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REDACCIÓN
Marisa Mosto
Federico Caivano
Raúl Lavalle
Editor responsable: Raúl Lavalle
Dirección de correspondencia:
Paraguay 1327 3º G [1057] Buenos Aires, Argentina
tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar
nº 12 – 2020
El fin y el principio
Número especial, dedicado a recuerdos de egresados
1
ÍNDICE
Presentación p. 3
Minima p. 30
Dialoguitos en el perípato p. 32
2
PRESENTACIÓN
3
SED SEGUNDOS 1
CHRISTIÁN CARMAN
1
Palabras para los egresados en 2011, ante alumnos y allegados y familiares, en nuestra
querida Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Católica Argentina.
2
Se refiere al Dr. Luis Baliña, quien ese día, a continuación, leería también unas
palabras a los egresados.
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Por eso se me ocurrió tomar ideas del discurso que me dieron a
mí cuando egresé pero, al tratar de recordarlo, me di cuenta de que no
me acuerdo no sólo de qué dijeron en el discurso sino, ni siquiera, de
quién lo dio. Espero que no hayas sido vos, Luis, porque sería un gran
papelón. Justamente pare evitar este papelón, decidí escribirles a mis
compañeros preguntándoles. Estas son las respuestas que recibí. El
primero me dijo: “Yo no me acuerdo”; el segundo: “No me acuerdo,
sorry"; el tercero: "Fue..." –no quiero dar el nombre del profesor o
profesora que mencionan en este email, porque puede ser un poco
ofensivo que nos hayamos olvidado. Voy a usar un nombre ficticio: "Fue
Paula Delbosque, pero no me acuerdo una pizca de su discurso, aunque
sí que fue emotivo y divertido...· El último dijo: “¿Fue Courrèges...? no
me acuerdo bien.” Como ven, nadie se acuerda de este discurso. Por lo
tanto no es para nada importante. Y eso me tranquilizó por un lado. Pero,
por otro, me pregunté: “Si no se acuerdan del discurso de despedida,
¿qué se acordarán de lo que vieron en clase?”
5
Y, así como se dice que en los diálogos de Platón hay ciertas
referencias ocultas que sólo entienden quienes participaban de las
doctrinas no escritas, así también Santo Tomás. Hilemórfico afirma,
entonces, que hay ciertas referencias ocultas que inequívocamente nos
llevan a la metafísica de la secunditas.
En primer lugar –se pregunta Hilemórfico– ¿qué sentido tiene la
división de la Suma tal cual está? ¿Por qué, si tiene cuatro partes, Santo
Tomás la divide en primera, segunda y tercera y, luego, divide a la
segunda en dos partes, la prima secundae y la secunda secundae?
Evidentemente lo hace para reafimar, por reduplicación, la metafísica de
la secunditas. En segundo lugar, Hilemórfico afirma que la expresión
secundum esse es afirmada 1142 veces en la obra de Santo Tomás –y yo
lo he chequeado con el Index Thomisticus. Ahora bien –insiste él–
habitualmente secundum esse se traduce como ‘según el ser’ o ‘en el
orden del ser’, pero también puede traducirse como ‘ser segundo’. Y,
como vemos, esa referencia está por todas sus obras y es mucho más
abundante que primum esse, que aparece sólo 134 veces. En tercer lugar,
Hilemórfico se pregunta: ¿Dónde encontrar una referencia oculta a la
metafísica de la secunditas, si no es en la respuesta a la segunda objeción
del segundo artículo de la segunda cuestión de la segunda parte de la
segunda parte? Efectivamente, allí Santo Tomás dice: “Et per hoc etiam
patet responsio Ad Secundum”. La BAC traduce: “Con esto va indicada
también la respuesta a la segunda objeción”. Por supuesto, “objeción”
está supuesto, porque en el latín no existe. Hilémorfico, por su parte,
invita a traducir la expresión de la siguiente manera: “Y por esto, es
evidente la respuesta: Ad Secundum”. ¿Cuál es la respuesta? ¿La
respuesta a qué pregunta? Pues, si no se aclara, se refiere la respuesta a
"La Pregunta", con mayúscula. ¿Y cuál es La Pregunta? ¡La Pregunta!;
esto es: ¿cuál es el sentido de la vida? ¿Hacia dónde vamos? Santo
Tomás dice, de manera cifrada, que el fin de nuestra vida es ir Ad
Secundum, hacia la secunditas. Más claro imposible.
Habiendo justificado su originalidad, Hilemórfico transcribe el
texto del artículo perdido que aquí les leo, con algunos breves
comentarios:
6
b) “Todo hombre desea por naturaleza filosofar”, como dice el
Filósofo al principio de la metafísica, pero la filosofía es llamada
ciencia primera, por lo que lo propio del hombre es ser primero y
no segundo.
c) Por razón de la misma competencia. Es evidente que es
preferible ser primero que segundo, porque nadie compite para
ser segundo, sino primero.
d) Por razón de la memoria, porque dice el Narigón: “De los
segundos nadie se acuerda”.
Sed Contra: In Cepullae vice-victor dicunt: "ferre secundum esse,
victorem esse etiam est." (“Dicen en Cebollitas Subcampeón:
‘bancarse ser segundos también es ser campeón, pusimos en la
cancha, tripa y corazón’)."
Respondeo dicendum quod: Que el hombre es un ser segundo se
puede probar por la razón y por la fe. Desde la filosofía, que el
hombre, y en particular el filósofo, es un ser segundo señala que
el filósofo debe reconocer que hay algo anterior a él, a saber, la
realidad que él debe contemplar. Pero si la realidad es anterior, es
porque llegó antes que él y, si llegó antes, la realidad es primera, y
el hombre, segundo. Y esto no sólo en el orden temporal sino en el
orden del ser.
Por fe sabemos que el Verbo se encarnó por razón de redención y
de configuración; es decir, para que el hombre sea redimido al
configurarse con Cristo. Ahora bien, configurarse es asumir la
misma forma; es decir, ser alter Christus. Y Cristo es el Verbo
Encarnado; esto es, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad,
por lo que el fin sobrenatural del hombre es adquirir la forma del
Segundo. Pero la forma es lo que hace que la cosa sea lo que es, de
acuerdo con el Filósofo, por lo que el fin del hombre es ser
segundo.
A la primera objeción respondemos que perfección se dice de dos
maneras, en sentido absoluto y en sentido relativo. Cuando se
pide que el hombre sea perfecto como el Padre, se pide que, así
como el Padre es perfecto respecto de su perfección, que es
absoluta, el hombre debe ser perfecto respecto de su perfección,
que es relativa. Es decir, ser un perfecto hombre, esto es, ser
perfectamente segundo, como el Segundo era el primero de los
segundos, no como el Corredor, que era el segundo de los
primeros.
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El final de esta respuesta merece alguna aclaración. Los autores
discuten, pero en general se acepta que, cuando Santo Tomás habla de
“El Segundo” se refiere a Javier Portales. Espero que lo recuerden, era el
compañero de Alberto Olmedo en muchos programas cómicos. Olmedo
también era acompañado, sobre todo en películas, por Jorge Porcel, pero
siempre con Porcel compartían el protagonismo. En cambio Javier
Portales no competía con Olmedo, estaba allí para que Olmedo se
luciera, no tenía problema en ser su segundo; estaba allí para hacerlo
jugar a Olmedo. Tan bien hacía de segundo que en su época era
conocido como “el número uno de los número dos”.
La interpretación de “El Corredor”, en cambio, es mucho menos
controvertida: todos acuerdan en que se refiere a Reutemann que
siempre salía segundo, queriendo ser primero. Así, dice Santo Tomás, el
hombre debe ser perfectamente segundo, como el Segundo era el
primero de los segundos –esto es, como Javier Portales, que cumplía
perfectamente su papel de segundo de Olmedo–, no como el Corredor,
que era el segundo de los primeros –es decir, no como Reutemann, que
siempre salía segundo. Portales era el primero de los segundos;
Reutemann el segundo de los primeros.
A la segunda, que la metafísica es llamada ciencia primera, pero de
los segundos, esto es, de los hombres, mientras que la ciencia
divina es la ciencia primera del Primero, esto es, de Dios.
La tercera no vale la pena que yo, Santo Tomás, la conteste porque
ya lo ha hecho brillantemente Hilemórfico de Terracotta.
Sin duda se trata aquí de un texto espurio. La mayoría de los
estudiosos se lo atribuyen al mismo Hilemórfico, que quiso aprovechar
la ocasión para ganar un poco de prestigio para sí, buscando un apoyo
ficticio de Santo Tomás. El signo más elocuente de que Santo Tomás no
escribió el texto es que Santo Tomás se llama a sí mismo “Santo
Tomás”, lo cual es sumamente improbable. En general se lo considera
una gran torpeza de Hilemórfico; pero los que lo conocemos mejor
pensamos que con esto también Hilemórfico nos quiere decir algo. En
efecto, Tomás fue canonizado por Juan XXII. Y no sólo eso, sino que
fue el segundo Santo Tomás que canonizó este papa. El primero fue
Santo Tomás Cantelupe (obispo de Hereford).
A la cuarta respondo que El Narigón no es nada, excepto
Narigón, si no es por participación de la Fama de El Maestro.
Sólo una breve aclaración antes de continuar. Sin duda “El
Narigón” es Bilardo y “El Maestro”, sobre todo por lo que viene
después, se refiere a Maradona. Continua Santo Tomás...
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Ahora, a partir de dos sentencias de El Maestro, id est, de El 10,
puede mostrarse que lo que dijo el Narigón no corresponde con la
realidad de las cosas. En primer lugar, el Maestro dijo (Magister dixit):
“Mi primer sueño es jugar un Mundial y el segundo ser campeón”. Pero
es claro que son más recordados los que cumplen el segundo sueño; esto
es, ganar un mundial, que los que cumplen el primero; esto es, sólo
jugarlo; por lo tanto los segundos (sueños) no sólo son recordados, sino
más recordados que los primeros. En segundo lugar, El Maestro también
dijo de un desconocido jugador brasileño: “Si yo no me hubiera drogado,
Pelé no salía ni segundo”, dando a entender que Pelé sería tercero porque
los dos primeros puestos serían ocupados por el Maestro: el primero por
el Maestro sin Drogas y el segundo por el Maestro con Drogas. Pero el
Maestro sin drogas es sólo un ente de razón, siendo el ente real el
segundo, el Maestro con Drogas, del que todos se acuerdan, por ser el
más conocido del mundo. Por lo tanto, nuevamente, el segundo es
recordado. Que ser segundo es más digno que ser primero, además, lo
prueba el mismo Maestro con su vida, porque su virtud se notó magis in
lacrimis nonagesimi anni quam in gambetis anni octogesimi sexti (‘más
en las lágrimas del noventa que en las gambetas del 86’).
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Pero no les voy a dar consejos prácticos sobre cómo dar los
primeros pasos, porque los di el año pasado y me ignoraron totalmente.
Nadie me hizo caso. Son consejos sin estrenar, están nuevitos, así que se
los pueden pedir a sus hermanos mayores y los estrenan ustedes.
Han recibido –hemos recibido– como don, una de las mejores
vocaciones que se pueden tener. La vocación no se elige, es un llamado,
pero nos han llamado a algo espectacular. Y han sido fieles, hasta ahora
han sido fieles. Felicitaciones. Estamos orgullosos de ustedes. Es un
medio espectacular el que el Señor nos ha dado para alcanzar algo
todavía más espectacular, la vida eterna. Es maravilloso que Dios me
pida que, para salvarme, lea, estudie, piense, escriba, hable.
Me encanta la vocación que Dios me ha dado, nos encanta la
vocación que nos ha dado. Pero ése puede ser el mayor peligro: cuanto
más espectacular es el transporte, más riesgo corremos de olvidarnos de
que es un medio de transporte, de frenar y quedarnos a vivir ahí. De
olvidarnos de a dónde nos lleva. O nos debería llevar. Considerar la
filosofía como fin es poner a la filosofía en primer lugar, ser segundos de
la filosofía. No pongan a la filosofía en primer lugar. Ustedes son
filósofos porque son Cristianos, y no al revés. Sobrenaturalicen su
vocación filosófica, no naturalicen su fe.
El demonio dijo: “non serviam” (‘no serviré’), “no quiero ser
segundo”. En el fondo, siempre servimos a alguien, el punto es elegir a
quién queremos servir, de quién somos segundos, quién es nuestro
primero. Si Dios, la filosofía, las cosas o nosotros mismos. Tomás Moro,
otro Santo Tomás, dijo poco antes de morir: "First, God". Primero Dios,
después nosotros.
Ser segundo es jugar para el primero, dejar que el primero juegue
(como Portales y Olmedo), no ustedes; que el primero se luzca, no
ustedes; hacer paredes con el primero para que él defina. Dejen que Él
crezca y que ustedes disminuyan. Me atrevería a decir que el mundo no
necesita tanto de filósofos, ni siquiera de Cristianos, necesita de Cristos,
necesita de Santos. Háganle lugar a Cristo. Si le entregáramos nuestra
vida, él haría maravillas. Es así, es una evidencia empírica. Siempre me
impresiona el caso de la madre Teresa. Si uno la analiza humana, no
valía mucho: era petisa, fea, bastante inculta, pero el Señor hizo
maravillas con ella. Ustedes tampoco valen mucho. Entréguense.
La Filosofía es preparación para la muerte, como nos enseña
Sócrates. Vivan esta vida como una preparación para la otra. Ensanchen
el alma haciéndose muchas preguntas. Ésa es nuestra tarea como
filósofos. En el Cielo no se nos responderán las preguntas que acá no nos
hayamos formulado. Pregúntense mucho, para que allá se responda
mucho.
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El sábado, después del asado de alumnos y profesores, mis hijos,
Agustín y Ana, fueron a un cumpleaños y volvieron con la típica bolsita
con sorpresas y golosinas. Pero cuando llegaron, ya se habían comido
todo. En un acto de gran generosidad les dije que les iba a llenar, de
nuevo, la bolsita con caramelos. “¿Toda llena?”, me preguntó Agustín.
“Sí, –le contesté– se la voy a llenar toda, hasta arriba”. Agustín metió las
manos en la bolita de plástico y empezó a ensancharla. Terminó con el
doble del tamaño original y, por supuesto, con el doble de caramelos. En
el fondo, ya entendió el dictum medieval: Omne quod recipitur, ad
modum recipientis recipitur. Ensanchen el alma para que al final del
viaje entre más.
Disfruten del viaje, que es maravilloso. Nos vemos al final.
Lleguen. Luis, sus profesores y yo los esperaremos con otro discurso,
pero esta vez de bienvenida. Aunque no creo que, en ese momento,
tengan ganas de escucharnos a nosotros. Gracias.
CHRISTIÁN CARMAN
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“MANOS”, UN MUY RECORDADO TEXTO
DE SARA ALONSO DOPICO, MAGISTRA
El siguiente texto fue escrito hace muchos años por una muy
querida profesora de latín de la UCA, Sara Alonso Dopico, alias
MAGISTRA. Magistra escribió este discurso “a tres voces”, a propósito
de una fiesta de despedida de los alumnos del último año de la carrera de
Filosofía. Podría titularse “Manos.” ¡Nuestro recuerdo para esa gran
profesora que nos hacía reír en sus clases de latín, incluso los sábados de
8 a 10 de la mañana! No es poco, ¿no? Considerando que además
aprendíamos tanto con ella, que en unos meses ya nos encontrábamos
traduciendo como por milagro.
Marisa Mosto
MANOS
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Alumno 3. Con asombro hemos encontrado que el centro de toda
su vida es ¡la mano! Así los Argentini consideraban que el
universo se refleja en las palmas de sus manos y dedicaron siglos
y siglos a estudiar sus rayas, signos y expresividad.
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Alumno 3. Además, cuando dos personas se encontraban, se
“daban la mano”; es decir, hacían intercambio según lo expresa la
frase de una rara canción llamada tangus: “mano a mano hemos
quedado”.
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Alumno 2. La mano podía tener distinto tamaño según cómo se
usara; ante un mendigo se podía “alargar la mano” para
ayudarlo. Y Lo contrario era achicarla.
15
Alumno 3. Este descubrimiento abre nuevas perspectivas
históricas y gracias a nuestro ingenio, ¡entraremos en la
inmortalidad!
Alumno 2. ¡Sólo nos falta el summa cum laude que ustedes nos
otorgarán! Porque creemos que ustedes reconocerán en nosotros
la obra maestra de su labor docente.
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UN DISCURSO EN DIÁLOGO1
MARISA MOSTO
LUIS BALIÑA
1
Es claro que el discurso tiene alusiones que pueden conocer los autores, sus alumnos
y sus colegas. Pero creo que el humor y las ideas generales se notan y muestran el
cariño que existe en nuestra Facultad. [Radulfus]
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L: –¿Y cómo vamos a hacer?
M: –No sé.
L: -¿Querrán que escribamos algo por separado y lo leamos
juntos?
M: –¿Te parece?
L: –¿Si entre los dos hacemos UNO? Leemos a dos voces.
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L: –Eso de las planicies de Deleuze y Guattari. Es así: yo escribo
una frase, cinco líneas por aquí y después venís vos y escribís
cinco por allá. Cada uno toma una planicie diferente. Luego las
ponemos de forma circular. Ellos dicen que han tenido
experiencias a-lu-ci-na-do-ras. Suena divertido.
M: –No entiendo
L: –Es que no se trata de entender sino de que la pasemos bien.
M: –Te desconozco, Luis. Parecías tan serio
L: –Es que José me regaló su botella de tequila. Y ahora todo es
distinto.
M: –¿Cómo distinto?
L: –Ahora me doy cuenta de lo que decía Nietzsche.
M: –¿Qué cosa de Nietzsche?
L: –Eso de Dioniso. Creo que Nietzsche también tomaba Tequila.
Seguro que, en esos viajes que hizo, estuvo en México.
M: –¿¡Te parece!?
L: –No sé, puede ser. Todo puede ser.
M: –No, Luis, deberías saberlo. No todo puede ser. No creo que
Nietzsche haya estado en potencia de ir a México. No lo creo.
L: –Si vos los decís. Volvamos al discurso. ¿Lo hacemos como un
rizoma?
M: –Va a quedar algo sin sentido.
L: –¿Es que algo tiene sentido?
19
M: –¡Otra vez, Luis! ¡Hombre! Te desconozco. Nos pasamos toda
la carrera diciéndoles que hay que buscar la verdad. Que vale la
pena el esfuerzo de ser un ave nocturna, abrir grandes los ojos en
penumbras… ¿Y ahora querés hacer un discurso sin sentido?
L: –¿Y acaso tiene sentido buscar y buscar, para terminar diciendo
“solo sé que no sé nada”? ¡Acabemos con esta pantomima de una
vez!
M: –Pero, Luis, ¡los chicos se van a recibir! No podemos
desalentarlos así.
L: –Mmmm entonces démosles la alternativa de la hermenéutica.
M: –¡Eso está mejor! Ya vamos poniéndonos de acuerdo en algo.
L: –Para eso está el diálogo.
M: –Para generar consenso. Eso.
L: –Eso.
M: –¿Y qué hacemos? ¿Les deseamos suerte?
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L: –¿No te dije lo de las planicies circulares? Acabamos de
recorrer una.
M: –¡Tenés razón! ¡Es como una montaña rusa!
L: –¿Hay una rusa? ¿No?
M: –Sí, Sofía, y no sabés cómo cocina. ¡Hace unos postres!
L: –Sí, sí. Los comimos en tu casa, con el tequila.
M: –¿Te acordás? ¡Qué noche, esa noche!
L: –¡Cómo pasa el tiempo!
M: (muy nerviosa) –¡Te dije que el tiempo no pasa!
L: -Y bueno y YO te dije que no es cuestión de desearles suerte.
Eso de la suerte y el destino es de otra época. Ahora digámosles
que cada uno se forja su propio camino.
M: –Se hace camino al andar
L: –Exactamente.
M: –Y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de
volver a pisar. ¡Qué triste! (suspirando) ¡Cómo pasa el tiempo!
¡Ups!
L: –¡Ah! ¡Ahora sos vos!
M: –Se me escapó. Es un modo de decir.
L: –Coherencia ¡Mujer! ¡¿Qué les vamos a transmitir a estos
chicos?!
M: –Mmmm, decíamos que les íbamos a decir eso de la libertad.
Que cada uno se forja su camino. Como tu Ulises.
L: –¿Qué tiene que ver Ulises?
M: –¡Ese, el que fue a Ítaca! Digámosles que encuentren su Ítaca.
L: –¿Y cómo es eso?
M: –No sé. Que la busquen y que la encuentren y que vayan.
L: –¿Y existirá? ¿Pensás? ¿Estará Penélope?
M: –Yo creo que sí, tal vez ahora se llame Inés, Guadalupe, Juana
o… La cuestión es que siempre inspiran las ganas de volver.
L: –¿Y mientras tanto de qué van a vivir?
M: –Mmm, es difícil. Quizás podríamos sugerirles que vayan
pensando en algún oficio.
L: –¿Decís? ¿Cómo cuál?
M: –No sé.
L: -¿En qué lo ves laburando a Guillo?
M: –¡De actor! No sabés qué bien interpretó a un alienado
recitando a Nietzsche.
L: –¿En serio?
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M: –Sí, sí. Fue una tarde, hace unos años. En la clase de
Introducción. Les hicieron una broma a los de primer año. Se
engominó el pelo. Se puso un traje ajustadito con chaleco, se
mezcló entre los alumnos y de repente se levantó de la silla y
empezó a recitar un ditirambo delante de los chicos que recién
entraban a la facultad. (silencio) No quedó nadie en ese curso…
(silencio)
L: –¿Y a José Manuel?
M: –Eso es fácil. ¡Qué se ponga un bar de tacos! Guadalupe y
Juana, hacen de mozas. Inés y Sofía preparan los postres. José
puede cantar las mañanitas cuando es el cumple de alguien. Lo
hace muy bien.
L: –¿Canta bien?
M: –¡Muy bien! y Teresa también. Pueden hacer un dúo a lo
Pimpinela. Si cantan “Laura no está”, se les llena el bar de gente.
L: –Es una vieja tradición argentina eso de que los intelectuales
sean adictos a los bares. Ameghino tenía uno y le había puesto “El
Gliptodonte.”
M: –¿Y éste cómo se puede llamar?
L: –Bar del alma.
M: –¿No del ánimo?
L: –También.
M: –¿Y el soma?
L: –Para eso están los restaurantes…
M: –Entonces el bar es un símbolo.
L: –Claro, de la alimentación del alma.
M: –Pero no se ve.
L: –No se ve pero se manifiesta
M: –¿Dónde?
L: –En la vida, en la alegría, ¿no la viste a Tequi?
M: –Con esa alegría atraería muchos clientes al bar del alma.
L: –¿Y Gonzalo?
M: –Gonzalo que se dedique a la política. Es el mejor negocio.
Quizás les consiga algún puestito a los que faltan. A Santiago
Gigena en el ministerio de agricultura (¿viste que siempre anda
vestido de gaucho?)
L: –Desde Filón de Alejandría miramos la cultura desde la imagen
de la agri-cultura.
M: –¿Y Fede a qué Ministerio iría?
22
L: –A Fede lo veo en el de comunicaciones (es muy hei tech, Fede;
sería un golazo en ese ministerio de la creatividad). ¿Y Santiago
Voršič?
M: –Santiago ya tiene trabajo. Trabaja, creo, en una biblioteca
municipal.
L: –¿Y qué hace?
M: –Cuenta cuentos, creo. A mí me contó una historia
larguiiiiiísima sobre una tal Natacha que se enamoró de un tal
Aliocha. Una historia de desencuentros, traiciones, y
reconciliaciones. Una historia llena de detalles. Le gustan los
detalles. Era una historia rusa.
L: –¡Otra vez los rusos!
M: –Es que Santiago es medio ruso.
L: –No ruso, no. Esloveno.
M: –¡Esloveno! ¿Y qué es eso?
L: –Eslovenia. ¿Eslovenia? Queda por ahí también. (Silencio)
MARISA MOSTO
LUIS BALIÑA
23
A LOS ALUMNOS DE LETRAS,
QUE TERMINAN SU CURRICULUM
(noviembre de 2013)
En esta ocasión haré una lectio. Que tal lectio brevis sea sobre
algo que yo mismo escribí parece excesivo, soberbio. Creo que no lo es,
porque el autor no fui yo, sino la musa alegre de ustedes. Los llamo
“hijos”, porque lo son; porque los alumnos son hijos de sus maestros,
porque padre no tiene que ver etimológicamente con la generación, sino
con la idea de ‘venerable’, ‘respetable.’ Por eso Virgilio decía pater
Aeneas, ‘el venerable Eneas.’ Por eso decimos “Padres de la Iglesia”,
porque tuvieron, en su venerable doctrina, una generación espiritual. Yo
hasta tengo nepotes, ‘nietos’, en el conocimiento.
Pero el peso mayor de lo que me dictó mi pobre musa está en la
palabra “gracias.” Es lo más importante que todos podemos decir en
nuestra querida Casa, a nuestros compañeros (alguna vez compartimos
asado con pan y té con masitas), a nuestros maestros (vivos y difuntos) y
a los futuros frutos que de todo ello recibí y ustedes reciben.
24
MAESTROS
FEDERICO CAIVANO1
Puedo decir sin miedo a exagerar que nunca me sentí tan cómodo
en un grupo, una comunidad, como me siento acá. Y realmente me llevo
de esta facultad el recuerdo de convivir en fraterna búsqueda por la
verdad. Búsqueda, por otra parte, que, siendo que todo hombre es
filósofo, trasciende los límites físicos del edificio y puede formar
fraternidades en cualquier momento y lugar. Porque cuando la vocación
filosófica es genuina, tenga la postura que tenga con quien esté hablando
o al que esté escuchando, inmediatamente considero a esa persona mi
hermano filósofo.
1
Palabras que el autor pronunció el día de su propia graduación. [Radulfus]
25
Pero la particularidad de la comunidad filosófica académica es la
existencia de la importantísima figura del maestro. Y digo “maestro” en
vez de “profesor” o “docente” para enfatizar que lo esencial no es un
título o una cátedra, sino un carisma especial producto de una vocación
real, vivida y ejercitada. Y digo que es importantísima porque nadie nace
Aristóteles (y por eso Platón es más groso por haber sido su maestro;
aunque para eso diríamos que Sócrates fue más groso, aunque a su vez
él tenía por encima suyo a un daimon). Todos tenemos maestros (me
acuerdo de que, la primera vez que escuché de Wolff, me sorprendió que
nunca me hubiera preguntado cómo se formó Kant, como si éste hubiera
nacido con 50 años en un aula dando clases). Entonces por más que
podamos decir que la naturaleza nos enseña cosas sin decir una palabra,
lo que quiero decir es que nadie crece en la verdad sin dialogarla con
otro. Si ese otro pasó años tratando de aprender de otros y de la
naturaleza misma, a ése lo llamaré maestro cuando hable conmigo, sea
quien sea.
26
Es decir, para finalizar, que lo que me llevo de valioso de estos
cinco años es que conocí gente que vale la pena. O, mejor dicho, que
vale. Punto. Gente honesta, realmente preocupada por lo importante,
abiertos al diálogo y a tender una mano cuando alguien (el que sea) la
necesita. Por esto puedo decir que lo que experimenté en esta facultad no
fue el ser parte de un grupo, sino el moverme en una comunidad viva.
Por lo que me da cosa de repente salir de ella. Me parece que todavía no
caigo en la cuenta de dónde estoy, porque tampoco sé muy bien dónde
estaré, pero por lo menos estoy haciendo lo posible en estos días por
recordar dónde estuve y por qué. Vicios de la profesión, como se dice.
FEDERICO CAIVANO
27
EL ARCÓN DE LOS RECUERDOS
Siempre tuve mala memoria para rostros pero quizás alguien, agrandando
la imagen, encuentre alguno conocido. Si tengo que elegir un tema musical para
acompañar la foto, es el que pongo aquí abajo, del año del jopo.
28
Esta curioso foto parece unir lo universitario con lo colegial. No es
descaminado, pues en muchas universidades hay colegios. Están Horacio
Hernández, Ana Julia Nayar, Cristina Mazzoni, Leonardo Caviglia Grigera, Carlos
María Galmarini y Xavier Ryckeboer. [Radulfus]
29
MINIMA
1
En 2014, a alumnos del Colegio Santo Tomás de Aquino, en el acto de fin de curso.
30
Las cruces de los egresados
31
DIALOGUITOS EN EL PERÍPATO
A Christián Carman
Fue muy grato leer tu discurso, que conocía solo en forma oral.
Te copio nada más una cosa que escribí acerca de Javier Portales, a
quien mencionás.
Es primera la cabeza
pero valen los segundos:
está en la cumbre el monarca
mas su ayuda hace lo suyo.
Además entre segundos
no eres poco, a buen seguro.
Radulfus
32