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La novela tiene algunos aciertos, como esta escrita a dos voces tiene agilidad, y se
pueden distinguir dos estilos de narración. Tiene versatilidad, y se percibe la
dinámica entre las dos voces.
Por otro lada cada una tiene aspectos distintos y que habrá que atender:
La proposición de Alejandra en cuanto a primera anécdota me parece interesante
sin embargo al principio habla en tercera persona y de pronto su parte esta
salpicada de esas frases que empiezan con uno..., lo cual la hace por un lado
impersonal y por otro le quita fuerza a las afirmaciones que viene después de uno.
Uno siempre está y no está. Vivimos entre la realidad y la percepción, entre lo que es y lo
que creemos que es, entre lo que sentimos y lo que pensamos que se siente, entre lo que
creemos que debemos vivir y lo que vivimos, entre miles de preguntas que quieren saber
porqué estamos aquí o allá; para qué tenemos o dejamos de tener; cómo llegamos o cómo
nos quedamos; dónde estuvimos y a dónde vamos. Preguntas propias y heredadas. Deudas
nuevas y antiguas, tan antiguas como la humanidad o más. ¿Cuáles son mías y cuales
nuestras? ¿Quiénes conformamos el nosotros?
Por otro lado tiene párrafos con frases muy en cabalgados donde el
lector puede perderse pues parece que no conducen a ninguna idea o
propuesta, sino que solo es el fluir del pensamiento.
Me duele la urgencia del chofer del trailer rojo que ama el atardecer y el
camino, pero en ese ocaso, no puede rebasar en la subida, y no ve la
puesta de sol porque lo deslumbran en las luces del retrovisor, que le
recuerdan las velas del pastel que arriba en la montaña, en su casa,
apaga en ese momento su primogénito, que celebra sin su abrazo, el
último día del primer año de vida.
Hay algunos pleonasmos y algunas frases muy poco trabajadas:
De pronto hay muchos datos que no tienen que ver con la idea con la que
comienza el párrafo y después no cierra el tema abierto, es decir una vez mas esta
la impresión de que solo es un fluir de la conciencia y como tal es desordenado no
lleva a ningún lado:
Predico entre mis amigas que no castiguen a sus hijos, que mejor les
enseñen a reparar el daño, a asumir las consecuencias de sus actos y
sobre todo a perdonar. Si pintan la pared, la limpian y punto. Si rompen
un florero, lo pegan y asumen que nunca va a quedar igual, pero que la
vida sigue; si te hablan feo les pides que vuelvan a intentar, no les
gritas de regreso. En fin, cosas como esas.
Por cierto, mis hijos tienen que pedirme que vuelva a intentar algunas
veces, porque puedo ponerme loca y hablarles feo. Pero el tip funciona.
No tienen que enojarse y castigarme, vuelvo a intentar y me perdonan
nomás así.
Por otro lado hay una tendencia a hacer afirmaciones pero sin dar ningún
fundamento ni explicito ni implícito p.e.
¿Cómo sabe que Alejandra también se “supo amiga desde siempre”? o cuales son
los sentimientos básicos.
Un pedazo de piedra que cante. Un tamal de tiempo que vibre. Una gota
de mar que se evapore en el viento para que se lleve mis penas y las de
los demás. Y unos calcetines que quiten el frío de los pies. Una cajita de
suspiros suaves y otra de sabor tormenta. Y desde luego, agua con
néctar para mi colibrí, para que siempre esté tan cerca que me
despeine.
“Dios no juega a los dados con el universo”, hay que recordar que dijo,
nada menos que Albert Einstein.
Y por otro lado me parece que es peligroso, y no creo que sea una
casualidad el obviar que mencionar por ejemplo el rancho de las
Mendocinas (que se supone fue adquirido con los negocios turbios del
ingeniero) como si nada pasara es un manejo de chantaje al público o
por lo menos denota una falta de sensibilidad. Puede sonar hasta cínico.
Ma. Crsitina