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filosofía helenística
contexto social, cultural e histórico
La gran expedición de Alejandro Magno(334-323 a. C.) Además de
consecuencias políticas, surge un giro radical En el espíritu de la cultura
Griega, señalando el fin de la era clásica y el inicio de una nueva era; el
periodo Helénico..
La consecuencia de mayor importancia política fue la decadencia de la
pólis.
Con el designio de una monarquía universal, pero tras su prematura
muerte,
Se formaran sus nuevos reinos, los monarcas concentraran el poder en
sus manos y la polis pierde su libertad y autonomía, su modo de vida y
moralidad.
Cambia el concepto de «hombre»: Aristóteles hablaba de un «animal
cívico», porque sólo la pólis era autosuficiente y sólo en ella podía
realizarse plenamente. Hundida la pólis, el ser humano es entendido
más bien como «animal social», cuyo marco de referencia es la
naturaleza y la humanidad.
presentado por:
Diana V. Briceño Garcia # 05
Juan Camilo Castillo Salazar # 06
Jorge Arthuro Cepeda Yaspe # 07
Alan Jose Curiel Puello # 09
contexto historico
características
2. Carácter erudito y de especialización: las relaciones con grandes
culturas del pasado hace que aparezca la exigencia de la
especialización, surgiendo un nuevo tipo de científico que cultiva una
sola ciencia(Astronomía, medicina, la gramática se cultiva como una
ciencia que da nacimiento a la filología).
ESCUELAS
cínicos
La búsqueda del placer es el fin último de la vida.
En el placer se encuentra la felicidad.
Búsqueda de la autosuficiencia renunciado a lo que perturba.
epicúreos
escépticos
31/7/2015
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Lo primero que tenemos que resaltar de este suceso es la actitud de Dios ante la caída de
Adán y Eva:
“Y oyeron al SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su
mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto. Y el
SEÑOR Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?”,Génesis 3:8-9.
Sorprendentemente, la primera acción de Dios en esta narrativa fue hacerles sentir Su
presencia, tal y como lo hacía a menudo con ellos. No llegó regañando, vociferando,
asustando, sino que llegó de manera apacible (cp. 1 Reyes 19:11-12). Llegó a platicar con
ellos. Dios se les acercó en amor.
Ahora bien, la actitud de amor de Dios no pasa por alto Su santidad ni elimina las
consecuencias del pecado. Dios maldice al hombre –y en él, la tierra (Gn. 3:17-19)–,
diciéndole que con sudor comería todos los días y que espinas y abrojos produciría la tierra,
es decir que la tierra ya no sería un lugar de descanso y de reposo para la humanidad caída.
También maldice a la mujer (Gn. 3:16), multiplicando el dolor de parto y con un deseo de
controlar o dominar al marido, terminando ella siendo dominada.
Él también maldice a la serpiente de una manera importante. Al animal le dijo que reptaría
y comería polvo toda su vida. Pero luego profetizó el fin y la derrota eterna de Satanás
diciendo: “Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te
herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar”. Claramente Dios está anunciando a
Cristo, aquel “nacido de mujer” (Gá. 4:4), llamándolo “la simiente” de ella. Él profetizó su
sufrimiento y aun su muerte en la cruz (herida en el calcañar), pero eso implicaría a su vez
la derrota de Satanás en la consumación de los tiempos por medio del Cristo resucitado.
Aquí vemos claramente anunciado ese protoevangelio.
En este pasaje podemos notar que Dios no solo mostró su justicia al maldecir, sino que
mostró su gracia al ofrecer redención.
En las mismas maldiciones sobre Adán y Eva vemos implícita su gracia común, pues
aunque la mujer no merecía ya tener hijos, Dios le permitió tenerlos con dolor. Es por esto
que ahora la humanidad caída puede experimentar la gracia de ser padres, aunque realmente
no lo merezcamos. De igual manera con Adán, que aunque sea con sudor y trabajo, podía
seguir comiendo. Hasta el día de hoy, sigue saliendo el sol sobre justos e injustos. Tampoco
podemos pasar por alto que Dios no dejó al hombre en su desnudez o su intento de
vestidura de hojas: Él les hizo vestiduras de pieles y los vistió (Gn. 3:21)[1].
Eva igualmente creyó al primer evangelio. Vemos que no solo siguió y se sometió a su
esposo por mandato de Dios, sino que cuando nació su primer hijo, ella exclamó en Génesis
4:1: “He adquirido varón con la ayuda del SEÑOR”. Eva bendijo al Dios Creador, ya que
al creer en la simiente victoriosa prometida, ella esperaba con ansías tenerlo algún día con
“ayuda del Señor”.
También podemos ver que el evangelio no es “justicia” sola, ni tampoco “gracia” sola, sino
ambas. Nosotros predicamos tanto el pecado y sus consecuencias como la gracia del perdón
ofrecida al pecador por medio de Jesús. Ley y gracia; justicia y misericordia, ambas
verdades componen el mensaje del evangelio.
Porque todas las cosas fueron creadas por la Palabra de Dios, solo por la misma Palabra
pueden ser restauradas y redimidas. Por eso dice 1 Corintios 1:21: “Y ya que en la sabiduría
de Dios, el mundo no conoció a Dios por medio de la sabiduría; agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación”. Solo por medio de la locura de la predicación
acerca del Señorío y preeminencia de Cristo es que hay salvación. Esta es la razón por la
que nos congregarnos y discipulamos, porque desde Génesis Dios determinó el evangelio
para nuestra salvación y santificación (Jn.17:17), para Su gloria y nuestro bien eterno.