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CALVIN S.

HALL
GARDNER LINDZEY

LA TEORIA
EXISTENCIALISTA
DE LA
PERSONALIDAD

BINSWANGER Y BOSS

EDITORIAL PAIDOS
BUENOS AIRES
INTRODUCCIÓN

En los años inmediatos posteriores a la Segunda


Guerra Mundial alcanzó su apogeo, en Europa un mo-
vimiento popular conocido como existencialismo que
rápidamente se difundió en los Estados Unidos. El mo-
vimiento nació de la resistencia fran­cesa a la ocupación
nazi , y sus dos portavoces más claros fueron Jean Paul
Sartre y Albert Camus. Sartre, brillante egresado de la
Sorbona, se convirtió en un distinguido filósofo, es-
critor y periodista po­lítico. Camus, de origen argelino,
se hizo famoso como novelista y ensayista. Ambos
fueron distinguidos con el Premio Nobel de literatura,
aunque Sartre no lo aceptó. La vida de Camus terminó
trágicamente a los 46 años, en un accidente auto auto-
movilístico.
Como sucede a menudo con los movimientos de
avant garde cuando son tratados por una variedad hete-
rogénea de artistas, escritores, intelectuales, sa­cerdotes,
estudiantes universitarios, personas de mundo, disi-
dentes y rebeldes de distintas clases, se adoptó el exis-
tencialismo para muchos y variados fines, y hasta Ca-
mus negó ser un existencialista. Teniendo en cuenta el
origen popular del existencialismo, sus clisés, sus lemas
y sus aspectos opuestos, debería haber desaparecido en
pocos años como muchos otros caprichos intelectua-
les. El hecho de que no haya sufrido este destino, que
realmente sea una fuerza viable dentro del pensamien-
to moderno, incluyendo la: psicología y la psiquiatría,
puede atribuirse al descubrimiento de que el existen-
cialismo tuvo una tradición poderosa con importantes
antecesores y sólidos proponentes contemporáneos,

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ademas de Sartre. La figura ancestral más notable fue el
excéntrico danés Soren Kierkegaard (1813-1855). Esta
alma torturada fue un escritor prolífico, desapasiona-
do y polémico cuyos libros hoy son sagrados para el
existencialismo. Le sigue una larga lista de nombres
famosos que incluye a Nietzsche, Dostoievsky y Berg-
son. Entre los autores modernos que se han iden-
tificado con el movimiento existencialista señalamos
a Buber, Berdyaev, Heidegger, Jaspers, Kafka, Marcel,
Merleau-Ponty y Tillich. (Una introducción excelente al
existencialismo es el libro de. William Barett Irrational
man, 1962) [El hombre Irracional].

Para nuestros fines, el filósofo alemán Martín Hei-


degger (1889- ) tiene la mayor importan­cia. Barre-
tt lo considera junto con Karl Jaspers (1883-1969) uno
de los creadores de la filosofía existencial de este siglo.
Pero más importante aún es que He1degger constituye
el puente ele unión entre los psicólogos y los psiquia-
tras, cuyos criterios del hombre expondremos en este
volumen. La idea central ele la filosofía de Heidegger
(ontologia) es que el hombre es un ser-en-el-mundo.
No existe como un sí mismo o un sujeto en relación
con un mundo exterior; ni es una cosa, objeto o cuer-
po que interactúa con otros para inventar el mundo. El
hombre tiene su existencia por ser-en-el-mundo, y el
mundo existe porque hay un Ser para descubrirlo (se
recuerda el concepto de Kurt Lewin de la persona-en-su
ambiente-psicológico). Barrett llama a la ontologia de
Heidegger una Teoría del campo del Ser. La filosofía de
la existencia de Heidegger esta analizada en su libro Be-
ing and time ( 1962) [El ser y el tiempo] que se con-
sidera uno de los libros más influyentes y difíciles de la

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filosofía moderna.
Heidegger es también un fenomenólogo, y la fe­
nomenología ha desempeñado un papel importante en
la historia de la psicología. Heidegger fue alumno
de Edmund Husserl (1895-1938), fundador de la. Re-
nomenología moderna, y Husserl a su vez fue discípulo
de Carl Stumpf, uno de los líderes de la “nueva” psico-
logía experimental que surgió en Alemania durante la
última mitad del siglo XIX. Kohler y Koffka, quienes
junto con Wertheimer fundaron la psicología de la
Gestalt, fueron discípulos también de Stumpf y adop-
taron la fenomenología como método para analizar los
fenómenos psicológicos. Señalamos estos hechos histó-
ricos con el objeto de resaltar los antecedentes comunes
de a psicología, la fenomenología y el existencialismo.

La fenomenología es la descripción de los datos


( literalmente “lo dado”) de la experiencia inmediata.
Aspira a comprender los fenómenos antes que explicar-
los. Van Kaam (1966) la define .’’como un método de la
psicología que busca revelar y aclarar los fenómenos
de la conducta tal como se manifiestan en su inmedia-
tez percibida”. (pág. 15). Algunas veces se considera
a la fenomenología como un método auxiliar de cada
ciencia, puesto que toda ciencia comienza por la obser-
vación de la experiencia inmediata (Boring, 1950, pág.
18). Esta idea de la fenomenología está expresa-
da bellamente en el primer párrafo del libro de Kohler
Gestalt psychology (1947) [Psicología de la forma]

Parece un único punto de partida para la psicolo-


gía, exactamente como para las otras ciencias: el mun-
do tal como lo encontramos, que una manera ingenua

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y desprovisto de críticas. La ingenuidad puede perder-
se a medida que progresa­mos. Pueden encontrarse
los problemas que antes habían estado completamente
ocultos a nuestros ojos. Para solucionarlos es posible
que sea necesario urdir conceptos que parezcan tener
escasa relación con la experiencia directa primaria.
Sin embargo, el desarrollo total debe comenzar con un
cuadro ingenuo de1 mundo. Este origen es imprescin-
dible, pues no existen otras bases sobre las que pueda
construirse una ciencia. En mi caso, que puede consi-
derarse representativo de muchos otros, este cuadro
ingenuo consiste, en este momento, en un lago azul
circundado de follajes umbríos, una gran roca gris,
dura y fresca que he elegido para sentarme, un papel
sobre el cual escribir, el susurro evanescente del viento
que apenas balancea los árboles y un fuerte olor carac-
terístico de botes y pesca. Pero hay mucho más en este
mundo: de alguna manera contemplo ahora, aunque no
esté fundido en el lago azul del presente, otro lago de un
azul más pálido, delante del cual me encontraba, hace
unos años, mirando su ribera, en Illinois. Estoy perfec-
tamente habituado a contemplar millares de paisajes
de esta clase que surgen cuando estoy solo. Y hay mu-
cho más aún en este mundo: por ejemplo mi mano y
mis dedo ; mientras se mueven ligeramente sobre el
papel. Ahora, cuando detengo mi escritura y vuelvo a
mirar a mi alrededor, también hay un sentimiento
de salud y vigor. Pero en el próximo instante siento
algo así como una presión oscura en algún lugar de mi
interior que tiende a desarrollarse en una sensación de
acosamiento -he prometido concluir este manuscrito
en unos pocos meses- (págs. 3-4).

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Erwin Straus es uno de los fenomenólogos con· tem-
poráneos más claros y complejos (1963, 1966). Para un
análisis conciso y erudito de la fenomenología véase a
MacLeod ( 1964), su principal sostenedor en los Esta-
dos Unidos.
La fenomenología empleada en los trabajos de los
psicólogos de la Gestalt y de Erwin Straus se aplicó en
primer lugar a la investigación de fenó­menos tales como
los procesos psicológicos de la percepción, el aprendiza-
je, la memoria, el pensa­miento y la sensación, pero no
se ha aplicado aún a los estudios de la personalidad.
La psicología existencial, por otra parte, ha utilizado la
fenomenología para aclarar aquellos fenómenos que a
menudo se considera que pertenecen a la esfera de la
personalidad. La psicología existencial puede definirse
como una ciencia empírica de la existencia humana que
emplea el método del análisis feno­menológico.
En este volumen trataremos principalmente la psi-
cología existencial como está enunciada en las obras de
los psiquiatras suizos Ludwig Binswanger y Medard
Boss, pues se mantienen muy próximos a la fuente
original europea del pensamiento existencial y su iden-
tificación con el existencialis­mo es de larga data. Su
traducción de la ontología de Heidegger, de la ser-idad
abstracta, para el estudio de los individuos, ha sido
cuidadosamente realizada, a menudo en colaboración
con el mismo Heidegger. (La parte meridional de Ale-
mania , donde vive Heidegger limita con Suiza). Como
psiquiatras han acumulado un rico material empírico
de los análisis de sus pacientes. Por último, ambos es-
criben con claridad y vívidamente acerca de temas
oscuros y muchas de sus obras están traducidas al in-
glés.

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Los psicólogos existenciales norteamericanos son
muchos, pero sus criterios se derivan en gran parte
de los de Binswanger y otros psicólogos y psiquiatras
europeos. Rollo May es uno de los exponentes nortea-
mericanos más entusiastas del existencialismo y sus
capítulos introductores al mismo en el libro Exístence
(compilado por May, Angel y Ellenberger, 1058) [Exis-
tencia], y su libro Existential psychology ( 2 ed., 1009)
[Psicología existencial] han sido la fuente principal
de información acerca de los psicólogos norteame-
ricanos. Adrian Van Kaam, profesor de psicología en
la Universidad de Duquesne, es un escritor prolífico
sobre fenomenología y existencialismo. Tiene la ven-
taja de haber estudiado el pensamiento existencial y la
fenomenología en las universidades europeas y de los
Estados Unidos. Su libro, Exístential foundatíons
of psychology (1966) [Fundamentos existenciales de
la psicología] es un amplio enfoque de este tema. Otro
eminente , psicólogo existencial nortea­mericano es Ja-
mes Bugental (1965). Entre los teóricos citados en esta
serie de volúmenes que han recibido en diversos
grados la influencia del existencialismo se encuentran
Allport, Angyal, Fromm, Goldstein, Maslow y Ro-
gers.

Ludwig Binswanger nació en Kreuzlingen, Sui-


za, el 1.3 de abril de 1881 y recibió su título de médico
en la Universidad de Zurich en 1907. Estudió con
Eugen Bleuler, un líder de la psiquiatría suiza, y
con Jung. Fue uno de los primeros adeptos suizos
de Freud, y mantuvo amistad con él a lo largo de toda
su vida (para el relato de esta estrecha amis­tad, véase
Binswanger, 1957). Binswanger sucedió a su padre.

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(y éste a su abuelo) como director jefe del sanatorio de
Bellevue en Kreuzlingen. Falleció en 1966.
En los primeros años de la década de 1920. Binswan-
ger se convirtió en uno de los primeros exponentes
de la aplicación de la fenomenología a la psiquiatría.
Diez años después llegó a ser un analista existen-
cial. Binswanger define el análisis existencial como
un análisis fenomenológico de la existencia humana
real. Su objetivo es la reconstrucción el mundo inte-
rior de la experiencia. Expone su Sistema en su obra
principal Grundformen und Erkenntnis menschlichen
Daseins (1943, edición revisada 1953) [Formas básicas
y conocimiento de la existencia humana] que no ha
sido traducida al inglés. Son verdaderas fuentes para el
lector sus tres capítulos (1958a, 1958b, 1958c) en la
obra Existence (compilada por May, Angel y Ellenber-
ger) y Being-in-the-world: selected popers of Ludwig
Binswanger (1963) [Ser-en-el­mundo: trozos selectos
de Ludwig Binswanger]. Este ultimo libro contiene
una introducción crítica extensa del, editor y traductor,
Jacob Needleman (1963).

Aunque la principal influencia de Binswanger


fue Heidegger, también incorporó en sus conceptos las
ideas de Martin Buber (1958).
Medard Boss, profesor de psicoterapia en la facultad
de medicina de la Universidad de Zurich y director
del Instituto de Terapia Dasein-analitica nació en St.
Callen, Suiza, el 4 de octubre de 1903. Varios años
después su familia se trasladó a Zurich donde Boss re-
side desde entonces. Reci­bió su educación profesional
en la Universidad de Zurich; más tarde estudió y se aso-
ció n muchos de los nombres célebres de la psiquiatría

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y del psicoanálisis, incluyendo a Freud, Bleuler, Kurt
Goldstein, Ernest Jones, Karen Horney, Max Eitingon,
Otto Fenichel y Hans Sachs. Es amigo íntimo de Mar-
tin Heidegger. Durante muchos años Boss presidió la
Sociedad Internacional de Psicoterapia Medica, y en
la actualidad es su presidente honorario. Es autor de
muchos artículos y libros, uno de los más recientes es
Grundriss der Medizin (1970) [Compendio de medici-
na] que aplica la ontología existencial de Heidegger a
los problemas médicos. Para un mejor conocimiento de
su criterio sobre la psicología existencial o Daseinsa-
nalysis (estos nombres se utilizarán indistintamente
en este volumen) se indican dos libros traducidos
al inglés The analysís of dreams (1958) [El análisis
de los sueños] y Psychoanalysis and Daseinsanalysis
( 1963) [Psicoanálisis y Daseinsanalysis]. Boss fue
profesor en Harvard y en la Universidad de California .
¿De qué modo reacciona la psicología existencial, tal
como está representada en la obra de Binswanger y
Boss, frente a los otros sistemas psicológicos, y qué es
lo que sostiene? Primero y más importante, objeta la
persistencia del concepto de causalidad legado por las
ciencias naturales a la psicología. No existen relaciones
de causa-efecto en la existencia humana. A lo sumo, hay
sólo secuencias de conductas, pero no es permisible de­
rivar la causalidad de la secuencia. Algo que ocurre a
un niño no es causa de su conducta posterior como
adulto. Ambos hechos pueden tener el mismo signi-
ficado existencial, pero no significa que el Hecho A sea
causa del Hecho B. En suma la psicología existencial al
rechazar la causalidad también rechaza el positivis-
mo, el determinismo y el materialismo. Sostiene que
la psicología no es como ninguna de las otras ciencias

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y no debería modelarse a su imagen. Requiere su pro-
pio método (fenomenología) y sus propios conceptos
(estar­en-el-mundo, modos de existencia, libertad, res-
ponsabilidad, llegar a ser, trascendencia, espacialidad,
temporalidad y muchos otros) derivados todos de la
ontología de Heidegger.

El psicólogo existencial reemplaza el concepto de


causalidad por el de motivación. Esta siempre presupo-
ne un entendimiento (o desentendimiento) de la rela-
ción entre causa y efecto. Boss utiliza el ejemplo de una
ventana cerrada por el viento y por una persona, para
ilustrar la diferencia entre causa y motivo. El viento
causa el cierre de la ventana, pero una persona está mo-
tivada para hacerlo porque sabe que cuando la ventana
está cerrada no puede entrar la lluvia, el ruido de la ca-
lle, o que la habitación tendrá menos corriente de aire.
Se puede decir que la presión ejercida por el brazo de
la persona sobre la ventana causa su cierre -y sería ver-
dad-, pero omitiría el contexto motivacional y conniti-
vo completo del que ese acto es sólo un complemento
final. Aun el acto de aplicar la presión requiere en sí una
comprensión del lugar en que se apoya la mano, que
significa hablar o empujar algo, y así sucesivamente. En
consecuencia, la causalidad tiene poca o ninguna im-
portancia para la conducta del hombre. La motivación
y la comprensión son principios activos en de análisis
existencial de la conducta (recordamos en esta relación
los conceptos claves de Tolman propósito y cognición).

Relacionada estrechamente con esta primera objeción


esta la firme oposición de la psicología existencial del dua-
lismo del sujeto (mente) y objeto (cuerpo, ambiente o ma-

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teria). Esta división, a tribuida a Descartes, es la resultante
de explicar la experiencia y la conducta del hombre en
función de estímulos ambientales o condiciones corpo-
rales. “El hombre es quien piensa, no el cerebro”. (Straus,
1963). La psicología existencial sostiene la unidad del in-
dividuo-en-el -mundo. Todo criterio que destruya esta
unidad, falsifica y fragmenta la existencia humana.
La psicología existencial también niega que exista
algo detrás de los fenómenos que los explique o cause
su aparición, y descarta las explicaciones de la existen-
cia del hombre en función de un sí mismo, un incons-
ciente, la energía psíquica o física, o fuerzas tales como
los instintos, las ondas cerebrales, los impulsos y los
arquetipos. Los fenómenos son lo que son en toda su in-
mediatez, no una fachada o un derivado de algo más.
Es, y debe ser, la tarea de la psicología describir los
fenómenos tan cuidadosa y completamente como sea
posible. La descripción o explicación fenomenológica,
no la explicación o la prueba causal, es el motivo de la
ciencia psicológica.

La psicología existencial sospecha de la teoría por-


que ésta (cualquiera) implica que algo que no puede
verse produce lo perceptible. Para el fenomenólogo,
sólo lo que se ve o se experimenta es real. La verdad
no se alcanza por un ejercicio intelectual; se revela o
descubre por los mismos fenómenos. Además, la teoría
o todo preconcepto actúa como una visera para apre-
hender la verdad revelada de la experiencia, que sólo
puede lograrla una persona completamente abierta al
mundo. Ver lo que haya que ver sin ninguna hipótesis o
pre­juicio es la prescripción de la psicología existencial
para el estudio de la conducta.

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• Heidegger pone en manos del psiquiatra
la clave con la cual puede, libre del prejuicio de
toda teoría científica, asegurar y describir los fenó-
menos que investiga en su completo contenido fe-
nomenológico y contexto intrínseco. (Binswanger,
1963, pág. 206).

Binswanger y Boss han logrado desprenderse de


todo el complejo aparato de las teorías freudiana
y junguiana, a pesar de que estudiaron el psicoanálisis
y lo practicaron durante muchos años. Se tiene la im-
presión, al leer sus obras, que este desprendimiento fue
para ellos una experiencia realmente liberadora.

No se favorece la· disección porque reduce al hom-


bre a una cantidad de fragmentos que se resisten, como
Humpty Dumpty, a la re-síntesis. El objetivo de la psi-
cología existencial, como afirmo Boss, es hacer trans-
parente la estructura articulada del ser humano. ,”La
articulación es posible sólo en el contexto del todo que
ha sido dejado intacto; toda articulación de este tipo
deriva de la totalidad”. ( Boss, 1963, pag. 285).

Por último, la psicología existencial se opone de ma-


nera inflexible a considerar al hombre como una cosa,
una piedra o un árbol. No sólo este criterio impide al
psicólogo comprender al hombre en toda la luz de su
existencia-en-el-mundo, sino que también resulta en
su deshumanización. La psicología existencial entra en
la arena de la crítica social cuando polemiza contra la
alienación, la separación y la fragmentación del hom-
bre por la tecnología, la burocracia y la mecanización.
Cuando se trata al hombre como una cosa y él mismo

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llega a considerarse como tal, que puede ser manejado,
controlado; modelado y explotado, no puede vivir de
manera verdaderamente humana. El hombre es libre y
único responsable de su existencia. Este fundamento de
la psicología existencial es el que atrae al movimiento
humanista de la psicología norteamericana.

Sin embargo, sería erróneo concluir que la psicolo-


gía existencial es sobre todo optimista o esperanzadora
acerca del hombre. No se necesita leer mucho a
Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger, Sar­tre, Binswan-
ger o Boss para advertir que está muy lejos de ser así.
A la psicología existencial le concierne tanto la muerte
como la vida. La nada bosteza siempre a nuestros pies.
El pavor se asoma, tan profundo como el amor, en la
obra existencia­lista. No puede haber luz sin sombras.
Una psicología que considera que la culpa es ingénita y
además, un rasgo inevitable de la existencia, no ofrece
mucho solaz al hombre. “Soy libre” significa al mismo
tiempo “Soy absolutamente responsable de mi existen-
cia”. Las implicaciones del nexo libertad-responsabi-
lidad están analizados Escape from freedom de Erich
Fromm ( 1941) [El miedo a la libertad]. Ser un hombre
es un pro­yecto difícil de llevar a cabo y son pocos los
que lo logran. Mucho de esa desolación se ha escindido
o descartado en algunas ramas norteamericanas de la
psicología existencial.

Ahora consideremos algunos de los conceptos bá-


sicos de la psicología existencial (Daseinsanalysis­) for-
mulados por Binswanger y Boss.

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1. ESTRUCTURA DE LA EXISTENCIA

SER-EN-EL-MUNDO (Dasein)

Este es el concepto fundamental de la psicología


existencial. Toda la estructura ·de la existencia humana
está basada en· este concepto. Ser-en-el­mundo o Da-
sein, es la existencia del hombre. Dasein no es una
propiedad o atributo humano; tampoco una parte
de su ser como el yo de Freud o el ánima de Jung: es
la existencia plena del hombre. Así, cuando Boss uti-
liza el término Daseinsanalysis significa la aclaración
cuidadosa de la naturaleza específica de la existen-
cia del hombre o ser-en-el-mundo. Dasein es una pala-
bra alemana empleada por Heidegger; se contrapone a
Vorhandsein que caracteriza a la existencia de las cosas
no-humanas. Traducida literalmente, Dasein significa
“ser” ( sein) “ahí” (da). Pero esta traducción literal no
hace justicia al significado que le otorgó Heidegger. ·La
traducción significativa es “ser el ahí”. “El ahí” no es
definitivamente el mundo como un terreno exterior;
es la apertura del mundo luminoso, comprensivo -un
estado de ser en el mundo en el que la plena existencia
del hombre que es y debe ser, puede aparecer y llegar a
ser presente y ser presente.

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El que está ahí expresa la inmediatez e inevitabili-
dad primarias de la condición existencial. El hombre no
tiene existencia aparte del mundo, y el mundo no exis-
te aparte del hombre. Como Boss reitera: .”El hombre
descubre (aclara) el mundo”... Es ”el reino iluminado
dentro del cual todo lo que ha de ser realmente brilla
más, surge y aparece como un fenómeno, es decir,
como aquello que se demuestra a sí mismo”. {1963, pág.
70). Un fenómeno es un “resplandor” de la realidad in-
mediata. Nada queda detrás de los fenómenos; no son
las.. manifestaciones perceptibles de una realidad últi­
ma. Ellos son la realidad. En consecuencia, en el análisis
existencial o Dasein se intenta ver qué es lo que hay
en la experiencia de uno y describirla tan exactamente
como lo permite el lenguaje. Este es un concepto muy
difícil de comprender y aceptar para el hombre occi-
dental, puesto que no está condicionado por el criterio
científico para buscar los significados y las causas
ocultos o invisibles.

Ser-en-el-mundo cierra el hiato entre el sujeto y ob-


jeto y restablece la mismidad del hombre y el mundo.
Es necesario resaltar que este criterio no establece que
el hombre está relacionado o interactúa con el mundo,
lo que sugeriría que el hombre y el medio son dos co-
sas separadas. No hay dos polos, hombre y mundo,
como en la biosfera de Angyal. Parte de la dificultad
en interpretar este concepto se debe a la diferencia de
idiomas. En alemán, los conceptos nuevos pueden ex-
presarse combinando palabras tales como da y sein. En
inglés lo mismo que en castellano, ésto se logra con
métodos menos satisfactorios, empleando guiones para
conectar las palabras, por ejemplo ser-en­el -mundo.

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Los guiones no eliminan por completo la sugerencia de
separación. Además, las expresiones con guiones, pare-
cen pedantes y artificiosas.
El mundo en el que el hombre tiene su existencia
comprende tres dimensiones: 1) el mundo biológico,
entorno físico o panorama (Umwelt); 2) el mundo so-
cial (Milwelt) y 3) el mundo del su mismo (Eigentwelt).
Con el objeto de aclarar el significado de estas tres di-
mensiones del mundo y el empleo que se hace de ellas
en el análisis existencial, citaremos un largo pasaje
de Case of Ellen West de Binswanger (1958c) [El caso
de Ellen West]. Ellen era una joven que había estado
bajo tratamiento médico y psiquiátrico casi desde que
alcanzó la edad adulta. Finalmente fue derivada al sa-
natorio de Binswanger en donde pasó los últimos me-
ses de su vida: tres días después de haber sido dada de
alta se suicidó. El síntoma más notable de Ellen era una
compulsión a comer. He aquí un resumen de Binswan-
ger acerca del modo de ser de Ellen en las tres di-
mensiones del mundo. Está basado en los informes
médicos y psiquiátricos, en las observaciones perso-
nales de Binswanger y en los propios escritos de Ellen
que consisten de poemas, cartas, diarios y un relato
circunstancial de la historia de su neurosis.

Entonces, si intentamos resumir una vez más los


rasgos individuales y formas fenomenológicas del
modo [de Ellen] de ser-en-el-mundo dentro de las
distintas dimensiones... haremos mejor en comenzar
por el mundo biológico (Umwelt): el ser-limitado y
el ser-oprimido se demuestra a sí mismo aquí como
la oscuridad, el oscurecimiento, la noche, el frío, la
marea menguante; los límites, como paredes o nubes

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de niebla húmedas, el vacío como el arcano, el anhelo
de libertad (del mundo) como elevándose en el aire,
el sí mismo como un pájaro quieto. Dentro del
mundo vegetal, el ser-limitado y el ser-opri­m ido
se demostró a sí mismo como marchito, las barreras
como aire sofocante, el vacío como semillas, el
anhelo de libertad como la apetencia de crecer; el
sí mismo como una planta descolorida. Dentro del
mundo de las cosas encontramos el ser-limitado en
el pozo, el sótano, la tumba; las barreras en las
paredes, mampostería, cadenas, redes; el anhelo de
libertad en el vaso de la fertilidad, el sí mismo
en el hollejo descartado. Dentro del mundo animal,
el ser-limitado se ve como el ser-encarcelado-en, las
barreras como tierra o noche tenebrosa, el sí mismo
como un gusano incapaz de ningún anhelo de
libertad, el vacío como vegetando simplemente.
Dentro del Mitwelt (mundo social) el ser-limitado
se ve como un ser subyugado, oprimido, lesionado
y perseguido; el vacío como un lago de paz, in-
diferencia, sometimiento, tristeza, reclusión, soledad;
las barreras como cadenas o eslabones de los días,
o, aire sofocante;. el pozo mismo como un pequeño
mundo (cotidiano); el anhelo de libertad como una
apetencia por la independencia, desafío, insurrec-
ción, rebelión; el si mismo como rebelde, nihilista,
más tarde como cobardemente comprometedor. Den-
tro del Eigenwelt (el sí mismo) como mundo-pensa-
miento, reconocemos el ser-limitado en la cobardía,
la indulgencia, la renuncia de planes superiores; las
barreras en fantasmas o espectros acusadores y es-
carnecedores que rodean e invaden desde todos los
ángulos, el vacío en el ser-gobernado por una idea

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única, aun como la Nada; el sí mismo en el tímido
gusano, el corazón helado;

el anhelo de libertad como desesperación.


Por último dentro del Eigenwelt como mun-
do-corporal encontramos el ser-limitado u opri-
mido en ser obeso, las barreras o muros en la
capa de grasa contra las cuales la existencia gol-
pea sus puños; el vacío en ser fea, estúpida, vie-
ja, opaca y muerta el anhelo de libertad en que-
rer-ser-delgada, e1 sí mismo como un simple tubo
para vaciar y rellenar ( 1958c, pág. 328-329).

El lector observará en esta selección el estilo carac-


terístico del análisis fenomenológico. Se observa la au-
sencia de terminología técnica excepto en las palabras
alemanas Umwelt, Mitwelt y Eigenwelt, pero éstas sólo
parecen técnicas a los lectores porque son palabras ex-
tranjeras. Se observa también el uso de un vocabulario
muy evocador y hasta poético. Esta imaginería parece
ser un lejano grito de un vocabulario sobrio, mundano
y aun abrasivo, empleado generalmente en la exposi-
ción científica. Se debe recordar, sin embargo, que
el existencialismo ha mantenido siempre fuertes lazos
con la literatura, y que uno de sus antecesores, Nietzs-
che, era filósofo y poeta.

Además, Boss insiste en que lo que la ciencia con-


sidera un vocabulario científico respetable es una
usurpación de la palabra “científico”. Se deben utilizar
palabras que mejor describan los fenómenos y no li-
mitarse por una tradición tiránica. Los enfoques cien-
tíficos nuevos generalmente requieren un vocabulario

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nuevo completo. Por consiguiente, no nos sorpren-
de que gran parte de los escritos existenciales suenen
extraños y esotéricos para aquéllos formados en el
mundo científico del siglo XIX. Igual que las formas
nuevas de música o arte, la disonancia creada por el
léxico existencial se reducirá gradualmente hasta des-
aparecer.

SER-MAS-ALLÁ-DEL-MUNDO
(LAS POTENCIALIDADES DEL HOMBRE)

El análisis existencial enfoca la existencia huma-


na con la única consideración de que el hombre está
en el mundo, tiene un mundo y anhela ir más allá del
mundo (Binswanger). Con la expresión ser-más-allá-
del-mundo, Binswanger no quiere significar que se
pertenezca a otro mundo (cielo), sino que expresa las
posibilidades múltiples que el hombre tiene para tras-
cender el mundo en el cual reside y para entrar a un
mundo nuevo. Puede, en realidad anhela, advertir todas
las posibilidades de su ser (la rendición de Nietzsche).
Porque sólo actualizando sus potencialidades podrá
vivir una vida auténtica; cuando las niega o limita, o
permite que lo dominen los otros o el medio, entonces
vive una existencia falsa. El hombre es libre para elegir
cualquier forma de vida para sí.

Boss afirma bastante llanamente que la existencia


consiste sólo en nuestras posibilidades de relacionar
aquello que encontramos. “En realidad’’, escribe Boss,
“el hombre existe siempre y sólo como una miríada de
posibilidades para relacionar y revelar los seres vivos y
las cosas que encuentra”. (1963, pág. 183). Ademas,

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el hombre debe asumir de manera responsable
sus potencialidades para las relaciones de reve-
lar-el-mundo, de manera que cualquiera que se
demuestre por si sola a la luz de estas relaciones
puede adelantarse en su ser hasta la mejor dimen-
sión posible. En otras palabras, el hombre debe
aceptar todas sus posibilidades vitales, adecuarlas
y unirlas a su auténtico sí mismo, liberado de la
mentalidad estrecha del “todos anónimo e inau-
téntico”. La libertad del hombre consiste en es-
tar dispuesto a aceptar y dejar que todo lo que es
sea... (1963, pág. 48).
Con el objeto de ilustrar el significado que para
el hombre tiene el rechazo de ejercer su libertad
para realizar las potencialidades de su existencia,
Boss (1963) presenta el ejemplo de una persona
que sufre de melancolía.
Es siempre la existencia total del paciente me-
lancólico la que ha fracasado para encarar abier-
tamente y de manera responsable todas aquellas
posibilidades de relacionarse con el mundo que
realmente constituirían su propio y genuino yo.
En consecuencia, esa existencia no tiene una
posición independiente por sí sola, sino que de
modo continuo cae víctima de las exigencias, de-
seos y esperanzas de los demás. Esos pacientes
tratan de vivir según esas esperanzas foráneas de
la mejor manera posible para no perder la pro-
tección y el amor de su ambiente. Pero cuanto
más tiempo estos pacientes permiten a los otros
gobernarlos en sus sentimientos, acciones percep-
ciones, más profundamente endeudados se en-
contrarán con respecto a la tarea fundamental de

Pag. 23
la vida, que es adecuar y llevar a cabo de modo
independiente y con responsabilidad, todas las
auténticas posibilidades relacionadas con todo lo
que encuentren. De ahí los terribles sentimientos
de culpa de los melancólicos; sus incesantes au-
toacusaciones provienen de su culpa existencial.
La severidad de sus síntomas varía de acuerdo
con el grado en que fracasan para existir como
una apertura al mundo en cuya luz todo encuen-
tro puede desenvolverse y proyectar su brillo en
su significado y contenido plenos (págs. 209-210).

La culpa existencial se define como el fracaso para


realizar todas las posibilidades. Diremos más acerca de
la culpa en un próximo apartado.

LA BASE DE LA EXISTENCIA

¿El hombre no tiene límites para lo que pueda llegar


a ser libremente? Una limitación es la base de la exis-
tencia a la cual el hombre es “arrojado”. Las condicio-
nes de este “arrojo”, es decir, de qué manera el hombre
se encuentra a sí mismo en el mundo que es su base,
constituye su destino. Debe vivir plenamente este des-
tino con el objeto de lograr una vida auténtica. Si es
una mujer la base de su existencia no será igual que
para el hombre. El hecho de ser mujer define, en parte,
las potencialidades de su existencia. Si ella las rechaza
y trata, por ejemplo, de llegar a ser un hombre o mas-
culina, entonces habrá elegido un modo inauténtico de
ser-en-el-mundo El castigo por la inautenticidad son
los sentimientos de culpa. Un sí mismo auténtico se di-
seña reconociendo la base de la propia existencia; un sí

Pag. 24
mismo inauténtico resulta de aislarse de la propia base.
“Cuanto más obstinadamente el ser humano se oponga
su ser-arrojado a la existencia... con mayor fuerza este
arrojo ganará en influencia” (Binswanger, 1958c, pág.
340). La consecuencia es la debilidad existencial por la
cual se quiere significar “que la persona 1a no tiene una
posición autónoma en su mundo, que se bloquea de
la base de su existencia, que no asume su existencia
sobre sí sino que se confía a poderes extraños a los que
hace ‘responsables’ de su destino en vez de sí mismo”
(Binswanger, 1963, pág. 290).

El arrojo también se utiliza en el sentido de ser abu-


sado por el mundo hasta el extremo de que la persona
sea extraña para sí misma; ha sucumbido al poder de
afuera. Un caso extremo es el adicto cuya existencia
está gobernada por los narcóticos: el alcohol, el juego o
el sexo, para nombrar sólo unas pocas de las innume-
rables compulsiones a las que es susceptible el hombre.
A pesar de los caracteres limitativos del arrojo y de
la base; existen aún muchas potencialidades acerca de
la elección que se debe realizar.

EL PROYECTO-MUNDO

Este es el término de Binswanger para la pauta cir-


cundante total de un modo individual de ser-en­el-mun-
do. El proyecto-mundo de una persona determina de
qué modo reaccionara en situaciones específicas y que
tipos de rasgos de carácter y síntomas desarrollara.
Deja su huella en todo lo que hace la persona. Los lí-
mites del proyecto pueden ser estrechos y comprimidos
o amplios y expansivos.

Pag. 25
Binswanger da ejemplos de algunos proyectos­ -
-mundo concebidos de modo estrecho que ha encon-
trado en sus pacientes. Un proyecto de un enfermo está
construido en torno de la necesidad de continuidad.
Toda interrupción de la continuidad -una brecha, una
grieta o una separación- le producía una gran ansiedad.
Una vez se des­mayó cuando perdió el taco de su zapato.
La separación de la madre también provocaba ansiedad
porque rompía la continuidad de su relación. Apoyarse
en la madre significaba sostenerse en el mundo; su pér-
dida significaba caer en el pavoroso abismo de la Nada.
Al margen, debe señalarse aquí y será elaborado más
adelante, que Binswanger no consideraba la ansiedad
que resultaba de la pérdida de un taco como una re-
presentación simbólica de la separación de la madre.
Ambos son dos formas -iguales- de relacionarse con el
mundo y no se derivan, desplazan u originan una a la
otra.

Otro paciente que había sido un activo hombre de


negocios se volvió inactivo, apático e indolente . Su pro-
yecto-mundo como hombre de negocios se basaba, en
general, en un mundo disarmónico, presionador, ame-
nazador. Su modo de ser-en-el­mundo era atropellar y
ser atropellado. Consideraba que sus semejantes eran
irrespetuosos, despreciativos y amenazadores. Cuando
intentó regular su ansiedad manteniéndose a distancia
del mundo, sus esfuerzos lo agotaron.

El proyecto de un tercer paciente consistía en las ca-


tegorías de la familiaridad y rareza. Su existencia estaba
constantemente en peligro por poderes hostiles imper-

Pag. 26
sonales. Se defendía contra estos temores desconocidos
persona1izándo1os como sentimientos de persecución.

Binswanger observa que cuando el proyecto­mundo


esta dominado por pocas categorías, la amenaza es más
inminente que cuando es más variado. En el último
caso, si una persona está amenazada en una dimensión,
pueden surgir otras y ofrecerle un paso seguro. En mu-
chos casos, una persona puede tener más de un proyec-
to-mundo.
Boss no habla de diferentes proyectos-mundos, pero
sí de la existencia en función de ser abierta o cerrada,
revelada o encubierta, iluminada u oscura, extensa o li-
mitada. Por ejemplo, la existencia plena de una persona
puede ser absorbida por una compulsión, tal como co-
mer o acumular. Una condición psicológica o somática
puede ser un factor limitativo para impedir “llevar a
cabo una u otra de las relaciones-mundos posibles de
que consiste una existencia humana·· ( Boss, 163, pá-
gina 228).

Boss también habla de estado de animo intensidad


o entonación que determinan, en cualquier momento
dado, de qué manera actuará un indivi­duo y qué es
lo que percibirá. Si es un ansioso, su ser-en-el-mun-
do estará entonado .para las amenazas y los peligros. El
estado de ánimo también influye sobre sus recuerdos.
Cuando una persona recuerda su niñez es porque se “ha
permitido a sí misma entonarse una vez más en el mis-
mo estado de ánimo suave que lo abrió a su ocurrencia
en esta primera etapa de su vida” (Boss 1963, pág. 199).
Boss se refiere a1 color y al grado de brillo de la
naturaleza luminosa del Dasein como la que determina

Pag. 27
“previamente los tipos de seres concretos y cuales de
sus aspectos pueden revelarse” (1963, pág. 183). Si la
“luz” del Dasein es brillante, descubrirá; si es apagada
ocultara.

MODOS DE SER-EN-EL-MUNDO

Existen muchos modos diferentes de ser-en-el­mun-


do. Cada uno es un camino por el cual el Dasein com-
prende, interpreta y se expresa a sí mismo. Binswan-
ger, por ejemplo, habla del modo dual que logran las
personas enamoradas. “Yo” y “tú” se convierten en
“nosotros”. Este es el modo auténtico del ser humano.
Binswanger describe un modo plural como un mundo
de relaciones formales, competencia y lucha. Un hom-
bre que vive para sí mismo ha elegido un modo singu-
lar de existencia, mientras que otro que se pierde en la
multitud ha elegido el modo anónimo. Normalmente
una persona no tiene un solo modo de existencia,
sino muchos. “La tarea de la ciencia del hombre [los
existencialistas la llaman antropología] es comprender
la totalidad de la experiencia de sí mismo del hombre,
en todos sus modos de existencia” (Binswanger, 1963,
pág. 173).

Boss parece estar en desacuerdo con Binswanger


cuando escribe:
...la persona que habla de diferentes “modos de ser-
en-el-mundo” o “modos de Dasein” ha fracasado para
captar la verdadera esencia de la existencia del hom-
bre... Dasein siempre se refiere exclusivamente a la
verdadera esencia de todas las variantes posibles de las
percepciones humanas que realmente ocurren y de to-

Pag. 28
dos los modos de conducta. Existen miríadas de modos
diferentes de relaciones humanas y pautas de conduc-
ta hacia lo que se encuentra; todas constituyen una
naturaleza fundamental del hombre, es decir, su forma
singular de ser-en-el-mundo como dominio revelador e
iluminador de apertura-mundo (1963, pág. 233).

ESPACIALIDAD Y TEMPORALIDAD

Estas son dos dimensiones esenciales y primarias de


ser-en-el-mundo; no deben confundirse con el espacio
y el tiempo físicos. Dasein abre o ilumina este espacio
y se despliega en el tiempo. En la imagen vivida
de Boss, Dasein “consume su tiempo”. La espacialidad
se refiere a la proximidad o lejanía con que la per-
sona existe-en-el-mundo. “Pues basado en un ser real
con algo puede el hombre experimentar la proximidad
tanto como la lejanía” (Boss, 1963, pág. 40). La tem-
poralidad se refiere al desplegamiento del mundo, que
tiene lugar a su tiempo, de manera que la persona
siempre posee un pasado (haber-sido), un presente (ser-
con) y un futuro (ser-delante-de-sí-mismo). La tem-
poralización de la existencia significa que hay tanto un
futuro como un pasado. Cada fenómeno humano es
inseparable de su pasado y de su futuro total. El hom-
bre, dice Boss, es la totalidad de sus potencialidades
pasadas, presentes y futuras para relacionarse con el
mundo.

La existencia humana es, en esencia, no un proceso


físico sino principalmente un hecho histórico. Esto sig-
nifica que en cada relación real con algo o alguien, la
historia plena de Dasein es inherente y está presente,

Pag. 29
sea recordado explícitamente o no el desenvolvimiento
histórico de un cierto tipo de relación (Boss, 1963, pág.
243).
Una de las críticas que hace Binswanger sobre el en-
foque de la ciencia natural de Freud y otros psicólogos
es que separa al hombre de la historia es decir, de la
temporalidad. Por otro lado, las críticas al existencia-
lismo señalan que esta posición separa al hombre de la
biología, o sea, de su desarrollo evolutivo.

Pag. 30
2. DINÁMICA Y DESARROLLO DE
LA EXISTENCIA

DINÁMICA

Puesto que la psicología existencial rechaza el con-


cepto de causalidad, el dualismo de mente y cuerpo, y
la separación de la persona de su medio, su concepción
de la dinámica no es corriente. No concibe la conducta
como resultante de la estimulación externa y de las con-
diciones corporales internas. El hombre no es la prenda
del medio ni la creatura de los instintos, necesidades e
impulsos. Por el contrario, tiene libertad para elegir y
es el único responsable de su existencia. Puede tras­
cender tanto su medio físico como su cuerpo si así
lo desea. Todo lo que haga es producto de su elección.
El hombre mismo es quien determina qué será y qué
hará.

Entonces, si el hombre es libre para elegir ¿cuá1 es la


razón de que tan a menudo sufra de ansiedad, aliena-
ción, hastío, compulsiones, fobias, delirios y sea huésped
de otros trastornos inhabilitantes? Hay dos respuestas a

Pag. 31
esta pregunta. La primera y más obvia es que la libertad
para de ir no asegura que las elecciones sean sabias. El
hombre puede advertir o ignorar sus potencialidades.
En el lenguaje existencial elegirá vivir de manera au-
tentica o inauténtica. No hay menos libertad en una
elección que en la otra, aunque por supuesto, las con-
secuencias sean radicalmente diferentes.
Si el hombre elige con sabiduría necesita tomar con-
ciencia de las potencialidades de su existencia es decir,
debe permanecer abierto en todo momento con el
objeto de que esas potencialidades se revelen. La
apertura es la condición previa para el descubrimiento
y su antagonista, el cierre, es la base para el encubri-
miento. Boss escribe: “El Daseinsanalysis nunca pierde
de vista a la toma de conciencia primaria de la Ser-idad
y del hecho de que la existencia del hombre reclama
servir como el reino iluminado en el cual puede real-
mente brillar, emerger y aparecer un fenómeno, es de-
cir, como aquel que se demuestra así mismo”, (1963,
pág. 80).
¿Son ilimitadas las Posibilidades? ¿Puede el hom-
bre ser lo que desea? No, porque siempre habrá que
contar con la base de la existencia -el lanzamiento en el
mundo-. Esta base establece límites precisos al deve-
nir de una persona. Además, existe la influencia , de
un medio parental tanto como los medios posteriores
que reducen o expanden la realización de las potencia-
lidades innatas del ser. Boss, por ejemplo, lo reconoce
cuan­do, dice: “La relación hijo-padre cuya apertura
esta suficientemente en concordancia con toda la índo-
le genuina del niño es el único dominio en donde las
potencialidades de existir pueden ofrecerse de manera
saludable” (1963, pág. 297).

Pag. 32
La otra respuesta a la pregunta de por qué el hombre
sufre si realmente es un ser libre, es aun más drástica.
El hombre, por sobre todo, puede trascender las heri-
das de la niñez y luego injuriar su existencia. (Véase,
por ejemplo, The doctor and the soul de Viktor Frankl,
1969, [El médico y el alma] para obtener la información
sobre la manera en que algunos internados en campos
de concentración trascendieron los horrores de su exis-
tencia). Puede convertirse de persona enferma, en otra
sana desde el punto de vista existencial. Existe siem-
pre’ la posibilidad de cambiar la propia existencia, de
descubrir y desenvolver un mundo totalmente nuevo
(Binswanger).

Pero lo único que el hombre no puede trascender es


su culpa. La culpa, es una existentialia, decir, una ca-
racterística fundamental del Dasein. Boss afirma este
grave dilema que enfrenta el hombre en las palabras si-
guientes:

... el hombre es primariamente culpable. Su culpa


primaria empieza cuando nace. Porque es entonces que
comienza a estar en deuda con su Dasein, hasta tanto
lleve a cabo todas las potencialidades vitales de que sea
capaz. A lo largo de su existencia, el hombre se man-
tiene culpable en este sentido, es decir, endeudado
con todas las exigencias que su futuro atesora para él
hasta su último suspiro... cada acto, cada decisión, cada
elección incluye el rechazo de todas las otras potencia-
lidades que también le pertenecen al ser humano en
un momento dado... La culpa existencial del hombre
consiste en su fracaso para concluir el mandato de
realizar todas sus potencialidades (1963, pág. 270) .•

Pag. 33
Abundan los ejemplo de esta primera e ineludible cul-
pa en la bibliografía y los estudios de casos. Joseph K.
en The trial de Kafka [El pro­ceso], trata de exonerarse,
pero no aprovechare y finalmente va al encuentro vo-
luntario de su muerte como su exoneración o huida final.
Iván Ilych, el personaje de Tolstoi, también encontró en
la muerte la respuesta a su vida (culpable) no realizada.
La paciente de Binswanger, Ellen West, comenzó a vivir
relativamente libre de culpa existencial cuando resolvió
quitarse la vida.
El hombre tampoco puede evitar el temor: el pavor
de la Nada o lo que llama Barrett. ”la contingencia pa-
vorosa y total de la existencia humana: (1962, pág. 65).
La Nada es la presencia del no-Ser en el Ser (Heidegger);
siempre está ahí, temible, misteriosa, llamando. Caer en
la Nada significa perder el propio ser, convertirse en
nada. La Muerte es la Nada absoluta, pero existen otros
medios menos absolutos por los que el no-Ser puede
invadir al Ser: la alienación y el aislamiento del mun-
do, por ejemplo. El grado en que las potencialidades de
l existencia no se realizan es aquel en que el no-Ser se
apodera del Ser.

La dinámica abunda en las obras existenciales a


pesar del repudio del existencialismo. Por ejemplo,
cuando una persona tiene hambre su modo de ser-en-
el-mundo es bien diferente que cuando siente el impul-
so sexual. El cuerpo es, después de todo, una parte del
Eigenwelt y sus exigencias no pueden ignorarse. En
otras palabras, las potencialidades de la existencia in-
cluyen las condiciones y estados corporales y las posi-
bilidades expansivas o limitadas del mundo. Pero estos
estados corporales nunca se conceptúan como impul-

Pag. 34
sos, porque significaría que algo se esconde detrás del
ser-en-el mundo, y esto repugna a los existencialistas.
Boss, como ya hemos visto, clasifica como estados de
ánimo al hambre, la fatiga y el sexo. Sin embargo,
los estados de ánimo no tienen propiedades dinámicas
en el sentido de determinar la conducta; más bien de-
terminan la escala y entonación de la apertura al
mundo de un individuo en un momento dado. Los
estados de ánimo son responsables de los significados y
motivaciones revelados de las cosas que se encuentran.
El estado de ánimo del hambre, por ejemplo, ilumina
un mundo de alimentos y acciones posibles en este
mundo revelado de la comida.

DESARROLLO

Los psicólogos existenciales también repudian las


explicaciones genéticas, tales como las experiencias ini-
ciales que determinan la conducta posterior; tampoco
ponen énfasis en sus escritos sobre ninguna sucesión
de hechos del desarrollo que carac­teriza el crecimien-
to individual. Por otra parte, insisten en que la total
existencia del hombre es un hecho histórico. Boss, por
ejemplo, afirma que “la historia completa del Dasein es
inherente Y esta presente en todo momento dado”.
Esta historia no consiste en etapas sino en modos di-
ferentes de existencia. El modo de existencia del bebé
es diferente al del niño, y el de éste difiere del ado-
lescente, pero estos modos de existencia no se han
analizado aún.

La comprensión genética, dice Boss, sólo puede


alcanzar el futuro después que se han comprendido los

Pag. 35
fenómenos del presente en su propio derecho. Cuando
se ha arribado a este entendimiento, las explicaciones
genéticas parecen tautólogicas puesto que no agre-
gan nada nuevo a lo ya conocido. Una persona puede
actuar hoy como lo hizo ayer -o en su niñez- porque
percibe que el encuentro presente tiene el mismo signi-
ficado que el pasado. Entonces, y sólo entonces, puede
decirse que ha sido motivada por el pasado, pero aún
esta motivación es predicada por su ser-en-el-mundo
presente. Comemos hoy no porque comimos ayer, sino
porque nuestro estado de ánimo y entonación de ahora
en el mundo lo ilumina de modo particular. Es verdad
que podemos recordar lo que hicimos ayer y repetir hoy
esos mismos actos, pero la repetición se debe al signi-
ficado del acto ahora. En otras palabras, la psicología
existencial no utiliza el hábito como un principio ex-
plicativo.

El concepto de desarrollo existencial más importan-


te es el de llegar a ser. La existencia nunca es estática;
siempre está en proceso de llegar a ser algo nuevo, de
trascenderse. La meta es llegar a ser completamente
humano, es decir, realizar todas las potencialidades
del Dasein. Por supuesto, este es un proyecto infinito
y desesperanzado porque la elección de una potencia-
lidad siempre significa excluir todas las demás.

Concedida la dificultad de la situación, sin embargo


es responsabilidad de toda persona libre realizar tantas
posibilidades de ser-en-el-mundo como le sea posible.
El rechazo de llegar a ser significa clausurarse en una
habitación limitada y oscura. Esto es lo que hace la

Pag. 36
gente vencida por las fobias, compulsiones, delirios y
otros síntomas neuróticos y psicóticos. Han rechazado
crecer. No obstante, la mayoría hace algún progreso
actualizando sus potencialidades; por eso el adulto es
típicamente más actualizado que el niño. Llegar a ser
implica dirección y continuidad, pero ,aquélla puede
cambiar y ésta, quebrarse.
El llegar a ser de una persona y del mundo están
siempre relacionados; son llegar a ser-conjuntamente
(Straus), porque la persona es-en-el-mundo. Descubre
las posibilidades de su existencia a través del mundo, y
éste a su vez es descubierto por la persona que existe
en él. A medida que uno crece y se expande, el otro
debe necesariamente también crecer y expandirse. En
el mismo sentido, si uno detiene su desarrollo el otro
también lo detendrá.

Pag. 37
3. CLASE Y MÉTODOS DE
INVESTIGACIÓN

ANÁLISIS FENOMENOLÓGICO

La psicología existencial emplea el método fenome-


nológico para conducir las investigaciones de la exis-
tencia del hombre. Este método consiste en describir o
explicar la experiencia con su propio lenguaje que es
concreto antes que abstracto; su vocabulario se com-
pone de palabras comunes y cotidianas, y carece de
términos técnicos o neologismos. El análisis fenome-
nológico no debe confundirse con el método clásico
de introspección que utilizaron los psicólogos experi-
mentales de antaño para investigar los elementos de la
conciencia. Los fenomenólogos no buscan elementos;
intentan describir y comprender la experiencia que
aparece inmediatamente en la conciencia. Van Kaam
(1966) escribe, por ejemplo: “...las experiencias tales
como responsabilidad, temor, ansiedad, desesperación,
libertad, amor, preocupación o decisión no pueden
medirse o experimentarse con medi­das... Son sim-
plemente y pueden ser sólo explicables en su ‘dacion’
(pág. 187).

Pag. 39
He aquí un ejemplo de esa “dación” de experiencia.
Es un hermoso párrafo inicial del segundo volumen de
Decline of the West de Oswald Spengler (1932) [La de-
clinación de Occidente].
Observad las flores en el ocaso cómo, una des-
pués de otra, van cerrando sus corolas a medida
que se esconde el sol. Extraño es el sentimiento
que os posee: un sentimiento de temor enig-
mático en presencia de esta existencia ligada a la
tierra, como una ciega ensoñación. La foresta
muda, los prados silenciosos, este arbusto, aquella
rama no se mueven por sí mismos, es el viento
que juega con ellos. Sólo el pequeño insecto, es
libre, danza aún en la luz del crepúsculo, y
hacia donde desea (pág. 3).

Aunque un sujeto durante una investigación o un


paciente en el curso de la psicoterapia pueden realizar el
informe fenomenológico, el procedimiento corriente es
que el mismo investigador lleve a cabo dicho análisis
de los informes verbales del sujeto o paciente y de
su conducta manifiesta. Es decir se hace una distin-
ción entre el informe de un sujeto inexperimentado
e ingenuo y los de un fenomenólogo capacitado y con
experiencia. El problema es la validez del análisis fe-
nomenológico de la experiencia. Cuando, por ejemplo,
Boss analiza un sueño desde el punto de vista fenome-
nológico o cuando Binswanger explica un rasgo carac-
terológico (véase más arriba) ¿cuál es la con­fiabilidad
de sus descripciones? ¿Concordarían las descripciones
de un mismo fenómeno realizados por dos fenome-
nólogos?

Pag. 40
Van Kaam (1966, págs. 216-219) analiza los distintos
métodos de validación de las explicaciones fenomeno-
lógicas. El primero de esos métodos es la validación
íntrasubjetiva. El investigador realiza una cantidad de
explicaciones de la misma conducta en una variedad de
situaciones, y si tienen coherencia entonces se confirma
su validez. Este es el método empleado con mayor fre-
cuencia en los estudios de casos existenciales.

Una variante del método intrasubjetivo es reunir


descripciones espontáneas de un fenómeno dado
realizadas por sujetos no capacitados. El fenomenó-
logo entonces toma estas descripciones e identifica
la estructura básica que aparece en las variadas
manifestaciones de la conducta de un mismo tipo.
Van Kaam (1966, pág. 10) utilizó este método para
asegurar los datos para su discurso de graduación. El
fenómeno que debía explicar era la experiencia de “ser
comprendido”.

Se pidió a una gran cantidad de estudiantes secun-


darios y universitarios que recordaran situaciones en
las que sintieron que fueron comprendidos por otros, y
que describieran sus sentimientos en cada una de ellas.
Luego se enlistaron las descripciones obtenidas, omi-
tiendo las duplicadas. Se examinaron las 157 descrip-
ciones resultantes para comprobar si cada una coinci-
día con el criterio de ser un “elemento suficiente de la
experiencia de sentirse realmente comprendido”; si no,
se eliminaban sin mayores consideraciones. Los ítems
también se eliminaron cuando no fue posible abstraer
y nominar la experiencia sin violar la formulación rea-
lizada por el sujeto. Estas dos estrategias reductivas de-

Pag. 41
jaron un conjunto de experiencias que se distribuyeron
en estos nueve encabezamientos:

Van Kaam resume la experiencia de “sentirse real-


mente comprendido” en las siguientes palabras: “Es una
Gestalt perceptivo-emocional: /Un sujeto, al percibir /
que una persona /co-experimenta /lo que las cosas sig-
nifican para el /lo acepta /siente inicialmente alivio de
la soledad vivencia /y gradualmente, seguridad de la
comunión vivencial /con aquella persona /y con lo que
el sujeto percibe que representa dicha persona” (pág.
325-326).
Elementos de la experiencia de “sentirse real- Porcentaje de
mente comprendido” los elementos

Percepción de signos de comprensión de una


persona 87
Percepción de que una persona co-experimente
el mismo significado de las cosas que el sujeto 91
Percepción de que la persona acepta al sujeto 86
Sentimiento de satisfacción 99
Sentimiento inicial de alivio 93
Sentimiento inicial de alivio de la soledad
vivencial 89
Sentimiento de seguridad en la relación, con la
comprensión de la persona 91
Sentimiento de seguridad de comunión viven-
cial con la persona comprensiva 86
Sentimiento de seguridad de comunión viven-
cial con lo que se percibe que representa la
persona comprensiva 64

Pag. 42
Un segundo método, la validación intersubjetiva,
consiste en que varios fenomenólogos profesionalmen-
te capacitados describan de manera independiente el
mismo fenómeno y comparen los resultados.

La validez puede determinarse de modo experimen-


tal, comprobando las hipótesis deducidas del análisis
fenomenológico. Por ejemplo, se hace la generalización
de que el hombre siempre mantiene algún tipo de diá-
logo con su medio. El pronóstico que se deduce de esta
afirmación es que si se priva a una persona de estimu-
lación sensorial mantendrá el diálogo con la imagina-
ción, la fantasía y la alucinación. Este pronóstico puede
confirmarse experimentalmente por los resultados de
los estudios de privación sensorial. Van Kaam señala
que la validación experimental es indirecta porque no
verifica la descripción fenomenológica por si sola.

Algunas explicaciones son autocomprobadas y no


requieren validación; por ejemplo para la descripción
“Experimenta una molestia’’ cuando se observa el ru-
bor de una persona.

Hay otro tipo de validez manifiesta que Van Kaam


denomina “existencial”’. Son descripciones que se con-
firman por la misma naturaleza de la existencia. Es au-
tocomprobable, por ejemplo, que el hombre tiene algún
grado de libertad para hacer elecciones. Si un determi-
nista o mecanicista toma contacto con esta afirmación
y trata de persuadir al psicólogo existencial de que no
es verdad, su intento confirmaría la proposición de que
tratan de negarlo. Porque si un hombre no fuera libre
para cambiar de opinión, no tendría sentido tratar de

Pag. 43
persuadirlo para que así lo hiciera. Sólo los hombres
libres pueden ser convertidos, dice Van Kaam. (El de-
terminista podría argüir que los mismos argumentos
son los factores determinantes para cambiar la decisión
de una persona).

DASEINSANALYSIS Y PSICOANÁLISIS

Puesto que tanto Binswanger como Boss se identifi-


caron con el psicoanálisis antes de adoptar la psiquia-
tría existencial, las interpretaciones que extrajeron de
sus investigaciones orientadas en sentido fenomenoló-
gico se comparan con frecuencia con las que podrían
extraer los psicoanalistas. Hemos seleccionado dos
ejemplos de las obras de Binswanger para ilustrar este
contraste. Un ejemplo trata del erotismo anal; rl otro,
del rasgo caracterológico de la avaricia.

Erotismo anal

Citamos exactamente las mismas palabras con el ob-


jeto de preservar el lenguaje distintivo de la psicología
existencial.

El carácter principal del erotismo anal se man­


tiene-para-sí de modo tenaz o no-se-revela. Es un
insight muy importante del psicoanálisis con el que
el análisis existencial concuerda por completo, que
ese rasgo básico no está vinculado a la separación
mente-cuerpo, sino que la trasciende. Pero enton-
ces el acuerdo se detiene... el análisis existencial in-
quiere, en primer lugar, cuál es el proyecto-mun-
do básico para la analidad. Con respecto al caso

Pag. 44
de Ellen West la respuesta es particularmente fácil:
en su proyecto-mundo la multiplicidad y el multi-
morfismo del mundo están reducidos a las formas
del pozo. La forma de ser en ese mundo es la de
ser confinado u oprimido; el sí mismo que lo
proyecta es ‘vacuo’, interesado sólo en llenar su
vacío. En consecuencia, una analidad decidida es
concurrente con una oralidad decidida, con la gula
por ‘incorporar’. Pero puesto que esta expresión
(como el psicoanálisis ha observado correctamen-
te) no está limitada a la esfera corporal, preferimos
hablar de adecuación, pero en el sentido de simple
llenamiento. La categoría que domina igualmen-
te este proyecto-mundo, el ser-en-él y el sí mismo
que lo diseña, es sólo y únicamente la del vacío y
la del relleno, de ser-vacío y de ser-lleno, de tener
hambre y de saciarla. El rasgo básico de esta forma
de existencia es la gula, el lanzarse-sobre (el ali-
mento). Este movimiento existencial tiene, como
hemos visto, el carácter temporal de la precipita-
ción, la cercanía espacial. El mundo en el que
esa existencia se ‘mueve’ está orientado temporal-
mente hacia el simple Ahora de la posibilidad de
saciarse y el simple Aquí del relleno; ese mundo
es oscuro e incoloro (sombrío), monótono y mo-
nomorfo, en una palabra, triste y temible. A este
mundo vaciado corresponde -y es en verdad un
requisito previo- el sí mismo vacío existencialmen-
te, la vacuidad existencial y la presión existencial
correspondiente... Cuando el mundo no es más
que un agujero, también lo es el sí mismo (tanto
corporal como mental); después de todo, el mundo
y el yo son elementos determinantes recíprocos

Pag. 45
(de acuerdo con el principio de que no pueden re-
petirse con la frecuencia suficiente, que la indivi-
dualidad es lo que su mundo, en el sentido de su
propio mundo) (Binswanger, 1958c, pág. 317-318).

Avaricia

El avaro está interesado primariamente en llenar los


continentes con dinero. Acumular y mezquinar son
consecuencias simples de la tendencia a llenar, porque
si el avaro gastara o donara su dinero los continentes
se vaciarían y retornaría la ansiedad. El llenado es el
común denominador para retener las heces y el dinero;
el primero no origina el segundo, como sostienen los
psicoanalistas.

La prevalencia del llenado y su correlato en el


mundo, la cavidad, señalan algo semejante a “Mo-
loc” [referencia al ídolo hueco de ese nombre] en
esa existencia en el mundo. Esto, naturalmente
lleva consigo (de acuerdo con la estructura unita-
ria de ser-en-el-mundo) también una cierta for-
ma semejante a Moloc del mundo yoico, y en este
caso particular del mundo-cuerpo y de la con-
ciencia-cuerpo, tan precisamente resaltada por los
psicoanalistas (Binswanger, 1958a, pág. 211).

Binswanger continúa diciendo que el avaro es tam-


bién tacaño con su tiempo, puesto que su temporalidad
es espacializada en un sentido molocoide. El tiempo es
constantemente ahorrado, acumulado y guardado con-
tra quienes quieren robarlo.
Los continentes están diseñados no sólo para re-

Pag. 46
llenarse, sino también para esconder su contenido de
los otros. El avaro se “agazapa” sobre su dinero. Tam-
bién existen los placeres secretos de contemplarlo, to-
carlo y contarlo. La codicia por el oro reluciente es “el
único centelleo de vida y amor que le restan al avaro”
(Binswanger, 1958a, pág. 211).

ESTUDIO DE UN CASO EXISTENCIAL: ILSE

El estudio del caso más famoso de Binswanger que


fue traducido al inglés es Ellen West ( 1958c). Algunos
pasajes de este estudio se han utilizado en este volu-
men para ilustrar varios de los conceptos de la psico-
logía existencial, pero es demasiado largo y comple-
jo para resumirlo aquí. El lector que desee conocer la
forma en que un psicoterapeuta existencial realiza el
análisis fenomenológico de la conducta de un paciente
y la manera en que utiliza los hallazgos de este análisis
para formular la existencia o modos de ser-en-el-mun-
do de su paciente, debe leer ese libro.
Por razones prácticas hemos elegido para analizar
uno de los estudios de casos más breves de Binswan-
ger, lnsanity as life-historial phenomenon and as men-
tal disease: the case of Ilse ( 1958b) [La insania como
un antecedente fenomenológico y co­mo enfermedad
mental: el caso de Ilse]. Ilse, una mujer casada de
casi 40 años, se convirtió en paciente del sanatorio de
Binswanger cuando manifestó varios tipos de delirios.
Su conducta delirante apareció varios meses después
de haber realizado un acto muy dramático y doloroso:
introdujo su mano derecha entre los carbones encen-
didos de la estufa y luego mostró la grave quemadura
a su padre y le dijo: “Mira, esto es para demostrarte lo

Pag. 47
mucho que te quiero”. De manera ostensible, Ilse se
quemó a sí misma en un esfuerzo supremo para cam-
biar el trato rudo y tiránico del padre hacia la madre.
La conducta del padre cambió durante pocos meses
pero luego retornó a su forma anterior. Ilse reaccionó
deslizándose en la insania de la que se recobró después
del tratamiento.
La historia personal de Ilse contenía un solo tema
clave -el padre- en torno del cual rotaba toda su
existencia. La opresión de este tema finalmente se tor-
nó intolerable y trató de liberarse con un acto extremo.
Sin embargo, como no dio resultado, la existencia de
Ilse llegó a ser aun más dominada por su “complejo”
paterno.

Este tema ahora no la preocupa por sus limita-


ciones, pero la acompaña a lo largo de toda la exis-
tencia, percibiéndolo y viviendo sólo por él. Fuer-
za a la persona [Ilse], que domina, a enfrentar
al “padre” más allá del mundo de los hombres
(Mitwelt) con amor y odio, lucha y capitula-
ción, y siempre en continuo conflicto... Cuando
la rudeza y la frialdad del padre, su inaccesibili-
dad para el amor y el sacrificio, se convierte en
un enigma tortuoso para Ilse, todo el ambiente
llega a ser un poder enigmático; en un momento
es un Tú amoroso, al que ella quisiera rendir no
sólo su mano sino todo su ser; en otro momento
es un mundo rudo, desamorado, inaccesible que se
mofa de su amor, la escarnece, la humilla y hiere
su honor. Su existencia entera está limitada ahora
a los movimientos y al desasosiego de ser atraída
y de ser rechazada. Pero, con la pluralización del

Pag. 48
Tú, con el tema extendido por sobre su existencia,
sin límite, y con la pérdida del objetivo temático
original (el padre) ninguna otra solución de su
problema es posible (1958b, pág. 224).

Por consiguiente, la insania.


Considerando la naturaleza específica del sacrificio,
la quemadura de su mano, Binswanger observa que tie-
ne diversos significados para Ilse. En la superficie, lo
realiza en beneficio de su madre. Pero también fue un
acto de purificación (pues el fuego purifica) y de expia-
ción por su amor “al rojo vivo” por el padre. Trata de
quemar su “fuego interior” que amenaza consumirla.
Se combate el fuego con el fuego. Pero también signi-
fica un intento para derretir el corazón “de hielo” de
su padre en el fuego de su propio amor por él. El sacri-
ficio fue en vano. No sólo fracasó para cambiar a su
padre, sino también para purificar a Ilse. Para que no
fracase, un sacrificio ha de unir al sacrificado y. a aquél
por quien se realiza el sacrificio. Ilse quiso purificarse
a si misma y a su padre y así fundar una nueva unión
entre ambos... A causa del fracaso de la unión, de la
unidad con el padre en el nivel de un Nosotros puro, la
autopurifica­ción no tuvo sentido” (1958b, pág. 220).

La consecuencia de este fracaso es que Ilse “plurali-


za” el tema paterno a todos los hombres, de ahí sus deli-
rios de autorreferencia, amor y persecución. Es atraída
y rechazada por los hombres con todos los sentimientos
de culpa y odio que lleva consigo un conflicto.

Binswanger previene al lector para que “en la moda-


lidad del psicoanálisis no vea una simple his­toria li-

Pag. 49
bidinal, de su fijación en el padre, su separación forzada
del padre, y su transferencia ocasional al mundo-que-
la-rodea” (1958b. pág. 225). La historia de una persona
reside en su actitud hacia su “base”. Tener un padre y
una madre es parte de la base de la existencia huma-
na.

Pero que Ilse tuviese justamente esa madre y ese pa-


dre fue su destino que recibió como· un legado y como
una tarea; la manera de cumplir con ese destino fue
el problema de su existencia. Por consiguiente, en su
“complejo parental” influyeron el destino y la libertad
(1958b, pág. 225).

DASEINSANALYSIS DE LOS SUEÑOS

Los caracteres singulares de la psicología existencial


surgen muy claramente en su tratamiento de los sue-
ños. Tanto Boss (1958) como Binswanger (1963) han
escrito sobre los sueños pero nos limitaremos a prestar
atención a los estudios de Boss porque son mucho más
extensos. En una investigación inicial, antes de profesar
la psicología exis­tencial, Boss (1938) demostró que los
sueños de los pacientes esquizofrénicos se hacían más
abiertos (menos enmascarados y simbolizados) a me-
dida que se agravaba la enfermedad, y se hacían más
simbólicos cuando ésta se mejoraba. Durante las etapas
iniciales de su afección; una esquizofrénica soñó con
una vaca atascada en el cieno y más tarde, cuando su
condición se agravó, soñó que empujaba a su madre ha-
cia un montón de estiércol.

Como existencialista, Boss rechaza ahora el concep-

Pag. 50
to del simbolismo tanto como otros mecanismos e in-
terpretaciones freudianos. Un sueño es otro modo de
ser-en-el-mundo. Los contenidos oníricos deben acep-
tarse como cosas con sus propios significados y con-
tenidos completos, tal como son sentidos en la expe-
riencia del que sueña. Soñar y despertar no son esferas
por completo diferentes de la existencia. En efecto, el
modo de existencia que se dibuja en los sueños a menu-
do es una réplica del modo de existencia en el estado de
vigilia. Esto está ilustrado por una serie de 823 sueños
muy dramáticos informados por un paciente durante
los tres años que duró su terapia (Boss, 1958, págs. 113-
117).

El paciente, un ingeniero de 40 años, solicitó el trata-


miento debido a su depresión e impotencia sexual. Du-
rante los primeros seis meses y medio de tratamiento
soñó exclusivamente con máquinas y otros objetos ma-
teriales. Ninguna planta, animal, persona o ser vivien-
te aparecían en sus sueños. Al finalizar este período,
comenzó a soñar con plantas, árboles y flores. Cuatro
meses más tarde, sus sueños se poblaron de insectos
peligrosos y dañinos, a lo que sucedieron sapos, ranas
y víboras. El primer mamífero con que soñó fue un
ratón, luego un conejo y un jabalí. Los cerdos fueron
los animales favoritos pobladores de sus sueños, pero
final­mente tomaron su lugar los leones y los caballos.
El primer sueño con un ser humano tuvo lugar dos
años después de haber iniciado la terapia: se tra­taba
de una mujer desvanecida. Seis meses más tarde soñó
que bailaba con una mujer muy apasionada, de la
que se enamoró profundamente.

Pag. 51
Los cambios en los contenidos de los sueños de
este paciente fueron paralelos a los de su experiencia y
conducta durante su vigilia. La depresiva falta de sig-
nificación de su vida había comenzado a desaparecer al
mismo tiempo que aparecían plantas en sus sueños. Su
potencia sexual retornó a su pleno vigor cuando admi-
tió en sus sueños a los leones y a los caballos. Al comen-
zar la terapia su modo de existencia era semejante al de
un robot; no había conocimiento de la total realidad de
la existencia, de su ser-en-el mundo con plantas, ani-
males, gente o aun con su esposa. En lugar de descubrir
e iluminar ·el mundo pleno y rico de la existencia, su
Dasein era restringido; mutilado y encubierto.

Podría preguntarse por qué si los sueños y la vigilia


son tan homólogos, es necesario tener en cuenta a los
primeros. La respuesta es que el Dasein que sueña a me-
nudo aclara los dominios del mundo humano del cual
no ha tomado conciencia en su vigilia.

Boss, como hemos dicho, rechaza toda la panoplia


de deseos, mecanismos, arquetipos, compensa­ciones y
disfraces que los psicoanalistas utilizan para la inter-
pretación onírica. Sus razones son ilustradas en su aná-
lisis de un detalle de un sueño relatado por una joven
casada, mental y físicamente sana.

El sueño comienza cuando se sienta a la mesa para


cenar con su esposó y sus hijos con ánimo apacible. Se
siente atraída por la comida y con gula devora un bo-
cado tras de otro porque “tenía mucho hambre”. Puesto
que tenía hambre cuando se fue a dormir, este sueño
sobre comida se interpretaría como una simple realiza-

Pag. 52
ción de deseos, de acuerdo con la teoría de Freud. Boss
objeta esta interpretación porque en el sueño, la joven
no sintió ninguna necesidad de comer. “Se suplió de
comida desde el mismo comienzo de su sueño y no tuvo
necesidad de desearla sino sólo de comerla”(19.58,
pág. 84). Tampoco puede explicarse por un impulso
oral o un instinto porque la experiencia inmediata no
fue ninguna de las dos cosas. Interpretar la conducta,
sea en sueños o en estado de vigilia, como el resulta-
do de impulsos e instintos equivale a considerar que el
hombre es conducido por fuerzas internas y externas
como cualquier otro objeto, un enfoque que rechaza la
psicología existencial. .

En sentido existencial, lo que el hambre hace es re-


velar un mundo de cosas comestibles. “Tanto la acción
de comer en el sueño como el deseo de comida previo
en el estado de vigilia surgen de una misma y única
fuente: son solamente dos formas distintas de actividad
en una existencia entonada por el hambre” ( 1958,
pág. 85).

El tratamiento que hace Boss del simbolismo se ilus-


tra con un experimento que llevó a cabo con cinco mu-
jeres. Las hipnotizó por turno, y a cada una le sugirió
que soñara con un hombre bien conocido, que la amaba
y que se acercaba desnudo con intenciones sexuales.
Tres de las mujeres cuyas actitudes con respecto al sexo
eran sanas, tuvieron sueños agradables, abiertamente
eróticos. Una de las dos restantes, solterona neurótica
temerosa del sexo, soñó que era atacada por un hombre
rudo uniformado que empuñaba una pistola. Boss dice
que ni el uniforme ni el arma deben considerarse como

Pag. 53
símbolos. El uniforme expresa el modo de existencia
estrecho, oculto, ansioso antes que un disfraz corpo-
ral; la pistola no es el falo disfrazado sino que expresa
sentimientos de amenaza y peligro. Fue su ansiedad
todopoderosa la que descubrió el arma porque en el es-
tado de vigilia la temía. Los sueños son revelaciones de
existencia y no encubrimientos; manifiestan su signifi-
cado existencial que no se encuentra en ningún traba-
jo onírico ni en el contenido latente hipotético entre
bastidores. “Los fenómenos del sueño, por consiguien-
te son siempre lo que son y como se demuestran; son
descubrimientos y des-velos y nunca encubrimientos o
velos del contenido psíquico” (1958, pág. 262).

Pag. 54
4. ESTADO ACTUAL Y EVALUACIÓN

La psicología existencial, como el psicoanálisis, fue


adoptada en Europa por médicos clínicos y luego se
exportó a los Estados Unidos. En contraposición con
el psicoanálisis, sin embargo, la psicología existen-
cial no tuvo que soportar muchos años de rechazo
académico ni las agudas críticas de los psicoanalistas
norteamericanos antes de ser aceptada o por lo menos
tolerada. Constituyó un impacto casi inmediato en
el pensamiento y la práctica de una gran cantidad de
psicólogos y ha tenido principal influencia en el surgi-
miento de nuevos criterios y técnicas, especialmente en
los aspectos de asesoramiento y psicoterapia. Parte
de la diferencia en la respuesta al psicoanálisis y a
psicolo­gía existencial puede rastrearse hasta el período
1910-1950 de real cambio en la psicología. En 1910,
la psicología se convirtió en ciencia debido, casi por
completo, a los psicólogos universitarios cuyas activi-
dades eran puramente científicas y teóricas. Alrededor
de 1950, un gran número de psicólogos habían aplicado
esta ciencia y encontrado para su desaliento, que mu-
cho de lo que habían aprendido en la universidad no
era importante o aplicable en la práctica. Comenzaron
a buscar criterios y conocimientos más significativos y

Pag. 55
creyeron haberlos encontrado en el psicoanálisis y en la
psicología existencial.

También en aquella época, muchos psicólogos nor-


teamericanos pensaron que el conductismo había atado
de manos a la psicología y así ésta había perdido la vi-
sión de la persona y de los valores humanos. Esos mis-
mos disidentes consideraron al existencialismo la base
de la orientación humanís­tica de la psicología.

La psicología existencial también se asemeja al psi-


coanálisis en que fue fundada por psiquiatras como
tantas otras teorías de la personalidad que hemos tra-
tado en los volúmenes de esta serie. Trabajar intensa-
mente con gente en un ambiente terapéutico parece
favorecer el desarrollo de amplias concepciones sobre
el hombre. Sin embargo, en contraposición con el psi-
coanálisis que se fundó con firmeza sobre el positivis-
mo incólume de la ciencia del siglo XIX, la psicología
existencial se originó en la filosofía con la que ha man-
tenido es­trechas relaciones. Respecto de las dos orien-
taciones -ciencia y filosofía- el psicoanálisis está más
cerca del conductismo, y la psicología existencial, de
la guestáltica.

No se puede negar que muchos psicólogos nortea-


mericanos cuya influencia es cada vez mayor, han acla-
mado la psicología existencial europea. Sin embargo,
no ha escapado a la crítica.

Una crítica proviene del hecho de que la psicología


norteamericana lucha denodadamente por liberarse del
dominio de la filosofía. Habiendo triunfado en gran

Pag. 56
medida para obtener su independencia, muchos in-
vestigadores resistieron tenazmente una nueva alianza
con la filosofía, en particular con aquella que acepta de
manera abierta su disgusto por el positivismo y el
determinismo.

Durante 70 años por lo menos, la psicología nor-


teamericana ha tratado de convertirse en una ciencia
“respetable”. Se ha inculcado en el pensamiento de casi
todo graduado reciente en psicología el ensayo de las
hipótesis en experimentos cuidadosamente diseñados
y controlados y el tratamiento complejo de los datos
estadísticos. Durante años los teóricos consideraron no
científico al psicoanálisis, y lo aceptaron sólo cuando
sus hipótesis comenzaron a comprobarse en condicio-
nes experimentales controladas. Muchos psicólogos
creen que la psicología existencial representan la rup-
tura desastrosa con el establishment científico, y que
por lo tanto pone en peligro la jerarquía científica de la
psicología ganada con tantas dificultades.

A esta critica, la psicología existencial respondería


que existen muchas clases de criterios científicos y filo-
sóficos. Toda ciencia, incluso la psicología, siempre tie-
ne un compromiso con una filosofía particular, sea que
comprenda esta posición o no. La psicología objetiva
positivista descansa en la filosofía cartesiana; la psico-
logía existencial, en la ontología de Heidegger. Ambas
son del mismo modo filosóficas y científicas.

La psicología existencial es abiertamente hostil a


la clase de experimentación que trata al hombre como
un objeto o una cosa, para ser manipulado en un

Pag. 57
laboratorio. Esta clase de manipulación y explotación
científica no sólo degrada al hombre sino que los re-
sultados obtenidos en ellos son a menudo artificiales o
triviales. La comprensión del hombre como totalidad
lograda mediante el análisis fenomenológico, y el pro-
nóstico y la regulación de la conducta por medio de
investigaciones experimentales definen muy bien las
posiciones rivales de las psicologías existencial y “cien-
tífica”. Un análisis interesante de los méritos y deficien-
cias relativos de la fenomenología y el conductismo rea-
lizado por psicólogos prestigiosos como B. F. Skinner,
Carl Rogers, Sigmund Koch y R. B. MacLeod se encon-
trará en el libro Behaviorism and phenomenology de T.
W. Mann (1964) [Conductismo y fenomenología].
El único concepto existencial que despierta la mayor
oposición de la psicología “científica” es el de la liber-
tad del hombre para ser lo que desee. Este concepto, si
es verdadero, invalidaría naturalmente la psicología
basada en un estricto concepto determinista de la
conducta. Porque si el hombre es realmente libre para
elegir su existencia, entonces el pronóstico y el control
total son imposibles y la experimentación es de valor
limitado.

La psicología existencial rechaza -implícitamente,


por lo menos- la doctrina evolutiva que ha sido uno de
los principales pilares de la psicología norteamericana.
El existencialista afirma que el hombre es singular en-
tre todas las criaturas de la tierra ; no puede integrar
la filogénesis del mundo animal sin destruir su huma-
nidad. El hombre no es un animal como los otros; de
ahí que sea inacep­table generalizar al hombre los hallaz-
gos de la experimentación con animales. La psicología

Pag. 58
existencial reconoce que la existencia humana tiene una
base, es decir, una herencia o destino, pero el hombre es
libre para hacer de esta base lo que él elija, decisión que
otras especies no pueden tomar.

Se ha acusado a la psicología existencial de ser subje-


tivista y solipsista. Aun Karl Jaspers, uno de los líderes
del existencialismo, pensó que había un peligro en este
deslizarse hacia la subjetividad pura.

Boss insiste en que Dasein no es idealismo (Berkeley)


ni subjetivismo. Las cosas no son creadas por la mente
del hombre ni independientes de él. El hombre y las co-
sas que descubre o ilumina dependen mutuamente uno
del otro para su existencia.

Como lo mencionamos antes, la psicología exis­


tencial ha sido criticada por emplear un vocabulario
que muchos psicólogos consideran poético y esotérico.
Muy próxima a ésta, está la critica de que la psicología
existencial envasa vino viejo en nuevas y caprichosas
botellas: usa nuevas palabras para describir conceptos
familiares. Entonce los psicólogos norteamericanos,
aun muchos de quienes se inclinaron en favor del pen-
samiento existencial, intentan traducir los nuevos tér-
minos en un idioma familiar, cosa que irrita a los euro-
peos, quienes sostienen que la psicología existencial es
una empresa científica enteramente nueva -aunque con
un antiguo linaje psicológico- y que todo intento para
asimilarla a los criterios anteriores es un flagrante error.
La co-selección realizada por los psicólogos humanistas
norteamericanos, por ejemplo, agravia a los fundadores
del existencialismo.

Pag. 59
Existe un fuerte sabor de interés ético en las obras
escritas de existencialistas que objetan muchos psicólo-
gos. El concepto de trascendencia como el de sublima-
ción (Freud) implica que el hombre tiene una natura-
leza “superior’’ y otra “inferior”, y que debe vencer su
“bajeza” si ha de convertirse en un hombre verdadero.
Los existencialistas constantemente se refieren a la res-
ponsabilidad del hombre por su propia existencia, que
permite realizar y castigar cuando una persona actúa
sin responsabilidad. Algunos psicólogos existenciales
emplean aún conceptos religiosos tales como “Dios” y
“Ser Supremo” que despiertan la sospecha de que tratan
de introducir solapadamente la religión en la psicología.
Los psicólogos existenciales, o algunos de ellos, po-
drían responder que es exactamente lo que la psicología
necesita si ha de tener un verdadero significado para el
hombre.

Cualquiera que sea el futuro de la psicología existen-


cial -y en la actualidad parece tener vitalidad suficiente
para perdurar por largo tiempo- ya ha servido por lo
menos a una importante función: la de rescatar a la psi-
cología de ahogarse en un mar de teorías que han perdi-
do contacto con el mundo cotidiano y con “lo dado” de
la experiencia. Es refrescante y vigorizante observar,
describir y analizar la conducta y la experiencia sin ser
ponderado por preconceptos e hipótesis hipergenerali-
zados y abstractos. (Una hipótesis puede confirmarse
o no, pero engendra nuevos insights). El existencialis-
mo ayuda a revitalizar una ciencia que muchos creen
moribunda desde el punto de vista teórico, y lo hace
insistiendo en utilizar una metodología estrictamente

Pag. 60
fenomenológica. Ha tratado de ver lo que hay realmen-
te y describir la existencia del hombre en términos
concretos.

Por otra parte, puesto que el hombre parece ser un


animal teorizador, la psicología existencial pue­de ser
incapaz de impedir el desarrollo de su propia teoría del
hombre, y también probar ser tan forzada como cree que
han sido otras teorías. Boss, por ejemplo, está perfecta-
mente informado de esta posibilidad, y así escribe:

Sólo puedo esperar que la psicología existencial


nunca se desarrolle en una teoría con el significado
moderno de las ciencias naturales. Todo lo que la
psicología existencial pueda contribuir a la psicolo-
gía es enseñar a los científicos a no apartarse de los
hechos y fenómenos experimentados y experimen-
tables, a permitir que estos fenómenos demuestren
sus significados y sus referencias, y así hacer justi-
cia a los objetos que se revelan; en suma, llegar a ser
cada vez más ‘”objetiva” (Comunicación personal).

Cualquiera que sea el futuro de la psicología existen-


cial, ya se solidifique en una teoría o se desvanezca por
haber sido co-seleccionada debido a determinados inte-
reses, esta claro que ahora ofrece un nuevo y profundo
sentido para estudiar y comprender al hombre. Por esta
razón, merece que los estudiosos de la psicología le
presten la más cuidadosa atención.

Pag. 61
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