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Trabajo para Medi(t)aciones algorítmicas.

Alumno Ariel Dávila

En este trabajo intentaré resumir el capitulo “Estética y Anestésica” del libro “Walter Benjamin
escritor revolucionario” de Buck Morss y tratar de reflexionar que aplicación de esta mirada se
podría hacer sobre la consideración de la obra de arte que utilizan las nuevas tecnologías digitales.
El capitulo de Buck Morss se llama “Estética y anestésica: Una reconsideración del ensayo sobre la
obra de arte”. En este capítulo la autora aborda el ensayo de Benjamin “La obra de arte en la época
de la reproductividad técnica.”
Al principio del capítulo hace referencia que este ensayo es considerado una afirmación de la
cultura de masas y de las nuevas tecnologías a través de las cuales es diseminada. Además que
Benjamin pondera el potencial cognitivo y político de las experiencias culturales tecnológicamente
mediadas. Pero también advierte que el fascismo es una “violación del aparato técnico” que de un
modo violento intenta “organizar las masas recientemente proletarizadas” sin darles lo que les
corresponde sino “procurando que se expresen” “en consecuencia, desemboca en un esteticismo de
la vida política”.
Benjamin cita a los futuristas con su manifiesto: “La guerra es bella, porque, gracias a las
máscaras de gas, al terrorifico megáfono, a los lanzallamas y a la tanquetas, funda la soberanía de
lo hombre sobre la máquina subyugada. La guerra es bella, porque inaugura el sueño de la
metalización del cuerpo humano. La guerra es bella, ya que enriquece las praderas florecidas con
las orquídeas de fuego de las ametralladoras....”.
Buck Morss sostiene que Benjamin no está diciendo que la alienación sensorial está en el origen de
la estetización de la política, estetización que el fascismo no inventa sino que meramente
"administra" (betreibt). Por otro lado la alienación y la política estetizada, en tanto condiciones
sensoriales de la modernidad, sobrevivieron al fascismo, y que del mismo modo lo sobrevive el
goce obtenido en la contemplación de nuestra propia destrucción.

Benjamin cree que el comunismo respondió esta estetización de la política con la politización de
arte, y propone: deshacer la alienación del sensorium corporal, restaurar la fuerza instintiva de los
sentidos corporales humanos por el bien de la autopreservacíón de la humanidad, y la de hacer
todo esto no evitando las nuevas tecnologías si no atravesándolas.

Pero para analizar esta estetización de la politica y la politización del arte, Buck Morss realiza una
genealogía de la estética, para comprender como entiende Benjamin la constelación entre arte,
política y estética.
Estética proviene del griego Aisthitikos aquello que "percibe a través de la sensación". Aisthisis es
la experiencia sensorial de la percepción, aunque esa percepción no estaba referida al arte si no a la
naturaleza y todo lo real. Para Eagleton la estética nace como discurso del cuerpo, una forma de
conocimiento que se obtiene a través del gusto, del tacto, del oido, la vista y el olfato de todo el
sensorium corporal. Es verdad que los sentidos pueden educarse y culturizarse, pero los sentidos al
pertenecer al cuerpo, preservan un huella incivilizada un núcleo de resistencia a la domesticación
cultural.
Baumgarten fue el filósofo que recupera el término estética, justamente con esta idea de una forma
de percepción de la realidad, pero no necesariamente asociado a lo bello y al arte como luego fue
tomado por otros filósofos. En incluso para algunos la estética estaba asociada a lo sublime ideal,
incluso al elitismo.
Baumgarten definió a la Aisthisis como la experiencia sensorial de la percepción diferenciando la
Aesthetica Artificialis, como por ejemplo el arte y la Aesthetica Naturalis. Luego el Arte asociado
con lo artificial, da mas importancia a lo imaginario antes que lo empírico, lo ilusorio antes que lo
real.
En la modernidad se retoma el mito del autogénesis, el “hombre” moderno es la ilusión narcisista de
control absoluto. El hecho de que uno pueda imaginar algo que no es, uno puede recrear al mundo
de acuerdo con un plan. El hombre moderno con su razón puede tener el control de la realidad.
Para Kant la razón es la superación de los sentidos, por mas que el soldado tenga miedo y sus
sentidos autopreservación no le permitirían ir a la batalla, su razón y asociada su moral vencen a los
sentidos. Kant de esta forma criticaba el romanticismo de finales del siglo XVIII y principios del
XIX. El tema del sujeto autónomo y autotélico como privado de sentidos y, por esta razón, un
creador viril, sublimemente autocontenido, aparece a lo largo del siglo XIX, de la misma manera
que la asociación de la "estética " de este creador con el guerrero, y consecuentemente con la
guerra. Kant hablaba de una “Mannnesaesthetik” una estética viril del hombre, en contraposición a
una “Weibesaesthetik” estética de mujeres. En clara referencia a una estética fuerte asociada a la
moral, y una estética débil asociada a los sentidos.

Hoy sabemos, dice Buck Morss, que los sentidos son efectos del sistema nervioso, millones de
neuronas se extienden por el sistema nervioso através del cuerpo hasta el cerebro. Pero aunque
sepamos como está compuesto bioquimicamente el cerebro y su funcionamiento todavía la mente es
una gran incógnita. Además que durante mucho tiempo la fisiología y la filosofía recorrieron esta
pregunta de forma separada.
Hegel sostenía que para estudiar el alma humana no hay que colocar el cerebro en una mesa de
disección sino estudiar lo que hace.
Pero para no caer en la falsa dicotomía entre mente y cerebro, además que el cerebro y la mente se
constituyen a partir de elementos fisiológicos, genéticos, ambientales, pero también experiencias
sensasiones y traumas. Buck Morss prefiere hablar de sistema sinestésico, termino tomado de Sir
Charles Bell, ya que el sistema nervioso recorre todo el cuerpo y requiere de todos los sentidos para
tener experiencia. La experiencia no seria solo la mediación entre sujeto y objeto, como lo expresa
la filosofía clásica, como si se pudiera aislar artificialmente la biología humana del ambiente, el
“sistema sinestésico” se trata de un sistema estético de conciencia sensorial descentrado del sujeto
clásico, en el cual las percepciones externas de los sentidos se reúnen con las imágenes internas de
la memoria y la anticipación. El cuerpo todo tiene conciencia sinestésica.

La comprensión benjaminiana de la experiencia moderna es neurológica. Tiene su centro en el


shock. Benjamin confía en un hallazgo de Freud , la idea de que la conciencia es un escudo que
protege al organismo frente a los estímulos – "energías demasiado grandes del exterior, impidiendo
su retención, su huella como memoria”.
Benjamin sostenía que esta experiencia productora de shock del campo de batalla "se ha convertido
en norma" en la vida moderna. "Percepciones que antaño ocasionaban una reflexión consciente son
ahora el origen de impulsos de shock que la conciencia debe parar. En la producción industrial, no
menos que en la guerra moderna, en las multitudes en las calles y en encuentros eróticos, en parques
de diversiones y en casinos, el shock es la esencia misma de la experiencia moderna.
Ser "defraudado en su experiencia" se ha convertido en el estado general del hombre moderno. En
tanto se le ordena al sistema sinestésico que detenga los estímulos tecnológicos para proteger al
cuerpo del trauma de accidente y a la psique del shock perceptual. Como resultado, el sistema
invierte su rol. Su objetivo es adormecer el organismo, retardar los sentidos, reprimir la memoria: el
sistema cognitivo de lo sinestésico devino un sistema anestésico.
Esta crisis de la percepción según Benjamin no se trata de educar al oído no refinado para que
escuche la música, sino de devolverle la capacidad de oír. Ya no se trata de entrenar al el ojo para la
contemplación de la belleza, sino de restaurar la “perceptibilidad”.

Anestesia
Las técnicas anestésicas fueron prescritas por los doctores contra la enfermedad de la "neurastenia",
identificada en 1869 como constructo patológico. En las descripciones decimonónicas de los efectos
de la neurastenia llama la atención la desintegración de la capacidad para la experiencia,
exactamente como en la consideración benjaminiana del shock. Anestesia seria la anulación de la
aesthesis, es decir provocar de modo artificial el sensorium para la experiencia del dolor. La
principal de todas la drogas utilizadas contra el “agotamiento nervioso” era el opio. Es notable
como están caracterizadas las enfermedades nerviosas de la “civilización moderna” como la
neurastenia que podía ser provocada por exceso de trabajo, los efectos dañinos atribuidos al
predominio del sistema fabril.
En la misma época se empezó a desarrollar la anestesia como procedimiento médico para por un
lado tratar el dolor y por otro para realizar operaciones. Como contraparte del Schock de la
revolución industrial se expandió notablemente el uso de drogas como uso recreativo. Europa en el
siglo XIX se convirtió en un gran mercado consumidor de opio, cuando China (principal productor
y consumidor también) quiso prohibir el comercio controlado por la marina inglesa, estos
declararon la guerra a China. Había mucho dinero involucrado en el comercio del Opio.
En el siglo XIX aparece la palabra fantasmagoría la cual tuvo su origen en Inglaterra en 1802, como
el nombre de una exhibición de ilusiones ópticas producidas por linternas mágicas. Seria una
aparencia de la realidad que engaña a los sentidos por medio de la manipulación técnica. La
revolución industrial y técnica del siglo XIX multiplicó el potencial para los efectos
fantasmagóricos. En el Passagen Werk Benjamin registra la diseminación de formas
fantasmagóricas en el espacio público, las vidrieras, exhibición de mercancías fantasmagóricas para
el consumidor, panoramas y dioramas que sumergen en un paisaje artificial, ferias etc... actualmente
las nuevas tecnologías desarrollaron pantallas, paisajes totalmente artificiales, como parques
temáticos, salones de juego etc. Estos ambientes están totalmente controlados y desarrollados para
la publicidad y lo que Guy Debord llamó La sociedad del Espectáculo.
La fantasmagorías son una tecnoestética. Las percepciones son lo suficientemente reales porque
impactan en los nervios y los sentidos, pero su objetivo es la manipulación del sistema sinestésico
por medio del control de los estímulos ambientales.
El papel que juega el arte es ambivalente ya que como experiencia sensorial que se distingue
precisamente por su separación de la realidad es difícil de sostener. Gran parte del Arte se convierte
en fantasmagoría como entretenimiento, como parte del mundo de las mercancías. El sensorium de
la vista fue privilegiado en esta fantasmagoría. Benjamin describe al Flaneur (un paseante del París
del siglo XIX) como un autoentrenado en esa facultad de distanciarse convirtiendo la realidad en
una fantasmagoría: aminora su paso y observa la multitud, construyendo un patrón de su superficie.
Pero no era solo el sentido de la vista esta fantasmagoría comprendía también los restaurants, las
perfumerías, las nuevas telas y el sentido del tacto.
El objetivo era crear un ambiente total por el arte, el proyecto mas monumental fue el
Gesammkunstwerk (obra de arte total) de Wagner. El comienzo del desencanto por la realidad y el
mundo con la obra de arte total Wagner trata de producir una metafísica totalizante
instrumentalmente, utilizando los medios técnicos disponibles.
Marx fue el que hizo conocido el termino fantasmagoría para describir el mundo de las mercancías
que con la sola imagen , mostrando su superficie ocultan el rastro del trabajo que las produjo.
Buck Morss luego describe como la tecnologia afectaba el imaginario social. La especialización, la
realización y la integración de las funciones sociales producían un tecnocuerpo de la sociedad y se
lo imaginaba tan insensible al dolor como el cuerpo individual bajo los efectos de la anestesia
general.
La tecnología se convertiría en una armadura de este tecnocuerpo que lo protegía de su
desintegración, es como una prótesis que ayuda y expande las capacidades del cuerpo pero tambien,
un protector que lo aísla.
Por otro lado Buck Morss habla de una separación de la experiencia y de la perspectiva preceptual
derivada de las nuevas técnicas de asepsia en las operaciones y cirugías. Esta separación estaría
dividida en agente, materia (receptor), observador. Walter Benjamin habla del cirujano y del
camarógrafo, en oposición al mago y al pintor. Las operaciones del cirujano y el camarógrafo son
no-auráticas: “penetran” en el ser humano; al contrario el mago y el pintor se enfrenta a la otra
persona intersubjetivamente, “hombre frente a hombre” .

Resumiendo la mirada Buck Morss sobre esta estética de la anestesia nos bloquea la experiencia, en
el sentido de experiencia que propone Benjamin, es decir la experiencia erfahren no es solo lo que
absorvemos con los sentidos, sino la memoria de la experiencia y la capacidad de narrar esa
experiencia.
La aparición del cine y el uso que hizo el facismo para devolver una imagen narcisista del hombre,
hizo que miráramos la estética de las masas en las películas de Leni Riefenstahl anestesiados. Cla
ro esto nos hace reflexionar sobre como nos anestesian las mediaciones actuales, como se
espectacularizan los conflictos como guerras o conflictos sociales, y como los algoritmos nos
asisten o nos gobiernan o también nos anestesian?
En esta sociedad del control las nuevas medialidades se rigen por intereses de marketing, utilizan
los algoritmos para focalizar sus estrategias, además se crearon en el mundo virtual redes sociales
que captan nuestra atención, seduciendonos a participar para producir mas datos que sirven para que
nos conozcan mejor y poder vender mejor tanto productos comerciales como entretenimiento,como
propuestas políticas.
Hay una nueva fantasmagoría digital, ante el desencanto de la realidad, realidad a la vez manipulada
por los medios se producen nuevas formas de atención. Estamos conectados 24 horas, los siete días
de la semana, no nos perdemos de nada, hay temor de perderse de algo, estas nuevas fantasmagorías
que nos anestesian nos obligan a los artistas a repensar el lugar del arte.
Por un lado existen una mercantilización del arte, las nuevas tecnologías nos proponen nuevos
dispositivos de atención y percepción, y a la vez abren nuevas posibilidades estéticas.
Por otro lado existen Inteligencias artificiales que ya crean obras de artes, ¿los artistas nos
convertiremos en curadores de las obras que crean los algoritmos?
Subscribo a la idea de Benjamin que aprender nuevamente a mirar, escuchar a sentir. No educar la
mirada para que sea mas culta o un oido mas fino. Si no para volver a sentir y percibir a repensar los
sentidos, reutilizar las tecnologias para abrir posibilidades de percepciones y sensibilidades que
tengan que ver con la “experiencia” en el sentido benjaminiano. Quizás estas nuevas técnicas del
artes nos despertar de la anestesia.

Ariel Dávila

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