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TRATAR LA PSICOSIS: Apollón

INTRODUCCIÓN:

El 388 (1982), es un centro de tratamiento psicoanalítico para jóvenes adultos


psicóticos.

Las teorías cientificistas que explican la psicosis alimentan una práctica


psicológica y psiquiátrica y toda una industria psicofarmacológica. Estas, aunque
progresan, solo rozan la superficie de los problemas: el alivio del síntoma. Si bien
se sEstastjjxdedtdffrdedrulfrtdd

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Azdmmmmmdedmmkkddddde la necesidad de los medicamentos para aliviar el


síntoma, también debemos desarrollar medios complementarios para abordar la
psicosis. En efecto, los síntomas de los trastornos psíquicos son respuestas a la
acción clínica y a la posición ética de los intervinientes, cuanto manifestaciones de
estos mismos trastornos.

El tratamiento de las psicosis, supone para ellos (388) un abordaje


multidisciplinario en el que la cura psicoanalítica ocupa un lugar particular. El
tratamiento debe encarar la reorganización de la vida del sujeto en su totalidad.
Esto trae aparejado una multiplicidad de puntos de vista en la intervención, donde
la contradicción de las formaciones y de los abordajes debe superarse e integrarse
en un abordaje central.

¿Por qué el psicoanálisis?

Los problemas humanos más importantes y los mas insoslayables, no pueden ser
objeto de un tratamiento científico cuyas conclusiones serian decisivas para la
acción o la intervención. Tales problemas se articulan a tres dimensiones del
compromiso subjetivo.

● La estética como exigencia interna suple a la insuficiencia, sino a la


ausencia de toda normatividad.
● La creatividad donde el sujeto humano arriesga el sentido de su ser en la
ruptura con la norma.
● La ética donde articula su deseo con la coexistencia social y con el
reconocimiento del prójimo

En estas dimensiones, los abordajes biológicos o comportamentales de los


trastornos mentales no son útiles en cuanto al compromiso del sujeto. No es
posible partir de la hipótesis de que las causas de la psicosis sean biológicas, ya
que todavía esperamos los medicamentos y las intervenciones milagrosas que
permitirían vencer este mal.

Los problemas humanos de fondo y los trastornos mentales requieren de un


abordaje ético que tome en cuenta los deseos de los sujetos en su articulación con
la ley. En esto radica la importancia que el psicoanálisis la de a la transferencia
como motor del tratamiento, en donde resulta determinante para el proceso de la
cura el encuentro de la demanda del paciente con la ética del analista.

Se trata también de lo que representa la singularidad del Edipo como concepto


central del psicoanálisis. Este asocia con la base del psiquismo la posición ética
del padre, en la trasmisión al niño de la Ley que fundamente el deseo humano y
determina sus producciones y avatares en las peripecias de la coexistencia.

Pensar la psicosis exige redescubrir condiciones primarias de esta elección ética


que hace que un ser no confíe en la Ley común del Sentido y constituya una
propia, singular. Si no se considera a la psicosis como una elección ética, sino,
solamente como un déficit o una enfermedad, se corre el riesgo de dejar a un lado
lo esencial de este modo de ser particular.
Cuando aparece la crisis que desencadena los fenómenos de la psicosis, siempre
se relaciona con un acontecimiento singular, verdadero accidente psíquico, que
levanta la metáfora y anula la articulación de la certeza psicótica con el orden
social que sostiene la Ley. Entonces, todo se derrumba.

La destrucción de su universo precipita al sujeto hacia un retraimiento total


respecto de su entorno inmediato y de la sociedad. Todo lo que había construido
como relación ética con los demás y con el mundo y que le servía de barrera
contra sus pulsiones, se le escurre entre los dedos.

Se ve entonces invadido por sus propias pulsiones, como en un regreso de placer


desbordado. Contra esta invasión del interior aparecen las palabras y frases
murmuradas, las palabras alucinadas y la barrera ética de una construcción
delirante. Es esta tarea de construcción de las barreras imaginarias y simbólicas
de la creencia, que la cura analítica intentara acompañar y restringir en el
tratamiento de la psicosis, la que deberá concebirse como un tratamiento global.
Tarea esencialmente ética, ya que se trata de ayudar al psicótico en la
construcción de un límite a la invasión pulsional donde vuelve este placer del Otro
que lo confrontó, en la niñez, a un innombrable. El psicótico trata de construir este
límite en el delirio a través de cierta manipulación de la metáfora en el lenguaje, o
también en su cuerpo.

De esta forma, la tarea del interviniente frente al psicótico presupone un


conocimiento suficiente de aquello a lo que se enfrenta el sujeto psicótico y de
aquello a lo que se exponen ellos mismos al enfrentar voces y rupturas pulsionales
que no dejaran de solicitar en ellos las fragilidades de su propia barrera simbólica.
La formación continua y la supervisión de tales intervinientes, así como las
reuniones clínicas semanales, se tornan en este marco una cuestión de
supervivencia personal, así como una cuestión de satisfacción intelectual o incluso
de ética profesional.
Lo que es decisivo en el tratamiento, es la posición ética del interviniente y su
capacidad de obtener y de sostener una posición ética en el sujeto psicótico. Al fin
y al cabo, es el modo ética con que se trabaja la certeza psicótica, a través de la
escucha y la intervención, lo que determinara el devenir del sujeto en su
articulación con el vínculo social.

La psicosis merece ser tratada ya desde sus primeros signos y desde su


desencadenamiento sobre la base de una ética singular y en marco
pluridisciplinario que toma en cuenta las dos grandes dimensiones de la
reconstrucción de la imagen corporal y de las relaciones sociales, con una
vigilancia pertinente de los efectos de la psicosis sobre la salud física del sujeto.

PRIMERA PARTE: OBJETIVOS, ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL


CENTRO:

La edad de admisión al 388 varía entre los 18 y 35 años, esta situado en un barrio
activo de la ciudad de Quebec y ofrece servicio a unos setenta pacientes a la vez,
brindando un seguimiento individual a partir de un equipo multidisciplinario dirigido
por un psiquiatra.

Objetivos:​ (pongo los más importantes)

● Procurar un tratamiento global e individual, fundado en un abordaje


psicoanalítico a partir de un equipo multidisciplinario.
● Evitar reinternaciones y cronicidad.
● Favorecer el trabajo de rearticulación social del psicótico.
● Procurarle al psicótico los medios de descubrir sus dificultades a fin de
poder manejar mejor sus periodos de crisis y enseñarle a desarrollar sus
capacidades creadoras para rentabilizar su delirio a través de un proyecto
que favorezca el vínculo social.
● Formar a los intervinientes del centro para que puedan trabajar con
psicóticos en una estructura abierta, intervenir en situaciones y periodos de
crisis, etc.

Organización y funcionamiento:

Algunas hipótesis estructuran la organización. (Esto es lo más importante del


texto según mi profe)

PRIMERA HIPOTESIS​:

El psicótico que no representa un peligro inmediato para sí mismo ni para los


demás, puede ser tratado fuera del hospital, incluso durante las
descompensaciones psicóticas.

El centro brinda servicios durante 24hs todo el año. Ofrece tratamiento psiquiátrico
global en el lugar con un equipo multidisciplinario. Los pacientes saben que
pueden comunicarse con el centro en todo momento o presentarse a recibir
atención.

Para el tratamiento de crisis o de descompensación el centro dispone de 7 camas


y los pacientes residentes pueden recibir atención de manera intensiva. El
personal se preocupa por preservar la integridad física de los pacientes, los
vínculos con su entorno y su dignidad de ciudadanos.

En caso de internaciones se ocupan de:

● Mantener la continuidad de atención con el mismo equipo tratante.


● Detectar junto con el paciente los síntomas premonitorios de sus
descompensaciones.
● Mantener el vínculo y el contacto con el paciente a pesar de su
desorganización.
● Aumentar la frecuencia de sesiones de cura individual.
● Intentar movilizar la angustia del psicótico a una actividad concreta.
● Intensificar las comunicaciones con la familia, los amigos y el entorno y
solicitar su colaboración.
● Etc.

Solo se interna si se pone en peligro su integridad física o la de los demás.

SEGUNDA HIPOTESIS:

Tratar al psicótico en un medio social normal y no en un medio protegido como si


se tratara de un discapacitado, modifica su evolución, limita la cronicidad, previene
o minimiza su marginación y su exclusión al tiempo que maximiza las posibilidades
de éxito de su rearticulación social.​ ​Esto es verificable para el conjunto de los
pacientes tratados

No basta que el centro se halle instalado físicamente en la comunidad para ofrecer


un tratamiento distinto al de la institución. Esto supone además un funcionamiento
a partir de las mismas obligaciones y reglas del juego que las de la sociedad
circundante, que son fundamentalmente diferentes de las de la institución
psiquiátrica. Se trata de un medio radical de reconstrucción de orden simbólico
para el psicótico

El centro funciona en una gran casa familiar de tres pisos insertada en la


comunidad. El hecho de estar articulado con el medio social permite una
participación en la vida del barrio y la integración en las actividades grupales
comunitarias. Se trata de una casa en la que se circula libremente y mantiene al
psicótico en un marco de vida donde debe respetar las leyes y reglas sociales
como cualquier ciudadano.

Esta organizada en áreas con funciones diferentes y específicas. La planta baja y


el subsuelo constituyen los espacios comunes. El primer piso está reservado para
los consultorios, los encuentros de equipos y las entrevistas y el segundo piso es
para el uso exclusivo de los residentes ya que ahí se encuentran las habitaciones.
Este carácter específico atribuido a los diferentes pisos crea una división simbólica
de los lugares respetadas por todos.

Por otro lado, el centro promueve la inscripción y la participación de los psicóticos


en cierto número de actividades que movilizan al sujeto y que son rentables para
su rearticulación social.

TERCERA HIPOTESIS​:

Es posible tratar al psicótico con un abordaje psicoanalítico con la condición de


adaptarlo a las problemáticas particulares que presentan las psicosis. Es
necesario combinar el tratamiento psicoanalítico con un conjunto de
intervenciones que atañen a todas las esferas de la vida del psicótico, afectadas
por las manifestaciones de la psicosis.

​ a técnica de la cura psicoanalítica con el psicótico debe ajustarse a la


L
problemática particular de la psicosis. Es necesario realizar intervenciones en la
realidad cotidiana que apunten a limitar los efectos devastadores de la psicosis
dando un marco y un apoyo concreto en los momentos de desorganización
psíquica y manteniendo la exigencia de comprometerse con el espacio social, la
relación con los demás, las actividades o proyectos a corto y mediano plazo, etc.

La cura individual debe ser ocasión para el psicótico de reconstruir una historia a
partir de la que producirá ficciones que darán provisoriamente sentido a su vida,
allí donde antes elaboraba un delirio desarticulado. La cura apunta a crear las
condiciones para que surja la palabra del sujeto.

Cada paciente cuanta con un interviniente clínico (AT), que actúa como punto de
referencia estable para él. Es responsable de establecer un plan de intervenciones
concretas que reposa en las orientaciones del tratamiento decididas en los
encuentros con el equipo de atención. Siempre debe estar en condiciones de
informar al conjunto de los intervinientes y al psiquiatra sobre el estado del
paciente y sobre los últimos acontecimientos importantes. Acompaña antes o
después de la crisis, así como asegura un apoyo intensivo en tiempos de crisis o
de desorganización, puede intervenir en el domicilio, en cualquier momento y en el
entorno social del paciente cuando fuese necesario o acompañarlo en su Tajín
cotidiano.

Puede acompañarlo en sus trámites, iniciar o animar una de las actividades del
centro. Apelan a sus recursos y creatividad para proponer además actividades que
movilicen su subjetividad. Organizar la vida cotidiana en el centro, ver si se
respetan las reglas de funcionamiento, etc.

CUARTA HIPOTESIS:

Por su estructura psíquica, el psicótico se vive a sí mismo como un objeto alienado


ante las exigencias de un Otro todo poderoso. Es por lo tanto muy importante
dirigirse a él como un sujeto capas de implicarse y de encargarse de sí mismo, y
no considerarlo como un objeto de atención en el que se pueden aplicar métodos
bioquímicos y psico-educativos. De este modo, se le reclama al paciente una
demanda persona para un tratamiento donde todo se basa en la palabra, en los
acuerdos verbales y en su participación activa en la toma d decisiones que le
conciernen. En este contexto, el paciente se vuelve utilizador de los servicios, de
allí el apelativo de “usuario” para los pacientes que frecuentan el centro.

El tipo de tratamiento propio del centro implica que el paciente manifieste su deseo
de recibir ayuda y de ser tratado. Este pedido puede tomar diversas formas y ser,
algunas veces, muy poco articulado. Cuando es así, lo esencial es poder percibir
en la manera en que se presenta el psicótico, en los pretextos que invoca para
venir a pedir ayuda, el deseo de comprometerse en un proceso de reorganización
de su vida.

La entrevista de admisión es un momento importante, tanto por la información que


se recaba como por el compromiso solicitado al paciente ya en esta primera
instancia. Además de la información provista por el paciente durante la admisión
sobre su pasado psiquiátrico y los diferentes tratamientos recibidos anteriormente,
se le presta particular atención a la historia personal y familiar, a los inicios de la
enfermedad, a los factores desencadenantes del primer episodio psicótico,
elementos importantes de su historia, los síntomas, elementos delirantes, etc.

El hecho de darle primero la palabra al psicótico pidiéndole que relate él mismo lo


que le paso, es un aspecto esencial en el establecimiento de la alianza
terapéutica. Esto marca desde el comienzo una participación en el contrato
terapéutico. La entrevista de admisión tiene también por objeto hacerle precisar al
sujeto su pedido, ayudarlo a articularlo.

El tratamiento supone la implicación del paciente como miembro actico del equipo
de atención, ya que todo abordaje de intervención se hace a través de acuerdos
verbales.

QUINTA HIPOTESIS:

En el psicótico, el vínculo social, es decir, la relación con la ley y la sociocultura,


está mal establecido, lo que lleva a vivir las relaciones con los otros como
relaciones de fuerza. La reconstrucción del vínculo social pasa pues por la
reorganización de su relación con los demás y con la sociedad. Para sacar al
psicótico de un universo regido por juegos de poder y relaciones de fuerza, es
importante brindarle los limites verbales y simbólicos en lugar de límites físicos
dados por la estructura y los muros de la institución.

Este marco quiebra la relación de fuerza, saca al psicótico de una posición que
sería la de un objeto de atención, incita a tomar la palabra y crea lugares e
negociación posible allí donde antes sobrevenía el pasaje al acto.

SEXTA HIPOTESIS:

Para tratar al psicótico en la comunidad y para asegurar la coherencia del


tratamiento, es importante que el conjunto de los intervinientes clínicos tenga
como referente un abordaje clínico común, que guie sus planes de tratamiento y
de intervenciones y que se vuelva su punto de referencia en sus funciones en el
centro. Además, la estructura de organización del centro y su gestión deben
apoyar y no obstaculizar los objetivos de tratamiento comunes al conjunto de los
intervinientes.

En la institución hospitalaria cada interviniente tiene un puesto cuya tarea está


bien definida y es exclusiva. Esto establece también posiciones y jerarquías. En el
centro se brinda una formación clínica común sobre el psicoanálisis de las
psicosis.

La formación continua consta de diferentes actividades regulares en marcos tales


como las reuniones clínicas semanales que reúnen al conjunto de los
intervinientes, las supervisiones individuales y jornadas de trabajo clínico.

El trabajo de psicóticos con un abordaje analítico, presupone habilitar diferentes


espacios para la palabra y la expresión para la persona que sufre, no deja de
provocar angustias y abrir profundos interrogantes en los intervinientes.

En la supervisión individual se proveen más bien puntos de referencia teóricos y


clínicos a partir de los cuales los intervinientes, en equipo asistencial, deben crear
objetivos de tratamiento, así como un marco y medios de intervención que se
adapten a la dinámica y a la estructura psíquica específica de un paciente.

SEPTIMA HIPOTESIS:

Es esencial implementar un sistema de información y de administración clínicas


que apoye la práctica clínica haciendo posible a la vez un ajuste permanente de
las modalidades de intervención y una evaluación continua de los resultados en
función de los objetivos para alcanzar. Este sistema es un instrumento a partir del
cual la intervención toma una conciencia rigurosa y precisa de su proceder de
conjunto y de sus particularidades que escaparían a una gestión global. Este límite
interno e racionalidad garantiza que el psicótico no sea presa del mal humor y de
los miedos institucionales que apoyan su delirio en la huida del vínculo social.
Se debe recabar datos sobre las estructuras familiares y las relaciones parentales
de las familias de los pacientes. Las entrevistas con las familias para organizar el
estudio y la discusión de las estructuras familiares constituyen ya una intervención
clínica en la medida en que ofrecen la oportunidad a los miembros de la familia y
al paciente de hacer el relato de su historia familiar. Es la oportunidad, para cada
uno, de tomar conciencia de lo que habrá estado en juego en ciertos
acontecimientos traumatizantes para la familia.

Este tipo de trabajo con las familias favorece una mejor aceptación de la psicosis.
El análisis de las estructuras familiares les permite a los intervinientes, identificar
mejor la posición del sujeto en un grupo y descubrir los mecanismos que se
pueden repetir en la modalidad de articulación del sujeto en todo grupo social.

La dimensión de la investigación apunta a la evaluación de la evolución de los


pacientes y la evaluación de la intervención. Permite también estudiar el modo de
frecuencia y utilización de los servicios ofrecidos por el centro.

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