La Filosofía ha alimentado durante siglos la curiosidad la humanidad, lo que los ha
llevado a analizar y reflexionar sobre el mundo que les rodea, llegando a profundizar en el conocimiento desde un punto de vista objetivo. Es por eso que la Filosofía se puede considerar como la madre del pensamiento científico. La filosofía es una herramienta importantísima en la búsqueda de respuestas a la compleja problemática en que nos movemos en la vida. El mundo problemático es el campo en el cual se mueve la filosofía. La filosofía solo se pone en movimiento cuando en el horizonte humano surgen los problemas. La filosofía facilita la búsqueda de la verdad, de la sabiduría, porque en el hombre existe un afán de saber. Saber y comprender es una de sus necesidades superiores. La utilidad de la filosofía aparece para el que ha accedido a su ámbito como un conjunto de posibilidades que sólo él entiende, en la medida que el filosofar genera una dinámica que llega a afectar la raíz y la sustancia misma de la existencia. La filosofía muchas veces modifica nuestros puntos de vista en la medida que nos introduce en una forma crítica y sistemática de pensar. La filosofía, como sabiduría, quiere orientarnos acerca de lo fundamental de la vida, de aquellos valores que no solamente nos hacen saber más, sino que nos puede hacer mejores. La filosofía puede libertarnos de la tiranía del prejuicio y de las aberraciones derivadas de estrechas miras. La filosofía responde a una inquietud o tendencia (amor) característica del hombre, que lo lleva siempre de nuevo a preguntarse qué son las cosas en sus fundamentos mismos. Filosofando se va haciendo el hombre cada vez más libre. Nos permite hacernos cargo de nuestra situación (toma de conciencia); cargar la situación (encarnación), y encargarnos de cambiarla (compromiso). Sirve porque sólo el hombre, mediante la reflexión, puede autoformarse; porque su espíritu lo puede conducir a la liberación, a romper sus cadenas. La filosofía ha sido también requerida por su función crítica como útil en el esfuerzo por señalar siempre las situaciones que ahogan la vida humana o cuando el hombre está sometido a múltiples peligros que lo alienan de muchos modos. La filosofía no salva a nadie, ni al propio filósofo, pues su destino y su horizonte es como el hombre mismo, un viajero incansable que buscándose a sí mismo en un laberinto interminable de preguntas y respuestas no tiene cómo hallar reposo en una meta absoluta y definitiva. La filosofía es un esfuerzo útil para captar la verdad pensando. La filosofía no brinda soluciones sino respuestas, las cuales no anulan las preguntas, pero nos permiten convivir racionalmente con ellas, aunque sigamos planteándonoslas una y otra vez: por muchas respuestas filosóficas que conozcamos a la pregunta que inquiere sobre qué es la justicia o qué es el tiempo, nunca dejaremos de preguntarnos por el tiempo o por la justicia ni descartaremos como ociosas o superadas las respuestas dadas a esas cuestiones por filósofos anteriores. Las respuestas filosóficas no solucionan las preguntas de lo real, sino que más bien cultivan la pregunta, resaltan lo esencial de ese preguntar y nos ayudan a seguir preguntándonos, a preguntar cada vez mejor, a humanizarnos en la convivencia perpetua con la interrogación. La filosofía tiene dos utilidades fundamentales: nos procura la libertad y nos permite desarrollar el sentido crítico. Aunque la filosofía es una contemplación de los seres y no es un medio para algún fin práctico, sin embargo, ella es muy útil, porque nos hace más libres y más hombres, pues nos libera de la esclavitud de la técnica y nos lleva a reflexionar. Que la vida sea un camino que haya que volver a andar y trasegar en forma personal es el mejor símbolo de entender el filosofar como autoexperiencia del preguntar radical, del cuestionar, del buscar, de asumir la vocación de pensar, por fin, por uno mismo para llegar a ser uno mismo. La filosofía nos da amplitud de miras en esta época de cientificismos especializados, en cierto modo indispensable hoy, pero que nos pueden dejar una mirada miope y aun incompleta de la vida. Solamente la filosofía, el amor desinteresado a la sabiduría misma, será la que venga a liberar al hombre. A través de su sentido crítico, el hombre amplía su visión en el horizonte de posibilidades. Sólo quien logra distanciarse un poco de su mundo por medio de una reflexión profunda es capaz de juzgarlo. Y es la filosofía la que da al hombre esta independencia con respecto a su propio mundo-ambiente. La filosofía hace de la persona tema de sus reflexiones: cómo el hombre se va haciendo persona a lo largo de su vida. Por donde quiera que se mire, se descubre el tema de la persona como uno de los problemas capitales del pensamiento actual. Una de las funciones más importantes de la filosofía es la defensa del pensar genuino frente a la exaltación y el desvarío. La filosofía nos permite revisar los conocimientos, compararlos con otros saberes, someterlos a un examen crítico, debatirlos con otras personas que puedan ayudarnos a entender mejor. Sirve para buscar argumentos para asumirlos o refutarlos. En principio, era la ciencia que trataba de la esencia, propiedades y efectos de las cosas naturales. Hoy estudia y formula distintas teorías sobre la realidad, el pensamiento y la acción humana. Hace énfasis en el estudio de todas aquellas verdades y principios que son el fundamento del conocimiento. Además, profundiza en las razones esenciales del saber, concentrándose en los principales representantes de su pensamiento y en la evolución de las distintas escuelas. La filosofía permite entender las grandes dimensiones de la libertad del hombre para liberarlo de las ataduras que lo esclavizan, porque el hombre actual no vive su vida en su nivel personal, se ha dejado alienar; se ha comprometido con la impostura, se encuentra desarraigado, perdido en el anonimato. El hombre de hoy se siente más comprometido con la impostura que con la misma verdad. El hombre está cada día sumergiéndose en la angustia y el descontento; rodeado de tensiones externas, es más que nunca convulsionado por las tensiones de adentro; es la lucha permanente entre el "querer ser" y el "tener que ser". El "querer ser" se ha cambiado por el "tener que ser" y este imperativo le ha robado al hombre su verdad; así, los ideales, en lugar de producir superhombres, han producido caricaturas. La filosofía enseña a pensar, nos dota de los rudimentos necesarios para la argumentación diaria, nos permite afrontar la vida con la necesaria distancia. Podemos hablar de la utilidad de la filosofía a partir de su definición, podemos demostrar que la pregunta es absurda, e incluso, podemos responder que la filosofía no sirve para nada, sin que con esto digamos que dedicarse a ella es perder el tiempo. Si alguien va más allá y trata de preguntar por la utilidad laboral de la filosofía, diremos que los filósofos son los mejores docentes y maestros, pues conocen y manejan los fundamentos de todo conocimiento, cosa que los ayuda a relacionar saberes volviéndolos maestros de la interdisciplinariedad, como lo habíamos dicho. Pero si preguntan es por la utilidad económica de la filosofía, diremos que dedicarse a ella puede que no deje muchos dividendos, pero es bastante seguro que el filósofo irá más allá, pues tendrá la justificación filosófica de por qué es mejor vivir con pocos dividendos que con muchos, pregunta que es, en esencia, filosófica, pero con relación a la economía.