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Violencia, guerrillas y estructuras agrarias

resumen
 La Violencia como escenario contemporáneo de nuestro país permitiendo estudios
científicos sociales de la época el escritor hace una “síntesis interpretativa del tal
fenómeno” tomando como referencia los siguientes puntos históricos: el surgimiento del
gaitanismo, sus propósitos e inconvenientes y el 9 de Abril de 1945, las persecuciones y
represiones posteriores por parte del gobierno y con ellas el surgimiento de la resistencia
civil y la consolidación de la resistencia armada, y por último, desarrolla lo que denomina
tres procesos globales de La Violencia: el terror, la resistencia y el desmoronamiento del
orden social.

Sánchez nos ofrece un análisis de la situación económico-política colombiana anterior a


1945, una bonanza económica dada por los precios del café y el crecimiento agrícola que
se evidenciaba en el país, y la estabilidad política producto de una división bipartidista de
la sociedad colombiana que dejaba una clase dominante cohesionada y una clase baja
dividida, débil políticamente.

Jorge Eliécer Gaitán se erigió como el heredero de tareas para transformar la realidad
colombiana con sus dos principales consignas: distribución económica y participación
política real con un corte popular.

Gaitán como líder social logro menguar el control que la oligarquía ejercía contra las
protestas de las clases bajas y medias induciendo la docilidad de los sindicatos,
disminuyendo las luchas gremiales y concentrando su accionar reivindicativo en las calles
al saberse la noticia de la masacre de varios liberales en varios pueblos del país a manos
de conservadores, Gaitán organiza varias marchas con masiva asistencia entre las que se
conocen: La "Marcha de las Antorchas" y la "Marcha del Silencio"; promoviendo una
nueva estrategia la unión del pueblo más allá de las barreras bipartidistas

Frente a esta propuesta la élite liberal y la conservadora tomaron diferentes posiciones


con un fin común, el fracaso político de Gaitán, sin embargo hay otro proceso opuesto al
anterior que opera como freno al desarrollo del gaitanismo como frente de los oprimidos y
arrincona a Gaitán en su papel de simple jefe liberal
La significación política como líder social y dirigente político del partido liberal le significó
uno de sus principales retos, ante esto, finalmente el gaitanismo se consolidó como un
movimiento social diferenciado del partido, permitiéndole tener diversificación social

A lo anterior le podemos sumar el poco apoyo que tuvo en las zonas rurales –
especialmente en las conservadoras, su punto de apoyo son las ciudades, las amplias
masas urbanas esa limitante fue poco a poco aprovechada por Laureano Gómez, quien a
partir de la apropiación de esas zonas habitadas principalmente por conservadores
propulsaría más adelante la oleada más fuerte de La Violencia

El 9 de abril de 1948, no era el inicio, era la culminación de la primera oleada de


violencia. Contrastado con la Bogotá días antes engalanada para la
IX Conferencia Panamericana, y de la cual Gaitán había sido excluido, porque pertenecía
a la Colombia que no se podía mostrar, a la de todos los días, a la de la miseria y con su
asesinato irrumpió precisamente lo que Sánchez nombra “el rostro oculto de Bogotá y de
Colombia

El escritor realiza una clasificación de lo que considera dos tipos de blanco y acciones.

El primero, la protesta social, caracterizada por la turba compuesta por los pobladores de
la periferia bogotana rebasó los negocios del centro, muchos de los cuales eran de
extranjeros conocidos como turcos; allí hubo principalmente saqueo El autor describe ese
momento como “una mezcla de ira, impotencia y rebelión”.

Por otro lado, el alzamiento político, está ligado a la concentración en el palacio


presidencial, que fuera defendido gracias a la lealtad del ejército y civiles conservadores
armados; además de esto está la quema de los edificios gubernamentales(Ministerio de
gobierno, Ministerio de justicia de educación, la cancillería, la procuraduría general de la
nación, la gobernación) y eclesiásticos, la creación de la “Junta Revolucionaria” de la que
Sánchez concluye más adelante “No tuvo capacidad o vocación de poder” y la toma de
las emisoras por parte de “profesionales gaitanistas radicales” quienes transmitieron
órdenes e información al resto del país.

Los liberales se tomaron la Radiodifusora Nacional. Intelectuales, a su turno en el


micrófono dieron testimonio de una realidad violenta, una lucha dramática por el poder.
Pero, para animarla, al frente del micrófono también se creó otra realidad: la Revolución
liberal. Se anunció su triunfo, se dio por hecho el cambio de la historia. La Violencia
empezó a fraguarse y aún vivimos sus consecuencias. El camino del Bogotazo fue la
guerra y a través de la radio se creyó en una victoria. Pero esta nunca llegó y, al contrario,
lo que vino fue una violencia aún peor que la de antes. Así quedó registrada la esperanza
de aquellos liberales, el entusiasmo por el poder, la sed de venganza. Un camino incierto.
El pueblo había sido desorganizado El 9 de abril colombiano era al fin y al cabo en su
matriz misma, una reacción popular defensiva y retaliadora, y no propiamente el resultado
de un plan político insurreccional.

En palabras de Sánchez “No bastaba con el aplastamiento de la rebelión sino que había
que eliminar toda posibilidad de que se repitiera algo semejante (…) que el movimiento
obrero se convirtiera en el eje articulador de la protesta social y de la oposición política”. A
partir de entonces y bajo los gobiernos de Lleras Camargo, Ospina Pérez y Laureano
Gómez caen en avalancha múltiples medidas represivas y explotadoras contra los
sindicatos, las huelgas, protestas y demás formas de participación política y exigencia de
los derechos del pueblo.

Laureano Gómez era claro en su propósito de destruir la posibilidad de que la provincia


levantada en armas el 9 de abril amenazara en algo el control impuesto a la ciudad; para
esto contó con el poder que había cultivado en las principales áreas conservadoras:
Nariño, Antioquia y Boyacá, y con la ayuda del clero que “respiraba ira santa” tras haber
sido vulnerado y humillado por los “nueve abrileños”; Gómez tuvo lo necesario para
impulsar en estas áreas un discurso de legitimación a la persecución y eliminación de
liberales, y fue así como con la colonización de Tolima, el Valle y el Viejo Caldas, propulsó
allí la llegada de La Violencia. Comenzaron entonces a ser comunes las noticias de
masacres, asesinatos y hostigamientos, genocidios, torturas… mucho de esto a manos de
los sanguinarios chulavitas procedentes una región Boyacense, concluye Sánchez al
respecto, “Los chulavitas y la iglesia desempeñaron papeles complementarios en La
Violencia”.

Tres procesos globales en La Violencia bajo el régimen de Laureano y su sucesor


Roberto Andaneta en noviembre de 1951:

El primero de los procesos, El terror, en sus múltiples modalidades: Oficial directa y


principalmente por el encarcelamiento de dirigentes liberales, el boicot a huelgas y paros,
la complicidad de diferentes funcionarios públicos con las milicias conservadoras, la
incentivación del sectarismo partidista, la tierra arrasada y destrucción de fincas y
ganado, la tortura, masacres, genocidios, el dúo de “señaladores” y “pájaros” etc.… que
dejaron como ejemplo aproximadamente 1500 campesinos muertos a manos del ejército
en el Líbano, Tolima –Zona de surgimiento de la guerrilla más adelante-.

El segundo, la resistencia, surge ante el constante terror y hostigamiento a los liberales,


implantado desde el desprestigio y la burla oficial encabezada por Laureano Gómez y su
analogía del Basilisco, desde la informalidad surge también a manos de milicias
conservadoras; esta situación causó dos efectos importantes: en la clase dirigente liberal
un ausentismo en las elecciones que terminó por erigir presidente al único candidato
presidencial conservador, Laureano Gómez, y en la clase popular se nace la resistencia
civil, que ante la ineficiencia del partido liberal y el creciente atropello de los
conservadores se consolidó como una resistencia armada que dio lugar a múltiples
grupos guerrilleros

para concluir el texto Sánchez analiza los efectos sociales dejados por la Violencia; entre
ellos se destacan: la transformación de las estructuras agrarias ocasionada por múltiples
causas como el desplazamiento de tierras a los que fueron sometidos los campesinos
quienes fueron desarraigados o forzados a vender a precios irrisorios sus tierras para
migrar a la periferia de las ciudades siendo algunos atraídos por los grupos guerrilleros; a
partir del bajo costo de la tierra en guerra frente a la demanda de aumento de los salarios
por la inseguridad de la misma, se desprendieron dos consecuencias, una el surgimiento
de una nueva clase media-alta, los “aprovechadores” quienes conseguían ingresos altos
rápidamente comprando las tierras abandonadas y aprovechando la bonanza del agro
que gozaba el país; otra la clase hacendataría migró a la ciudad, dejando finalmente el
control de la tierra a mano de los mayordomos y arrendatarios quienes terminaron
cambiando la dinámica de la hacienda.

Otras consecuencias fueron las pérdidas en el sector ganadero debido al robo y la


destrucción de los semovientes como castigo entre bandos contrarios, además de la
expropiación y el cobro de vacunas por parte de los grupos guerrilleros.

"Ninguna mano del pueblo se levantará contra mí y la oligarquía


no me mata, porque sabe que si lo hace el país se vuelca y las
aguas demorarán cincuenta años en regresar a su nivel
normal."   Jorge Eliecer Gaitán    

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