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EN UNIDAD

1 corintios 12:12-27
Unidad: es procedente del latín “Unitas”, está definido como todo
aquello que se presenta de manera homogénea, compacta, algo que no
permite la división ya que significaría la deformación de su esencia.
La palabra homogéneo es de origen griego antiguo homogenos
compuesto por homos que significa “mismo” y genos que expresa
“clase”. En ciencias sociales, la homogeneidad social se refiere a una
sociedad que todos sus miembros son iguales, hablan en un mismo
idioma, comparten las mismas creencias y costumbres, hasta el modo
de vestir es parecido.
La palabra homogéneo se puede utilizar como sinónimo de: semejante,
parecido, similar, uniforme etc.
La mezcla homogénea es aquella que sus componentes no se pueden
diferenciar a simple vista, están formadas por un soluto y un disolvente,
por ejemplo: el agua (disolvente) mezclada con el azúcar (soluto).
La mezcla heterogénea es aquella mezcla en la que sus componentes
se pueden diferenciar y separar con facilidad como el agua y el aceite.
La idea de unidad proviene justamente del término uno, es decir una
sola cosa, un solo elemento.
LA UNIDAD DE LA FE.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo. Efesios 4:11-13
Convicción de verdad, o la veracidad de Dios o de un maestro.
Confianza en Cristo para salvación. Constancia en tal profesión.
Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo
que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no
podamos verlo”. Heb 11:1
Es necesario que todos estemos creyendo una misma cosa. Que así
como yo creo a las promesas de Dios, usted también pueda creerlas
Esta fe nos permite creer que estamos esperando la venida de Jesús.
Esto no lo deben creer solamente unos y otros no. Todos debemos estar
creyendo la misma cosa.
LA UNIDAD DEL ESPIRITU.
Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, “Solícitos en
guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. Efesios 4: 3
Aun leyendo superficialmente salta a la vista que se habla de la
“armonía”. Expresiones como “soportándoos con paciencia” “con
humildad y mansedumbre”. Nos ponen de presente que la convivencia
cristiana es fruto de tener La paz de Dios gobernando nuestros
corazones.
LA UNIDAD DEL CUERPO
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean
judíos o griegos, sean esclavos o libres;” 1ª.Corintios: 12: 13
El texto que nos sirve de motivo de reflexión nos dice que “por un mismo
Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo”.
En el día de Pentecostés tres mil fueron añadidos a la iglesia, es decir,
al cuerpo aunque no hay indicios de que fueran llenos del Espíritu Santo
en cuanto se refiere a hablar en lenguas.
El cuerpo y la comunión.
“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros,
pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros,
siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los nos
de los otros” Romanos 12:4
El cuerpo humano sirve como la perfecta metáfora del pueblo de Dios
en la Tierra. Está compuesto por muchas partes que son muy diferentes
entre sí, pero como resultado del Espíritu Santo en nosotros, se produce
una armonía de voces y la unidad en la misión.
La iglesia puede ser llamada el cuerpo de Cristo por los siguientes
hechos:
1) Los miembros del cuerpo de Cristo están unidos a Cristo en la
salvación (Efesios 4:15-16).
2) Los miembros del cuerpo de Cristo siguen a Cristo, el cual es la
cabeza de todos (Efesios 1:22-23).Y sometió todas las cosas bajo sus
pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es
su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
3) Los miembros del cuerpo de Cristo son la representación física
de Cristo en este mundo. La iglesia es el organismo por el cual Cristo
manifiesta Su vida al mundo de hoy.
Si dijere el pie: Si el pie sintiera, o dijera, que no es parte del cuerpo
porque no fue mano, el pie sería tan tonto como equivocado. La
diversidad no descalifica a uno del cuerpo.
Es como si alguno de los cristianos dijeran, “No tengo cierto don
espiritual. Supongo que no soy parte del cuerpo de Jesucristo.
Entonces se echan para atrás, pierden el interés, y empiezan a sentirse
tristes porque no tienen lo que el otro tiene.
El problema es que la frustración de no tener lo que el otro tiene lo lleva
a sentir envidia por el otro, y esa envidia hace que se llene de
resentimiento; y por el resentimiento se intenta hacer quedar mal al otro.
Empieza a hablar mal, a inventar calumnias, a tirarle agua sucia.
Como quien dice: si no puedo tener lo que él tiene, que él tampoco lo
tenga.
La otra parte es la de ese que se siente muy importante y muy
indispensable en la iglesia. Que tiene el cargo que a simple vista se ve
más importante, como quien dice: son los ojos del cuerpo, ojos zarcos,
todos lo ven bonito. Y por esa razón empieza a despreciar a todo el
mundo. Ya no quiere escuchar al que está empezando, lo menosprecia
Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? La diversidad en
el cuerpo de Jesucristo no solo es aceptable, sino esencial. El cuerpo
no puede trabajar apropiadamente si todos son manos, o si todos son
ojos. El cuerpo debe tener partes y dones diferentes, o no trabajará
unido efectivamente como un cuerpo.
Como él quiso: ¿Por qué el pie es pie y la mano es mano? Porque el
Diseñador quiso hacerlo así. Así que, la mano no puede
“enorgullecerse” por ser una mano, y el pie no puede “avergonzarse”
por ser un pie. Cada uno está cumpliendo la voluntad del Diseñador.
En el diseño, vemos la sabiduría del Diseñador: todos tienen algo;
pero nadie tiene todo.
Aun así, Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le
faltaba: Si alguien siente que es un miembro “escondido” o “no
glamoroso” del cuerpo de Jesucristo, Dios sabe cómo darles honor.
Que los miembros todos se preocupen los unos por los otros: El
punto teológico de Pablo acerca de la naturaleza del cuerpo de
Jesucristo ha llegado ahora a una aplicación muy práctica. Los
cristianos de Corinto deberían preocuparse los unos por los otros
porque todos son parte del mismo cuerpo.
La unidad es requisito indispensable para que la iglesia pueda
llevar a cabo su misión llena del Espíritu Santo. Jn 17:20-21. Mas no
ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí
por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre,
en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el
mundo crea que tú me enviaste.
Lo que hace que la gente crea en Jesús como salvador es la unidad
que tiene la iglesia. Para que el mundo crea que tú me enviaste.
Hechos 2:1. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
unánimes juntos.
Lo que hace que descienda el poder de Dios sobre la iglesia es
cuando la iglesia está unánime.
Unánime: Que es común a todos los miembros de un grupo de
personas. Conjunto de personas Que tiene la misma opinión o el mismo
sentimiento sobre algo. Conjunto de opiniones o comentarios que
coinciden en el parecer o en el dictamen. Algo unánime no muestra
diferencias o contradicciones entre sus elementos.
Funciones de la iglesia en las que se necesita unanimidad
I.- EN LA ORACIÓN.
Comenzaremos observando que los discípulos de Jesús tras recibir
instrucciones de él mismo cuando él se regresaba al cielo, se fueron a
Jerusalén al aposento alto donde seis semanas antes habían celebrado
la última cena de la pascua con Jesús, y San Lucas nos dice que:
“Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego…” (Hechos
1:14). Y esta actitud unánime en la oración se repite en las siguientes
reuniones de oración, por ejemplo cuando los apóstoles Pedro y Juan
fueron encarcelados, amenazados, y aunque fueron puestos en
libertad, San Lucas escribió lo siguiente: “Y ellos, habiéndolo oído,
alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor… (Haciendo
una oración)” (Hechos 4:24).
II.- EN LA ADORACIÓN.
Después de la venida del Espíritu Santo en el día de la fiesta del
Pentecostés, el apóstol Pedro, después de haber predicado a
Jesucristo, tuvo el privilegio de ver arrepentidas en una primera ocasión
a tres mil personas al mismo tiempo. De estas primeras tres mil
personas convertidas al evangelio de Jesucristo, San Lucas nos dice
acerca de ellos, lo siguiente: “Y perseverando unánimes cada día en el
templo…” (Hechos 2:46). Otra vez la palabra clave es “unánimes”, pero
¿para qué función? La razón fundamental por la que un israelita o judío
iba a la casa de Dios, o sea “en el templo”, era para adorar. Desde el
principio de la iglesia, esta fue una función esencial. La iglesia existe
primeramente para adorar, y luego para ir y hacer más discípulos.
III.- EN EL COMPAÑERISMO.
Para estas alturas, no tan distante de la conversión masiva de aquellas
tres mil personas, se nos dice que el número de creyentes ya estaba
aumentando. Se nos dice que solo “el número de los varones era como
cinco mil” (Hechos 4:4). Y de estos cinco mil varones más sus familias
se nos dice lo siguiente: “Y perseverando unánimes cada día en el
templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y
sencillez de corazón” (Hechos 2:46), “Y la multitud de los que habían
creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio
nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común”
(Hechos 4:32). Lo que aquí notamos es que no solamente se trataban
como hermanos en el templo sino aún convivían en sus propias casas
mutuamente. Se nos dice que “…en las casa, comían juntos con alegría
y sencillez de corazón”. No se trataba de una convivencia forzada, pues
se daba con alegría. No se trataba de una convivencia pretenciosa,
pues se daba con sencillez de corazón. Contaba más la hermandad, el
amor cristiano, la amistad, el compañerismo que la cantidad y
especialidad de los alimentos.
IV.- EN LA PROCLAMACIÓN.
De las ya más de cinco mil personas creyentes en Jerusalén (yo calculo
como un poco más de ocho mil personas en total junto con sus familias)
se nos dice lo siguiente: “Y estaban todos unánimes en el pórtico de
Salomón, […] Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran
número de hombres como de mujeres…” (Hechos 5:12b, 14). La
principal observación que haremos es que el verso catorce informa que
el resultado de la unanimidad es que “los que creían en el Señor
aumentaban más”, y luego observaremos que el lugar de su unanimidad
era “en el pórtico de Salomón”. Pero ¿qué hacían unánimes en el pórtico
de Salomón para que los que creían fuesen aumentando? No hay duda
de que allí se reunían para escuchar la predicación de los apóstoles.
Fue el lugar estratégico donde se proclamaba el evangelio de
Jesucristo. En Hechos 3:11-26 se nos dice que fue el lugar en el que el
apóstol Pedro predicaba a los habitantes de la ciudad de Jerusalén.

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