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PREDICACION 3

QUE NO TE ENGAÑEN
 
José Antonio Cano Mirazo
 
 
Colosenses 2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según
las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. 
 
Quiero Hacer énfasis antes de iniciar que esta palabra el apóstol Pablo la está enviando a la
iglesia de Colosas, precisamente a los hermanos en Cristo. No es una palabra que el apóstol
Pablo haya dirigido a los incrédulos, es una palabra que dirige a la Iglesia. Y en esta palabra
está haciendo énfasis en algo que es muy importante el apóstol: está hablando de dos formas
de engaño que el enemigo utiliza para desviar y para engañar a la iglesia de Cristo, al Cuerpo
de Cristo, a los creyentes.
 
Y estas dos formas son: 1).- Las filosofías y 2).- las huecas sutilezas.
 
Las filosofías, ¿qué son? Son doctrinas que pretenden dar explicación al sentido de la
existencia humana, así como guiar al hombre en su forma de vida. Son por lo tanto, doctrinas
que no tienen nada que ver con la palabra de Dios. No son doctrinas sacadas de la Biblia; o en
algunos casos toman algunos contextos, algunos versículos y son manipulados para diversos
propósitos pero, no está plasmada la voluntad de Dios como está escrita en la Biblia.
 
Y las huecas sutilezas: Se refiere a conceptos que no tienen fundamentos racionales y por lo
tanto crecen de valor. Una hueca sutileza es algo que vienen y te dicen y no tiene ningún valor,
no tiene ningún beneficio, no te sirve para nada. Y el apóstol Pablo lo ubica de una manera
muy especial: “hueca sutileza”. No es una filosofía, no es una doctrina, no es una ciencia, es
algo que no tiene ningún valor. Y le dice a la Iglesia: ¡Cuidado!

Alerta al creyente el apóstol de que no vayan a caer precisamente en el engaño de doctrinas


que se crearon por las propias tradiciones de los hombres, y por los conceptos resalta que
rigen al mundo. Nosotros como dijo nuestro Señor Jesucristo: Aunque estamos en el mundo no
somos del mundo. ¡Ya no!  Ahora somos de Cristo Jesús, ahora somos de un reino celestial y
somos diferentes al mundo.  ¡Gloria a Dios! Y a mí me maravilla, y la verdad me agrada mucho
este concepto del Señor.

Dice el apóstol Pablo y te alerta, y te dice: ¡cuidado, porque hay enseñanzas que van en contra
aun de lo que establece nuestro Señor Jesucristo, no son de Jesucristo, van en contra de lo
que dice la Palabra e Dios! ¡Cuidado!
 
Una persona de acuerdo a lo que está diciendo el apóstol Pablo, puede ser engañada con
tradiciones, con ritos, con costumbres, con creencias, con muchas cosas más; sobre todo
cuando no tiene conocimiento de las Escrituras, cuando las ignora. Cuando por su
desconocimiento o por su ignorancia, sigue los conceptos y los preceptos del mundo.
 
La gente hace tradiciones, hace ritos y costumbres y muchas cosas más, hace religión, hace
religiosidad, ¿por qué? Porque desconoce la Palabra de Dios, desconoce la voluntad de Dios,
no sabe lo que dice. Y por tanto, hace lo que le dicen que tiene que hacer, o hace lo que cree
que debe hacer, que es bueno. Toma de diferentes lados conceptos y adopta los que más le
convienen para estar bien.
 
Resulta hasta cierto punto entendible, que la gente por ignorancia se deje guiar por estas
doctrinas erróneas, estas doctrinas de hombre. Pero que el creyente siga precisamente las
tradiciones y los rudimentos del mundo por ignorancia o por gusto, la verdad es una vergüenza
que así sea.
 
Cobran vida las palabras dichas por Dios a través del profeta Oseas, cuando dijo: mi pueblo fue
destruido porque le faltó conocimiento (4:6). El Señor no se estaba refiriendo a través del
profeta a la gente de fuera, la gente que no conoce de Dios, se estaba refiriendo a los de
adentro. Y nuestro Señor hoy nos vuelve a hablar del mismo modo. Y hoy en la profecía el
Señor vuelve a decir: cuidado con las tradiciones, no las sigas, no las busques, no las hagas,
no te llevan a ningún lugar, para qué las vas a hacer.

Tenemos que conocer las Escrituras para saber qué es lo que tenemos que hacer, qué
tenemos que seguir, qué tenemos que dejar. Necesitamos un conocimiento pleno. Hoy día el
cristiano está siendo destruido, y esto causa tristeza, causa dolor en el corazón del Señor. Y no
precisamente porque le falte conocimiento, sino porque le falta compromiso, le falta conversión.
 
Al cristiano hoy día le falta una conversión real al Señor, prefiere vivir en la comodidad, prefiere
vivir superficialmente el cristianismo. Ya de hecho pues se le denomina con estas palabras
adoptadas de otro idioma como “Los cristianos ligth”, “iglesias ligth”, en donde no hay
compromiso con el Señor.
 
Mira, tú ven a la iglesia, tú te congregas, tú no te preocupes, tú alabas al Señor, tú escucha la
predicación, levantas tus manos, gritas gloria a Dios, aleluya (cuando se puede porque hay
iglesias que no lo permiten), y tal vez lloras un momento y te vas y sigues tu vida normal. Ah si
te es posible te arrodillas, que para impactar más al Señor, te postras rostro en tierra, te untas
ahí en el suelo aunque te ensucies. Y la gente cree que con eso ya su comunión, su relación
con Dios está perfecta. Y sale de la iglesia y sigue una vida normal, sin conversión, sin
compromiso.
 
¡Qué tristeza ser así! Qué triste que el Señor vea que nuestra actitud en la iglesia es una, y
fuera de la iglesia es otra. Qué triste es ver que venimos a la iglesia con una determinada
aparente actitud, y nuestro corazón está puesto en otras cosas. Y seguimos haciendo y
seguimos cayendo en lo que no debemos como dice el apóstol Pablo.
 
Cuidado con las filosofías, cuidado con las huecas sutilezas porque son creadas por las
tradiciones de los hombres, son creados según los rudimentos del mundo. ¿Y el cristiano? Ay,
derechito, clavado, no se fija, no discierne, no le interesa cambiar, sigue como va caminando
con una inercia, y así se la pasa. Y eso es grave.
 
En términos generales hacemos las tradiciones porque así nos enseñaron, porque había un
desconocimiento de la verdad. En términos generales nuestros padres no conocieron las
Escrituras. Yo recuerdo que cuando era niño que aun en este país las misas eran en latín.
Quién iba a entender nada, quién iba a saber nada. Ahora dicen: Es que ahora en la iglesia
popular, en la idólatra se lee la Biblia. Sí, será un pasaje del Evangelio; dices: Bueno. No se
enseñaba, no se sabía.
 
Al campanazo la gente se paraba, y al otro campanazo la gente se sentaba, y un campanazo
más la gente se arrodillaba. Y otro campanazo y la gente se paraba. Todo mundo sabía lo que
tenía que hacer, así como autómata.
 
La gente asiste a iglesias cristianas en donde están llenas de tradiciones, en donde no hay un
fluir de la Palabra, en donde no hay una doctrina sana. Hay doctrinas manipuladas, doctrinas
que no son de Dios, donde se cumple mucho lo que dice aquí el apóstol Pablo en Colosenses
2:8. En donde hay filosofías, huecas sutilezas, donde la gente sigue haciendo las tradiciones
porque eso llena su corazón.
 
¿Por qué? Porque hay una ausencia del Espíritu Santo. Cuando el Espíritu Santo no toma
control del corazón, del interior de la persona, la persona no puede hacer las cosas de Dios,
tiene que llenar ese vacío, ese hueco que está en su interior con tradiciones, con ritos, con
religión, con otras tanta cosas.
 
El apóstol Santiago lo dijo de una manera muy clara: Someteos a Dios. Lo primero que
tenemos que hacer es someternos a Dios, buscar su voluntad, llenarnos del Señor para
entonces resistir al diablo y echarlo de nuestra vida. El apóstol Pablo lo expresó de otro modo,
lo dijo así: No os embriaguéis con vino, antes sed llenos del Espíritu Santo.
Y mientras el cristiano no sea lleno del Espíritu Santo seguirá las tradiciones, la religión,
seguirá costumbres, seguirá ritos porque eso va a llenar su interior, eso le va a hacer sentir
bien, con eso va a creer que está en una plena comunión con Dios. Ah es que yo hago ciertas
tradiciones religiosas, y ya estoy en comunión con Dios. ¡No, en lo absoluto, para nada! Estar
en comunión con Dios es mantener una relación estrecha con el Señor, estar llenos del Espíritu
Santo.
 
Hay quienes celebran las tradiciones por presiones sociales, por presiones familiares, por
presiones de conocidos. Pero la realidad es que muchas de las veces hacemos las tradiciones
porque nos agrada. Y tomamos los pretextos y tomamos excusas, pero la verdad es que nos
agrada hacer ciertas tradiciones.

Dios quiere que nuestra fe sea sana, sea limpia, sea pura; que nuestra doctrina sea igualmente
de acuerdo a su voluntad, una doctrina sana. Que dejemos a un lado toda tradición, todo rito,
toda costumbre, toda religión y los conceptos que rigen al mundo porque éstos nos apartan de
Dios.
 
Tito 1:13-14 Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean
sanos en la fe, 14no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se
apartan de la verdad. 
 
El apóstol Pablo está ubicando ahora y le está dando el mensaje a Tito; las cartas a Tito y a
Timoteo son cartas a la iglesia de una manera bien específica, para guiar a la Iglesia. Y le está
diciendo que por hacer caso a tradiciones y a mandamientos de hombres, la humanidad se ha
apartado de la verdad. O no se ha querido acercar a Dios precisamente por hacer las
tradiciones, se ha alejado de Dios. No quiere estar en comunión con el Señor, prefiere fábulas
judaicas, prefiere tradiciones, prefiere religión, prefiere otras cosas.
 
Y es importante observar cómo dice aquí el apóstol Pablo, que no atiendan a fábulas judaicas.
A los judíos les fue entregada la Ley de Dios, los Mandamientos, Dios se los entregó a ellos, y
sin embargo, está diciendo que no están conformes con la voluntad de Dios, con sus
Mandamientos, con la Ley, con los principios, con todo  lo que establece el Señor en su
Palabra, sino que aun se han creado fábulas, cosas que no tienen nada que ver con la palabra
de Dios para llevarlas a cabo.
 
Hay libros importantes para los judíos escritos por los considerados “sabios”, los sabios
antiguos. El Talmud, ¡Wow! Qué maravilla el Talmud, y es importante lo que ahí dice. Y le dan
más preferencia al Talmud que a la Biblia, que a la Torá, ¡cómo es posible! Y el apóstol Pablo
lo advirtió, y vio que en la iglesia había este problema, que los creyentes hacían más caso a las
fábulas que a la Palabra de Dios.
 
Y dice el apóstol: ¡Esto está mal! No tienen que hacer las tradiciones, los ritos, aunque lo digan
los judíos. Tienen que hacer la Palabra de Dios. Claro, es más fácil cumplir con las tradiciones
que establece el hombre y aun la religión, que cumplir con la voluntad de Dios, es mucho más
sencillo. Es más fácil y es más cómodo y no implica ningún compromiso hacer tradiciones. Nos
agradan las tradiciones, son bonitas, están puestas precisamente para llenar ese vacío del
hombre, y para que no busque la presencia de Dios.

Yo te doy algo para que llenes tu vacío interior, y de este modo te mantengas entretenido y no
busques la presencia de Dios, no busques la llenura del Espíritu Santo, te conformes con la
tradición. Es más agradable, no te compromete, no causa conflicto. Quiero hacer énfasis en lo
que le dijo Pablo a Tito: Tito 1:13-14 Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos
duramente, para que sean sanos en la fe.
 
Pero cuando viene una reprensión fuerte a la iglesia de Cristo hoy día, de acuerdo a la Palabra
de Dios, nos hacemos los ofendidos, no nos agrada, no nos gusta que nos hablen fuerte.
Preferimos las cosas bonitas, preferimos que nos digan que todo está bien, que somos muy
lindos, que somos maravillosos, que somos unos excelentes hijos de Dios.
 
Ay como me encanta ver en internet a las hermanitas que ponen en sus muros: Soy princesa
de Dios, porque soy hija de Dios. Soy hija, una princesa y todo mundo debe tener cuidado
conmigo. Ah, ¿pues qué crees? Yo soy príncipe de Dios, y estamos en igualdad de
circunstancias, porque yo también soy hijo de Dios, soy hijo del Rey, soy príncipe.
 
Y veo que los que más suben esas imágenes de que soy princesa, y cuidado, tú eres una
princesa, y princesa de Dios y no te dejes, eres princesa… En su gran mayoría son las que
menos comprometida están. No todas, pero una gran mayoría.
 
El Señor Jesús incluso habla al respecto a lo que le dijo Pablo a Tito.
 
Mateo 15:3 Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento
de Dios por vuestra tradición? 
 
El Señor les está hablando a los fariseos, a la gente que conoce la Palabra de Dios, les está
hablando a los escribas, a los que conocen la ley y la enseñan y la trasmiten, y el
Señor le habla a ellos precisamente. Y les dice: cómo es posible que ustedes los que conocen
la Palabra, los que conocen la Ley, los que conocen los Mandamientos hacen a un lado los
Mandamientos y la ley de Dios por las tradiciones.

Como decía hace un momento, los judíos agregaron una gran cantidad de tradiciones
religiosas a su vida cotidiana, e hicieron a un lado los Mandamientos y las leyes de Dios. Los
líderes religiosos de aquella época, los fariseos, los escribas y los maestros de la ley pusieron
las tradiciones por encima de la ley de Dios. Era más importante hacer la tradición que cumplir
la ley de Dios.
 
Dice la Escritura: quebrantáis el mandamiento de Dios. Quebrantaron la ley de Dios, ¿por qué?
Por hacer tradiciones. No les importó lo que dice la Escritura, no les importaron los
Mandamientos, no les importó la ley; les importaron sus tradiciones. Y Jesucristo les pregunta,
cómo es posible que ustedes también lo hagan cuando lo conocen.
 
Hoy día que la gente del mundo haga tradiciones es entendible porque viven en la ignorancia,
pero que el cristiano las haga es inconcebible. Que el cristiano haga o hagamos a un lado los
mandamientos de Dios, hagamos a un lado la Escritura, la cerremos y como que no la
conocemos para traer la tradición, para no dejar la tradición, eso es pésimo, eso está grave.
Debemos tener conciencia de la Ley de Dios.
 
¿Por qué Dios se habrá tardado tantísimos años, 1,500 años en escribir toda la Biblia, para que
nosotros no la tomemos en cuenta? ¿Para qué hizo todo esto el Señor?  Hoy el creyente
religioso es lo que hace, lo mismo que hacían los fariseos, lo mismo que hacían los judíos 800
años antes de Jesucristo, exactamente lo mismo.
 
Por sí mismas las tradiciones no son malas, el problema está en que se cae en el engaño que
se da por sentado que por practicarse las tradiciones desde la antigüedad, éstas son sagradas,
éstas son de Dios, éstas nos mantienen en una buena relación con Dios. Y se le da más
importancia a las tradiciones que a la ley de Dios. ¡Cuidado, está mal! 
 
Jesucristo utilizó una palabra y dijo: Cuidado, por las tradiciones se quebrantan los
mandamientos de Dios. Quebrantar es romper con violencia. Quebrantar es violar, es profanar;
en este caso la Palabra del Señor. La ley de Dios es violada, es trasgredida, es profanada,
¿por qué? Por las tradiciones. Porque le damos paso a las tradiciones, porque no hacemos la
voluntad de Dios.
 
Si nosotros cambiáramos esta palabra aquí en Mateo diría así: Mateo 15:3 Respondiendo él,
les dijo: ¿Por qué también vosotros rompen con violencia, violan, profanan el mandamiento
de Dios por vuestra tradición? Palabras fuertes de nuestro Señor Jesucristo. Ah pero queremos
creer que Jesucristo solamente es amor, él es muy lindo, él no nos regaña, él acepta todo lo
que nosotros queramos y nos da los tiempos que nosotros necesitamos para cambiar, estamos
en la gracia.
 
Jesús habla fuerte al hombre, insisto, le ha sido más fácil crear tradiciones y cumplirlas que
hacer la voluntad de Dios, es más sencillo. La gente hoy día conoce más las tradiciones
religiosas que la Palabra de Dios. Es más, gente que ni siquiera cree en Jesucristo, que no
sabe a qué vino a este mundo ni por qué murió, cumple con las tradiciones religiosas.  Gente
completamente mundana, atea, idólatra la oyes en estas fechas decirte: ¡Feliz
Navidad! Ja, jagracias.
 
¿Sabes lo que significa lo que me estás diciendo? No, no lo saben. Y que no lo sepa el mundo
vuelvo a lo mismo, bueno, es el mundo. Pero que el cristiano, un alto porcentaje del pueblo de
Dios, que el cristiano guarde las tradiciones como si fueran mandamientos de Dios ¡está mal!
Que se les olvida que las tradiciones fueron hechas por el hombre y por lo tanto no están
establecidas en la Palabra del Señor, ¡es grave!
 
¿Cuál es el problema, en qué me va a afectar? El cristiano dice conocer a Dios, el cristiano dice
amar a Dios. El cristiano decimos estar comprometidos con Dios, pero en una gran cantidad de
casos solamente son declaraciones que salen de la boca, que no proviene del corazón porque
en realidad seguimos haciendo lo que queremos hacer. No le damos honra, no le damos gloria
a Dios cuando debemos hacerlo.
 
Mateo 15:7-9 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 8 Este pueblo de labios
me honra; Mas su corazón está lejos de mí. 9Pues en vano me honran,  enseñando como
doctrinas, mandamientos de hombres.
 
Hay creyentes que dicen amar a Dios, pero en realidad aman más las tradiciones y los
mandamientos de los hombres que la voluntad del Señor. Dicen honrar y amar a Dios, más su
corazón está lejos de Él. El mundo, no el cristiano, el mundo tiene una disyuntiva: hacer las
tradiciones religiosas de los hombres o hacer lo mandamientos de Dios. Una de los dos. El
mundo puede hacer lo que quiera hacer.
 
Como creyentes nosotros no tenemos opción, nosotros no podemos decir: pues hoy hago la
voluntad de Dios pero, en los próximos días hago las tradiciones de los hombres. Es más,
vamos a invitar a los hermanos en Cristo a una posada, va a ir puro cristiano, entonces va a ser
una posada cristiana porque van a ir cristianos. Ay qué maravilloso. Y vamos a hacer un
ponche cristiano. Pues qué bien. Y vamos a hacer cosas cristianas porque van a ir los
cristianos. ¡Pues qué maravilloso!

Como creyentes, decía, no tenemos opción, como cristianos no tenemos para dónde hacernos,
el Señor nos exige a cada uno de nosotros que hagamos a un lado las tradiciones y guardemos
sus Mandamientos, no hay más, así de fácil, y Jesucristo lo estableció. Una de dos, no
podemos tomar las dos cosas, tenemos que definir lo que nosotros somos. Hermano es que a
la tradición la voy a cumplir pero no hay problema, le voy a quitar el alcohol para que no peque,
no me voy a emborrachar, entonces así ya no voy a pecar delante de Dios.

Perdón hermano, el Señor no dijo que a las tradiciones les quites algo ¡no! Dijo que las quites.
El Señor dijo que por las tradiciones nosotros quebrantamos los Mandamientos de Dios, y es
muy claro Jesucristo al hablar.
 
Lucas 11:23 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
 
Ah pero es que yo estoy en el Señor, yo estoy con Jesús entonces, estoy con Él, entonces
estoy recogiendo con él. Y como yo creo en Jesús entonces yo no estoy en contra de él. Es un
pensamiento muy cómodo. Ah como yo creo en el Señor y como estoy con el Señor, entonces
yo no desparramo. ¿Sabes? El Señor cuando dice esto se está refiriendo precisamente a las
actitudes que nosotros tenemos, que por un lado lo tenemos a Él y creemos en él, pero por otro
lado estamos haciendo lo que no debemos hacer.

El Señor Jesús cuando nosotros miramos a la Escritura nos damos cuenta que es radical. Y
como él es radical y quiere que nosotros seamos como él, quiere que nosotros seamos
radicales. Él no quiere que seamos cristianos de doble ánimo, que de repente estemos a favor
de las tradiciones, y de repente estemos de acuerdo con la Palabra de Dios, con los
Mandamientos.  Ah mira Señor, no hay problema, del 7 de enero al 15 de Diciembre, hago tus
mandamientos. Y del 16 de Diciembre al 6 de enero, entonces hago las tradiciones; son unas
semanitas nada más.
 
O sea, o somos del Señor o no lo somos, dice la Palabra del Señor, no podemos tener dos
señores. No podemos tener un Señor que es Dios, Jehová, el Espíritu Santo, y por otro lado
tener las tradiciones de los hombres. Son dos señores diferentes y chocan entre sí. Y nuestro
Señor Jesucristo también lo dijo: el que a dos amos sirve, con uno queda mal. El que a dos
señores sirve, con uno queda mal.
 
Si estás sirviendo al Señor y estás sirviendo las tradiciones, mira, con alguno de los dos vas a
quedar mal. Tenemos que definir nuestra posición. Es que a mí me gustan más las tradiciones
que la voluntad de Dios. ¡Gloria a Dios, no hay ningún problema! ¿Sabes? Apártate del Señor y
sigue las tradiciones, sencillo.
 
Créeme que el Señor no se va a enojar, para nada. Es tu libertad para escoger lo que tú
quieras hacer. Pero tienes que mantenerte en una definición y ser radical. Yo prefiero las
tradiciones a cumplir con los mandamientos de Dios. Bueno, hazlo, sé radical con las
tradiciones y cúmplelas al pie de la letra.

Cuando yo no conocía del Señor yo pensaba que las tradiciones eran maravillosas, que todas
estas tradiciones religiosas formaban parte como ahora lo mencionan del folklore de este país,
y por ser parte del folklore están catalogadas como cultura. Entonces las tradiciones son
cultura. Y entonces con un pensamiento abierto de mi mente yo decía: ah pues voy a cumplir
con las tradiciones.

En casa desde que yo nací mis padres ponían el arbolito de Navidad, ponían el nacimiento y
había posadas y grandes cosas, siempre. Por lo tanto a mí me parecía maravilloso. Ya cuando
nosotros crecimos hubo el perfeccionamiento tanto del árbol de navidad como del nacimiento.
Y mi madre que era muy creativa, era no porque se haya muerto sino porque ya no es tan
creativa, ya con los años ya le pesa ser creativa; ponía unos nacimientos en los cuales se iba
esmerando año con año.
 
Y cada vez los hacía o más grandes o le implementaba cosas ahí media especiales, por
ejemplo, le ponía agua que corriera por todo el nacimiento, y lo hacía enorme, grande,
maravilloso, extraordinario. Yo pensaba: cuando yo me case voy a poner un mega árbol de
navidad. ¡Gloria a Dios! Cuando yo me case voy a poner un nacimiento enorme, padrísimo, así
como con muchas cosas, así para que sea bien impactante. Decía: son tradiciones y las voy a
cumplir.

Yo no creía en el Señor pero bueno, eso es una tradición, eso es cultura, eso es folklore,
vamos a hacerlo. Y aun más, yo veía que una vecina ponía altar de muertos, y ponía ahí
bebidas alcohólicas, ponía comida, y todo para sus muertitos, para su esposo que ya había
muerto, porque la iba a ir a visitar; y a mí se me hacía maravilloso.
 
Y entonces yo pensaba: ah cuando me case voy a poner mi altar de muertos grande,
maravilloso, para que todo mundo venga a comer. Le ponemos bebidas de todas, para que
todo mundo esté contento y para que los muertitos le entren a lo que les guste. ¡No conocía la
Palabra! Yo pensaba en sí como piensa mucha gente que desconoce la Palabra de Dios, que
no es creyente, que la tradición es buena. Si es buena la tradición y mucha gente la hace,
¡pues vamos a hacerla!
 
Pero tradición es tradición, y yo te pregunto a ti como cristiano, ¿qué diferencia hay entre una
tradición religiosa como la Navidad y las posadas a una tradición como lo es el altar de
muertos? Ambos son tradiciones, ambos dice nuestro Señor Jesucristo te apartan de la verdad,
y quebrantas los Mandamientos por la tradición. Yo no le veo diferencia, tradición es tradición.
 
La iglesia cristiana tiene cantidad de tradiciones religiosas heredadas de la religión idólatra, de
la religión pagana. Tradiciones que no tienen nada que ver con la Palabra de Dios, pero que las
hacen. Tradiciones que no tienen nada que ver con los Mandamientos de Dios, pero las hacen,
y todas estas tradiciones desvían al hombre de la voluntad de Dios. Satanás ha sido astuto,
demasiado, y le ha dado al hombre lo que quiere para que no busque a Dios. Y el hombre cae
en sus redes, y el cristiano cae en sus redes.
 
Y el cristiano escucha mensajes de este tipo y sale y dice: bueno, ¿y? Yo voy a seguir
haciendo las tradiciones, me gustan, no me importa lo que digan en la iglesia. ¡Y las sigue
haciendo! Nosotros sabemos que durante este mes precisamente Diciembre, en México como
en casi todo el mundo se festeja la tradición de la Navidad.
 
¿Qué es la Navidad? Es el nacimiento de Cristo Jesús en la tierra. ¿A qué vino Jesús? A salvar
a la humanidad de sus pecados. Vino a morir por cada uno de nosotros para que nosotros
pudiéramos tener relación, pudiéramos tener comunión con Dios gracias a su sacrificio. Y que
nosotros pudiéramos tener vida eterna, es decir, que nosotros tengamos vida por la eternidad
en la presencia de Dios Padre. ¡Qué maravilloso!

Que nosotros seamos perdonados de nuestros pecados y tengamos en todo momento acceso
a la presencia de Dios. ¡Qué maravilla! Esa es realmente la Navidad. Quitémosle la palabra
Navidad, que Navidad significa natividad en latín, que significa nacimiento. Bien, esto es el
propósito del nacimiento de Jesús, sencillo.
 
Y mucho se discute entre los cristianos si debemos guardar o no debemos guardar la Navidad.
Ah es que hay que celebrar la Navidad porque no importa la fecha, porque no importa esto,
vamos a guardarlo porque vamos a celebrar un hecho, el hecho de que nuestro Señor
Jesucristo nació. Eso es un hecho innegable y por lo tanto, vamos a festejarlo. ¿Cuál es el
problema?

Y entonces sabemos que hay tres corrientes en la iglesia cristiana. 1) La que está a favor de
celebrar la Navidad. Claro con algunas modificaciones como quitando el alcohol. 2) Otros que
están a favor de  no celebrar la Navidad. Y3) Otros que no les interesa, que no les importa. Ah,
si se festeja qué bueno, y si no se festeja  también, a mí no me interesa, ni me va ni me viene.
Tres corrientes, pero para saber si debemos celebrar la Navidad es necesario responder
algunas preguntas.
 
En primer lugar, la Navidad ¿es una tradición de hombres, es una tradición religiosa o es un
Mandamiento de Dios, qué es? Porque si yo voy a celebrar algo tengo que saber qué es. La
Biblia no establece en ninguna parte que los creyentes festejemos la Navidad, el nacimiento de
Jesús, no lo establece. Sin embargo, Jesús mismo dijo que nosotros debemos memorar su
muerte.
 
El apóstol Pablo es el que está escribiendo esta carta dirigida a los Corintios, y empieza
diciendo así:
 
1 Corintios 11:23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado.
 
Es decir, observa la importancia de estas palabras. Yo recibo del Señor Jesús una enseñanza
sana, pura la cual a su vez yo como discípulo de Jesús, como creyente de Jesús es la que yo
trasmito. Yo no la voy a modificar, yo voy a trasmitir exactamente lo que yo recibí de parte del
Señor, esa es mi obligación como creyente, como cristiano. Yo no le puedo modificar, no le
puedo agregar, no le puedo quitar; yo tengo que decir las cosas como dice la Palabra de Dios.

Ya que los demás lo hagan o no lo hagan, ese es su problema. Yo cumplo con enseñarlas de
acuerdo a lo que dice nuestro Señor Jesucristo. Y sigue diciendo lo siguiente:
 
Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24y habiendo dado gracias, lo
partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en
memoria de mí. 25Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre;  haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria
de mí. 26Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del
Señor anunciáis hasta que él venga.
 
Claro, el cristiano que quiere celebrar la Navidad dice: Es que cómo voy a memorar su muerte
si primero no festejo su nacimiento. Sin nacimiento no pudo haber muerte. Ah mira qué lógico
me saliste, me sorprendes. La Palabra de Dios establece las cosas de un determinado modo, y
nuestro Señor no dice, nunca les dijo a los discípulos: Y ahora ustedes van a celebrar mi
nacimiento. Ahora le van a enseñar a la Iglesia que tienen que celebrar como una tradición mi
nacimiento, y tienen que hacer una cena especial, tienen que hacer una comida especial, se
tienen que gastar sus recursos económicos y aunque no tengan se tienen que endeudar para
festejar mi nacimiento. Y de ese modo yo voy  estar muy contento y los voy a bendecir.
 
Esto no dice la Palabra de Dios en ninguna parte de la Biblia. El apóstol Pablo pudo haber
escrito en alguna de sus cartas, algunas de las ciudades a los cristianos y haberles dicho: Vas
a celebrar el nacimiento de Jesucristo. Nuestro Señor Jesucristo en el mensaje a las siete
iglesias en Apocalipsis le pudo haber dirigido a alguna de ellas el mensaje: Ah y por cierto,
celebra la Navidad.
 
¡No lo hizo! ¿Por qué? Porque para Jesucristo nuestro Señor no es importante la Navidad. Es
importante que nosotros entendamos porqué murió él. Y que nosotros mantengamos una
relación estrecha con él y que nosotros no rompamos, no quebrantemos la Palabra de Dios
porque eso va a permitir que nosotros estemos en comunión con el Padre, que tengamos
bendición siempre. Por lo tanto, establece las cosas de un determinado modo.
 
Bueno, pero como ves si de todos modos la celebramos, y vamos a celebrarla el 25 de
Diciembre. ¿La Biblia establece que el 25 de diciembre es el día en que nació Jesús nuestro
Señor? ¡No, la Biblia no lo establece, no lo dice así! Claro, el cristiano que está a favor
de  celebrar la Navidad entonces dice: es que no estamos celebrando la fecha, estamos
celebrando el hecho, ¡no importa la fecha!
 
Para mí sí importa la fecha. Si me van a celebrar mi cumpleaños pues que sea el día que nací;
al menos yo creo. ¿Qué es lo que aquí pasó? No vamos a hablar al respecto, sabemos que
desde la antigüedad, desde la Antigua Babilonia, la Saturnalia se celebraba precisamente el 25
de Diciembre.
 
Y bueno montaron la fecha, adoptaron esta fecha los líderes, los religiosos y el gobierno de
Roma para decir que ese día había nacido Jesucristo y juntar dos fechas que eran importantes.
Una: la de los paganos que era la celebración de la Saturnalia. Y otra: darle a los cristianos la
celebración de la Navidad. Y los juntamos el mismo día con una situación muy especial:
Haciendo las cosas de acuerdo al paganismo, de acuerdo a como se hacía con la Saturnalia.
 
¿Por qué no se hizo de otro modo? Porque para Satanás lo importante era que lo adoraran a él
no a Jesucristo. Si realmente hubieran querido darle honra y gloria a Dios, hubieran dicho:
Vamos a celebrar el nacimiento de Jesucristo, y lo vamos a celebrar con una noche de oración
y alabanza al Señor. Y vamos a buscar de esa plenitud del Espíritu Santo para que el Espíritu
Santo nos llene. Pero no lo hicieron así, adoptaron todo lo que hacían en la cena de
la Saturnalia para celebrar la Navidad. ¡Qué tremendo!

Esto fue en el año 354 d.C., y lo hizo el obispo Oliverio de Roma, él ordenó, porque él así lo
decretó que el 25 de Diciembre se celebrara como día del nacimiento de Cristo. Por lo tanto, la
fecha del nacimiento de Jesucristo fue un invento de un hombre que se convirtió en una
tradición el festejarlo, no hay más. Así él lo hizo, así lo dispuso y así se hizo y así se sigue
haciendo desde esa época. Y aun el cristiano cae en esas garras, ¡qué impresionante!
 
¿Está establecido por Dios que se debe poner árbol de navidad, nacimiento, adornar con
lucecitas de colores, con muñecos inflables como Santa Claus, venados, trineos y otros?
Sabemos que no, no lo dice la Palabra, no está establecido, en ninguna parte de la Biblia lo
dice. Aunque hay cristianos e iglesias cristianas que no solamente lo festejan, sino que ahora
dicen y lo estaba viendo en internet, que tiene sustento bíblico todo esto. ¡No es cierto!
 
Están queriendo acomodar las cosas y manipularlas, para celebrar la navidad. Es tan sencillo
como decir: yo quiero celebrar algo y quiero hacer una maravillosa cena, extraordinaria con mi
familia. La puedes hacer cualquier día del año, ¡hazla!  No caigamos en las tradiciones de los
hombres, en la religiosidad de la gente. No caigamos en algo como dice nuestro señor
Jesucristo con lo cual nosotros quebrantamos los mandamientos de Dios, y le damos paso a la
tradición de los hombres.
 
El apóstol Pablo dice: No hagas caso de filosofías y huecas sutilezas, creadas por las
tradiciones de los hombres, y los rudimentos del mundo. El mundo tiene rudimentos y se basa
en sus rudimentos. Jesucristo no es de este mundo y por lo tanto nosotros tampoco, como
decía hace un momento. El reino de Jesucristo es otro, nuestro reino es otro y tenemos que
entenderlo. Porqué estar aferrados a las cosas como las hace el hombre.
 
¿Está Dios en contra que nosotros hagamos fiesta para Él, para el Señor? ¡NO, no está en
contra! Dios creó al hombre con características especiales dentro de las cuales se encuentra la
alegría. En donde necesita aun celebrar y gozarse, y reunirse para festejar. Es más, para hacer
fiesta. Dios no está peleado con las fiestas.
 
Luego hay gente que dice: es que yo no voy a las fiestas porque Dios se enoja. Mira, hay de
fiestas a fiestas. La Palabra de Dios nos habla de una fiesta que hizo Herodes por su
cumpleaños, en donde su hijastra le bailó, y le bailó tan maravillosamente que cautivó el
corazón de Herodes. Y vino Herodes y le dijo: pídeme lo que quieras, qué maravilloso baile te
acabas de aventar. Soy capaz de darte la mitad de mi reino.
 
Fíjate cómo estaba Herodes eh, cómo lo dejó la chamaquita. Lo dejó temblando al pobre, lo
sacó de su lugar, lo sacó de sus sentidos, lo sacó de todo. Pídeme lo que quieras porque soy
capaz de darte la mitad de mi reino. Y si en ese momento ella le dice: quiero la mitad de tu
reino, Herodes se lo da. Pero Satanás que es astuto le dijo: ¿Sabes qué quiero? La cabeza de
Juan el Bautista, quiero esa cabeza. ¿Y qué hizo Herodes? Sí, si te la doy. Y mandó degollar a
Juan el Bautista, y mandó traer en una bandeja de plata la cabeza de Juan. ¡Qué fiesta tuvo
ahí!
 
Decía que hay de fiestas a fiestas. ¿Qué es lo que quiere el Señor? Ah pues también el Señor
quiere que nosotros tengamos fiestas. ¿Quieres tener fiesta? Déjenme decirles que hay fiesta y
gloria a Dios, no se preocupen a los que no les gusten las fiestas. Vamos a ver las fiestas que a
Dios le agradan, y nada más voy a mencionar una de las fiestas que Él manda que festejemos.

Levítico 23:1-3 Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel y diles: Las
fiestas solemnes de Jehová.

Fiestas, es decir, tiempo de gozo, tiempo de alegría; no es tiempo de tristeza, no es tiempo de


depresión, no es tiempo de llorar, no es tiempo de luto; es tiempo de gozo porque es una fiesta.
Y entendemos lo que es una fiesta, y todos sabemos lo que es una fiesta. Y el Señor lo está
diciendo: Fiesta, gózate, alégrate, es tiempo de fiesta.
 
Las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas: 3Seis días se trabajará, mas
el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de
Jehová en dondequiera que habitéis.

Es decir, el día de reposo, un día a la semana dice el Señor es fiesta. Así de fácil, venimos a
una fiesta cada domingo. Pero luego venimos tan deprimidos, tan tristes, tan mal que no
creemos que vayamos a una fiesta. Es más, a veces venimos hasta obligados. Venimos mal,
venimos sin ganas, venimos sin ánimo, llegamos tarde. Y la Palabra dice: es una fiesta el día
de reposo.
 
Es decir, debes venir con un corazón alegre, con un corazón gozoso, con un corazón
dispuesto. El Señor sabe porque Él nos hizo, Él nos creó y esto lo puso en nuestro corazón,
que necesitamos de las fiestas. Pues haz una fiesta y alaba, y canta, y brinca, y danza, y
aplaude. Dile a una persona: te invito a una fiesta. ¡Va, dónde! Es que va a estar re buena, es
una fiesta de XV años y va a haber música en vivo. ¡Voy! Y va, y llega a tiempo.
 
Invítale y dile: te invito a una fiesta. ¿Cuándo? El próximo domingo. Va a ser una fiesta
tremenda. Llévate tus tenis para brincar, para estar a gusto. Ven dispuesto, ven de corazón,
ven con ánimo. Vienes a una fiesta dice el Señor; y no es una fiesta que me tengo que esperar
todo un año. ¡Qué maravilloso es el Señor, nos permite hacerle fiesta cada domingo, cada
semana, es extraordinario!
 
Yo me gozo, me gozo tanto en el servicio porque en verdad yo disfruto, en verdad es una fiesta
danzarle, cantarle, aplaudirle, gritarle, adorarle al Señor, ¡es extraordinario! Es una fiesta, lo
dice la Palabra. Y estableció otras fiestas; hoy en día nosotros llevamos a cabo dos fiestas
más: La Fiesta de la Pascua celebrando a nuestro señor Jesucristo porque además aquí dice la
Escritura:
 
Levítico 23:4 Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las
cuales convocaréis en sus tiempos.
 
Tenemos que convocar fiesta al Señor para cada domingo, para cada día de reposo. Pero en
lugar de hacer fiesta y de estar en fiesta, estamos pensando en que nos tenemos que ir porque
tenemos que lavar para la semana, tenemos que planchar, tenemos que arreglar, tenemos que
hacer comida para todos los días; ay, tenemos tantos compromisos el día de la fiesta.

Ya quisiera verte a ti en una fiesta de bodas o de XV años o de cualquier fiesta, de esas que
duran como 5 horas; que a las dos horas digas: Bueno, con permiso eh, ya me voy. ¿Cómo
que ya te vas? Apenas van dos horas, apenas van a servir la cena. El conjunto se va hasta
dentro de 5 horas. Es más, no saben los festejados pero va a haber mariachi. Y entonces le
dices: es que me tengo que ir porque tengo que lavar. Ja, ja, ja.  Me voy de la fiesta porque
tengo que hacer esto. 
 
Pero el día del Señor sí le decimos al Señor que tenemos  otras cosas por las cuales tenemos
que interrumpir la fiesta. Nuestras incongruencias. Otra fiesta decía, es la Fiesta de la Pascua,
tenemos que celebrarla. Y otra la Fiesta de las Primicias, fiestas que deben hacer que nuestro
corazón esté gozoso, esté alegre, lo dice la Palabra.
 
Yo quiero insistir en que sí quiero celebrar la Navidad. Bueno, una pregunta: ¿festejar la
Navidad le da honra a Dios? ¡NO! La gente dice que se siente el espíritu navideño, es decir, el
espíritu del nacimiento de Jesucristo. Si esto fuera real, la gente se arrepentiría de sus
pecados, recibiría a Jesucristo en su corazón, y empezaría a hacer la voluntad de Dios. Si
verdaderamente se siente el espíritu del nacimiento de Jesucristo, la gente cambiaría su
actitud, lo haría así.
 
El llamado espíritu navideño que dicen sentir, y que tal vez nosotros lo sentimos en algún
momento también, o tal vez muchos de ustedes lo sientan hoy día, en realidad es un espíritu de
borrachera, de drogas, de sexo, de hipocresía, de mentira, de engaños, de abusos, de
excesos, de comercio, de endeudamiento, bueno, y de muchas cosas más, que no tienen nada
que ver con los Mandamientos de Dios, nada. No tienen nada que ver con la voluntad de Dios,
no lo tienen que hacer.
 
Yo antes de conocer al Señor, antes de recibir a Jesucristo en mi corazón como les decía hace
un momento, en la casa se celebraban siempre las tradiciones. La Navidad era una celebración
que se hacía en grande, era maravilloso. Desde días antes mi pobre madre estaba ahí prepare
y prepare cosas, había que cenar ese día bien, tenía que haber abundancia, había exceso. Una
buena cena y muy variado, con todo lo tradicional que ustedes saben que es lo tradicional de la
Navidad; pavo, pierna, lomo, bacalao (uh, le queda delicioso), cosas deliciosas y maravillosas,
una comedera extraordinaria.

Claro se aterrizaban todos los gorrones a la casa, pero era para celebrar la navidad, y por lo
tanto todos estábamos contentos. Y por supuesto había bebida, mucha bebida. Mi padre para
esa época siempre él tenía sus botellas guardadas de licor, y había botellas que no se
consumían en el transcurso del año o bueno, que yo no consumía en el transcurso del año
porque mi papá me decía que esas no, que esas eran para la Navidad y el año nuevo. Y eran
Champagne y Cognac, eran las dos cosas que yo le tenía que respetarle a él.
 
Entonces yo no tomaba de la casa Champagne, de su cava, para tomar en el transcurso del
año, esa la dejaba para el día 24 y para el día 31. Eran unas borracheras esa noche,
fenomenales. Yo no recuerdo alcoholizadas más fuertes que esas dos noches, la del 24 y la del
31. Y con el pretexto de los abrazos, entonces vas y visitas a otras familias de los cuates, y
empiezas, bueno, yo empezaba, no voy a involucrar a nadie, yo empezaba a celebrar y a
repartir abrazos y a brindar por la navidad de alguien a quien yo no conocía ni creía en él,
desde temprano.

Después de la hora de la comida yo ya andaba tomando, celebrando, festejando. Y era


una borracherota, excesos de todo, y todo el mes con las pre posadas, las posadas y la post
posadas. Celebraba pero todo el mes me lo aventaba, era maravilloso, era extraordinario.
Abrazos, llegaba la gente con el pretexto de los abrazos, pero en realidad llegaban a beber y a
comer gratis, había muchísimo.
 
Y todavía los que no podían ir el 24 en la noche, se aterrizaban el 25 para el recalentado. Ya lo
saben, así es, te vienes al recalentado. Y ay no pude llegar pero ya estoy aquí para darles el
abrazo. Cuál para darles el abrazo, para comer y para seguir bebiendo, esa era la realidad. En
la noche, a media noche del 24 a las 12 de la noche mi mamá sacaba, ya saben el muñeco, al
que le llaman equivocadamente el niño dios.
 
Es un muñeco de barro con su pañal. Y a cantarle, y entonces se le cantaba y se le arrullaba.
Ahí estábamos todos y aun los que no creíamos, ahí cantándole y arrullando al niño; en una
gran mascada lo ponía en medio y ponía ahí colación. Y entonces cada uno de nosotros y
algunos de los invitados, algunos de los presentes le agarraba en alguna parte de la mascada y
la movían.

Terminando de cantarle era de agarrar la colación, cada quien agarraba una, creo que para que
te vaya bien, creo. Y entonces agarrabas una colación y te la comías, a veces mi mamá, a
veces mi papá, a veces alguno de nosotros el que decía ¡yo, ahora yo! O cuando mi mamá
quería alagar a alguno de los invitados le decía: es tu turno. Entonces con todo cuidado, con
toda devoción agarraba al muñeco de barro y pasaba para que todo mundo le diera un beso.
¡Qué cosas!
 
Gracias a Dios como yo era de la familia, era de los primeros, los últimos que horror, pero
bueno. Era el beso de todos, era la babuchada de todos, y terminando esto esta persona lo
ponía en el nacimiento, con toda su devoción ponía ahí al muñeco y ya. Terminaba el momento
espiritual para entonces continuar con la fiesta. Y entonces el baile, la bebida, seguía el
escándalo toda la noche hasta el amanecer. Era año tras año, eso era el 24 y el 31.
 
Qué extraordinario cuando recibí al Señor, yo lo recibí un 20 de Noviembre; el 24 de diciembre
empezó a llegar la gente a la casa; yo me sentía fuera de lugar, yo me sentía incómodo. A las
12 de la noche que fue la hora del brindis, me sirvieron mi copa de champagne, la probé, la
dejé ahí. Uno de los invitados se dio cuenta, y entre paréntesis te quiero decir que a los
invitados, para los gorrones había sidra, no les digo la marca pero era de esas de 2 litros
grandotas.
 
Y les decía que se me acercó este invitado y me dijo: ¿no te vas a tomar tu copa? No. ¿Me la
regalas? Sí, tómatela. Y ya la disfrutó. Yo me sentí tan incomodo, tan fuera de lugar que me
subí a mi cuarto a dormir. A la semana, el 31 de diciembre pasó exactamente lo mismo, el
mismo tipo de fiesta pero ahora en lugar de arrullar al niño, ahora es comer las doce uvas, en
cada campanada una; un deseo en cada campanada. Tampoco bebí, ya no bebía gracias a
Dios; me fui a acostar y en la mañana que me levanté seguía la fiesta en grande, les dije
buenos días y me fui a bautizar.
 
Gracias a Dios el Señor cambió mi vida, y hoy que conozco del Señor y analizo todo lo que yo
viví, lo pienso y digo: ¿en qué momento nosotros le dábamos honra a Dios? En ninguno, en
ninguno. Era una fiesta pagana con el pretexto de celebrar a alguien en quien ni creía, algunos
sí, yo no. Y hacer cosas que en término normales no haces y no aceptas. Es cuando a los hijos
les dan permiso de tomarse una copa. Es cuando a los hijos les permiten agarrar la copa y
brindar; es cuando empiezan a abrir las puertas en los niños para que beban y se hagan
alcohólicos.
 
Los niños prenden los cigarros de los papás, ya ni cuenta se dan los papás, ya no saben lo que
hacen. Los niños se emborrachan, hay tantas cosas, sin hacer a un lado el sexo y otras cosas
que suceden. Pero bueno, yo nunca vi que le diéramos honra y gloria a Dios. Y yo veo las
fiestas hoy día de Navidad y no le dan la honra y la gloria a Dios, aunque los cristianos digan:
Estamos celebrando la Navidad porque sí creemos en Jesucristo, sí creemos en su nacimiento
pero, lo celebramos y no bebemos.
 
¿Sabes? No nos engañemos, Jesucristo y la Palabra de Dios no establece en ninguna parte
que celebremos la Navidad, es una tradición. Y Jesucristo dijo de las tradiciones: ¡No a la
tradición porque quebrantas el mandamiento de Dios! No hay más. Hay cristianos que para no
tener problemas con los familiares, con las amistades le siguen el juego a la Navidad, sin
atreverse a apartarse de ello para no lastimar susceptibilidades, para no lastimar a nadie.
 
 Entonces, caen en el mismo rollo, y dicen: es que no lo van a entender mis familiares. Y si yo
les digo que no entonces se van a enojar conmigo y me van a decir: ¡Fanático! Y eso si pesa,
eso si duele. Todavía que me digan aleluya, pasa, pero que me digan fanático, entonces mejor
convivo y mejor me presento a la fiesta de la Navidad.
 
La verdad es que les gustan las celebraciones aunque vayan en contra de la voluntad del
Señor. Después de ver así algunas cosas, de analizar otras, y otras cosas que tú puedes ver
en la Palabra de Dios, mira, celebrar la Navidad es una tradición de los hombres y no es un
mandamiento de Dios. Por lo tanto, si tú no celebras la Navidad, no estás en pecado, que no te
engañen. ¡Es pecado si no celebras la Navidad! No es cierto, no es pecado.
 
Hoy nosotros no tenemos que vivir como vivíamos antes. No tenemos que vivir de acuerdo a
los rudimentos del mundo, tenemos que vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Nosotros fuimos
rescatados de nuestra forma de vivir. Rescatados por Cristo Jesús. Fuimos rescatados de vivir
de una manera vana, fuimos rescatados de vivir con filosofías y huecas sutilezas como dice el
apóstol Pablo. Fuimos rescatados de nuestra forma de pensar, de sentir y de actuar.
 
1 Pedro 1:18-19 Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual
recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino con la sangre
preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 
 
Fíjate qué maravilloso, sin Cristo Jesús nosotros teníamos una forma de vivir que dice el
apóstol Pedro que era una manera vana, que no tenía importancia, que no le daba honra a
Dios, que no tenía ningún sentido nuestra vida. Así vivíamos. Pero ahora, nuestro Señor
Jesucristo, dice la Palabra, nos compró, nos sacó de esa forma de vivir. Nos saca de esas
tradiciones para meternos a una vida conforme y la voluntad de Dios, para que nosotros
podamos entrar a la presencia de Dios, y para que tengamos la seguridad de que vamos a vivir
con Dios por la eternidad, y esto es maravilloso.

Y para que esto se diera, para que sucediera, Cristo Jesús dio su vida por ti, Jesucristo murió
en la cruz por tu salvación para que tú fueras rescatado de esa forma. No es posible que
nosotros hoy día, después de que sabemos que Jesucristo entregó su vida y murió por
nosotros, nosotros hagamos tradiciones que no honran a Dios. No es posible que todavía
nosotros estemos dudando de qué hacer, si lo hacemos o no lo hacemos, y de qué manera lo
hacemos, y… Y engañándonos, como para qué.
 
Yo no le encuentro el sentido. ¿Qué vale más, la vida eterna, tu salvación o el festejar una
tradición, la que sea, cualquier tradición religiosa, qué vale más? Ya lo único que luego nos
falta es venir delante del Señor y decirle: mira Señor aquí te traje de la cena un itacate,
bendícelo. Jesucristo pagó un alto precio, un elevado precio por nuestra salvación.
 
Démosle honra a Jesucristo que dio su vida, haciendo la voluntad de Dios, cumpliendo con los
mandamientos que Dios establece en su Palabra y desechando, quitando toda tradición, toda.
No una u otra, toda tradición; porque las tradiciones son de los hombres, no hagamos caso a
fábulas religiosas, no hagamos caso a filosofías o a huecas sutilezas. El mundo querrá que
nosotros hagamos lo que ellos hacen. Nosotros lo hicimos, nosotros salimos de ahí, fuimos
rescatados por el Señor, ahora hagamos las cosas de acuerdo a la voluntad de Dios y la gloria
de Dios se va a manifestar en tu vida.
 
Bendito Dios y Padre eterno en el nombre de Jesús, en esta hora te doy gracias por tu Palabra,
porque Señor tú nos recuerdas que es importante que nosotros hagamos tu voluntad, que
cumplamos con tus mandamientos, con tu propósito. Que no creamos que las tradiciones de
los hombres te dan honra. Cuando nosotros las hacemos lo único que estamos manifestando
es que creemos que de esta manera te vamos a agradar, y creemos que nuestra comunión
contigo se va a fortalecer, pero no es así.

Cada vez que lo hacemos lesionamos tu corazón y desconocemos aun la magnitud del
sacrificio de Jesús. Permite que tengamos conciencia, una conciencia clara, una conciencia
firme de que las tradiciones no te honran, de que las tradiciones nos apartan de ti. Que
volvamos nuestros ojos a ti, no es fácil es difícil Señor porque nos agradan, nos gustan. Pero
Señor que podamos desecharlas.
 
Y Señor en el nombre de Jesús te damos a ti la honra y la gloria por la eternidad, amén.
 
Dios te bendiga.

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