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Elementos del autoconocimiento

Identidad
La identidad responde a las preguntas ¿quién soy?, y ¿Qué valoro?

El desarrollo de la identidad es un proceso continuo y cambiante a lo largo de la vida que se


fortalece con las experiencias. Permite tomar conciencia de quiénes somos y qué es lo que
consideramos importante en nuestra vida personal y social.

Implica reflexionar acerca de lo que se ha sido, lo que se es en la actualidad y lo que se


desea ser; lo que permite evolucionar en los diferentes contextos y momentos de la vida
(Nagaoka, 2014), y a su vez reconocer el significado emocional que otorgamos a estos
momentos y contextos, lo que implica brindarle un valor a las experiencias y desarrollar un
sentido más claro de quiénes somos, en qué somos buenos, y ubicar nuestro rol dentro de
estos contextos.

Cuando se transita por la juventud, es a través de las interacciones con otras personas que
se comienza a fortalecer la propia identidad y con ellas se desarrolla el sentido de
pertenencia a grupos o colectivos, quienes ayudan a construir quienes somos (Nagaoka et
al., 2014).

En este sentido, el autoconocimiento y la formación de una identidad depende en gran


medida de la influencia sociocultural, la cual tiene un papel importante en la definición de
los roles sociales, es decir, por la forma con que nos hemos acomodado y participamos en
la vida social, ejerciendo determinadas actividades dentro de nuestro contexto (González,
S/F).

Mentalidad de Crecimiento
De acuerdo con Carol Dweck (2014), la mentalidad de crecimiento es la creencia de que la
inteligencia, el carácter y otras habilidades pueden desarrollarse continuamente como
resultado del esfuerzo y el aprendizaje, ya que permite tomar conciencia y generar
confianza sobre nuestra propia capacidad de cambio, lo que nos permite proponer y lograr
nuestras metas y objetivos.

De esta manera, las personas con una mentalidad de crecimiento consideran que el esfuerzo
es necesario para el éxito, aceptan desafíos, aprenden de las críticas y persisten frente a los
contratiempos (Transforming Education, 2018).

La mentalidad de crecimiento se respalda con evidencia científica a partir del concepto de


neuroplasticidad.

Neuroplasticidad
Es la capacidad del cerebro para formar nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida,
a partir de pensar, hacer y sentir las cosas de manera diferente, lo que permite modificar
hábitos que no contribuyen al bienestar, ni al logro de metas (Sentis, 2012).
Cada vez que se piensa de un modo determinado, se siente una emoción de manera
frecuente o se practica una actividad de manera continua, se fortalecen las vías cerebrales
conocidas como hábitos. Pero cuando se aprende una nueva tarea que implica cambiar la
forma de pensar, hacer y sentir, se construye un nuevo circuito, de tal manera que, si se
sigue transitando por él, el cerebro lo usa más hasta volverse natural, debilitando la antigua
vía.

En este sentido, los avances de las neurociencias nos indican que el cerebro funciona como
un músculo: cambia y se hace más fuerte cuando se aprenden cosas nuevas. Las personas
que más lo ejercitan modificando sus pensamientos, comportamientos y emociones en
función de su bienestar, fortalecen también su mentalidad de crecimiento.

Autoeficacia / Sentido de Eficacia


Para Bandura (en Nagaoka, 2014) es la creencia de que uno puede tener éxito en una
situación dada. En este sentido, las personas tienen más probabilidades de participar en
tareas en las que sienten que pueden tener éxito, siempre y cuando se actúe con la
persistencia adecuada y con miras a superar los desafíos.

Diferentes estudios señalan que cuando un estudiante confía en sus habilidades para
cumplir con sus objetivos, muestra un mejor desempeño en su área a través de la
retroalimentación positiva por parte de los docentes, pares y familia, y mediante las
emociones.

En este sentido, las personas adultas que acompañan a las y los estudiantes pueden
fortalecer el sentido de eficacia considerando romper los estereotipos de género asociados,
para que tanto hombres como mujeres tengan acceso a las mismas oportunidades para
lograr lo que se propongan y confíen en que pueden hacerlo.

Los jóvenes que desarrollan el autoconocimiento, apoyado de un sentido de eficacia, son


capaces de establecer metas relevantes y congruentes con sus valores, fortalezas,
debilidades, emociones, intereses y aptitudes.
Características de la mente
Entrenar la capacidad de atender es sumamente relevante para la autorregulación, y es
deseable que al menos se alcancen tres características en la mente: presencia, claridad y
flexibilidad (Chernicoff et al., 2015).

Presencia
Cualidad de una mente lúcida y consciente de lo que está realizando. Contrasta con una
mente distraída, poco consciente de los eventos de su entorno, y cuyas respuestas son más
bien habituales (Dahl et al., 2015).

Claridad
Hace referencia a una mente serena y tranquila, que discrepa de una distraída, agitada o
somnolienta. Una mente serena tiene la destreza para lidiar mejor con los retos que se
presentan día a día. Por el contrario, situaciones de estrés, distracción, malestar o cansancio
propician reacciones caracterizadas por la impaciencia y la irritabilidad. Para manejar estas
situaciones y posibilitar una mente serena, se sugiere llevar una vida sana: comer
saludablemente, dormir suficiente y realizar ejercicio físico (Barrett, 2017).

Flexibilidad o Ausencia de Fijación


Implica atender a los estímulos del entorno y ser consciente de ellos sin centrar la atención
en ellos, simplemente dejándolos pasar. Esto evitaría que las personas se “enganchen” en
elementos específicos de las situaciones, conducta que, de acuerdo con Gross (2015),
favorecería que se desencadenen respuestas emocionales desmedidas.

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