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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

(UAPA)

Asignatura:
Sexualidad Humana
Tema:
Actividad NO. 03
Facilitador:
Aneudy De Jesús Rapozo
Participante:
CARMEN YUNARIS MARTINEZ BURGOS

Fecha:
25 de marzo de 2020
Nagua,

República Dominicana
Después de consultar la bibliografía señalada (Libro Sexualidad
Humana de Rathus, Nevid & Fichner-Rathus) y otras fuentes de interés
científico para la temática objeto de estudio, se recomienda que realice
las siguientes actividades:

1. Realiza un esquema de las diferentes hormonas que intervienen


en la sexualidad y sus funciones en el hombre y la mujer.

Hormonas sexuales

Masculina Las hormonas hipofisiarias actúan sobre los testículos del hombre para
regular sus dos funciones principales:

La espermatogénesis producción de espermatozoides en respuesta a la


FSH. Tiene lugar en las células de Sertoli que se encuentran dentro de los
túbulos seminíferos del testículo.

La esteroidogénesis producción de hormonas esteroideas, como la


testosterona, en respuesta a la LH. Tiene lugar en las células de Leydig
que se encuentran en el tejido intersticial de los testículos.

La testosterona tiene origen esteroideo, lo cual significa que proviene del


colesterol. Además de la función de regulación ya comentada, tiene otras
funciones que son muy importantes para el hombre: Desarrollo del aparato
genital (pene y testículos) en el feto de sexo masculino. Promueve el
crecimiento del pene, los testículos y las glándulas secretoras sexuales en
la pubertad. Es la responsable de la aparición de los caracteres sexuales
masculinos: masa muscular, densidad ósea, vello corporal, incremento de
la libido, cambio de la voz, etc.
Hormonas Sexuales
Femenina Principales hormonas sexuales femeninas:

Estrógenos

El estrógeno más importante es el estradiol. Aunque su mayor producción


es el ovario, también tiene lugar en las glándulas suprarrenales. La
producción de estradiol aumenta en la pubertad, se mantiene constante
durante el periodo fértil y, finalmente, desciende en la menopausia. No
obstante, el estradiol varía su nivel en función del momento del ciclo
menstrual en el que se encuentre la mujer.

Progesterona

La progesterona es una hormona sexual esteroidea muy importante


durante el ciclo menstrual y, sobre todo, para el mantenimiento del
embarazo. Los órganos principales que sintetizan progesterona son los
ovarios y la placenta, pero también puede ser secretada por las glándulas
adrenales y el hígado.

Al igual que el estradiol, la producción de progesterona se inicia con la


pubertad y disminuye con la llegada de la menopausia. En cierta medida,
la progesterona también actúa en el desarrollo de los caracteres
secundarios
2. Elabora un ensayo de los diferentes cambios biológicos y
psicológicos en la mujer y el hombre en la edad madura.

El cuerpo no deja de cambiar a lo largo de nuestra vida. La edad y la genética son los
principales responsables de estos cambios aunque no los únicos. Factores externos como el
tabaco, el alcohol, una mala alimentación o tomar el sol en exceso son determinantes para el
deterioro de nuestra salud a lo largo de las décadas.
En el caso de las mujeres, la cantidad de hormonas que tenemos condiciona la evolución de
nuestro cuerpo a lo largo de las décadas. También la fertilidad es clave para entender los
cambios que se producen. “Entre las décadas de los 20 a los 60 años, la mujer sufre una
serie de cambios importantes, tanto a nivel hormonal como físicos, como consecuencia de
los ciclos menstruales, embarazos y otros derivados del envejecimiento reproductivo”.
 A los 20 años:
Durante esta década la mujer se encuentra plena de energía y de rendimiento y gozamos de
un estatus de salud basal. “El cuerpo se adapta a nuestro ritmo de vida y rendimos mejor
físicamente”.

La genética es un factor fundamental que determina el envejecimiento endógeno, sin


embargo, todo pasa factura. Por mucho que a los 20 años la piel esté repleta de colágeno, un
fin de semana de excesos en la playa o fumar a diario son puntos que se acumulan en contra
de la epidermis y del tiempo. “Si una persona con una predisposición genética a tener una
dermis más fina o una piel más clara, además fuma, toma mucho el sol y gesticula en exceso,
puede tener arrugas en la década de los 20 años”.
En cuanto a la piel, durante esta década y la tercera, la mujer pierde los brillos de la
adolescencia y por eso debe de empezar a utilizar cremas hidratantes, que posteriormente
deben ser ricas en alfahidroxiácidos.
Durante la segunda década la mujer está en la plenitud de su desarrollo sexual por la
actividad ovárica. “La secreción de hormonas como los estrógenos y la progesterona juegan
un papel fundamental en el ciclo menstrual y la fertilidad”.
Al nacer, nuestros ovarios tienen un millón de ovocitos y ya no se producirán más. En cada
ciclo menstrual se van desechando, por eso conforme avanza el tiempo desciende la
posibilidad de ser madre hasta que llega la menopausia. “Entre los 15 y los 25 años la
probabilidad de quedarse embarazada en cada ciclo es de un 40 por ciento”, señala Esparza.
Durante esta época se deben tener en cuenta los tratamientos anticonceptivos para evitar un
embarazo no deseado así como la asistencia sobre la transmisión de enfermedades
infecciosas.

 A los 30 años:

A partir de los 30 años hay un descenso del metabolismo, lo que significa que, si no
realizamos ejercicio físico, quemamos menos calorías por minuto de manera natural.
También es frecuente observar acné adulto, que suele aparecer en la zona de la mandíbula y
que se debe a un exceso de sensibilidad de la piel de esa zona a los cambios hormonales y
que puede tratarse con tratamientos de anticonceptivos orales o reincides orales (no
indicados para mujeres embarazadas puesto que puede producir alteración es en el feto) o
sintéticos. Este tipo de acné también puede deberse a trastornos como el ovario poliquístico o
al uso de cosméticos demasiado grasos.

A partir de los 30 años comienzan a aparecer las arrugas de expresión en las zonas en las
que más gesticulamos, como el entrecejo o el área de los ojos, con bolsas y patas de gallo.
La especialista recomienda utilizar cremas hidratantes y que contengan principios activos
como los mencionados alfahidroxiácidos, que busquen la remodelación de la piel, vitamina C
y niacinamida.
A partir de los 35 años la fertilidad de la mujer desciende y es cada vez más difícil quedarse
embarazada, por eso los ginecólogos aconsejan no atrasar la maternidad más allá de esta
edad ya que, además de tener que recurrir a técnicas de reproducción asistida, se añaden los
riesgos de sufrir abortos, hipertensión, diabetes y deformaciones o alteraciones en el feto. “A
partir de los 40 años la probabilidad de embarazo en cada ciclo se sitúa en el 25 por ciento”.

 A los 40 años

Durante la cuarta década de nuestra vida comienzan a producirse una serie de cambios en
nuestra fisionomía. De Lucas explica que la grasa que predominaba en los glúteos y piernas
para una posible lactancia, comienza a redistribuirse en el abdomen, aumentando el riesgo de
padecer enfermedades cardiovasculares.

Asimismo, disminuyen la masa y el tono muscular y aumenta la flacidez en brazos y piernas,


sobre todo si no realizamos ejercicio físico.

“El nivel de hormonas desciende y la mujer se va alejando de su periodo de mayor fertilidad”,


afirma la experta.

La piel pierde elasticidad y empiezan a desarrollarse las manchas solares como los lentigos,
que se marcan más en las pieles más claras. “Se intensifican las arrugas de expresión y
empiezan a variar los volúmenes faciales”.

“A partir de los 45-50 años las mujeres pueden empezar a notar sofocos, irritabilidad, dificultad
para dormir, sequedad vaginal, disminución de la libido y alteraciones en la menstruación;
estamos en la premenopausia”, explica Esparza, que aconseja verlo como “una etapa natural
en la mujer”, que se ha de normalizar y tratar si es necesario para disminuir los síntomas. “No
debemos temerla ni existen métodos para prevenirla, simplemente aceptarla como otra etapa
como persona y como mujer”.
A partir de los 45 años también puede producirse la menopausia precoz, que normalmente se
produce entre los 50 y 55 años.

 De 50 a 60 años
Durante la década de los 50 las mujeres empiezan a sufrir la menopausia, que es la ausencia
de menstruación durante más de 12 meses y se debe al cese permanente de la función
folicular. Su diagnóstico es clínico y retrospectivo, cuando han transcurrido 12 meses desde la
última regla sin haber existido ningún sangrado menstrual.
Durante este periodo continúa la alteración en la distribución de grasa corporal, empeora el
aspecto de la piel en cuanto a elasticidad e hidratación, se experimenta sequedad vaginal y
otras mucosas que pueden producir dolores durante las relaciones sexuales, disminuye el
tono muscular y se deterioran los huesos de la columna, las articulaciones o aparecen
problemas de artrosis.

“También se incrementa el riesgo cardiovascular, las alteraciones del sueño y la memoria


influenciados por la pérdida gradual de los estrógenos”, explica la especialista, que añade que
los cambios en el estilo de vida pueden causar varios cambios en el estado de ánimo:
“durante esta etapa es normal sufrir más ansiedad, depresión y una baja en el estado de
ánimo”.

La mujer que se encuentra en la quinta década también podría notar que pierde vello púbico y
axilar, sufre cambios en el pelo y en la piel o aumenta de peso corporal.

La menopausia provoca que, entre los 50 y los 60 años, la piel de la mujer experimente
muchas alteraciones. “La bajada de estrógeno que se produce en este momento de la vida de
la mujer conlleva un afinamiento de la piel y deshidratación, lo que provoca que se
intensifiquen las arrugas y se sufra ‘descolgamiento’ de estructuras”.

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