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Santiago Arango García N°1 11°C

Reseña Crítica – Una mente sobrehumana

Grecia fue una nación de literatura, de épica, teatro, pero sobretodo, de héroes. Desde el
invencible Aquiles, pasando por el fortísimo Hércules o el valiente Perseo, la cultura
griega, desde sus inicios, gravitó alrededor de una estructura mitológica basada en las
hazañas e increíbles relatos de los personajes más importantes de su historia. Como bien
es sabido por todos, la literatura épica se encarga de enseñar a las personas sobre su
historia y sobre las personas a las que admiran, por lo que se encarga de recalcar los
valores que cada griego debería tener, que cada griego debería imitar de los héroes,
valores como la fuerza, la hombría, la valentía, la astucia, la perseverancia e incluso la
virilidad.

Es en uno de estos poemas épicos, por no decir uno de los más claves e importantes
relatos de la literatura occidental, que surge una figura diferente al resto, un hombre sin
aspecto de semidiós, de combatiente feroz, de incansable guerrero, que revoluciona el
concepto que en ese momento y desde entonces, se tiene de héroe. Homero, autor de la
Ilíada y la Odisea, en las que menciona a personajes del calibre de Ajax, Agamenón,
Aquiles, Héctor, propone un hombre que no derrotó a centenares por sí mismo, ni que
moralizó a todo un ejército con sus movimientos en batalla, o que dirigió las tropas de
manera tal que se alcanzó la victoria, sino que nos muestra a alguien muy astuto,
inteligente, perspicaz, que llevó a cabo un sinfín de estrategias, planes y movimientos
extraños, que tuvo la idea del caballo de Troya, que usó su cerebro, y no sus músculos,
para completar la travesía más tediosa, difícil y famosa de la literatura griega; Homero nos
presenta a Odiseo, El Héroe.

Odiseo era un hombre común, un rey que deseaba lo mejor para su reino, un hombre que
cuidaba de su esposa y de su hijo, un hombre que, como todos, tenía debilidades y puntos
fuertes, sueños, miedos y ansias de ser reconocido o convertirse en una figura famosa. En
ningún momento se menciona que tuviera cualquier capacidad sobrehumana: fuerza,
valentía, agilidad, resistencia, o nada que se le pareciera. ¿Pero, es esto cierto? Homero
menciona en numerosas ocasiones, y para todos es bien sabido, que Odiseo tenía una
mente sin igual, capaz de formular planes y estrategias que ningún otro mortal tendría la
capacidad siquiera de entender. Todas las pruebas y peligros que en sus viajes y aventuras
sorteó son prueba de ello. Entonces, es posible que Odiseo no fuera tan común como nos
menciona Homero, sino que en lugar de esto, era más discreto que los demás héroes, es
posible que su cualidad sobrehumana fuera su mente, su astucia, su oportunismo;
cualidades que a la larga, muy a la larga, lo llevarían sano y salvo a su punto de partida.
La increíble y fatigante historia de Odiseo comienza con su convocatoria por parte de
Agamenón y Grecia a la guerra contra Troya. Cabría mencionar que Odiseo se embarcó en
dicha campaña por el mero interés de conservar su honor, y, tal vez, hallar la manera de
encontrar gloria y fama, pues, con su astucia y perspicacia, era imposible que no se
percatara de los verdaderos intereses políticos y militares de Agamenón, quien trataba de
ocultarlos bajo la excusa de vengar el robo de Helena por parte de Paris de Troya.
Controlar Troya, y todos los beneficios políticos, económicos y sociales que esto le
brindaría a Agamenón seguramente no le interesaban mucho a Odiseo, pero, como a todo
hombre griego – y sobre todo como a todo héroe -, la fama, la gloria y el reconocimiento
por una victoria de semejante magnitud lo tentaron hasta el punto en que no pudo
resistirse y dejó a su esposa e hijo, Penélope y Telémaco respectivamente, en Ítaca, su
reino.

Ya en Troya, transcurrirían diez años antes de que Grecia estuviera a punto de desistir de
invadir la ciudad, hasta que a Odiseo se le ocurre el plan del Caballo de Troya. El plan es
ejecutado a la perfección y Agamenón obtiene su ciudad y los héroes su fama y su gloria.
Después de todo este tiempo, Odiseo se permite llevar a sus hombres a vengarse de las
gentes de Ismara, aliados de Troya. Al hacerlo, celebran de más y son capturados y su
número se ve muy rebajado. Esa fue la primer señal de que los excesos y el abandono a
los placeres sería la perdición para toda la tripulación, menos para Odiseo, cuya
inteligencia lo salvaría. Los viajeros siguen teniendo contratiempos, como el huracán que
los desvió, la isla de los comedores del loto y la isla de los cíclopes, donde encontrarían a
Polifemo.

“Inteligencia es lo que usas cuando no sabes qué hacer”, de Jean Piaget, es lo primero que
se viene a la mente (después de haber buscado frases en internet) cuando se escucha
cómo Odiseo hizo para escapar del cíclope, cegándolo y trepando bajo sus ovejas. Lástima
que, como todo griego antiguo, tuviera el impulso de ser recordado y venerado, pues si no
le hubiera revelado su identidad a la bestia, Poseidón no se hubiera encargado de hacerle
imposible el viaje. Los viajantes se enfrentan a mas circunstancias negativas como cuando
abrieron la bolsa prohibida del rey Eolo, cuando los caníbales gigantes mataron a casi
todos y destruyeron la mayoría de las naves, y cuando llegaron a la isla de Circe.

La hechicera maldice a la tripulación de Odiseo, pero refutando la teoría de que los


inteligentes son más sensuales, el héroe se permite quedarse un año teniendo relaciones
extramaritales con ella, cosa que, tal vez por la cultura y la época, no era tan mal visto por
la sociedad, a diferencia de hoy en día, que acciones como ésa suelen significar el término
de un matrimonio. Siendo la base de la sociedad occidental actual, en toda la obra se
puede apreciar la relación entre la cultura de esa época y la actual, a pesar de que hallan
más de dos milenios de diferencia entre la una y la otra. La democracia, la manera de ver a
las demás comunidades, la pasión por las artes, lo que anhelan los hombres, como se
desenvuelven ante los peligros, sus objetivos y la tentación; casi todo, nuestra sociedad se
lo debe a los griegos.

Y por esta misma relación es que los occidentales nos hemos dispuesto a investigar tanto
a nuestras culturas predecesoras, llegando a saber que, a pesar de que su literatura y
religión eran fundamentalmente mitológicas, se basaron en muchos aspectos de la
realidad, lugares y situaciones que de verdad sucedieron o existieron para estructurar sus
obras y escritos fundamentales. Por ejemplo, se tiene la certeza de que la mítica ciudad de
Troya si existió, al igual que Ítaca, el reino de Odiseo, así como se tienen pruebas
contundentes de la existencia del naufragio del Héroe, o los motivos por los cuales los
antiguos griegos pudieron describir criaturas sobrenaturales como el cíclope, la Escila o el
canto de las sirenas; pruebas que pueden seguir siendo observadas conforme avanza la
odisea.

Odiseo se da cuenta que lo que quiere es regresar con Penélope, por lo que sin ningún
tipo de objeción o dificultad deja a Circe y continua con su viaje. Consulta a Tiresias y tiene
la experiencia con las sirenas, donde una vez más demuestra cómo está por encima de los
demás humanos, pues, proporcional a su astucia, su curiosidad era insaciable. También, a
Odiseo le toca comandar su tripulación a través de numerosos peligros más, como la
crucial decisión de si enfrentar unos rápidos con rocas que hundirían cualquier barco o
lidiar con Escila y Caribdis, dos monstruos marinos con forma de serpientes y remolinos
respectivamente. Escila atrapa a seis de sus hombres, pero logran escapar de ella con
suerte y llegan a la isla del dios Helios, donde consumen su ganado pese a todas las
advertencias que recibieron por diversos medios para que no lo hicieran. Todos, menos
Odiseo (que no había consumido el ganado) son castigados y asesinados. Odiseo
vagabundea hasta la isla de la ninfa Calipso, con quien convive por siete largos años. A
pesar de la comodidad y de la propuesta de vida eterna que la ninfa le ofreció, Odiseo
siente que le debe un esposo a Penélope y un rey a Ítaca, por eso decide regresar a su
nación para ver cómo están las cosas.

Los documentales, a la vez que narraban la historia y las aventuras de Odiseo, contaron
paralelamente lo que le sucedía a Penélope y a Telémaco. En resumidas cuentas, cuando
los años se fueron sucediendo y no había noticias ni de Odiseo ni de su tripulación,
Penélope se empezó a rodear de pretendientes que la querían tomar y a la vez usurpar el
trono de Odiseo, pero a todos los rechazó incansablemente por años y años tramando
diferentes excusas; hasta el punto en el que cuando después de veinte años Odiseo
regresó, aun no se había casado con ninguno. El héroe – haciendo gala nuevamente de su
astucia e ingenio – se disfraza para conocer la situación y gana un concurso propuesto por
su reina en el que se decidiría quien tomaría el trono. Junto con los que seguían siendo
leales a él, asesinó a los pretendientes de su esposa, para por fin estar en casa, sano y
salvo y con su familia.

Los documentales son bastante claros al decir que todo, o por lo menos casi todo, nuestro
héroe lo consiguió gracias a sus cualidades intelectuales, pues de otro modo, incluso
teniendo el valor o la fuerza de otros héroes, no hubiera sido capaz de hacer todo lo que
hizo y por lo que hoy en día es tan reconocido, tanto en la cultura occidental – de la que
hace parte por ser uno de los máximos exponentes de su literatura – como en todo el
mundo. Después de su análisis, podría decirse que a pesar de que en los videos suelen
mencionar que Odiseo era un hombre totalmente común, no lo era; es que, si el propósito
de los documentales no era darnos a entender que Odiseo si tenía un súper poder – su
mente -, ¿Cuál era?, porque, después de hablar de la Odisea y su protagonista, esa es la
única conclusión a la que se puede llegar.

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