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Evolución de la moralidad

Primera afirmación:
“La educación moral no puede limitarse a la acusación y a culpabilizar al niño.
Educar no significa culpabilizar. No se trata de desarrollar la conciencia de ser
culpable, sino la conciencia de ser responsable.”
Considero esta afirmación muy importante ya que hoy en día tenemos que educar a los
niños sin convertirlos en culpables. En este caso, el sentimiento de culpa resulta dañino
para los alumnos. El mejor método es que los alumnos sean conscientes que en cada
acción que realicen y sean partícipes, estos tienen una responsabilidad a la que están a
cargo.
Segunda afirmación:
“Si somos consecuentes y admitimos que sólo hay obligación de confesar los pecados
mortales, tendremos que aceptar que los niños pequeños no tienen que confesarse.”
Esta afirmación me ha hecho reflexionar acerca de cuándo los niños tienen que
confesarse. En dicha afirmación hace referencia a los pecados morales, es decir,
violación con pleno conocimiento y deliberado consentimiento de los mandamientos de
Dios. Considero que esta afirmación es muy generalizada, y pienso que no hay ningún
inconveniente que un niño pequeño quiera confesarse.
Tercera afirmación:
“Otra señal importante de madurez es la capacidad de asumir responsabilidades, así
como la capacidad de aceptar los fracasos, de rehacer su vida, de romper con un
pasado feliz o desgraciado”.
Una persona adquiere madurez cuando es capaz de aprender de sus errores y es
consciente de una vez realizados cuales no va a cometer de nuevo. La madurez es un
constante aprendizaje, es decir, cada día estamos asumiendo responsabilidades,
aceptamos fracasos…
Cuarta afirmación:
“Hay que comenzar por poner al niño en disposición de dar una respuesta al Señor que
le pide algo, es decir, que establezca el niño una relación personal con Dios”.
Es necesario que exista un vínculo tanto emocional como personal con Dios, para que
este pueda dar una respuesta a lo que se le pide o pregunta. Sin dicho vínculo es
imposible mantener dicha relación.
Quinta afirmación:
“La moralidad se mueve por motivos externos: premios y castigos”.
Estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación. Durante nuestra infancia, hemos
aprendido a observar conductas a través de un aprendizaje significativo, en el que se
premiaba a través de refuerzos positivos o se hacían castigos lo que implicaba un
refuerzo negativo. En mi opinión resulta muy fácil cambiar la moral de una persona a
través de un refuerzo positivo que lo beneficie. En resumen, un cambio de moralidad
puede provocar la destrucción de una sociedad

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