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Crítica al libro ‘bueno, bonito y carito’

Vivimos en el siglo XXI y hacemos parte de una sociedad postmoderna, la cual se

caracteriza por ser materialista, consumista; y además hedonista. Una sociedad en la cual sus

miembros tienen un enorme afán por conseguir enormes cantidades de dinero, ser los mejores

en su trabajo y así como desean ser los mejores, piden los mejor que les puede ofrecer la

sociedad; tanto en el ámbito personal y afectivo como en el ámbito material. Tan arraigado

está este pensamiento en nuestra sociedad actual que se asocia el éxito a ser un adicto al

trabajo, en palabras románticas sería: ‘si amas tu profesión te esforzarás el doble para ser el

mejor’; pues descansar es de vagos.

Precisamente, en una sociedad postmoderna caracterizada por el consumismo y el

materialismo, es cuando salen libros con este tipo de contenido relacionado a las ventas y el

éxito en un mercado cada vez más exigente. También comienzan a surgir los conferencistas

de coaching que captan personas para instruirlas en el arte de vender y convencer, por, medio

de consejos que cualquier persona puede aplicar en sus día a día. Dichos consejos no son más

que el sentido común, que algunas veces no es tan común, aplicado al área de las ventas.

Personalmente, opino que el libro del Sr. Gómez, es otro libro que viene a satisfacer un

amplio mercado de demandantes que buscan ser los mejores en el área de ventas; esto último

no tiene nada de malo. El libro tiene un lenguaje simple; sencillo, no obstante, es de lectura

pesada, ya que el Sr. Gómez redunda mucho en una explicación, las cuales son tan sencillas

que no justifican tantas páginas para explicar una idea tan sencilla como: ‘vendemos caro

porque nos diferenciamos, pues nuestros productos son de alta calidad, de buen aspecto,

satisfacen las necesidades de más complejas de una forma amigable con el usuario’. Los

consejos del libro son buenos, además de ser básicos y de fácil intuición. A continuación,

tocaremos los puntos esenciales del libro:


Carito:

La palabra ‘carito’ es bastante común en el habla coloquial colombiana que quiere dar a

entender que el precio de un producto es alto. No obstante, el Sr. Gómez nos recuerda con una

gran precisión de términos, muy importante; que no es lo mismo un producto costoso que un

producto valioso. La diferencia está en que un producto costoso no genera valor a su

comprador, mas el producto valioso llena las expectativas e incluso las sobrepasa. Entonces,

lo que el Sr. Gómez nos quiere ilustrar es que, si desearemos vender más caro o a precio más

alto, que sea justificado ese precio. Aquella idea la plasma muy bien al principio del capítulo I

cuando dice: ‘crear valor de manera sostenible cuesta, por lo que la mayoría de compañías

deben apalancarse en el precio…. Entrenar continuamente a los vendedores para que

asesoren, cuesta’.

La idea dicha más arriba va armónicamente con el pensamiento de Joseph Stiglitz en su

magnífica obra ‘el capitalismo progresista’, en la cual habla de generar valor en los

individuos, instruirlos para que hagan un trabajo con calidad. De esa manera se busca evitar

las ‘guerras de precio’, las cuales suelen ocurrir en el capitalismo salvaje, que termina

arruinando a los pequeños empresarios y emprendedores; y además terminando en un

monopolio u oligopolio luego que las empresas más grandes sobreviven a dicha guerra. Lo

anteriormente dicho ha de llamarnos mucho la atención, pues la producción a gran escala de

artículos baratos o a bajo precio, y de escasa calidad; ha provocado la actual crisis climática.

Además, que ha acrecentado las desigualdades socioeconómicas por medio de una economía

donde se vuelven recurrente las ‘guerras de precio’ que como hemos dicho ya, arruinan a los

pequeños empresarios; el Sr. Gómez en este punto ha acertado. Quedado claro que lo mejore

es producir a menor escala con calidad y precios altos justificado, importante lo de precios

justificados, seguiremos con el análisis de los siguientes puntos clave para entender el libro

del Sr. Gómez. Los cuales son: diferencial, y calidad, en otras palabras; bueno y bonito.
Diferencial.

Calidad (bueno): El Sr. Gómez nos aclara que únicamente se puede vender ‘carito’ si y

sólo si el producto tiene un diferencial, es decir, si tiene características útiles que diferencien y

destaquen un determinado producto o mercancía. La clave del diferencial, es que el producto

sea único o el mejor, esto lo deja claro el Sr. Gómez en el capítulo 7 en el subtítulo que dice:

‘si alguien lo tiene, no es un diferencial’, pero, ¿Qué es aquéllo que no debe repetirse, o que

los otros no deben tener?

La respuesta es la calidad y le agrega también la utilidad, si el producto no tuviere calidad

ni utilidad, sería ridículo pensar en subir el precio; pues no habría justificación para ello. Es

por esa razón que el Sr. Gómez anima a los empresarios y emprendedores a que inviertan en

sus negocios centrándose en la capacitación del personal, la mejora de instalaciones;

equipamiento, y muy importante en la innovación. La innovación se consigue a través de la

investigación. Podría parecer ridículo que una empresa de colchones invierta en investigación

para desarrollar un colchón más cómodo, dirán muchos que sólo es un colchón y nada más;

¡Pero no!

Por medio de esa investigación se desarrollarán fibras más suaves, flexibles y refrescantes

que harán más satisfactoria la experiencia de dormir, el producto será único ya que será un

colchón que destaque por sus fibras suaves, flexibles y refrescantes, sumémosle a eso que el

colchón tiene durabilidad; tendremos entonces un producto con calidad y diferente al resto de

colchones que justifica un precio alto. Además, que dicha investigación contribuirá al avance

tecnológico, se necesitará personal científico para desarrollar dicha tecnología lo que

acarreará que la población se capacite para poder solicitar una vacante en la investigación.

Parece un poco exagerado, pero si llevamos esto a todas las áreas de la industrial, habrá un

espiral de progreso para el mundo.


Marketing y certificación(bonito): haber desarrollado un producto con calidad no

garantiza que sea rentable, pues de nada sirve tener un producto de calidad si nadie le conoce.

Es precisamente, cuando el Sr. Gómez nos recuerda la importancia de la certificación, por

medio de empresas certificadoras y ‘testimonio de éxito’, pues la certificación creará

confianza en los potenciales compradores. Conseguida la certificación la empresa tendrá que

invertir en el marketing, es decir, hacer atractivo el producto a los consumidores; en otras

palabras, hacer bonito el producto.

Como ya hemos dicho el producto tiene que ser bonito; tener estética, y promocionarse en

comerciales de la Tv, YouTube, Instagram, etc. Un producto que reúna en sí mismo

innovación, calidad, estética, utilidad; es un producto valioso. No obstante, el Sr. Gómez nos

dice que al tener todos esos elementos destacable y diferenciadores del producto, se debe

guardar prudencia de para caer en las ‘guerras de precios’ o ante los pedidos de rebaja de un

cliente o comprador. Pues hacer lo antes dicho, bajar los precios, produce un gran daño a la

marca que lo hiciere.

En lo personal considero que el libro da buenos consejos que no sólo han de aplicarse a las

ventas, sino también en las compras que hacemos en el día a día, debemos aprender a elegir

productos valiosos, mas no costoso. Esto último es un poco difícil en una sociedad que

constantemente, nos está bombardeando con mensajes que nos exhortan a: ‘comprar, comprar

y comprar; pues con eso alcanzaremos la felicidad’. Los industriales deben pensar en crear

productos valiosos y útil, mas no en producir a gran escala que como ya he dicho, lo que está

destruyendo nuestro medio ambiente; además de crear una sociedad frustrada. Una sociedad

frustrada en la cual sus miembros consumen, consumen y consumen, de forma irresponsable

sin pensar en los daños hechos al medio ambiente. Frustración que se origina a causa de la

costumbre de los grandes monopolios u oligopolios por producir a mayor escala, con baja
calidad; razón por la cual el mercado está saturado de productos de mala calidad, y una

sociedad con mayor desigualdad causada por la ‘guerra de precios’.

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