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Estructura social egipcia

La sociedad egipcia estaba estructurada teniendo como cabeza central al faraón,


dueño de las tierras y de influencia absoluta sobre sus súbditos. Este tipo de
gobierno se denomina monarquía absoluta.

Bajo el faraón se situaban cinco clases sociales muy bien diferenciadas, las que
permanecieron prácticamente inalteradas, debido a que los hijos por lo general
ejecutaban las mismas tareas que sus padres. La rígida división de clases egipcia
obedecía, también, a la necesidad de organizar y controlar, hasta en sus más
mínimos detalles, la vida de los súbditos de un imperio tan vasto como el egipcio.

Sacerdotes y nobles

El faraón contaba con un grupo de sacerdotes y nobles, algunos eran parientes,


poseedores de enormes extensiones de tierras. Los sacerdotes se caracterizaban
por su sabiduría, siendo su principal tarea la administración de los templos y la
atención de sus divinidades, para interpretar sus deseos y cumplirlos. Los nobles
administraban el país en nombre del faraón, lo que implicaba cumplir tareas como
la ejecución de las obras públicas, la supervisión de la construcción de canales y
diques, la administración de los frutos guardados en los almacenes reales y el
cobro de los impuestos.

Funcionarios y escribas

Los nobles eran apoyados en sus tareas por funcionarios y escribas, quienes, al
estar en contacto con los pueblos, lograban que la administración fuera más
eficiente. Ellos se caracterizaban por saber leer, escribir y ser grandes calculistas,
debiendo estudiar durante cinco años.

Comerciantes y artesanos

Los comerciantes se desplazaban dentro de Egipto en barco o en caravanas.


Vendían una gran cantidad de productos, tales como incienso, resinas,
esmeraldas, ébano y marfil, los que traían desde lugares muy apartados.

Entre los artesanos se encontraban los carpinteros, artistas, ebanistas, orfebres,


arquitectos y embalsamadores.

Campesinos

Los campesinos eran el grupo más numeroso, y vivían en pequeñas casas de


adobe a orillas del río Nilo. Su vida estaba dedicada a las tareas agrícolas, siendo
permanentemente vigilados por los funcionarios del faraón.
Los frutos de las cosechas obtenidas eran divididos en dos partes: una para ellos,
y otra que se depositaba en los almacenes de los faraones para alimentar a los
funcionarios reales.

Esclavos

Los esclavos se desempeñaban en diferentes tareas, como servir en el palacio del


faraón o en las casas de los nobles, guerreros y sacerdotes. Por lo general eran
extranjeros, prisioneros de guerra o personas entregadas como tributo por otros
países.

Costumbres del Antiguo Egipto

RELIGIÓN

Los dioses tenían una apariencia antropomorfa, aunque unida a otros elementos
tomados de los animales, que querían representar los poderes del dios. Siguiendo
las relaciones familiares, tan importantes para los egipcios, eran agrupados en
tríadas familiares. De esta manera eran más fáciles de recordar e identificar.

Cada uno de los dioses estaba a disposición del mundo terrenal en lo más
profundo de los templos, encarnado en una estatua que el faraón, o en su defecto
el sacerdote, debía atender cada día.

FAMILIA

Aunque la sociedad era muy tolerante, la familia compuesta por una pareja con
sus hijos se consideraba el modelo ideal.
La mujer: mantenía su nombre, una cierta independencia e incluso su trabajo:
había comadronas, tejedoras, intendentes, o bien colaboraban con el negocio de
su marido. Adquirían rango al casarse: nbt pr significa administradora del
patrimonio, y en la casa eran las que organizaban todo. Solían prestar mucha
atención a su aspecto, mimando especialmente el peinado y maquillaje. En las
pinturas que nos han llegado, mientras la piel de los varones se representa
morena, la de las mujeres de clase alta es de tono más pálido. Ello servía para
indicar su alto status y para indicar tanto que permanecían resguardadas del sol
en la casa, como que podían pagarse los cosméticos. Otras versiones (discutibles)
indican que era un símbolo de pureza, belleza y de inactividad con respecto a los
hombres, a los que se les representaba siempre con un tono más oscuro de piel.

Matrimonio: comenzaba por lo general cuando la pareja se iba a vivir junta, ellas
entre 12 y 14 años, ellos sobre los 16, sin ningún tipo de sanción oficial, salvo la
firma de un contrato privado en el que se detallaban los bienes de cada uno: la
boda se celebraba en familia porque era un asunto privado. La monogamia o la
poligamia eran una cuestión práctica, sin trascendencia jurídica o moral: al tener la
esposa e hijos derechos aparte del patrimonio del marido, esta cuestión influía en
la decisión de tener o no una segunda esposa, o que ésta fuese una esclava.

Divorcio: era también cuestión privada, podía ser solicitado por cualquiera de los
cónyuges, por motivos tan amplios como el adulterio, la esterilidad e incluso la
fealdad de la esposa. Si previamente se habían delimitado los bienes de los dos
cónyuges en el contrato privado realizado por un escriba, ella podía recuperar los
suyos, y si no poseía nada, siempre podía volver con sus padres.

Sexo: había una gran libertad, como se refleja en numerosos escritos y en la


moda: las mujeres (a excepción de las reales, que se tapaban para no tomar el
sol), al igual que los hombres iban con el torso desnudo en la primera época
aunque había empleos en que iban desnudos: carniceros, marineros, sirvientas,
etc. Las relaciones no estaban controladas, el incesto era habitual en la familia
real y ni siquiera el adulterio de la mujer estaba penado, en el peor de los casos le
costaba un divorcio, aunque en algunos papiros se relatan casos de pedradas
ante el adulterio de la mujer. El único tabú era el considerar la menstruación
impura, al extremo de dispensar a ciertos trabajadores de acudir a su puesto
durante los días en que la tenía su esposa.

Hijos: eran deseados, aunque debido a la alta tasa de mortalidad de las mujeres
en el parto, se usaban anticonceptivos para evitar embarazos seguidos. Los niños
eran mimados y educados sin distinción de sexo y muchos aprendían a leer y
escribir. Los hijos de familias nobles asistían a la escuela de la Casa Jeneret, la
casa de la reina.
Vestimenta

Al principio usaban diversas fibras de juncos y cañas además del lino, cuyo uso se
generalizó luego por la creencia de que era más puro. Había cuatro tipos: Lino
real, tela útil fina, tela sutil y tela lisa. El color preferido era el blanco, aunque
llevaba algunos dibujos en los bordes. Los hombres vestían una falda corta, sujeta
a la cintura por dos extremos cruzados, llamada schenti.

Las mujeres de clase alta llevaban un vestido largo y ceñido, llamado kalasiri, de
una pieza y sujeto con dos tirantes que les cubrían los senos. También llevaban
una especie de capa corta cubriendo los hombros, para evitar el sol.

En la última época o período nuevo, la vestimenta cambió ostensiblemente, en


particular para las mujeres, debido al concepto de impudicia femenina que se
introdujo a través de las dinastías ptolemaicas (de origen griego). Ello produjo
como consecuencia, que las mujeres fuesen progresivamente tapando sus
cuerpos. Los obreros iban desnudos o con un taparrabos, y las mujeres
trabajadoras llevaban ropas amplias, aunque algunas iban desnudas también.

También es digno de mención que la realeza y los escribas reales iban siempre
depilados en todo el cuerpo (tanto hombres como mujeres), pues el pelo y el vello
corporal (incluyendo las cejas), dicen algunos autores que les alejaba de la
divinidad, pues era el símbolo de la materia o materialización. Aun así, se
encuentran casos como el del escriba real Imhotep, que han aparecido
representados con bigote o con pequeñas barbas.

Alimentación

Heródoto nos dice que los obreros comían cebollas y ajos, pero es seguro que
también tomarían pan y cerveza, ya que se les pagaba en trigo y cebada.

Por las pinturas, relieves y ofrendas se sabe que les gustaban las aves, el
pescado, y las frutas, ya que aparecen en la mesa del Faraón. En las tumbas se
han encontrado aves y pescados en salazón y carne de buey momificada. La
carne que pudiesen comer sólo provenía de sacrificios, o como ofrendas de
diplomacia a las representaciones de otros países que venían a hacer diferentes
tratos comerciales y de toda índole. Aunque consta el uso de dátiles para la
alimentación, la cocina egipcia no se limita a ello, ni al orden occidental típico de
primer plato, segundo plato y postre. En varias tumbas egipcias se han encontrado
ánforas de miel (todavía comestible a pesar de tener más de cinco mil años de
edad), y varios huesos de frutas como dátiles, cítricos (posiblemente importados) y
otros.

Enseñanza
Casa de Vida (en egipcio: Per Anj) era el nombre dado a la institución existente en
el Antiguo Egipto dedicada a la enseñanza en su nivel más avanzado, funcionando
igualmente como biblioteca, archivo y taller de copia de manuscritos. Las Casas
de Vida eran accesibles sólo a los escribas y a los sacerdotes. No se conocen
muchos pormenores sobre esta institución, pero se sabe que surgió en la época
del Imperio Antiguo. Tendía a ser sede del palacio real, pero funcionaba en una
parte del templo o en un edificio situado dentro del área a éste dedicada.
Probablemente cada ciudad de dimensión media tendría su Casa de Vida,
conociéndose la presencia de estas instituciones en localidades como Amarna,
Edfu, Menfis, Bubastis y Abidos.

En Amarna la Casa de Vida estaba formada por dos salas principales y sus
anexos, uno de ellos era la casa del director de la institución. Entre las
enseñanzas impartidas se encontraban las de medicina, astronomía, matemática,
doctrina religiosa y lenguas extranjeras. El conocimiento de estas últimas se hizo
importante durante el Imperio Nuevo debido al cosmopolitismo de la era, marcada
por el dominio de Egipto sobre una vasta área que iba de Nubia hasta al río
Éufrates.

Los escribas que trabajaban en las Casas de Vida tomaban títulos como
"Servidores de Ra" o "Seguidores de Ra". Ra era el dios solar egipcio, aquel que
daba la vida; así, el título estaba asociado a la idea de que los escribas serían
ellos mismos transmisores de vida. Las Casas de Vida se encontraban también
asociadas a Osiris, dios del renacimiento. Se creía que el acto de copiar textos
ayudaría al dios a renacer todos los años en su festival.

En estas casa de vida también funcionaban unos establecimientos que podrían ser
considerados una especie de sanatorio.

Agricultura

Numerosas pinturas en templos y tumbas nos han dejado constancia tanto de los
esfuerzos dedicados a la agricultura, columna vertebral de la economía, (Los
faraones se preocuparon de realizar costosas obras de canalización para
domesticar al Nilo) como del trabajo del campesino.

Las primeras canalizaciones datan del 3500 a. C., y en 1830 a. C. se establece el


primer plan de regadíos en el Bajo Egipto que garantizará en el futuro reservas de
agua para permitir los cultivos en la estación seca.

a tierra fue al principio propiedad real, pero sucesivas donaciones reales derivaron
en un régimen latifundista en el que se arrendaban las parcelas a distintas
familias. Normalmente, los contratos eran anuales y se renovaban si no había
incumplimiento, de forma que eran heredables por los hijos. La estabilidad
económica hizo que no variaran las condiciones en 3000 años: fuera buena o mala
la cosecha, al arrendador o al recaudador de faraón habían de entregarse 7 u 8
khar (86 litros de grano) por cada arura (0'25 ha).

Se cultivaba principalmente trigo, cebada, lino, higos, cebolla, lechuga, y recibió


especial cuidado la vid, mimando el vino, del que se indicaba en el ánfora
procedencia, año de cosecha, y nombre del viticultor, y era muy apreciado. Con la
cebada se preparaba la cerveza, barata y abundante.

Los árboles eran escasos, por lo que estaba totalmente prohibido cortarlos sin
permiso real. Generalmente los frutales estaban en los jardines privados de las
familias ricas.

Economía

La economía del antiguo Egipto estaba totalmente intervenida. El Estado


controlaba la agricultura, era propietario de las minas, repartía los alimentos,
recaudaba impuestos y controlaba el comercio exterior.

La riqueza provenía de los excedentes agrícolas: nada más recoger la cosecha,


los productos y las cabezas de ganados “cobrados” como impuestos eran llevados
a los silos de los respectivos organismos, verdaderos núcleos de toda la
organización egipcia. Estas infraestructuras de almacenaje eran de vital
importancia ya que servían para conservar los excedentes durante la estación de
la crecida. Durante las diferentes etapas del Antiguo Egipto presentaron diversas
morfologías. En el Imperio Antiguo estos silos tenían formas cónicas con una
abertura en su extremo superior para verter el contenido. En el caso de que fueran
demasiado altos se habilitaban escaleras auxiliares para facilitar la descarga.
Estas estructuras fueron sustituidas en el Imperio Medio por edificios
cuadrangulares con varias aberturas en el tejado que constituían en sí mismos
silos. Por último existía un último tipo de granero exclusivo para el almacenaje de
semillas de siembra que se diferenciaba del resto por su forma trapezoidal.
Rigurosamente administrados por escribas especializados, los almacenes tenían
varias funciones:

Acumular reservas para tiempos de escasez.

Pagar los salarios de todo empleado (obrero, artesano o funcionario) al servicio


del Faraón, templo o noble responsable del almacén.

Distribuir las simientes para la siguiente siembra.

Vender los excedentes al exterior.


Medicina

Surgió como en otras partes del mundo, con la observación del efecto que algunas
plantas tienen sobre el ser humano: sanan, curan o matan. Dada la tendencia del
egipcio a estudiar todos los fenómenos naturales, pronto surgió un cuerpo médico
que alcanzó un gran prestigio, incluso en el extranjero.

Había especialistas en medicina del trabajo, por la urgencia de poner de nuevo al


obrero a trabajar, obrero al que se atendía de forma gratuita. Otras especialidades
relevantes eran la Ginecología, debido a lo importante que eran los hijos, y la
Cirugía. La medicina se enseñaba en la Casa de la Vida adscrita a los diferentes
templos.

Ejército

Egipto era un enclave protegido por la naturaleza: ésta le proporcionaba un río que
le daba vida, y más allá el desierto que hacía imposible una invasión, al menos
hasta el Imperio Medio cuando las fronteras se revelaron poco seguras y los
faraones decidieron actuar en el exterior, luchando por Siria y Canaán,
enfrentándose así a otros imperios. Se hizo entonces imprescindible un ejército
organizado.

En el Imperio Antiguo, el ejército se denominaba mesha, cuya traducción viene a


ser “agrupación de fuerzas”: y efectivamente, eso era, unos grupos que se reunían
en caso de necesidad para apoyar a pequeñas unidades permanentes. Este
ejército tenía entre sus funciones la protección de fronteras y del comercio
marítimo, pero también la realización de todo tipo de trabajos públicos.

Durante el Primer Periodo Intermedio y a consecuencia de la inestabilidad, los


distintos gobernadores crearon ejércitos privados, y comenzó una práctica que se
hizo habitual: el empleo de fuerzas mercenarias extranjeras. Ya en el Imperio
Nuevo, tras la derrota de los hicsos, la dinastía XVIII comienza una serie de
campañas militares y conquistas para las cuales el ejército necesitó una elaborada
organización. Los hicsos habían introducido el caballo y el carro de guerra, cuyo
uso quedó restringido al faraón y los nobles, y estos cuerpos de élite quedaban
encuadrados en Divisiones de infantería, que constituían la principal masa de
combatientes. Cada una iba mandada por un general y recibía el nombre de un
dios; estaban divididas en batallones y estos en compañías formadas por unos
200 hombres, repartidos en secciones de 50.

En cuanto al armamento, pinturas y relieves nos han dejado testimonio del uso del
arco, aljaba para las flechas y cimitarra, así como lanza, y una maza sustituida
posteriormente por un hacha. También llevaban puñal al cinto y un escudo de
cuero.

Los mandos estaban formados por miembros de familias de cierta categoría, los
únicos que podían acceder a la escuela de oficiales y que conseguían prestigio y
fama en la batalla, logrando sus ascensos. La tropa tenía la esperanza de
conseguir un terreno de 3’25 Ha, sin distinción entre nati

Viviendas

Las primeras viviendas que conocemos datan del Periodo Predinástico:


construidas con paredes de adobes y el techo de troncos cubiertos por hojas de
palmera y barro, eran casas sencillas, pequeñas, semisubterráneas y con el techo
inclinado, muy parecidas a las actuales. Incluso la técnica permanece inalterada,
con los bloques de barro y paja secándose al sol, material frágil en el tiempo, que
no nos ha dejado restos arqueológicos, al contrario que las tumbas o los templos:
los vivos no necesitaban construcciones eternas, sólo los dioses y los difuntos
eran merecedores de ese privilegio. Sólo quedan restos de Amarna, Deir el-
Medina y poco más.

Podemos hacernos una idea de cómo eran las casas de la clase alta por las
maquetas, sobre todo del Imperio Medio que reyes y nobles colocaron en sus
tumbas durante el Imperio Antiguo, aunque a partir del Imperio Nuevo sólo se
encuentran representaciones en papiros o pinturas. También se ha encontrado
mobiliario, ajuar, juegos de mesa y herramientas. Las casas de los ricos eran
mayores, o bien unían dos, por lo que tenían más habitaciones, cochera, jardines,
fuentes, huerto e incluso baño (el retrete era un recipiente de piedra con tapa), y
estaban decoradas con frescos.

Una residencia estándar cobijaba de cinco a diez personas, padres con sus hijos,
a veces de distintas madres porque la mortalidad era alta y los divorcios
frecuentes. Las casas se pintaban de blanco y las habitaciones estaban en línea,
unas detrás de otras ocupando entre 40 y 120 m². Se accedía por una puerta de
madera, y en la primera estancia se encontraba un altar, y se guardaban
lámparas, jarras, braseros. A continuación se pasaba a la sala principal, iluminada
con pequeñas ventanas que podían estar o no protegidas por contraventanas o
celosías, y donde podía haber una bodega o recipientes cerámicos. En ella había
una columna central de madera, que sujetaba el techo. Unas escaleras llevaban a
la bodega, y una puerta daba paso al resto de las habitaciones, si es que las
había, que eran almacenes y dormitorios. Se cocinaba en la calle, si la casa era
muy pequeña, o en el patio trasero, donde había un horno y un pequeño almacén
de grano.

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