidad económica 3. Los
sectores populares y la clase media son los grupos sociales que no tienen acceso a la
llamada democracia formal en la que vivimos, se convierten en electores sin mayor
oportunidad de ser elegidos, son excluidos por el propio Estado que los obliga a
elegirlos. Viven una pobreza de participación y elección, Gustavo Gutiérrez nos señala
que:

“El término pobre encierra una realidad compleja. Tal vez la mejor
aproximación a ella consiste en decir que el pobre es el insignificante,
aquel que no es relevante para la sociedad y cuyos derechos mas
elementales a la vida, libertad y la justicia son violados
permanentemente.” (Gutiérrez 1988:396)

Luego de conocer este concepto pobreza y relacionarlo con el hecho de que el


grupo mayoritario es incapaz de tener participación formal por la condición en la que se
encuentran, debemos preguntarnos ¿de qué democracia hablamos? Si la mayoría de
ciudadanos no percibe la democracia y por lo tanto no se sienten en capacidad de poder
3
Para participación electoral existen requisitos que en la formalidad permite a todo ciudadano ser parte
del proceso. La realidad es otra. Para acceder a una postulación los partidos políticos, en su mayoría,
solicitan aportes económicos, que sobrepasan el ingreso promedio de los peruanos. La oportunidad de
participar en las elecciones se torna casi imposible y se convierte en un negocio al que solo accede un
reducido grupo de ciudadanos. Existen muy pocas excepciones de lo expuesto.
participar en la misma. La democracia aparece para ellos como un concepto imaginado
y excluyente que no les permite tener capacidad de decisión sobre los asuntos que
competen el devenir de la vida política y social de colectivo en que viven. La pobreza
no se acaba con el acceso a los bienes materiales, las alternativas de solución a la
pobreza deben incorporar la capacidad de decisión las personas, es decir, democracia.
Amartya Sen, premio Nóbel en economía, señala que una forma de acabar con la
pobreza es otorgando libertad de decisión a las personas, es decir, haciendo ejecución
total del concepto democracia. Pero dejemos que el mismo Sen lo explique:

“En todo el mundo hay muchas personas que sufren muchos tipos de
privación a la libertad. En algunas regiones continúa habiendo
hambrunas que niegan a millones la libertad básica de sobrevivir […] la
libertad política y las libertades civiles son importantes por si mismas
[…] estas privaciones restringen la vida social y política y deben
considerarse represivas, aun cuando no causen otras aflicciones.” (Sen
2000:33)

La visión que nos entrega Sen parece ser utópica pero es una propuesta en la que
la opción por el pobre, marginado, o excluido social aparece como respuesta al
problema que planteamos. Si tomamos en cuenta que el Perú es un país con gran
desequilibrio social y donde hemos tenido una democracia poco estable la propuesta de
Sen y Gutiérrez aparecen como dos opciones primordiales para generar soluciones. En
el Perú la poca continuidad de los gobiernos democráticos ha causado que cada
generación se individualice y no se creen continuidades de un trabajo por la defensa de
la democracia.
La democracia de los jóvenes
Los jóvenes del Perú actual no guardan en su memoria el recuerdo de buenos
tiempos, así lo afirma el informe que presenta el Programa de Naciones Unidad Para el
Desarrollo (PNUPD 2008). Con lo expuesto podemos comprender que si este recuerdo
no es positivo no se pueden reproducir buenos modelos a seguir. Merleau–Ponty (1945)
señalaba que solo el recuerdo permite continuidad, en el caso de la historia peruana
actual podemos mencionar que el registro de la memoria es un acto constante que esta
en función del momento, los hechos y la perspectiva de clase que cada grupo social
tiene.
El recuerdo de los jóvenes peruanos de esta primera década del siglo XXI es
totalmente opuesto al recuerdo de sus padres o abuelos en materia de democracia. Sus
padres y abuelos viven con el recuerdo de haber vivido en un país sin una democracia
constante, una democracia interrumpida por gobiernos golpistas, pero a pesar de ello,
han generado un recuerdo de luchas por la democracia y compromiso con su país.
Los jóvenes peruanos de hoy en día guardan en la memoria recuerdos de una infancia
plagada por la violencia subversiva y la pobreza. Debemos agregar que la incertidumbre
de la violencia política, apagones frecuentes y discusiones sobre si nuestro país era
viable para una propuesta de desarrollo generaron en los jóvenes de este nuevo Perú la
expectativa de trabajar en conjunto por el desarrollo nacional. Estos son elementos que
nos llevan entender porque los jóvenes han generado mayor sensibilidad por los
problemas de su país. Ellos, por una condición de humanidad, son los mas preocupados
por establecer un cambio en el devenir social. Los jóvenes de hoy toman mayores
iniciativas para este cambio, según el informe del PNUD 2008:

“Es muy posible que los jóvenes peruanos de ahora hayan ido más allá
que sus antepasados respecto al escepticismo sobre la sociedad y las
instituciones nacionales. Que aumente su pragmatismo y que se
refuercen las opciones individuales, puede parecer natural ante los
débiles resultados visibles del proceso republicano y de la política más
reciente. Pero esta percepción escéptica, tampoco es muy diferente a la
posición adoptada por los adultos, en la medida que la decepción es
general.” (PNUD 2008: 127)

Para Pensar
Si miramos la historia peruana, que se acerca al bicentenario de su
independencia, podemos comprender que en los casi 200 años de trayectoria no hemos
tenido grandes cambios para mejorar la democracia. No tanto por la extensión de
tiempo sino por la intensidad de los procesos vividos en el trayecto de conformación
política y participación ciudadana sobre el destino del país. “El futuro está en los
jóvenes” reza una vieja frase que en el Perú del siglo XXI se convierte en una
necesidad. Debemos apuntar, desde nuestro trabajo, a que los jóvenes sean los
protagonistas de la nueva historia que comenzamos a construir.
BIBLIOGRAFÍA
Bobbio, Norberto
1978 Democracia y Dictadura. Tomado de:
http://www.robertexto.com/archivo3/democr_dictadura.htm
Gutiérrez, Gustavo
1988 Teología de la liberación. 6ta edición. Lima. CEP
Hobsbawm, Eric
2007."La historia del siglo" entrevista para el suplemento de cultura "Revista Ñ" del
diario Clarín, edición sábado 9 de junio
Programa de las Naciones Unidad Para el Desarrollo
2008 Democracia Imaginada.
Sen, Amartya
2000 Desarrollo y Libertad. Buenos Aires. Planeta.

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